- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
De 1897 a la Primera Guerra Mundial
Manuel Estrada Cabrera, Presidente de Guatemala de 1898-1920. Gobernó durante 22 años que fueron críticos para la caficultura: la crisis del café de 1897-1909, la crisis monetaria y los desbarajustes del mercado mundial durante la Primera Guerra Mundial.
Volcán Santa María, Quetzaltenango.
Finca San Eusebio, en Villa Canales, Guatemala; propiedad de Ramón Murga Miranda, vestido de frac (izq.).
Estampilla postal (1984), que conmemora la invención del café soluble en Guatemala.
Doctor Federico Lehnhoff Wyld, inventor del café soluble en Guatemala, patentado en Guatemala (1910), fabricado en Bélgica.
Patio de finca no identificada. Fotografía de Juan José de Jesús Yas, ca. 1920.
Finca Las Marías, Colomba, Costa Cuca, Quetzaltenango.
Casco de la finca Dolores, con su patio, en Retalhuleu, zona límite del cultivo de café en la bocacosta. Fue propiedad de Salvador Falla, después de Rosing Brothers y luego de Gordon Smith & Co.
Diploma con la Medalla de Honor, Premio Mundial de café otorgado a Juan José Rodríguez Luna en la Exposición Internacional Panama-Pacific, San Francisco, California, noviembre de 1915.
Juan José Rodríguez Luna, recibió la medalla de honor por su valiosa colaboración en la Exposición Internacional Panama-Pacific, San Francisco, California, 1915.
Texto de: Regina Wagner
A pesar de la baja de los precios del café y la escasez de mano de obra, no disminuyeron ni la producción ni las exportaciones del precioso grano. En Guatemala, la caficultura continuó expandiéndose hasta 1918, a pesar de la inestabilidad causada por la crisis cafetera de 1897. Después la situación mundial del café se caracterizó por los bajos precios hasta 1909, así como por los efectos de las fluctuaciones de la producción brasileña.
Debido a la depreciación del peso guatemalteco por la fuga de moneda de plata a México y Londres, más la constante emisión de papel moneda, la precaria situación económica del país estaba lejos de disiparse. La depreciación del café continuó y el gobierno trató de alentar la economía mediante la diversificación de cultivos. Esto se logró a través de la producción y exportación de caña de azúcar, banano, cueros de reses y hule. No obstante, los efectos típicos del monocultivismo se hacían sentir fuertemente en todo el país.
El gobierno mismo estaba en apuros por la escasez de ingresos, ya que con la caída de los precios del café se redujeron los impuestos al café exportado. Además, en años anteriores el presidente Reyna Barrios solicitó varios préstamos de los bancos para sufragar el excesivo gasto de la construcción de obras públicas, con el consecuente aumento de circulación de billetes y la dificultad de cambiarlos por metálico en los bancos. En mayo de 1897 el gobierno obtuvo nuevamente préstamos de los bancos por el valor de un millón y medio de pesos, para pagar los salarios atrasados de cinco meses de la burocracia.
Reyna Barrios fue asesinado el 8 de febrero de 1898. En el poder le sucedió el Primer Designado, Manuel Estrada Cabrera, quien heredó un sistema financiero en crisis. En vez de resolver la crítica situacion monetaria continuó con la política financiera de su antecesor. Formó un Comité Bancario, integrado por los seis bancos existentes, los cuales a cambio de otorgar préstamos al gobierno, fueron autorizados para emitir papel moneda, de manera que se incrementó la circulación de billetes que, en corto tiempo, llevó a una inflación galopante. El peso guatemalteco, que equivalía a un dólar oro estadounidense en 1871, se depreció a 8.50 pesos en 1899, a 15 pesos en 1902, a 18.50 pesos en 1909 y a 45 pesos por un dólar oro en 1914.
La crítica situación económica después de 1897
Con la crisis cafetera de 1897 comenzó la revalorización de la agricultura. En vista de que la principal fuente de riqueza del país era la producción agrícola, con el fin de atenderla y fomentarla de manera especial se creó, por acuerdo del 1o de agosto de 1899, una Dirección General de Agricultura, como dependencia del Ministerio de Fomento.
En su primera Memoria, la Dirección General de Agricultura señala que Guatemala, antes de la caficultura, tenía suficientes artículos de primera necesidad que se producían en cantidades adecuadas y a bajo precio. Pero por “la tendencia general de todos a dedicarse a una sola rama de la agricultura”, hubo necesidad de importar artículos alimenticios, de manera que se pidió a los finqueros velar porque hubiera suficiente producción de alimentos básicos, como maíz, frijol, papas, arroz y trigo, para no depender de la producción extranjera, y que además prestaran atención a otras cosechas exportables no expuestas a los riesgos causados por una enorme producción mundial.
Para los finqueros, que generalmente tenían acceso al crédito extranjero, la depreciación del peso significó sólo una reducción del salario real, de manera que pudieron retener una parte de las ganancias de la comercialización del café cuando los precios eran altos. Mejor situados estaban los exportadores, que obtenían el producto de sus ventas al exterior en moneda extranjera.
Como la crisis económica continuó por varios años, los banqueros y financistas ya no otorgaron créditos a los finqueros o lo hicieron con mucha cautela. La mayoría de los caficultores, que había vivido de adelantos de dinero, no estaba en la capacidad de mantener sus fincas y mucho menos de habilitar las cosechas siguientes. Así, por la falta de fondos, muchos propietarios descuidaron sus fincas hipotecadas, las cuales bajaron aún más en su valor y difícilmente encontraron compradores que pagaran las hipotecas y levantaran de nuevo las fincas venidas abajo.
Inicialmente, algunas plantaciones embargadas fueron administradas por sus acreedores, generalmente casas de comisión, banqueros y exportadores de café alemanes e ingleses. Al cabo de varios años, tales fincas pasaron a manos de sus acreedores. Obviamente, esto generó animosidad y resentimiento entre los agricultores nacionales hacia los extranjeros, quienes por gozar del respaldo financiero de casas comerciales de su país de origen pudieron hacerse cargo de las fincas, con lo cual incrementaron el número de sus propiedades y la superficie de sus plantaciones de café, aunque su valor había disminuido considerablemente. Sólo en Alta Verapaz los alemanes incrementaron la propiedad rústica rural en 600 km2, con lo cual llegó a abarcar un total de 2,100 km2 antes de la Primera Guerra.
Al caer tan bajo el precio del café en 1897, los caficultores solicitaron a la Asamblea Legislativa suprimir el impuesto de exportación de café, pero ésta lo redujo de 1.50 pesos oro a un peso plata. En 1898 la cosecha de café brasileño se incrementó más y el precio del quintal cayó a 8 dólares, cantidad que no cubría los costos de producción, incluyendo el impuesto fiscal, los fletes de ferrocarril, agencias, muelles, etc. En 1901/1902 la magnífica cosecha del Brasil deprimió aún más el precio internacional del café, sin embargo, fue la cosecha de 1903 la que redujo el precio del café a su punto más bajo: a 3.55 dólares el quintal en la bolsa del café de Nueva York.
Ante la situación, los delegados al Congreso Panamericano, que se reunió en la ciudad de México en 1902, propusieron la celebración de un congreso internacional para estudiar la situación mundial de la producción y consumo. Los países latinoamericanos productores de café –excepto Colombia y Cuba– se reunieron en octubre de 1902, en Nueva York, en donde en la Primera Conferencia Internacional del Café se discutió la forma de actuar conjuntamente para regular el mercado y evitar que se lanzara café al mercado en cantidades que afectaran el precio.
Sin embargo, tampoco este intento de control de la producción tuvo éxito, porque los países compradores querían mantener bajo el precio, en tanto los productores deseaban subirlo. En todo caso, se llegó a la propuesta de no exportar el café de baja calidad, y que los países europeos bajaran los impuestos de importación al café –Estados Unidos ya lo había hecho en 1873. Asimismo, pensaron que era importante incrementar la propaganda para que se consumiera más café y se estableciera un mecanismo que limitara las exportaciones de café; pero los delegados no se pusieron de acuerdo en un sistema de cuotas.
Lejos de ese escenario, en Guatemala se presentaron nuevamente catástrofes naturales, a principios de siglo. El 30 de enero de 1901 el valle de Sacatepéquez sufrió, otra vez, una helada que congeló la laguna de Retana. En el mes de abril, del mismo año, otra helada, de menor intensidad, dañó casi todas las plantaciones en Sacatepéquez.
El 18 de abril de 1902 un fuerte terremoto sacudió la región suroccidental del país. Destruyó edificios y beneficios de café en los departamentos de Quetzaltenango y San Marcos. Del 24 al 27 de octubre, del mismo año, ocurrió una fuerte erupción del volcán Santa María, ubicado al sur de Quetzaltenango. El lanzamiento de piedra pómez, polvillo volcánico y vapor caliente dañó las plantaciones cafetaleras en los alrededores de El Palmar y Chuvá, cubriéndolas con ceniza volcánica de un metro o dos de espesor en torno a El Palmar. Esto significó no sólo una enorme reducción de la cosecha de café, sino también un tremendo daño a la propiedad, las plantaciones, instalaciones de maquinaria de beneficios, pastos, ganado, etc.
Lo que a primera vista parecía una gran pérdida –y en efecto, algunas áreas no produjeron sino hasta 20 años después–, pronto resultó tener efectos positivos. Se tuvo que emplear el método conocido después como “barbecho”, que consiste en trabajar el suelo removiendo con pala o azadón la ceniza con la tierra de más abajo y para filtrar el agua. Esta operación, a pesar de que aumentaba los gastos, era absolutamente necesaria para hacer producir de nuevo la tierra.
No obstante que un estudio de los componentes de la ceniza y arena volcánica realizado en un laboratorio de San Francisco, California, dio como resultado que las cantidades de ácido fosfórico y de carbonato potásico eran ínfimas (los únicos elementos fertilizantes de la arena), en opinión del caficultor Juan Antonio Alvarado, en su finca “La Violeta” hubo cosechas que rompieron el récord durante los cinco años siguientes a la erupción de 1902. Después de 1908 las cosechas bajaron a las cifras alcanzadas antes de 1902.
Del cuadro anterior se observa que Alemania continuaba importando aproximadamente dos terceras partes de la producción de café guatemalteco, antes de la Primera Guerra Mundial.
En 1908 se inauguró en Guatemala el Ferrocarril Interoceánico, que comunicaba a Puerto Barrios con la capital y las demás líneas de ferrocarril. Esto llenó en mucho las expectativas del gobierno como de los caficultores, pues al quedar comunicada la vertiente del Pacífico con la del Atlántico, en forma directa, se facilitaba la salida de los productos del país sin el molesto trasbordo en Panamá. En los años siguientes se concluyeron también los ramales de la estación de Las Cruces a Coatepeque, y de Caballo Blanco (entre Champerico y Retalhuleu) a Coatepeque y Ayutla, con lo cual quedó enlazada la frontera mexicana con la capital y Puerto Barrios.
Entre 1897 y 1909 el nivel de los precios del café se mantuvo, en general, bajo; después empezó su recuperación por las medidas adoptadas por el Estado de Sao Paulo, productor del 75% de la cosecha brasileña. Para regular el mercado, dicho Estado compró café y lo almacenó en Nueva York y Europa, retirando así excedentes del mercado y generando una aparente escasez. Sin embargo, esto fomentó de nuevo un incremento de la producción y evitó que subieran los precios.
En Guatemala, el alza de los precios del café entre 1909 y 1913 tuvo como consecuencia, por una parte, un auge del comercio por el incremento de la capacidad de compra y, por la otra, el gobierno dejó de estimular la diversificación agrícola.
La invención del café soluble en Guatemala
Desde fines del siglo XIX varias personas, en particular químicos, buscaron la forma de hacer café soluble. Esto fue un descubrimiento que revolucionó el mundo, pues no hay cosa más cómoda que echar una cucharadita de café soluble en una taza y agregarle agua caliente para disfrutar de una bebida.
El primero en tener éxito con esta invención fue el químico japonés Doctor Sartori Kato, de Tokio, quien llevó té soluble a Chicago alrededor de 1889. No fue un éxito, pero indujo a varios comerciantes de café y químicos a buscar la forma de hacer café soluble. Entre varios químicos, compradores y tostadores de café se organizó la compañía Kato Coffee Co., que inventó el café soluble y lo promovió y vendió por primera vez en la Exposición Panamericana de 1901. El 11 de agosto de 1903 Estados Unidos otorgó la patente para hacer café soluble a Sartori Kato.
Hacia 1906 un belga de padres ingleses, George Washington, que residía temporalmente en la ciudad de Guatemala, inventó un café soluble que se puso en el mercado hacia 1909. El descubrimiento se dio de la siguiente manera. Washington y su esposa solían cenar al aire libre bajo la sombra de un naranjal. Mientras esperaba a su esposa, notó que bajo el pico o surtidor de la cafetera se había formado un polvo café. Lo probó y encontró que sabía a café. Esto lo indujo a meditar si era posible preparar grandes cantidades de café en polvo soluble y enviarlo a otros países.
A Washington le llevó varios años perfeccionar su sistema y ponerlo en el mercado en 1910, bajo el nombre de “Red E Coffee”, que luego se llamó “G. Washington’s Prepared Coffee” y finalmente “G. Washington’s Instant Coffee”, que se vendió en Brooklyn y New Jersey, y más tarde surtió al ejército de Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial.
Relacionado con Washington estaba su médico de cabecera, el Doctor Federico Lehnhoff Wyld, quien en cierta ocasión olvidó beber una taza de café en el jardín de su casa. Al encontrarla días después, únicamente con residuos de fino polvo en el fondo, le agregó agua hirviendo y obtuvo de nuevo una taza de café con el tinte, sabor y aroma característicos de la bebida. Analizó e investigó el asunto y encontró la forma de deshidratar el café líquido, pero quería hacerlo a nivel industrial. Viajó a Alemania en 1910, en donde visitó fábricas, hasta que finalmente logró encontrar una máquina cuyo metal no alteraba la calidad y el aroma del café soluble.
Para desarrollar su proyecto necesitaba capital. Retornó a Guatemala e interesó a su amigo Eduardo Tallien de Cabarrús, con quien fundó la empresa Lehnhoff, Cabarrús & Cía. Ltda. Obtuvo la patente de marca del “café soluble” en Guatemala y tramitó su registro en Francia, Bélgica y Estados Unidos, a donde envió el producto.
Fue tal el éxito de los pedidos que los socios decidieron fundar una nueva sociedad anónima, primero en Berlín, pero allí no encontraron respuesta favorable, en cambio sí en Bélgica, en donde nació la empresa llamada “Café soluble Belna”. El nombre de “Belna” se derivaba de las últimas sílabas de sus esposas: Isabel Wyld Viteri de Lehnhoff y Susana Piñol y Batres de Cabarrús. Ese mismo año el café soluble “Belna” obtuvo la medalla de oro en la Exposición Universal de Gante. Sin embargo, al no poder enviar Lehnhoff café en grano a Europa durante la Primera Guerra Mundial, se descontinuó la producción de café soluble y la fábrica tuvo que cerrar.
Fincas cafetaleras de guatemaltecos y extranjeros en 1913
En 1913 las buenas circunstancias en torno al comercio del café permitió que continuaran fundándose fincas de café en todo el país. El precio en el mercado extranjero había subido y esto hacía olvidar el desempleo, la superproducción y confiar en un futuro próspero.
Por primera vez, en 1913, el Estado de Guatemala elaboró una estadística de la producción de café, por número de fincas, caballerías cultivadas, número de árboles, producción en quintales, por departamento y también por nacionalidades de los propietarios de las fincas. El resultado fue una producción de 1.046,236 quintales de café, en 7,904 caballerías, pertenecientes a 2,076 propietarios. De éstos, 1,657 eran guatemaltecos y 419 extranjeros. La producción promedio por propietario y el porcentaje del total, por nacionalidades, era como sigue:
Producción de café de Guatemala, por nacionalidades y porcentajes, 1913Nacionalidad | Nº de propiet. | Extens. cabs. | Produc. en qq | Prod. prom.propiet | % Prod. total |
Totales | 2,076 | 7,904 | 1.046,236 | 504 | 100.00 |
Guatemaltecos | 1,657 | 4,158 | 525,356 | 317 | 50.21 |
Extranjeros | 419 | 3,746 | 520,880 | 1,243 | 49.79 |
Producción de café de Guatemala por nacionalidades extranjeras y sus porcentajes, 1913
Extranjeros | Nº de propiet. | Extens. cabs. | Produc. en qq | Prod. prom.propiet | % Prod. total |
Alemanes | 170 | 2,118 | 358,353 | 2,108 | 34.26 |
Españoles | 84 | 546 | 57,402 | 683 | 5.48 |
Norteamericanos | 16 | 114 | 19,285 | 1,205 | 1.84 |
Ingleses | 20 | 269 | 15,380 | 769 | 1.47 |
Suizos | 9 | 66 | 14,185 | 1,576 | 1.35 |
Franceses | 21 | 116 | 12,651 | 602 | 1.20 |
Mexicanos | 29 | 81 | 12,046 | 415 | 1.15 |
Socied. nac. mixta | 6 | 14 | 11,920 | 1,987 | 1.13 |
Italianos | 19 | 79 | 6,508 | 342 | 0.62 |
Belgas | 9 | 86 | 5,018 | 557 | 0.47 |
Salvadoreños | 11 | 22 | 2,255 | 205 | 0.21 |
Costarricenses | 2 | 18 | 2,008 | 1,004 | 0.19 |
Colombianos | 7 | 58 | 1,265 | 180 | 0.12 |
Hondureños | 7 | 48 | 1,119 | 159 | 0.10 |
Nicaragüenses | 2 | 55 | 700 | 350 | 0.06 |
Austríacos | 4 | 17 | 630 | 157 | 0.06 |
Chilenos | 2 | 32 | 140 | 70 | 0.01 |
Chinos | 1 | 12 manz. | 15 | 15 | 0.00 |
El cuadro anterior permite observar que los extranjeros cultivaban en 3,746 caballerías casi la misma cantidad de café que los guatemaltecos en 4,148 caballerías. Entre los extranjeros, que producían el 49.78% del total de la producción, los alemanes cosechaban el 34.26% en 26.79% de la tierra cultivada, y en promedio 2,108 quintales por propietario, o sea 169.2 quintales por caballería.
Como en un capítulo anterior se trató sobre la importancia de la inmigración alemana en Guatemala y su fuerte incidencia en la economía cafetera, es importante señalar que la producción de tales fincas, en 1913, fue de 358,353 quintales, cultivadas en 2,118 caballerías, pertenecientes a 170 propietarios, principalmente en los departamentos de Escuintla, Quetzaltenango, San Marcos y Sololá.
En Alta Verapaz, en donde la cantidad de caballerías cultivadas era tres veces mayor que en Escuintla, la producción sólo llegaba al 13% de la misma, lo cual se explica por la geografía accidentada de esa región, que no permite siembras contiguas en amplias y llanas extensiones ni que el sol llegue a todas las laderas de las montañas por igual.
La Primera Guerra Mundial, 1914-1919
Hasta la Primera Guerra Mundial, los puertos de Hamburgo y Le Havre y, en menor grado Amberes y Amsterdam, habían dominado más de la mitad del comercio mundial del café. Los europeos estaban dispuestos a pagar más por el café de buena calidad que Estados Unidos, y Alemania era el principal país importador de estos cafés
Después que los precios del café habían subido de nuevo entre 1909 y 1913, al estallar la Primera Guerra Mundial se produjo cierta desorientación, en vista de que Alemania era el principal comprador del café guatemalteco. Con el conflicto bélico europeo la situación cambió y se distorsionaron las relaciones comerciales de Latinoamérica con los países beligerantes a causa del bloqueo de Gran Bretaña, que dificultó el acceso a los mercados europeos y al crédito. En consecuencia, el comercio se desvió entonces hacia Estados Unidos, que por su cercanía resultó ser un mercado seguro e interesado en asumir un amplio margen del comercio exterior de los países latinoamericanos.
Sin embargo, después de las alzas en los precios del café en 1912 y 1913, al estallar la guerra se precipitaron los precios para desventaja de los países productores por representar Estados Unidos el mayor y casi único mercado para el grano. Pero al mismo tiempo que caían los precios, en Estados Unidos aumentó el hábito de beber café y los consumidores descubrieron el sabor del café “suave” de Guatemala y de otros países latinoamericanos.Exportaciones de Guatemala en los años previos y de la guerra, en US$ y porcentajes del total
Año | EEUU | % | Alemania | % | Gran Bretaña | % |
1913 | $3.923,000 | 27 | 7.654,000 | 53 | 1.600,000 | 11 |
1915 | 6.881,000 | 60 | 50,000 | 0 | 1.322,000 | 11 |
En noviembre de 1915 el guatemalteco Juan José Rodríguez Luna, de la finca “Capetillo”, de La Antigua Guatemala, se hizo acreedor al Gran Premio Mundial otorgado al café de Guatemala en la Exposición Internacional Panama-Pacific, celebrada en San Francisco, California. El acontecimiento se celebró con una gran cena en San Francisco.
Como consecuencia de tan trascendente distinción a nuestro grano de oro, el presidente Manuel Estrada Cabrera emitió una Ley Protectora del Café, que consistía en certificar el origen o procedencia del café de Guatemala destinado para la exportación, por medio de un sello de 15 cm de largo por cinco de ancho o de una faja de tela impresa de 20 cm de largo por cinco de ancho como garantía nacional. Dichos sellos o fajas debían aplicarlos los exportadores de café o sus representantes, de manera que al abrirse el envase o los sacos que contenían el café, era absolutamente necesario romper dichos sellos o fajas, que fueron de uso obligatorio, pues no se permitía el embarque sin tal requisito.
Después que Estados Unidos entró en la Gran Guerra en abril de 1917, lo secundaron Cuba, Brasil, Centroamérica y Panamá. El gobierno de Guatemala rompió sus relaciones diplomáticas con Alemania el 27 de abril de 1917 y, poco después, circularon “listas negras” elaboradas por los Aliados, que prohibían comerciar con fincas y casas comerciales de alemanes en Centro y Sudamérica. A partir de 1917 los Aliados impidieron el envío de café a Alemania, a través de los países vecinos. Los alemanes que se atrevían a exportar su café, cambiando la marca en los sacos o enviándolo bajo un nombre falso, se arriesgaban a que fueran denunciados y a que el gobierno inglés les confiscara su mercancía.
En Guatemala, además de la intervención del Ferrocarril Verapaz y la ocupación, venta y liquidación de la Empresa Eléctrica de Guatemala por un Intendente norteamericano nombrado por el gobierno, el decreto Nº 747, del 12 de febrero de 1919, puso bajo inmediata y absoluta intervención del gobierno las propiedades de los súbditos alemanes que se encontraban en territorio de Alemania.
Este fue el caso de las compañías y sociedades anónimas de plantaciones con sede comercial en Hamburgo y cuyos propietarios o accionistas residían en Alemania, así como de los finqueros que por azar del destino se encontraban de viaje en su Madre Patria al estallar la guerra y que no pudieron retornar a Guatemala. Se vieron afectadas: la Compañía Hanseática de Plantaciones en Guatemala (El Zapote, Los Diamantes y Las Viñas), la Compañía Hamburguesa de Plantaciones “El Porvenir”, la Compañía de Plantaciones “Chocolá”, la Compañía Hamburguesa de Plantaciones “Osuna-Rochela”, la Compañía de Plantaciones “Concepción”, la Compañía de Plantaciones “Cecilia” Limitada, la Compañía de Plantaciones en Centroamérica, S.A.(San Francisco Miramar, Pensamiento, Morelia, Santa Sofía, El Reposo, Rosario-Bola de Oro, Concepción, Candelaria, Santa Amalia, San Luis), J. W. Bastian Söhne GmbH? (fincas Moka, Viña, Girondina, La Mansión, Luz Tesoro), Deutsche Treuhand (finca La Libertad y anexos), Johannes Lüttmann (finca Nahuatancillo), Guillermo Suhr (finca La Abundancia), Andrés Fahr (finca La Paz) y Erwin Paul Dieseldorff (fincas Chajcar, Olpán, Secac, Santa Cecilia, Chinsajquín, Seacté, Chiachal).
El interventor nombrado por Estrada Cabrera fue el estadounidense Daniel Hodgsdon, anteriormente gerente de la IRCA. Sin embargo, por influencia del Ministro de la Guerra, Emilio Escamilla (descendiente de alemanes por línea materna), así como por la fuerte suma de indemnización que pagaron los interesados al gobierno, el presidente Carlos Herrera levantó dicha intervención el 24 de junio de 1921, y las propiedades arriba mencionadas fueron devueltas a sus respectivos dueños. Por fortuna se había dejado a los administradores alemanes continuar al frente de la administración de dichas fincas, de manera que el abandono fue sólo acorde con las circunstancias de la guerra y la dificultad de vender el café en el mercado internacional.
Exportaciones de café 1900-1918Año | qq en oro | qq en pergamino | Precio f qq oro US$ |
1900 | 26,294 | 67,479 | 8.31 |
1901 | 364,480 | 389,665 | 6.52 |
1902 | 443,138 | 413,605 | 7.44 |
1903 | 368,844 | 262,660 | 6.58 |
1904 | 372,171 | 344,365 | 10.00 |
1905 | 507,639 | 378,980 | 9.00 |
1906 | 483,179 | 251,538 | 9.00 |
1907 | 884,847 | 271,434 | 10.00 |
1908 | 419,693 | 187,531 | 10.00 |
1909 | 692,398 | 236,536 | 10.00 |
1910 | 507,176 | 196,717 | 11.00 |
1911 | 606,895 | 209,595 | 12.00 |
1912 | 608,375 | 143,298 | 15.20 |
1913 | 707,491 | 209,807 | 14.00 |
1914 | 711,368 | 149,966 | 12.50 |
1915 | 696,495 | 98,920 | 11.50 |
1916 | 850,570 | 30,158 | 9.20 |
1917 | 892,596 | 14,102 | 9.50 |
1918 | 778,428 | 5,115 | 12.00 |
#AmorPorColombia
De 1897 a la Primera Guerra Mundial
Manuel Estrada Cabrera, Presidente de Guatemala de 1898-1920. Gobernó durante 22 años que fueron críticos para la caficultura: la crisis del café de 1897-1909, la crisis monetaria y los desbarajustes del mercado mundial durante la Primera Guerra Mundial.
Volcán Santa María, Quetzaltenango.
Finca San Eusebio, en Villa Canales, Guatemala; propiedad de Ramón Murga Miranda, vestido de frac (izq.).
Estampilla postal (1984), que conmemora la invención del café soluble en Guatemala.
Doctor Federico Lehnhoff Wyld, inventor del café soluble en Guatemala, patentado en Guatemala (1910), fabricado en Bélgica.
Patio de finca no identificada. Fotografía de Juan José de Jesús Yas, ca. 1920.
Finca Las Marías, Colomba, Costa Cuca, Quetzaltenango.
Casco de la finca Dolores, con su patio, en Retalhuleu, zona límite del cultivo de café en la bocacosta. Fue propiedad de Salvador Falla, después de Rosing Brothers y luego de Gordon Smith & Co.
Diploma con la Medalla de Honor, Premio Mundial de café otorgado a Juan José Rodríguez Luna en la Exposición Internacional Panama-Pacific, San Francisco, California, noviembre de 1915.
Juan José Rodríguez Luna, recibió la medalla de honor por su valiosa colaboración en la Exposición Internacional Panama-Pacific, San Francisco, California, 1915.
Texto de: Regina Wagner
A pesar de la baja de los precios del café y la escasez de mano de obra, no disminuyeron ni la producción ni las exportaciones del precioso grano. En Guatemala, la caficultura continuó expandiéndose hasta 1918, a pesar de la inestabilidad causada por la crisis cafetera de 1897. Después la situación mundial del café se caracterizó por los bajos precios hasta 1909, así como por los efectos de las fluctuaciones de la producción brasileña.
Debido a la depreciación del peso guatemalteco por la fuga de moneda de plata a México y Londres, más la constante emisión de papel moneda, la precaria situación económica del país estaba lejos de disiparse. La depreciación del café continuó y el gobierno trató de alentar la economía mediante la diversificación de cultivos. Esto se logró a través de la producción y exportación de caña de azúcar, banano, cueros de reses y hule. No obstante, los efectos típicos del monocultivismo se hacían sentir fuertemente en todo el país.
El gobierno mismo estaba en apuros por la escasez de ingresos, ya que con la caída de los precios del café se redujeron los impuestos al café exportado. Además, en años anteriores el presidente Reyna Barrios solicitó varios préstamos de los bancos para sufragar el excesivo gasto de la construcción de obras públicas, con el consecuente aumento de circulación de billetes y la dificultad de cambiarlos por metálico en los bancos. En mayo de 1897 el gobierno obtuvo nuevamente préstamos de los bancos por el valor de un millón y medio de pesos, para pagar los salarios atrasados de cinco meses de la burocracia.
Reyna Barrios fue asesinado el 8 de febrero de 1898. En el poder le sucedió el Primer Designado, Manuel Estrada Cabrera, quien heredó un sistema financiero en crisis. En vez de resolver la crítica situacion monetaria continuó con la política financiera de su antecesor. Formó un Comité Bancario, integrado por los seis bancos existentes, los cuales a cambio de otorgar préstamos al gobierno, fueron autorizados para emitir papel moneda, de manera que se incrementó la circulación de billetes que, en corto tiempo, llevó a una inflación galopante. El peso guatemalteco, que equivalía a un dólar oro estadounidense en 1871, se depreció a 8.50 pesos en 1899, a 15 pesos en 1902, a 18.50 pesos en 1909 y a 45 pesos por un dólar oro en 1914.
La crítica situación económica después de 1897
Con la crisis cafetera de 1897 comenzó la revalorización de la agricultura. En vista de que la principal fuente de riqueza del país era la producción agrícola, con el fin de atenderla y fomentarla de manera especial se creó, por acuerdo del 1o de agosto de 1899, una Dirección General de Agricultura, como dependencia del Ministerio de Fomento.
En su primera Memoria, la Dirección General de Agricultura señala que Guatemala, antes de la caficultura, tenía suficientes artículos de primera necesidad que se producían en cantidades adecuadas y a bajo precio. Pero por “la tendencia general de todos a dedicarse a una sola rama de la agricultura”, hubo necesidad de importar artículos alimenticios, de manera que se pidió a los finqueros velar porque hubiera suficiente producción de alimentos básicos, como maíz, frijol, papas, arroz y trigo, para no depender de la producción extranjera, y que además prestaran atención a otras cosechas exportables no expuestas a los riesgos causados por una enorme producción mundial.
Para los finqueros, que generalmente tenían acceso al crédito extranjero, la depreciación del peso significó sólo una reducción del salario real, de manera que pudieron retener una parte de las ganancias de la comercialización del café cuando los precios eran altos. Mejor situados estaban los exportadores, que obtenían el producto de sus ventas al exterior en moneda extranjera.
Como la crisis económica continuó por varios años, los banqueros y financistas ya no otorgaron créditos a los finqueros o lo hicieron con mucha cautela. La mayoría de los caficultores, que había vivido de adelantos de dinero, no estaba en la capacidad de mantener sus fincas y mucho menos de habilitar las cosechas siguientes. Así, por la falta de fondos, muchos propietarios descuidaron sus fincas hipotecadas, las cuales bajaron aún más en su valor y difícilmente encontraron compradores que pagaran las hipotecas y levantaran de nuevo las fincas venidas abajo.
Inicialmente, algunas plantaciones embargadas fueron administradas por sus acreedores, generalmente casas de comisión, banqueros y exportadores de café alemanes e ingleses. Al cabo de varios años, tales fincas pasaron a manos de sus acreedores. Obviamente, esto generó animosidad y resentimiento entre los agricultores nacionales hacia los extranjeros, quienes por gozar del respaldo financiero de casas comerciales de su país de origen pudieron hacerse cargo de las fincas, con lo cual incrementaron el número de sus propiedades y la superficie de sus plantaciones de café, aunque su valor había disminuido considerablemente. Sólo en Alta Verapaz los alemanes incrementaron la propiedad rústica rural en 600 km2, con lo cual llegó a abarcar un total de 2,100 km2 antes de la Primera Guerra.
Al caer tan bajo el precio del café en 1897, los caficultores solicitaron a la Asamblea Legislativa suprimir el impuesto de exportación de café, pero ésta lo redujo de 1.50 pesos oro a un peso plata. En 1898 la cosecha de café brasileño se incrementó más y el precio del quintal cayó a 8 dólares, cantidad que no cubría los costos de producción, incluyendo el impuesto fiscal, los fletes de ferrocarril, agencias, muelles, etc. En 1901/1902 la magnífica cosecha del Brasil deprimió aún más el precio internacional del café, sin embargo, fue la cosecha de 1903 la que redujo el precio del café a su punto más bajo: a 3.55 dólares el quintal en la bolsa del café de Nueva York.
Ante la situación, los delegados al Congreso Panamericano, que se reunió en la ciudad de México en 1902, propusieron la celebración de un congreso internacional para estudiar la situación mundial de la producción y consumo. Los países latinoamericanos productores de café –excepto Colombia y Cuba– se reunieron en octubre de 1902, en Nueva York, en donde en la Primera Conferencia Internacional del Café se discutió la forma de actuar conjuntamente para regular el mercado y evitar que se lanzara café al mercado en cantidades que afectaran el precio.
Sin embargo, tampoco este intento de control de la producción tuvo éxito, porque los países compradores querían mantener bajo el precio, en tanto los productores deseaban subirlo. En todo caso, se llegó a la propuesta de no exportar el café de baja calidad, y que los países europeos bajaran los impuestos de importación al café –Estados Unidos ya lo había hecho en 1873. Asimismo, pensaron que era importante incrementar la propaganda para que se consumiera más café y se estableciera un mecanismo que limitara las exportaciones de café; pero los delegados no se pusieron de acuerdo en un sistema de cuotas.
Lejos de ese escenario, en Guatemala se presentaron nuevamente catástrofes naturales, a principios de siglo. El 30 de enero de 1901 el valle de Sacatepéquez sufrió, otra vez, una helada que congeló la laguna de Retana. En el mes de abril, del mismo año, otra helada, de menor intensidad, dañó casi todas las plantaciones en Sacatepéquez.
El 18 de abril de 1902 un fuerte terremoto sacudió la región suroccidental del país. Destruyó edificios y beneficios de café en los departamentos de Quetzaltenango y San Marcos. Del 24 al 27 de octubre, del mismo año, ocurrió una fuerte erupción del volcán Santa María, ubicado al sur de Quetzaltenango. El lanzamiento de piedra pómez, polvillo volcánico y vapor caliente dañó las plantaciones cafetaleras en los alrededores de El Palmar y Chuvá, cubriéndolas con ceniza volcánica de un metro o dos de espesor en torno a El Palmar. Esto significó no sólo una enorme reducción de la cosecha de café, sino también un tremendo daño a la propiedad, las plantaciones, instalaciones de maquinaria de beneficios, pastos, ganado, etc.
Lo que a primera vista parecía una gran pérdida –y en efecto, algunas áreas no produjeron sino hasta 20 años después–, pronto resultó tener efectos positivos. Se tuvo que emplear el método conocido después como “barbecho”, que consiste en trabajar el suelo removiendo con pala o azadón la ceniza con la tierra de más abajo y para filtrar el agua. Esta operación, a pesar de que aumentaba los gastos, era absolutamente necesaria para hacer producir de nuevo la tierra.
No obstante que un estudio de los componentes de la ceniza y arena volcánica realizado en un laboratorio de San Francisco, California, dio como resultado que las cantidades de ácido fosfórico y de carbonato potásico eran ínfimas (los únicos elementos fertilizantes de la arena), en opinión del caficultor Juan Antonio Alvarado, en su finca “La Violeta” hubo cosechas que rompieron el récord durante los cinco años siguientes a la erupción de 1902. Después de 1908 las cosechas bajaron a las cifras alcanzadas antes de 1902.
Del cuadro anterior se observa que Alemania continuaba importando aproximadamente dos terceras partes de la producción de café guatemalteco, antes de la Primera Guerra Mundial.
En 1908 se inauguró en Guatemala el Ferrocarril Interoceánico, que comunicaba a Puerto Barrios con la capital y las demás líneas de ferrocarril. Esto llenó en mucho las expectativas del gobierno como de los caficultores, pues al quedar comunicada la vertiente del Pacífico con la del Atlántico, en forma directa, se facilitaba la salida de los productos del país sin el molesto trasbordo en Panamá. En los años siguientes se concluyeron también los ramales de la estación de Las Cruces a Coatepeque, y de Caballo Blanco (entre Champerico y Retalhuleu) a Coatepeque y Ayutla, con lo cual quedó enlazada la frontera mexicana con la capital y Puerto Barrios.
Entre 1897 y 1909 el nivel de los precios del café se mantuvo, en general, bajo; después empezó su recuperación por las medidas adoptadas por el Estado de Sao Paulo, productor del 75% de la cosecha brasileña. Para regular el mercado, dicho Estado compró café y lo almacenó en Nueva York y Europa, retirando así excedentes del mercado y generando una aparente escasez. Sin embargo, esto fomentó de nuevo un incremento de la producción y evitó que subieran los precios.
En Guatemala, el alza de los precios del café entre 1909 y 1913 tuvo como consecuencia, por una parte, un auge del comercio por el incremento de la capacidad de compra y, por la otra, el gobierno dejó de estimular la diversificación agrícola.
La invención del café soluble en Guatemala
Desde fines del siglo XIX varias personas, en particular químicos, buscaron la forma de hacer café soluble. Esto fue un descubrimiento que revolucionó el mundo, pues no hay cosa más cómoda que echar una cucharadita de café soluble en una taza y agregarle agua caliente para disfrutar de una bebida.
El primero en tener éxito con esta invención fue el químico japonés Doctor Sartori Kato, de Tokio, quien llevó té soluble a Chicago alrededor de 1889. No fue un éxito, pero indujo a varios comerciantes de café y químicos a buscar la forma de hacer café soluble. Entre varios químicos, compradores y tostadores de café se organizó la compañía Kato Coffee Co., que inventó el café soluble y lo promovió y vendió por primera vez en la Exposición Panamericana de 1901. El 11 de agosto de 1903 Estados Unidos otorgó la patente para hacer café soluble a Sartori Kato.
Hacia 1906 un belga de padres ingleses, George Washington, que residía temporalmente en la ciudad de Guatemala, inventó un café soluble que se puso en el mercado hacia 1909. El descubrimiento se dio de la siguiente manera. Washington y su esposa solían cenar al aire libre bajo la sombra de un naranjal. Mientras esperaba a su esposa, notó que bajo el pico o surtidor de la cafetera se había formado un polvo café. Lo probó y encontró que sabía a café. Esto lo indujo a meditar si era posible preparar grandes cantidades de café en polvo soluble y enviarlo a otros países.
A Washington le llevó varios años perfeccionar su sistema y ponerlo en el mercado en 1910, bajo el nombre de “Red E Coffee”, que luego se llamó “G. Washington’s Prepared Coffee” y finalmente “G. Washington’s Instant Coffee”, que se vendió en Brooklyn y New Jersey, y más tarde surtió al ejército de Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial.
Relacionado con Washington estaba su médico de cabecera, el Doctor Federico Lehnhoff Wyld, quien en cierta ocasión olvidó beber una taza de café en el jardín de su casa. Al encontrarla días después, únicamente con residuos de fino polvo en el fondo, le agregó agua hirviendo y obtuvo de nuevo una taza de café con el tinte, sabor y aroma característicos de la bebida. Analizó e investigó el asunto y encontró la forma de deshidratar el café líquido, pero quería hacerlo a nivel industrial. Viajó a Alemania en 1910, en donde visitó fábricas, hasta que finalmente logró encontrar una máquina cuyo metal no alteraba la calidad y el aroma del café soluble.
Para desarrollar su proyecto necesitaba capital. Retornó a Guatemala e interesó a su amigo Eduardo Tallien de Cabarrús, con quien fundó la empresa Lehnhoff, Cabarrús & Cía. Ltda. Obtuvo la patente de marca del “café soluble” en Guatemala y tramitó su registro en Francia, Bélgica y Estados Unidos, a donde envió el producto.
Fue tal el éxito de los pedidos que los socios decidieron fundar una nueva sociedad anónima, primero en Berlín, pero allí no encontraron respuesta favorable, en cambio sí en Bélgica, en donde nació la empresa llamada “Café soluble Belna”. El nombre de “Belna” se derivaba de las últimas sílabas de sus esposas: Isabel Wyld Viteri de Lehnhoff y Susana Piñol y Batres de Cabarrús. Ese mismo año el café soluble “Belna” obtuvo la medalla de oro en la Exposición Universal de Gante. Sin embargo, al no poder enviar Lehnhoff café en grano a Europa durante la Primera Guerra Mundial, se descontinuó la producción de café soluble y la fábrica tuvo que cerrar.
Fincas cafetaleras de guatemaltecos y extranjeros en 1913
En 1913 las buenas circunstancias en torno al comercio del café permitió que continuaran fundándose fincas de café en todo el país. El precio en el mercado extranjero había subido y esto hacía olvidar el desempleo, la superproducción y confiar en un futuro próspero.
Por primera vez, en 1913, el Estado de Guatemala elaboró una estadística de la producción de café, por número de fincas, caballerías cultivadas, número de árboles, producción en quintales, por departamento y también por nacionalidades de los propietarios de las fincas. El resultado fue una producción de 1.046,236 quintales de café, en 7,904 caballerías, pertenecientes a 2,076 propietarios. De éstos, 1,657 eran guatemaltecos y 419 extranjeros. La producción promedio por propietario y el porcentaje del total, por nacionalidades, era como sigue:
Producción de café de Guatemala, por nacionalidades y porcentajes, 1913Nacionalidad | Nº de propiet. | Extens. cabs. | Produc. en qq | Prod. prom.propiet | % Prod. total |
Totales | 2,076 | 7,904 | 1.046,236 | 504 | 100.00 |
Guatemaltecos | 1,657 | 4,158 | 525,356 | 317 | 50.21 |
Extranjeros | 419 | 3,746 | 520,880 | 1,243 | 49.79 |
Producción de café de Guatemala por nacionalidades extranjeras y sus porcentajes, 1913
Extranjeros | Nº de propiet. | Extens. cabs. | Produc. en qq | Prod. prom.propiet | % Prod. total |
Alemanes | 170 | 2,118 | 358,353 | 2,108 | 34.26 |
Españoles | 84 | 546 | 57,402 | 683 | 5.48 |
Norteamericanos | 16 | 114 | 19,285 | 1,205 | 1.84 |
Ingleses | 20 | 269 | 15,380 | 769 | 1.47 |
Suizos | 9 | 66 | 14,185 | 1,576 | 1.35 |
Franceses | 21 | 116 | 12,651 | 602 | 1.20 |
Mexicanos | 29 | 81 | 12,046 | 415 | 1.15 |
Socied. nac. mixta | 6 | 14 | 11,920 | 1,987 | 1.13 |
Italianos | 19 | 79 | 6,508 | 342 | 0.62 |
Belgas | 9 | 86 | 5,018 | 557 | 0.47 |
Salvadoreños | 11 | 22 | 2,255 | 205 | 0.21 |
Costarricenses | 2 | 18 | 2,008 | 1,004 | 0.19 |
Colombianos | 7 | 58 | 1,265 | 180 | 0.12 |
Hondureños | 7 | 48 | 1,119 | 159 | 0.10 |
Nicaragüenses | 2 | 55 | 700 | 350 | 0.06 |
Austríacos | 4 | 17 | 630 | 157 | 0.06 |
Chilenos | 2 | 32 | 140 | 70 | 0.01 |
Chinos | 1 | 12 manz. | 15 | 15 | 0.00 |
El cuadro anterior permite observar que los extranjeros cultivaban en 3,746 caballerías casi la misma cantidad de café que los guatemaltecos en 4,148 caballerías. Entre los extranjeros, que producían el 49.78% del total de la producción, los alemanes cosechaban el 34.26% en 26.79% de la tierra cultivada, y en promedio 2,108 quintales por propietario, o sea 169.2 quintales por caballería.
Como en un capítulo anterior se trató sobre la importancia de la inmigración alemana en Guatemala y su fuerte incidencia en la economía cafetera, es importante señalar que la producción de tales fincas, en 1913, fue de 358,353 quintales, cultivadas en 2,118 caballerías, pertenecientes a 170 propietarios, principalmente en los departamentos de Escuintla, Quetzaltenango, San Marcos y Sololá.
En Alta Verapaz, en donde la cantidad de caballerías cultivadas era tres veces mayor que en Escuintla, la producción sólo llegaba al 13% de la misma, lo cual se explica por la geografía accidentada de esa región, que no permite siembras contiguas en amplias y llanas extensiones ni que el sol llegue a todas las laderas de las montañas por igual.
La Primera Guerra Mundial, 1914-1919
Hasta la Primera Guerra Mundial, los puertos de Hamburgo y Le Havre y, en menor grado Amberes y Amsterdam, habían dominado más de la mitad del comercio mundial del café. Los europeos estaban dispuestos a pagar más por el café de buena calidad que Estados Unidos, y Alemania era el principal país importador de estos cafés
Después que los precios del café habían subido de nuevo entre 1909 y 1913, al estallar la Primera Guerra Mundial se produjo cierta desorientación, en vista de que Alemania era el principal comprador del café guatemalteco. Con el conflicto bélico europeo la situación cambió y se distorsionaron las relaciones comerciales de Latinoamérica con los países beligerantes a causa del bloqueo de Gran Bretaña, que dificultó el acceso a los mercados europeos y al crédito. En consecuencia, el comercio se desvió entonces hacia Estados Unidos, que por su cercanía resultó ser un mercado seguro e interesado en asumir un amplio margen del comercio exterior de los países latinoamericanos.
Sin embargo, después de las alzas en los precios del café en 1912 y 1913, al estallar la guerra se precipitaron los precios para desventaja de los países productores por representar Estados Unidos el mayor y casi único mercado para el grano. Pero al mismo tiempo que caían los precios, en Estados Unidos aumentó el hábito de beber café y los consumidores descubrieron el sabor del café “suave” de Guatemala y de otros países latinoamericanos.Exportaciones de Guatemala en los años previos y de la guerra, en US$ y porcentajes del total
Año | EEUU | % | Alemania | % | Gran Bretaña | % |
1913 | $3.923,000 | 27 | 7.654,000 | 53 | 1.600,000 | 11 |
1915 | 6.881,000 | 60 | 50,000 | 0 | 1.322,000 | 11 |
En noviembre de 1915 el guatemalteco Juan José Rodríguez Luna, de la finca “Capetillo”, de La Antigua Guatemala, se hizo acreedor al Gran Premio Mundial otorgado al café de Guatemala en la Exposición Internacional Panama-Pacific, celebrada en San Francisco, California. El acontecimiento se celebró con una gran cena en San Francisco.
Como consecuencia de tan trascendente distinción a nuestro grano de oro, el presidente Manuel Estrada Cabrera emitió una Ley Protectora del Café, que consistía en certificar el origen o procedencia del café de Guatemala destinado para la exportación, por medio de un sello de 15 cm de largo por cinco de ancho o de una faja de tela impresa de 20 cm de largo por cinco de ancho como garantía nacional. Dichos sellos o fajas debían aplicarlos los exportadores de café o sus representantes, de manera que al abrirse el envase o los sacos que contenían el café, era absolutamente necesario romper dichos sellos o fajas, que fueron de uso obligatorio, pues no se permitía el embarque sin tal requisito.
Después que Estados Unidos entró en la Gran Guerra en abril de 1917, lo secundaron Cuba, Brasil, Centroamérica y Panamá. El gobierno de Guatemala rompió sus relaciones diplomáticas con Alemania el 27 de abril de 1917 y, poco después, circularon “listas negras” elaboradas por los Aliados, que prohibían comerciar con fincas y casas comerciales de alemanes en Centro y Sudamérica. A partir de 1917 los Aliados impidieron el envío de café a Alemania, a través de los países vecinos. Los alemanes que se atrevían a exportar su café, cambiando la marca en los sacos o enviándolo bajo un nombre falso, se arriesgaban a que fueran denunciados y a que el gobierno inglés les confiscara su mercancía.
En Guatemala, además de la intervención del Ferrocarril Verapaz y la ocupación, venta y liquidación de la Empresa Eléctrica de Guatemala por un Intendente norteamericano nombrado por el gobierno, el decreto Nº 747, del 12 de febrero de 1919, puso bajo inmediata y absoluta intervención del gobierno las propiedades de los súbditos alemanes que se encontraban en territorio de Alemania.
Este fue el caso de las compañías y sociedades anónimas de plantaciones con sede comercial en Hamburgo y cuyos propietarios o accionistas residían en Alemania, así como de los finqueros que por azar del destino se encontraban de viaje en su Madre Patria al estallar la guerra y que no pudieron retornar a Guatemala. Se vieron afectadas: la Compañía Hanseática de Plantaciones en Guatemala (El Zapote, Los Diamantes y Las Viñas), la Compañía Hamburguesa de Plantaciones “El Porvenir”, la Compañía de Plantaciones “Chocolá”, la Compañía Hamburguesa de Plantaciones “Osuna-Rochela”, la Compañía de Plantaciones “Concepción”, la Compañía de Plantaciones “Cecilia” Limitada, la Compañía de Plantaciones en Centroamérica, S.A.(San Francisco Miramar, Pensamiento, Morelia, Santa Sofía, El Reposo, Rosario-Bola de Oro, Concepción, Candelaria, Santa Amalia, San Luis), J. W. Bastian Söhne GmbH? (fincas Moka, Viña, Girondina, La Mansión, Luz Tesoro), Deutsche Treuhand (finca La Libertad y anexos), Johannes Lüttmann (finca Nahuatancillo), Guillermo Suhr (finca La Abundancia), Andrés Fahr (finca La Paz) y Erwin Paul Dieseldorff (fincas Chajcar, Olpán, Secac, Santa Cecilia, Chinsajquín, Seacté, Chiachal).
El interventor nombrado por Estrada Cabrera fue el estadounidense Daniel Hodgsdon, anteriormente gerente de la IRCA. Sin embargo, por influencia del Ministro de la Guerra, Emilio Escamilla (descendiente de alemanes por línea materna), así como por la fuerte suma de indemnización que pagaron los interesados al gobierno, el presidente Carlos Herrera levantó dicha intervención el 24 de junio de 1921, y las propiedades arriba mencionadas fueron devueltas a sus respectivos dueños. Por fortuna se había dejado a los administradores alemanes continuar al frente de la administración de dichas fincas, de manera que el abandono fue sólo acorde con las circunstancias de la guerra y la dificultad de vender el café en el mercado internacional.
Exportaciones de café 1900-1918Año | qq en oro | qq en pergamino | Precio f qq oro US$ |
1900 | 26,294 | 67,479 | 8.31 |
1901 | 364,480 | 389,665 | 6.52 |
1902 | 443,138 | 413,605 | 7.44 |
1903 | 368,844 | 262,660 | 6.58 |
1904 | 372,171 | 344,365 | 10.00 |
1905 | 507,639 | 378,980 | 9.00 |
1906 | 483,179 | 251,538 | 9.00 |
1907 | 884,847 | 271,434 | 10.00 |
1908 | 419,693 | 187,531 | 10.00 |
1909 | 692,398 | 236,536 | 10.00 |
1910 | 507,176 | 196,717 | 11.00 |
1911 | 606,895 | 209,595 | 12.00 |
1912 | 608,375 | 143,298 | 15.20 |
1913 | 707,491 | 209,807 | 14.00 |
1914 | 711,368 | 149,966 | 12.50 |
1915 | 696,495 | 98,920 | 11.50 |
1916 | 850,570 | 30,158 | 9.20 |
1917 | 892,596 | 14,102 | 9.50 |
1918 | 778,428 | 5,115 | 12.00 |