- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
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El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei / 4.2. Candidatura presidencial de Irene Sáez. |
4.2. Candidatura presidencial de Irene Sáez.
Resultados de la Convención Nacional Extraordinaria, 14 de mayo de 1998.
Introducción
El partido Copei, por primera vez en su historia, decidió apoyar una candidatura independiente. Luego de perder las últimas tres elecciones presidenciales se aventuró en la figura de la alcaldesa de Chacao, Irene Sáez, quien a pesar de ser asesorada para mantener su independencia a toda costa, finalmente aceptó la oferta copeyana. Su único contendor fue Eduardo Fernández a quien se logró imponer gracias al buen cabildeo de la alta dirigencia partidista.
Sin embargo, el declive de la candidatura reflejada en las encuestas se venía pronunciando y la realidad política acabaría por imponerse.
+
La inclinación de las máximas autoridades de Copei por un candidato presidencial independiente causó desánimo en un sector del partido, en particular aquel que no estaba de acuerdo con una candidatura externa para las elecciones de 1998. Eduardo Fernández, quien lideraba este grupo, alertó sobre jugadas oportunistas que podrían perjudicar a Copei, dividirlo y desmoralizarlo. Ante el interés evidente de la cúpula copeyana en apoyar a la independiente Irene Sáez, Eduardo Fernández pronunció una frase muy severa en la sede del Frente de Trabajadores Copeyanos al lanzar informalmente su propia pre candidatura: “(…) cuidado con el aventurerismo político, con el pragmatismo y la irresponsabilidad de que, por una angustia de ganar, perdamos hasta la moral”.
(El Universal, 27-4-97, 1-6 [Nacional y Política]).
Debió costarles mucho aceptar la candidatura de la alcaldesa, no tanto por ella en sí, sino por el sentido de derrotismo en la dirigencia copeyana.
Eduardo Fernández, un año más tarde, en una reunión celebrada pocos días antes de la inscripción oficial de su candidatura ante la Comisión Electoral, señaló:
(…) su primera tarea como candidato de Copei será levantar la moral del partido, ya que el mensaje que las autoridades actuales han transmitido desde hace mucho tiempo es desmoralizante: con los nuestros no ganamos. (El Universal, 11-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
Para Eduardo Fernández o para cualquier otro aspirante, verse desplazado y sustituido por una ex Miss Universo, ha debido ser muy duro.
Luis Herrera Campíns y Donald Ramírez, principalmente, apostaron el futuro del partido a la seducción de la magia sin darse tiempo para reflexionar que ésta es intangible, efímera, y que puede desaparecer en un instante.
A Copei no le fue tan fácil convencer a Irene Sáez de que aceptase la candidatura. Ella percibía que se querían aprovechar de su popularidad y de su posición en las encuestas, y era reacia a cederlas a una organización política.
Sus asesores le instaron a que conservara su independencia el máximo de tiempo posible. Hasta el día en que ya no tuvo más remedio que tomar una decisión y, gustándole o no, aceptó el lanzamiento dentro del partido Copei.
Irene Sáez era consciente del desprestigio de los partidos políticos y su caudal electoral se debía precisamente a su libertad e independencia. Así lo hizo saber en declaraciones escritas, donde afirmó:
(…) los venezolanos no tenemos que hipotecar a un partido político nuestra condición de independiente. La inmensa mayoría de los ciudadanos de este país no militan en un partido, son independientes y creen en otras formas distintas de hacer política, más dignas y participativas que las actuales. (El Universal, 15-3-98, 1-22 [Nacional y Política]).
Incluso llegó a exigir respeto a las individualidades, así como el sometimiento de los partidos a los independientes: “Nuestra gente no debe adaptarse a lo que los partidos quieran. Son los partidos quienes deben hacerlo”. (Ídem). Fue un comentario algo presuntuoso pues para ese momento Irene Sáez ya empezaba a bajar en las encuestas.
Diego Bautista Urbaneja, fue uno de los mayores opositores a su adhesión a Copei, lo consideró oportunismo a secas y así lo había afirmado varios meses antes:
Lo de Copei está claro: está desesperado por los votos de Irene, por los votos que ese partido por sí mismo no puede conseguir. Es la maniobra más pedestre y convencional del mundo. Es Irene la que tiene la llave. Es ella la que tiene los votos, es ella la depositaria de la confianza y esperanza de muchos venezolanos comunes y corrientes, que de si algo están seguros es que no la quieren ver como candidata copeyana. (El Universal, 24-7-97, 1-4 [Opinión]).
Y terminó diciendo que Irene debería decidir entre asumir “(…) su rol como gran factor de cambio político o si, sabiéndolo o no, va a servir como instrumento del refortalecimiento de uno de los actores de la vieja política”. (Ídem).
Eduardo Fernández advirtió en su momento sobre las palabras de Irene Sáez:
La declaración de Irene Sáez es de una claridad meridiana. Ha dicho, como en otras oportunidades, que no tiene ningún interés en competir por la nominación presidencial de nuestro partido. Y ha dicho también una frase severa, que no quiere que nadie se aproveche del prestigio de ella. (El Universal, 27-7-97, 1-16 [Nacional y Política]).
La tercera semana de marzo de 1998 la dirigencia socialcristiana asistió a una nueva jornada de reflexión. En esta reunión de la Colonia Tovar se tomaron decisiones muy importantes, la mayor de ellas fue el anuncio de la Convención Nacional Extraordinaria donde se escogería el candidato presidencial de Copei.
Donald Ramírez razonó la “posible” candidatura de Irene Sáez de la siguiente manera:
(…) este es el momento de los candidatos independientes y los partidos no tienen vida; las organizaciones políticas pueden ser importantes para la victoria de éstos; Irene es la única opción dentro de ese espacio que puede ganarle a Hugo Chávez ‘en la clase alta, media y en los sectores populares’.
Para desgracia de los partidos los dos únicos candidatos que tienen entrada en los barrios son Irene y Chávez (…). (El Universal, 18-4-98, 1-14 [Nacional y Política]).
El 11 de mayo de 1998, Irene Sáez decidió finalmente suscribir un documento donde expresaba la voluntad de ceñirse a los lineamientos partidistas.
El Comité Nacional de Copei aprobó por unanimidad los siguientes puntos según los cuales se diseñaría con posterioridad el programa de gobierno:
- Realizar el rescate ético del país y sus instituciones.
- Profundizar la democracia, reformar y descentralizar el Estado.
- Hacer de la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura un empeño unánime prioritario, dedicándole al menos 7 % del Producto Interno Bruto.
- Establecer una política de solidaridad social que supere las condiciones actuales de pobreza, concrete un sistema de seguridad social integral que conduzca a un régimen de pensiones dignas y garantice la atención de la salud y una eficiente prestación de los servicios.
- Retomar el camino del crecimiento económico con justicia social para lograr el desarrollo integral.
- Promover el crecimiento económico, con énfasis en la pequeña y mediana industria y el turismo.
- Propiciar la participación de la mujer en todos los ámbitos sociales.
- Intensificar el desarrollo agropecuario.
- Favorecer la participación y la responsabilidad social de los jóvenes y estimular el deporte.
- Garantizar la expansión del sector petrolero y petroquímico, continuar el proceso de apertura y hacer del petróleo el motor más dinámico.
- Desarrollar una eficaz política de defensa en vinculación con la política exterior de la República”. (El Universal, 12-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
Respecto a los requisitos que debería cumplir el aspirante a candidato presidencial, la dirección fue muy clara esta vez:
(…) debe expresar de una manera clara, especialmente cuando se trata de un independiente, que estará conforme con los resultados de la Convención y que se adhiere a las bases programáticas y a la plataforma electoral. (El Universal, 11-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
Luis Enrique Oberto, Presidente de la Comisión Nacional Electoral del partido, informó que asistirían 2.673 delegados de los cuales 1.670 delegados serían principales, y que el candidato ganador debería alcanzar el 60 % de los votos. En el caso de no lograrse esta cifra, se iría a una segunda vuelta hora y media después. (El Universal, 11-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
La convención nacional tuvo lugar el 14 de mayo de 1998 y se inscribieron dos candidatos: Irene Sáez y Eduardo Fernández.
Ocurrió un hecho insólito, y más que insólito, único. Fue siempre tradicional en Copei escuchar las alocuciones de los precandidatos previo el proceso de votación, era su última oportunidad para convencer a algún indeciso o para robarle unos votos al candidato opositor. Recordemos como ejemplo las palabras dirigidas por Rafael Caldera en el III Congreso Presidencial Socialcristiano de 1987 y en las cuales apostó su última esperanza de ganar la candidatura. Sin embargo, en esta convención extraordinaria donde se decidiría entre Irene Sáez y Eduardo Fernández, no se le dio la palabra a nadie, no hubo discursos, fue “silenciosa”. Probablemente por dos razones: la primera, para evitar que Eduardo Fernández—orador fogueado— acaparase votos palabreados previamente por las máximas autoridades y sin posibilidad de prescindir de ninguno; y, la segunda, por el temor de poner cara a cara a Irene con los 1.670 delegados, no fuera a desilusionar, o a hacer dudar a más de uno.
Eduardo Fernández protestó esta nueva medida estatutaria y convocó a simpatizantes la víspera de la Convención Nacional Extraordinaria, en el Hotel Caracas Hilton.
Allí dijo:
(…) estar preparado para derrotar el retroceso representado en la persona del candidato Hugo Chávez (…) ya basta que nos vengan a ofrecer como alternativa un retroceso al autoritarismo y al populismo (…). Copei necesita un liderazgo moderno para ponerlo al servicio del país’, (…) que en su actuación no lo mueve una ambición personal.
La decadencia de los partidos comienza cuando en vez de defender los intereses de la nación se dedica a defender los intereses de alguna parcialidad. (El Universal 15-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
Advirtió igualmente que: “(…) no quiere que luego se diga que no hubo ningún copeyano capaz de enfrentar el oportunismo y el pragmatismo partidista”. (Ídem).
Resultados de la Convención Nacional Extraordinaria, 14 de mayo de 1998
No hizo falta llevar a cabo una segunda vuelta. En la primera, Irene Sáez obtuvo 976 votos, esto es, el 62,77 % del total de los sufragios, mientras Eduardo Fernández logró el 35,26 % equivalentes a 540 votos de los 1.532 delegados asistentes. (“Informe Especial: Convención Socialcristiana”, El Universal 15-5-98, 1-2 [Nacional y Política]).
Ante estos resultados el presidente del partido, Luis Herrera Campíns, afirmó: “‘El partido va rumbo a la victoria del poder. Esto lo digo porque mi pupila política sigue siendo muy buena’ (…)”. (Ídem).
Eduardo Fernández demostró satisfacción al haber cumplido con su deber, insistió en recuperar la entereza moral del partido y ofreció estar atento a los acontecimientos:
Cumplí con la obligación de conciencia de presentarle una alternativa seria y coherente a Copei. (…).
Gracias a mis valientes compañeros que resistiendo todas las presiones, todos los halagos y todas las tentaciones, mantuvieron en alto la bandera de la dignidad partidista y reivindicaron los valores morales de la lucha política. (…). Mi conciencia moral no pasa a la reserva. (Notitarde, 15-5-98, 1-3).
El oficialismo del partido debió trabajar duro para superar el 60 % necesario de modo de evitar la segunda vuelta. El objetivo era ganar en la primera y así demostrar la fuerza que encerraba la candidatura de Irene Sáez:
En la convención extraordinaria de Copei, prevaleció la más pura estrategia partidista tradicional. El ‘cuadre’ de las regiones fue precedido por un intenso cabildeo para garantizar que los numeritos llenaran las expectativas de la Dirección Nacional. (El Universal, 16-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
A su vez, Eduardo Fernández debió sorprenderse por el porcentaje obtenido, el cual reflejó que más de una tercera parte del partido había rechazado la candidatura de la alcaldesa:
Para Fernández no fue fácil conseguir las firmas y sus adeptos consideran que los 540 votos obtenidos, significaron mucho más de lo esperado. Ni el propio Eduardo supo, hasta el fin de aquella convención, lo bien que estaba dentro de Copei. (Ídem).
¿Cuál sería el lugar de Eduardo Fernández en Copei después de la Convención Nacional Extraordinaria?
Eduardo Fernández se convierte ahora en el fantasma que espantará el sueño a más de uno, y confía en ser otra vez el jefe del partido, sobre todo si pierde Irene. (…).
Sus compañeros lo subestimaron, al creer que la militancia, por mayoría abrumadora, estaba ávida de un nuevo liderazgo. (El Universal, 15-5-98, 1-2 [Nacional y Política]).
Eduardo Fernández ofreció estar vigilante y atento al desarrollo de la campaña, pero no ofreció apoyar ni trabajar por Ia candidata ganadora. Sin embargo, sí estuvo dispuesto a trabajar por sus copartidarios leales:
Fernández, contrario a la esperanza de sus opositores, no pasará a la reserva y dejó claro que seguirá en la pelea al declarar públicamente que no hará campaña por la rubia, mas sí por aquellos candidatos a gobernadores y alcaldes que realmente representen al partido. (Ídem).
No precisamente representantes del partido, sino aquellos que votaron estrictamente por él. El candidato ganador pierde desde el momento de su triunfo, pareciera una paradoja, pero no lo es. Irene al ganar ya tenía en contra suya o indiferente a su candidatura a parte del partido Copei. Un 36 % probablemente no iba a votar por ella.
Irene Sáez pronto percibió los avatares en puertas y su actitud ya no sería triunfalista como en meses anteriores, sino más bien preocupada ante los tiempos por venir:
(…) el camino es muy duro, no me queda otra sino luchar y así cada día me siento más entregada y motivada en medio de la crueldad y la maldad de la política. (…) (El Universal, 17-5-98, 1-16 [Nacional y Política]).
Para esta fecha las cifras no la favorecían y habría empezado a sentir el abandono de quienes en un momento dado la alabaron y adularon. Asimismo, el partido Copei, con la elección de Irene Sáez, se debilitó como institución.
Cuando Eduardo Fernández, en abril de 1993, convocó a primarias abiertas para la elección del candidato presidencial del partido, así fuese con la intención de atraer a Rafael Caldera, logró fortalecer institucionalmente a Copei porque fueron las bases quienes eligieron a su candidato, todo militante pudo votar esta vez. En cambio, en mayo de 1998, el procedimiento aprobado para escoger al nominado solo permitió votar a un sector mínimo del partido. Donald Ramírez y Luis Herrera Campíns no actuaron democráticamente, más bien optaron por las sempiternas maquinaciones de última hora.
Claudio Fermín, ex candidato presidencial en 1993 por el partido Acción Democrática, consideró la candidatura de Irene Sáez un empobrecimiento en la democracia interna de Copei:
La reciente proclamación de Irene Sáez como candidata copeyana constituye un retroceso en la democracia interna que desde hace años venía operando en el seno del partido Copei, en virtud de que no fueron las bases de esa organización las que eligieron sino más bien un cogollo de poco más de 900 delegados. (…)
Irene no puede presentarse como la abanderada de las bases copeyanas porque no fue la militancia de ese partido la que la eligió, sino más bien la burocracia partidista representada por delegados que no atienden la voluntad popular de la mayoría partidista sino los lineamientos que le imparten la cúpula que dirigen Luis Herrera y Donald Ramírez. (…)
(…) lo ideal es que Copei hubiese electo a su candidato en un proceso abierto como el propuesto en una oportunidad por Eduardo Fernández, que hubiese permitido la participación de militantes, simpatizantes e independientes. (El Universal, 17-5-98, 1-16 [Nacional y Política]).
---
Notas al pie
(48) En una encuesta realizada por Consultores 21 entre el 31 de julio y el 11 de agosto de 1997 con una muestra de 500 personas, representativa de la población del Área Metropolitana de los países del Asia-Pacífico como el aumento de producción de la OPEP derrumbó los precios del petróleo prologando su descenso hasta diciembre de 1998. (http: //www. wtrg.com/prices.htm, 01-05-2012).
El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei |
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El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei / 4.2. Candidatura presidencial de Irene Sáez.
4.2. Candidatura presidencial de Irene Sáez.
Resultados de la Convención Nacional Extraordinaria, 14 de mayo de 1998.
Introducción
El partido Copei, por primera vez en su historia, decidió apoyar una candidatura independiente. Luego de perder las últimas tres elecciones presidenciales se aventuró en la figura de la alcaldesa de Chacao, Irene Sáez, quien a pesar de ser asesorada para mantener su independencia a toda costa, finalmente aceptó la oferta copeyana. Su único contendor fue Eduardo Fernández a quien se logró imponer gracias al buen cabildeo de la alta dirigencia partidista.
Sin embargo, el declive de la candidatura reflejada en las encuestas se venía pronunciando y la realidad política acabaría por imponerse.
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La inclinación de las máximas autoridades de Copei por un candidato presidencial independiente causó desánimo en un sector del partido, en particular aquel que no estaba de acuerdo con una candidatura externa para las elecciones de 1998. Eduardo Fernández, quien lideraba este grupo, alertó sobre jugadas oportunistas que podrían perjudicar a Copei, dividirlo y desmoralizarlo. Ante el interés evidente de la cúpula copeyana en apoyar a la independiente Irene Sáez, Eduardo Fernández pronunció una frase muy severa en la sede del Frente de Trabajadores Copeyanos al lanzar informalmente su propia pre candidatura: “(…) cuidado con el aventurerismo político, con el pragmatismo y la irresponsabilidad de que, por una angustia de ganar, perdamos hasta la moral”.
(El Universal, 27-4-97, 1-6 [Nacional y Política]).
Debió costarles mucho aceptar la candidatura de la alcaldesa, no tanto por ella en sí, sino por el sentido de derrotismo en la dirigencia copeyana.
Eduardo Fernández, un año más tarde, en una reunión celebrada pocos días antes de la inscripción oficial de su candidatura ante la Comisión Electoral, señaló:
(…) su primera tarea como candidato de Copei será levantar la moral del partido, ya que el mensaje que las autoridades actuales han transmitido desde hace mucho tiempo es desmoralizante: con los nuestros no ganamos. (El Universal, 11-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
Para Eduardo Fernández o para cualquier otro aspirante, verse desplazado y sustituido por una ex Miss Universo, ha debido ser muy duro.
Luis Herrera Campíns y Donald Ramírez, principalmente, apostaron el futuro del partido a la seducción de la magia sin darse tiempo para reflexionar que ésta es intangible, efímera, y que puede desaparecer en un instante.
A Copei no le fue tan fácil convencer a Irene Sáez de que aceptase la candidatura. Ella percibía que se querían aprovechar de su popularidad y de su posición en las encuestas, y era reacia a cederlas a una organización política.
Sus asesores le instaron a que conservara su independencia el máximo de tiempo posible. Hasta el día en que ya no tuvo más remedio que tomar una decisión y, gustándole o no, aceptó el lanzamiento dentro del partido Copei.
Irene Sáez era consciente del desprestigio de los partidos políticos y su caudal electoral se debía precisamente a su libertad e independencia. Así lo hizo saber en declaraciones escritas, donde afirmó:
(…) los venezolanos no tenemos que hipotecar a un partido político nuestra condición de independiente. La inmensa mayoría de los ciudadanos de este país no militan en un partido, son independientes y creen en otras formas distintas de hacer política, más dignas y participativas que las actuales. (El Universal, 15-3-98, 1-22 [Nacional y Política]).
Incluso llegó a exigir respeto a las individualidades, así como el sometimiento de los partidos a los independientes: “Nuestra gente no debe adaptarse a lo que los partidos quieran. Son los partidos quienes deben hacerlo”. (Ídem). Fue un comentario algo presuntuoso pues para ese momento Irene Sáez ya empezaba a bajar en las encuestas.
Diego Bautista Urbaneja, fue uno de los mayores opositores a su adhesión a Copei, lo consideró oportunismo a secas y así lo había afirmado varios meses antes:
Lo de Copei está claro: está desesperado por los votos de Irene, por los votos que ese partido por sí mismo no puede conseguir. Es la maniobra más pedestre y convencional del mundo. Es Irene la que tiene la llave. Es ella la que tiene los votos, es ella la depositaria de la confianza y esperanza de muchos venezolanos comunes y corrientes, que de si algo están seguros es que no la quieren ver como candidata copeyana. (El Universal, 24-7-97, 1-4 [Opinión]).
Y terminó diciendo que Irene debería decidir entre asumir “(…) su rol como gran factor de cambio político o si, sabiéndolo o no, va a servir como instrumento del refortalecimiento de uno de los actores de la vieja política”. (Ídem).
Eduardo Fernández advirtió en su momento sobre las palabras de Irene Sáez:
La declaración de Irene Sáez es de una claridad meridiana. Ha dicho, como en otras oportunidades, que no tiene ningún interés en competir por la nominación presidencial de nuestro partido. Y ha dicho también una frase severa, que no quiere que nadie se aproveche del prestigio de ella. (El Universal, 27-7-97, 1-16 [Nacional y Política]).
La tercera semana de marzo de 1998 la dirigencia socialcristiana asistió a una nueva jornada de reflexión. En esta reunión de la Colonia Tovar se tomaron decisiones muy importantes, la mayor de ellas fue el anuncio de la Convención Nacional Extraordinaria donde se escogería el candidato presidencial de Copei.
Donald Ramírez razonó la “posible” candidatura de Irene Sáez de la siguiente manera:
(…) este es el momento de los candidatos independientes y los partidos no tienen vida; las organizaciones políticas pueden ser importantes para la victoria de éstos; Irene es la única opción dentro de ese espacio que puede ganarle a Hugo Chávez ‘en la clase alta, media y en los sectores populares’.
Para desgracia de los partidos los dos únicos candidatos que tienen entrada en los barrios son Irene y Chávez (…). (El Universal, 18-4-98, 1-14 [Nacional y Política]).
El 11 de mayo de 1998, Irene Sáez decidió finalmente suscribir un documento donde expresaba la voluntad de ceñirse a los lineamientos partidistas.
El Comité Nacional de Copei aprobó por unanimidad los siguientes puntos según los cuales se diseñaría con posterioridad el programa de gobierno:
- Realizar el rescate ético del país y sus instituciones.
- Profundizar la democracia, reformar y descentralizar el Estado.
- Hacer de la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura un empeño unánime prioritario, dedicándole al menos 7 % del Producto Interno Bruto.
- Establecer una política de solidaridad social que supere las condiciones actuales de pobreza, concrete un sistema de seguridad social integral que conduzca a un régimen de pensiones dignas y garantice la atención de la salud y una eficiente prestación de los servicios.
- Retomar el camino del crecimiento económico con justicia social para lograr el desarrollo integral.
- Promover el crecimiento económico, con énfasis en la pequeña y mediana industria y el turismo.
- Propiciar la participación de la mujer en todos los ámbitos sociales.
- Intensificar el desarrollo agropecuario.
- Favorecer la participación y la responsabilidad social de los jóvenes y estimular el deporte.
- Garantizar la expansión del sector petrolero y petroquímico, continuar el proceso de apertura y hacer del petróleo el motor más dinámico.
- Desarrollar una eficaz política de defensa en vinculación con la política exterior de la República”. (El Universal, 12-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
Respecto a los requisitos que debería cumplir el aspirante a candidato presidencial, la dirección fue muy clara esta vez:
(…) debe expresar de una manera clara, especialmente cuando se trata de un independiente, que estará conforme con los resultados de la Convención y que se adhiere a las bases programáticas y a la plataforma electoral. (El Universal, 11-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
Luis Enrique Oberto, Presidente de la Comisión Nacional Electoral del partido, informó que asistirían 2.673 delegados de los cuales 1.670 delegados serían principales, y que el candidato ganador debería alcanzar el 60 % de los votos. En el caso de no lograrse esta cifra, se iría a una segunda vuelta hora y media después. (El Universal, 11-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
La convención nacional tuvo lugar el 14 de mayo de 1998 y se inscribieron dos candidatos: Irene Sáez y Eduardo Fernández.
Ocurrió un hecho insólito, y más que insólito, único. Fue siempre tradicional en Copei escuchar las alocuciones de los precandidatos previo el proceso de votación, era su última oportunidad para convencer a algún indeciso o para robarle unos votos al candidato opositor. Recordemos como ejemplo las palabras dirigidas por Rafael Caldera en el III Congreso Presidencial Socialcristiano de 1987 y en las cuales apostó su última esperanza de ganar la candidatura. Sin embargo, en esta convención extraordinaria donde se decidiría entre Irene Sáez y Eduardo Fernández, no se le dio la palabra a nadie, no hubo discursos, fue “silenciosa”. Probablemente por dos razones: la primera, para evitar que Eduardo Fernández—orador fogueado— acaparase votos palabreados previamente por las máximas autoridades y sin posibilidad de prescindir de ninguno; y, la segunda, por el temor de poner cara a cara a Irene con los 1.670 delegados, no fuera a desilusionar, o a hacer dudar a más de uno.
Eduardo Fernández protestó esta nueva medida estatutaria y convocó a simpatizantes la víspera de la Convención Nacional Extraordinaria, en el Hotel Caracas Hilton.
Allí dijo:
(…) estar preparado para derrotar el retroceso representado en la persona del candidato Hugo Chávez (…) ya basta que nos vengan a ofrecer como alternativa un retroceso al autoritarismo y al populismo (…). Copei necesita un liderazgo moderno para ponerlo al servicio del país’, (…) que en su actuación no lo mueve una ambición personal.
La decadencia de los partidos comienza cuando en vez de defender los intereses de la nación se dedica a defender los intereses de alguna parcialidad. (El Universal 15-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
Advirtió igualmente que: “(…) no quiere que luego se diga que no hubo ningún copeyano capaz de enfrentar el oportunismo y el pragmatismo partidista”. (Ídem).
Resultados de la Convención Nacional Extraordinaria, 14 de mayo de 1998
No hizo falta llevar a cabo una segunda vuelta. En la primera, Irene Sáez obtuvo 976 votos, esto es, el 62,77 % del total de los sufragios, mientras Eduardo Fernández logró el 35,26 % equivalentes a 540 votos de los 1.532 delegados asistentes. (“Informe Especial: Convención Socialcristiana”, El Universal 15-5-98, 1-2 [Nacional y Política]).
Ante estos resultados el presidente del partido, Luis Herrera Campíns, afirmó: “‘El partido va rumbo a la victoria del poder. Esto lo digo porque mi pupila política sigue siendo muy buena’ (…)”. (Ídem).
Eduardo Fernández demostró satisfacción al haber cumplido con su deber, insistió en recuperar la entereza moral del partido y ofreció estar atento a los acontecimientos:
Cumplí con la obligación de conciencia de presentarle una alternativa seria y coherente a Copei. (…).
Gracias a mis valientes compañeros que resistiendo todas las presiones, todos los halagos y todas las tentaciones, mantuvieron en alto la bandera de la dignidad partidista y reivindicaron los valores morales de la lucha política. (…). Mi conciencia moral no pasa a la reserva. (Notitarde, 15-5-98, 1-3).
El oficialismo del partido debió trabajar duro para superar el 60 % necesario de modo de evitar la segunda vuelta. El objetivo era ganar en la primera y así demostrar la fuerza que encerraba la candidatura de Irene Sáez:
En la convención extraordinaria de Copei, prevaleció la más pura estrategia partidista tradicional. El ‘cuadre’ de las regiones fue precedido por un intenso cabildeo para garantizar que los numeritos llenaran las expectativas de la Dirección Nacional. (El Universal, 16-5-98, 1-12 [Nacional y Política]).
A su vez, Eduardo Fernández debió sorprenderse por el porcentaje obtenido, el cual reflejó que más de una tercera parte del partido había rechazado la candidatura de la alcaldesa:
Para Fernández no fue fácil conseguir las firmas y sus adeptos consideran que los 540 votos obtenidos, significaron mucho más de lo esperado. Ni el propio Eduardo supo, hasta el fin de aquella convención, lo bien que estaba dentro de Copei. (Ídem).
¿Cuál sería el lugar de Eduardo Fernández en Copei después de la Convención Nacional Extraordinaria?
Eduardo Fernández se convierte ahora en el fantasma que espantará el sueño a más de uno, y confía en ser otra vez el jefe del partido, sobre todo si pierde Irene. (…).
Sus compañeros lo subestimaron, al creer que la militancia, por mayoría abrumadora, estaba ávida de un nuevo liderazgo. (El Universal, 15-5-98, 1-2 [Nacional y Política]).
Eduardo Fernández ofreció estar vigilante y atento al desarrollo de la campaña, pero no ofreció apoyar ni trabajar por Ia candidata ganadora. Sin embargo, sí estuvo dispuesto a trabajar por sus copartidarios leales:
Fernández, contrario a la esperanza de sus opositores, no pasará a la reserva y dejó claro que seguirá en la pelea al declarar públicamente que no hará campaña por la rubia, mas sí por aquellos candidatos a gobernadores y alcaldes que realmente representen al partido. (Ídem).
No precisamente representantes del partido, sino aquellos que votaron estrictamente por él. El candidato ganador pierde desde el momento de su triunfo, pareciera una paradoja, pero no lo es. Irene al ganar ya tenía en contra suya o indiferente a su candidatura a parte del partido Copei. Un 36 % probablemente no iba a votar por ella.
Irene Sáez pronto percibió los avatares en puertas y su actitud ya no sería triunfalista como en meses anteriores, sino más bien preocupada ante los tiempos por venir:
(…) el camino es muy duro, no me queda otra sino luchar y así cada día me siento más entregada y motivada en medio de la crueldad y la maldad de la política. (…) (El Universal, 17-5-98, 1-16 [Nacional y Política]).
Para esta fecha las cifras no la favorecían y habría empezado a sentir el abandono de quienes en un momento dado la alabaron y adularon. Asimismo, el partido Copei, con la elección de Irene Sáez, se debilitó como institución.
Cuando Eduardo Fernández, en abril de 1993, convocó a primarias abiertas para la elección del candidato presidencial del partido, así fuese con la intención de atraer a Rafael Caldera, logró fortalecer institucionalmente a Copei porque fueron las bases quienes eligieron a su candidato, todo militante pudo votar esta vez. En cambio, en mayo de 1998, el procedimiento aprobado para escoger al nominado solo permitió votar a un sector mínimo del partido. Donald Ramírez y Luis Herrera Campíns no actuaron democráticamente, más bien optaron por las sempiternas maquinaciones de última hora.
Claudio Fermín, ex candidato presidencial en 1993 por el partido Acción Democrática, consideró la candidatura de Irene Sáez un empobrecimiento en la democracia interna de Copei:
La reciente proclamación de Irene Sáez como candidata copeyana constituye un retroceso en la democracia interna que desde hace años venía operando en el seno del partido Copei, en virtud de que no fueron las bases de esa organización las que eligieron sino más bien un cogollo de poco más de 900 delegados. (…)
Irene no puede presentarse como la abanderada de las bases copeyanas porque no fue la militancia de ese partido la que la eligió, sino más bien la burocracia partidista representada por delegados que no atienden la voluntad popular de la mayoría partidista sino los lineamientos que le imparten la cúpula que dirigen Luis Herrera y Donald Ramírez. (…)
(…) lo ideal es que Copei hubiese electo a su candidato en un proceso abierto como el propuesto en una oportunidad por Eduardo Fernández, que hubiese permitido la participación de militantes, simpatizantes e independientes. (El Universal, 17-5-98, 1-16 [Nacional y Política]).
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