Tolima

El rumor de aguas magníficas se escucha al pasar entre musgos y sombra vegetal.   Andrés Mauricio López.

Hermosos árboles le dan sombrío permanente a este cafetal, y lo protegen del rigor de los vientos, en Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

Los pequeños caficultores aprovechan cada centímetro de sus parcelas para sembrar café y hacer huertas donde también cultivan productos de pancoger. Vereda El Paraíso, Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

Bosques primarios, guaduales, maíz; la huerta y los cultivos de café conviven en el territorio de la finca cafetera La Unión, en Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

Vereda El Paraíso, Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

Vereda El Paraíso, Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

En los paisajes cafeteros se siente el encanto de ver llegar a la niebla que lo cubre todo con su manto lechoso y mantiene húmedo el ambiente. Los Alpes, Fresno, Tolima.   Andrés Mauricio López.

Vereda El Paraíso, Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

Finca La Arcadia, Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

Finca La Arcadia, Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

El campo propone al niño un constante juego de exploración y asombro, quizá de allí surja el carácter gentil con el que nos recibe su gente.   Andrés Mauricio López.

El campo propone al niño un constante juego de exploración y asombro, quizá de allí surja el carácter gentil con el que nos recibe su gente.   Andrés Mauricio López.

Las casas de las tierras cafeteras se ven literalmente invadidas por los paisajes. Basta abrir una puerta o una ventana para ver la exuberante vegetación en todo su esplendor, como en esta casa en Bella Vista, Líbano, Tolima.   Andrés Mauricio López.

La sociedad italiana ILLY café le hace entrega a de un cheque al caficultor Carlos Sánchez, representante de la asociación de productores de cafés especiales Calarama Tolima, el premio al mejor café para espresso en Colombia.   Andrés Mauricio López.

Viaducto de 800 metros de largo y más de 100 metros de profundidad para vencer el paso de la quebrada Gualanday en la carretera Ibagué-Cajamarca, vereda El Tambo, Tolima.   Andrés Mauricio López.

Texto de: Liliana Villegas

Cuando se viaja por carreteras del Tolima, y en especial por esa bella planicie que asciende levemente desde el río Magdalena hacia las estribaciones de la cordillera Central, se siente en el aire esa frase popular que dice: “Tolima es tierra grande”.

Aquí habitaron los pijaos, un pueblo belicoso que enfrentó con furia la invasión de los conquistadores españoles, y fueron muchas las terribles batallas en que se enfrentaron ambos bandos antes de que estos fueran exterminados, lo cual era de vital importancia para los españoles, pues el Tolima era tierra de paso obligado hacia Popayán, Quito y Lima. La tarea de exterminio le fue confiada a Pedro de Ursúa, quien la cumplió a cabalidad para luego dedicarse a otras atroces empresas de pacificación.

Hoy en día, el Tolima sigue siendo, para muchos, tierra de paso entre Bogotá y el occidente del país, y actualmente se construye en la carretera que sube al alto de La Línea, y comunica a Ibagué con Armenia, un inmenso túnel que atraviesa la cordillera y que acortará en más de dos horas el viaje hacia el puerto de Buenaventura en el océano Pacífico.

Fue desde siempre el Tolima tierra propicia para la agricultura, dado que la actividad volcánica de los nevados, Tolima y Ruiz, fertilizaron los suelos con sus erupciones, durante siglos. Bajan también de las muchas lagunas de origen glaciar, que hay cerca de los picos nevados, numerosos ríos que irrigan la tierra y favorecen la producción agrícola.

Hoy en día el Tolima es gran productor de arroz, ajonjolí, sorgo, café, algodón, caña panelera, soya, maíz, tabaco, yuca y frutales.

Fue en el Tolima, y precisamente en Mariquita, en donde el sabio José Celestino Mutis inició su famosa expedición botánica que se propuso estudiar la flora de Colombia.

Los cafeteros del Tolima gozaron durante muchos años de épocas espléndidas, y fue por el puerto de Honda, sobre el río Magdalena, por donde salieron millones de sacos de café hacia los puertos del Caribe y luego a los mercados internacionales.

En recientes décadas han enfrentado agudas crisis que pusieron en peligro su actividad, pero con las nuevas estrategias de producción de cafés especiales y cafés excelsos que se mercadean a mejores precios en los mercados internacionales, han renovado sus esfuerzos y varias fincas y productores han ganado importantes premios internacionales por la calidad de sus cafés.

Los cafés excelsos de Tolima provienen en su mayoría de pequeños fundos, y se caracterizan por su peculiar acidez, por su aroma suave y por el sabor característico que le dan los suelos volcánicos.