- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
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- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
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- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
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- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
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- Manzur. Homenaje (2005)
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- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
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- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
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- Hugo Zapata (2009)
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- Duque, su presidencia (2022)
El ciclo de la producción de Café
Semillero con sombra de bananales. Foto de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.
Indígenas con mecapal, cargan cafetos para su siembra.
Mujeres y hombres en la cosecha de café. Nótese el uso de escaleras para llegar a las ramas altas sin dañar el cafeto. Fotografía de Eadweard Muybridge, 1875.
Maquinaria para el despulpe y tanques de fermentación del café
Finca con almácigos en dobles filas. San Marcos.
Patio de secado con correteo. Finca Las Nubes, Mazatenango, Suchitepéquez. Fotografía de Eadweard Muybridge, 1875.
Cargando sacos de café listos para su exportación en carretas de bueyes. Finca Las Nubes, Mazatenango, Suchitepéquez. Obsérvense las marcas en los sacos de café, que identificaban la finca de donde procedía el café. Fotografía de Eadweard Muybridge, 1875.
Despulpador vertical manual de McKinnon, Aberdeen, Escocia, para uso en fincas pequeñas.
Anuncio de venta de secadora de café, inventada en Guatemala por Henry Scholfield, y patentada en 1880.
Secadora mejorada de McKinnon, sistema de José Guardiola, patentada en Estados Unidos en 1872.
Retrilla-pulidora de McKinnon, patente de Julius Smout. Estas dos jugaron un papel importante en el proceso de beneficio para grandes cantidades de café.
Descascaradora de McKinnon, patente Okrassa.
Secadora de McKinnon, patente Okrassa, que ha dado excelentes resultados en Centroamérica, América del Sur, India, Uganda y África Oriental Británica.
Emil Robert Okrassa, ciudadano alemán que inmigró a Guatemala en 1884 y se radicó en La Antigua Guatemala, en donde inventó máquinas para lavar, descascarar, secar, pelar, pulir y separar café, a fines del siglo XIX y principios del XX.
Secadora de McKinnon, patente Okrassa, que ha dado excelentes resultados en Centroamérica, América del Sur, India, Uganda y África Oriental Británica.
Edificio de Maquinaria Töpke, ubicado anteriormente en la 7a. Avenida y 8a. Calle, Zona 1, Ciudad de Guatemala. 1935.
Enrique Töpke, fundador de Maquinaria Töpke, 1935.
Texto de: Regina Wagner
A continuación se explicará, en breve, el proceso del cultivo, la cosecha y el beneficiado del café. Para ello se ha tomado en cuenta cómo lo hacían los cafetaleros del siglo XIX y también cómo se hace ahora. El capítulo está ilustrado con fotografías de Eadweard Muybridge, quien visitó Guatemala en 1875, así como con maquinaria moderna y mejorada, de uso actual.
El cultivo
El café de Guatemala se siembra en planicies y quebradas, a diferentes alturas. El mejor café crece en suelo de origen volcánico, entre los 1,000 y 1,500 metros sobre el nivel del mar. Las más reconocidas regiones para el cultivo del café de Guatemala son, la bocacosta sureste y occidental del Pacífico, así como la región de Alta Verapaz, en donde las condiciones climáticas son excelentes para obtener un buen grano.
La limpia y preparación del terreno se inicia después que el caficultor ha seleccionado la semilla y formado los semilleros y almácigos, protegidos del sol y en condiciones de humedad y temperatura estables. La germinación tiene lugar entre dos y seis meses. El desmonte y la tala conllevan generalmente un aspecto triste y sombrío, que cambia cuando se ven brillar allí los cafetales con sus hojas tiernas y verdes.
Hoy día, cuando las plantitas están en la etapa de “soldadito”, se trasplantan a bolsas de polietileno, que se colocan bajo sombra viva o bajo un tapesco. Cuando las matitas tienen más o menos un año, se trasplantan al terreno antes preparado, siendo la época más adecuada el inicio de la estación lluviosa. Para ello se colocan estacas en el suelo a cordel, en línea recta, a intervalos de dos metros por uno o más, o de tres varas por tres varas, conforme al sistema triangular o hexagonal, usado antiguamente. Cada estaca sirve de centro para un hoyo, en donde se sembrarán las matas de café. De esta manera quedarán cada una a la misma distancia de la otra, en todas las direcciones.
Un buen crecimiento y una producción rentable están garantizados cuando el cafetal está protegido por árboles de sombra y rompevientos, pues sin ellos le pueden afectar tanto las heladas y los vientos fuertes y fríos en la época de floración, en los meses de febrero, marzo y abril, como el intenso calor solar a que están expuestos en los países del trópico. En Guatemala los árboles de sombra de rápido crecimiento son el cuje, chalum, cushin, guaba, caspirol, bitzé, pito, oito, el madrecacao y la gravilea.
El árbol de café puede alcanzar hasta los 12 metros de altura, por lo que es importante podar o descopar regularmente los cafetos para asegurar no sólo un mayor rendimiento, sino también facilitar la cosecha. La poda se hace a un metro o a un metro veinte de altura, cuando la parte baja de la planta está revestida de un buen follaje.
Durante la florescencia las ramas del cafeto se llenan de flores parecidas a las del jazmín que, al ser fecundadas, necesitan de seis a siete meses para desarrollarse y formar un grano maduro, el cual se torna primero amarillo, luego rosado y finalmente rojo púrpura. Su forma es ligeramente ovalada y en un vértice tiene un pequeño ombligo.
La cosecha
La recolección es la etapa más costosa de la producción del café. Se inicia cuando la cáscara del fruto ha tomado color de cereza. La tarea es delicada, por cuanto se debe tener cuidado de no dañar las hojas, los botones o cortar la fruta inmadura, pues existen diferencias significativas en la calidad de la bebida, que puede resultar alterada si el café se beneficia cuando está verde, completamente maduro o sobremadurado. El grano verde tiende a producir en la taza el sabor áspero, el grano sobremadurado en el árbol se encoge y se seca y produce un sabor agrio o frutoso.
En Guatemala, la cosecha del café varía según el clima y la altura del terreno, y como el café no madura a un mismo tiempo, se recoge entre agosto y diciembre en zonas de clima cálido, y entre noviembre y abril en las tierras frías. Esta etapa requiere gran cantidad de hombres, mujeres y niños, que adentran con canastos por los caminos del cafetal y con las manos arrancan los granos rojos de las ramas, utilizando a veces escaleras para los cafetos más altos.
Al final del día los cortadores llevan la cosecha en sacos al beneficio húmedo, en donde es vertido en cajones y pesado en una romana para retribuir el trabajo de la cosecha realizado durante el día.
El beneficio
El beneficiado del café consiste en una serie de procedimientos que ayudan a liberar el café de los cuatro envoltorios que lo protegen: 1. la cáscara de cereza o pulpa, 2. el mucílago que envuelve los dos granos, 3. el pergamino, y 4. la fina película sedosa que protege el “grano de oro”.
La existencia de grandes plantaciones y la abundancia de agua por las lluvias torrenciales en algunas regiones de Guatemala favorecen el método de beneficiado húmedo, también llamado de las “Indias Occidentales”. Además, lo montañoso del terreno en la bocacosta sur y en Alta Verapaz dificulta el transporte de la cereza recién cortada, situación que obliga a los caficultores a tener beneficios propios.
En el método de beneficiado seco se deja secar el grano al sol, con la cáscara y la pulpa, lo que depende en mucho de un tiempo seco y cálido prolongado, condición que no siempre se cumple. Esta es la diferencia entre los cafés lavados y los no lavados, que dan una calidad inferior.
Manuel Aguilar (1845) fue quien introdujo en Guatemala el método húmedo de Costa Rica, y los hermanos Du Teil lo recomendaron en sus instructivos (1869) porque produce un grano de mayor calidad que el método seco. Es de vital importancia beneficiar el café en la forma adecuada, pues un café bien procesado define la calidad, el aroma y el color más natural, que es lo que busca el comprador. Según Francis B. Thurber (1887), “el grano de Guatemala varía de un verde oscuro a azulado”. Mientras más alto, es más azulado, y cuanto más bajo, es más verde jade.
Un beneficio de café húmedo consiste en pulperos, grandes tanques o pilas de fermentación, lavaderos y amplios patios de concreto, que antes eran de calicanto, para secamiento. Una secadora mecánica ahorra tiempo, o sea que técnicamente en tres días puede procesarse la cosecha, el despulpado, la fermentación, el lavado y el secado, que son las diferentes fases del beneficio húmedo.
En Guatemala existen hoy en día unos 3,000 beneficios húmedos de café, a diferencia de Costa Rica, que sólo tiene 115, porque allí la propiedad rural es pequeña y, como la instalación de un beneficio es muy costosa y su funcionamiento dura sólo tres a cuatro meses al año, los caficultores prefieren entregar sus cosechas a centros de acopio.
El café recolectado debe despulparse el mismo día para evitar los efectos de recalentamiento y sobrefermentación. En el método primitivo, el café cereza se vertía primero en agua para podrir la cáscara y luego mortearlo más fácilmente con los pies o mazos en toneles o cribas, o piedras de moler. Después se pasaba por agua para separar la cáscara del grano. La pulpa se utiliza para agregar materia orgánica al suelo de los cafetales.
Siendo prácticamente imposible hacer este trabajo con grandes cosechas, se inventaron los primeros pulperos, que se fabricaron primero de madera y después se recubrieron con láminas metálicas.
Después de despulpado, el café reposa en tanques de agua o pilas para que fermente. Allí permanece de 24 a 36 horas en climas cálidos, y de 36 a 48 horas en climas fríos, para que el mucílago, “miel” o materia viscosa se desprenda del grano. Una fermentación uniforme conserva la calidad del café “suave”.
Luego se lava para remover el mucílago y limpiarlo de cualquier materia, en forma manual o mecánica. En algunas fincas se patea el café en una pila, otras usan lavadoras mecánicas. También se pueden utilizar bombas centrífugas especiales. Después se pasa por el “correteo” continuo. Este es un canal de 45 a 60 cm que sirve para clasificar el café, el cual conforme a su peso se va depositando en la superficie inferior, en tanto que la pulpa, los vanos y otros residuos de la fermentación flotan y son desechados.
Enseguida se escurre y se procede a secar el grano. La forma tradicional es extenderlo de seis a quince días en grandes patios de calicanto, donde los peones lo mueven constantemente con un rastrillo para que el sol lo seque por todos lados. Los hermanos Du Teil idearon tapar los patios de noche con una especie de techo de paja para protegerlo del sereno.
Cuando la producción es grande y las nubes o las lluvias no permiten el secado, se recomienda el uso de secadoras mecánicas, que economizan jornales y tiempo, ya que este proceso se puede hacer en 24 a 72 horas. También se ahorra un 20 a 25% de tiempo en el secado si se coloca el café en una centrífuga que extrae hasta un 15% de agua y toda materia viscosa pegada al pergamino.
Posteriormente se pasa el café por el aventador para limpiarlo de todo polvo y basura. Una zaranda también lo separa de toda materia inorgánica, como arena o piedras que vienen mezcladas con el café cuando se seca al aire libre en patios.
El manual de Manuel Aguilar (1845) dice que al café se le quitaba el pergamino empleando “máquinas diferentes: de tahonas, de molinos o de mazos; también se trilla como el trigo, y siendo poco, se pela en morteros de madera, lo mismo que se practica con el arroz”. Los hermanos Du Teil (1866) hablan del empleo de una “simple retrilla”, mediante la cual se obtiene el café “oro”.
Algunas retrillas son a la vez pulidoras de café, pues en los mercados europeos, como Londres y Hamburgo, el café extra pulido tenía gran demanda. Este proceso, que se inició en Guatemala hacia fines del siglo XIX, remueve la piel sedosa que cubre el grano y le da un brillo especial mediante pulidoras de bronce.
Cuando el café ha sido beneficiado y liberado de los cuatro envoltorios que lo cubren, siguen dos procesos muy importantes, que garantizan la calidad y el precio en el mercado, lo cual no ha variado desde 1860. Se trata de la clasificación por el tamaño y la forma, que se puede hacer mecánica o manualmente. La selección de los granos se efectúa sobre una banda que corre a una velocidad regulada, ante la cual mujeres remueven los granos defectuosos, negros, manchados o quebrados. Para alcanzar una mayor uniformidad en el tamaño, se pasa los granos por una zaranda. Esto se hace para que el tueste salga uniforme. “Las calidades más finas”, decía Thurber, “son consideradas como iguales en sabor y, por algunos jueces, superior a cualquier otro café cultivado”.
Después de la selección, el café se empaca en sacos de fibra natural y se almacena sobre un piso de madera o tarimas y paredes con forro de madera, separando los sacos en filas, sin tocar las paredes ni estar cerca del techo de lámina. Debe evitarse colocarlo cerca de otros productos aromáticos, como el cardamomo, para que no adquiera otros olores ni sabores.
Por último, viene el transporte. Antiguamente el café era transportado, en carretas tiradas por bueyes o a lomo de mula, hacia la estación del ferrocarril más próxima, de donde era llevado a los puertos para su exportación. Hoy día los sacos de café se transportan en camiones a los puertos.
Años atrás, los sacos para empacar el café eran importados de Europa o Estados Unidos, de donde los traían los siguientes distribuidores: A. Zadik & Cía., Federico Matheu & Cía, Gregorio Urruela, Enrique Fischer y Cía., Julio Löwenthal, Máximo Stahl y Carlos Quezada & Cía. Pero hubo también quienes iniciaron su producción con fibras textiles, como el ingeniero Manuel Ayau, quien en 1885 obtuvo el privilegio exclusivo de fabricarlos. En tiempos recientes se importa la tela de yute de Bangladesh o la India y se confeccionan en el país.
La maquinaria para el beneficio
La primera maquinaria para beneficiar el café en Guatemala fue introducida por el gobierno, cuando por decreto del 4 de mayo de 1853 promocionó el cultivo del café y anunció que “en el menor término posible” procuraría traer 10 máquinas de descascarar y limpiar café para darlas a conocer entre los caficultores y para que sirvieran en las áreas de producción en donde se carecía de tecnología moderna.
De acuerdo con Manuel Aguilar, las máquinas de beneficio para el café eran traídas de Europa al precio de 500 pesos, eran de hierro y cobre; los aventadores costaban 100 pesos. En Costa Rica había unas máquinas mejoradas, fabricadas de madera, que no costaban ni la cuarta parte de las extranjeras.
En efecto, desde la segunda mitad del siglo XVIII se inventaron máquinas para descascarar café en Inglaterra, otorgándose la primera patente a William Panter en 1775, y después a James Henckel por una secadora en 1806. En Estados Unidos se otorgó a Nathan Reed de Belfast la patente por una máquina para pelar café en 1822, y así sucesivamente hubo otras invenciones. Hacia 1850, el inglés John Walker inventó en Ceilán el despulpador cilíndrico para el café arábigo. Pinchó en una camisa de cobre verrugas en forma de media luna y elevó las orillas cortantes hacia medios círculos.
La fabricación de maquinaria para beneficios de café tuvo sus inicios en Aberdeen, Escocia, en donde William McKinnon? fundó el taller “Spring Garden Iron Works” en 1798, que a partir de 1840 fabricó en serie maquinaria para beneficios de café. Después de su muerte en 1873, la empresa ha continuado produciendo tales máquinas.
En 1850 John Gordon & Company comenzó a producir una línea de maquinaria para beneficios de café en Londres, que obtuvo en 1859 la patente inglesa para el despulpador de café. En Guatemala, el primer representante de John Gordon & Company fue el ingeniero londinense Santiago H. Thompson, quien en 1861 anunciaba en la Gaceta sus 25 años de experiencia en ello y señalaba que estaba “pronto a facilitar y armar toda clase de máquinas para limpiar café”.
Otra gran empresa estadounidense, George L. Squier, de Buffalo, New York, empezó a fabricar maquinaria para beneficiado de café en 1857, la cual continuó existiendo después de su muerte, en 1910. Asimismo, en Alemania, Fried. Krupp A. G. Brusonwerk, de Magdeburg-Buckau, comenzó a producir maquinaria para beneficios de café en 1892. Krupp fabricaba el sistema “Anderson”, consistente en dos máquinas de construcción sencilla, montaje muy simple, que ocupaban muy poco espacio y servían para descascarar y pulir el café, tanto el preparado en pergamino (lavado) como el secado en cereza (natural).
Inventores guatemaltecos de máquinas para beneficiar café
En un inicio, las técnicas de beneficio de café en Guatemala eran muy rudimentarias, lo que afectaba la calidad del producto, pero poco a poco los caficultores introdujeron maquinaria: primero de Costa Rica, luego de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. A la par también se desarrollaron aparatos de invención nacional.
A partir de la década de 1860 se inventaron máquinas para beneficiar café en Guatemala. El primer fabricante fue el alemán Pablo Edelmann, en La Antigua, quien en 1863 ofreció sus servicios a través de la Gaceta, así como un surtido de máquinas para limpiar y lustrar café, sobre cuyo mérito se podía consultar a los señores Wyld, Agustín Arrechea, José María Samayoa y Manuel María Herrera. Al año, Edelmann se trasladó a la capital, donde continuó fabricando “máquinas para descascarar el café, su ventilador y máquina para darle lustre”, así como “para despulpar el café verde, para cernir grana”.
Digna de mención es también la invención de Diego Meany, residente en Cobán, quien en 1864 reformó y mejoró la condición y el servicio de máquinas para descascarar café. Dicha máquina trabajaba tan fácil y económicamente, que un joven de 15 a 18 años podía limpiar con ella hasta 30 quintales al día. El valor de cada máquina era de 65 a 70 pesos, libre de flete. Un año después, Julio Vassaux ensayó una máquina movida por vapor para pelar café, con capacidad de 20 quintales al día.
En 1869 el inmigrante alemán Franz Fischbach, de Düren, Prusia Renana, de oficio cobrista y maquinista, especializado en fabricar máquinas para destilar aguardiente, calderas y peroles, obtuvo por acuerdo gubernativo del 2 de enero el privilegio de fabricar, durante diez años, una máquina para beneficiar café, que recibió la aprobación de una Comisión de la Sociedad Económica. Pocos meses después tenía en venta un gran surtido de máquinas de su propia fabricación para despulpar café, ejecutadas en bronce y que no lastimaban el grano de café. Ofrecía máquinas de una, dos y tres planchas. La de una sola plancha podía ser movida por un solo operario y despulpaba 15 libras de café en medio minuto, o sea 36 canastos de dos arrobas cada uno en una hora. Los pulperos de una plancha costaban 80 pesos, los de dos 120 pesos y los de tres 160 pesos. Fischbach también fue privilegiado para fabricar una máquina de trillar, lustrar y aventar el café, y recibió por ella el premio de primera clase en la Exposición Nacional de 1868. La máquina trillaba café en cereza seca como en pergamino y el café en oro salía listo para ser escogido. La trilla costaba de 350 a 500 pesos. Fischbach tenía su taller en la capital, en donde vendía sus pulperos y trillas patentados.
Además de Fischbach, otro inmigrante alemán, Carlos Geissler, recibió por acuerdo gubernativo del 20 de septiembre de 1881 la patente de invención y el privilegio, por diez años, para el uso exclusivo de una máquina de secar café. Asimismo, Joaquín Díaz Durán, agricultor conocido en el país, inventó un aparato mecánico para secar café, cuya patente registró en las oficinas del gobierno en diciembre de 1882.
Otro conocido inventor de una máquina para limpiar y pulir café fue el maquinista Julius Smout, oriundo de Landsberg, Prusia, naturalizado belga, quien arribó a Guatemala con la Compañía Belga de Colonización de Santo Tomás en la década de 1840. Después que Smout instaló varias de sus máquinas en Alta Verapaz, vendió la patente a la casa John Gordon & Co. y, a partir de 1881, distribuyó las retrillas lustradoras de su invención en Guatemala. Éstas se podían mover por mozos o con motor de agua o de vapor; en el primer caso hacían 25 quintales de café en oro al día y en el segundo 100 quintales y más, con la ventaja de que sus máquinas no rompían el grano y lo retrillaban y pulían a la perfección. El éxito no fue sólo en Guatemala, sino también en el mundo entero. McKinnon? también la construyó, con una capacidad de beneficio de 10,000 kilogramos de café por hora, o sea unas 123 toneladas al día. La retrilla-pulidora de Smout ha sido el sistema de mayor aceptación que se usa en todos los países productores de café.
La primera patente alemana de una máquina secadora de café fue otorgada a Henry Scholfield, de Guatemala, en 1880. La secadora podía secar hasta 100 quintales de café en pergamino en 24 horas, dejando el grano perfectamente seco y conservaba su color verde permanente, tan estimado en los mercados extranjeros. No requería motor y su mecanismo era fácilmente manejable por obreros temporales.
El inventor guatemalteco más famoso de una máquina secadora de café fue uno de los principales hacendados de la Costa Cuca, José Guardiola –ya mencionado–, quien en su hacienda “Chocolá” inventó varias máquinas de gran utilidad, entre ellas una secadora con la que producía hasta 120 quintales de café. La máquina lleva su nombre y aún existe allí y está en uso a la par de otras dos patentadas y fabricadas en Estados Unidos en 1872. Esta máquina sencilla seca el café de manera uniforme, resultado que no se obtiene en los patios, pues el sol no puede obrar diariamente sobre cada grano. Para descascarar el café del pergamino utilizaba un sistema de combinación de morteros, en los que subían y bajaban trituradores que dejaban listo el café en oro para su exportación.
En 1880 se vendían en Guatemala máquinas de lavar, secar y trillar café, inventadas y patentadas por José Guardiola y producidas en Nueva York. El precio de las secadoras oscilaba entre 1,170 y 3,870 pesos, según la capacidad de 25 a 100 quintales diarios de café.
Al expirar la patente otorgada a Guardiola, su sistema fue adoptado por casi todos los fabricantes de beneficios de café más importantes del mundo, entre ellos McKinnon?, que mejoró el sistema Guardiola en 1882. Según McKinnon?, es muy práctico, “pues el café conserva siempre su color natural y el secamiento es de lo más uniforme”. José Guardiola también obtuvo una patente para una descascaradora de café en Estados Unidos en 1886.
Otra aportación al beneficiado de café es la del inmigrante alemán James Frederick Sarg, quien llegó a Cobán en 1879, en donde trabajó en la invención de un despulpador de construcción sencilla, fácil manejo, gran capacidad y limpieza en el trabajo y más apropiado para las fincas pequeñas, en vez de la costosa y pesada máquina inglesa de John Gordon & Co. En 1880 patentó el “despulpador Sarg”, que fue premiado y privilegiado en la Feria Nacional de Guatemala en 1880, y que más adelante fue fabricado en Darmstadt, Alemania, y se vendió a Centro y Sudamérica, África y las Indias Orientales.
Hacia 1880 había en Guatemala un total de 686 despulpadores, 230 trilladoras (sin indicación de si eran para café o trigo) y 62 motores de vapor trabajando en la agricultura del país. El mayor número de despulpadores se encontraba en Quetzaltenango, Retalhuleu y Suchitepéquez.
Finalmente está el sistema inventado por Emil Robert Okrassa, ingeniero mecánico alemán, quien llegó en 1884 a Guatemala a la edad de 21 años para trabajar en el beneficio de café Pastores, de la familia Herrera, en La Antigua. Al finalizar su contrato se estableció en esa ciudad, en donde continuó trabajando en la instalación y revisión de maquinaria de café, así como en la invención de un despulpador de café, por el que obtuvo una patente inglesa en 1891. En la Exposición Internacional de 1898 ganó la medalla de oro y una mención honorífica por una retrilla que lleva su nombre, de la cual varias de ellas estaban trabajando en fincas de café.
Okrassa contribuyó, además, a la mejora e invención de otras máquinas para lavar, secar, trillar, pelar, pulir y separar café, cuyas patentes vendió tanto en Inglaterra como en Estados Unidos en 1900, 1908, 1911, 1912 y 1913. De éstas, su sistema combinado de retrilla y pulidora producida por McKinnon? resultó ser altamente satisfactorio, pues fue y sigue siendo aceptado y utilizado en muchos beneficios de café en todo el mundo.
A fines del siglo XIX había en Europa y en Estados Unidos varios talleres grandes de herrería que producían una gran variedad de modelos de maquinaria para beneficiar café a los países productores de café, siendo la secadora Guardiola el sistema más conocido y aceptado, y los de Smout y Okrassa los favoritos por su combinación de retrilla y pulidora. Estos hombres se distinguieron por su habilidad en la construcción de máquinas beneficiadoras de café y dieron renombre a Guatemala por sus invenciones útiles, que llegaron a ser de uso generalizado tanto en el país como en el mundo entero.
Talleres Rüttimann
Los Talleres Rüttimann fueron establecidos en 1908 por Roberto Rüttimann, oriundo de Suiza, en donde se graduó de ingeniero mecánico. Vino a radicarse a principios de siglo en Guatemala e inició un taller de mecánica, en el que componía toda clase de maquinaria para las fincas de café y caña de azúcar, construía ruedas de agua y ruedas Pelton, e instalaba completamente todo tipo de maquinaria que traía de Europa y Estados Unidos. Su hijo Roberto se hizo cargo del taller en 1957, el cual continuó produciendo todo tipo de maquinaria para los beneficios de café. En 1960 se le otorgó la Orden del Quetzal, por su encomiable labor y los excelentes rendimientos de sus pulperos en los beneficios de diversas localidades del país.
Maquinaria Töpke
El negocio de Hermann Töpke, oriundo de Alemania, comenzó como ferretería en Quetzaltenango, en la década de 1890. Después del terremoto de 1902, Töpke decidió trasladarse a la capital. Con el tiempo la ferretería empezó a importar artículos para beneficios de café. En 1935 su hijo Enrique Töpke inició la división de “Maquinaria Töpke”, con la importación de motores Petter, ruedas Pelton y máquinas para beneficios de café, entre otras, que también instalaba la empresa. En 1955 se separaron la “Maquinaria Töpke” y la “Ferretería Töpke” y, a partir de 1965, por iniciativa de su gerente Hasso Lehnhoff, la empresa se ha dedicado no sólo a fabricar y a ensamblar, sino también a componer y a mejorar maquinaria para beneficiar café.
#AmorPorColombia
El ciclo de la producción de Café
Semillero con sombra de bananales. Foto de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala.
Indígenas con mecapal, cargan cafetos para su siembra.
Mujeres y hombres en la cosecha de café. Nótese el uso de escaleras para llegar a las ramas altas sin dañar el cafeto. Fotografía de Eadweard Muybridge, 1875.
Maquinaria para el despulpe y tanques de fermentación del café
Finca con almácigos en dobles filas. San Marcos.
Patio de secado con correteo. Finca Las Nubes, Mazatenango, Suchitepéquez. Fotografía de Eadweard Muybridge, 1875.
Cargando sacos de café listos para su exportación en carretas de bueyes. Finca Las Nubes, Mazatenango, Suchitepéquez. Obsérvense las marcas en los sacos de café, que identificaban la finca de donde procedía el café. Fotografía de Eadweard Muybridge, 1875.
Despulpador vertical manual de McKinnon, Aberdeen, Escocia, para uso en fincas pequeñas.
Anuncio de venta de secadora de café, inventada en Guatemala por Henry Scholfield, y patentada en 1880.
Secadora mejorada de McKinnon, sistema de José Guardiola, patentada en Estados Unidos en 1872.
Retrilla-pulidora de McKinnon, patente de Julius Smout. Estas dos jugaron un papel importante en el proceso de beneficio para grandes cantidades de café.
Descascaradora de McKinnon, patente Okrassa.
Secadora de McKinnon, patente Okrassa, que ha dado excelentes resultados en Centroamérica, América del Sur, India, Uganda y África Oriental Británica.
Emil Robert Okrassa, ciudadano alemán que inmigró a Guatemala en 1884 y se radicó en La Antigua Guatemala, en donde inventó máquinas para lavar, descascarar, secar, pelar, pulir y separar café, a fines del siglo XIX y principios del XX.
Secadora de McKinnon, patente Okrassa, que ha dado excelentes resultados en Centroamérica, América del Sur, India, Uganda y África Oriental Británica.
Edificio de Maquinaria Töpke, ubicado anteriormente en la 7a. Avenida y 8a. Calle, Zona 1, Ciudad de Guatemala. 1935.
Enrique Töpke, fundador de Maquinaria Töpke, 1935.
Texto de: Regina Wagner
A continuación se explicará, en breve, el proceso del cultivo, la cosecha y el beneficiado del café. Para ello se ha tomado en cuenta cómo lo hacían los cafetaleros del siglo XIX y también cómo se hace ahora. El capítulo está ilustrado con fotografías de Eadweard Muybridge, quien visitó Guatemala en 1875, así como con maquinaria moderna y mejorada, de uso actual.
El cultivo
El café de Guatemala se siembra en planicies y quebradas, a diferentes alturas. El mejor café crece en suelo de origen volcánico, entre los 1,000 y 1,500 metros sobre el nivel del mar. Las más reconocidas regiones para el cultivo del café de Guatemala son, la bocacosta sureste y occidental del Pacífico, así como la región de Alta Verapaz, en donde las condiciones climáticas son excelentes para obtener un buen grano.
La limpia y preparación del terreno se inicia después que el caficultor ha seleccionado la semilla y formado los semilleros y almácigos, protegidos del sol y en condiciones de humedad y temperatura estables. La germinación tiene lugar entre dos y seis meses. El desmonte y la tala conllevan generalmente un aspecto triste y sombrío, que cambia cuando se ven brillar allí los cafetales con sus hojas tiernas y verdes.
Hoy día, cuando las plantitas están en la etapa de “soldadito”, se trasplantan a bolsas de polietileno, que se colocan bajo sombra viva o bajo un tapesco. Cuando las matitas tienen más o menos un año, se trasplantan al terreno antes preparado, siendo la época más adecuada el inicio de la estación lluviosa. Para ello se colocan estacas en el suelo a cordel, en línea recta, a intervalos de dos metros por uno o más, o de tres varas por tres varas, conforme al sistema triangular o hexagonal, usado antiguamente. Cada estaca sirve de centro para un hoyo, en donde se sembrarán las matas de café. De esta manera quedarán cada una a la misma distancia de la otra, en todas las direcciones.
Un buen crecimiento y una producción rentable están garantizados cuando el cafetal está protegido por árboles de sombra y rompevientos, pues sin ellos le pueden afectar tanto las heladas y los vientos fuertes y fríos en la época de floración, en los meses de febrero, marzo y abril, como el intenso calor solar a que están expuestos en los países del trópico. En Guatemala los árboles de sombra de rápido crecimiento son el cuje, chalum, cushin, guaba, caspirol, bitzé, pito, oito, el madrecacao y la gravilea.
El árbol de café puede alcanzar hasta los 12 metros de altura, por lo que es importante podar o descopar regularmente los cafetos para asegurar no sólo un mayor rendimiento, sino también facilitar la cosecha. La poda se hace a un metro o a un metro veinte de altura, cuando la parte baja de la planta está revestida de un buen follaje.
Durante la florescencia las ramas del cafeto se llenan de flores parecidas a las del jazmín que, al ser fecundadas, necesitan de seis a siete meses para desarrollarse y formar un grano maduro, el cual se torna primero amarillo, luego rosado y finalmente rojo púrpura. Su forma es ligeramente ovalada y en un vértice tiene un pequeño ombligo.
La cosecha
La recolección es la etapa más costosa de la producción del café. Se inicia cuando la cáscara del fruto ha tomado color de cereza. La tarea es delicada, por cuanto se debe tener cuidado de no dañar las hojas, los botones o cortar la fruta inmadura, pues existen diferencias significativas en la calidad de la bebida, que puede resultar alterada si el café se beneficia cuando está verde, completamente maduro o sobremadurado. El grano verde tiende a producir en la taza el sabor áspero, el grano sobremadurado en el árbol se encoge y se seca y produce un sabor agrio o frutoso.
En Guatemala, la cosecha del café varía según el clima y la altura del terreno, y como el café no madura a un mismo tiempo, se recoge entre agosto y diciembre en zonas de clima cálido, y entre noviembre y abril en las tierras frías. Esta etapa requiere gran cantidad de hombres, mujeres y niños, que adentran con canastos por los caminos del cafetal y con las manos arrancan los granos rojos de las ramas, utilizando a veces escaleras para los cafetos más altos.
Al final del día los cortadores llevan la cosecha en sacos al beneficio húmedo, en donde es vertido en cajones y pesado en una romana para retribuir el trabajo de la cosecha realizado durante el día.
El beneficio
El beneficiado del café consiste en una serie de procedimientos que ayudan a liberar el café de los cuatro envoltorios que lo protegen: 1. la cáscara de cereza o pulpa, 2. el mucílago que envuelve los dos granos, 3. el pergamino, y 4. la fina película sedosa que protege el “grano de oro”.
La existencia de grandes plantaciones y la abundancia de agua por las lluvias torrenciales en algunas regiones de Guatemala favorecen el método de beneficiado húmedo, también llamado de las “Indias Occidentales”. Además, lo montañoso del terreno en la bocacosta sur y en Alta Verapaz dificulta el transporte de la cereza recién cortada, situación que obliga a los caficultores a tener beneficios propios.
En el método de beneficiado seco se deja secar el grano al sol, con la cáscara y la pulpa, lo que depende en mucho de un tiempo seco y cálido prolongado, condición que no siempre se cumple. Esta es la diferencia entre los cafés lavados y los no lavados, que dan una calidad inferior.
Manuel Aguilar (1845) fue quien introdujo en Guatemala el método húmedo de Costa Rica, y los hermanos Du Teil lo recomendaron en sus instructivos (1869) porque produce un grano de mayor calidad que el método seco. Es de vital importancia beneficiar el café en la forma adecuada, pues un café bien procesado define la calidad, el aroma y el color más natural, que es lo que busca el comprador. Según Francis B. Thurber (1887), “el grano de Guatemala varía de un verde oscuro a azulado”. Mientras más alto, es más azulado, y cuanto más bajo, es más verde jade.
Un beneficio de café húmedo consiste en pulperos, grandes tanques o pilas de fermentación, lavaderos y amplios patios de concreto, que antes eran de calicanto, para secamiento. Una secadora mecánica ahorra tiempo, o sea que técnicamente en tres días puede procesarse la cosecha, el despulpado, la fermentación, el lavado y el secado, que son las diferentes fases del beneficio húmedo.
En Guatemala existen hoy en día unos 3,000 beneficios húmedos de café, a diferencia de Costa Rica, que sólo tiene 115, porque allí la propiedad rural es pequeña y, como la instalación de un beneficio es muy costosa y su funcionamiento dura sólo tres a cuatro meses al año, los caficultores prefieren entregar sus cosechas a centros de acopio.
El café recolectado debe despulparse el mismo día para evitar los efectos de recalentamiento y sobrefermentación. En el método primitivo, el café cereza se vertía primero en agua para podrir la cáscara y luego mortearlo más fácilmente con los pies o mazos en toneles o cribas, o piedras de moler. Después se pasaba por agua para separar la cáscara del grano. La pulpa se utiliza para agregar materia orgánica al suelo de los cafetales.
Siendo prácticamente imposible hacer este trabajo con grandes cosechas, se inventaron los primeros pulperos, que se fabricaron primero de madera y después se recubrieron con láminas metálicas.
Después de despulpado, el café reposa en tanques de agua o pilas para que fermente. Allí permanece de 24 a 36 horas en climas cálidos, y de 36 a 48 horas en climas fríos, para que el mucílago, “miel” o materia viscosa se desprenda del grano. Una fermentación uniforme conserva la calidad del café “suave”.
Luego se lava para remover el mucílago y limpiarlo de cualquier materia, en forma manual o mecánica. En algunas fincas se patea el café en una pila, otras usan lavadoras mecánicas. También se pueden utilizar bombas centrífugas especiales. Después se pasa por el “correteo” continuo. Este es un canal de 45 a 60 cm que sirve para clasificar el café, el cual conforme a su peso se va depositando en la superficie inferior, en tanto que la pulpa, los vanos y otros residuos de la fermentación flotan y son desechados.
Enseguida se escurre y se procede a secar el grano. La forma tradicional es extenderlo de seis a quince días en grandes patios de calicanto, donde los peones lo mueven constantemente con un rastrillo para que el sol lo seque por todos lados. Los hermanos Du Teil idearon tapar los patios de noche con una especie de techo de paja para protegerlo del sereno.
Cuando la producción es grande y las nubes o las lluvias no permiten el secado, se recomienda el uso de secadoras mecánicas, que economizan jornales y tiempo, ya que este proceso se puede hacer en 24 a 72 horas. También se ahorra un 20 a 25% de tiempo en el secado si se coloca el café en una centrífuga que extrae hasta un 15% de agua y toda materia viscosa pegada al pergamino.
Posteriormente se pasa el café por el aventador para limpiarlo de todo polvo y basura. Una zaranda también lo separa de toda materia inorgánica, como arena o piedras que vienen mezcladas con el café cuando se seca al aire libre en patios.
El manual de Manuel Aguilar (1845) dice que al café se le quitaba el pergamino empleando “máquinas diferentes: de tahonas, de molinos o de mazos; también se trilla como el trigo, y siendo poco, se pela en morteros de madera, lo mismo que se practica con el arroz”. Los hermanos Du Teil (1866) hablan del empleo de una “simple retrilla”, mediante la cual se obtiene el café “oro”.
Algunas retrillas son a la vez pulidoras de café, pues en los mercados europeos, como Londres y Hamburgo, el café extra pulido tenía gran demanda. Este proceso, que se inició en Guatemala hacia fines del siglo XIX, remueve la piel sedosa que cubre el grano y le da un brillo especial mediante pulidoras de bronce.
Cuando el café ha sido beneficiado y liberado de los cuatro envoltorios que lo cubren, siguen dos procesos muy importantes, que garantizan la calidad y el precio en el mercado, lo cual no ha variado desde 1860. Se trata de la clasificación por el tamaño y la forma, que se puede hacer mecánica o manualmente. La selección de los granos se efectúa sobre una banda que corre a una velocidad regulada, ante la cual mujeres remueven los granos defectuosos, negros, manchados o quebrados. Para alcanzar una mayor uniformidad en el tamaño, se pasa los granos por una zaranda. Esto se hace para que el tueste salga uniforme. “Las calidades más finas”, decía Thurber, “son consideradas como iguales en sabor y, por algunos jueces, superior a cualquier otro café cultivado”.
Después de la selección, el café se empaca en sacos de fibra natural y se almacena sobre un piso de madera o tarimas y paredes con forro de madera, separando los sacos en filas, sin tocar las paredes ni estar cerca del techo de lámina. Debe evitarse colocarlo cerca de otros productos aromáticos, como el cardamomo, para que no adquiera otros olores ni sabores.
Por último, viene el transporte. Antiguamente el café era transportado, en carretas tiradas por bueyes o a lomo de mula, hacia la estación del ferrocarril más próxima, de donde era llevado a los puertos para su exportación. Hoy día los sacos de café se transportan en camiones a los puertos.
Años atrás, los sacos para empacar el café eran importados de Europa o Estados Unidos, de donde los traían los siguientes distribuidores: A. Zadik & Cía., Federico Matheu & Cía, Gregorio Urruela, Enrique Fischer y Cía., Julio Löwenthal, Máximo Stahl y Carlos Quezada & Cía. Pero hubo también quienes iniciaron su producción con fibras textiles, como el ingeniero Manuel Ayau, quien en 1885 obtuvo el privilegio exclusivo de fabricarlos. En tiempos recientes se importa la tela de yute de Bangladesh o la India y se confeccionan en el país.
La maquinaria para el beneficio
La primera maquinaria para beneficiar el café en Guatemala fue introducida por el gobierno, cuando por decreto del 4 de mayo de 1853 promocionó el cultivo del café y anunció que “en el menor término posible” procuraría traer 10 máquinas de descascarar y limpiar café para darlas a conocer entre los caficultores y para que sirvieran en las áreas de producción en donde se carecía de tecnología moderna.
De acuerdo con Manuel Aguilar, las máquinas de beneficio para el café eran traídas de Europa al precio de 500 pesos, eran de hierro y cobre; los aventadores costaban 100 pesos. En Costa Rica había unas máquinas mejoradas, fabricadas de madera, que no costaban ni la cuarta parte de las extranjeras.
En efecto, desde la segunda mitad del siglo XVIII se inventaron máquinas para descascarar café en Inglaterra, otorgándose la primera patente a William Panter en 1775, y después a James Henckel por una secadora en 1806. En Estados Unidos se otorgó a Nathan Reed de Belfast la patente por una máquina para pelar café en 1822, y así sucesivamente hubo otras invenciones. Hacia 1850, el inglés John Walker inventó en Ceilán el despulpador cilíndrico para el café arábigo. Pinchó en una camisa de cobre verrugas en forma de media luna y elevó las orillas cortantes hacia medios círculos.
La fabricación de maquinaria para beneficios de café tuvo sus inicios en Aberdeen, Escocia, en donde William McKinnon? fundó el taller “Spring Garden Iron Works” en 1798, que a partir de 1840 fabricó en serie maquinaria para beneficios de café. Después de su muerte en 1873, la empresa ha continuado produciendo tales máquinas.
En 1850 John Gordon & Company comenzó a producir una línea de maquinaria para beneficios de café en Londres, que obtuvo en 1859 la patente inglesa para el despulpador de café. En Guatemala, el primer representante de John Gordon & Company fue el ingeniero londinense Santiago H. Thompson, quien en 1861 anunciaba en la Gaceta sus 25 años de experiencia en ello y señalaba que estaba “pronto a facilitar y armar toda clase de máquinas para limpiar café”.
Otra gran empresa estadounidense, George L. Squier, de Buffalo, New York, empezó a fabricar maquinaria para beneficiado de café en 1857, la cual continuó existiendo después de su muerte, en 1910. Asimismo, en Alemania, Fried. Krupp A. G. Brusonwerk, de Magdeburg-Buckau, comenzó a producir maquinaria para beneficios de café en 1892. Krupp fabricaba el sistema “Anderson”, consistente en dos máquinas de construcción sencilla, montaje muy simple, que ocupaban muy poco espacio y servían para descascarar y pulir el café, tanto el preparado en pergamino (lavado) como el secado en cereza (natural).
Inventores guatemaltecos de máquinas para beneficiar café
En un inicio, las técnicas de beneficio de café en Guatemala eran muy rudimentarias, lo que afectaba la calidad del producto, pero poco a poco los caficultores introdujeron maquinaria: primero de Costa Rica, luego de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. A la par también se desarrollaron aparatos de invención nacional.
A partir de la década de 1860 se inventaron máquinas para beneficiar café en Guatemala. El primer fabricante fue el alemán Pablo Edelmann, en La Antigua, quien en 1863 ofreció sus servicios a través de la Gaceta, así como un surtido de máquinas para limpiar y lustrar café, sobre cuyo mérito se podía consultar a los señores Wyld, Agustín Arrechea, José María Samayoa y Manuel María Herrera. Al año, Edelmann se trasladó a la capital, donde continuó fabricando “máquinas para descascarar el café, su ventilador y máquina para darle lustre”, así como “para despulpar el café verde, para cernir grana”.
Digna de mención es también la invención de Diego Meany, residente en Cobán, quien en 1864 reformó y mejoró la condición y el servicio de máquinas para descascarar café. Dicha máquina trabajaba tan fácil y económicamente, que un joven de 15 a 18 años podía limpiar con ella hasta 30 quintales al día. El valor de cada máquina era de 65 a 70 pesos, libre de flete. Un año después, Julio Vassaux ensayó una máquina movida por vapor para pelar café, con capacidad de 20 quintales al día.
En 1869 el inmigrante alemán Franz Fischbach, de Düren, Prusia Renana, de oficio cobrista y maquinista, especializado en fabricar máquinas para destilar aguardiente, calderas y peroles, obtuvo por acuerdo gubernativo del 2 de enero el privilegio de fabricar, durante diez años, una máquina para beneficiar café, que recibió la aprobación de una Comisión de la Sociedad Económica. Pocos meses después tenía en venta un gran surtido de máquinas de su propia fabricación para despulpar café, ejecutadas en bronce y que no lastimaban el grano de café. Ofrecía máquinas de una, dos y tres planchas. La de una sola plancha podía ser movida por un solo operario y despulpaba 15 libras de café en medio minuto, o sea 36 canastos de dos arrobas cada uno en una hora. Los pulperos de una plancha costaban 80 pesos, los de dos 120 pesos y los de tres 160 pesos. Fischbach también fue privilegiado para fabricar una máquina de trillar, lustrar y aventar el café, y recibió por ella el premio de primera clase en la Exposición Nacional de 1868. La máquina trillaba café en cereza seca como en pergamino y el café en oro salía listo para ser escogido. La trilla costaba de 350 a 500 pesos. Fischbach tenía su taller en la capital, en donde vendía sus pulperos y trillas patentados.
Además de Fischbach, otro inmigrante alemán, Carlos Geissler, recibió por acuerdo gubernativo del 20 de septiembre de 1881 la patente de invención y el privilegio, por diez años, para el uso exclusivo de una máquina de secar café. Asimismo, Joaquín Díaz Durán, agricultor conocido en el país, inventó un aparato mecánico para secar café, cuya patente registró en las oficinas del gobierno en diciembre de 1882.
Otro conocido inventor de una máquina para limpiar y pulir café fue el maquinista Julius Smout, oriundo de Landsberg, Prusia, naturalizado belga, quien arribó a Guatemala con la Compañía Belga de Colonización de Santo Tomás en la década de 1840. Después que Smout instaló varias de sus máquinas en Alta Verapaz, vendió la patente a la casa John Gordon & Co. y, a partir de 1881, distribuyó las retrillas lustradoras de su invención en Guatemala. Éstas se podían mover por mozos o con motor de agua o de vapor; en el primer caso hacían 25 quintales de café en oro al día y en el segundo 100 quintales y más, con la ventaja de que sus máquinas no rompían el grano y lo retrillaban y pulían a la perfección. El éxito no fue sólo en Guatemala, sino también en el mundo entero. McKinnon? también la construyó, con una capacidad de beneficio de 10,000 kilogramos de café por hora, o sea unas 123 toneladas al día. La retrilla-pulidora de Smout ha sido el sistema de mayor aceptación que se usa en todos los países productores de café.
La primera patente alemana de una máquina secadora de café fue otorgada a Henry Scholfield, de Guatemala, en 1880. La secadora podía secar hasta 100 quintales de café en pergamino en 24 horas, dejando el grano perfectamente seco y conservaba su color verde permanente, tan estimado en los mercados extranjeros. No requería motor y su mecanismo era fácilmente manejable por obreros temporales.
El inventor guatemalteco más famoso de una máquina secadora de café fue uno de los principales hacendados de la Costa Cuca, José Guardiola –ya mencionado–, quien en su hacienda “Chocolá” inventó varias máquinas de gran utilidad, entre ellas una secadora con la que producía hasta 120 quintales de café. La máquina lleva su nombre y aún existe allí y está en uso a la par de otras dos patentadas y fabricadas en Estados Unidos en 1872. Esta máquina sencilla seca el café de manera uniforme, resultado que no se obtiene en los patios, pues el sol no puede obrar diariamente sobre cada grano. Para descascarar el café del pergamino utilizaba un sistema de combinación de morteros, en los que subían y bajaban trituradores que dejaban listo el café en oro para su exportación.
En 1880 se vendían en Guatemala máquinas de lavar, secar y trillar café, inventadas y patentadas por José Guardiola y producidas en Nueva York. El precio de las secadoras oscilaba entre 1,170 y 3,870 pesos, según la capacidad de 25 a 100 quintales diarios de café.
Al expirar la patente otorgada a Guardiola, su sistema fue adoptado por casi todos los fabricantes de beneficios de café más importantes del mundo, entre ellos McKinnon?, que mejoró el sistema Guardiola en 1882. Según McKinnon?, es muy práctico, “pues el café conserva siempre su color natural y el secamiento es de lo más uniforme”. José Guardiola también obtuvo una patente para una descascaradora de café en Estados Unidos en 1886.
Otra aportación al beneficiado de café es la del inmigrante alemán James Frederick Sarg, quien llegó a Cobán en 1879, en donde trabajó en la invención de un despulpador de construcción sencilla, fácil manejo, gran capacidad y limpieza en el trabajo y más apropiado para las fincas pequeñas, en vez de la costosa y pesada máquina inglesa de John Gordon & Co. En 1880 patentó el “despulpador Sarg”, que fue premiado y privilegiado en la Feria Nacional de Guatemala en 1880, y que más adelante fue fabricado en Darmstadt, Alemania, y se vendió a Centro y Sudamérica, África y las Indias Orientales.
Hacia 1880 había en Guatemala un total de 686 despulpadores, 230 trilladoras (sin indicación de si eran para café o trigo) y 62 motores de vapor trabajando en la agricultura del país. El mayor número de despulpadores se encontraba en Quetzaltenango, Retalhuleu y Suchitepéquez.
Finalmente está el sistema inventado por Emil Robert Okrassa, ingeniero mecánico alemán, quien llegó en 1884 a Guatemala a la edad de 21 años para trabajar en el beneficio de café Pastores, de la familia Herrera, en La Antigua. Al finalizar su contrato se estableció en esa ciudad, en donde continuó trabajando en la instalación y revisión de maquinaria de café, así como en la invención de un despulpador de café, por el que obtuvo una patente inglesa en 1891. En la Exposición Internacional de 1898 ganó la medalla de oro y una mención honorífica por una retrilla que lleva su nombre, de la cual varias de ellas estaban trabajando en fincas de café.
Okrassa contribuyó, además, a la mejora e invención de otras máquinas para lavar, secar, trillar, pelar, pulir y separar café, cuyas patentes vendió tanto en Inglaterra como en Estados Unidos en 1900, 1908, 1911, 1912 y 1913. De éstas, su sistema combinado de retrilla y pulidora producida por McKinnon? resultó ser altamente satisfactorio, pues fue y sigue siendo aceptado y utilizado en muchos beneficios de café en todo el mundo.
A fines del siglo XIX había en Europa y en Estados Unidos varios talleres grandes de herrería que producían una gran variedad de modelos de maquinaria para beneficiar café a los países productores de café, siendo la secadora Guardiola el sistema más conocido y aceptado, y los de Smout y Okrassa los favoritos por su combinación de retrilla y pulidora. Estos hombres se distinguieron por su habilidad en la construcción de máquinas beneficiadoras de café y dieron renombre a Guatemala por sus invenciones útiles, que llegaron a ser de uso generalizado tanto en el país como en el mundo entero.
Talleres Rüttimann
Los Talleres Rüttimann fueron establecidos en 1908 por Roberto Rüttimann, oriundo de Suiza, en donde se graduó de ingeniero mecánico. Vino a radicarse a principios de siglo en Guatemala e inició un taller de mecánica, en el que componía toda clase de maquinaria para las fincas de café y caña de azúcar, construía ruedas de agua y ruedas Pelton, e instalaba completamente todo tipo de maquinaria que traía de Europa y Estados Unidos. Su hijo Roberto se hizo cargo del taller en 1957, el cual continuó produciendo todo tipo de maquinaria para los beneficios de café. En 1960 se le otorgó la Orden del Quetzal, por su encomiable labor y los excelentes rendimientos de sus pulperos en los beneficios de diversas localidades del país.
Maquinaria Töpke
El negocio de Hermann Töpke, oriundo de Alemania, comenzó como ferretería en Quetzaltenango, en la década de 1890. Después del terremoto de 1902, Töpke decidió trasladarse a la capital. Con el tiempo la ferretería empezó a importar artículos para beneficios de café. En 1935 su hijo Enrique Töpke inició la división de “Maquinaria Töpke”, con la importación de motores Petter, ruedas Pelton y máquinas para beneficios de café, entre otras, que también instalaba la empresa. En 1955 se separaron la “Maquinaria Töpke” y la “Ferretería Töpke” y, a partir de 1965, por iniciativa de su gerente Hasso Lehnhoff, la empresa se ha dedicado no sólo a fabricar y a ensamblar, sino también a componer y a mejorar maquinaria para beneficiar café.