- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Habitat
Serranía del Darién, salto del Tilupo, Chocó. La selva neotropical del Chocó, una de las húmedas del mundo, es la que contiene la mayor cantidad de endemismos pertenecientes a la subfamilia Riodininae.
Dynastor macrosiris.
Parque Nacional Los Nevados. Superpáramo. En el límite inferior de este hábitat vuelan particularmente los géneros (piéridos)Tatochila y Reliquia.
Parque Nacional Los Nevados. Páramo. Por encima de los 3.200 la vegetación es muy achaparrada y son muy comunes las variedades de frailejones como este conglomerado de altramuz, Lupinus alopecuroides, del parque Los Nevados. Las familias más frecuentes aquí son piéridos, satírinos y hespéridos.
Araracuara, Amazonas. La selva húmeda neotropical se encuentra desde el nivel del mar hasta los 1.000 m. Tiene gran cantidad de especies de árboles. Estos paisajes albergan la fauna más rica en mariposas. Por su belleza y diversidad, se destacan los mórfinos, brasólinos, riodíninos y ninfálidos.
Reserva biológica Acaime, Quindío. La selva andina es una de las subzonas más llamativas de nuestro ecosistema neotropical, por su constante humedad y lluvias que la hacen tener una permanente neblina, motivo por el cual se ha llamado a este tipo de bosques “Bosque nublado andino”.
Parque nacional El Tuparro, Vichada. En áreas tropicales húmedas, nuestras mariposas se concentran más que todo en lugares cercanos a ríos y quebradas, donde se destacan las grandes Morphinae, de coloración azul, que vuelan en las horas más cálidas del día.
Guaduales y bosques de carboneros cerca a Manizales, Caldas. 1.300 m. Las selvas montañosas de nuestras cordilleras contienen especies de mariposas únicas, especialmente de satírinos y piéridos.
Orillas del río San Pichí, Chocó. La selva ecuatorial lluviosa del Chocó y la costa pacífica son una de las regiones más ricas del mundo en biodiversidad. En mariposas falta aún mucho por descubrir especialmente en riodíninos, licénidos y hespéridos.
Desierto de la Tatacoa, Huila. Las formaciones secas son muy propensas a los incendios forestales en verano. Estos bosques presentan poca fauna de Ithomiinae y Pieridae.
Desembocadura del río Meta al río Orinoco. Vichada. Los llanos, a pesar de no presentar coberturas vegetales considerables, tienen ciertos bosques que bordean los ríos llamados bosques de galería. Contienen una abundantísima fauna de mariposas, sobre todo de itóminos.
Ciénaga grande, Magdalena. Poco comparables son los Manglares por su extraordinaria adaptación al medio salobre donde se desenvuelven. Sin embargo, su fauna de mariposas diurnas es desconocida casi totalmente.
Valle del Cumbal, Nariño. En Colombia existen zonas que antes tenían buen bosque, pero que han sido intervenidas y usadas para la agricultura y ganadería, desplazando la original fauna que la habitaba.
Agrias amydon. Macho
Euselasia eucritus. Macho
Euselasia erythraea. Macho
Prepona omphale. Macho
Philaethria dido. Macho
Morpho cypris. Hembra
Arcas splendor. Macho
Catonephele numilia. Hembra
Menphis chaeronea. Hembra
Eurybia lycisca. Macho
Pierella amalia. Macho
Astraptes sp. Macho
Ithomia avella. Macho
¿En dónde viven nuestras mariposas en los bosques? La mayoría de las personas piensan que las mariposas están asociadas estrechamente con las flores. Esto es falso, pues casi todas ellas habitan en el bosque que les vio nacer, ubicándose a diferentes estratos o alturas del mismo. Algunas especies raras sólo vuelan en lo más alto de las copas, a veces descienden al suelo, aprovechan el permanente sopl que baña esos estratos superiores y muestran una llamativa coloración. En tanto otras, sólo habitan el estrato medio e inferior, muestran tonalidades más oscuras o transparentes, adaptación debida al ambiente de sombra del suelo selvático y a la frondosidad concentrada en las copas que deja pasar muy pocos rayos de luz. Este fenómeno es mucho más patente en la selva neotropical inferior, del cual extraemos estos ejemplos.
Rhetus arcius. Tiene unas largas colas que usa como mecanismo persuasivo para sus enemigos. Vive en áreas de nuestros climas templados y cálidos. Palestina, Caldas. 1.300 m.
Texto de: Juana Uribe
Colombia ha sido recientemente declarada uno de los siete países biológicamente más ricos en todo el mundo, y dentro de este grupo que incluye naciones tan importantes como Brasil, Australia o México, la flora y la fauna colombianas superan, proporcionalmente a su territorio, la de cada uno de estos países individualmente.
Esto se debe a que Colombia ocupa una posición geográfica privilegiada donde confluyen numerosos factores climáticos y geográficos que determinan su imponente naturaleza. Sus costas, bañadas por dos de los océanos más importantes, contienen el interior del país, que es atravesado por la cordillera de los Andes y un sinnúmero de ríos importantes. Localizado en la Zona Tórrida, el país goza de una gran variedad de climas, que a su vez genera una enorme diversidad biológica.
Para un habitante del hemisferio sur o norte, acostumbrado a las estaciones y a los ciclos que éstas conllevan, es muy difícil imaginar que exista un país sometido durante todo el año a climas completamente opuestos y simultáneos. Nuestras cordilleras nos permiten vivir, a pocos minutos de viaje, temperaturas que varían hasta en 40 grados centígrados con todo lo que esto implica desde el punto de vista de la vegetación y de la población animal. Y es que la topografía abrupta de los Andes ha producido una infinita variedad de medios ecológicos. Este, además, no es un fenómeno nuevo. La diversificación morfológica y la evolución de las especies se han visto favorecidas también por las barreras naturales que para ellas repre sentan nuestras cordilleras.
Una de las teorías más importantes que intentan explicar la riqueza biológica de nuestro país, es la de los Refugios del Pleistoceno, que surgió de estudios paleobotánicos y, posteriormente, fue aplicada al conocimiento de las mariposas del neotrópico por Keith Brown Jr. Según esta teoría, hace unos tres millones de años, cuando el inmenso mar cubría la región se empezó a formar una serie de cadenas montañosas submarinas, hoy conocidas como los Andes. El levantamiento de las cordilleras ocasionó una serie de climas nuevos, influidos por los llamados períodos glaciales, que generaron el desplazamiento de enormes masas de hielo. Estas avanzaron hacia las zonas templadas, disminuyendo el nivel del mar y originando nuevas plataformas continentales y la agregación a tierra firme de las islas existentes. La glaciación aumentó las nieves perpetuas provocando el descenso notorio de las temperaturas térmicas. Esto se fue alternando posteriormente con períodos de interglaciación, lo que produjo una fluctuación muy fuerte en las temperaturas y condiciones climáticas. La vegetación se vio inmediatamente afectada, concentrándose o esparciéndose según la humedad del clima al que era sometida. Lo más interesante de este fenómeno es que muchas de las selvas que hoy subsisten permanecieron indiferentes a estos cambios climáticos, sobreviviendo gracias a su posición sobre tierras bajas. Estos son los llamados Refugios Pleistocénicos en donde surgieron una flora y una fauna cuyo exotismo y riqueza aún nos sorprenden. Estos refugios fueron evolucionando separadamente hasta formar razas exclusivas o endemismos únicos. En algunos períodos, debido a la expansión húmeda, existió la posibilidad de que ocurrieran algunos intercambios biológicos en los que prosperaron nuevas subespecies que sobrevivieron ayudadas por su perfecta adaptación a los períodos de restricción o aislamiento.
De todo se puede concluir que son muchos los factores que favorecen a Colombia para poseer una flora y una fauna excepcionales. Algunos puntos de referencia nos pueden ilustrar lo que esto significa con respecto a otros países. Tomemos por ejemplo un tipo de plantas, las angiospermas, de las que existen unas 250.000 especies en todo el mundo. Colombia posee 50.000, es decir un 20%. Lo mismo sucede con las orquídeas de las que Colombia cuenta con unas 3.500 especies de un total de 20.000 . Y no sólo en la flora. Nuestra fauna también ocupa lugares privilegiados. Por ejemplo, es el país con un mayor número de especies de aves silvestres en el mundo, con 1.700 de las 8.000 existentes. En cuanto a las mariposas, que son el segundo orden de insectos más numerosos del planeta, Colombia cuenta con unas 3.500 de las 15.000 conocidas. Esto no es difícil de creer si tenemos en cuenta que el número de familias que se encuentran en un territorio es directamente proporcional a la diversidad de su flora, y ésta a su vez es directamente proporcional a la multiplicidad de factores climáticos. De allí que un censo realizado en diez kilómetros de los Andes arroje como resultado un mayor número de familias de mariposas que el que existe en toda Europa.
Desde este punto de vista, es importante entender que el interés científico que existe sobre las mariposas, no responde solamente a una curiosidad estética ni a un espíritu coleccionista. La mariposa es, dentro del mundo de los insectos, tal vez la que más refleja la salud del medio ambiente en que vive. Así, quienes la estudian pueden investigar a través de ella lo que sucede a su alrededor. La presencia de una variedad de mariposas, por ejemplo, indica sin lugar a dudas la existencia de un tipo de vegetación específica. Cuando se detecta alguna familia exclusiva de un lugar, implica un caso de endemismo. Y no sólo en este sentido; también los primeros síntomas de extinción de una especie de mariposas permiten detectar inmediata mente variaciones del ecosistema. Es por esto por lo que que más que ningún otro animal, la mariposa guarda una relación muy cercana con el medio que la rodea y, estudiando el mapa de los ecosistemas del país, podemos hacer un recorrido que nos permita ubicarlas según el hábitat en que realizan sus ciclos biológicos de metamorfosis, reproducción y territorio.
Partiendo desde lo más alto de las montañas encontramos las formaciones de páramo, cuya flora resiste a duras condiciones climáticas marcadas por el viento y los rayos ultravioleta. La vegetación baja o achaparrada hace su aparición aquí, con la presencia de muchas variedades de frailejones, líquenes y musgos. La acción constante de los vientos hace que la humedad sea muy baja. A medida que desciende, el páramo tiene ciertas subzonas que a su vez presentan una vegetación y vida animal propias.
Entre los 4.500 y 4.200 metros de altura por encima del nivel del mar, encontramos la subzona denominada superpáramo. Ejemplos de esta región faunística hallamos de un extremo a otro de los Andes, ocupando casquetes aislados unos de otros, como si fueran islotes, lo que genera pequeños endemismos. El suprapáramo aparece en casi todas las altitudes andinas donde la nieve cubre sus cimas, y su clima, permanentemente inferior a los cero grados centígrados, hace que su fauna y flora sean las más pobres e inaccesibles de todo el territorio. La vegetación es pequeña, dispersa y no asociada. Las especies de plantas más comunes son Senecio, que nacen en los arenales y cascajales. También se encuen tran algunas gramíneas. Por obvios motivos, son muy pocos los géneros de maripo sas que pueblan estas zonas. Aunque en las tres cordilleras se encuentran algunos géneros de mariposas como Tatochila, y en la Sierra Nevada de Santa Marta ejemplares de Reliquia que han logrado sobrevivir a seme jantes alturas por miles de años.
Entre los 4.000 y los 3.500 metros encontramos lo que se denomina el páramo verdadero. Estas formaciones paramunas suelen estar cubiertas por inmensas praderas de gramíneas fasciculadas como la Festuca y la Calamagrostis y otras especies de hojas menudas y densas como Hipericum, pero las plantas más características de estas zonas son los frailejones. Muchos de estos páramos se presentan en la Sierra Nevada del Cocuy, la Sierra Nevada de Santa Marta y en el Puracé. La variedad de mariposas en esta zona es un poco más rica y colorida. Los géneros más característicos son, entre los piéridos Catasticta; Tatochila y Colias; de los satírinos, Junea, Steroma, Lymanopoda, Corades, y de los ninfálidos, Vanessa.
Un poco más abajo, hacia los 3.200 metros por encima del nivel del mar, encontramos el subpáramo, que presenta temperaturas inferiores a los 8 grados centígrados. Es una región de transición entre el bosque andino y el páramo verdadero, y su vegetación, en la que abunda el matorral, es una mezcla de esas dos formaciones. De esta región son características algunas plantas Compuestas como Senecio, Loricaria, Stevia y Eupatorium. También se encuentran algunas melastomatáceas como Monochaetum y Purpurella. Alrededor de éstos se observa gran cantidad de satírinos, piéridos y licénidos, que son mariposas típicas de las áreas de páramo o de bosque nublado.
De los 3.500 metros sobre el nivel del mar hacia abajo, se encuentra la formación vegetal conocida como selva neotropical, también llamada por los científicos Bosque húmedo tropical. Es el bosque más rico en especies de flora y fauna del mundo y el que más cobertura alcanza en Colombia. Está caracterizado por tener una muy alta humedad relativa y por la presencia de una enorme cantidad de árboles, muchos de ellos de dimensiones espectaculares como la ceiba, el cedro, los ficus y el chachajo, que a su vez forman la llamada Bóveda o estrato superior. Por debajo de ella encontramos otros árboles más pequeños, que conforman estratos medios e inferiores, donde la actividad fotosintética se dificulta debido a los obstáculos que encuentran los rayos solares para llegar al suelo. Aquí proliferan las palmas, las parásitas y las lianas, que logran captar la poca luz que llega. En el bosque húmedo tropical es posible encontrar más de 200 especies de plantas en menos de una hectárea de tierra. Esto sucede en algunas zonas del Putumayo y la costa pacífica. Este tipo de bosque cubre una gran parte de nuestro país y está subdividido en tres subzonas importantes, en las que se concentran la mayor parte de las familias de mariposas de Colombia.
La primera de estas subzonas es la selva andina, que está comprendida entre los 3.800 y los 2.400 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas de 7 a 15C, y precipitación de lluvias promedio de 2.000 mm al año. Es una zona caracterizada por una nubosidad constante que, sumada a una muy alta humedad, adquiere un aire misterioso e impactante y un colorido opaco y pastel de singular belleza y exotismo. Este tipo de selva se encuentra frecuentemente en las vertientes altas de las cordilleras, especialmente en la central (Parque Nacional Los Nevados), en los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y Tolima. En el Parque Nacional Chingaza, en Cundinamarca, encontramos otro ejemplo típico. La vegetación dominante en la selva andina son los cinturones de chusque, los árboles enormes como el sietecueros y el roble y algunas palmas como la de cera. Los géneros de mariposas que pueblan esta zona son de porte pequeño y tonalidades oscuras. Entre ellas se encuentran Pedaloides, Corades y Lymanopoda. Algunos piéridos como Leodonta, Catasticta y Leptophobia y otros ninfálidos como Perisama y Eresia.
La selva subandina se extiende desde las zonas de piedemonte de las tres cordilleras, entre los 2.500 y los 1.200 metros sobre el nivel del mar y su temperatura varía desde los 16 a los 23 centígrados. Con una precipitación de lluvias anual superior a los 1.500 mm., esta formación adquiere el nombre de Bosque húmedo premontano. Imponentes ejemplos de selva subandina encontra mos en las laderas de la Cordillera Occidental, en los cerros Torrá, Tatamá y la Serranía de los Paraguas, en el departamento del Chocó. También en los Farallones de Cali, en el Valle, en el Cerro Timbiquí del Cauca y La Planada en Nariño. Por otro lado, el piedemonte de la Cordillera Oriental, especialmente en el Putumayo, el Caquetá y Meta, cuentan también con numerosas zonas de selva subandina. El paisaje que encontramos en estas regiones es tal vez uno de los más exóticos de nuestro territorio, ya que debido a la alta humedad reinante la flora de estas zonas se caracteriza por la existencia de numerosos helechos, líquenes, orquídeas y musgos, así como guamos y yarumos. Desafortunadamente, son muy pocos los estudios que sobre la fauna de estas regiones se han hecho hasta ahora. En el campo de las mariposas, sabemos que allí se presentan numerosos casos de endemismos únicos como los ninfálidos Memphis laura rosae, Prepona werneri, Agrias amydon amaryllis; los helicNinos Heliconius heurippa y Heliconius longarenus y los papiliónidos Protesilaus dospassosi y Protesilaus illuminatus.
Por debajo de los 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, encontramos la selva neotropical inferior . Allí las temperaturas se elevan de 24 a 30 C y las precipitaciones son superiores a los 8.000 mm anuales. Este tipo de selva aparece en casi toda la costa pacífica, sobre todo en los parques naturales como los Katíos, Gorgona y las Orquídeas. También es característico del valle medio del río Magdalena y en el trayecto bajo del río Cauca. Otros ejemplos son las partes baja y media de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía de la Macarena, así como todas las zonas del piedemonte inferior del Caquetá y el Putumayo y las cuencas de los ríos Catatumbo, ríos Negro y OpN?. De igual forma, el bosque neotropical domina toda esa gran región oriental de la Amazonia y parte de la Orinoquia colombiana. Allí se encuentran asociaciones típicas de plantas dentro de las que destacamos el catival, el guadual y los bosques de palmas. Gracias a esta riqueza de flora, encontramos una correspondiente abundancia de fauna y por lo tanto de mariposas. Son típicas de estas áreas las Morphinae, los Agrias y los papiliónidos así como los brasólinos, helicNinos e itóminos y la gran totalidad de riodíninos y hespéridos. También es común encontrar piéridos como Phoebis, Anteos y Eurema.
Una vez abandonadas las laderas de nuestras montañas, encontramos a lo largo del territorio numerosas zonas caracterizadas por extensas llanuras cubiertas de baja vegetación, localizadas en regiones cálidas como los llanos orientales, la costa atlántica y algunos enclaves del Tolima y Huila. Se trata de inmensas planicies que se extienden por miles de kilómetros cuadrados y que se denominan sabanas. Allí la vegetación predominante son los pajonales o pastos subxerFitos y los árboles de baja altura como el chaparro y el bototo. Los géneros más comunes de mariposas que encontramos en nuestra sabana son Phoebis, Eurema, Aphrissa y Anteos de las piéridos;Dryas y Dryadula de los helicNinos y Euptoieta, Chlosyne y Anartia de los ninfálidos.
También a nivel del mar, pero con características distintas, encontramos otro tipo de ecosistemas. Uno de ellos son las llamadas formaciones secas, que se presentan en la costa caribe del país, desde el río Sinú hasta la península de la Guajira y entre las cordilleras donde las condiciones locales son similares, como el cañón del río Dagua en el Valle, el del río Chicamocha, alto río Cauca en Santander o el del río Sucio en el alto Magdalena. En estas regiones la vegetación es pequeña, caracterizada por árboles achaparrados y matas espinosas como las mimosáceas y los cardones, éstos sí de gran tamaño y densidad. Aquí la fauna de mariposas es más pobre y se presentan piéridos y ninfálidos de zonas abiertas, algunos hespéridos y licénidos diminutos.
Los manglares forman un cinturón íntimamente ligado a las costas de nuestros océanos y son considerados como uno de los ecosistemas más complejos por su grado de adaptación al medio salobre donde se desarrollan. Sujeta al régimen de las mareas, esta formación vegetal se especializó en habitar áreas que otros tipos de bosque nunca pudieron colonizar. Este fenómeno creó una alta productividad mediante muchos nichos y hábitat acuáticos, que albergan multitud de formas marinas y peces. Muchos estudios se han realizado sobre los manglares en el Pacífico donde se extienden desde el Ecuador hasta Cabo Corrientes y en el Atlántico en las islas de Salamanca y el delta del Magdalena. La fauna de mariposas que habita este tipo de ecosistema es muy desconocida. Se sabe de algunos géneros de riodíninos y hespéridos que habitan temporalmente su follaje. Sin embargo, aparece aquí un hespérido singular propio del mangle el Phocides sp.
Las primeras fases de vegetación sobre el suelo primario aluvial se denominan formaciones de playas y riberas, que están pobladas por algunas especies de plantas como las gramíneas y pajonales que se agrupan en las orillas de nuestros ríos de los llanos orientales y del Putumayo. En las riberas de estos ríos, es frecuente ver también grandes manchas de bosque alargado o selvas de galería, las cuales siguen el curso de las corrientes de agua. Este bosque tiene una naturaleza similar al bosque neotropical, convirtiéndose en una extensión de las selva neotropical inferior a través de las sabanas naturales. En estas selvas habita una sorprendente variedad de mariposas, sobre todo riodíninos, hespéridos, helicNinos y papiliónidos. Se destacan de igual manera los mórfinos Morpho achilles, M. patroclus y M. rhetenor, que forman subespecies propias de estas manchas de bosque tropical. En las regiones templadas de las cordilleras, el bosque de riberas sigue a lo largo de las quebradas andinas con la existencia de formaciones vegetales marginales que contrastan con los extensos monocultivos de café vecinos. Allí las mariposas más comunes son ninfálidos comoMarpesia, Memphis y Eresia; helicNinos como Heliconius, Dione y Eueides; papiliónidos como Papilio, Parides, y brasólinos como Opsiphanes y Caligo.
Las áreas deforestadas de las montañas han creado su propio ecosistema que se conoce con el nombre de praderas. El clima es cálido y templado y abundan las gramíneas, ocupando extensiones considerables. Este tipo de ecosistemas se pre senta también en el Valle del Cauca, a diversas alturas, y en la Sabana de Bogotá. En una vegetación dominada por los pastizales, la población de mariposas es muy escasa y en general poco apreciable. Cuando el clima es cálido o templado, encontramos piéridos como Phoebis sennae, Eurema proterpia, Eurema mexicana, y Phoebis philea; y cuando es un poco más frío aparecen las Colias y Eurema salome.
#AmorPorColombia
Habitat
Serranía del Darién, salto del Tilupo, Chocó. La selva neotropical del Chocó, una de las húmedas del mundo, es la que contiene la mayor cantidad de endemismos pertenecientes a la subfamilia Riodininae.
Dynastor macrosiris.
Parque Nacional Los Nevados. Superpáramo. En el límite inferior de este hábitat vuelan particularmente los géneros (piéridos)Tatochila y Reliquia.
Parque Nacional Los Nevados. Páramo. Por encima de los 3.200 la vegetación es muy achaparrada y son muy comunes las variedades de frailejones como este conglomerado de altramuz, Lupinus alopecuroides, del parque Los Nevados. Las familias más frecuentes aquí son piéridos, satírinos y hespéridos.
Araracuara, Amazonas. La selva húmeda neotropical se encuentra desde el nivel del mar hasta los 1.000 m. Tiene gran cantidad de especies de árboles. Estos paisajes albergan la fauna más rica en mariposas. Por su belleza y diversidad, se destacan los mórfinos, brasólinos, riodíninos y ninfálidos.
Reserva biológica Acaime, Quindío. La selva andina es una de las subzonas más llamativas de nuestro ecosistema neotropical, por su constante humedad y lluvias que la hacen tener una permanente neblina, motivo por el cual se ha llamado a este tipo de bosques “Bosque nublado andino”.
Parque nacional El Tuparro, Vichada. En áreas tropicales húmedas, nuestras mariposas se concentran más que todo en lugares cercanos a ríos y quebradas, donde se destacan las grandes Morphinae, de coloración azul, que vuelan en las horas más cálidas del día.
Guaduales y bosques de carboneros cerca a Manizales, Caldas. 1.300 m. Las selvas montañosas de nuestras cordilleras contienen especies de mariposas únicas, especialmente de satírinos y piéridos.
Orillas del río San Pichí, Chocó. La selva ecuatorial lluviosa del Chocó y la costa pacífica son una de las regiones más ricas del mundo en biodiversidad. En mariposas falta aún mucho por descubrir especialmente en riodíninos, licénidos y hespéridos.
Desierto de la Tatacoa, Huila. Las formaciones secas son muy propensas a los incendios forestales en verano. Estos bosques presentan poca fauna de Ithomiinae y Pieridae.
Desembocadura del río Meta al río Orinoco. Vichada. Los llanos, a pesar de no presentar coberturas vegetales considerables, tienen ciertos bosques que bordean los ríos llamados bosques de galería. Contienen una abundantísima fauna de mariposas, sobre todo de itóminos.
Ciénaga grande, Magdalena. Poco comparables son los Manglares por su extraordinaria adaptación al medio salobre donde se desenvuelven. Sin embargo, su fauna de mariposas diurnas es desconocida casi totalmente.
Valle del Cumbal, Nariño. En Colombia existen zonas que antes tenían buen bosque, pero que han sido intervenidas y usadas para la agricultura y ganadería, desplazando la original fauna que la habitaba.
Agrias amydon. Macho
Euselasia eucritus. Macho
Euselasia erythraea. Macho
Prepona omphale. Macho
Philaethria dido. Macho
Morpho cypris. Hembra
Arcas splendor. Macho
Catonephele numilia. Hembra
Menphis chaeronea. Hembra
Eurybia lycisca. Macho
Pierella amalia. Macho
Astraptes sp. Macho
Ithomia avella. Macho
¿En dónde viven nuestras mariposas en los bosques? La mayoría de las personas piensan que las mariposas están asociadas estrechamente con las flores. Esto es falso, pues casi todas ellas habitan en el bosque que les vio nacer, ubicándose a diferentes estratos o alturas del mismo. Algunas especies raras sólo vuelan en lo más alto de las copas, a veces descienden al suelo, aprovechan el permanente sopl que baña esos estratos superiores y muestran una llamativa coloración. En tanto otras, sólo habitan el estrato medio e inferior, muestran tonalidades más oscuras o transparentes, adaptación debida al ambiente de sombra del suelo selvático y a la frondosidad concentrada en las copas que deja pasar muy pocos rayos de luz. Este fenómeno es mucho más patente en la selva neotropical inferior, del cual extraemos estos ejemplos.
Rhetus arcius. Tiene unas largas colas que usa como mecanismo persuasivo para sus enemigos. Vive en áreas de nuestros climas templados y cálidos. Palestina, Caldas. 1.300 m.
Texto de: Juana Uribe
Colombia ha sido recientemente declarada uno de los siete países biológicamente más ricos en todo el mundo, y dentro de este grupo que incluye naciones tan importantes como Brasil, Australia o México, la flora y la fauna colombianas superan, proporcionalmente a su territorio, la de cada uno de estos países individualmente.
Esto se debe a que Colombia ocupa una posición geográfica privilegiada donde confluyen numerosos factores climáticos y geográficos que determinan su imponente naturaleza. Sus costas, bañadas por dos de los océanos más importantes, contienen el interior del país, que es atravesado por la cordillera de los Andes y un sinnúmero de ríos importantes. Localizado en la Zona Tórrida, el país goza de una gran variedad de climas, que a su vez genera una enorme diversidad biológica.
Para un habitante del hemisferio sur o norte, acostumbrado a las estaciones y a los ciclos que éstas conllevan, es muy difícil imaginar que exista un país sometido durante todo el año a climas completamente opuestos y simultáneos. Nuestras cordilleras nos permiten vivir, a pocos minutos de viaje, temperaturas que varían hasta en 40 grados centígrados con todo lo que esto implica desde el punto de vista de la vegetación y de la población animal. Y es que la topografía abrupta de los Andes ha producido una infinita variedad de medios ecológicos. Este, además, no es un fenómeno nuevo. La diversificación morfológica y la evolución de las especies se han visto favorecidas también por las barreras naturales que para ellas repre sentan nuestras cordilleras.
Una de las teorías más importantes que intentan explicar la riqueza biológica de nuestro país, es la de los Refugios del Pleistoceno, que surgió de estudios paleobotánicos y, posteriormente, fue aplicada al conocimiento de las mariposas del neotrópico por Keith Brown Jr. Según esta teoría, hace unos tres millones de años, cuando el inmenso mar cubría la región se empezó a formar una serie de cadenas montañosas submarinas, hoy conocidas como los Andes. El levantamiento de las cordilleras ocasionó una serie de climas nuevos, influidos por los llamados períodos glaciales, que generaron el desplazamiento de enormes masas de hielo. Estas avanzaron hacia las zonas templadas, disminuyendo el nivel del mar y originando nuevas plataformas continentales y la agregación a tierra firme de las islas existentes. La glaciación aumentó las nieves perpetuas provocando el descenso notorio de las temperaturas térmicas. Esto se fue alternando posteriormente con períodos de interglaciación, lo que produjo una fluctuación muy fuerte en las temperaturas y condiciones climáticas. La vegetación se vio inmediatamente afectada, concentrándose o esparciéndose según la humedad del clima al que era sometida. Lo más interesante de este fenómeno es que muchas de las selvas que hoy subsisten permanecieron indiferentes a estos cambios climáticos, sobreviviendo gracias a su posición sobre tierras bajas. Estos son los llamados Refugios Pleistocénicos en donde surgieron una flora y una fauna cuyo exotismo y riqueza aún nos sorprenden. Estos refugios fueron evolucionando separadamente hasta formar razas exclusivas o endemismos únicos. En algunos períodos, debido a la expansión húmeda, existió la posibilidad de que ocurrieran algunos intercambios biológicos en los que prosperaron nuevas subespecies que sobrevivieron ayudadas por su perfecta adaptación a los períodos de restricción o aislamiento.
De todo se puede concluir que son muchos los factores que favorecen a Colombia para poseer una flora y una fauna excepcionales. Algunos puntos de referencia nos pueden ilustrar lo que esto significa con respecto a otros países. Tomemos por ejemplo un tipo de plantas, las angiospermas, de las que existen unas 250.000 especies en todo el mundo. Colombia posee 50.000, es decir un 20%. Lo mismo sucede con las orquídeas de las que Colombia cuenta con unas 3.500 especies de un total de 20.000 . Y no sólo en la flora. Nuestra fauna también ocupa lugares privilegiados. Por ejemplo, es el país con un mayor número de especies de aves silvestres en el mundo, con 1.700 de las 8.000 existentes. En cuanto a las mariposas, que son el segundo orden de insectos más numerosos del planeta, Colombia cuenta con unas 3.500 de las 15.000 conocidas. Esto no es difícil de creer si tenemos en cuenta que el número de familias que se encuentran en un territorio es directamente proporcional a la diversidad de su flora, y ésta a su vez es directamente proporcional a la multiplicidad de factores climáticos. De allí que un censo realizado en diez kilómetros de los Andes arroje como resultado un mayor número de familias de mariposas que el que existe en toda Europa.
Desde este punto de vista, es importante entender que el interés científico que existe sobre las mariposas, no responde solamente a una curiosidad estética ni a un espíritu coleccionista. La mariposa es, dentro del mundo de los insectos, tal vez la que más refleja la salud del medio ambiente en que vive. Así, quienes la estudian pueden investigar a través de ella lo que sucede a su alrededor. La presencia de una variedad de mariposas, por ejemplo, indica sin lugar a dudas la existencia de un tipo de vegetación específica. Cuando se detecta alguna familia exclusiva de un lugar, implica un caso de endemismo. Y no sólo en este sentido; también los primeros síntomas de extinción de una especie de mariposas permiten detectar inmediata mente variaciones del ecosistema. Es por esto por lo que que más que ningún otro animal, la mariposa guarda una relación muy cercana con el medio que la rodea y, estudiando el mapa de los ecosistemas del país, podemos hacer un recorrido que nos permita ubicarlas según el hábitat en que realizan sus ciclos biológicos de metamorfosis, reproducción y territorio.
Partiendo desde lo más alto de las montañas encontramos las formaciones de páramo, cuya flora resiste a duras condiciones climáticas marcadas por el viento y los rayos ultravioleta. La vegetación baja o achaparrada hace su aparición aquí, con la presencia de muchas variedades de frailejones, líquenes y musgos. La acción constante de los vientos hace que la humedad sea muy baja. A medida que desciende, el páramo tiene ciertas subzonas que a su vez presentan una vegetación y vida animal propias.
Entre los 4.500 y 4.200 metros de altura por encima del nivel del mar, encontramos la subzona denominada superpáramo. Ejemplos de esta región faunística hallamos de un extremo a otro de los Andes, ocupando casquetes aislados unos de otros, como si fueran islotes, lo que genera pequeños endemismos. El suprapáramo aparece en casi todas las altitudes andinas donde la nieve cubre sus cimas, y su clima, permanentemente inferior a los cero grados centígrados, hace que su fauna y flora sean las más pobres e inaccesibles de todo el territorio. La vegetación es pequeña, dispersa y no asociada. Las especies de plantas más comunes son Senecio, que nacen en los arenales y cascajales. También se encuen tran algunas gramíneas. Por obvios motivos, son muy pocos los géneros de maripo sas que pueblan estas zonas. Aunque en las tres cordilleras se encuentran algunos géneros de mariposas como Tatochila, y en la Sierra Nevada de Santa Marta ejemplares de Reliquia que han logrado sobrevivir a seme jantes alturas por miles de años.
Entre los 4.000 y los 3.500 metros encontramos lo que se denomina el páramo verdadero. Estas formaciones paramunas suelen estar cubiertas por inmensas praderas de gramíneas fasciculadas como la Festuca y la Calamagrostis y otras especies de hojas menudas y densas como Hipericum, pero las plantas más características de estas zonas son los frailejones. Muchos de estos páramos se presentan en la Sierra Nevada del Cocuy, la Sierra Nevada de Santa Marta y en el Puracé. La variedad de mariposas en esta zona es un poco más rica y colorida. Los géneros más característicos son, entre los piéridos Catasticta; Tatochila y Colias; de los satírinos, Junea, Steroma, Lymanopoda, Corades, y de los ninfálidos, Vanessa.
Un poco más abajo, hacia los 3.200 metros por encima del nivel del mar, encontramos el subpáramo, que presenta temperaturas inferiores a los 8 grados centígrados. Es una región de transición entre el bosque andino y el páramo verdadero, y su vegetación, en la que abunda el matorral, es una mezcla de esas dos formaciones. De esta región son características algunas plantas Compuestas como Senecio, Loricaria, Stevia y Eupatorium. También se encuentran algunas melastomatáceas como Monochaetum y Purpurella. Alrededor de éstos se observa gran cantidad de satírinos, piéridos y licénidos, que son mariposas típicas de las áreas de páramo o de bosque nublado.
De los 3.500 metros sobre el nivel del mar hacia abajo, se encuentra la formación vegetal conocida como selva neotropical, también llamada por los científicos Bosque húmedo tropical. Es el bosque más rico en especies de flora y fauna del mundo y el que más cobertura alcanza en Colombia. Está caracterizado por tener una muy alta humedad relativa y por la presencia de una enorme cantidad de árboles, muchos de ellos de dimensiones espectaculares como la ceiba, el cedro, los ficus y el chachajo, que a su vez forman la llamada Bóveda o estrato superior. Por debajo de ella encontramos otros árboles más pequeños, que conforman estratos medios e inferiores, donde la actividad fotosintética se dificulta debido a los obstáculos que encuentran los rayos solares para llegar al suelo. Aquí proliferan las palmas, las parásitas y las lianas, que logran captar la poca luz que llega. En el bosque húmedo tropical es posible encontrar más de 200 especies de plantas en menos de una hectárea de tierra. Esto sucede en algunas zonas del Putumayo y la costa pacífica. Este tipo de bosque cubre una gran parte de nuestro país y está subdividido en tres subzonas importantes, en las que se concentran la mayor parte de las familias de mariposas de Colombia.
La primera de estas subzonas es la selva andina, que está comprendida entre los 3.800 y los 2.400 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas de 7 a 15C, y precipitación de lluvias promedio de 2.000 mm al año. Es una zona caracterizada por una nubosidad constante que, sumada a una muy alta humedad, adquiere un aire misterioso e impactante y un colorido opaco y pastel de singular belleza y exotismo. Este tipo de selva se encuentra frecuentemente en las vertientes altas de las cordilleras, especialmente en la central (Parque Nacional Los Nevados), en los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y Tolima. En el Parque Nacional Chingaza, en Cundinamarca, encontramos otro ejemplo típico. La vegetación dominante en la selva andina son los cinturones de chusque, los árboles enormes como el sietecueros y el roble y algunas palmas como la de cera. Los géneros de mariposas que pueblan esta zona son de porte pequeño y tonalidades oscuras. Entre ellas se encuentran Pedaloides, Corades y Lymanopoda. Algunos piéridos como Leodonta, Catasticta y Leptophobia y otros ninfálidos como Perisama y Eresia.
La selva subandina se extiende desde las zonas de piedemonte de las tres cordilleras, entre los 2.500 y los 1.200 metros sobre el nivel del mar y su temperatura varía desde los 16 a los 23 centígrados. Con una precipitación de lluvias anual superior a los 1.500 mm., esta formación adquiere el nombre de Bosque húmedo premontano. Imponentes ejemplos de selva subandina encontra mos en las laderas de la Cordillera Occidental, en los cerros Torrá, Tatamá y la Serranía de los Paraguas, en el departamento del Chocó. También en los Farallones de Cali, en el Valle, en el Cerro Timbiquí del Cauca y La Planada en Nariño. Por otro lado, el piedemonte de la Cordillera Oriental, especialmente en el Putumayo, el Caquetá y Meta, cuentan también con numerosas zonas de selva subandina. El paisaje que encontramos en estas regiones es tal vez uno de los más exóticos de nuestro territorio, ya que debido a la alta humedad reinante la flora de estas zonas se caracteriza por la existencia de numerosos helechos, líquenes, orquídeas y musgos, así como guamos y yarumos. Desafortunadamente, son muy pocos los estudios que sobre la fauna de estas regiones se han hecho hasta ahora. En el campo de las mariposas, sabemos que allí se presentan numerosos casos de endemismos únicos como los ninfálidos Memphis laura rosae, Prepona werneri, Agrias amydon amaryllis; los helicNinos Heliconius heurippa y Heliconius longarenus y los papiliónidos Protesilaus dospassosi y Protesilaus illuminatus.
Por debajo de los 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, encontramos la selva neotropical inferior . Allí las temperaturas se elevan de 24 a 30 C y las precipitaciones son superiores a los 8.000 mm anuales. Este tipo de selva aparece en casi toda la costa pacífica, sobre todo en los parques naturales como los Katíos, Gorgona y las Orquídeas. También es característico del valle medio del río Magdalena y en el trayecto bajo del río Cauca. Otros ejemplos son las partes baja y media de la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía de la Macarena, así como todas las zonas del piedemonte inferior del Caquetá y el Putumayo y las cuencas de los ríos Catatumbo, ríos Negro y OpN?. De igual forma, el bosque neotropical domina toda esa gran región oriental de la Amazonia y parte de la Orinoquia colombiana. Allí se encuentran asociaciones típicas de plantas dentro de las que destacamos el catival, el guadual y los bosques de palmas. Gracias a esta riqueza de flora, encontramos una correspondiente abundancia de fauna y por lo tanto de mariposas. Son típicas de estas áreas las Morphinae, los Agrias y los papiliónidos así como los brasólinos, helicNinos e itóminos y la gran totalidad de riodíninos y hespéridos. También es común encontrar piéridos como Phoebis, Anteos y Eurema.
Una vez abandonadas las laderas de nuestras montañas, encontramos a lo largo del territorio numerosas zonas caracterizadas por extensas llanuras cubiertas de baja vegetación, localizadas en regiones cálidas como los llanos orientales, la costa atlántica y algunos enclaves del Tolima y Huila. Se trata de inmensas planicies que se extienden por miles de kilómetros cuadrados y que se denominan sabanas. Allí la vegetación predominante son los pajonales o pastos subxerFitos y los árboles de baja altura como el chaparro y el bototo. Los géneros más comunes de mariposas que encontramos en nuestra sabana son Phoebis, Eurema, Aphrissa y Anteos de las piéridos;Dryas y Dryadula de los helicNinos y Euptoieta, Chlosyne y Anartia de los ninfálidos.
También a nivel del mar, pero con características distintas, encontramos otro tipo de ecosistemas. Uno de ellos son las llamadas formaciones secas, que se presentan en la costa caribe del país, desde el río Sinú hasta la península de la Guajira y entre las cordilleras donde las condiciones locales son similares, como el cañón del río Dagua en el Valle, el del río Chicamocha, alto río Cauca en Santander o el del río Sucio en el alto Magdalena. En estas regiones la vegetación es pequeña, caracterizada por árboles achaparrados y matas espinosas como las mimosáceas y los cardones, éstos sí de gran tamaño y densidad. Aquí la fauna de mariposas es más pobre y se presentan piéridos y ninfálidos de zonas abiertas, algunos hespéridos y licénidos diminutos.
Los manglares forman un cinturón íntimamente ligado a las costas de nuestros océanos y son considerados como uno de los ecosistemas más complejos por su grado de adaptación al medio salobre donde se desarrollan. Sujeta al régimen de las mareas, esta formación vegetal se especializó en habitar áreas que otros tipos de bosque nunca pudieron colonizar. Este fenómeno creó una alta productividad mediante muchos nichos y hábitat acuáticos, que albergan multitud de formas marinas y peces. Muchos estudios se han realizado sobre los manglares en el Pacífico donde se extienden desde el Ecuador hasta Cabo Corrientes y en el Atlántico en las islas de Salamanca y el delta del Magdalena. La fauna de mariposas que habita este tipo de ecosistema es muy desconocida. Se sabe de algunos géneros de riodíninos y hespéridos que habitan temporalmente su follaje. Sin embargo, aparece aquí un hespérido singular propio del mangle el Phocides sp.
Las primeras fases de vegetación sobre el suelo primario aluvial se denominan formaciones de playas y riberas, que están pobladas por algunas especies de plantas como las gramíneas y pajonales que se agrupan en las orillas de nuestros ríos de los llanos orientales y del Putumayo. En las riberas de estos ríos, es frecuente ver también grandes manchas de bosque alargado o selvas de galería, las cuales siguen el curso de las corrientes de agua. Este bosque tiene una naturaleza similar al bosque neotropical, convirtiéndose en una extensión de las selva neotropical inferior a través de las sabanas naturales. En estas selvas habita una sorprendente variedad de mariposas, sobre todo riodíninos, hespéridos, helicNinos y papiliónidos. Se destacan de igual manera los mórfinos Morpho achilles, M. patroclus y M. rhetenor, que forman subespecies propias de estas manchas de bosque tropical. En las regiones templadas de las cordilleras, el bosque de riberas sigue a lo largo de las quebradas andinas con la existencia de formaciones vegetales marginales que contrastan con los extensos monocultivos de café vecinos. Allí las mariposas más comunes son ninfálidos comoMarpesia, Memphis y Eresia; helicNinos como Heliconius, Dione y Eueides; papiliónidos como Papilio, Parides, y brasólinos como Opsiphanes y Caligo.
Las áreas deforestadas de las montañas han creado su propio ecosistema que se conoce con el nombre de praderas. El clima es cálido y templado y abundan las gramíneas, ocupando extensiones considerables. Este tipo de ecosistemas se pre senta también en el Valle del Cauca, a diversas alturas, y en la Sabana de Bogotá. En una vegetación dominada por los pastizales, la población de mariposas es muy escasa y en general poco apreciable. Cuando el clima es cálido o templado, encontramos piéridos como Phoebis sennae, Eurema proterpia, Eurema mexicana, y Phoebis philea; y cuando es un poco más frío aparecen las Colias y Eurema salome.