- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
El Bodegón
RAFAEL TAVERA Paisaje, 1937. Oleo sobre cartón. 28 x 32 cm. Colección particular, Bogotá.
FRANCISCO ANTONIO CANO Bodegón. 1912. Oleo sobre lienzo. 40 x 61 cm. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá.
RICARDO BORRERO ALVAREZ Composición. 1920c. Oleo sobre lienzo. 77 x 100 cm. Colección Museo Nacional, Bogotá.
DOMINGO MORENO OTERO Bodegón de Frutos. 1930. Oleo sobre cartón. 72 x 52 cm. Colección particular, Bogotá.
FRANCISCO ANTONIO CANO Biblioteca. 1912. Oleo sobre madera. 16 x 24 cm. Colección particular, Bogotá.
ROBERTO PARAMO Bodegón. 1905c. Oleo sobre cartón. 17.5 x 25 cm. Colección particular, Bogotá.
MIGUEL DIAZ VARGAS Bodegón. 1933c. Oleo sobre lienzo. 44 x 65 cm. Colección Museo Nacional, Bogotá,
ELADIO VELEZ El Mantel. 1947. Oleo sobre lienzo. 56 x 67 cm. Colección Museo de Antioquia Francisco A Zea, Medellín.
ROBERTO PARAMO Naturaleza Muerta. 1905c. Oleo sobre cartón. 17.5 x 11 cm. Colección particular, Bogotá.
SANTIAGO MEDINA Mascarilla Colonial 1935. Pastel sobre papel. 38.5 26.5 cm. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá.
Texto de Eduardo Serrano.
El bodegón, o sea la representación pictórica de objetos inanimados (generalmente comestibles pero también flores y utensilios) ha sido, como el paisaje, un tema tradicional en la pintura desde los grandes maestros del Renacimiento hasta nuestros días. Como el paisaje, el bodegón se prestaba -por la clase de comestibles y objetos incluídos para reflejar el medio ambiente en que había sido producido. Y el bodegón, como la pintura de exteriores, aunque en menor proporción, también gozó a comienzos de este siglo de afortunados cultores en Colombia, entre quienes se cuenta en primer término el artista antioqueño Francisco Antonio Cano (Yarumal, 1865-1935).
Cano se inició como artista al lado de su padre1; y también estudió en la Academia Julian de París, reiterando la influencia de dicho centro en nuestra pintura de comienzos de siglo. Como la mayoría de los artistas sobresalientes de la época ejerció una fructífera labor docente, especialmente como profesor de la Escuela de Bellas Artes; y además de su trabajo al óleo realizó diversas esculturas de tipo conmemorativo2 y fue un hábil y talentoso dibujante.
Su obra no tiene en realidad límite temático. Como retratista produjo innumerables obras de gran fidelidad a las fisonomías dentro de los parámetros tradicionales. Como intérprete de cuadros religiosos e históricos, temas clásicos y alegorías, fue pintor prolífico y de extensa aceptación. Como paisajista fue ampliamente reconocida su habilidad para trasladar al lienzo la apariencia serena de recodos y parajes y la presencia imponente de las montañas. Y como autor de bodegones se hizo acreedor a diversos premios y a encomiables comentarios desde los inicios de su carrera artística3:
"El pintor antioqueño figura honrosamente en el salón con preciosos cuadros de flores. Nada de embadurnamiento grosero; nada de la monotonía de ciertos pintores de flores que juzgan que dos flores de una mismo familia han de pintarse con los mismos colores, aunque reciban la luz de diferente modo. La diafanidad de las rosas, el tono armonioso del fondo, el conjunto agraciado de la composición, hacen de cada uno de los cuadros una delicada joya"4.
Su trabajo todo está imbuído por el interés de corrección y por la gravedad que corresponde con su formación y vocación académicas por lo que no es extraño que -particularmente en sus retratos- sea reminiscente del trabajo de Acevedo y de Garay. Sus bodegones representan por lo regular ramos de rosas y otras flores contra fondos que resaltan su frescura y colorido, y están delicadamente trabajados haciendo manifiesta su ambición decorativa y la destreza del pintor.
Una obra suya que ha despertado gran admiracién es la titulada Horizontes (1913), mezcla de paisaje y cuadro de costumbres, la cual constituye en el medio colombiano un temprano intento de trasladar temas sociales contemporáneos a la pintura. Como tal, es también un anticipado ensayo no sólo de plasmar el espíritu del país sino igualmente de expresar un fervor nacionalista con medios diferentes -o por lo menos simultáneos- a la exaltación de sus panoramas. Don Fidel Cano describe el cuadro con las siguientes palabras que testimonian la emocionada reacción que produjo desde su primera exhibición pública:
"Una familia antioqueña recién formado por amor bendito -el marido, la mujer y su primer retoño, en mantas todavía- van en busca de tierra donde plantar su cabaña, ganarse el sustento y, si Dios quiere labrar modesta fortuna. Han hecho alto a la vera del camino, y mientras sentados allí descansan un momento, el hombre señala a su compañero, en las lejanías azules del horizonte, el sitio donde tendrá término elfatigoso viaje, principio la ruda faena, y tibio, seguro, sagrado nido el amor fecundo y leal. En la robustez y vigor de sus brazos, uno de los cuales tendido indica el sitio de la futura labor, mientras el otro empuña el hacha que habrá de realizarla; en su mirada enérgica e intensa, que parece poneral alcance de la mano la distante meta de los peregrinos; en su serena actitud y firme ademán; en su ser todo, expresa el montañés tal fuerza de alma y cuerpo, tanta resolución y tanto fe, que su figura habla al espectador y le dice: 'Triunfaré”5
Aunque en algunas de sus obras -mayoritariamente en las pequeñas como Biblioteca (1912) y Crepúsculo (1912) - Cano se muestra renovador en su aproximación a los sujetos y simplificador en la manera de representarlos con escasas y definidas pinceladas, el credo del pintor queda realmente resumido en las siguientes palabras dadas por él como respuesta a un periodista que indagó acerca de su pensamiento sobre" el Cubismo y las demás manifestaciones modernistas y ultrarrevolucionarias":
“Yo si ser minoseísta, no creio en esas innovaciones en “ismo”. El cibismo que fue elevado a la categaría de escuelas es lo que se enseña en todos los institutos, cuando se inicia el aprendizaje. Y los cubistas, con escuela y estilo y todo, se quedaron de discípulos, y malos, porque no aprendieron. Del infantilismo han pretendido hacernos creer que es sincero. Ingenuo es el vocablo que le viene a la medida”6.
Aparte de Cano -y por supuesto, de Santa María- trabajó trabajó también el bodegón con indiscutible propiedad Robeto Páramo Tirano. Es él precisamente uno de los pintores que involucrando frutas tropicales como en Granadillas (1910 c.) o utensilios autóctonos, entre ellos vasijas de barro y cucharas de palo, como en Bodegón (1905 c.), sacaba partido para referirse al país -del que nunca salió- y expresar en armoniosas composiciones su interés por lo propio y circundante.
Otro calificado paisajista, Ricardo Borrero Alvarez, incursionó igualmente en el bodegón, produciendo ramos de rosas que compiten con los de Cano en la atención a los detalles y en su naturalismo y elegancia. Mientras que González Camargo, Moreno Otero y Díaz Vargas, de quienes se hablará en relación con el costumbrismo, confrontaron igualmente dicho tema con las características y entonación de sus estilos respectivos. Inclusive algunos cuadros sobre ventas de frutas y verduras de los dos últimos pintores, pueden considerarse en un sentido laxo como bodegones por la importancia concedida a los mencionados elementos, aunque sean al aire libre y hagan claros señalamientos costumbristas.
La naturaleza muerta o bodegón iría transformándose de acuerdo con nuevas actitudes artísticas, encontrándose variados ejemplos de los años treinta y cuarenta realizados por Ignacio Gómez Jaramillo y Pedro Nel Gómez. Así mismo, el artista antioqueño Eladio Vélez (1897-1967) exploró con particular percepción este tema, produciendo obras bien estructuradas, algunas de las cuales son reminiscentes del trabajo de Paul Cezanne. Mientras que Santiago Medina (Medellín, 1911) involucró piezas de arte prehispánico y colonial -aludiendo como Páramo a lo propio y lo local- en sus bodegones de equilibrada composición y cromatismo.
El bodegón, como el paisaje de los primeros años de este siglo, refleja en parte el ánimo decorativo que animaba a la pintura de ese entonces, asi como su intención naturalista. El tipo de comestibles empleados en las representaciones y el lujo o sencillez de los utensilios incluídos, es además clara indicación de las diferencias en la mesa de las clases sociales de la época.
Notas
- Don José María Cano fue un hombre polifacético dedicado esencialmente a las artes decorativas, que apoyó desde temprana edad las inclinaciones artísticas de Francisco Antonio, dándole las primeras lecciones de pintura y escultura.
- Entre ellas cabe mencionar la estatua de Rafael Núñez y los bustos de Atanasio Girardot, Juan José Rendón, José María Cósdoba, Santiago Peréz, Carlos E. Restrepo, Aquileo Parra y Rafael Uribe Uribe en Bogotá, así como los de Fidel Cano y Marcelino Veléz en Medellín.
- En la Exposición de 1899, la más temprana confrontación pública de su trabajo, Cano recibió el primer premio en la sección de "Flores" del concurso. (“Fallo del Jurado de la Sección de Bellas Artes en la Exposición del 20 de julio de 1899”. Revista Ilustrada. op. cit, pag. 245).
- Lilia “Exposición Nacional” La Crónica Bogotá, agosto 17 de 1899.
- Cano, Fidel. “Horizontes”. El Gráfico. Bogotá, enero 31 de 1914, pag. 125.
- Miró, Paco. “Francisco A. Cano”. Lecturas Dominicales. Bogotá, agosto 26 de 1923, pag. 249.
#AmorPorColombia
El Bodegón
RAFAEL TAVERA Paisaje, 1937. Oleo sobre cartón. 28 x 32 cm. Colección particular, Bogotá.
FRANCISCO ANTONIO CANO Bodegón. 1912. Oleo sobre lienzo. 40 x 61 cm. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá.
RICARDO BORRERO ALVAREZ Composición. 1920c. Oleo sobre lienzo. 77 x 100 cm. Colección Museo Nacional, Bogotá.
DOMINGO MORENO OTERO Bodegón de Frutos. 1930. Oleo sobre cartón. 72 x 52 cm. Colección particular, Bogotá.
FRANCISCO ANTONIO CANO Biblioteca. 1912. Oleo sobre madera. 16 x 24 cm. Colección particular, Bogotá.
ROBERTO PARAMO Bodegón. 1905c. Oleo sobre cartón. 17.5 x 25 cm. Colección particular, Bogotá.
MIGUEL DIAZ VARGAS Bodegón. 1933c. Oleo sobre lienzo. 44 x 65 cm. Colección Museo Nacional, Bogotá,
ELADIO VELEZ El Mantel. 1947. Oleo sobre lienzo. 56 x 67 cm. Colección Museo de Antioquia Francisco A Zea, Medellín.
ROBERTO PARAMO Naturaleza Muerta. 1905c. Oleo sobre cartón. 17.5 x 11 cm. Colección particular, Bogotá.
SANTIAGO MEDINA Mascarilla Colonial 1935. Pastel sobre papel. 38.5 26.5 cm. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá.
Texto de Eduardo Serrano.
El bodegón, o sea la representación pictórica de objetos inanimados (generalmente comestibles pero también flores y utensilios) ha sido, como el paisaje, un tema tradicional en la pintura desde los grandes maestros del Renacimiento hasta nuestros días. Como el paisaje, el bodegón se prestaba -por la clase de comestibles y objetos incluídos para reflejar el medio ambiente en que había sido producido. Y el bodegón, como la pintura de exteriores, aunque en menor proporción, también gozó a comienzos de este siglo de afortunados cultores en Colombia, entre quienes se cuenta en primer término el artista antioqueño Francisco Antonio Cano (Yarumal, 1865-1935).
Cano se inició como artista al lado de su padre1; y también estudió en la Academia Julian de París, reiterando la influencia de dicho centro en nuestra pintura de comienzos de siglo. Como la mayoría de los artistas sobresalientes de la época ejerció una fructífera labor docente, especialmente como profesor de la Escuela de Bellas Artes; y además de su trabajo al óleo realizó diversas esculturas de tipo conmemorativo2 y fue un hábil y talentoso dibujante.
Su obra no tiene en realidad límite temático. Como retratista produjo innumerables obras de gran fidelidad a las fisonomías dentro de los parámetros tradicionales. Como intérprete de cuadros religiosos e históricos, temas clásicos y alegorías, fue pintor prolífico y de extensa aceptación. Como paisajista fue ampliamente reconocida su habilidad para trasladar al lienzo la apariencia serena de recodos y parajes y la presencia imponente de las montañas. Y como autor de bodegones se hizo acreedor a diversos premios y a encomiables comentarios desde los inicios de su carrera artística3:
"El pintor antioqueño figura honrosamente en el salón con preciosos cuadros de flores. Nada de embadurnamiento grosero; nada de la monotonía de ciertos pintores de flores que juzgan que dos flores de una mismo familia han de pintarse con los mismos colores, aunque reciban la luz de diferente modo. La diafanidad de las rosas, el tono armonioso del fondo, el conjunto agraciado de la composición, hacen de cada uno de los cuadros una delicada joya"4.
Su trabajo todo está imbuído por el interés de corrección y por la gravedad que corresponde con su formación y vocación académicas por lo que no es extraño que -particularmente en sus retratos- sea reminiscente del trabajo de Acevedo y de Garay. Sus bodegones representan por lo regular ramos de rosas y otras flores contra fondos que resaltan su frescura y colorido, y están delicadamente trabajados haciendo manifiesta su ambición decorativa y la destreza del pintor.
Una obra suya que ha despertado gran admiracién es la titulada Horizontes (1913), mezcla de paisaje y cuadro de costumbres, la cual constituye en el medio colombiano un temprano intento de trasladar temas sociales contemporáneos a la pintura. Como tal, es también un anticipado ensayo no sólo de plasmar el espíritu del país sino igualmente de expresar un fervor nacionalista con medios diferentes -o por lo menos simultáneos- a la exaltación de sus panoramas. Don Fidel Cano describe el cuadro con las siguientes palabras que testimonian la emocionada reacción que produjo desde su primera exhibición pública:
"Una familia antioqueña recién formado por amor bendito -el marido, la mujer y su primer retoño, en mantas todavía- van en busca de tierra donde plantar su cabaña, ganarse el sustento y, si Dios quiere labrar modesta fortuna. Han hecho alto a la vera del camino, y mientras sentados allí descansan un momento, el hombre señala a su compañero, en las lejanías azules del horizonte, el sitio donde tendrá término elfatigoso viaje, principio la ruda faena, y tibio, seguro, sagrado nido el amor fecundo y leal. En la robustez y vigor de sus brazos, uno de los cuales tendido indica el sitio de la futura labor, mientras el otro empuña el hacha que habrá de realizarla; en su mirada enérgica e intensa, que parece poneral alcance de la mano la distante meta de los peregrinos; en su serena actitud y firme ademán; en su ser todo, expresa el montañés tal fuerza de alma y cuerpo, tanta resolución y tanto fe, que su figura habla al espectador y le dice: 'Triunfaré”5
Aunque en algunas de sus obras -mayoritariamente en las pequeñas como Biblioteca (1912) y Crepúsculo (1912) - Cano se muestra renovador en su aproximación a los sujetos y simplificador en la manera de representarlos con escasas y definidas pinceladas, el credo del pintor queda realmente resumido en las siguientes palabras dadas por él como respuesta a un periodista que indagó acerca de su pensamiento sobre" el Cubismo y las demás manifestaciones modernistas y ultrarrevolucionarias":
“Yo si ser minoseísta, no creio en esas innovaciones en “ismo”. El cibismo que fue elevado a la categaría de escuelas es lo que se enseña en todos los institutos, cuando se inicia el aprendizaje. Y los cubistas, con escuela y estilo y todo, se quedaron de discípulos, y malos, porque no aprendieron. Del infantilismo han pretendido hacernos creer que es sincero. Ingenuo es el vocablo que le viene a la medida”6.
Aparte de Cano -y por supuesto, de Santa María- trabajó trabajó también el bodegón con indiscutible propiedad Robeto Páramo Tirano. Es él precisamente uno de los pintores que involucrando frutas tropicales como en Granadillas (1910 c.) o utensilios autóctonos, entre ellos vasijas de barro y cucharas de palo, como en Bodegón (1905 c.), sacaba partido para referirse al país -del que nunca salió- y expresar en armoniosas composiciones su interés por lo propio y circundante.
Otro calificado paisajista, Ricardo Borrero Alvarez, incursionó igualmente en el bodegón, produciendo ramos de rosas que compiten con los de Cano en la atención a los detalles y en su naturalismo y elegancia. Mientras que González Camargo, Moreno Otero y Díaz Vargas, de quienes se hablará en relación con el costumbrismo, confrontaron igualmente dicho tema con las características y entonación de sus estilos respectivos. Inclusive algunos cuadros sobre ventas de frutas y verduras de los dos últimos pintores, pueden considerarse en un sentido laxo como bodegones por la importancia concedida a los mencionados elementos, aunque sean al aire libre y hagan claros señalamientos costumbristas.
La naturaleza muerta o bodegón iría transformándose de acuerdo con nuevas actitudes artísticas, encontrándose variados ejemplos de los años treinta y cuarenta realizados por Ignacio Gómez Jaramillo y Pedro Nel Gómez. Así mismo, el artista antioqueño Eladio Vélez (1897-1967) exploró con particular percepción este tema, produciendo obras bien estructuradas, algunas de las cuales son reminiscentes del trabajo de Paul Cezanne. Mientras que Santiago Medina (Medellín, 1911) involucró piezas de arte prehispánico y colonial -aludiendo como Páramo a lo propio y lo local- en sus bodegones de equilibrada composición y cromatismo.
El bodegón, como el paisaje de los primeros años de este siglo, refleja en parte el ánimo decorativo que animaba a la pintura de ese entonces, asi como su intención naturalista. El tipo de comestibles empleados en las representaciones y el lujo o sencillez de los utensilios incluídos, es además clara indicación de las diferencias en la mesa de las clases sociales de la época.
Notas
- Don José María Cano fue un hombre polifacético dedicado esencialmente a las artes decorativas, que apoyó desde temprana edad las inclinaciones artísticas de Francisco Antonio, dándole las primeras lecciones de pintura y escultura.
- Entre ellas cabe mencionar la estatua de Rafael Núñez y los bustos de Atanasio Girardot, Juan José Rendón, José María Cósdoba, Santiago Peréz, Carlos E. Restrepo, Aquileo Parra y Rafael Uribe Uribe en Bogotá, así como los de Fidel Cano y Marcelino Veléz en Medellín.
- En la Exposición de 1899, la más temprana confrontación pública de su trabajo, Cano recibió el primer premio en la sección de "Flores" del concurso. (“Fallo del Jurado de la Sección de Bellas Artes en la Exposición del 20 de julio de 1899”. Revista Ilustrada. op. cit, pag. 245).
- Lilia “Exposición Nacional” La Crónica Bogotá, agosto 17 de 1899.
- Cano, Fidel. “Horizontes”. El Gráfico. Bogotá, enero 31 de 1914, pag. 125.
- Miró, Paco. “Francisco A. Cano”. Lecturas Dominicales. Bogotá, agosto 26 de 1923, pag. 249.