- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
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- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
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- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
El frente de guerra
La colombianidad de las tribus aborígenes de la Amazonia ¡a tomó forma con la presencia militar en la zona del conflicto. Los indios sionas, al igual que los huitotos y demás pobladores de la región, concurrieron con sus armas primitivas en apoyo del Ejército.
El río Caquetá forma en su descenso hacia el Amazonas, al oeste del límite con el Brasil, una angostura aprisionada entre colinas, que se precipita sobre rocas y pedruscos de donde toma su nombre: La Pedrera. Célebre por la heroica defensa del general Isaías Gamboa en 1911, constituyó base auxiliar de apoyo para la toma de Tarapacá en 1933.
La flotilla colombiana en el Amazonas. De izquierda a derechalos buques Boyacá, Córdova, Pichincha y Mosquera. Más tarde se incorporarían el Barranquilla, el Bogotá, el Mariscal Sucre y el buque hospital Vavari, adquirido en Manaos.
La localidad de Puerto Arica, poco más que un desmonte en la selva próxima a la confluencia del río lgaraparaná en el Putumayo, fue utilizada como punto de apoyo de las operaciones colombianas encaminadas a la toma de Puerto Arturo, importante base fortificada peruana en el Putumayo medio.
Texto de: General, Alfonso Mejía Valenzuela.
Situado el Frente de Guerra en la región ama-zónica colombo?peruana, como consecuencia del origen del conflicto, es apropiado considerar la incidencia de la geografía sobre el esfuerzo de guerra. Es por ello pertinente buscar y señalar algunos datos y características del Teatro de Operaciones que permitan distinguir sus reales dificultades. Algunos datos que ofrezcan la posibilidad de comparar el poder de los adversarios. Alguna información respecto a las actividades relacionadas con la concentración, organización y despliegue de fuerzas armadas a lo largo de la línea de operaciones, así como relativas al dispositivo logrado por los contendientes al iniciarse los encuentros militares.
El teatro de operaciones
Delimitación del área
Obligado el país a resolver por medio de las armas su problema de soberanía en el Trapecio de Leticia, tuvo que operar militarmente en un área geográfica, cuya delimitación abarca una extensión aproximada de 600.000 kilómetros cuadrados, si se tiene en cuenta que el objetivo nacional colombiano carecía de conquistas territoriales y sólo se empeñaba en el ejercicio de los derechos que, con respecto a la frontera con el Perú, le confería al país el Tratado Lozano?Salomón. La Amazonia colombiana abarca la totalidad de los territorios nacionales del Sur, conocidos entonces como la intendencia especial del Amazonas y las intendencias del Caquetá y el Putumayo, cuyos límites internacionales se hallaban definidos con Brasil, Perú y Ecuador.1.
El territorio peruano que directamente pudiera llegar a ser involucrado en el Área de Operaciones, alcanza departamentos como Loreto, San Martín y Amazonas.
Esta región de los llamados territorios nacionales del Sur, difiere notoriamente de las demás regiones de Colombia en muchos aspectos, dentro de los que es oportuno destacar: su clima, relieve, hidrografía, vegetación, accidentes culturales y recursos propios de su naturaleza. También difiere en cuanto a su situación socioeconómica .2.
El clima
Uno de los elementos de su clima es generado por el sistema de lluvias característico de la región. Los dos períodos más lluviosos, cuando la precipitación mensual oscila entre 221 y 250 milímetros, tienen efecto durante los meses de marzo, abril, mayo y junio, el primero, pues el segundo período se presenta durante los meses de septiembre, octubre y noviembre. El resto del año se distingue por una precipitación que oscila entre 125 y 202 milímetros.
Otro elemento influyente en el clima de la Amazonia, es la temperatura propia de la zona ecuatorial, con un promedio mensual de 29 grados centígrados y un marco de mínimo y máximo de 17 y 37 grados. Como tercer elemento hay que tener en cuenta la quietud del ambiente durante la mayor parte del día, apenas alterada por suaves brisas procedentes del Norte y del Oriente. Se exceptúa el mes de junio cuando, por regla general, se presentan los vientos fríos, llamados de San Juan, que bajan la temperatura hasta los 16 grados. Como último elemento de este clima podemos incluir la humedad, que varía entre el 85% y el 100%.
El relieve
En lo que concierne a orografía, cabe señalar que al sureste de las imponentes alturas de los Andes colombianos, se extienden las inmensas llanuras amazónicas, cuyo nacimiento se insinúa al término de las estribaciones de la Cordillera Oriental. Desde allí, se extienden como una gigantesca alfombra verde, cubierta por una vegetación exuberante, cuyo riego se halla a cargo de grandes ríos que rinden su caudal al Amazonas después de ser enriquecidos por muchos pequeños y medianos tributarios. La región selvática que nos interesa considerar, se puede limitar en el Norte con los ríos Orteguaza y Caquetá. Hacia el Sur con los ríos Napo y Amazonas. Al Oriente, mediante la línea fronteriza colombo?brasileña, y al Oeste con las estribaciones andinas. Cuanto más inmediatos se hallen los lugares a la cordillera, tanto más pronunciado es el relieve montañoso y tanto más fluido por quebradas de rápida pendiente. La parte baja, que constituye la casi totalidad de la región, presenta una superficie relativamente plana, cuya altitud promedio sobre el nivel del mar se puede aproximar a 150 metros. Alteran la monotonía morfológica de la descomunal llanura, pequeñas elevaciones que no exceden de 300 metros, y zonas muy bajas que, como consecuencia de las inundaciones propias de la época de lluvias, son asiento de pantanos y lagunas. Sobre el Amazonas y algunos de sus afluentes principales, entre los que es pertinente citar el Caquetá, se puede observar un sistema de terrazas que genera frecuentes saltos y raudales, en contraste con otros tributarios que, al discurrir por la llanura de liviana pendiente, forman amplios meandros, donde se originan lagunas que semejan la forma de media luna.3.
Hidrografía
En el Área de Operaciones se destacan los ríos Amazonas, Napo, Putumayo y Caquetá. Pero son numerosas las corrientes de agua de segundo orden que alimentan el Gran Río y sus tributarios directos. Al Caquetá llegan, entre otros, el Orteguaza, el Caguán y el Apaporis. Al río Putumayo entregan sus caudales muchas otras corrientes entre las que interesa destacar el Güepí y el Cotuhé.
La mayor parte de los ríos de origen andino, nacidos en la Cordillera Oriental colombiana y que bañan la llanura del Amazonas, tienen color amarillo pálido y son denominados Ríos Blancos. En las zonas regadas por estos ríos, crece una vegetación diferente de aquella vecina de las corrientes que se originan en el interior de la llanura, cuyas aguas llevan coloración gris oscura, debido a la influencia de materia orgánica en proceso de descomposición. A estos últimos se les denomina Ríos Negros.4.
Existen también en el área, lagunas o «cochas» de carácter permanente, ubicadas en sitios aledaños a los ríos y con profundidades inferiores a tres metros. Constituyen hábitat propicio para el desove y desarrollo de una gran variedad de peces. Los pantanos y lagunas de carácter transitorio, tienen su origen en las inundaciones, a las que deben su tamaño y duración. Son el hábitat de ciertos anfibios durante la época de su reproducción.
Es necesario tener en cuenta, además, los accidentes naturales, conocidos como raudales, cachiveras o rápidos y caracterizados por la turbulencia de su corriente. Estos accidentes no sólo interrumpen la navegación, sino que constituyen barreras ecológicas que inciden en la localización de especies animales, incapaces de salvar tales obstáculos. El río Vaupés tiene, por ejemplo, setenta y dos raudales entre Mitú y Yavaraté.5
Vegetación
Cubre el área vegetación selvática, que produce sensación del límite, no obstante saberse referida en el presente caso a las dimensiones. Vegetación exuberante, variada y sombría, cuyos árboles, en algunos sitios, alcanzan alturas superiores a cuarenta metros. En las partes bajas y anegadizas, esa cubierta vegetal pierde tamaño, pero se aprieta, prolifera y vuelve más difícil la visibilidad y el tránsito. De contera, sobrecoge y apabulla el ánimo del hombre.
Accidentes culturales
Los cambios hechos por la mano del hombre en la Amazonia habían sido por lo general muy limitados, debido a lo apartado de las regiones con respecto a los centros gubernamentales, a las dificultades que impone la geografía para la construcción de vías y otras manifestaciones de la vida civilizada, y a los elevados costos de cualquier empeño al respecto. En el caso de Colombia, la acción cultural en ese territorio, sólo comenzó con algún propósito definido con motivos de la delimitación fronteriza, lograda mediante el Tratado Lozano?Salomón.
Tal acción se cumplió a través del esfuerzo hecho por la colonización militar, adelantada a partir de 1929 con resultados altamente positivos para la soberanía nacional en la frontera sur.6.
Vías de Comunicación
Por su importancia para las operaciones militares y para el desarrollo de cualquier actividad humana, las vías requieren especial consideración. Y conviene recordar que, dentro del Teatro de Operaciones Amazónico, no existían otras diferentes a las fluviales navegables, cuyo uso se hacía en forma casi primitiva. Ni distintas de las trochas caminadas por indígenas y caucheros. En cuanto a las vías terrestres colombianas para acceder a tan ignoto y lejano escenario, su lista puede presentarse, así: El ferrocarril de Nariño con 92 kilómetros construidos entre Tumaco y la estación El Diviso. La carretera que debía conectar este terminal de vía férrea con Pasto, pero que únicamente disponía de 146 kilómetros en servicio entre esta ciudad y Ricaurte, pues el resto del recorrido debía completarse por camino de herradura. De Pasto a Puerto Asís, para acceder al Putumayo, se continuaba por camino similar al anterior, cuyo recorrido exigía un tiempo cerca no a los ocho días. La carretera Pasto?Popayán, que tampoco estaba terminada, pues de sus 277 kilómetros de longitud total apenas 56 estaban construidos. Popayán podía conectarse hacia el Norte con Manizales y con Buenaventura por medio de ferrocarril.
Queda por incluir, en la otra vía de aproximación terrestre al teatro, el proyectado ferrocarril Tolima?Hui-la?Caquetá que llegaba hasta Baraya, sitio comunicado con Garzón mediante camino carreteable veraniego de 147 kilómetros. Desde aquí hasta Florencia había que recorrer distancia igual a la anterior por camino de herradura y agregarle, luego, el penoso trayecto hasta Ve-necia para navegar el Orteguaza con la meta de llegar al Caquetá.7.
Conviene subrayar que tanto los caminos de herradura como las trochas a través de la selva que los complementaban hasta la zona de operaciones, carecían de mante-nimiento y se hallaban cubiertos de maleza, convertidos en fangales durante la estación lluviosa, lo que los tornaba difíciles de transitar. El peso de la carga transportada, tanto a lomo de mula como sobre la espalda humana, debía reducirse. Las complicaciones aumentaban en aquellos recorridos donde era indispensable cruzar corrientes de aguas anchas y profundas. Con relación a las vías terrestres del Perú para acceder al Teatro de Operaciones, es del caso mencionar: 206 kilómetros de ferrocarril entre Lima y la estación de La Oroya.
La carretera hasta San Ramón con longitud de 125 kilómetros, que permitía alcanzar con Puerto Yesup sobre el río Pichis, si se transitaba el camino de herrradura de 225 kilómetros. Es posible agregar que sus vías de penetración eran principalmente tres: Pichis-Ucayali con cinco variantes; Pacasmayo-Moyobamba-Yurimaguas Huallaga con su variante Moyobamba-Balsa-Puerto, y la vía del Norte, Chiclayo-Bellavista-Marañón. Como vías terrestres adicionales es del caso recordar la existencia de trochas importantes que comunicaban el río Napo con el Putumayo, como la trocha Pantoja-Güepí de 132 kilómetros de largo. La trocha Santa María-Yubineto de 59 kilómetros, y la que enlazaba Santa Elena y Puerto Arturo con longitud de 120 kilómetros. Conviene incluir la que comunicaba el río Amazonas con el Cotuhé en el Trapecio de Leticia, cuyo largo era de 70 kilómetros y se podía recorrer en cinco días.8.
Aspectos militares del terreno
El alcance de esta somera información geográfica permite omitir la repetición de datos y consideraciones sobre aspectos del terreno que suelen tener influencia en las operaciones militares, tales como observación y campos de tiro, influidos por la amplitud de la visibilidad; la cubierta y la protección que se desprenden de las características del área, debido a su singular vegetación; los obstáculos que allí se impone salvar, referidos especialmente a transitabilidad. Pero aunque no se requiere la descripción detallada de ciertos lugares, que desde el punto de vista militar se califican como críticos, es oportuno destacar algunos, cuya posesión representa una ventaja, como fue el caso de Puerto Asís, Puerto Ospina, Tres Esquinas, Puerto Boy, La Tagua, Caucaya, El Encanto, La Pedrera, en territorio colombiano, Güepí, Puerto Arturo, Yubineto, Pantoja en el peruano, además de Leticia y Tarapacá, ocupados por fuerzas del Perú.
Cabe también sugerir, aunque sin detalle, la importancia de las avenidas o direcciones de aproximación, importancia que implica considerar el espacio y las facilidades de movimiento, necesarios para que una fuerza de suficiente poder de combate pueda influir en el resultado de operaciones militares. Tampoco se deben ignorar las dificultades y costos que, con relación al apoyo administrativo y logístico, presentan los factores negativos geográficos del área, dentro de los que sobresalen las deficientes vías de comunicación, cuyo recorrido desde Bogotá hasta Caucaya requería un lapso aproximado de veinte días. Sin aeródromos y obras indispensables para el apoyo de fuerzas combatientes, la geografía confrontada debía tener decisiva influencia en cualquier curso de acción militar que se hallase en la mente de los dos adversarios.
Balance comparativo del poder
La comparación de algunas circunstancias vividas por los dos contendientes en sus respectivos frentes: externo, interno, económico y militar, permite un juicio aproximado sobre el poder relativo, al iniciarse la confrontación bélica.
La situación del Perú
Con respecto al frente externo del Perú, se puede pensar que, al comienzo del conflicto, sus relaciones con el viejo mundo, excepto el Japón, y con otras partes del nuevo mundo a excepción de Argentina, Paraguay, Venezuela y Cuba, no eran lo suficientemente sólidas ni sus argumentos tan claros, como para convencer a la mayoría de países de la justicia de su causa. Por ende, tuvo mayores dificultades que Colombia en la adquisición de material de guerra.9.
En cuanto a su frente interno puede afirmarse que, desde 1930 hasta la fecha en que se inician las hostilidades, la inestabilidad de sus gobiernos nacionales había sido constante, como consecuencia del enfrentamiento de los partidos políticos, materializado en recurrentes movimientos subversivos. Un ejemplo, que muestra la gravedad de tal situación debilitante, fue la toma el 7 de julio de 1932 de la ciudad de Trujillo por los apristas, después de asaltar y de apropiarse del armamento de la guarnición militar con sede en la ciudad.
Con relación a su frente económico, la situación de la república peruana no era mucho peor que la de Colombia. Su producción exportable descansaba principalmente en minerales, guano y petróleo. El sector agrario se desenvolvía con buenos resultados. Sin embargo, su deuda externa le cargaba un lastre inconveniente.
En lo relativo al instrumento militar, es preciso reconocer que las Fuerzas Armadas del Perú eran superiores a las de Colombia, a las que duplicaban en número de oficiales de Ejército y triplicaban la cantidad correspondiente a la Armada y a la de la Fuerza Aérea. La organización de su Ejército era en gran parte similar a la del colombiano, y su composición, en 1932, incluía: ocho regimientos de Infantería más dos batallones de la misma especialidad. Cuatro regimientos de Artillería, un grupo de Artillería de campaña y uno mixto. Cuatro regimientos de Caballería, un regimiento escolta, una compañia de ametralladoras pesadas,dos Compañias de Ingenieros, dos depositos de remonta y una sección de transmisiones.
El total de sus oficiales de ejército ascendía a 1.065, y el de tropa a 7.980 hombres. Su grado de instrucción era bueno y, aunque su armamento y equipo no satisfacían de modo ideal los requerimientos del Teatro de Operaciones, su moral y disciplina eran satisfactorias. Su doctrina militar era la ofensiva.
El poder naval peruano descansaba sobre los cruceros Almirante Grau y General Bolognesi, el caza torpedero Teniente Rodríguez y cuatro submarinos, unidades que, aunque no muy modernas y bien mantenidas, tenían una capacidad de combate en el mar que Colombia no podía enfrentar por falta absoluta de medios. También disponía el Perú de una flotilla en el Amazonas, integrada por los cañoneros América y Napo, por los transportes armados Iquitos, Cahuapanas, Estefita, Portillo, y cuatro lanchas medianas. Los efectivos de personal de la Armada se componían de 189 oficiales, 451 suboficiales, 1.025 marineros y 110 alumnos de la Escuela Naval.
Su Fuerza Aérea contaba con tres Centros de Instrucción y Entrenamiento. El material de vuelo comprendía aviones Boeing, Vaught Corsair e hidroaviones, cuyos servicios, mantenimiento y pilotaje se hallaban a cargo de 48 oficiales, 36 suboficiales y 116 auxiliares.10.
La situación de Colombia
La situación de Colombia, si se consideran los mismos cuatro frentes, era como sigue:
Su Frente Externo, con excepción del conflicto con el Perú, no presentaba problemas fronterizos, pues con Ecuador existía el Tratado de Límites de 1916, con el Brasil, el Tratado de 1928, con Panamá el de 1924, y con Venezuela no se había logrado la firma de un tratado definitivo, las relaciones y entendimiento a ese respecto, eran ampliamente cordiales entre los dos países.
Las relaciones con los Estados Unidos, afectadas con motivo de la separación de Panamá, habían mejorado a partir del Tratado suscrito en 1914. Las diferencias con Nicaragua quedaron eliminadas mediante el Tratado de 1928 y la política internacional de Colombia con los demás países americanos y con los del antiguo mundo, le permitieron adquirir, sin grave demora, algún material bélico para su defensa, pues la claridad de su situación le obtuvo más tarde reconocimiento como país a agredido. En cuanto se refiere al Frente Interno, no cabe duda de que su situación de orden público, afectada en algunas regiones como los Santanderes y Boyacá, era un factor debilitante, puesto que comprometía buena parte del escaso poder de combate del Ejército Nacional, en tareas propias de policía, institución que había sido desbordada en el ejercicio de su cometido.
En referencia al Frente Económico como factor de poder en el esfuerzo bélico, es necesario precisar que, a partir de 1929, la situación económica de Colombia sufrió severo trastorno. El capital extranjero interrumpió su inversión. La producción y el intercambio comercial se redujeron a niveles inquietantes. Trastornos en el mercado de café afectaron en sumo grado la eco- nomía nacional. Se vio en la necesidad de cerrar frentes de trabajo en obras públicas, con preocupante incidencia en el desempleo. El país se encontró abocado a una moratoria.11.
La influencia del Instrumento Militar colombiano en el platillo de la balanza del poder ante el conflicto, puede calificarse como inferior a la influencia del peruano. El Ejército de Colombia estaba constituido por diez y seis batallones de infantería
Uno de ellos servía como Guardia de Honor. Dos grupos de caballería con un total de cinco escuadrones modestamente dotados. Dos grupos de artillería a dos baterías cada uno. Un batallón de ingenieros sin el material adecuado para cumplir su misión. Se pueden agregar algunos servicios de intendencia, material de guerra, sanidad, veterinaria, maestranza, transmisiones y transportes, todos ellos en proceso de organización En septiembre de 1932, los efectivos de personal de ese Ejército se aproximaban a 400 oficiales a 6 000 hombres de tropa.
La instrucción y el entrenamiento en campaña, tanto para oficiales como para la tropa, eran deficientes. Sin embargo, la doctrina militar para el combate que era la ofensiva y la moral del colombiano, acrecentada por e sagrado compromiso de proteger su patrio suelo, dieron a ese Ejército la capacidad para llenar vacíos y cumplir su cometido.
En relación con la Marina de Guerra se puede afirmar que su poder era precario. Colombia únicamente contaba con dos flotillas fluviales, ya que hasta su Escuela Naval se hallaba en receso. Carecía de Armada. Una de sus dos pequeñas flotillas conformada por el transporte Presidente Mosquera (bastante antiguo) y el cañonero Barranquilla, navegaba el río Magdalena. La otra, integrada por los cañoneros Santa Marta y Cartagena, ejercía soberanía en la frontera sur a lo largo del río Putumayo. Algunas otras unidades a flote, eran modestos buques anticuados que no agregaban poder de combate.
En cuanto al peso que en la balanza pudiera añadir la aviación militar, se puede también concluir que ninguno. El Arma Aérea del Ejército en 1932, estaba recién nacida. Su inventario registraba siete aviones Wild para instrucción; tres Curtiss Fledgling, inútiles para el combate, y un Falcon en similares condiciones. Por suerte, pues fue circunstancia no prevista, el país pudo apelar al oportuno apoyo que le dio a la emergencia la empresa civil de aviación SCADTA, cuyos pilotos, en su mayoría alemanes, eran aviadores militares, veteranos de la primera guerra muncial.12.
Concentración y despliegue
Dispositivos al iniciarse el conflicto
Del Perú
El 1º de septiembre de 1932, el dispositivo militar peruano en su frontera con Colombia se hallaba bajo la dirección y control del coronel Víctor Ramos, comandante de la V División. La unidad operativa estaba constituida por el Regimiento de Infantería Mixto No. 17, más 2 batallones. Una Batería de Artillería, una sección de zapadores y servicio de intendencia, armamento, sanidad, reclutamiento, justicia militar y transmisiones.
Las guarniciones de Curaray, Pantoja, Nashiño, Güepí, Puerto Arturo, Barranca, Puerto Alayza, Chimbote, Corrientes y Puerto Inca, estaban cubiertas por una fuerza que se aproximaba a 1.700 hombres. La División disponía de los transportes armados Huapanas, Iquitos y Portillo, así como de cuatro lanchas auxiliares y de cinco hidroaviones.13.
De Colombia
El dispositivo de las Fuerzas Militares colombianas en la frontera sur, se hallaba a cargo de la 111 Brigada, cuyo comando residía en Cali. La Unidad Operativa estaba compuesta de tres Batallones de Infantería, cuyas sedes eran Cali, Popayán y Pasto. Disponía también de un Batallón de Artillería y de uno de Ingenieros, pero es pertinente y justo señalar que la Brigada no tenía capacidad para apoyar con oportunidad y eficiencia a los puestos avanzados en la frontera. Las guarniciones en el Putumayo, Caquetá y Amazonas, como Puerto Asís, Puerto Ospina, Caucaya, El Encanto, La Tagua y La Pedrera, se hallaban cubiertas por efectivos que se acercaban a 150 hombres, entre los que había que incluir 21 agentes de policía en el puerto de Leticia, de donde había sido retirada la débil guarnición militar que se tuvo hasta 1932.
El destacamento Putumayo
l5 de septiembre de 1932 asumió el mando del Destacamento el coronel Roberto Rico en Caucaya, lugar donde el primero de octubre contaba con algunos oficiales para conformar Plana Mayor y con 400 combatientes que incluían oficiales, suboficiales y soldados. Tenía bajo su mando los cañoneros Cartagena y Santa Marta, tres lanchas de transporte y tres hidroaviones.14.
El decreto 1745 de octubre de 1932, le dio base legal al Destacamento del Putumayo y le asignó una Plana Mayor, un Pelotón de Transmisiones y uno de Sanidad. Dos Batallones de Infantería y uno de Ingenieros. Una Batería de Artillería y dos Columnas de Transporte.
El destacamento y la expedición fluvial al Amazonas
Simultáneamente con la organización del Destacamento Putumayo, se adelantó la correspondiente al Destacamento que, conforme al concepto estratégico del mando colombiano, debía operar por el Oriente, hacia el Trapecio de Leticia. Organizado en Barranquilla al mando del general Efraín Rojas Acevedo. Este distinguido militar había ascendido a dicho grado el 15 de julio de 1932, y fue nombrado comandante de esa fuerza en diciembre del mismo año.
El Destacamento partió de Puerto Colombia a bordo del Transporte Boyacá, escoltado por el guardacostas Pichincha y por el cañonero Barranquilla, además del Nariño, adecuado como buque hospital con el fin de incorporarse a la Expedición, que fue puesta bajo el mando del general Alfredo Vásquez Cobo, quien patrióticamente ofreció sus servicios para desempeñarse en el Frente de Guerra. Renunció para ello a su posición de embajador en Francia y aceptó el compromiso de comandar la expedición fluvial, integrada por barcos heterogéneos, adquiridos con afán para atender el conflicto.
Las dos flotillas arribaron a Belén del Pará en los últímos días de diciembre y allí fueron notificadas por autoridades brasileñas, celosas de la neutralidad internacional, de la necesidad de abandonar ese lugar. Con el fin de ajustarse a lo dispuesto por agentes del gobierno del Brasil, mientras se aclaraban las condiciones al respecto, el Mosquera y el Boyacá zarparon hacia Manaos, donde concentradas de nuevo las naves colombianas, permanecieron, allí, hasta el 14 de enero de 1933 .15.
Del Perú
En víspera de la fecha en que se inician las acciones militares con la toma de Tarapacá, los dispositivos de las fuerzas del Perú y de Colombia en el Teatro de Operaciones, pueden ser presenciados así:
El Destacamento Leticia?Ramón Castilla, integrado por dos Batallones de Infantería más una Compañía, un Grupo de Artillería, una sección de ametralladoras y una sección antiaérea, ocupaba posiciones defensivas en Leticia, Ramón Castilla y lugares inmediatos. Sus efectivos alcanzaban la cifra de 40 oficiales y 1.200 hombres de tropa. Contaba con el apoyo de tres cañoneras, cinco lanchas auxiliares, una lancha hospital y una sección de cañones de marina, apoyo que le agregaba al Destacamento 130 personas, y que permite aproximar su total a 1.400 combatientes .16.
En Tarapacá actuaba como comandante de la guarnición el teniente de Infantería Gonzalo Díaz Rojas. Su fuerza estaba conformada por dos secciones de Infantería y una de Artillería con dos cañones Krupp. Sus efectivos de personal sumaban 94 individuos de tropa y tres oficiales. Tenía a su disposición la lancha Estefita con ocho tripulantes y algunos auxiliares.17.
El dispositivo peruano incluía guarniciones en puntos críticos como Puerto Arturo, cuya fuerza llegaba a 15 oficiales más 480 hombres de tropa. Pantoja con 255 individuos que incluían ocho oficiales. Güepí, cuyos efectivos en esa fecha sumaban 63 combatientes entre oficiales, suboficiales y soldados. En la frontera con el Ecuador se hallaban destacados 75 miembros más de la fuerza Ejército. Quedan por tener en cuenta los efectivos que guarnecían sitios de importancia militar en el río Napo, cuyo total puede aproximarse a 45 hombres. Se complementaba el dispositivo de la Quinta División peruana, cuyo Cuartel General tenía su sede en Iquitos, con la disponibilidad, allí, de un Regimiento de Infantería y una Batería antiaérea. Disponía de su Estado Mayor y Servicios, de tres lanchas y del apoyo directo de ocho aviones de combate y de tres de transporte. El total de sus efectivos en Iquitos, se considera integrado por 900 combatientes entre oficiales y tropa.18.
De Colombia
El dispositivo de las fuerzas colombianas era el resultado del despliegue logrado hacia mediados de febrero, sobre la línea de operaciones río Putumayo, por el Destacamento de este nombre. Se complementaba tal dispositivo por la posición alcanzada, al oriente del Trapecio de Leticia, por la expedición fluvial que conducía el general Vásquez Cobo, cuya fuerza de desembarco descansaba en el Destacamento Amazonas.
El Destacamento Putumayo tenía su Cuartel General en Caucaya, donde también se hallaba concentrado su grueso, cuyos efectivos, para el 14 de febrero de 1933, podían aproximarse a 35 oficiales y 600 combatientes más. Disponía del apoyo de los cañoneros Cartagena y Santa Marta, y de algunas lanchas transporte como las peruanas: Sinchi?Roca y Huayna Capac, que habían sido incautadas por tropas colombianas a comienzos del conflicto.
Complementaba su dispositivo con guarniciones en puntos críticos, esto es, importantes para el desarrollo exitoso de las operaciones, como El Encanto, Puerto Ospina, Chavaco, La Tagua, Potosí, Peña Blanca, Monclar, Delicias, Puerto Asís, Puerto Boy y La Pedrera, cuyos efectivos adicionales a los ya registrados para el grueso en Caucaya, se pueden calcular en 15 oficiales y 350 hombres más. Un total general para el Destacamento, que incluía marineros y personal auxiliar, podría suponerse en 1.200.
El 14 de febrero de 1933, el Destacamento Amazonas y la flotilla antes detallada, estaban situados en el punto denominado Cardozo, sitio cercano a Ipiragua, en proximidades de la frontera colombo?brasileña, listos para reclamar militarmente el ejercicio de la soberanía de Colombia en Tarapacá.
Los efectivos de este Destacamento podían ascender a 820 combatientes. Las tripulaciones y personal de planta de las naves se puede calcular en 280 individuos, y el total de efectivos de la Expedición en un máximo de 1. 100 hombres.
Consideraciones finales
Los datos y reflexiones que preceden han tenido como finalidad destacar las características del área de operaciones y la influencia de su geografía en el esfuerzo de guerra, debido, especialmente, a la extensión de la selva amazónica, a la gran lejanía de tal área en referencia a los centros gubernamentales, a su aislamiento por la carencia de vías de comunicación y falta de medios de transporte idóneos.
Con tales datos y consideraciones se ha intentado, también, ofrecer un balance comparativo del poder que tenian los dos adversarios en la época del conflicto, y concluir que la situación en los aspectos relacionados con sus frentes Externo, Económico e Interno, era muy similares en las dos naciones. La única salvedad que podría hacerse, consistía en que el Perú estaba gobernado por una dictadura, y la lucha entre sus partidos políticos era más enconada que en Colombia. En cuanto concierne al instrumento militar, se puede también aceptar que las ventajas favorecían con creces a la república peruana.
Para terminar, puede afirmarse que, a mediados de febrero de 1933, los dos adversarios, con base en patrióticos esfuerzos, habían logrado dentro de sus respectivas posibilidades, organizarse y desplegar sus medios militares a lo largo de su línea de operaciones, así como ajustar sus dispositivos para el enfrentamiento armado, de conformidad con los correspondientes conceptos estratégicos.
#AmorPorColombia
El frente de guerra
La colombianidad de las tribus aborígenes de la Amazonia ¡a tomó forma con la presencia militar en la zona del conflicto. Los indios sionas, al igual que los huitotos y demás pobladores de la región, concurrieron con sus armas primitivas en apoyo del Ejército.
El río Caquetá forma en su descenso hacia el Amazonas, al oeste del límite con el Brasil, una angostura aprisionada entre colinas, que se precipita sobre rocas y pedruscos de donde toma su nombre: La Pedrera. Célebre por la heroica defensa del general Isaías Gamboa en 1911, constituyó base auxiliar de apoyo para la toma de Tarapacá en 1933.
La flotilla colombiana en el Amazonas. De izquierda a derechalos buques Boyacá, Córdova, Pichincha y Mosquera. Más tarde se incorporarían el Barranquilla, el Bogotá, el Mariscal Sucre y el buque hospital Vavari, adquirido en Manaos.
La localidad de Puerto Arica, poco más que un desmonte en la selva próxima a la confluencia del río lgaraparaná en el Putumayo, fue utilizada como punto de apoyo de las operaciones colombianas encaminadas a la toma de Puerto Arturo, importante base fortificada peruana en el Putumayo medio.
Texto de: General, Alfonso Mejía Valenzuela.
Situado el Frente de Guerra en la región ama-zónica colombo?peruana, como consecuencia del origen del conflicto, es apropiado considerar la incidencia de la geografía sobre el esfuerzo de guerra. Es por ello pertinente buscar y señalar algunos datos y características del Teatro de Operaciones que permitan distinguir sus reales dificultades. Algunos datos que ofrezcan la posibilidad de comparar el poder de los adversarios. Alguna información respecto a las actividades relacionadas con la concentración, organización y despliegue de fuerzas armadas a lo largo de la línea de operaciones, así como relativas al dispositivo logrado por los contendientes al iniciarse los encuentros militares.
El teatro de operaciones
Delimitación del área
Obligado el país a resolver por medio de las armas su problema de soberanía en el Trapecio de Leticia, tuvo que operar militarmente en un área geográfica, cuya delimitación abarca una extensión aproximada de 600.000 kilómetros cuadrados, si se tiene en cuenta que el objetivo nacional colombiano carecía de conquistas territoriales y sólo se empeñaba en el ejercicio de los derechos que, con respecto a la frontera con el Perú, le confería al país el Tratado Lozano?Salomón. La Amazonia colombiana abarca la totalidad de los territorios nacionales del Sur, conocidos entonces como la intendencia especial del Amazonas y las intendencias del Caquetá y el Putumayo, cuyos límites internacionales se hallaban definidos con Brasil, Perú y Ecuador.1.
El territorio peruano que directamente pudiera llegar a ser involucrado en el Área de Operaciones, alcanza departamentos como Loreto, San Martín y Amazonas.
Esta región de los llamados territorios nacionales del Sur, difiere notoriamente de las demás regiones de Colombia en muchos aspectos, dentro de los que es oportuno destacar: su clima, relieve, hidrografía, vegetación, accidentes culturales y recursos propios de su naturaleza. También difiere en cuanto a su situación socioeconómica .2.
El clima
Uno de los elementos de su clima es generado por el sistema de lluvias característico de la región. Los dos períodos más lluviosos, cuando la precipitación mensual oscila entre 221 y 250 milímetros, tienen efecto durante los meses de marzo, abril, mayo y junio, el primero, pues el segundo período se presenta durante los meses de septiembre, octubre y noviembre. El resto del año se distingue por una precipitación que oscila entre 125 y 202 milímetros.
Otro elemento influyente en el clima de la Amazonia, es la temperatura propia de la zona ecuatorial, con un promedio mensual de 29 grados centígrados y un marco de mínimo y máximo de 17 y 37 grados. Como tercer elemento hay que tener en cuenta la quietud del ambiente durante la mayor parte del día, apenas alterada por suaves brisas procedentes del Norte y del Oriente. Se exceptúa el mes de junio cuando, por regla general, se presentan los vientos fríos, llamados de San Juan, que bajan la temperatura hasta los 16 grados. Como último elemento de este clima podemos incluir la humedad, que varía entre el 85% y el 100%.
El relieve
En lo que concierne a orografía, cabe señalar que al sureste de las imponentes alturas de los Andes colombianos, se extienden las inmensas llanuras amazónicas, cuyo nacimiento se insinúa al término de las estribaciones de la Cordillera Oriental. Desde allí, se extienden como una gigantesca alfombra verde, cubierta por una vegetación exuberante, cuyo riego se halla a cargo de grandes ríos que rinden su caudal al Amazonas después de ser enriquecidos por muchos pequeños y medianos tributarios. La región selvática que nos interesa considerar, se puede limitar en el Norte con los ríos Orteguaza y Caquetá. Hacia el Sur con los ríos Napo y Amazonas. Al Oriente, mediante la línea fronteriza colombo?brasileña, y al Oeste con las estribaciones andinas. Cuanto más inmediatos se hallen los lugares a la cordillera, tanto más pronunciado es el relieve montañoso y tanto más fluido por quebradas de rápida pendiente. La parte baja, que constituye la casi totalidad de la región, presenta una superficie relativamente plana, cuya altitud promedio sobre el nivel del mar se puede aproximar a 150 metros. Alteran la monotonía morfológica de la descomunal llanura, pequeñas elevaciones que no exceden de 300 metros, y zonas muy bajas que, como consecuencia de las inundaciones propias de la época de lluvias, son asiento de pantanos y lagunas. Sobre el Amazonas y algunos de sus afluentes principales, entre los que es pertinente citar el Caquetá, se puede observar un sistema de terrazas que genera frecuentes saltos y raudales, en contraste con otros tributarios que, al discurrir por la llanura de liviana pendiente, forman amplios meandros, donde se originan lagunas que semejan la forma de media luna.3.
Hidrografía
En el Área de Operaciones se destacan los ríos Amazonas, Napo, Putumayo y Caquetá. Pero son numerosas las corrientes de agua de segundo orden que alimentan el Gran Río y sus tributarios directos. Al Caquetá llegan, entre otros, el Orteguaza, el Caguán y el Apaporis. Al río Putumayo entregan sus caudales muchas otras corrientes entre las que interesa destacar el Güepí y el Cotuhé.
La mayor parte de los ríos de origen andino, nacidos en la Cordillera Oriental colombiana y que bañan la llanura del Amazonas, tienen color amarillo pálido y son denominados Ríos Blancos. En las zonas regadas por estos ríos, crece una vegetación diferente de aquella vecina de las corrientes que se originan en el interior de la llanura, cuyas aguas llevan coloración gris oscura, debido a la influencia de materia orgánica en proceso de descomposición. A estos últimos se les denomina Ríos Negros.4.
Existen también en el área, lagunas o «cochas» de carácter permanente, ubicadas en sitios aledaños a los ríos y con profundidades inferiores a tres metros. Constituyen hábitat propicio para el desove y desarrollo de una gran variedad de peces. Los pantanos y lagunas de carácter transitorio, tienen su origen en las inundaciones, a las que deben su tamaño y duración. Son el hábitat de ciertos anfibios durante la época de su reproducción.
Es necesario tener en cuenta, además, los accidentes naturales, conocidos como raudales, cachiveras o rápidos y caracterizados por la turbulencia de su corriente. Estos accidentes no sólo interrumpen la navegación, sino que constituyen barreras ecológicas que inciden en la localización de especies animales, incapaces de salvar tales obstáculos. El río Vaupés tiene, por ejemplo, setenta y dos raudales entre Mitú y Yavaraté.5
Vegetación
Cubre el área vegetación selvática, que produce sensación del límite, no obstante saberse referida en el presente caso a las dimensiones. Vegetación exuberante, variada y sombría, cuyos árboles, en algunos sitios, alcanzan alturas superiores a cuarenta metros. En las partes bajas y anegadizas, esa cubierta vegetal pierde tamaño, pero se aprieta, prolifera y vuelve más difícil la visibilidad y el tránsito. De contera, sobrecoge y apabulla el ánimo del hombre.
Accidentes culturales
Los cambios hechos por la mano del hombre en la Amazonia habían sido por lo general muy limitados, debido a lo apartado de las regiones con respecto a los centros gubernamentales, a las dificultades que impone la geografía para la construcción de vías y otras manifestaciones de la vida civilizada, y a los elevados costos de cualquier empeño al respecto. En el caso de Colombia, la acción cultural en ese territorio, sólo comenzó con algún propósito definido con motivos de la delimitación fronteriza, lograda mediante el Tratado Lozano?Salomón.
Tal acción se cumplió a través del esfuerzo hecho por la colonización militar, adelantada a partir de 1929 con resultados altamente positivos para la soberanía nacional en la frontera sur.6.
Vías de Comunicación
Por su importancia para las operaciones militares y para el desarrollo de cualquier actividad humana, las vías requieren especial consideración. Y conviene recordar que, dentro del Teatro de Operaciones Amazónico, no existían otras diferentes a las fluviales navegables, cuyo uso se hacía en forma casi primitiva. Ni distintas de las trochas caminadas por indígenas y caucheros. En cuanto a las vías terrestres colombianas para acceder a tan ignoto y lejano escenario, su lista puede presentarse, así: El ferrocarril de Nariño con 92 kilómetros construidos entre Tumaco y la estación El Diviso. La carretera que debía conectar este terminal de vía férrea con Pasto, pero que únicamente disponía de 146 kilómetros en servicio entre esta ciudad y Ricaurte, pues el resto del recorrido debía completarse por camino de herradura. De Pasto a Puerto Asís, para acceder al Putumayo, se continuaba por camino similar al anterior, cuyo recorrido exigía un tiempo cerca no a los ocho días. La carretera Pasto?Popayán, que tampoco estaba terminada, pues de sus 277 kilómetros de longitud total apenas 56 estaban construidos. Popayán podía conectarse hacia el Norte con Manizales y con Buenaventura por medio de ferrocarril.
Queda por incluir, en la otra vía de aproximación terrestre al teatro, el proyectado ferrocarril Tolima?Hui-la?Caquetá que llegaba hasta Baraya, sitio comunicado con Garzón mediante camino carreteable veraniego de 147 kilómetros. Desde aquí hasta Florencia había que recorrer distancia igual a la anterior por camino de herradura y agregarle, luego, el penoso trayecto hasta Ve-necia para navegar el Orteguaza con la meta de llegar al Caquetá.7.
Conviene subrayar que tanto los caminos de herradura como las trochas a través de la selva que los complementaban hasta la zona de operaciones, carecían de mante-nimiento y se hallaban cubiertos de maleza, convertidos en fangales durante la estación lluviosa, lo que los tornaba difíciles de transitar. El peso de la carga transportada, tanto a lomo de mula como sobre la espalda humana, debía reducirse. Las complicaciones aumentaban en aquellos recorridos donde era indispensable cruzar corrientes de aguas anchas y profundas. Con relación a las vías terrestres del Perú para acceder al Teatro de Operaciones, es del caso mencionar: 206 kilómetros de ferrocarril entre Lima y la estación de La Oroya.
La carretera hasta San Ramón con longitud de 125 kilómetros, que permitía alcanzar con Puerto Yesup sobre el río Pichis, si se transitaba el camino de herrradura de 225 kilómetros. Es posible agregar que sus vías de penetración eran principalmente tres: Pichis-Ucayali con cinco variantes; Pacasmayo-Moyobamba-Yurimaguas Huallaga con su variante Moyobamba-Balsa-Puerto, y la vía del Norte, Chiclayo-Bellavista-Marañón. Como vías terrestres adicionales es del caso recordar la existencia de trochas importantes que comunicaban el río Napo con el Putumayo, como la trocha Pantoja-Güepí de 132 kilómetros de largo. La trocha Santa María-Yubineto de 59 kilómetros, y la que enlazaba Santa Elena y Puerto Arturo con longitud de 120 kilómetros. Conviene incluir la que comunicaba el río Amazonas con el Cotuhé en el Trapecio de Leticia, cuyo largo era de 70 kilómetros y se podía recorrer en cinco días.8.
Aspectos militares del terreno
El alcance de esta somera información geográfica permite omitir la repetición de datos y consideraciones sobre aspectos del terreno que suelen tener influencia en las operaciones militares, tales como observación y campos de tiro, influidos por la amplitud de la visibilidad; la cubierta y la protección que se desprenden de las características del área, debido a su singular vegetación; los obstáculos que allí se impone salvar, referidos especialmente a transitabilidad. Pero aunque no se requiere la descripción detallada de ciertos lugares, que desde el punto de vista militar se califican como críticos, es oportuno destacar algunos, cuya posesión representa una ventaja, como fue el caso de Puerto Asís, Puerto Ospina, Tres Esquinas, Puerto Boy, La Tagua, Caucaya, El Encanto, La Pedrera, en territorio colombiano, Güepí, Puerto Arturo, Yubineto, Pantoja en el peruano, además de Leticia y Tarapacá, ocupados por fuerzas del Perú.
Cabe también sugerir, aunque sin detalle, la importancia de las avenidas o direcciones de aproximación, importancia que implica considerar el espacio y las facilidades de movimiento, necesarios para que una fuerza de suficiente poder de combate pueda influir en el resultado de operaciones militares. Tampoco se deben ignorar las dificultades y costos que, con relación al apoyo administrativo y logístico, presentan los factores negativos geográficos del área, dentro de los que sobresalen las deficientes vías de comunicación, cuyo recorrido desde Bogotá hasta Caucaya requería un lapso aproximado de veinte días. Sin aeródromos y obras indispensables para el apoyo de fuerzas combatientes, la geografía confrontada debía tener decisiva influencia en cualquier curso de acción militar que se hallase en la mente de los dos adversarios.
Balance comparativo del poder
La comparación de algunas circunstancias vividas por los dos contendientes en sus respectivos frentes: externo, interno, económico y militar, permite un juicio aproximado sobre el poder relativo, al iniciarse la confrontación bélica.
La situación del Perú
Con respecto al frente externo del Perú, se puede pensar que, al comienzo del conflicto, sus relaciones con el viejo mundo, excepto el Japón, y con otras partes del nuevo mundo a excepción de Argentina, Paraguay, Venezuela y Cuba, no eran lo suficientemente sólidas ni sus argumentos tan claros, como para convencer a la mayoría de países de la justicia de su causa. Por ende, tuvo mayores dificultades que Colombia en la adquisición de material de guerra.9.
En cuanto a su frente interno puede afirmarse que, desde 1930 hasta la fecha en que se inician las hostilidades, la inestabilidad de sus gobiernos nacionales había sido constante, como consecuencia del enfrentamiento de los partidos políticos, materializado en recurrentes movimientos subversivos. Un ejemplo, que muestra la gravedad de tal situación debilitante, fue la toma el 7 de julio de 1932 de la ciudad de Trujillo por los apristas, después de asaltar y de apropiarse del armamento de la guarnición militar con sede en la ciudad.
Con relación a su frente económico, la situación de la república peruana no era mucho peor que la de Colombia. Su producción exportable descansaba principalmente en minerales, guano y petróleo. El sector agrario se desenvolvía con buenos resultados. Sin embargo, su deuda externa le cargaba un lastre inconveniente.
En lo relativo al instrumento militar, es preciso reconocer que las Fuerzas Armadas del Perú eran superiores a las de Colombia, a las que duplicaban en número de oficiales de Ejército y triplicaban la cantidad correspondiente a la Armada y a la de la Fuerza Aérea. La organización de su Ejército era en gran parte similar a la del colombiano, y su composición, en 1932, incluía: ocho regimientos de Infantería más dos batallones de la misma especialidad. Cuatro regimientos de Artillería, un grupo de Artillería de campaña y uno mixto. Cuatro regimientos de Caballería, un regimiento escolta, una compañia de ametralladoras pesadas,dos Compañias de Ingenieros, dos depositos de remonta y una sección de transmisiones.
El total de sus oficiales de ejército ascendía a 1.065, y el de tropa a 7.980 hombres. Su grado de instrucción era bueno y, aunque su armamento y equipo no satisfacían de modo ideal los requerimientos del Teatro de Operaciones, su moral y disciplina eran satisfactorias. Su doctrina militar era la ofensiva.
El poder naval peruano descansaba sobre los cruceros Almirante Grau y General Bolognesi, el caza torpedero Teniente Rodríguez y cuatro submarinos, unidades que, aunque no muy modernas y bien mantenidas, tenían una capacidad de combate en el mar que Colombia no podía enfrentar por falta absoluta de medios. También disponía el Perú de una flotilla en el Amazonas, integrada por los cañoneros América y Napo, por los transportes armados Iquitos, Cahuapanas, Estefita, Portillo, y cuatro lanchas medianas. Los efectivos de personal de la Armada se componían de 189 oficiales, 451 suboficiales, 1.025 marineros y 110 alumnos de la Escuela Naval.
Su Fuerza Aérea contaba con tres Centros de Instrucción y Entrenamiento. El material de vuelo comprendía aviones Boeing, Vaught Corsair e hidroaviones, cuyos servicios, mantenimiento y pilotaje se hallaban a cargo de 48 oficiales, 36 suboficiales y 116 auxiliares.10.
La situación de Colombia
La situación de Colombia, si se consideran los mismos cuatro frentes, era como sigue:
Su Frente Externo, con excepción del conflicto con el Perú, no presentaba problemas fronterizos, pues con Ecuador existía el Tratado de Límites de 1916, con el Brasil, el Tratado de 1928, con Panamá el de 1924, y con Venezuela no se había logrado la firma de un tratado definitivo, las relaciones y entendimiento a ese respecto, eran ampliamente cordiales entre los dos países.
Las relaciones con los Estados Unidos, afectadas con motivo de la separación de Panamá, habían mejorado a partir del Tratado suscrito en 1914. Las diferencias con Nicaragua quedaron eliminadas mediante el Tratado de 1928 y la política internacional de Colombia con los demás países americanos y con los del antiguo mundo, le permitieron adquirir, sin grave demora, algún material bélico para su defensa, pues la claridad de su situación le obtuvo más tarde reconocimiento como país a agredido. En cuanto se refiere al Frente Interno, no cabe duda de que su situación de orden público, afectada en algunas regiones como los Santanderes y Boyacá, era un factor debilitante, puesto que comprometía buena parte del escaso poder de combate del Ejército Nacional, en tareas propias de policía, institución que había sido desbordada en el ejercicio de su cometido.
En referencia al Frente Económico como factor de poder en el esfuerzo bélico, es necesario precisar que, a partir de 1929, la situación económica de Colombia sufrió severo trastorno. El capital extranjero interrumpió su inversión. La producción y el intercambio comercial se redujeron a niveles inquietantes. Trastornos en el mercado de café afectaron en sumo grado la eco- nomía nacional. Se vio en la necesidad de cerrar frentes de trabajo en obras públicas, con preocupante incidencia en el desempleo. El país se encontró abocado a una moratoria.11.
La influencia del Instrumento Militar colombiano en el platillo de la balanza del poder ante el conflicto, puede calificarse como inferior a la influencia del peruano. El Ejército de Colombia estaba constituido por diez y seis batallones de infantería
Uno de ellos servía como Guardia de Honor. Dos grupos de caballería con un total de cinco escuadrones modestamente dotados. Dos grupos de artillería a dos baterías cada uno. Un batallón de ingenieros sin el material adecuado para cumplir su misión. Se pueden agregar algunos servicios de intendencia, material de guerra, sanidad, veterinaria, maestranza, transmisiones y transportes, todos ellos en proceso de organización En septiembre de 1932, los efectivos de personal de ese Ejército se aproximaban a 400 oficiales a 6 000 hombres de tropa.
La instrucción y el entrenamiento en campaña, tanto para oficiales como para la tropa, eran deficientes. Sin embargo, la doctrina militar para el combate que era la ofensiva y la moral del colombiano, acrecentada por e sagrado compromiso de proteger su patrio suelo, dieron a ese Ejército la capacidad para llenar vacíos y cumplir su cometido.
En relación con la Marina de Guerra se puede afirmar que su poder era precario. Colombia únicamente contaba con dos flotillas fluviales, ya que hasta su Escuela Naval se hallaba en receso. Carecía de Armada. Una de sus dos pequeñas flotillas conformada por el transporte Presidente Mosquera (bastante antiguo) y el cañonero Barranquilla, navegaba el río Magdalena. La otra, integrada por los cañoneros Santa Marta y Cartagena, ejercía soberanía en la frontera sur a lo largo del río Putumayo. Algunas otras unidades a flote, eran modestos buques anticuados que no agregaban poder de combate.
En cuanto al peso que en la balanza pudiera añadir la aviación militar, se puede también concluir que ninguno. El Arma Aérea del Ejército en 1932, estaba recién nacida. Su inventario registraba siete aviones Wild para instrucción; tres Curtiss Fledgling, inútiles para el combate, y un Falcon en similares condiciones. Por suerte, pues fue circunstancia no prevista, el país pudo apelar al oportuno apoyo que le dio a la emergencia la empresa civil de aviación SCADTA, cuyos pilotos, en su mayoría alemanes, eran aviadores militares, veteranos de la primera guerra muncial.12.
Concentración y despliegue
Dispositivos al iniciarse el conflicto
Del Perú
El 1º de septiembre de 1932, el dispositivo militar peruano en su frontera con Colombia se hallaba bajo la dirección y control del coronel Víctor Ramos, comandante de la V División. La unidad operativa estaba constituida por el Regimiento de Infantería Mixto No. 17, más 2 batallones. Una Batería de Artillería, una sección de zapadores y servicio de intendencia, armamento, sanidad, reclutamiento, justicia militar y transmisiones.
Las guarniciones de Curaray, Pantoja, Nashiño, Güepí, Puerto Arturo, Barranca, Puerto Alayza, Chimbote, Corrientes y Puerto Inca, estaban cubiertas por una fuerza que se aproximaba a 1.700 hombres. La División disponía de los transportes armados Huapanas, Iquitos y Portillo, así como de cuatro lanchas auxiliares y de cinco hidroaviones.13.
De Colombia
El dispositivo de las Fuerzas Militares colombianas en la frontera sur, se hallaba a cargo de la 111 Brigada, cuyo comando residía en Cali. La Unidad Operativa estaba compuesta de tres Batallones de Infantería, cuyas sedes eran Cali, Popayán y Pasto. Disponía también de un Batallón de Artillería y de uno de Ingenieros, pero es pertinente y justo señalar que la Brigada no tenía capacidad para apoyar con oportunidad y eficiencia a los puestos avanzados en la frontera. Las guarniciones en el Putumayo, Caquetá y Amazonas, como Puerto Asís, Puerto Ospina, Caucaya, El Encanto, La Tagua y La Pedrera, se hallaban cubiertas por efectivos que se acercaban a 150 hombres, entre los que había que incluir 21 agentes de policía en el puerto de Leticia, de donde había sido retirada la débil guarnición militar que se tuvo hasta 1932.
El destacamento Putumayo
l5 de septiembre de 1932 asumió el mando del Destacamento el coronel Roberto Rico en Caucaya, lugar donde el primero de octubre contaba con algunos oficiales para conformar Plana Mayor y con 400 combatientes que incluían oficiales, suboficiales y soldados. Tenía bajo su mando los cañoneros Cartagena y Santa Marta, tres lanchas de transporte y tres hidroaviones.14.
El decreto 1745 de octubre de 1932, le dio base legal al Destacamento del Putumayo y le asignó una Plana Mayor, un Pelotón de Transmisiones y uno de Sanidad. Dos Batallones de Infantería y uno de Ingenieros. Una Batería de Artillería y dos Columnas de Transporte.
El destacamento y la expedición fluvial al Amazonas
Simultáneamente con la organización del Destacamento Putumayo, se adelantó la correspondiente al Destacamento que, conforme al concepto estratégico del mando colombiano, debía operar por el Oriente, hacia el Trapecio de Leticia. Organizado en Barranquilla al mando del general Efraín Rojas Acevedo. Este distinguido militar había ascendido a dicho grado el 15 de julio de 1932, y fue nombrado comandante de esa fuerza en diciembre del mismo año.
El Destacamento partió de Puerto Colombia a bordo del Transporte Boyacá, escoltado por el guardacostas Pichincha y por el cañonero Barranquilla, además del Nariño, adecuado como buque hospital con el fin de incorporarse a la Expedición, que fue puesta bajo el mando del general Alfredo Vásquez Cobo, quien patrióticamente ofreció sus servicios para desempeñarse en el Frente de Guerra. Renunció para ello a su posición de embajador en Francia y aceptó el compromiso de comandar la expedición fluvial, integrada por barcos heterogéneos, adquiridos con afán para atender el conflicto.
Las dos flotillas arribaron a Belén del Pará en los últímos días de diciembre y allí fueron notificadas por autoridades brasileñas, celosas de la neutralidad internacional, de la necesidad de abandonar ese lugar. Con el fin de ajustarse a lo dispuesto por agentes del gobierno del Brasil, mientras se aclaraban las condiciones al respecto, el Mosquera y el Boyacá zarparon hacia Manaos, donde concentradas de nuevo las naves colombianas, permanecieron, allí, hasta el 14 de enero de 1933 .15.
Del Perú
En víspera de la fecha en que se inician las acciones militares con la toma de Tarapacá, los dispositivos de las fuerzas del Perú y de Colombia en el Teatro de Operaciones, pueden ser presenciados así:
El Destacamento Leticia?Ramón Castilla, integrado por dos Batallones de Infantería más una Compañía, un Grupo de Artillería, una sección de ametralladoras y una sección antiaérea, ocupaba posiciones defensivas en Leticia, Ramón Castilla y lugares inmediatos. Sus efectivos alcanzaban la cifra de 40 oficiales y 1.200 hombres de tropa. Contaba con el apoyo de tres cañoneras, cinco lanchas auxiliares, una lancha hospital y una sección de cañones de marina, apoyo que le agregaba al Destacamento 130 personas, y que permite aproximar su total a 1.400 combatientes .16.
En Tarapacá actuaba como comandante de la guarnición el teniente de Infantería Gonzalo Díaz Rojas. Su fuerza estaba conformada por dos secciones de Infantería y una de Artillería con dos cañones Krupp. Sus efectivos de personal sumaban 94 individuos de tropa y tres oficiales. Tenía a su disposición la lancha Estefita con ocho tripulantes y algunos auxiliares.17.
El dispositivo peruano incluía guarniciones en puntos críticos como Puerto Arturo, cuya fuerza llegaba a 15 oficiales más 480 hombres de tropa. Pantoja con 255 individuos que incluían ocho oficiales. Güepí, cuyos efectivos en esa fecha sumaban 63 combatientes entre oficiales, suboficiales y soldados. En la frontera con el Ecuador se hallaban destacados 75 miembros más de la fuerza Ejército. Quedan por tener en cuenta los efectivos que guarnecían sitios de importancia militar en el río Napo, cuyo total puede aproximarse a 45 hombres. Se complementaba el dispositivo de la Quinta División peruana, cuyo Cuartel General tenía su sede en Iquitos, con la disponibilidad, allí, de un Regimiento de Infantería y una Batería antiaérea. Disponía de su Estado Mayor y Servicios, de tres lanchas y del apoyo directo de ocho aviones de combate y de tres de transporte. El total de sus efectivos en Iquitos, se considera integrado por 900 combatientes entre oficiales y tropa.18.
De Colombia
El dispositivo de las fuerzas colombianas era el resultado del despliegue logrado hacia mediados de febrero, sobre la línea de operaciones río Putumayo, por el Destacamento de este nombre. Se complementaba tal dispositivo por la posición alcanzada, al oriente del Trapecio de Leticia, por la expedición fluvial que conducía el general Vásquez Cobo, cuya fuerza de desembarco descansaba en el Destacamento Amazonas.
El Destacamento Putumayo tenía su Cuartel General en Caucaya, donde también se hallaba concentrado su grueso, cuyos efectivos, para el 14 de febrero de 1933, podían aproximarse a 35 oficiales y 600 combatientes más. Disponía del apoyo de los cañoneros Cartagena y Santa Marta, y de algunas lanchas transporte como las peruanas: Sinchi?Roca y Huayna Capac, que habían sido incautadas por tropas colombianas a comienzos del conflicto.
Complementaba su dispositivo con guarniciones en puntos críticos, esto es, importantes para el desarrollo exitoso de las operaciones, como El Encanto, Puerto Ospina, Chavaco, La Tagua, Potosí, Peña Blanca, Monclar, Delicias, Puerto Asís, Puerto Boy y La Pedrera, cuyos efectivos adicionales a los ya registrados para el grueso en Caucaya, se pueden calcular en 15 oficiales y 350 hombres más. Un total general para el Destacamento, que incluía marineros y personal auxiliar, podría suponerse en 1.200.
El 14 de febrero de 1933, el Destacamento Amazonas y la flotilla antes detallada, estaban situados en el punto denominado Cardozo, sitio cercano a Ipiragua, en proximidades de la frontera colombo?brasileña, listos para reclamar militarmente el ejercicio de la soberanía de Colombia en Tarapacá.
Los efectivos de este Destacamento podían ascender a 820 combatientes. Las tripulaciones y personal de planta de las naves se puede calcular en 280 individuos, y el total de efectivos de la Expedición en un máximo de 1. 100 hombres.
Consideraciones finales
Los datos y reflexiones que preceden han tenido como finalidad destacar las características del área de operaciones y la influencia de su geografía en el esfuerzo de guerra, debido, especialmente, a la extensión de la selva amazónica, a la gran lejanía de tal área en referencia a los centros gubernamentales, a su aislamiento por la carencia de vías de comunicación y falta de medios de transporte idóneos.
Con tales datos y consideraciones se ha intentado, también, ofrecer un balance comparativo del poder que tenian los dos adversarios en la época del conflicto, y concluir que la situación en los aspectos relacionados con sus frentes Externo, Económico e Interno, era muy similares en las dos naciones. La única salvedad que podría hacerse, consistía en que el Perú estaba gobernado por una dictadura, y la lucha entre sus partidos políticos era más enconada que en Colombia. En cuanto concierne al instrumento militar, se puede también aceptar que las ventajas favorecían con creces a la república peruana.
Para terminar, puede afirmarse que, a mediados de febrero de 1933, los dos adversarios, con base en patrióticos esfuerzos, habían logrado dentro de sus respectivas posibilidades, organizarse y desplegar sus medios militares a lo largo de su línea de operaciones, así como ajustar sus dispositivos para el enfrentamiento armado, de conformidad con los correspondientes conceptos estratégicos.