Laguna Chica en Cumaná

Texto de: Alexander von Humboldt

[…]El puerto de Cumaná fue día a día más estrechamente bloqueado, y la vana espera de los correos españoles nos retuvo ahí dos meses y medio más. A menudo estuvimos deseosos de pasar a las islas danesas que gozaban de una feliz neutralidad; pero pensamos que una vez fuera de las colonias españolas, encontraríamos dificultades para entrar de nuevo a ellas. Con permisos tan amplios como aquellos que un momento de favor nos había hecho acordar, era necesario no osar nada que pudiese disgustar a las autoridades locales. Empleamos nuestro tiempo en completar la “Flora de Cumaná”, en examinar geognósticamente la parte oriental de la península de Araya, y en observar un número considerable de eclipses de satélites que confirmaban la longitud del lugar ya obtenida por otros medios. Hicimos también experiencias sobre las refracciones extraordinarias, sobre la evaporación y sobre la electricidad atmosférica. […]

[…] El 4 de noviembre a la una de la madrugada, nos dimos a la vela para ir en busca de la mina de alumbre nativo. Había embarcado mi barómetro y mi gran anteojo de Dollon para observar, en la Laguna Chica, al este de la población de Manicuares, la inmersión del primer satélite de júpiter. Este proyecto no fue, sin embargo, ejecutado, porque vientos contrarios nos lo impidieron antes del amanecer. El espectáculo de la fosforescencia del mar, embellecido por el juego de marsoplas que rodeaban nuestra piragua, podía compensarnos este retardo. Pasamos de nuevo por estos parajes, donde, del seno del micaesquisto, al fondo del mar, brotan fuentes de petróleo cuyo olor se hace sentir de lejos. Cuando se recuerda que, más al Este, cerca de Cariaco, las aguas cálidas y submarinas son bastante abundantes para poder cambiar la temperatura del golfo en su superficie, no se podrá dudar de que el petróleo no viene, como por efecto de una destilación, de una inmensa profundidad; que no surge de estas rocas primitivas, bajo las cuales se encuentra el centro de todas las conmociones volcánicas.

La Laguna Chica es una dársena rodeada de montañas cortadas a pico y que no está unida al golfo de Cariaco sino por un estrecho canal de 25 brazas de fondo. Se la creería, como el bello puerto de Acapulco, formada por el efecto de un temblor de tierra. Una pequeña playa parece probar que el mar se pierde aquí sobre la tierra, como sucede en la costa opuesta de Cumaná. La península de Araya, que está entre los cabos Mero y de las Minas extendiéndose en unas 1.400 toesas de longitud, tiene un poco más de 4.000 cerca de la Laguna Chica, contando de una orilla a la otra. Es esta distancia poco considerable la que debíamos atravesar para encontrar alumbre nativo y para llegar al cabo llamado Punta de Chuparuparu. […]