- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Fuerzas Telúricas
Museo y Centro Cultural Quimbaya, Armenia. Vista del eje principal de esta arquitectura húmeda.
Patio de los Leones, de la Alhambra, en Granada. Atarjeas como elementos simbólicos. Recinto evocador del paraíso islámico.
Texto de: Ricardo L. Castro
La arquitectura de Salmona se compromete con todos los niveles del paisaje y al hacerlo crea un verdadero sentido del lugar. Lugar es, según nos dice Ignasi Solà Morales “… reconocimiento, límite, establecimiento de los confines”.30. Más aún, la arquitectura de Salmona está diseñada para responder a esos elementos confinados por fronteras telúricas, el horizonte, el firmamento, las montañas en el trasfondo, en un intento por expandir los límites del lugar. Es un esfuerzo encaminado a recuperar la noción clásica de límite que, según los griegos, se encontraba allí donde las cosas comienzan a manifestarse ellas mismas, a aparecer una vez más.31. Es en el Santuario de Delfos donde este concepto adquiere su máxima expresión.
Sentado en las graderías superiores del teatro de Delfos, el trasfondo del valle entero y las montañas más allá, definen la arquitectura que armoniza con el paisaje. Vincent Scully observaba en The Earth, the Temple and the Gods, que “… los elementos formales de cualquier santuario griego son, en primer lugar, el paisaje específicamente sagrado en el cual está emplazado y, en segundo lugar, los edificios que se encuentran dentro de él”.32. De esto hay evidencia visible en Delfos. La observación de Scully también es válida en muchos otros contextos.33. La simbiosis entre arquitectura y paisaje es evidente en las obras de Salmona, tanto domésticas como institucionales, y particularmente en los edificios públicos recientemente inaugurados: el Archivo Nacional de la Nación y el Centro comunal para la Nueva Santa Fe.
Hay, sin embargo, otras formas de comprender esto. El teórico inglés del paisaje, John Dixon Hunt, ha elaborado una amplia y útil taxonomía de lo que conocemos como paisaje.34. Para lograrlo, él utiliza el concepto de alterum natura ñla naturaleza primigeniañ, acuñado originalmente por el filósofo y orador romano Cicerón, para describir la naturaleza.35. Además de esta alterum natura de Cicerón, constituida por las partes vírgenes del mundo, Dixon Hunt concibe dos naturalezas más. Una segunda que abarca la porción utilizada para el cultivo de productos agrícolas y la cría de ganado, y una tercera que comprende el jardín. Es a esta última naturaleza a la que la arquitectura se aproxima de manera más inmediata. Sólo en ocasiones especiales parece la arquitectura comprometerse en un diálogo con las tres naturalezas. Son ejemplos significativos los palacios barrocos con su diferenciación jerárquica que va desde el edificio hasta los parterres, el bosquet, el selvatico y, finalmente, el infinito.36. En el contexto norteamericano esto tiene eco en ejemplos como los jardines de la Universidad de Virginia, diseñada por Thomas Jefferson, que se extienden, en el sentido de Leibniz, hacia el infinito, pasando por la alterum natura. Según el contexto, la arquitectura de Salmona se dirige, de ser posible, a las tres naturalezas .
Dentro del dominio cerrado de sus edificios, Salmona consigue establecer un diálogo único con los materiales de la tercera naturaleza, el jardín, utilizando los del reino vegetal como parte del vocabulario formal. Esto es evidente en la Casa Presidencial del Fuerte de San Juan de Manzanillo, en Cartagena, y en el Museo Quimbaya en Armenia. En estos dos proyectos, el arquitecto incorpora un vocabulario de vegetación tropical inherente al contexto de las localidades particulares en las que los proyectos han sido construidos. El resultado es una simbiosis maravillosa con calidad cerámica, proveniente del uso insistente del ladrillo, que se ha convertido en la marca de las formas construidas por Salmona, y el follaje que caracteriza lo que podría llamarse su vocabularios de materiales vivos o activos.
Viento y agua, dos elementos raramente utilizados integralmente en la arquitectura contemporánea, son los leitmotivs de la obra de Salmona. Ellos hacen parte del catálogo de materiales activos favoritos del arquitecto. Los edificios de Salmona reconocen la presencia del agua en forma positiva, aceptándola y explotándola para ampliar la experiencia de sus usuarios. Es una arquitectura que podría bien llamarse “mojada”. Salmona sabe que uno de los elementos de los cuales nos protege la arquitectura es el agua, pero también conoce las posibilidades poéticas que ofrece la presencia inevitable de este elemento.
En Macondo, el escenario tropical de Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez, el agua corre a torrentes como en el diluvio bíblico. Uno de los capítulos trae el dramático recuento de la insoportable lluvia: “Llovió cuatro años, once meses y dos días. Hubo épocas de llovizna en que todo el mundo se puso sus ropas de pontificar y se compuso una cara de convaleciente para celebrar la escampada, pero pronto se acostumbraron a interpretar las pausas como anuncios de recrudecimiento”.37. Salmona, como el escritor, se inspira en este fenómeno natural que frecuentemente adquiere proporciones inconmensurables en Colombia. En otro lugar de la novela de García Márquez, Aureliano Segundo, uno de sus principales personajes, repentinamente se da cuenta de que se está volviendo viejo:“Se divirtió pensando acerca de las cosas que hubiera podido hacer en otros tiempos con aquella lluvia que ya iba para un año. Había sido uno de los primeros que llevaron láminas de zinc a Macondo, mucho antes de que la compañía bananera las pusiera de moda, sólo para techar con ellas el dormitorio de Petra Cotes y solazarse con la impresión de intimidad profunda que en aquella época le producía la crepitación de la lluvia”.38.
Para muchos, especialmente para los habitantes de las ciudades, la lluvia no es siempre bienvenida; se la considera como una acción negativa de la naturaleza. La obra literaria de García Márquez y la obra arquitectónica de Salmona nos convidan a responder positivamente a la lluvia. Un ejemplo de cómo la realidad maravillosa descrita por Carpentier, tan típica de América Latina, puede ser comprendida.
Desde la casa presidencial de Cartagena hasta el último edificio, Salmona ha incorporado, de una u otra forma, la presencia y la acción del agua. En su arquitectura, él reactiva la dimensión poética que el agua ofrece en los maravillosos patios y edificios de la Alhambra y los jardines del Generalife. Juega con ella en la misma forma en que lo hicieron los diseñadores precolombinos, reconociendo su importancia como símbolo y experiencia. Basta recordar el manejo del agua a través de las formas esculturales, concebidas y esculpidas sobre terrenos rocosos por desconocidos diseñadores precolombinos en el lugar conocido como la Fuente de Lavapatas, en la zona arqueológica de San Agustín. Pero el agua posee otras propiedades que interesan e intrigan al arquitecto: el agua puede acompañarnos mientras nos movemos con o en contra de ella. El agua tranquiliza con sus sonidos, el agua refresca en las horas de calor. Y el agua, por reflejo, cambia la dimensión visible de un edificio, duplicándolo en formas inesperadas como pasa en el patio de los arrayanes de la Alhambra o en el patio inferior del Museo Quimbaya de Salmona, en Armenia.
Existe por supuesto, la “tácita” y, sin embargo, penetrante presencia del agua y de la acción del tiempo a través de los edificios de Salmona. Es un agua que continuamente revigoriza el extraordinario mundo de materiales vegetales que son un rasgo integral del trabajo del arquitecto. La vegetación es el mundo sustituto del agua. Salmona conoce íntimamente la flora de su país y la cuida, tanto en sus proyectos como en su vivienda íntima. Por esta razón, es difícil separar al arquitecto del guardián de la primera y tercera naturalezas, distinguir entre el ecologista y el jardinero. La incorporación de materiales del reino vegetal en la arquitectura tiene tal importancia en el quehacer de Salmona, que en ciertas instancias se convierte en un mecanismo de nominación que ayuda a la identificación de lugares dentro del edificio. Tan sólo tenemos que pensar en la casa presidencial de Cartagena, en donde cada patio recibe el nombre del árbol o de la vegetación que allí se plantó: patio de los arrayanes, patio de los cauchos, patio de los buganviles, etc. En la arquitectura de Salmona parece estar presente el escenario plausible para una narrativa, así como la riqueza de lugares reales se vuelve parte de una descripción poética en un texto literario.
Mientras el uso del ladrillo le permite a Salmona reafirmar su identidad arquitectónica en el presente, el uso de materiales del reino vegetal contribuye a su proyección hacia el futuro, dotando cada obra con un sentido temporal de las cosas por venir, de eventos que se materializarán en un momento ulterior. Así, el tiempo, a través de la arquitectura y de la modificación del paisaje, se convierte en otro compañero inherente y silencioso de diseño en la obra de Salmona.
También existe aquel otro elemento inmaterial, viento o aire, que aporta a la arquitectura de Salmona otro aspecto de lo maravilloso. Mediante la ausencia de la materialidad del ladrillo, elemento básico de sus obras, Salmona inicia en sus proyectos de finales de los setenta, y particularmente en sus más recientes, una pragmática y poética investigación del juego que se da entre sólido y vacío, ladrillo y aire. El arquitecto crea paredes entretejidas, superficies que, al igual que un pedazo de lienzo, permiten el paso del aire y del sonido, al tiempo que mantienen una cierta opacidad. Este trabajo es un trabajo en esencia barroco, pero en los términos sugeridos por Carpentier. Hace parte del impulso barroco que llevó a los arquitectos mayas a crear el rico, extraordinario y detallado trabajo de los frisos encontrados en los complejos mayas de Yucatán, o a las mágicas formas y superficies mudéjar que los alarifes (arquitectos/albañiles) crearon en la península ibérica y luego en América Latina.
La alterum rerum, sea esta las montañas que circundan la Sabana de Bogotá, Cali o Armenia, o el vasto horizonte del mar en Cartagena, interceptado ocasionalmente por las formas de la topografía costera, se cuentan entre los elementos más importantes hacia los que Salmona orienta sus edificios. En el sentido amplio del término, estos se transforman en verdaderos recipientes de las nuevas formas creadas por el arquitecto. Este es un trabajo que, comprometido con la naturaleza a un nivel escalar macro, le reconoce sus fuerzas. Como tal, podría interpretarse como aquello que nos recuerda lo efímero de la arquitectura.
Recordemos que, a través del tiempo, la acción de los elementos en la arquitectura produce deterioro y, ocasionalmente, el derrumbe de un lugar como pasa en el Macondo de García Márquez, población caída en el olvido por un cataclismo.
“…cuando empezó a soplar el viento árido que sofocaba los rosales y petrificaba los pantanos, y que acabó por esparcir sobre Macondo el polvo abrasante que cubrió para siempre los oxidados techos de zinc y los almendros centenarios”.39.
La aparición de musgo en las ranuras de un muro de ladrillo, la acción del agua sobre la superficie, el desvanecimiento del paisaje por la fuerza del viento y otros sucesos similares que dejan el trazo de la naturaleza sobre la arquitectura, reduciéndola eventualmente a ruinas, es un fenómeno que Salmona entiende bien. él es capaz de controlar el proceso de desgaste al escoger materiales y estrategias de construcción que trabajan en concierto con los elementos. Experimentar la arquitectura de Salmona significa también aprender cómo, por ejemplo, el terreno de un jardín se encuentra sistemáticamente contenido al usar franjas de concreto para prevenir la erosión, como puede verse en la casa presidencial de Cartagena, o cómo un simple muro limítrofe, como el de la Casa del Escritor, recibe un meticuloso tratamiento en su parte superior para que el agua que caiga durante los inesperados aguaceros tropicales se dirija hacia el suelo.
Salmona menciona con frecuencia uno de los famosos aforismos de Apollinaire: “…préparer au lièrre et au temps une ruine plus belle que les autres”…. Escrito sobre un pedazo de papel borrador, está colgado en una de las paredes de su oficina. Salmona es consciente de lo efímero de la arquitectura cuando se mide en términos telúricos; de ahí su permanente impulso por trabajar con esta fuerza, no en su contra.
#AmorPorColombia
Fuerzas Telúricas
Museo y Centro Cultural Quimbaya, Armenia. Vista del eje principal de esta arquitectura húmeda.
Patio de los Leones, de la Alhambra, en Granada. Atarjeas como elementos simbólicos. Recinto evocador del paraíso islámico.
Texto de: Ricardo L. Castro
La arquitectura de Salmona se compromete con todos los niveles del paisaje y al hacerlo crea un verdadero sentido del lugar. Lugar es, según nos dice Ignasi Solà Morales “… reconocimiento, límite, establecimiento de los confines”.30. Más aún, la arquitectura de Salmona está diseñada para responder a esos elementos confinados por fronteras telúricas, el horizonte, el firmamento, las montañas en el trasfondo, en un intento por expandir los límites del lugar. Es un esfuerzo encaminado a recuperar la noción clásica de límite que, según los griegos, se encontraba allí donde las cosas comienzan a manifestarse ellas mismas, a aparecer una vez más.31. Es en el Santuario de Delfos donde este concepto adquiere su máxima expresión.
Sentado en las graderías superiores del teatro de Delfos, el trasfondo del valle entero y las montañas más allá, definen la arquitectura que armoniza con el paisaje. Vincent Scully observaba en The Earth, the Temple and the Gods, que “… los elementos formales de cualquier santuario griego son, en primer lugar, el paisaje específicamente sagrado en el cual está emplazado y, en segundo lugar, los edificios que se encuentran dentro de él”.32. De esto hay evidencia visible en Delfos. La observación de Scully también es válida en muchos otros contextos.33. La simbiosis entre arquitectura y paisaje es evidente en las obras de Salmona, tanto domésticas como institucionales, y particularmente en los edificios públicos recientemente inaugurados: el Archivo Nacional de la Nación y el Centro comunal para la Nueva Santa Fe.
Hay, sin embargo, otras formas de comprender esto. El teórico inglés del paisaje, John Dixon Hunt, ha elaborado una amplia y útil taxonomía de lo que conocemos como paisaje.34. Para lograrlo, él utiliza el concepto de alterum natura ñla naturaleza primigeniañ, acuñado originalmente por el filósofo y orador romano Cicerón, para describir la naturaleza.35. Además de esta alterum natura de Cicerón, constituida por las partes vírgenes del mundo, Dixon Hunt concibe dos naturalezas más. Una segunda que abarca la porción utilizada para el cultivo de productos agrícolas y la cría de ganado, y una tercera que comprende el jardín. Es a esta última naturaleza a la que la arquitectura se aproxima de manera más inmediata. Sólo en ocasiones especiales parece la arquitectura comprometerse en un diálogo con las tres naturalezas. Son ejemplos significativos los palacios barrocos con su diferenciación jerárquica que va desde el edificio hasta los parterres, el bosquet, el selvatico y, finalmente, el infinito.36. En el contexto norteamericano esto tiene eco en ejemplos como los jardines de la Universidad de Virginia, diseñada por Thomas Jefferson, que se extienden, en el sentido de Leibniz, hacia el infinito, pasando por la alterum natura. Según el contexto, la arquitectura de Salmona se dirige, de ser posible, a las tres naturalezas .
Dentro del dominio cerrado de sus edificios, Salmona consigue establecer un diálogo único con los materiales de la tercera naturaleza, el jardín, utilizando los del reino vegetal como parte del vocabulario formal. Esto es evidente en la Casa Presidencial del Fuerte de San Juan de Manzanillo, en Cartagena, y en el Museo Quimbaya en Armenia. En estos dos proyectos, el arquitecto incorpora un vocabulario de vegetación tropical inherente al contexto de las localidades particulares en las que los proyectos han sido construidos. El resultado es una simbiosis maravillosa con calidad cerámica, proveniente del uso insistente del ladrillo, que se ha convertido en la marca de las formas construidas por Salmona, y el follaje que caracteriza lo que podría llamarse su vocabularios de materiales vivos o activos.
Viento y agua, dos elementos raramente utilizados integralmente en la arquitectura contemporánea, son los leitmotivs de la obra de Salmona. Ellos hacen parte del catálogo de materiales activos favoritos del arquitecto. Los edificios de Salmona reconocen la presencia del agua en forma positiva, aceptándola y explotándola para ampliar la experiencia de sus usuarios. Es una arquitectura que podría bien llamarse “mojada”. Salmona sabe que uno de los elementos de los cuales nos protege la arquitectura es el agua, pero también conoce las posibilidades poéticas que ofrece la presencia inevitable de este elemento.
En Macondo, el escenario tropical de Cien años de Soledad de Gabriel García Márquez, el agua corre a torrentes como en el diluvio bíblico. Uno de los capítulos trae el dramático recuento de la insoportable lluvia: “Llovió cuatro años, once meses y dos días. Hubo épocas de llovizna en que todo el mundo se puso sus ropas de pontificar y se compuso una cara de convaleciente para celebrar la escampada, pero pronto se acostumbraron a interpretar las pausas como anuncios de recrudecimiento”.37. Salmona, como el escritor, se inspira en este fenómeno natural que frecuentemente adquiere proporciones inconmensurables en Colombia. En otro lugar de la novela de García Márquez, Aureliano Segundo, uno de sus principales personajes, repentinamente se da cuenta de que se está volviendo viejo:“Se divirtió pensando acerca de las cosas que hubiera podido hacer en otros tiempos con aquella lluvia que ya iba para un año. Había sido uno de los primeros que llevaron láminas de zinc a Macondo, mucho antes de que la compañía bananera las pusiera de moda, sólo para techar con ellas el dormitorio de Petra Cotes y solazarse con la impresión de intimidad profunda que en aquella época le producía la crepitación de la lluvia”.38.
Para muchos, especialmente para los habitantes de las ciudades, la lluvia no es siempre bienvenida; se la considera como una acción negativa de la naturaleza. La obra literaria de García Márquez y la obra arquitectónica de Salmona nos convidan a responder positivamente a la lluvia. Un ejemplo de cómo la realidad maravillosa descrita por Carpentier, tan típica de América Latina, puede ser comprendida.
Desde la casa presidencial de Cartagena hasta el último edificio, Salmona ha incorporado, de una u otra forma, la presencia y la acción del agua. En su arquitectura, él reactiva la dimensión poética que el agua ofrece en los maravillosos patios y edificios de la Alhambra y los jardines del Generalife. Juega con ella en la misma forma en que lo hicieron los diseñadores precolombinos, reconociendo su importancia como símbolo y experiencia. Basta recordar el manejo del agua a través de las formas esculturales, concebidas y esculpidas sobre terrenos rocosos por desconocidos diseñadores precolombinos en el lugar conocido como la Fuente de Lavapatas, en la zona arqueológica de San Agustín. Pero el agua posee otras propiedades que interesan e intrigan al arquitecto: el agua puede acompañarnos mientras nos movemos con o en contra de ella. El agua tranquiliza con sus sonidos, el agua refresca en las horas de calor. Y el agua, por reflejo, cambia la dimensión visible de un edificio, duplicándolo en formas inesperadas como pasa en el patio de los arrayanes de la Alhambra o en el patio inferior del Museo Quimbaya de Salmona, en Armenia.
Existe por supuesto, la “tácita” y, sin embargo, penetrante presencia del agua y de la acción del tiempo a través de los edificios de Salmona. Es un agua que continuamente revigoriza el extraordinario mundo de materiales vegetales que son un rasgo integral del trabajo del arquitecto. La vegetación es el mundo sustituto del agua. Salmona conoce íntimamente la flora de su país y la cuida, tanto en sus proyectos como en su vivienda íntima. Por esta razón, es difícil separar al arquitecto del guardián de la primera y tercera naturalezas, distinguir entre el ecologista y el jardinero. La incorporación de materiales del reino vegetal en la arquitectura tiene tal importancia en el quehacer de Salmona, que en ciertas instancias se convierte en un mecanismo de nominación que ayuda a la identificación de lugares dentro del edificio. Tan sólo tenemos que pensar en la casa presidencial de Cartagena, en donde cada patio recibe el nombre del árbol o de la vegetación que allí se plantó: patio de los arrayanes, patio de los cauchos, patio de los buganviles, etc. En la arquitectura de Salmona parece estar presente el escenario plausible para una narrativa, así como la riqueza de lugares reales se vuelve parte de una descripción poética en un texto literario.
Mientras el uso del ladrillo le permite a Salmona reafirmar su identidad arquitectónica en el presente, el uso de materiales del reino vegetal contribuye a su proyección hacia el futuro, dotando cada obra con un sentido temporal de las cosas por venir, de eventos que se materializarán en un momento ulterior. Así, el tiempo, a través de la arquitectura y de la modificación del paisaje, se convierte en otro compañero inherente y silencioso de diseño en la obra de Salmona.
También existe aquel otro elemento inmaterial, viento o aire, que aporta a la arquitectura de Salmona otro aspecto de lo maravilloso. Mediante la ausencia de la materialidad del ladrillo, elemento básico de sus obras, Salmona inicia en sus proyectos de finales de los setenta, y particularmente en sus más recientes, una pragmática y poética investigación del juego que se da entre sólido y vacío, ladrillo y aire. El arquitecto crea paredes entretejidas, superficies que, al igual que un pedazo de lienzo, permiten el paso del aire y del sonido, al tiempo que mantienen una cierta opacidad. Este trabajo es un trabajo en esencia barroco, pero en los términos sugeridos por Carpentier. Hace parte del impulso barroco que llevó a los arquitectos mayas a crear el rico, extraordinario y detallado trabajo de los frisos encontrados en los complejos mayas de Yucatán, o a las mágicas formas y superficies mudéjar que los alarifes (arquitectos/albañiles) crearon en la península ibérica y luego en América Latina.
La alterum rerum, sea esta las montañas que circundan la Sabana de Bogotá, Cali o Armenia, o el vasto horizonte del mar en Cartagena, interceptado ocasionalmente por las formas de la topografía costera, se cuentan entre los elementos más importantes hacia los que Salmona orienta sus edificios. En el sentido amplio del término, estos se transforman en verdaderos recipientes de las nuevas formas creadas por el arquitecto. Este es un trabajo que, comprometido con la naturaleza a un nivel escalar macro, le reconoce sus fuerzas. Como tal, podría interpretarse como aquello que nos recuerda lo efímero de la arquitectura.
Recordemos que, a través del tiempo, la acción de los elementos en la arquitectura produce deterioro y, ocasionalmente, el derrumbe de un lugar como pasa en el Macondo de García Márquez, población caída en el olvido por un cataclismo.
“…cuando empezó a soplar el viento árido que sofocaba los rosales y petrificaba los pantanos, y que acabó por esparcir sobre Macondo el polvo abrasante que cubrió para siempre los oxidados techos de zinc y los almendros centenarios”.39.
La aparición de musgo en las ranuras de un muro de ladrillo, la acción del agua sobre la superficie, el desvanecimiento del paisaje por la fuerza del viento y otros sucesos similares que dejan el trazo de la naturaleza sobre la arquitectura, reduciéndola eventualmente a ruinas, es un fenómeno que Salmona entiende bien. él es capaz de controlar el proceso de desgaste al escoger materiales y estrategias de construcción que trabajan en concierto con los elementos. Experimentar la arquitectura de Salmona significa también aprender cómo, por ejemplo, el terreno de un jardín se encuentra sistemáticamente contenido al usar franjas de concreto para prevenir la erosión, como puede verse en la casa presidencial de Cartagena, o cómo un simple muro limítrofe, como el de la Casa del Escritor, recibe un meticuloso tratamiento en su parte superior para que el agua que caiga durante los inesperados aguaceros tropicales se dirija hacia el suelo.
Salmona menciona con frecuencia uno de los famosos aforismos de Apollinaire: “…préparer au lièrre et au temps une ruine plus belle que les autres”…. Escrito sobre un pedazo de papel borrador, está colgado en una de las paredes de su oficina. Salmona es consciente de lo efímero de la arquitectura cuando se mide en términos telúricos; de ahí su permanente impulso por trabajar con esta fuerza, no en su contra.