Neiva

Parque de Santander y Templo Colonial.   Miguel Salazar.

Texto de: Enrique Santos Molano

Los historiadores no han podido establecer el origen preciso del nombre de Neiva, acerca del cual hay tejidas varias hipótesis, todas respetables y ninguna aceptada. Neiva es Neiva y es la capital del departamento del Huila, situada a 442 metros sobre el nivel del mar, puerto fluvial sobre el río Magdalena, ciudad próspera y feliz, que se aproxima a los 450,000 habitantes.

Neiva tuvo tres fundaciones, debido a la situación azarosa del terreno, por la insistencia de los aguerridos y valientes indios pijaos en expulsar de su territorio al invasor blanco, lo que ocasionó que arrasaran con la población en dos oportunidades. La primera fundación fue hecha por Juan de Cabrera en 1539, en el sitio de Las Tapias, a unos 30 km de su ubicación actual y con el nombre de Villa de la Limpia Concepción del valle de Neiva; la segunda, por Juan Alonso, en 1551, en el sitio de Villavieja, destruida quince años después en otro feroz ataque de los pìjaos; y la tercera y definitiva por Diego de Ospina y Medinilla, el 24 de mayo de 1612.

Asentada entre las bocas de las ceibas y el río Loro, Neiva está rodeada por ricas fuentes de petróleo, y minas de oro, plata, cobre, hulla, hierro y cal. Al crearse en 1906 el departamento del Huila, Neiva fue escogida como su capital.

Uno de sus monumentos principales es el dedicado a la Gaitana, mítica cacique indígena que, tras el brutal asesinato de su hijo a manos del conquistador Añasco, puso en pie de guerra a su tribu y ejerció con el victimario una venganza terrible y ejemplar. Quedan en la capital huilense algunas construcciones de indiscutible valor arquitectónico e histórico, entre ellas el edificio nacional, la estación del ferrocarril, el templo colonial, la catedral de la Inmaculada Concepción y la hacienda Matamundo, escenario de intensos combates durante las guerras civiles del siglo xix. Otros monumentos interesantes son el de la Raza y el de los Potros.

Su incansable actividad comercial, y una industria incipiente, pero prometedora, han convertido a Neiva en la ciudad axial de la economía del suroccidente colombiano. Muy afectada por el terremoto de mediados de los sesenta, aprovechó, sin embargo, el desastre para acometer una gran renovación urbana que hoy se refleja en sus bien ordenadas calles, en elegantes barrios residenciales, y en actividades culturales de trascendencia nacional. Neiva es desde 1960 la sede del Festival Nacional del Bambuco, y sede también del Festival Folclórico, de la Muestra Internacional del Folclor y de las fiestas de San Juan y San Pedro, que vienen desde la Colonia. Son famosos sus desfiles como el acuático y el folclórico.

A partir de 1994 se ha venido acelerando la transformación urbana, comenzada después del terremoto de los sesenta. Nuevos estilos arquitectónicos han hecho de Neiva una ciudad moderna, con toques futuristas y una clara tendencia cosmopolita, enfatizada en el espacio público y en una concepción artística del urbanismo. Han surgido grandes supermercados, el Jardín Botánico es un valioso organismo para la defensa de la flora y la fauna del departamento, y el Centro de Convenciones José Eustasio Rivera es solicitado para eventos de carácter local y nacional. El plan vial de Neiva, ya adelantado en buena parte, la proyecta como una de las ciudades que tendrá mayor desarrollo en el nuevo siglo.

Motor de la vida de Neiva es el río Magdalena, al que desemboca la red hídrica del municipio, integrada por 110 vertientes, que abastecen los acueductos y sistemas de riego de que se sirve Neiva para el consumo de los habitantes y el sostenimiento de sus actividades económicas.