- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad JaverianaColección Eduardo Ospina S. J. / Introducción |
Introducción
Anton van Dyck (inventó), David Joseph Desvachez (grabó) / Chalcographie du Louvre (imprimió) / Carlos I, rey de Inglaterra / Siglo xvii / Grabado en metal / 86,5 x 67,6 cm
Anton van Dyck (inventó y grabó) / Chalcograpie du Louvre (imprimió) / Justus Suttermans / Siglo xvii / Grabado en metal / 45,2 x 31,4 cm
Texto de: Germán Rubiano Caballero
Este libro reúne casi la totalidad de la colección de grabados de la Universidad Javeriana. Adquiridos en Europa, se trata de un grupo de estampas que recorre la historia del arte de los últimos siglos, desde el Renacimiento italiano, hasta algunos de los maestros franceses del siglo xix. Es necesario precisar que se trata de unos grabados —en su mayoría de muy buena calidad— que fueron adquiridos en el taller de Calcografía del Museo del Louvre. Aunque también hay algunos que fueron realizados en la Casa Impresora Amsterduck y en la Societé Française de Gravure. En la mayoría de los casos los grabados tienen el nombre del responsable del estampado. Hay grabadores muy reconocidos: Alphonse A. Leroy, Charles Giroux, Jean Patricot, Auguste Boucher Desnoyers, Gustav-Nicolas Bernitot y André Charles Coppier. En un grabado de Velázquez aparece el nombre de Mariano Fortuny (1838-1874), un reconocido pintor español. También es útil aclarar que muchos de estos trabajos fueron hechos a partir de pinturas —o dibujos— de los maestros mencionados, pero que también hay otros, especialmente en los casos de Durero, Rembrandt y van Dyck, que aparecen con la indicación de que fueron grabados por dichos artistas. Lo cual permite pensar que realmente fueron estampados a partir de las planchas grabadas por los artistas citados.
Aunque la historia de los grabados se remonta a los primeros siglos de la Era Cristiana, cuando los chinos hacían estampados de inscripciones, puede afirmarse que el arte de grabar en metal con el propósito de luego entintar los surcos dejados por el buril y presionar una hoja de papel sobre la plancha entintada para reproducir imágenes, se inicia en Alemania a comienzos del siglo xv. Sus primeros practicantes fueron de nombres desconocidos. Pero se menciona a Martin Schongauer (¿1453? -1491), nacido en una familia de orfebres, como el más importante grabador antes de la aparición de Alberto Durero (1471-1528). De acuerdo con Gombrich: “A mediados del siglo xv tuvo lugar una invención técnica muy decisiva, que produjo enormes efectos en el futuro desarrollo del arte, y no en éste tan sólo: la invención de la imprenta. La impresión de grabados precedió a la de libros en varias décadas. Anteriormente, se habían impreso pequeñas hojas con imágenes de santos acompañadas del texto de las oraciones… fue el mismo método que se desarrolló más tarde para imprimir las letras. Llamado xilografía o grabado en madera —porque en trozos de madera y con un cuchillo se sacaba todo aquello que no debía aparecer en el grabado— pronto se hizo popular. Varios tacos de madera juntos podían ser usados para pequeñas series de dibujos que se reunían formando un libro… Cuando Gutenberg realizó su gran invento de usar letras móviles reunidas en un molde, en vez de un conjunto de tacos de madera, los libros compuestos con series de éstos se hicieron raros…”. Pero la xilografía siguió adelante con la impresión de dibujos y se convertiría en un método artístico muy importante. Se asegura, desde hace mucho tiempo, que Durero comenzó a trabajar como diseñador en xilografías en el círculo de ilustradores de libros de Nuremberg en 1486. El artista alemán es entonces uno de los primeros grabadores en metal y en madera y llegaría a ser uno de los más grandes de todos los tiempos.
Todos los grabados de esta colección pertenecen a los dos procedimientos mencionados en el párrafo anterior: los grabados en hueco —siendo los primeros los grabados en metal o de talla dulce— y los grabados en relieve —grabados en madera o xilografías—. En el primer procedimiento se inscriben líneas, formas o texturas en una plancha de metal pulimentado. Una vez terminada la plancha, se extiende tinta sobre toda la superficie. Se deja que la tinta penetre en las porciones hundidas de la plancha, pero se la limpia de las zonas levantadas. Luego se colocan en un tórculo o prensa la plancha y una hoja de papel humedecido y absorbente. Se hace presión y la tinta, que estaba originariamente en las depresiones, es trasladada al papel, resultando el grabado terminado. El grabado en hueco se obtiene con dos métodos básicos: las líneas hundidas pueden grabarse en la superficie de la plancha por acción de un ácido, o bien pueden tallarse en su superficie con instrumentos cortantes especiales —como el buril—. El primer método se llama aguafuerte o aguatinta; el segundo, talla dulce o punta seca. El grabado en relieve tal vez sea la forma más conocida del grabado. En este procedimiento el artista dibuja su composición en una plancha de madera o de linóleo, materiales fáciles de cortar con un cuchillo o una gubia. Las zonas que el artista desea reproducir se dejan sin tocar, mientras suprime de la superficie de la plancha aquellas zonas que han de quedar en blanco. Cuando el tallado de la superficie está completo, la plancha resultante se cubre con una tinta mediante un rodillo. Al deslizarse el rodillo sobre la plancha, toca solamente aquellas zonas que no fueron cortadas. Las zonas suprimidas quedan libres de tinta. Sobre la plancha entintada se coloca una hoja de papel suave y luego se hace presión con una prensa. La tinta pasa al papel y así se obtiene la reproducción del grabado (todos los datos técnicos pertenecen al libro Diálogo visual de Nathan Knobler).
Los grabados de la colección provienen de pinturas y algunos dibujos originales. Las estampas que se pueden estudiar son obviamente un objeto artístico distinto, pero aun así se aprecian porque están basadas estrictamente en las composiciones y figuras originales, y al mismo tiempo permiten disfrutar las cualidades de los grabados: composiciones, trazos, luces, sombras, efectos de distancia, texturas, etc. Es sorprendentemente rico el mundo de estos grabados, desde El juicio final de Roger van der Weyden, con sus numerosas figuras de diferentes tamaños y variadísimas actitudes, hasta El viñador de Jean François Millet, que contrasta el amplio paisaje interminable con el personaje humilde y cansado del primer plano; pasando por La procesión de los Reyes de Gozzoli, con un alto paisaje poblado de árboles y con jinetes de llamativa distinción; La coronación de espinas de Tiziano, en el que son admirables las luces y las sombras profundas, así como las diagonales enfrentadas; El gran canal de Venecia de Canaletto, con su amplia vista llena personajes, góndolas y gran número de fachadas pintorescas o suntuosas; Entrada de los cruzados en Constantinopla de Delacroix, de enorme dramatismo y vigorosa composición, etc.
Por el número de sus grabados en la colección hay cuatro artistas que destacan de manera especial: Alberto Durero, Rafael Sanzio, Anton van Dyck y Rembrandt van Rijn.
Todas las estampas de Durero, con excepción de La adoración de los Reyes —óleo de los Uffizi de Florencia—, fueron hechas a partir de los grabados en metal del artista. Uno de los más famosos es Hombre agobiado de dolor en la columna, de 1509, de la serie “Pasión grabada”, realizada durante muchos años de manera intermitente. Por lo general este grabado se considera como la portada de la serie. Otros dos grabados muy conocidos son Caballero, muerte y demonio y San Jerónimo en su estudio, ambos de 1513-14, aproximadamente. El primero, muy elogiado por Vasari al escribir que nada de más calidad se podía lograr, ha tenido muchas interpretaciones, pero una de las más aceptadas es que se refiere a la idea de que todo cristiano, fortificado por las armas de su fe, debe ser un soldado al servicio de Dios en su tránsito por la tierra. Si Caballero, muerte y demonio representa la vida activa, San Jerónimo en su estudio se refiere a la vida contemplativa. Hermoso es todo el recinto iluminado por la luz que entra por las ventanas y llega al santo concentrado en su escritura. El orden que tiene el estudio contrasta con el espacio atiborrado y desarreglado del grabado Melancolía, de 1514. Para Panofsky, San Jerónimo representa la vida al servicio de Dios, mientras Melancolía muestra la vida en competencia con Dios. Finalmente, un detalle importante: el grabado La Virgen con la libélula, posiblemente de 1495, es el primero que tiene el famoso monograma de Durero, la A mayúscula y la d minúscula, que luego tendría algunas variaciones.
Con la excepción de cuatro cuadros, los grabados de Rafael vienen en esta colección de ?estudios y posiblemente de trabajos preparatorios. Como los grandes maestros del Renacimiento, Rafael fue un dibujante extraordinario, que aparte de cientos de trabajos menores, bocetos y ensayos, tiene dibujos de gran formato como los famosos cartones para tapices que fueron concebidos para cubrir los frescos laterales de la Capilla Sixtina y que hoy se encuentran en el museo Victoria y Alberto de Londres. Es normal que se hayan hecho entonces grabados de dibujos. Pero, ¿sí hizo Rafael grabados de sus propias pinturas? En la ficha técnica de la colección se especifica que La Madonna de las clavellinas, de cerca de 1507, no solo fue pintada sino también grabada por el artista. Claro que pudo ser un grabado mandado a hacer por Rafael, lo que permitiría concluir que la estampa del Louvre se hizo a partir de una plancha del siglo xvi. ¿Es posible? Sí, y la historia de los grabados se conoce. Dice Anthony Griffiths: “…con sus estampas, Durero había alcanzado gran fama en Italia y una celebridad que ninguna pintura hubiera sido capaz de proporcionarle. No dejó Rafael que la lección cayera en saco roto. Sus orígenes provincianos y su rivalidad con Miguel Ángel en la corte del Papa Julio II le impulsaron a utilizar todos los medios a su disposición para alcanzar el mayor prestigio posible. A ejemplo de Durero, Rafael publica estampas con las que, en los 37 años de su corta vida, gana más fama y goza de mayor influencia que cualquier otro artista italiano”. Estas las hizo Marcantonio Raimondi de Bolonia que había trabajado como grabador antes de que fuera contratado por Rafael para que realizara estas obras, casi siempre a partir de sus espléndidos dibujos.
Anton van Dyck también quiso ampliar su obra mandando a hacer grabados. La colección de la Javeriana tiene un grupo de muy buenos retratos, en cuya ficha técnica se lee que fueron inventados, es decir pintados, y grabados por el flamenco radicado en Londres. Salvo en dos, se dice que fueron inventados y dibujados por van Dyck. El editor Martín van den Enden publicó ochenta retratos grabados por iniciativa del artista. Van Dyck aportó los dibujos preparatorios y según parece compuso modelos grisáceos que se parecían a los grabados. En una segunda edición de tales retratos aparecen algunos grabados firmados por van Dyck. ¿Posible? Difícil asegurarlo. Lo cierto es que el que fuera asistente de Rubens —que también dibujó para grabados— firmaba como pintor, como dibujante e incluso como grabador. Los retratos, cuyos nombres se destacan en la parte inferior de la estampa, muestran sus diversas personalidades por sus expresiones y actitudes. Bien vestidos, en la mayoría de los casos no presentan la arrogancia y la elegancia incluso amanerada que se ve en otros personajes como en la pintura del Museo del Louvre que representa el retrato de Carlos I de Inglaterra.
En esta colección el artista que más estampas tiene es Rembrandt. Junto con Durero y Goya —que no está incluido—, el holandés es uno de los más grandes grabadores de la historia. Así pues es excelente que esté tan bien representado. De acuerdo con Boeck: “Después de una historia ya centenaria, el grabado adquirió, gracias a Rembrandt, el auge en la evolución artística del procedimiento, ya elevado a gran altura por Durero”. Los grabados originales de Rembrandt fueron, según las fichas técnicas de la Javeriana, el punto de partida de esas estampas adquiridas en el Louvre. Lo que debe entenderse es que estos trabajos parten de copias de los grabados originales, algunas quizás del mismo siglo xvii. Las planchas del holandés se gastaban muy rápidamente por el trabajo inclemente al que eran sometidas. Hay que precisar que los grabados en metal de Rembrandt abundan en aguafuertes, trabajos en los que el ácido empleado corroe las planchas. Además, el maestro utilizaba el punzón con vehemencia para lograr los efectos de oscuridades y texturas varias que tanto apreciaba. Las estampas de los grabados son bastante buenas y en orden cronológico son: La resurrección de Lázaro (1632), Autorretrato con gorro y bufanda (1633), Autorretrato con gorro adornado con una pluma (1634), Autorretrato apoyado en un pretil (1639), Los tres árboles (1643) y Cristo predicando o La estampa de los cien florines (1643-49). El más célebre de todos es este último, cuyo nombre agregado se debe a su precio de venta, que ya en la época de Rembrandt tenía un valor muy alto. Se dice que la representación del grabado se relaciona con el capítulo 19 de San Mateo, en el que Jesucristo se encuentra con muchos grupos humanos, desde necesitados hasta fariseos que discuten, pasando por mujeres que llevan sus hijos para que el predicador los bendiga. De las estampas relacionadas con pinturas quizás las mejores sean las trabajadas a partir de cuadros del Louvre: Estudioso meditando (1631), El arcángel San Rafael deja a Tobías (1637), La Sagrada Familia (1640), La cena de Emaús (1648) y San Mateo y el ángel (1661).
Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana |
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Introducción
Anton van Dyck (inventó), David Joseph Desvachez (grabó) / Chalcographie du Louvre (imprimió) / Carlos I, rey de Inglaterra / Siglo xvii / Grabado en metal / 86,5 x 67,6 cm
Anton van Dyck (inventó y grabó) / Chalcograpie du Louvre (imprimió) / Justus Suttermans / Siglo xvii / Grabado en metal / 45,2 x 31,4 cm
Texto de: Germán Rubiano Caballero
Este libro reúne casi la totalidad de la colección de grabados de la Universidad Javeriana. Adquiridos en Europa, se trata de un grupo de estampas que recorre la historia del arte de los últimos siglos, desde el Renacimiento italiano, hasta algunos de los maestros franceses del siglo xix. Es necesario precisar que se trata de unos grabados —en su mayoría de muy buena calidad— que fueron adquiridos en el taller de Calcografía del Museo del Louvre. Aunque también hay algunos que fueron realizados en la Casa Impresora Amsterduck y en la Societé Française de Gravure. En la mayoría de los casos los grabados tienen el nombre del responsable del estampado. Hay grabadores muy reconocidos: Alphonse A. Leroy, Charles Giroux, Jean Patricot, Auguste Boucher Desnoyers, Gustav-Nicolas Bernitot y André Charles Coppier. En un grabado de Velázquez aparece el nombre de Mariano Fortuny (1838-1874), un reconocido pintor español. También es útil aclarar que muchos de estos trabajos fueron hechos a partir de pinturas —o dibujos— de los maestros mencionados, pero que también hay otros, especialmente en los casos de Durero, Rembrandt y van Dyck, que aparecen con la indicación de que fueron grabados por dichos artistas. Lo cual permite pensar que realmente fueron estampados a partir de las planchas grabadas por los artistas citados.
Aunque la historia de los grabados se remonta a los primeros siglos de la Era Cristiana, cuando los chinos hacían estampados de inscripciones, puede afirmarse que el arte de grabar en metal con el propósito de luego entintar los surcos dejados por el buril y presionar una hoja de papel sobre la plancha entintada para reproducir imágenes, se inicia en Alemania a comienzos del siglo xv. Sus primeros practicantes fueron de nombres desconocidos. Pero se menciona a Martin Schongauer (¿1453? -1491), nacido en una familia de orfebres, como el más importante grabador antes de la aparición de Alberto Durero (1471-1528). De acuerdo con Gombrich: “A mediados del siglo xv tuvo lugar una invención técnica muy decisiva, que produjo enormes efectos en el futuro desarrollo del arte, y no en éste tan sólo: la invención de la imprenta. La impresión de grabados precedió a la de libros en varias décadas. Anteriormente, se habían impreso pequeñas hojas con imágenes de santos acompañadas del texto de las oraciones… fue el mismo método que se desarrolló más tarde para imprimir las letras. Llamado xilografía o grabado en madera —porque en trozos de madera y con un cuchillo se sacaba todo aquello que no debía aparecer en el grabado— pronto se hizo popular. Varios tacos de madera juntos podían ser usados para pequeñas series de dibujos que se reunían formando un libro… Cuando Gutenberg realizó su gran invento de usar letras móviles reunidas en un molde, en vez de un conjunto de tacos de madera, los libros compuestos con series de éstos se hicieron raros…”. Pero la xilografía siguió adelante con la impresión de dibujos y se convertiría en un método artístico muy importante. Se asegura, desde hace mucho tiempo, que Durero comenzó a trabajar como diseñador en xilografías en el círculo de ilustradores de libros de Nuremberg en 1486. El artista alemán es entonces uno de los primeros grabadores en metal y en madera y llegaría a ser uno de los más grandes de todos los tiempos.
Todos los grabados de esta colección pertenecen a los dos procedimientos mencionados en el párrafo anterior: los grabados en hueco —siendo los primeros los grabados en metal o de talla dulce— y los grabados en relieve —grabados en madera o xilografías—. En el primer procedimiento se inscriben líneas, formas o texturas en una plancha de metal pulimentado. Una vez terminada la plancha, se extiende tinta sobre toda la superficie. Se deja que la tinta penetre en las porciones hundidas de la plancha, pero se la limpia de las zonas levantadas. Luego se colocan en un tórculo o prensa la plancha y una hoja de papel humedecido y absorbente. Se hace presión y la tinta, que estaba originariamente en las depresiones, es trasladada al papel, resultando el grabado terminado. El grabado en hueco se obtiene con dos métodos básicos: las líneas hundidas pueden grabarse en la superficie de la plancha por acción de un ácido, o bien pueden tallarse en su superficie con instrumentos cortantes especiales —como el buril—. El primer método se llama aguafuerte o aguatinta; el segundo, talla dulce o punta seca. El grabado en relieve tal vez sea la forma más conocida del grabado. En este procedimiento el artista dibuja su composición en una plancha de madera o de linóleo, materiales fáciles de cortar con un cuchillo o una gubia. Las zonas que el artista desea reproducir se dejan sin tocar, mientras suprime de la superficie de la plancha aquellas zonas que han de quedar en blanco. Cuando el tallado de la superficie está completo, la plancha resultante se cubre con una tinta mediante un rodillo. Al deslizarse el rodillo sobre la plancha, toca solamente aquellas zonas que no fueron cortadas. Las zonas suprimidas quedan libres de tinta. Sobre la plancha entintada se coloca una hoja de papel suave y luego se hace presión con una prensa. La tinta pasa al papel y así se obtiene la reproducción del grabado (todos los datos técnicos pertenecen al libro Diálogo visual de Nathan Knobler).
Los grabados de la colección provienen de pinturas y algunos dibujos originales. Las estampas que se pueden estudiar son obviamente un objeto artístico distinto, pero aun así se aprecian porque están basadas estrictamente en las composiciones y figuras originales, y al mismo tiempo permiten disfrutar las cualidades de los grabados: composiciones, trazos, luces, sombras, efectos de distancia, texturas, etc. Es sorprendentemente rico el mundo de estos grabados, desde El juicio final de Roger van der Weyden, con sus numerosas figuras de diferentes tamaños y variadísimas actitudes, hasta El viñador de Jean François Millet, que contrasta el amplio paisaje interminable con el personaje humilde y cansado del primer plano; pasando por La procesión de los Reyes de Gozzoli, con un alto paisaje poblado de árboles y con jinetes de llamativa distinción; La coronación de espinas de Tiziano, en el que son admirables las luces y las sombras profundas, así como las diagonales enfrentadas; El gran canal de Venecia de Canaletto, con su amplia vista llena personajes, góndolas y gran número de fachadas pintorescas o suntuosas; Entrada de los cruzados en Constantinopla de Delacroix, de enorme dramatismo y vigorosa composición, etc.
Por el número de sus grabados en la colección hay cuatro artistas que destacan de manera especial: Alberto Durero, Rafael Sanzio, Anton van Dyck y Rembrandt van Rijn.
Todas las estampas de Durero, con excepción de La adoración de los Reyes —óleo de los Uffizi de Florencia—, fueron hechas a partir de los grabados en metal del artista. Uno de los más famosos es Hombre agobiado de dolor en la columna, de 1509, de la serie “Pasión grabada”, realizada durante muchos años de manera intermitente. Por lo general este grabado se considera como la portada de la serie. Otros dos grabados muy conocidos son Caballero, muerte y demonio y San Jerónimo en su estudio, ambos de 1513-14, aproximadamente. El primero, muy elogiado por Vasari al escribir que nada de más calidad se podía lograr, ha tenido muchas interpretaciones, pero una de las más aceptadas es que se refiere a la idea de que todo cristiano, fortificado por las armas de su fe, debe ser un soldado al servicio de Dios en su tránsito por la tierra. Si Caballero, muerte y demonio representa la vida activa, San Jerónimo en su estudio se refiere a la vida contemplativa. Hermoso es todo el recinto iluminado por la luz que entra por las ventanas y llega al santo concentrado en su escritura. El orden que tiene el estudio contrasta con el espacio atiborrado y desarreglado del grabado Melancolía, de 1514. Para Panofsky, San Jerónimo representa la vida al servicio de Dios, mientras Melancolía muestra la vida en competencia con Dios. Finalmente, un detalle importante: el grabado La Virgen con la libélula, posiblemente de 1495, es el primero que tiene el famoso monograma de Durero, la A mayúscula y la d minúscula, que luego tendría algunas variaciones.
Con la excepción de cuatro cuadros, los grabados de Rafael vienen en esta colección de ?estudios y posiblemente de trabajos preparatorios. Como los grandes maestros del Renacimiento, Rafael fue un dibujante extraordinario, que aparte de cientos de trabajos menores, bocetos y ensayos, tiene dibujos de gran formato como los famosos cartones para tapices que fueron concebidos para cubrir los frescos laterales de la Capilla Sixtina y que hoy se encuentran en el museo Victoria y Alberto de Londres. Es normal que se hayan hecho entonces grabados de dibujos. Pero, ¿sí hizo Rafael grabados de sus propias pinturas? En la ficha técnica de la colección se especifica que La Madonna de las clavellinas, de cerca de 1507, no solo fue pintada sino también grabada por el artista. Claro que pudo ser un grabado mandado a hacer por Rafael, lo que permitiría concluir que la estampa del Louvre se hizo a partir de una plancha del siglo xvi. ¿Es posible? Sí, y la historia de los grabados se conoce. Dice Anthony Griffiths: “…con sus estampas, Durero había alcanzado gran fama en Italia y una celebridad que ninguna pintura hubiera sido capaz de proporcionarle. No dejó Rafael que la lección cayera en saco roto. Sus orígenes provincianos y su rivalidad con Miguel Ángel en la corte del Papa Julio II le impulsaron a utilizar todos los medios a su disposición para alcanzar el mayor prestigio posible. A ejemplo de Durero, Rafael publica estampas con las que, en los 37 años de su corta vida, gana más fama y goza de mayor influencia que cualquier otro artista italiano”. Estas las hizo Marcantonio Raimondi de Bolonia que había trabajado como grabador antes de que fuera contratado por Rafael para que realizara estas obras, casi siempre a partir de sus espléndidos dibujos.
Anton van Dyck también quiso ampliar su obra mandando a hacer grabados. La colección de la Javeriana tiene un grupo de muy buenos retratos, en cuya ficha técnica se lee que fueron inventados, es decir pintados, y grabados por el flamenco radicado en Londres. Salvo en dos, se dice que fueron inventados y dibujados por van Dyck. El editor Martín van den Enden publicó ochenta retratos grabados por iniciativa del artista. Van Dyck aportó los dibujos preparatorios y según parece compuso modelos grisáceos que se parecían a los grabados. En una segunda edición de tales retratos aparecen algunos grabados firmados por van Dyck. ¿Posible? Difícil asegurarlo. Lo cierto es que el que fuera asistente de Rubens —que también dibujó para grabados— firmaba como pintor, como dibujante e incluso como grabador. Los retratos, cuyos nombres se destacan en la parte inferior de la estampa, muestran sus diversas personalidades por sus expresiones y actitudes. Bien vestidos, en la mayoría de los casos no presentan la arrogancia y la elegancia incluso amanerada que se ve en otros personajes como en la pintura del Museo del Louvre que representa el retrato de Carlos I de Inglaterra.
En esta colección el artista que más estampas tiene es Rembrandt. Junto con Durero y Goya —que no está incluido—, el holandés es uno de los más grandes grabadores de la historia. Así pues es excelente que esté tan bien representado. De acuerdo con Boeck: “Después de una historia ya centenaria, el grabado adquirió, gracias a Rembrandt, el auge en la evolución artística del procedimiento, ya elevado a gran altura por Durero”. Los grabados originales de Rembrandt fueron, según las fichas técnicas de la Javeriana, el punto de partida de esas estampas adquiridas en el Louvre. Lo que debe entenderse es que estos trabajos parten de copias de los grabados originales, algunas quizás del mismo siglo xvii. Las planchas del holandés se gastaban muy rápidamente por el trabajo inclemente al que eran sometidas. Hay que precisar que los grabados en metal de Rembrandt abundan en aguafuertes, trabajos en los que el ácido empleado corroe las planchas. Además, el maestro utilizaba el punzón con vehemencia para lograr los efectos de oscuridades y texturas varias que tanto apreciaba. Las estampas de los grabados son bastante buenas y en orden cronológico son: La resurrección de Lázaro (1632), Autorretrato con gorro y bufanda (1633), Autorretrato con gorro adornado con una pluma (1634), Autorretrato apoyado en un pretil (1639), Los tres árboles (1643) y Cristo predicando o La estampa de los cien florines (1643-49). El más célebre de todos es este último, cuyo nombre agregado se debe a su precio de venta, que ya en la época de Rembrandt tenía un valor muy alto. Se dice que la representación del grabado se relaciona con el capítulo 19 de San Mateo, en el que Jesucristo se encuentra con muchos grupos humanos, desde necesitados hasta fariseos que discuten, pasando por mujeres que llevan sus hijos para que el predicador los bendiga. De las estampas relacionadas con pinturas quizás las mejores sean las trabajadas a partir de cuadros del Louvre: Estudioso meditando (1631), El arcángel San Rafael deja a Tobías (1637), La Sagrada Familia (1640), La cena de Emaús (1648) y San Mateo y el ángel (1661).