- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Frutas, música y vientos de fiesta
Corpus Christi. Fragancia frutal. Anolaima, Cundinamarca. Jeremy Horner.
Fiesta del café. Aroma de mujer. Manizales, Caldas. Jeremy Horner.
Festival de teatro. Fanfarria. Bogotá, D.C. Jeremy Horner.
Festival de la leyenda vallenata. Poesía cantada. Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
Festival del Mono Núñez. Poética de la tierra. Ginebra, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
En el festival del Mono Núñez en Ginebra, Valle del Cauca, la poética del terruño montañoso andino ha sido el leit-motiv por excelencia. Clarinetes y flautas, bombardinos y saxofones en el festival anual del folclor colombiano. Jeremy Horner.
En el festival del Mono Núñez en Ginebra, Valle del Cauca, la poética del terruño montañoso andino ha sido el leit-motiv por excelencia. Clarinetes y flautas, bombardinos y saxofones en el festival anual del folclor colombiano. Jeremy Horner.
Música y más música, color y alegría en el festival del Mono Núnez. Las cuerdas del tiple, como lo dice el compositor colombiano Jorge Sosa, siguen oyéndose en la guarda de herencias musicales de Colombia: No me avergüenza mi tiple, / no se callará mi canto: nadie se deja quitar / lo que le ha costado tanto. Ginebra, Valle. Jeremy Horner.
Música y más música, color y alegría en el festival del Mono Núnez. Las cuerdas del tiple, como lo dice el compositor colombiano Jorge Sosa, siguen oyéndose en la guarda de herencias musicales de Colombia: No me avergüenza mi tiple, / no se callará mi canto: nadie se deja quitar / lo que le ha costado tanto. Ginebra, Valle. Jeremy Horner.
Trombón en el festival de bandas. Paipa, Boyacá. Jeremy Horner.
Festival del Mono Núñez, en la tarima de las competencias. Ginebra, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
A bailá salsa, a tocá salsa, a gozá salsa, a… rumbeeaarr! Feria de Cali, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
A bailá salsa, a tocá salsa, a gozá salsa, a… rumbeeaarr! Feria de Cali, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
A bailá salsa, a tocá salsa, a gozá salsa, a… rumbeeaarr! Feria de Cali, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
El virtuosismo del bambuco fiestero El Sanjuanero. Festival folclórico del bambuco en Neiva, Huila. Jeremy Horner.
Festival folclórico del bambuco en Neiva, Huila. Jeremy Horner.
Al evento acude el Caribe colombiano isleño de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con sus propias danzas; también llega para bailar el sanjuanero, recitar el coral y compartir la musicalidad del habla y galanura de sus gentes. Jeremy Horner.
Juegos pirotécnicos en Neiva, Huila. Jeremy Horner.
Bambuco fiestero el sanjuanero de Anselmo Durán Plazas en traje teatral, una creación especial para el evento con las reinas en el festival folclórico del bambuco. Neiva, Huila. ¡¡¡… San Juan! Y vamos a bailar al son de este joropo la vida hay que gozar. ¡¡¡… San Juan! Jeremy Horner.
Desfile de carrozas y danzas de bambuco en traje original campesino de algodón y alpargatas. Neiva, Huila. Jeremy Horner.
Desfile de carrozas y danzas de bambuco en traje original campesino de algodón y alpargatas. Neiva, Huila. Jeremy Horner.
En la tarima de competencia del festival de la leyenda vallenata, Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
En el vallenato, el acordeón es de origen europeo, la caja de un solo parche es de estirpe africana y la guacharaca indígena es de caña. Antes ésta se tocaba con una costilla de res. Mientras los conjuntos vallenatos compiten en la tarima, abajo fanáticos, aficionados, gente de prensa y público en general gozan y sufren sus preferencias. Jeremy Horner.
En el festival de la leyenda vallenata. Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
El cuento, el canto del vallenato y su música adquieren dimensiones profundas, auténticas, a la sombra de los árboles, lejos de las bulliciosas tarimas de competencia. Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
El cuento, el canto del vallenato y su música adquieren dimensiones profundas, auténticas, a la sombra de los árboles, lejos de las bulliciosas tarimas de competencia. Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
En el vallenato se plasman esencias del “machismo” latinoamericano. No me importa, no me importa que Magola / cuando yo llegue al baile se trate de esconder / porque es que la mula cuando es cimarrona / se coge cansada de tanto correr; / entonces cuando la vean mansita, me la llevo, la pobre Magolita. (Paseo de Rafael Escalona). Jeremy Horner.
En el vallenato se plasman esencias del “machismo” latinoamericano. No me importa, no me importa que Magola / cuando yo llegue al baile se trate de esconder / porque es que la mula cuando es cimarrona / se coge cansada de tanto correr; / entonces cuando la vean mansita, me la llevo, la pobre Magolita. (Paseo de Rafael Escalona). Jeremy Horner.
La evangelización de indios en América estimuló escenarios de teatralización de cristianismo con aires europeos a los cuales se añadieron elementos culturales de indios y de negros. El Corpus Christi fue un excelente tablado. Jeremy Horner.
La evangelización de indios en América estimuló escenarios de teatralización de cristianismo con aires europeos a los cuales se añadieron elementos culturales de indios y de negros. El Corpus Christi fue un excelente tablado. Jeremy Horner.
La evangelización de indios en América estimuló escenarios de teatralización de cristianismo con aires europeos a los cuales se añadieron elementos culturales de indios y de negros. El Corpus Christi fue un excelente tablado. Jeremy Horner.
La primera representación de teatro criollo en el Nuevo Reino de Granada, fue la obra Los Alarcos, en 1580 seguida en 1594 por la formación de una compañía con actores “chapetones” que actuaban bajo toldas cerca a la plazuela de San Francisco en Santafé de Bogotá Jeremy Horner.
La fiesta del teatro ha sido una tradición en Colombia. Festivales de Teatro, Manizales, Caldas y Bogotá. Jeremy Horner.
¡Ay Manizales te quiero! ¡Ay Manizales te adoro! ¡Ay, Manizales de miel!, ¡Ay, Manizales de arrullo!, ¡Ay, Manizales de plata!, ¡Ay, Manizales de armiño!, ¡Ay, Manizales de malva!, ¡Ay, Manizales de ensueño, con los zafiros del alba borda su ofrenda mi sueño, / prende a tu cuello de nácar el collar de mi cariño!. Del pasodoble Feria de Manizales de G. González O. y Juan Asins. Festival de teatro. Manizales, Caldas. Jeremy Horner.
¡Ay Manizales te quiero! ¡Ay Manizales te adoro! ¡Ay, Manizales de miel!, ¡Ay, Manizales de arrullo!, ¡Ay, Manizales de plata!, ¡Ay, Manizales de armiño!, ¡Ay, Manizales de malva!, ¡Ay, Manizales de ensueño, con los zafiros del alba borda su ofrenda mi sueño, / prende a tu cuello de nácar el collar de mi cariño!. Del pasodoble Feria de Manizales de G. González O. y Juan Asins. Festival de teatro. Manizales, Caldas. Jeremy Horner.
¡Ay Manizales te quiero! ¡Ay Manizales te adoro! ¡Ay, Manizales de miel!, ¡Ay, Manizales de arrullo!, ¡Ay, Manizales de plata!, ¡Ay, Manizales de armiño!, ¡Ay, Manizales de malva!, ¡Ay, Manizales de ensueño, con los zafiros del alba borda su ofrenda mi sueño, / prende a tu cuello de nácar el collar de mi cariño!. Del pasodoble Feria de Manizales de G. González O. y Juan Asins. Festival de teatro. Manizales, Caldas. Jeremy Horner.
Texto de: Nina S. de Friedemann
En el intento de aproximarse a Colombia a través de fiestas que evocan la diversidad de sus costumbres o de sus riquezas de fauna y flora y frutales, aparecen innumerables eventos festivos que también envían mensajes, cuentan historias o reaniman memorias. En La Guajira hay un festival de la sal y otro del divi-divi, la caña de azúcar se celebra en Cali con una fiesta de macetas, que son flores, frutas u otras figuras modeladas en azúcar. En Anolaima, Cundinamarca, las frutas son el centro de sus fiestas de junio; en Santander hay un festival del bocadillo, o sea el dulce de la guayaba; en Marmato, Caldas, hay una feria del oro; en Manizales hay un festival internacional del café; en Duitama se celebran el de la cebada y el de la cerveza; en Ocaña hay una feria de la cebolla; en Cereté está la fiesta del algodón; y sigue la lista con la fiesta del maíz en Sonsón, la del cacao en Huila, el festival de la chirimoya en Santander, el festival del coco en el archipiélago de San Andrés. Hasta el viento se festeja en festivales de cometas en Tuluá y Villa de Leyva, así como el mar tiene también su fiesta en Santa Marta.
El más importante festival de música andina colombiana, según la antropóloga Lucía de Francisco Zea, es el del Mono Núñez, llamado así en honor del compositor Benigno Núñez, quien también fue un virtuoso de la bandola. En Ginebra, Valle, un poblado al borde de las grandes plantaciones de azúcar y de cultivos de maracuyá y arroz se reúnen la música y los músicos de las montañas de los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, Huila y Tolima. Y también de Cundinamarca, Boyacá y Santander del Sur y del Norte. Bambucos, pasillos, guabinas, torbellinos, danzas y una riqueza de instrumentos con estructuras y ritmos vernáculos son la poética del terruño amable y feraz. Un ejemplo es el torbellino Tiplecito de mi vida, con la música de Alejandro Wills y la letra de Víctor Martínez Rivas, estrenado en el teatro Olympia de Bogotá el 24 de octubre de 1928 que evoca esas nostalgias:
Tiplecito de mi vida
pedazo de mis montañas
cómo suenan de sentidas
tus notas en tierra extraña...
[…] Canciones que por sentidas
bien merecen ser copiadas
con golondrinas por notas
y alambres por pentagramas.
David Puerta, eximio concertista colombiano del tiple anota las vicisitudes sociales que ha sufrido este instrumento, igual que otros por su origen rural y autóctono. El tiple, según el Maestro Puerta, aunque siendo una adaptación colombiana de la guitarra renacentista que vino con los conquistadores, en las láminas de la Comisión Corográfica en 1850 apenas alcanza a asomarse en las manos y debajo de las ruanas de los pobres. En tanto que allí la guitarra de alcurnia europea aparece con un solemne cachaco de bigote, vestido de paño y sombrero de fieltro.
De todos modos al festival del Mono Núñez asisten dúos, tríos, estudiantinas y la chirimía caucana, que consta de flautas traverseras, triángulo, tamboras y dos mates o calabazos envueltos en trapos rojos, raspa de caña y una guacharaca también de calabazo que se toca con el huesito de una costilla de animal. También asisten otros conjuntos instrumentales e instrumentales vocales y podría concurrir el conjunto guabinero de la provincia de Vélez en Santander con tiple, requinto, quiribillos, esterilla, raspa de caña, carraca, chucho o alfandoque, caparazón de armadillo, pandereta y zambumbia. Algunos de estos instrumentos y la zambumbia, que en el Huila se llama puerca o marrana, un calabazo con membrana que suena como el grito de la marrana al tirarle la cola, y otros son parte del conjunto rajaleña del Huila, que también podría asistir. El festival aviva así la memoria musical e instrumental de la montaña.
En el festival folclórico del bambuco en Neiva, Huila, a orillas del río Magdalena, la música es nuevamente protagonista medular alrededor de personajes de mitos y leyendas que salen del agua y disfrutan las coplas del rajaleña campesino. O sea el diario vivir del pueblo cantado:
Qué sabroso es tomar chicha
y al fogón meterle leña
asado, tamal, mistela
y entonar los rajaleñas.
Antiguamente, el rajaleña era un canto de hombres y mujeres que dialogaban sus amores en el estilo trova. Con el tiempo, los hombres con sus instrumentos musicales autóctonos conformaron tríos de rajaleñas. Uno de esos instrumentos, el carángano es un trozo de guadua de dos metros de largo, con siete cuerdas de la misma guadua. Lo percuten dos músicos: uno con dos martillos de madera y otro friccionando las cuerdas con una vejiga de res con semillas para lograr un efecto parecido al de un contrabajo.
En Valledupar, departamento del Cesar, el festival de la leyenda vallenata es otra celebración a la poesía. El vallenato canta y narra: es mordaz con humor y gracia, es crítico en la política, la religión y el trabajo, gime con el amor y llora con el desamor. Sus narrativas viajan de pueblo en pueblo y son un registro de leyendas, mitos e historias. Sus raíces están en los cantos de trabajo en ámbitos de la hacienda y también de la boga en la colonia. Ciro Quiroz ha recuperado algunos:
Cuando yo tenía ganao
cantaba mi vaquería
ahora que no lo tengo
canto la vida mía.
Entre los instrumentos tradicionales está la guacharaca. Hecha del tallo de una caña a la que se le labran estrías, se le fricciona con un trinche metálico. Su voz, según Quiroz, similar a la de una pava silvestre que anuncia la lluvia, se unió a los cantos de vaquería. Luego entraría la caja de estirpe africana, con memoria de tambores, con un parche que al principio fue de piel de buche de caimán secado con ceniza debajo del sol, que después fue reemplazado por cueros de venado, chivo o carnero. Al grupo después llegó el acordeón, un instrumento típico de muchos puertos del mundo que parece haber arribado a Colombia a finales del siglo XIX. El vallenato contiene esencias de las realidades fantásticas del mundo Macondo de Gabriel García Marquez, que conforme él mismo, impregnaron el pensamiento de sus Cien años de soledad. En toda esta gama de celebraciones no pueden dejar de mencionarse el festival de la tambora en Tamalameque, Cesar, y los festivales de bandas que tocan con trompetas, trombón, clarinetes, bombardinos, redoblante, platillos y bombo. Se reúnen en Paipa, Boyacá; en San Pelayo, Córdoba; en Villeta, Cundinamarca, en Samaniego, Nariño. Son bandas a las que en los pueblos las llaman “Papayeras”, a excepción de San Pelayo, donde la interpretación del porro María Barilla como emblema de la región las ha singularizado con el nombre de bandas “Pelayeras”.
Y como si fuera poco, los festivales internacionales de teatro en Manizales y en Bogotá ofrecen un frenesí de color y de drama en recintos cerrados y en los escenarios naturales de las calles. La participación del teatro de países europeos y americanos, del continente y del Caribe, durante las presentaciones de calle y plaza, movilizan multitudes. Todo hace parte del arco iris en honor a la vida y la alegría, que en el calendario colombiano ocupa cada uno de los días del año.
#AmorPorColombia
Frutas, música y vientos de fiesta
Corpus Christi. Fragancia frutal. Anolaima, Cundinamarca. Jeremy Horner.
Fiesta del café. Aroma de mujer. Manizales, Caldas. Jeremy Horner.
Festival de teatro. Fanfarria. Bogotá, D.C. Jeremy Horner.
Festival de la leyenda vallenata. Poesía cantada. Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
Festival del Mono Núñez. Poética de la tierra. Ginebra, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
En el festival del Mono Núñez en Ginebra, Valle del Cauca, la poética del terruño montañoso andino ha sido el leit-motiv por excelencia. Clarinetes y flautas, bombardinos y saxofones en el festival anual del folclor colombiano. Jeremy Horner.
En el festival del Mono Núñez en Ginebra, Valle del Cauca, la poética del terruño montañoso andino ha sido el leit-motiv por excelencia. Clarinetes y flautas, bombardinos y saxofones en el festival anual del folclor colombiano. Jeremy Horner.
Música y más música, color y alegría en el festival del Mono Núnez. Las cuerdas del tiple, como lo dice el compositor colombiano Jorge Sosa, siguen oyéndose en la guarda de herencias musicales de Colombia: No me avergüenza mi tiple, / no se callará mi canto: nadie se deja quitar / lo que le ha costado tanto. Ginebra, Valle. Jeremy Horner.
Música y más música, color y alegría en el festival del Mono Núnez. Las cuerdas del tiple, como lo dice el compositor colombiano Jorge Sosa, siguen oyéndose en la guarda de herencias musicales de Colombia: No me avergüenza mi tiple, / no se callará mi canto: nadie se deja quitar / lo que le ha costado tanto. Ginebra, Valle. Jeremy Horner.
Trombón en el festival de bandas. Paipa, Boyacá. Jeremy Horner.
Festival del Mono Núñez, en la tarima de las competencias. Ginebra, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
A bailá salsa, a tocá salsa, a gozá salsa, a… rumbeeaarr! Feria de Cali, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
A bailá salsa, a tocá salsa, a gozá salsa, a… rumbeeaarr! Feria de Cali, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
A bailá salsa, a tocá salsa, a gozá salsa, a… rumbeeaarr! Feria de Cali, Valle del Cauca. Jeremy Horner.
El virtuosismo del bambuco fiestero El Sanjuanero. Festival folclórico del bambuco en Neiva, Huila. Jeremy Horner.
Festival folclórico del bambuco en Neiva, Huila. Jeremy Horner.
Al evento acude el Caribe colombiano isleño de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con sus propias danzas; también llega para bailar el sanjuanero, recitar el coral y compartir la musicalidad del habla y galanura de sus gentes. Jeremy Horner.
Juegos pirotécnicos en Neiva, Huila. Jeremy Horner.
Bambuco fiestero el sanjuanero de Anselmo Durán Plazas en traje teatral, una creación especial para el evento con las reinas en el festival folclórico del bambuco. Neiva, Huila. ¡¡¡… San Juan! Y vamos a bailar al son de este joropo la vida hay que gozar. ¡¡¡… San Juan! Jeremy Horner.
Desfile de carrozas y danzas de bambuco en traje original campesino de algodón y alpargatas. Neiva, Huila. Jeremy Horner.
Desfile de carrozas y danzas de bambuco en traje original campesino de algodón y alpargatas. Neiva, Huila. Jeremy Horner.
En la tarima de competencia del festival de la leyenda vallenata, Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
En el vallenato, el acordeón es de origen europeo, la caja de un solo parche es de estirpe africana y la guacharaca indígena es de caña. Antes ésta se tocaba con una costilla de res. Mientras los conjuntos vallenatos compiten en la tarima, abajo fanáticos, aficionados, gente de prensa y público en general gozan y sufren sus preferencias. Jeremy Horner.
En el festival de la leyenda vallenata. Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
La influencia del traje de los indios de la Sierra Nevada de Santa Marta y su estirpe se hace presente en el festival de la leyenda vallenata en Valledupar, Cesar. Andrés Gullo canta en su paseo vallenato: Mi tierra linda es el Magdalena / tierra bonita donde nací / cuando estoy lejos sufro por ella / y fuera de ella no sé vivir. Cuando a lo lejos miro la Sierra / me siento lleno de inspiración porque ella tiene todo el fulgor / de esa belleza del Magdalena. Jeremy Horner.
El cuento, el canto del vallenato y su música adquieren dimensiones profundas, auténticas, a la sombra de los árboles, lejos de las bulliciosas tarimas de competencia. Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
El cuento, el canto del vallenato y su música adquieren dimensiones profundas, auténticas, a la sombra de los árboles, lejos de las bulliciosas tarimas de competencia. Valledupar, Cesar. Jeremy Horner.
En el vallenato se plasman esencias del “machismo” latinoamericano. No me importa, no me importa que Magola / cuando yo llegue al baile se trate de esconder / porque es que la mula cuando es cimarrona / se coge cansada de tanto correr; / entonces cuando la vean mansita, me la llevo, la pobre Magolita. (Paseo de Rafael Escalona). Jeremy Horner.
En el vallenato se plasman esencias del “machismo” latinoamericano. No me importa, no me importa que Magola / cuando yo llegue al baile se trate de esconder / porque es que la mula cuando es cimarrona / se coge cansada de tanto correr; / entonces cuando la vean mansita, me la llevo, la pobre Magolita. (Paseo de Rafael Escalona). Jeremy Horner.
La evangelización de indios en América estimuló escenarios de teatralización de cristianismo con aires europeos a los cuales se añadieron elementos culturales de indios y de negros. El Corpus Christi fue un excelente tablado. Jeremy Horner.
La evangelización de indios en América estimuló escenarios de teatralización de cristianismo con aires europeos a los cuales se añadieron elementos culturales de indios y de negros. El Corpus Christi fue un excelente tablado. Jeremy Horner.
La evangelización de indios en América estimuló escenarios de teatralización de cristianismo con aires europeos a los cuales se añadieron elementos culturales de indios y de negros. El Corpus Christi fue un excelente tablado. Jeremy Horner.
La primera representación de teatro criollo en el Nuevo Reino de Granada, fue la obra Los Alarcos, en 1580 seguida en 1594 por la formación de una compañía con actores “chapetones” que actuaban bajo toldas cerca a la plazuela de San Francisco en Santafé de Bogotá Jeremy Horner.
La fiesta del teatro ha sido una tradición en Colombia. Festivales de Teatro, Manizales, Caldas y Bogotá. Jeremy Horner.
¡Ay Manizales te quiero! ¡Ay Manizales te adoro! ¡Ay, Manizales de miel!, ¡Ay, Manizales de arrullo!, ¡Ay, Manizales de plata!, ¡Ay, Manizales de armiño!, ¡Ay, Manizales de malva!, ¡Ay, Manizales de ensueño, con los zafiros del alba borda su ofrenda mi sueño, / prende a tu cuello de nácar el collar de mi cariño!. Del pasodoble Feria de Manizales de G. González O. y Juan Asins. Festival de teatro. Manizales, Caldas. Jeremy Horner.
¡Ay Manizales te quiero! ¡Ay Manizales te adoro! ¡Ay, Manizales de miel!, ¡Ay, Manizales de arrullo!, ¡Ay, Manizales de plata!, ¡Ay, Manizales de armiño!, ¡Ay, Manizales de malva!, ¡Ay, Manizales de ensueño, con los zafiros del alba borda su ofrenda mi sueño, / prende a tu cuello de nácar el collar de mi cariño!. Del pasodoble Feria de Manizales de G. González O. y Juan Asins. Festival de teatro. Manizales, Caldas. Jeremy Horner.
¡Ay Manizales te quiero! ¡Ay Manizales te adoro! ¡Ay, Manizales de miel!, ¡Ay, Manizales de arrullo!, ¡Ay, Manizales de plata!, ¡Ay, Manizales de armiño!, ¡Ay, Manizales de malva!, ¡Ay, Manizales de ensueño, con los zafiros del alba borda su ofrenda mi sueño, / prende a tu cuello de nácar el collar de mi cariño!. Del pasodoble Feria de Manizales de G. González O. y Juan Asins. Festival de teatro. Manizales, Caldas. Jeremy Horner.
Texto de: Nina S. de Friedemann
En el intento de aproximarse a Colombia a través de fiestas que evocan la diversidad de sus costumbres o de sus riquezas de fauna y flora y frutales, aparecen innumerables eventos festivos que también envían mensajes, cuentan historias o reaniman memorias. En La Guajira hay un festival de la sal y otro del divi-divi, la caña de azúcar se celebra en Cali con una fiesta de macetas, que son flores, frutas u otras figuras modeladas en azúcar. En Anolaima, Cundinamarca, las frutas son el centro de sus fiestas de junio; en Santander hay un festival del bocadillo, o sea el dulce de la guayaba; en Marmato, Caldas, hay una feria del oro; en Manizales hay un festival internacional del café; en Duitama se celebran el de la cebada y el de la cerveza; en Ocaña hay una feria de la cebolla; en Cereté está la fiesta del algodón; y sigue la lista con la fiesta del maíz en Sonsón, la del cacao en Huila, el festival de la chirimoya en Santander, el festival del coco en el archipiélago de San Andrés. Hasta el viento se festeja en festivales de cometas en Tuluá y Villa de Leyva, así como el mar tiene también su fiesta en Santa Marta.
El más importante festival de música andina colombiana, según la antropóloga Lucía de Francisco Zea, es el del Mono Núñez, llamado así en honor del compositor Benigno Núñez, quien también fue un virtuoso de la bandola. En Ginebra, Valle, un poblado al borde de las grandes plantaciones de azúcar y de cultivos de maracuyá y arroz se reúnen la música y los músicos de las montañas de los departamentos de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, Huila y Tolima. Y también de Cundinamarca, Boyacá y Santander del Sur y del Norte. Bambucos, pasillos, guabinas, torbellinos, danzas y una riqueza de instrumentos con estructuras y ritmos vernáculos son la poética del terruño amable y feraz. Un ejemplo es el torbellino Tiplecito de mi vida, con la música de Alejandro Wills y la letra de Víctor Martínez Rivas, estrenado en el teatro Olympia de Bogotá el 24 de octubre de 1928 que evoca esas nostalgias:
Tiplecito de mi vida
pedazo de mis montañas
cómo suenan de sentidas
tus notas en tierra extraña...
[…] Canciones que por sentidas
bien merecen ser copiadas
con golondrinas por notas
y alambres por pentagramas.
David Puerta, eximio concertista colombiano del tiple anota las vicisitudes sociales que ha sufrido este instrumento, igual que otros por su origen rural y autóctono. El tiple, según el Maestro Puerta, aunque siendo una adaptación colombiana de la guitarra renacentista que vino con los conquistadores, en las láminas de la Comisión Corográfica en 1850 apenas alcanza a asomarse en las manos y debajo de las ruanas de los pobres. En tanto que allí la guitarra de alcurnia europea aparece con un solemne cachaco de bigote, vestido de paño y sombrero de fieltro.
De todos modos al festival del Mono Núñez asisten dúos, tríos, estudiantinas y la chirimía caucana, que consta de flautas traverseras, triángulo, tamboras y dos mates o calabazos envueltos en trapos rojos, raspa de caña y una guacharaca también de calabazo que se toca con el huesito de una costilla de animal. También asisten otros conjuntos instrumentales e instrumentales vocales y podría concurrir el conjunto guabinero de la provincia de Vélez en Santander con tiple, requinto, quiribillos, esterilla, raspa de caña, carraca, chucho o alfandoque, caparazón de armadillo, pandereta y zambumbia. Algunos de estos instrumentos y la zambumbia, que en el Huila se llama puerca o marrana, un calabazo con membrana que suena como el grito de la marrana al tirarle la cola, y otros son parte del conjunto rajaleña del Huila, que también podría asistir. El festival aviva así la memoria musical e instrumental de la montaña.
En el festival folclórico del bambuco en Neiva, Huila, a orillas del río Magdalena, la música es nuevamente protagonista medular alrededor de personajes de mitos y leyendas que salen del agua y disfrutan las coplas del rajaleña campesino. O sea el diario vivir del pueblo cantado:
Qué sabroso es tomar chicha
y al fogón meterle leña
asado, tamal, mistela
y entonar los rajaleñas.
Antiguamente, el rajaleña era un canto de hombres y mujeres que dialogaban sus amores en el estilo trova. Con el tiempo, los hombres con sus instrumentos musicales autóctonos conformaron tríos de rajaleñas. Uno de esos instrumentos, el carángano es un trozo de guadua de dos metros de largo, con siete cuerdas de la misma guadua. Lo percuten dos músicos: uno con dos martillos de madera y otro friccionando las cuerdas con una vejiga de res con semillas para lograr un efecto parecido al de un contrabajo.
En Valledupar, departamento del Cesar, el festival de la leyenda vallenata es otra celebración a la poesía. El vallenato canta y narra: es mordaz con humor y gracia, es crítico en la política, la religión y el trabajo, gime con el amor y llora con el desamor. Sus narrativas viajan de pueblo en pueblo y son un registro de leyendas, mitos e historias. Sus raíces están en los cantos de trabajo en ámbitos de la hacienda y también de la boga en la colonia. Ciro Quiroz ha recuperado algunos:
Cuando yo tenía ganao
cantaba mi vaquería
ahora que no lo tengo
canto la vida mía.
Entre los instrumentos tradicionales está la guacharaca. Hecha del tallo de una caña a la que se le labran estrías, se le fricciona con un trinche metálico. Su voz, según Quiroz, similar a la de una pava silvestre que anuncia la lluvia, se unió a los cantos de vaquería. Luego entraría la caja de estirpe africana, con memoria de tambores, con un parche que al principio fue de piel de buche de caimán secado con ceniza debajo del sol, que después fue reemplazado por cueros de venado, chivo o carnero. Al grupo después llegó el acordeón, un instrumento típico de muchos puertos del mundo que parece haber arribado a Colombia a finales del siglo XIX. El vallenato contiene esencias de las realidades fantásticas del mundo Macondo de Gabriel García Marquez, que conforme él mismo, impregnaron el pensamiento de sus Cien años de soledad. En toda esta gama de celebraciones no pueden dejar de mencionarse el festival de la tambora en Tamalameque, Cesar, y los festivales de bandas que tocan con trompetas, trombón, clarinetes, bombardinos, redoblante, platillos y bombo. Se reúnen en Paipa, Boyacá; en San Pelayo, Córdoba; en Villeta, Cundinamarca, en Samaniego, Nariño. Son bandas a las que en los pueblos las llaman “Papayeras”, a excepción de San Pelayo, donde la interpretación del porro María Barilla como emblema de la región las ha singularizado con el nombre de bandas “Pelayeras”.
Y como si fuera poco, los festivales internacionales de teatro en Manizales y en Bogotá ofrecen un frenesí de color y de drama en recintos cerrados y en los escenarios naturales de las calles. La participación del teatro de países europeos y americanos, del continente y del Caribe, durante las presentaciones de calle y plaza, movilizan multitudes. Todo hace parte del arco iris en honor a la vida y la alegría, que en el calendario colombiano ocupa cada uno de los días del año.