Colombia

Farallones Club Campestre.   Cristóbal von Rothkirch.

San Andrés Golf Club.   Cristóbal von Rothkirch.

Carmel Club Campestre.   Cristóbal von Rothkirch.

Los Lagartos.   Cristóbal von Rothkirch.

Texto de: Tute Puerta

Cualquier golpe de golf en los campos colombianos integra los elementos básicos -tierra, viento, agua y fuego- y configura, como señala el editor en su presentación, un verdadero viaje por la pasión. El elemento tierra alcanza su máxima expresión en la gran Cordillera de los Andes. La variedad topográfica que brinda este sistema montañoso contiene desde selva húmeda y llanura tropical, hasta páramo y nieves perpetuas. Colombia presenta todos los pisos térmicos y su vegetación está determinada por distintos climas.

Altura, clima y vegetación son variables que influyen sin reservas en el diseño de los campos de golf y en las exigencias del juego en el país. El elemento viento arremete decisivo a través de los alisios provenientes de los polos y, sumado a las circulaciones locales, determina las épocas de lluvia del país. En ocasiones bola y viento se retan o se apoyan, para alcanzar el green y la bandera o para sufrir castigo en las trampas de arena o de agua. El elemento agua, presente en todo el territorio -Colombia es el segundo país más rico del mundo en recursos hídricos-, influye en la práctica del golf como en ningún otro lugar del planeta.

Ríos, lagos, lagunas y ciénagas surten, recorren y embellecen todas sus canchas. El país tiene además cerca de 3000 kilómetros de costas sobre los dos océanos mayores y un buen número de islas. Y, como pocos, este país está dominado por el elemento fuego, presente en sus 45 volcanes y en sus múltiples recursos minerales. Colombia es el primer productor mundial de esmeraldas y posee reservas considerables de petróleo, gas natural, carbón, oro, plata, hierro, sal y platino. No obstante, la gran riqueza colombiana son sus 44 millones de habitantes, su diversidad racial y su extraordinaria riqueza cultural. Y, como sus razas y su geografía, su flora y su fauna son también variadas. Poseedor de la flora más rica del reino neotropical, el país ocupa el segundo lugar del planeta en número de especies.

Esta gran diversidad se plasma en la división natural del país por regiones. Regiones en las que se divide este libro, coincidentes también con las reconocidas por la Federación Colombiana de Golf. Aunque el país cuenta con unas 10 canchas ejecutivas de excelente nivel y numerosos campos de práctica del golf en diversos sitios, los campos que para deleite de los lectores se presentan en este libro tienen un rasgo en común: son canchas donde se puede realizar un torneo profesional de golf y, por ende, son escenarios perfectos para vivir en cuerpo y alma el golf como pasión.