Huila

La guadua y el café hacen buena pareja y crean hermosos paisajes, como se ve aquí, en Los Cauchos II, San Agustín, Huila.   Andrés Mauricio López.

En estas regiones montañosas las carreteras son un milagro de la ingeniería. Los vehículos van siguiendo las ondulaciones de la montaña, curva tras curva, como se ve en estos paisajes de Las Delicias y del Mirador.   Andrés Mauricio López.

El Mirador, Acevedo, Huila.   Andrés Mauricio López.

El río Magdalena, la columna vertebral fluvial del país, nace en el gran macizo colombiano y se despeña entre las estrechas gargantas de las montañas del Huila, antes de abrirse y ancharse en el gran valle que lleva su nombre.   Andrés Mauricio López.

El Mirador, Acevedo, Huila.   Andrés Mauricio López.

El Mirador, Acevedo, Huila.   Andrés Mauricio López.

Finca Nogales, Pitalito, Huila.   Andrés Mauricio López.

Matas de lulo y de maíz son otros de los cultivos asociados al café. Corregimiento Bruselas, Pitalito, Huila.   Andrés Mauricio López.

Corregimiento Los Cauchos, San Agustín, Huila.   Andrés Mauricio López.

Ladrillera, Calle de la Locería, San Agustín, Huila.   Andrés Mauricio López.

Ladrillera, Calle de la Locería, San Agustín, Huila.   Andrés Mauricio López.

Ladrillera, Calle de la Locería, San Agustín, Huila.   Andrés Mauricio López.

En estos pueblos la vida es sencilla y todo lo que se necesita proviene de la tierra, tanto el barro para hacer los ladrillos de las edificaciones como el maíz que es el alimento ancestral por excelencia de los nativos del continenteamericano. Cocina típica con racimos de maíz secándose al calor del hogar. Corregimiento Los Cauchos, San Agustín, Huila.   Andrés Mauricio López.

Parabólico, San Agustín, Huila.   Andrés Mauricio López.

Campesina huilense.   Andrés Mauricio López.

Campesino huilense.   Andrés Mauricio López.

Torre del reloj, Pitalito.   Andrés Mauricio López.

Casa de esquina en la Calle de la Locería, San Agustín, Huila.   Andrés Mauricio López.

Texto de: Liliana Villegas

El departamento del Huila es un gran productor de aguas que van a surtir extensas áreas de Colombia.

En el centro de este territorio montañoso se encuentra el gran Macizo Colombiano, lugar donde se origina la cordillera Oriental del país que se desprende como un inmenso ramal de la cordillera Central y va a dar a tierras venezolanas. En los páramos del Macizo (Cutanga, La soledad y Las papas) nacen los ríos Magdalena y Cauca que fluyen hacia el mar Caribe; el Caquetá, que tributa sus aguas en otros grandes ríos de la cuenca del río Amazonas, y el Patía que desemboca en el océano Pacífico. Alto, sobre esta inmensa mole, se yergue el volcán nevado del Huila, la más alta cumbre andina de Colombia.

Del otro lado del departamento, hacia el oriente, hallamos parte del páramo de Sumapaz, el más grande del mundo, inmensa fuente de agua que se escurre hacia las cuencas de los ríos Magdalena y Orinoco.

De manera paradójica, esta tierra regada por tan enorme cantidad de agua, alberga en su territorio al desierto rojo de la Tatacoa, uno de los pocos que existen en Colombia.

Entre las heladas cumbres de la cordillera y el fondo hirviente de los valles hay una inmensa franja de tierra en la que crecen numerosos frutos de la tierra como el tabaco, el fríjol, el maíz, el cacao, la caña panelera, el plátano, la yuca, la iraca y, por supuesto, el café.

Muchos colombianos han viajado al Huila a conocer el parque arqueológico de San Agustín, un lugar embrujador en donde habitan en muda actitud misteriosa, inmensas esculturas prehispánicas de aterradora belleza.

El café del Huila es uno de los mejor posicionados en el mundo. Varias de sus fincas producen cafés considerados entre los más excelsos del planeta y se cotizan a precios exorbitantes en la bolsa, alcanzando algunas veces al café Blue Mountain de Jamaica el más famoso del mundo.

A diferencia de lo que sucede en el viejo Caldas, pocos se adentran en su zona cafetera y no son muchos los que saben todavía que de allí provienen cafés que son el orgullo de Colombia en los mercados internacionales.

La mayoría de los cultivadores del departamento tiene menos de una hectárea para sembrar café, y en algunos municipios se adelantan programas de reforestación de bosques nativos, promoviendo el cultivo de café con sombrío permanente. Varias de las comunidades indígenas que viven en el Huila están involucradas en estos proyectos de gran valor ecológico y ambiental, y cultivan cafés especiales, además del arbusto de la coca que utilizan para hacer infusiones y otros productos.