Museo de Antioquia / Donación Botero

Texto de: Carolina Jaramillo Seligmann

“Tenemos una gran relación platónica. Latinoamérica es uno de los pocos lugares que quedan en el mundo que aún pueden ser transformados en mito. (...) Los lugares que han sido superexplicados y superexhibidos ofrecen pocas posibilidades de transformación poética”. Esto decía Fernando Botero sobre su Latinoamérica, sobre aquel lugar que él ha contribuido a transformar a través del arte.

Fue precisamente el pintor antioqueño quien propuso el nuevo nombre de Museo de Antioquia en vez de Museo de Zea, con el fin de darle a la institución un carácter más representativo de su región y su idiosincrasia. “Sería más sonoro, estimularía la raza antioqueña, sería más universal y cobijaría todas las actividades y manifestaciones artísticas del Departamento”.

Así en 1974 el Museo compró las primeras obras del mundialmente reconocido pintor: Canasta con uvas y Paisaje de Fiesole. Dos años después llegaron las primeras donaciones con los óleos Nuestra Señora de Colombia, Mrs.?Rubens, Familia colombiana, Rosita, Retrato de Cecilia, Canasta de frutas, Naturaleza muerta; el dibujo en pastel Ministro de Guerra y las acuarelas Pedro y Pedro.

En los años ochenta, una nueva donación de óleos ingresó al museo: Mujer colombiana, Poodle, Monalisa, Ex voto, Mesa de cocina y Pedrito. Unos años más tarde, ocurrió uno de los hechos más importantes que marcaron esta donación: la formalización de la sala de esculturas Fernando Botero. De ahí que, rozando los años noventa, llegaron las esculturas monumentales Cabeza, Mujer con moño, Torso femenino, Bodegón, Florero, Columna con pájaro, Adán y Eva, Mujer reclinada, Venus, La mano, Mujer con sombrilla y Hombre con bastón, Guitarra, Pájaro y Mujer sentada. Posteriormente, en el año 2000 Fernando Botero realizó una nueva donación, que resumió más de 20 años de su prolífica carrera, sin par en el panorama artístico colombiano. Botero es considerado actualmente el artista latinoamericano vivo más cotizado en el mundo y un ícono del arte universal.

Inicialmente está donación estaba constituida por 64 pinturas, 14 esculturas y una obra de un artista latinoamericano. Sin embargo, la expansión del museo y la generosidad del maestro, hicieron que el Museo de Antioquia recibiera una nueva muestra suya: 114 pinturas, entre óleos, acuarelas y dibujos; 23 esculturas monumentales, además de 21 obras de artistas internacionales pertenecientes a su colección particular. En definitiva, son 158 piezas las que conforman la Donación Botero 2000. Esta donación se exhibe de manera permanente en el tercer piso de la institución.

Además de todas estas donaciones, que le dieron una nueva dimensión al Museo de Antioquia y lo convirtieron en un referente cultural y artístico obligado de cualquier visitante de la ciudad, Botero decidió ampliar la colección internacional en el 2004, con 11 obras nuevas de reconocidos artistas extranjeros como Sam Francis, Frank Stella, Robert Rauschenberg, Julian Schnabel, Alex Katz, Antoni Tápies, Roberto Matta, Manolo Valdés y Miquel Barceló. Surgió así la colección internacional del Museo de Antioquia, que abarca cuatro salas permanentes, ubicadas en el ala sur del tercer piso del edificio.

El maestro Botero no sólo ha expuesto en los principales museos del planeta sino que sus obras han desfilado por las principales plazas y avenidas del mundo: los Campos Elíseos en París, la Quinta Avenida en Nueva York, el Paseo de Recoletos en Madrid, la Plaza del Comercio en Lisboa, la Plaza de la Señoría en Florencia y hasta en las Pirámides de Egipto.