- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
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- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
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- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
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- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
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- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
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- Andrés de Santa María (1985)
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- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
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- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
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El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei / 4.1. El fenómeno Irene Sáez. |
4.1. El fenómeno Irene Sáez.
Los “pros y los contras”.
A principios de 1996, Irene Sáez ya punteaba en todas las encuestas. Aún era temprano para poder tener una visión más precisa sobre el panorama electoral de diciembre de 1998, sin embargo, la ventaja de la alcaldesa era demasiado notoria. Una de las encuestadoras, OPINECA, ofreció los siguientes resultados:
(…) Irene aparece con la intención del voto con un 43 % de preferencia, frente a 10 % para Claudio Fermín y Henrique Salas Römer cada uno, un 8 % para el comandante Hugo Chávez, cuyo intento de golpe desató la actual crisis venezolana, y un remoto 2 % para los precandidatos o ex-candidatos de los partidos tradicionales, como Eduardo Fernández, Oswaldo Álvarez Paz, Teodoro Perkoff, Humberto Calderón Berti, Andrés Velásquez o Carlos Tablante. (“Irene, un fenómeno que lo dice todo”, en editorial de Venezuela Analítica, No. 8, 10 de enero de 1996. (http://www.analitica.com/va/editorial/7216169.asp.1- [04-09-2011]).
En todas las encuestas de opinión pública, la alcaldesa del Municipio Chacao, Irene Sáez Conde, (de 34 años de edad), aparece con una ventaja sin precedentes como probable candidata a la Presidencia de la República. (Ídem).
La “burbuja” Irene Sáez creció sobre el desprestigio de los partidos políticos. El desgaste de éstos era creciente por su ineficiencia y por su aislamiento ante los problemas del país:
Contra los partidos se ha llevado una propaganda persistente y aparecen, al final, como los únicos responsables de la crisis, y no aparece que haya alternativa ahora de rescate. Se fueron cerrando y aislando hasta el extremo de ser ajenos al debate y de reconocer que cuentan poco. (Ídem).
Ante esta palpable realidad se impuso el pragmatismo de Luis Herrera Campíns y de Donald Ramírez, iniciándose el acercamiento a la figura de la alcaldesa. Los primeros pronunciamientos del ex Presidente Herrera estuvieron cargados de optimismo y esperanza: “(…) la ex Miss Universo 1981 es un fenómeno político al que no para nadie, si ella se lo propone”. (El Universal, 9-11-96, 1-20 [Nacional y Política]). Así mismo, anunció que a partir del 98 volvería el bipartidismo, “porque Convergencia desaparecerá (…) lo que hará que la ciudadanía que opta para votar lo haga por Copei y AD, (…) [y] los que se fueron detrás de eso que fue ‘flor de un momento’, regresen a la Organización para su fortalecimiento”. Finalmente, arrojó un mensaje algo apabullante para quienes tuvieran ambiciones presidenciales:
Los que salgan a recorrer el país como aspirantes a 1998, se darán cuenta inmediatamente que el nombre de Irene Sáez está en todos los corazones y que en lo que a nosotros respecta, haremos todo lo posible para que llegue al poder en las elecciones generales que se avecinan. (Ídem).
Fue una apuesta fuerte, así no dijera abiertamente que Irene Sáez sería la candidata de Copei. Con prudente astucia se limitó a adelantar que podría ser una excelente presidente de Venezuela. Por ello aclaró prudentemente que:
(…) su posición no significa un compromiso de su organización partidista y mucho menos que con ella se le esté cerrando el paso a los demás compañeros suyos que tienen legítimo derecho a pensar o a pregonar que aspiran a la primera magistratura. (Ídem).
A su vez, Donald Ramírez, ante la pregunta de si Irene Sáez sería la candidata de Copei en las próximas elecciones, contestó:
(…) Irene ha sido respaldada en dos oportunidades por Copei para la Alcaldía de Chacao. Los primeros que pensamos en ella fuimos los socialcristianos encabezados por Luis Herrera Campíns y Eduardo Fernández, quienes consideraron que una de las formas de abrir el partido a la sociedad civil, de incorporar nuevos valores y figuras al liderazgo político venezolano, era apoyando a Irene Sáez. Nos sentimos satisfechos de haberla llevado a la alcaldía. Irene Sáez es una figura importante de las generaciones de relevo del país y los socialcristianos nos sentimos muy honrados de que ella esté en el entorno y en la periferia de Copei, porque no hay la menor duda de que ella es una socialcristiana. (El Universal, 21-12-96, 1-18 [Nacional y Política]).
Dos observaciones a la respuesta del secretario general. En primer lugar, sorprende el hecho de que finalmente él y quienes pensaban como él dentro del partido se hubiesen dado cuenta de que confiar en las generaciones de relevo y en los jóvenes no era tan mala idea. Y, en segundo lugar, el que hubiese llamado a Irene Sáez una “socialcristiana” por haberla apoyado en dos ocasiones para la alcaldía. Esta pretensión, en verdad, no tenía mayor sustento. Más bien el interés estaría en ir dejando caer el término aquí y allá para ir poco a poco buscando la identificación de la señorita Sáez con Copei.
El ya citado politólogo Carlos Romero, en un artículo titulado “Los pros y los contra de Irene Sáez.”, calificó a la alcaldesa capitalina de funcionaria pública eficiente, de figura independiente, anti-sistema, pero ni radical ni revolucionaria. En el mismo artículo, y refiriéndose al jurista y politólogo Manuel García Pelayo, comentó sobre la intangibilidad y efectismo del mito político:
(…) el mito político es un conjunto de creencias brotadas del fondo emocional, expresadas en un juego de imágenes más que en un sistema de conceptos y que se revelan efectivamente capaces de integrar y movilizar a los hombres para la acción política. (Venezuela Analítica No. 8,
octubre 1996, http: //www.analitica.com/archivo/vam1996.10/pint3.htm [01-04-2011).
Este autor continúa el análisis señalando el porqué de la magia y fascinación de Irene:
En primer lugar, el mito de la virginidad, expresada en la inocencia. Soltera, sin hijos, bonita, Irene proyecta automáticamente la figura de lo no contaminado, el rechazo a la política y a los políticos, ‘la que no ha experimentado los rigores de la vida’. En segundo lugar, es una figura joven, que transmite una fuerza sin precisar. En tercer lugar, está presente la manipulación de su gestión que realza sus condiciones gerenciales. Todo esto contribuye, repito desde el ángulo de la irracionalidad, al fortalecimiento del mito. (Ídem).
En pocas palabras, una virgen de fuerza intangible y, a la vez, eficiente. Un poco confuso como figura, sin embargo así funciona aparentemente el mito. También Irene Sáez se convirtió en la “pretensión” fantasiosa de más de uno: “Mientras ella siga siendo soltera, todos somos aspirantes” (http://www.semana.com/especiales/senorita-presidente/31993-3.aspx [01-04-2011]).
Diego Bautista Urbaneja, analista político y asesor muy cercano a Irene Sáez, escribió sobre “Las tres Irenes”: lo que ella expresaba, representaba y su esencia:
(…) la Sáez es expresión de la aguda crisis de liderazgo político que atraviesa la democracia venezolana. (…) representa la posibilidad de la renovación política del país. Irene Sáez ha cultivado el enigma y el silencio como parte de una actitud comunicacional muy intuitiva, que no se basa en las palabras, sino en ir dejando caer aquí y allá gestos, señales, indicios, noticias (…). (Ídem).
Es perfectamente posible que Irene sea en la actualidad objeto de una confianza, depositaria de una esperanza, que en realidad de las cosas le quede grande, o cuyo significado ella no entienda bien. (El Universal, 24-7-97, 1-4 [Opinión]).
A simple vista parecieran demasiados atributos y esperanzas concentrados en una sola persona. Atribuirle a Irene la capacidad de renovar políticamente el país, resulta algo exagerado. Y el decidir callar sus ideas para generar una áura de misterio, no convence tampoco. Quizás no se apoyaba en el silencio sino que se escondía tras él.
Algunos analistas y políticos copeyanos le reconocían virtudes, pero también les asustaban sus carencias.
Entre ellas le achacaban falta de desenvoltura en el área conceptual; tampoco contaba con una organización importante que la respaldara y su mensaje era disperso. (Venezuela Analítica, No. 8, octubre 1996, 1-4-2011).
Dirigentes copeyanos reclamaron su presencia en actos políticos del partido al percibirla como la “designada” por la cúpula. Le atribuyeron debilidades de carácter y falta de credibilidad. Y por si no fuera suficiente, se la consideró una fabricación de élites mediáticas y financieras del país.
Jacques Séguéla, reputado asesor francés en campañas electorales, fue muy crítico en general sobre la figura de Irene Sáez y entre otras cosas dijo tener “(…) problemas de aparición y no es creíble”. (“Las personas necesitan soñar”, El Universal, 5-6-98, 1-14 [Nacional y Política]).
Aníbal Romero destacó en Irene Sáez su mayor virtud y su mayor defecto: “El mejor aliado de Irene es la paciencia. Su peor enemigo, el triunfalismo”. (El Universal, 2-2-98, 1-5 [Opinión]). Respecto a este último comentario, la alcaldesa había confirmado meses antes su sentido de triunfalismo de forma contundente, refiriéndose a ella misma en tercera persona: “Venezuela ha visto crecer un monstruo político que no sabe cómo manejar. Irene tiene una capacidad infinita de convertir en espectáculo y en éxito todo lo que toca”. (http://www.semana.com/especiales/senorita-presidente/31993-3.aspx [01-04-2011]).
Algo de altivez y vanidad minaron, en efecto, la personalidad de Irene Sáez. Por otro lado, el historiador Manuel Caballero la consideró una invención de intereses poderosos:
Porque una campaña presidencial que se base en una combinación de silencio y glamour es una campaña donde nos enfrentamos a un ‘fenómeno’ como Collor de Melo en Brasil, fabricado y posiblemente impuesto por los medios de comunicación de masas, duchos en explotar histerias colectivas (…). Una fabricación de los mass-media con el muy verosímil financiamiento de la ‘banca peregrina’, y ya sabemos quién habrá de ser el poder detrás del trono glamoroso: en todo caso no politólogos abstractos ni literatos nefelibatas. (¡Sé bella y cállate!,
El Universal, 21-9-97, 1-4 [Opinión]).
Alan J. Viergutz, analista petrolero, corroboró esta apreciación. Observó la actuación de élites poderosas que verían en Irene la forma de gobernar detrás del trono, entre otras razones, por no reconocerle que tenía capacidad de hacerlo por sí misma:
(…) Irene Sáez se ha vuelto el Portaviones para las aspiraciones políticas frustradas de un grupo de empresarios y políticos, que se imaginan, formarán parte del grupo elitesco que ‘salvará la patria’ si ayudan a Irene Sáez a ganar la Presidencia. Más de uno admitirá en privado que tiene dudas de su ‘capacidad’ como presidente, pero que ‘no importa ya que estará rodeada de gente capaz’ (…).
(…) un grupo importante la ve como un portaviones. (El Universal, 15-3-98, 2-22 [Economía]).
Y finalmente, la frase de José Rodríguez Iturbe innegablemente honesta refiriéndose al objetivo perseguido por el Partido Copei al apoyar a Irene Sáez: “Irene era nuestro caballo de Troya y la vía para retomar el poder”. (Comunicación personal, junio 2002).
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Notas al pie
(47) Gustavo Tarre, durante la XXI Convención Nacional Ordinaria de Copei, expresó su preocupación por el “ocultamiento” de la alcaldesa. Exigió su comparecencia en eventos partidistas como el de esta convención. Quería saber si era competente para el cargo de Presidente de la República y si estaba interesada en Copei: “(...) quienes piensen que Irene sí sabe de algo o de mucho, que sí sirve, que puede ser Presidente tienen que traerla aquí y tienen que ponerla a hablar aquí, tiene que venir aquí ella a buscar la adhesión de Copei”. (XXI Convención Nacional Ordinaria de Copei, “Diálogos y Decisiones para Gobernar”, p. 109).
El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei |
#AmorPorColombia
El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei / 4.1. El fenómeno Irene Sáez.
4.1. El fenómeno Irene Sáez.
Los “pros y los contras”.
A principios de 1996, Irene Sáez ya punteaba en todas las encuestas. Aún era temprano para poder tener una visión más precisa sobre el panorama electoral de diciembre de 1998, sin embargo, la ventaja de la alcaldesa era demasiado notoria. Una de las encuestadoras, OPINECA, ofreció los siguientes resultados:
(…) Irene aparece con la intención del voto con un 43 % de preferencia, frente a 10 % para Claudio Fermín y Henrique Salas Römer cada uno, un 8 % para el comandante Hugo Chávez, cuyo intento de golpe desató la actual crisis venezolana, y un remoto 2 % para los precandidatos o ex-candidatos de los partidos tradicionales, como Eduardo Fernández, Oswaldo Álvarez Paz, Teodoro Perkoff, Humberto Calderón Berti, Andrés Velásquez o Carlos Tablante. (“Irene, un fenómeno que lo dice todo”, en editorial de Venezuela Analítica, No. 8, 10 de enero de 1996. (http://www.analitica.com/va/editorial/7216169.asp.1- [04-09-2011]).
En todas las encuestas de opinión pública, la alcaldesa del Municipio Chacao, Irene Sáez Conde, (de 34 años de edad), aparece con una ventaja sin precedentes como probable candidata a la Presidencia de la República. (Ídem).
La “burbuja” Irene Sáez creció sobre el desprestigio de los partidos políticos. El desgaste de éstos era creciente por su ineficiencia y por su aislamiento ante los problemas del país:
Contra los partidos se ha llevado una propaganda persistente y aparecen, al final, como los únicos responsables de la crisis, y no aparece que haya alternativa ahora de rescate. Se fueron cerrando y aislando hasta el extremo de ser ajenos al debate y de reconocer que cuentan poco. (Ídem).
Ante esta palpable realidad se impuso el pragmatismo de Luis Herrera Campíns y de Donald Ramírez, iniciándose el acercamiento a la figura de la alcaldesa. Los primeros pronunciamientos del ex Presidente Herrera estuvieron cargados de optimismo y esperanza: “(…) la ex Miss Universo 1981 es un fenómeno político al que no para nadie, si ella se lo propone”. (El Universal, 9-11-96, 1-20 [Nacional y Política]). Así mismo, anunció que a partir del 98 volvería el bipartidismo, “porque Convergencia desaparecerá (…) lo que hará que la ciudadanía que opta para votar lo haga por Copei y AD, (…) [y] los que se fueron detrás de eso que fue ‘flor de un momento’, regresen a la Organización para su fortalecimiento”. Finalmente, arrojó un mensaje algo apabullante para quienes tuvieran ambiciones presidenciales:
Los que salgan a recorrer el país como aspirantes a 1998, se darán cuenta inmediatamente que el nombre de Irene Sáez está en todos los corazones y que en lo que a nosotros respecta, haremos todo lo posible para que llegue al poder en las elecciones generales que se avecinan. (Ídem).
Fue una apuesta fuerte, así no dijera abiertamente que Irene Sáez sería la candidata de Copei. Con prudente astucia se limitó a adelantar que podría ser una excelente presidente de Venezuela. Por ello aclaró prudentemente que:
(…) su posición no significa un compromiso de su organización partidista y mucho menos que con ella se le esté cerrando el paso a los demás compañeros suyos que tienen legítimo derecho a pensar o a pregonar que aspiran a la primera magistratura. (Ídem).
A su vez, Donald Ramírez, ante la pregunta de si Irene Sáez sería la candidata de Copei en las próximas elecciones, contestó:
(…) Irene ha sido respaldada en dos oportunidades por Copei para la Alcaldía de Chacao. Los primeros que pensamos en ella fuimos los socialcristianos encabezados por Luis Herrera Campíns y Eduardo Fernández, quienes consideraron que una de las formas de abrir el partido a la sociedad civil, de incorporar nuevos valores y figuras al liderazgo político venezolano, era apoyando a Irene Sáez. Nos sentimos satisfechos de haberla llevado a la alcaldía. Irene Sáez es una figura importante de las generaciones de relevo del país y los socialcristianos nos sentimos muy honrados de que ella esté en el entorno y en la periferia de Copei, porque no hay la menor duda de que ella es una socialcristiana. (El Universal, 21-12-96, 1-18 [Nacional y Política]).
Dos observaciones a la respuesta del secretario general. En primer lugar, sorprende el hecho de que finalmente él y quienes pensaban como él dentro del partido se hubiesen dado cuenta de que confiar en las generaciones de relevo y en los jóvenes no era tan mala idea. Y, en segundo lugar, el que hubiese llamado a Irene Sáez una “socialcristiana” por haberla apoyado en dos ocasiones para la alcaldía. Esta pretensión, en verdad, no tenía mayor sustento. Más bien el interés estaría en ir dejando caer el término aquí y allá para ir poco a poco buscando la identificación de la señorita Sáez con Copei.
El ya citado politólogo Carlos Romero, en un artículo titulado “Los pros y los contra de Irene Sáez.”, calificó a la alcaldesa capitalina de funcionaria pública eficiente, de figura independiente, anti-sistema, pero ni radical ni revolucionaria. En el mismo artículo, y refiriéndose al jurista y politólogo Manuel García Pelayo, comentó sobre la intangibilidad y efectismo del mito político:
(…) el mito político es un conjunto de creencias brotadas del fondo emocional, expresadas en un juego de imágenes más que en un sistema de conceptos y que se revelan efectivamente capaces de integrar y movilizar a los hombres para la acción política. (Venezuela Analítica No. 8,
octubre 1996, http: //www.analitica.com/archivo/vam1996.10/pint3.htm [01-04-2011).
Este autor continúa el análisis señalando el porqué de la magia y fascinación de Irene:
En primer lugar, el mito de la virginidad, expresada en la inocencia. Soltera, sin hijos, bonita, Irene proyecta automáticamente la figura de lo no contaminado, el rechazo a la política y a los políticos, ‘la que no ha experimentado los rigores de la vida’. En segundo lugar, es una figura joven, que transmite una fuerza sin precisar. En tercer lugar, está presente la manipulación de su gestión que realza sus condiciones gerenciales. Todo esto contribuye, repito desde el ángulo de la irracionalidad, al fortalecimiento del mito. (Ídem).
En pocas palabras, una virgen de fuerza intangible y, a la vez, eficiente. Un poco confuso como figura, sin embargo así funciona aparentemente el mito. También Irene Sáez se convirtió en la “pretensión” fantasiosa de más de uno: “Mientras ella siga siendo soltera, todos somos aspirantes” (http://www.semana.com/especiales/senorita-presidente/31993-3.aspx [01-04-2011]).
Diego Bautista Urbaneja, analista político y asesor muy cercano a Irene Sáez, escribió sobre “Las tres Irenes”: lo que ella expresaba, representaba y su esencia:
(…) la Sáez es expresión de la aguda crisis de liderazgo político que atraviesa la democracia venezolana. (…) representa la posibilidad de la renovación política del país. Irene Sáez ha cultivado el enigma y el silencio como parte de una actitud comunicacional muy intuitiva, que no se basa en las palabras, sino en ir dejando caer aquí y allá gestos, señales, indicios, noticias (…). (Ídem).
Es perfectamente posible que Irene sea en la actualidad objeto de una confianza, depositaria de una esperanza, que en realidad de las cosas le quede grande, o cuyo significado ella no entienda bien. (El Universal, 24-7-97, 1-4 [Opinión]).
A simple vista parecieran demasiados atributos y esperanzas concentrados en una sola persona. Atribuirle a Irene la capacidad de renovar políticamente el país, resulta algo exagerado. Y el decidir callar sus ideas para generar una áura de misterio, no convence tampoco. Quizás no se apoyaba en el silencio sino que se escondía tras él.
Algunos analistas y políticos copeyanos le reconocían virtudes, pero también les asustaban sus carencias.
Entre ellas le achacaban falta de desenvoltura en el área conceptual; tampoco contaba con una organización importante que la respaldara y su mensaje era disperso. (Venezuela Analítica, No. 8, octubre 1996, 1-4-2011).
Dirigentes copeyanos reclamaron su presencia en actos políticos del partido al percibirla como la “designada” por la cúpula. Le atribuyeron debilidades de carácter y falta de credibilidad. Y por si no fuera suficiente, se la consideró una fabricación de élites mediáticas y financieras del país.
Jacques Séguéla, reputado asesor francés en campañas electorales, fue muy crítico en general sobre la figura de Irene Sáez y entre otras cosas dijo tener “(…) problemas de aparición y no es creíble”. (“Las personas necesitan soñar”, El Universal, 5-6-98, 1-14 [Nacional y Política]).
Aníbal Romero destacó en Irene Sáez su mayor virtud y su mayor defecto: “El mejor aliado de Irene es la paciencia. Su peor enemigo, el triunfalismo”. (El Universal, 2-2-98, 1-5 [Opinión]). Respecto a este último comentario, la alcaldesa había confirmado meses antes su sentido de triunfalismo de forma contundente, refiriéndose a ella misma en tercera persona: “Venezuela ha visto crecer un monstruo político que no sabe cómo manejar. Irene tiene una capacidad infinita de convertir en espectáculo y en éxito todo lo que toca”. (http://www.semana.com/especiales/senorita-presidente/31993-3.aspx [01-04-2011]).
Algo de altivez y vanidad minaron, en efecto, la personalidad de Irene Sáez. Por otro lado, el historiador Manuel Caballero la consideró una invención de intereses poderosos:
Porque una campaña presidencial que se base en una combinación de silencio y glamour es una campaña donde nos enfrentamos a un ‘fenómeno’ como Collor de Melo en Brasil, fabricado y posiblemente impuesto por los medios de comunicación de masas, duchos en explotar histerias colectivas (…). Una fabricación de los mass-media con el muy verosímil financiamiento de la ‘banca peregrina’, y ya sabemos quién habrá de ser el poder detrás del trono glamoroso: en todo caso no politólogos abstractos ni literatos nefelibatas. (¡Sé bella y cállate!,
El Universal, 21-9-97, 1-4 [Opinión]).
Alan J. Viergutz, analista petrolero, corroboró esta apreciación. Observó la actuación de élites poderosas que verían en Irene la forma de gobernar detrás del trono, entre otras razones, por no reconocerle que tenía capacidad de hacerlo por sí misma:
(…) Irene Sáez se ha vuelto el Portaviones para las aspiraciones políticas frustradas de un grupo de empresarios y políticos, que se imaginan, formarán parte del grupo elitesco que ‘salvará la patria’ si ayudan a Irene Sáez a ganar la Presidencia. Más de uno admitirá en privado que tiene dudas de su ‘capacidad’ como presidente, pero que ‘no importa ya que estará rodeada de gente capaz’ (…).
(…) un grupo importante la ve como un portaviones. (El Universal, 15-3-98, 2-22 [Economía]).
Y finalmente, la frase de José Rodríguez Iturbe innegablemente honesta refiriéndose al objetivo perseguido por el Partido Copei al apoyar a Irene Sáez: “Irene era nuestro caballo de Troya y la vía para retomar el poder”. (Comunicación personal, junio 2002).
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