- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
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- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
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- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
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- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
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- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
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- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
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- Andrés de Santa María (1985)
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- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
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- Érase una vez Colombia (2005)
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- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
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- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
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- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
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- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Manglares y salinidad
En el Caribe colombiano las bajas precipitaciones, de menos de 1000 milímetros por año, determinan que la salinidad del suelo aumente considerablemente por la alta tasa de evaporación, a menos que la zona sea inundada periódicamente por agua dulce. Por lo tanto, cuando se interrumpe este intercambio de las aguas se presentan alteraciones catastróficas en el suelo.
En el Caribe colombiano las bajas precipitaciones, de menos de 1000 milímetros por año, determinan que la salinidad del suelo aumente considerablemente por la alta tasa de evaporación, a menos que la zona sea inundada periódicamente por agua dulce. Por lo tanto, cuando se interrumpe este intercambio de las aguas se presentan alteraciones catastróficas en el suelo.
Al bloquearse la entrada de agua dulce proveniente de las inundaciones del río Magdalena a la Ciénaga Grande de Santa Marta, se incrementó de tal forma la salinidad del suelo que amplias franjas de mangle rojo empezaron a morir, debido a que esta especie no soporta salinidades que superen las del agua de mar.
Cuando en zonas con bajas precipitaciones se bloquea el intercambio de agua dulce y salada en el manglar, como el ocasionado por la construcción y levantamiento del terraplén de la carretera Barranquilla Santa Marta, que corre a lo largo de la isla de Salamanca, se producen alteraciones hídricas que causan al manglar daños irreparables.
Manglar muerto en el Parque de Salamanca.
En la zona de Salamanca, izquierda, al quedar una parte del manglar sin el aporte de agua dulce y verse el plano de inunda-ción marina expuesto a altas tasas de evaporación, se incrementó de tal manera la salinidad del suelo que amplias franjas del manglar murieron. Hoy, en lo que antes era un manglar lleno de vida, tan sólo vemos los restos de sus esqueletos vegetales en ese gigantesco cementerio de sal.
Los primeros en desa-parecer fueron los mangles rojos, abajo, por no disponer de adaptaciones adecuadas para soportar salinidades de mas de 50 partes por mil de sal.
El mangle rojo dispone de una estrategia particular para permitir la entrada de agua dulce y dejar fuera las sales. Esto lo hace mediante mecanismos de ultrafiltración selectiva a nivel de las células de sus raíces. Para lograrlo tiene que man-tener grandes presiones negativas internas y ,succionar» el agua dulce del mar. Cuando la salinidad aumenta el mangle no puede seguir sosteniendo estas diferencias de presiones y las, sales empiezan a entrar produciendo inmediata-mente un desequilibrio en el funcionamiento de las células. Según la cantidad de sal el manglar presenta diferentes síntomas: si es tolerable reacciona perdiendo sus hojas y si es demasiada le produce la muerte.
El mangle rojo dispone de una estrategia particular para permitir la entrada de agua dulce y dejar fuera las sales. Esto lo hace mediante mecanismos de ultrafiltración selectiva a nivel de las células de sus raíces. Para lograrlo tiene que man-tener grandes presiones negativas internas y ,succionar» el agua dulce del mar. Cuando la salinidad aumenta el mangle no puede seguir sosteniendo estas diferencias de presiones y las, sales empiezan a entrar produciendo inmediata-mente un desequilibrio en el funcionamiento de las células. Según la cantidad de sal el manglar presenta diferentes síntomas: si es tolerable reacciona perdiendo sus hojas y si es demasiada le produce la muerte.
El mangle rojo dispone de una estrategia particular para permitir la entrada de agua dulce y dejar fuera las sales. Esto lo hace mediante mecanismos de ultrafiltración selectiva a nivel de las células de sus raíces. Para lograrlo tiene que man-tener grandes presiones negativas internas y ,succionar» el agua dulce del mar. Cuando la salinidad aumenta el mangle no puede seguir sosteniendo estas diferencias de presiones y las, sales empiezan a entrar produciendo inmediata-mente un desequilibrio en el funcionamiento de las células. Según la cantidad de sal el manglar presenta diferentes síntomas: si es tolerable reacciona perdiendo sus hojas y si es demasiada le produce la muerte.
El mangle rojo dispone de una estrategia particular para permitir la entrada de agua dulce y dejar fuera las sales. Esto lo hace mediante mecanismos de ultrafiltración selectiva a nivel de las células de sus raíces. Para lograrlo tiene que man-tener grandes presiones negativas internas y ,succionar» el agua dulce del mar. Cuando la salinidad aumenta el mangle no puede seguir sosteniendo estas diferencias de presiones y las, sales empiezan a entrar produciendo inmediata-mente un desequilibrio en el funcionamiento de las células. Según la cantidad de sal el manglar presenta diferentes síntomas: si es tolerable reacciona perdiendo sus hojas y si es demasiada le produce la muerte.
Las precipitaciones del Pacífico colombiano, página siguiente, de las mas altas del mundo, diluyen constantemente el agua salada. Esto hace que los manglares alcancen en esta zona su máximo desarrollo. Con las lluvias se arrastran sedimentos y nutrientes, los cuales son captados por el manglar y utilizados para incremen-tar su biomasa.
Texto de: Henry von Prahl
Al observar la distribución de los Manglares a lo largo de la franja afectada por el medio marino, y verlos con sus raíces dentro del agua salada, lo primero que nos viene a la cabeza es que no pueden vivir sin ella. Incluso, las llamamos plantas halFilas, es decir amantes de la sal. Pero este amor por la sal no es del todo cierto ya que los mangles, como la mayor parte de las plantas terrestres, dependen del agua dulce para su normal desarrollo y por esto es mejor calificarlas como talofitas facultativas, es decir, tolerantes al agua salada.
Entonces, ¿porqué viven en este medio? Aparentemente la salinidad es importante para el mangle porque evita la invasión de plantas terrestres al medio. Así se resguardan de la acción de las fitotoxinas y demás armas químicas de sus competidoras.
Al vivir en un medio intolerable para las otras plantas, estos pueden formar bosques puros, dominados por unas cuantas especies sin la presencia de rivales biológicos. Este fenómeno se aprecia a lo largo de la costa colombiana del Pacífico, donde la penetración de los Manglares concuerda con los límites máximos alcanzados por las mareas. Pero tal alianza es un arma de doble filo, sobre todo en zonas con bajas precipitaciones y altas tasas de evaporación.
Con el incremento en la salinidad del agua, ésta se vuelve contra los propios mangles y altera los procesos físicos y fisiológicos que controlan su entrada a través de las raíces o su evacuación por glándulas especializadas de las hojas. Para evitar bloqueos en los sistemas de ultrafiltración y evacuación de sales, es importante que existan diluciones temporales del agua salada, de manera que ésta se mantenga dentro de rangos tolerables. Por lo tanto, el aporte de agua dulce es fundamental para modificar la salinidad y prevenir su elevación a niveles tóxicos para los Manglares.
A su vez, las aguas continentales canalizadas por los ríos, cargadas normalmente con sedimentos terrígenos ricos en nutrientes inorgánicos, son fundamentales para alimentar a los mangles y estimular así su crecimiento vigoroso. Esto explica que los bosques mejor desarrollados se encuentren en los deltas de los ríos y demás sistemas estuarinos costeros de agua dulce o salobre cargada de material inorgánico en suspensión.
También hay que considerar que el limo y demás materiales de sedimentación depositados por los ríos, son fundamentales en la creación de nuevas bases de anclaje para los embriones de mangle, pues de este modo facilitan su continua génesis y expansión. En efecto, la formación de nuevos playones fangosos es definitiva para la renovación del manglar.
Pero hace algunos años no se tenía clara esta relación de los Manglares con el agua dulce y tal desconocimiento fue, en muchos casos, el causante de alteraciones que modificaron completamente el ambiente estuarino, provocando desequilibrio en el medio. Un ejemplo ostensible es el Parque de Salamanca y la Ciénaga Grande de Santa Marta, el sistema estuarino más grande del Caribe, con alrededor de 450 kilómetros cuadrados de extensión.
Debido a la construcción de la vía Barranquilla Santa Marta fue levantado un terraplén que impide el intercambio de aguas saladas y dulces entre la franja que da al oleaje marino y la llanura de inundación expuesta al agua dulce de las crecientes del río Magdalena.
Los Manglares que quedaron sobre la franja costera expuesta a las mareas, murieron al acumularse y evaporarse el agua salada en las depresiones localizadas entre el dique y la costa. Los mangles rojos fueron los primeros en perecer por su menor tolerancia al incremento en la salinidad.
Hoy podemos apreciar sus troncos blancos, erguidos como esqueletos vegetales en un cementerio de sal. Los mangles negros resisten mejor a la alta concentración salina, por eso algunos la soportaron; pero no son nada parecidos a sus orgullosos padres son achaparrados; a duras penas superviven en tan extremas condiciones, pues toda su energía la gastan en evacuar el exceso de sales a través de las hojas y la poca que les sobra la utilizan para mantenerse con vida.
La salinización de estos suelos no sólo se propició por el corte del flujo de agua dulce necesaria para diluir la salada, sino también por el clima. Las altas tasas de evaporación convirtieron el lugar en un salitral sin vida.
Es importante recordar que la región se clasifica dentro de una zona de vida correspondiente al bosque muy seco tropical (bms T), con precipitaciones que van de 685 milímetros/ año, en la franja costera, hasta 1350 milímetros/año en cercanías de las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Pero los Manglares que quedaron al otro lado del dique, bajo influencia de los planos de inundación del río Magdalena, también se afectaron al quedar bloqueada la entrada de aguas saladas y salobres.
Las plantas terrestres más agresivas penetraron en el manglar, desplazándolo gradualmente en una guerra sin cuartel, que estaba perdida desde el principio al faltar el agente seleccionador, su tradicional aliado el agua salada.
Un fenómeno similar se vive actualmente en la Ciénaga Grande de Santa Marta por el taponamiento de los caños de descarga de las crecientes del río Magdalena a este gigantesco sistema estuarino.
Esto afecta sensiblemente a los Manglares, los cuales mueren en masa; pero su ruina no viene sola, con ellos arrastra la vida de todo el estuario, al derrumbarse la red alimenticia, a la cual también ésta unido el hombre.
Cuando apreciamos esta destrucción, causada en gran parte por nuestra ignorancia y subvaloración del manglar, tenemos que admitir que en esto sólo han ganado unos pocos, pero hemos perdido todos.
#AmorPorColombia
Manglares y salinidad
En el Caribe colombiano las bajas precipitaciones, de menos de 1000 milímetros por año, determinan que la salinidad del suelo aumente considerablemente por la alta tasa de evaporación, a menos que la zona sea inundada periódicamente por agua dulce. Por lo tanto, cuando se interrumpe este intercambio de las aguas se presentan alteraciones catastróficas en el suelo.
En el Caribe colombiano las bajas precipitaciones, de menos de 1000 milímetros por año, determinan que la salinidad del suelo aumente considerablemente por la alta tasa de evaporación, a menos que la zona sea inundada periódicamente por agua dulce. Por lo tanto, cuando se interrumpe este intercambio de las aguas se presentan alteraciones catastróficas en el suelo.
Al bloquearse la entrada de agua dulce proveniente de las inundaciones del río Magdalena a la Ciénaga Grande de Santa Marta, se incrementó de tal forma la salinidad del suelo que amplias franjas de mangle rojo empezaron a morir, debido a que esta especie no soporta salinidades que superen las del agua de mar.
Cuando en zonas con bajas precipitaciones se bloquea el intercambio de agua dulce y salada en el manglar, como el ocasionado por la construcción y levantamiento del terraplén de la carretera Barranquilla Santa Marta, que corre a lo largo de la isla de Salamanca, se producen alteraciones hídricas que causan al manglar daños irreparables.
Manglar muerto en el Parque de Salamanca.
En la zona de Salamanca, izquierda, al quedar una parte del manglar sin el aporte de agua dulce y verse el plano de inunda-ción marina expuesto a altas tasas de evaporación, se incrementó de tal manera la salinidad del suelo que amplias franjas del manglar murieron. Hoy, en lo que antes era un manglar lleno de vida, tan sólo vemos los restos de sus esqueletos vegetales en ese gigantesco cementerio de sal.
Los primeros en desa-parecer fueron los mangles rojos, abajo, por no disponer de adaptaciones adecuadas para soportar salinidades de mas de 50 partes por mil de sal.
El mangle rojo dispone de una estrategia particular para permitir la entrada de agua dulce y dejar fuera las sales. Esto lo hace mediante mecanismos de ultrafiltración selectiva a nivel de las células de sus raíces. Para lograrlo tiene que man-tener grandes presiones negativas internas y ,succionar» el agua dulce del mar. Cuando la salinidad aumenta el mangle no puede seguir sosteniendo estas diferencias de presiones y las, sales empiezan a entrar produciendo inmediata-mente un desequilibrio en el funcionamiento de las células. Según la cantidad de sal el manglar presenta diferentes síntomas: si es tolerable reacciona perdiendo sus hojas y si es demasiada le produce la muerte.
El mangle rojo dispone de una estrategia particular para permitir la entrada de agua dulce y dejar fuera las sales. Esto lo hace mediante mecanismos de ultrafiltración selectiva a nivel de las células de sus raíces. Para lograrlo tiene que man-tener grandes presiones negativas internas y ,succionar» el agua dulce del mar. Cuando la salinidad aumenta el mangle no puede seguir sosteniendo estas diferencias de presiones y las, sales empiezan a entrar produciendo inmediata-mente un desequilibrio en el funcionamiento de las células. Según la cantidad de sal el manglar presenta diferentes síntomas: si es tolerable reacciona perdiendo sus hojas y si es demasiada le produce la muerte.
El mangle rojo dispone de una estrategia particular para permitir la entrada de agua dulce y dejar fuera las sales. Esto lo hace mediante mecanismos de ultrafiltración selectiva a nivel de las células de sus raíces. Para lograrlo tiene que man-tener grandes presiones negativas internas y ,succionar» el agua dulce del mar. Cuando la salinidad aumenta el mangle no puede seguir sosteniendo estas diferencias de presiones y las, sales empiezan a entrar produciendo inmediata-mente un desequilibrio en el funcionamiento de las células. Según la cantidad de sal el manglar presenta diferentes síntomas: si es tolerable reacciona perdiendo sus hojas y si es demasiada le produce la muerte.
El mangle rojo dispone de una estrategia particular para permitir la entrada de agua dulce y dejar fuera las sales. Esto lo hace mediante mecanismos de ultrafiltración selectiva a nivel de las células de sus raíces. Para lograrlo tiene que man-tener grandes presiones negativas internas y ,succionar» el agua dulce del mar. Cuando la salinidad aumenta el mangle no puede seguir sosteniendo estas diferencias de presiones y las, sales empiezan a entrar produciendo inmediata-mente un desequilibrio en el funcionamiento de las células. Según la cantidad de sal el manglar presenta diferentes síntomas: si es tolerable reacciona perdiendo sus hojas y si es demasiada le produce la muerte.
Las precipitaciones del Pacífico colombiano, página siguiente, de las mas altas del mundo, diluyen constantemente el agua salada. Esto hace que los manglares alcancen en esta zona su máximo desarrollo. Con las lluvias se arrastran sedimentos y nutrientes, los cuales son captados por el manglar y utilizados para incremen-tar su biomasa.
Texto de: Henry von Prahl
Al observar la distribución de los Manglares a lo largo de la franja afectada por el medio marino, y verlos con sus raíces dentro del agua salada, lo primero que nos viene a la cabeza es que no pueden vivir sin ella. Incluso, las llamamos plantas halFilas, es decir amantes de la sal. Pero este amor por la sal no es del todo cierto ya que los mangles, como la mayor parte de las plantas terrestres, dependen del agua dulce para su normal desarrollo y por esto es mejor calificarlas como talofitas facultativas, es decir, tolerantes al agua salada.
Entonces, ¿porqué viven en este medio? Aparentemente la salinidad es importante para el mangle porque evita la invasión de plantas terrestres al medio. Así se resguardan de la acción de las fitotoxinas y demás armas químicas de sus competidoras.
Al vivir en un medio intolerable para las otras plantas, estos pueden formar bosques puros, dominados por unas cuantas especies sin la presencia de rivales biológicos. Este fenómeno se aprecia a lo largo de la costa colombiana del Pacífico, donde la penetración de los Manglares concuerda con los límites máximos alcanzados por las mareas. Pero tal alianza es un arma de doble filo, sobre todo en zonas con bajas precipitaciones y altas tasas de evaporación.
Con el incremento en la salinidad del agua, ésta se vuelve contra los propios mangles y altera los procesos físicos y fisiológicos que controlan su entrada a través de las raíces o su evacuación por glándulas especializadas de las hojas. Para evitar bloqueos en los sistemas de ultrafiltración y evacuación de sales, es importante que existan diluciones temporales del agua salada, de manera que ésta se mantenga dentro de rangos tolerables. Por lo tanto, el aporte de agua dulce es fundamental para modificar la salinidad y prevenir su elevación a niveles tóxicos para los Manglares.
A su vez, las aguas continentales canalizadas por los ríos, cargadas normalmente con sedimentos terrígenos ricos en nutrientes inorgánicos, son fundamentales para alimentar a los mangles y estimular así su crecimiento vigoroso. Esto explica que los bosques mejor desarrollados se encuentren en los deltas de los ríos y demás sistemas estuarinos costeros de agua dulce o salobre cargada de material inorgánico en suspensión.
También hay que considerar que el limo y demás materiales de sedimentación depositados por los ríos, son fundamentales en la creación de nuevas bases de anclaje para los embriones de mangle, pues de este modo facilitan su continua génesis y expansión. En efecto, la formación de nuevos playones fangosos es definitiva para la renovación del manglar.
Pero hace algunos años no se tenía clara esta relación de los Manglares con el agua dulce y tal desconocimiento fue, en muchos casos, el causante de alteraciones que modificaron completamente el ambiente estuarino, provocando desequilibrio en el medio. Un ejemplo ostensible es el Parque de Salamanca y la Ciénaga Grande de Santa Marta, el sistema estuarino más grande del Caribe, con alrededor de 450 kilómetros cuadrados de extensión.
Debido a la construcción de la vía Barranquilla Santa Marta fue levantado un terraplén que impide el intercambio de aguas saladas y dulces entre la franja que da al oleaje marino y la llanura de inundación expuesta al agua dulce de las crecientes del río Magdalena.
Los Manglares que quedaron sobre la franja costera expuesta a las mareas, murieron al acumularse y evaporarse el agua salada en las depresiones localizadas entre el dique y la costa. Los mangles rojos fueron los primeros en perecer por su menor tolerancia al incremento en la salinidad.
Hoy podemos apreciar sus troncos blancos, erguidos como esqueletos vegetales en un cementerio de sal. Los mangles negros resisten mejor a la alta concentración salina, por eso algunos la soportaron; pero no son nada parecidos a sus orgullosos padres son achaparrados; a duras penas superviven en tan extremas condiciones, pues toda su energía la gastan en evacuar el exceso de sales a través de las hojas y la poca que les sobra la utilizan para mantenerse con vida.
La salinización de estos suelos no sólo se propició por el corte del flujo de agua dulce necesaria para diluir la salada, sino también por el clima. Las altas tasas de evaporación convirtieron el lugar en un salitral sin vida.
Es importante recordar que la región se clasifica dentro de una zona de vida correspondiente al bosque muy seco tropical (bms T), con precipitaciones que van de 685 milímetros/ año, en la franja costera, hasta 1350 milímetros/año en cercanías de las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Pero los Manglares que quedaron al otro lado del dique, bajo influencia de los planos de inundación del río Magdalena, también se afectaron al quedar bloqueada la entrada de aguas saladas y salobres.
Las plantas terrestres más agresivas penetraron en el manglar, desplazándolo gradualmente en una guerra sin cuartel, que estaba perdida desde el principio al faltar el agente seleccionador, su tradicional aliado el agua salada.
Un fenómeno similar se vive actualmente en la Ciénaga Grande de Santa Marta por el taponamiento de los caños de descarga de las crecientes del río Magdalena a este gigantesco sistema estuarino.
Esto afecta sensiblemente a los Manglares, los cuales mueren en masa; pero su ruina no viene sola, con ellos arrastra la vida de todo el estuario, al derrumbarse la red alimenticia, a la cual también ésta unido el hombre.
Cuando apreciamos esta destrucción, causada en gran parte por nuestra ignorancia y subvaloración del manglar, tenemos que admitir que en esto sólo han ganado unos pocos, pero hemos perdido todos.