- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
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- Casa Guatemalteca (1999)
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- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
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- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
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- Jacanamijoy (2003)
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- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
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- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
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- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
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- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
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- Manzur. Homenaje (2005)
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- Omar Rayo. Homenaje (2006)
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- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
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- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
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- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
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- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Parque Nacional Natural Los Corales del Rosario y de San Bernardo
Islote ubicado detrás del Oceanario de las Islas del Rosario, donde se encuentra la casa llamada “Notevendo”. Andrés Hurtado.
Pelícanos y fragatas cuidan cada centímetro del manglar rojo donde habitan, en Isla Maravilla. Andrés Hurtado.
El vaivén de las olas arrastra la arena entre las espesas praderas de pastos marinos de Isla Rosario, haciendo efecto de colador para arrojar una arena fina como talco, única en el parque. Carlos Castaño.
Isla Fiesta, en medio de la barrera norte del arrecife de coral. Su vegetación está compuesta por mangle rojo y negro. Las aguas cristalinas albergan la fauna marina más diversa del Atlántico en Colombia. Carlos Castaño.
Formaciones de coral fósil, producto de antiguas glaciaciones, combinadas con el buen estado del mangle negro y el rojo que colonizaron la Isla Tesoro. Carlos Castaño.
Coral. Camilo Gómez Durán.
Texto de: Laura Sesana
Localización: Mar Caribe, a 45 km de la bahía de Cartagena
Año creación: 1977
Extensión: 120 000 ha
Temperatura: 15.2 ºC - 38.7 ºC
Ecosistemas: Arrecifes de coral, litorales rocosos, fondos sedimentarios, playas arenosas, manglares, humedales, praderas de pastos marinos, formaciones xerofíticas y subxerofíticas, bosque seco tropical.
El Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo presenta diferentes ecosistemas que en conjunto forman uno de los ecosistemas submarinos más ricos del país. El parque es un ambiente regido y moldeado por la corriente del Caribe y la contracorriente de Panamá y por el influjo de agua dulce proveniente del canal del Dique. El agua dulce aporta sedimento procedente del río Magdalena, que es un importante factor de deterioro para los ecosistemas marinos del parque, en especial, para los arrecifes coralinos. Ubicado en el Mar Caribe colombiano, Distrito Turístico y Cultural de Cartagena de Indias, departamento de Bolívar, los Corales del Rosario y San Bernardo fue declarado Parque Nacional Natural en 1977, con 17 800 hectáreas. Se amplió en 1988; luego, en 1996, se volvió a ampliar a un total de 120 000 hectáreas terrestres y submarinas.
Una de las características más interesantes y sobresalientes del parque son las “lagunas costeras del parque”, cuerpos de agua que se encuentran dentro de las islas o encerradas por ellas, comunicadas con el mar por canales y bocas que permiten el intercambio de aguas. Las lagunas costeras del parque son de suma importancia, ya que son significativos hábitat de varios organismos. Los organismos adultos aprovechan la abundancia de material alimenticio y la protección que proporcionan para reproducirse. Luego, los organismos pequeños, una vez alcanzan una primera edad, migran hacia las praderas para iniciar otra etapa de vida.
Un parte importante del parque es la isla del Rosario, incorporada en 1988. Es una de las únicas islas del archipiélago que permanece en estado natural y prácticamente está inafectada por la intervención humana. La isla de Barú contiene la ciénaga de Mohán que, por su comunicación con la bahía de Barbacoas y el mar, está más sometida que otras lagunas del área a la influencia de las aguas provenientes del canal del Dique. Barú también contiene la ciénaga de Cholón, la más extensa y profunda del parque.
El parque cuenta con un clima cálido y un promedio de temperatura de 27,8 ºC, que oscila entre un máximo de 38,7 ºC y un mínimo de 15,2 ºC. Tiene una humedad relativa entre el 80 y 85%. Con excepción del mes de octubre, hay un déficit de agua, ya que la evaporación excede la cantidad de lluvia que cae anualmente. El promedio de precipitación anual en el parque es de 916 mm. La época de junio a octubre presenta las mayores lluvias, con un periodo seco de diciembre a abril.
El bioma dominante en el parque es el manglar. El manglar contiene una variedad de especies de plantas especializadas que habitan en zonas con baja salinidad de inundación periódica o permanente. Además de proteger las costas de la erosión, mediante la caída de sus hojas, los manglares forman parte indispensable de la dieta y sustento de varios organismos.
Los manglares del parque son bajos y crecen en las ciénagas de la costa o lagunas costeras, lagunas internas e islotes en el medio del mar como el complejo de Pajarales. La especie de mangle dominante es el mangle rojo (Rhizophora mangle), el cual crece en las costas y lagunas costeras. Hay ejemplares de mangle bobo (Laguncularia racemosa) mezclados con los mangles rojos en zonas húmedas y con suelo fangoso. Existen muy pocos ejemplares del mangle negro (Avicennia germinans). En cuanto a los manglares, se destaca la Isla Mangle en el Archipiélago de San Bernardo, una isla completamente cenagosa poblada de una mezcla de mangle rojo y mangle negro.
La “pradera marina” constituye otro ecosistema importante del parque, y, como el mangle, es un ecosistema de alta productividad biológica. Las praderas crecen en zonas de poca profundidad, extendiéndose alrededor de las islas, mayormente compuestas de pasto tortuga (Thalassia testudinum) y pasto manatí (Syringodium filiforme). El parque posee el 7% de las praderas marinas del Caribe colombiano, de los cuales la mayor proporción y mejor estado de conservación los presenta el sector de San Bernardo. Los pastos sirven de refugio y alimentación al caracol pala (Strombus gigas) y a las tortugas marinas, especies en peligro de extinción.
Además de oxigenar las aguas, estas praderas proporcionan un hábitat especial para una gran abundancia de organismos marinos. Aunque pocas especies utilizan los pastos como alimento, hay una gran cantidad de peces, moluscos y crustáceos que se alimentan de las algas y microorganismos que cubren sus ramas, hojas y raíces. Otras especies utilizan las praderas para poner sus huevos y criar sus larvas. Asimismo, las praderas son importantes para la protección de erosión de las costas ya que disminuyen la intensidad del oleaje y capturan sedimento en sus raíces.
La flora marina del parque es abundante y diversa. Aparte de las praderas, también se encuentran varias especies de algas, incluyendo variedades microscópicas. Hasta la fecha, se han catalogado 131 especies de algas; 70 rojas, 47 verdes y 14 pardas (UAE 144).
El parque también contiene vegetación puramente terrestre, caracterizada por el bosque seco tropical, el cual presenta la particularidad de que los árboles pierden sus hojas en época seca y reverdecen al aparecer las lluvias. Esta característica, ligada al desarrollo en suelos pobres en nutrientes, hace que este bosque sea poco denso y que parezca muerto en verano. Las especies vegetales terrestres son clasificadas en tres categorías: árboles, arbustos y herbáceas. Entre la categoría de árbol y arbusto predomina el “matarratón” (Glaricidia sepium); entre las especies de herbáceas predomina la “fruta de perro” (Morinda panamensis).
Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más importantes en el parque y contienen el mayor número de especies de coral en la zona del Caribe de Colombia. El parque protege el 82,9% de los arrecifes coralinos del Caribe continental colombiano y el 20,1% del total nacional. Los corales, pequeños organismos que viven en comunidades encontradas en los mares y océanos tropicales de todo el mundo, existen como pólipos adheridos a los esqueletos calcificados de millones de individuos que vivieron anteriormente. Así, contribuyen progresivamente al crecimiento del arrecife que se desarrolla pocos milímetros al año. El arrecife de coral desempeña una gama de funciones importantes, desde proporcionar sustento para una gran variedad de organismos marinos hasta proteger las costas de la erosión. Entre las especies de coral que predominan en el parque se encuentra el cuerno de alce, el cuerno de venado, el lechuga, la pagoda y el coral de fuego.
Entremezclado con los corales y contribuyendo con su crecimiento y su formación, existen en el parque 66 especies registradas de esponja (UAE 146). Sobresalen la Ircinia campana, por su forma de campana; la Dysidea etheria, la cual habita en las raíces del mangle, de color azul profundo y la Amphimedon compressa, destacada por su color naranja con tonos verde y rosa. También, viviendo en los arrecifes de coral, se han catalogado 27 especies de antozoarios e hidroides, organismos con aspecto de flor, cuerpo cilíndrico y tentáculos alrededor de la boca (UAE 146-147).
La riqueza de especies de peces en el parque es indiscutible, con más de 167 especies (UAE 147). Entre los peces más destacados se encuentran el tiburón gato (Ginglymostoma cirrhatum), inofensivo a los humanos que puede crecer hasta los cuatro metros y se alimenta de moluscos, crustáceos y equinodermos. También se encuentra el tiburón amarillo (Negaprion brevirostre), que aunque puede ser agresivo se alimenta primordialmente de peces e invertebrados. Junto con una gran diversidad de peces tropicales coloridos se encuentran delfines (Stenella longirostris) y tortugas carey (Eretmochelys imbricata).
En el parque se han catalogado más de 60 especies de aves, 31 de la cuales son aves marinas, incluyendo gaviotas, cormoranes, fragatas y pelícanos (UAE 147). En los alrededores de las islas se pueden observar aves como la tijereta de mar (Fregata magnificens) y el pelícano o alcatraz (Pelecanus occidentalis). También existen colonias importantes de garzas y corocoras.
En la zona se halla evidencia arqueológica de la presencia de habitantes desde 4 000 a.C., que subsistían de la pesca, la agricultura y el aprovechamiento de recursos de la selva. Durante el periodo Paleoindio, estos grupos desarrollaron el arte y la manufactura de la cerámica y el uso de instrumentos de piedra. Los cronistas de Indias describen a los indígenas mocana, pertenecientes a la familia lingüística karib en sus relatos (UAE 148). Este grupo indígena estaba compuesto por navegantes y agricultores, versados en el arte de la guerra, feroces opositores de los españoles. Al despojar a los indígenas, los españoles dividieron la tierra en encomiendas y haciendas, trabajadas por esclavos traídos de África. Cartagena de Indias pronto se convirtió en un importante centro económico y administrativo, y dentro de las aguas territoriales del parque se pueden encontrar varios restos de naufragios, algunos cargados de tesoros destinados a España.
Muchos de los habitantes nativos restantes vendieron sus predios durante la década de 1980, debido al boom de turismo que se vivía en ese momento. Hoy en día los pocos habitantes nativos se dedican mayormente a la pesca. La escasa agricultura que se practica en la zona tiene carácter de consumo y venta doméstica. Las actividades económicas consolidadas son la pesca artesanal, el turismo convencional y la extracción de recursos de los manglares. Algunos grupos de artesanos fabrican sus productos para los turistas. Aunque es una zona turística de grandes atractivos, no existen servicios públicos como energía eléctrica, agua potable o alcantarillado, lo que ha frenado el desarrollo turístico del área.
El parque presta servicio de ecoturismo, pero carece de la infraestructura para alojar visitantes. Entre los objetivos de conservación se busca preservar los sitios que no han sido intervenidos por el hombre para el estudio científico y la educación. Las estrategias de manejo del parque buscan conservar todos los ecosistemas presentes en el parque, especialmente los más sensibles al deterioro, como lo son los arrecifes coralinos, las lagunas costeras y los bosques de manglar.
#AmorPorColombia
Parque Nacional Natural Los Corales del Rosario y de San Bernardo
Islote ubicado detrás del Oceanario de las Islas del Rosario, donde se encuentra la casa llamada “Notevendo”. Andrés Hurtado.
Pelícanos y fragatas cuidan cada centímetro del manglar rojo donde habitan, en Isla Maravilla. Andrés Hurtado.
El vaivén de las olas arrastra la arena entre las espesas praderas de pastos marinos de Isla Rosario, haciendo efecto de colador para arrojar una arena fina como talco, única en el parque. Carlos Castaño.
Isla Fiesta, en medio de la barrera norte del arrecife de coral. Su vegetación está compuesta por mangle rojo y negro. Las aguas cristalinas albergan la fauna marina más diversa del Atlántico en Colombia. Carlos Castaño.
Formaciones de coral fósil, producto de antiguas glaciaciones, combinadas con el buen estado del mangle negro y el rojo que colonizaron la Isla Tesoro. Carlos Castaño.
Coral. Camilo Gómez Durán.
Texto de: Laura Sesana
Localización: Mar Caribe, a 45 km de la bahía de Cartagena
Año creación: 1977
Extensión: 120 000 ha
Temperatura: 15.2 ºC - 38.7 ºC
Ecosistemas: Arrecifes de coral, litorales rocosos, fondos sedimentarios, playas arenosas, manglares, humedales, praderas de pastos marinos, formaciones xerofíticas y subxerofíticas, bosque seco tropical.
El Parque Nacional Natural Corales del Rosario y San Bernardo presenta diferentes ecosistemas que en conjunto forman uno de los ecosistemas submarinos más ricos del país. El parque es un ambiente regido y moldeado por la corriente del Caribe y la contracorriente de Panamá y por el influjo de agua dulce proveniente del canal del Dique. El agua dulce aporta sedimento procedente del río Magdalena, que es un importante factor de deterioro para los ecosistemas marinos del parque, en especial, para los arrecifes coralinos. Ubicado en el Mar Caribe colombiano, Distrito Turístico y Cultural de Cartagena de Indias, departamento de Bolívar, los Corales del Rosario y San Bernardo fue declarado Parque Nacional Natural en 1977, con 17 800 hectáreas. Se amplió en 1988; luego, en 1996, se volvió a ampliar a un total de 120 000 hectáreas terrestres y submarinas.
Una de las características más interesantes y sobresalientes del parque son las “lagunas costeras del parque”, cuerpos de agua que se encuentran dentro de las islas o encerradas por ellas, comunicadas con el mar por canales y bocas que permiten el intercambio de aguas. Las lagunas costeras del parque son de suma importancia, ya que son significativos hábitat de varios organismos. Los organismos adultos aprovechan la abundancia de material alimenticio y la protección que proporcionan para reproducirse. Luego, los organismos pequeños, una vez alcanzan una primera edad, migran hacia las praderas para iniciar otra etapa de vida.
Un parte importante del parque es la isla del Rosario, incorporada en 1988. Es una de las únicas islas del archipiélago que permanece en estado natural y prácticamente está inafectada por la intervención humana. La isla de Barú contiene la ciénaga de Mohán que, por su comunicación con la bahía de Barbacoas y el mar, está más sometida que otras lagunas del área a la influencia de las aguas provenientes del canal del Dique. Barú también contiene la ciénaga de Cholón, la más extensa y profunda del parque.
El parque cuenta con un clima cálido y un promedio de temperatura de 27,8 ºC, que oscila entre un máximo de 38,7 ºC y un mínimo de 15,2 ºC. Tiene una humedad relativa entre el 80 y 85%. Con excepción del mes de octubre, hay un déficit de agua, ya que la evaporación excede la cantidad de lluvia que cae anualmente. El promedio de precipitación anual en el parque es de 916 mm. La época de junio a octubre presenta las mayores lluvias, con un periodo seco de diciembre a abril.
El bioma dominante en el parque es el manglar. El manglar contiene una variedad de especies de plantas especializadas que habitan en zonas con baja salinidad de inundación periódica o permanente. Además de proteger las costas de la erosión, mediante la caída de sus hojas, los manglares forman parte indispensable de la dieta y sustento de varios organismos.
Los manglares del parque son bajos y crecen en las ciénagas de la costa o lagunas costeras, lagunas internas e islotes en el medio del mar como el complejo de Pajarales. La especie de mangle dominante es el mangle rojo (Rhizophora mangle), el cual crece en las costas y lagunas costeras. Hay ejemplares de mangle bobo (Laguncularia racemosa) mezclados con los mangles rojos en zonas húmedas y con suelo fangoso. Existen muy pocos ejemplares del mangle negro (Avicennia germinans). En cuanto a los manglares, se destaca la Isla Mangle en el Archipiélago de San Bernardo, una isla completamente cenagosa poblada de una mezcla de mangle rojo y mangle negro.
La “pradera marina” constituye otro ecosistema importante del parque, y, como el mangle, es un ecosistema de alta productividad biológica. Las praderas crecen en zonas de poca profundidad, extendiéndose alrededor de las islas, mayormente compuestas de pasto tortuga (Thalassia testudinum) y pasto manatí (Syringodium filiforme). El parque posee el 7% de las praderas marinas del Caribe colombiano, de los cuales la mayor proporción y mejor estado de conservación los presenta el sector de San Bernardo. Los pastos sirven de refugio y alimentación al caracol pala (Strombus gigas) y a las tortugas marinas, especies en peligro de extinción.
Además de oxigenar las aguas, estas praderas proporcionan un hábitat especial para una gran abundancia de organismos marinos. Aunque pocas especies utilizan los pastos como alimento, hay una gran cantidad de peces, moluscos y crustáceos que se alimentan de las algas y microorganismos que cubren sus ramas, hojas y raíces. Otras especies utilizan las praderas para poner sus huevos y criar sus larvas. Asimismo, las praderas son importantes para la protección de erosión de las costas ya que disminuyen la intensidad del oleaje y capturan sedimento en sus raíces.
La flora marina del parque es abundante y diversa. Aparte de las praderas, también se encuentran varias especies de algas, incluyendo variedades microscópicas. Hasta la fecha, se han catalogado 131 especies de algas; 70 rojas, 47 verdes y 14 pardas (UAE 144).
El parque también contiene vegetación puramente terrestre, caracterizada por el bosque seco tropical, el cual presenta la particularidad de que los árboles pierden sus hojas en época seca y reverdecen al aparecer las lluvias. Esta característica, ligada al desarrollo en suelos pobres en nutrientes, hace que este bosque sea poco denso y que parezca muerto en verano. Las especies vegetales terrestres son clasificadas en tres categorías: árboles, arbustos y herbáceas. Entre la categoría de árbol y arbusto predomina el “matarratón” (Glaricidia sepium); entre las especies de herbáceas predomina la “fruta de perro” (Morinda panamensis).
Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más importantes en el parque y contienen el mayor número de especies de coral en la zona del Caribe de Colombia. El parque protege el 82,9% de los arrecifes coralinos del Caribe continental colombiano y el 20,1% del total nacional. Los corales, pequeños organismos que viven en comunidades encontradas en los mares y océanos tropicales de todo el mundo, existen como pólipos adheridos a los esqueletos calcificados de millones de individuos que vivieron anteriormente. Así, contribuyen progresivamente al crecimiento del arrecife que se desarrolla pocos milímetros al año. El arrecife de coral desempeña una gama de funciones importantes, desde proporcionar sustento para una gran variedad de organismos marinos hasta proteger las costas de la erosión. Entre las especies de coral que predominan en el parque se encuentra el cuerno de alce, el cuerno de venado, el lechuga, la pagoda y el coral de fuego.
Entremezclado con los corales y contribuyendo con su crecimiento y su formación, existen en el parque 66 especies registradas de esponja (UAE 146). Sobresalen la Ircinia campana, por su forma de campana; la Dysidea etheria, la cual habita en las raíces del mangle, de color azul profundo y la Amphimedon compressa, destacada por su color naranja con tonos verde y rosa. También, viviendo en los arrecifes de coral, se han catalogado 27 especies de antozoarios e hidroides, organismos con aspecto de flor, cuerpo cilíndrico y tentáculos alrededor de la boca (UAE 146-147).
La riqueza de especies de peces en el parque es indiscutible, con más de 167 especies (UAE 147). Entre los peces más destacados se encuentran el tiburón gato (Ginglymostoma cirrhatum), inofensivo a los humanos que puede crecer hasta los cuatro metros y se alimenta de moluscos, crustáceos y equinodermos. También se encuentra el tiburón amarillo (Negaprion brevirostre), que aunque puede ser agresivo se alimenta primordialmente de peces e invertebrados. Junto con una gran diversidad de peces tropicales coloridos se encuentran delfines (Stenella longirostris) y tortugas carey (Eretmochelys imbricata).
En el parque se han catalogado más de 60 especies de aves, 31 de la cuales son aves marinas, incluyendo gaviotas, cormoranes, fragatas y pelícanos (UAE 147). En los alrededores de las islas se pueden observar aves como la tijereta de mar (Fregata magnificens) y el pelícano o alcatraz (Pelecanus occidentalis). También existen colonias importantes de garzas y corocoras.
En la zona se halla evidencia arqueológica de la presencia de habitantes desde 4 000 a.C., que subsistían de la pesca, la agricultura y el aprovechamiento de recursos de la selva. Durante el periodo Paleoindio, estos grupos desarrollaron el arte y la manufactura de la cerámica y el uso de instrumentos de piedra. Los cronistas de Indias describen a los indígenas mocana, pertenecientes a la familia lingüística karib en sus relatos (UAE 148). Este grupo indígena estaba compuesto por navegantes y agricultores, versados en el arte de la guerra, feroces opositores de los españoles. Al despojar a los indígenas, los españoles dividieron la tierra en encomiendas y haciendas, trabajadas por esclavos traídos de África. Cartagena de Indias pronto se convirtió en un importante centro económico y administrativo, y dentro de las aguas territoriales del parque se pueden encontrar varios restos de naufragios, algunos cargados de tesoros destinados a España.
Muchos de los habitantes nativos restantes vendieron sus predios durante la década de 1980, debido al boom de turismo que se vivía en ese momento. Hoy en día los pocos habitantes nativos se dedican mayormente a la pesca. La escasa agricultura que se practica en la zona tiene carácter de consumo y venta doméstica. Las actividades económicas consolidadas son la pesca artesanal, el turismo convencional y la extracción de recursos de los manglares. Algunos grupos de artesanos fabrican sus productos para los turistas. Aunque es una zona turística de grandes atractivos, no existen servicios públicos como energía eléctrica, agua potable o alcantarillado, lo que ha frenado el desarrollo turístico del área.
El parque presta servicio de ecoturismo, pero carece de la infraestructura para alojar visitantes. Entre los objetivos de conservación se busca preservar los sitios que no han sido intervenidos por el hombre para el estudio científico y la educación. Las estrategias de manejo del parque buscan conservar todos los ecosistemas presentes en el parque, especialmente los más sensibles al deterioro, como lo son los arrecifes coralinos, las lagunas costeras y los bosques de manglar.