Risaralda

Cultivos de tomates y de café en Apía.   Andrés Mauricio López.

Hermosos carboneros, árboles característicos de la región, en Santa Rosa de Cabal, Risaralda.   Carlos Pineda.

Vereda La Comuna, Marsella, Risaralda.   Andrés Mauricio López.

El Español, Santa Rosa de Cabal, Risaralda.   Andrés Mauricio López.

Casonas de dos pisos, hechas de bahareque, madera y guadua, de amplios corredores y balcones adornados de coloridas flores, generosas de espacio y de luz, con techos a dos aguas y teja de barro, encaladas, con columnas, puertas y ventanas pintadas de un solo color vivo. Las innumerables ventanas de madera se abren a los amplios jardines en donde revolotea el polen, zumban los insectos y se sumergen los pájaros. En estas casas cada piso tiene una altura de 3,20 metros, lo que le da al conjunto su característica elegancia, transparencia y equilibrio.   Andrés Mauricio López.

Hacienda Guayabito, Santa Rosa de Cabal, Risaralda.   Andrés Mauricio López.

Guayacán amarillo en la vía de Pereira a Cartago en el departamento de Risaralda.   Carlos Pineda.

Pereira, la capital de Risaralda, es una ciudad joven, dinámica, famosa por su gente amable y descomplicada, y por la belleza de sus mujeres. En los últimos años, la ciudad ha tenido un gran desarrollo industrial y se ha convertido en el centro comercial de la región.   Carlos Pineda.

Pereira, la capital de Risaralda, es una ciudad joven, dinámica, famosa por su gente amable y descomplicada, y por la belleza de sus mujeres. En los últimos años, la ciudad ha tenido un gran desarrollo industrial y se ha convertido en el centro comercial de la región.   Carlos Pineda.

Pereira, la capital de Risaralda, es una ciudad joven, dinámica, famosa por su gente amable y descomplicada, y por la belleza de sus mujeres. En los últimos años, la ciudad ha tenido un gran desarrollo industrial y se ha convertido en el centro comercial de la región.   Carlos Pineda.

Pereira, la capital de Risaralda, es una ciudad joven, dinámica, famosa por su gente amable y descomplicada, y por la belleza de sus mujeres. En los últimos años, la ciudad ha tenido un gran desarrollo industrial y se ha convertido en el centro comercial de la región.   Carlos Pineda.

Texto de: Liliana Villegas

Ubicado entre Caldas y el Quindío, el territorio de Risaralda, si bien montañoso y quebrado como el de sus hermanos de origen, está irrigado por el río Otún, el río La Vieja y el río Cauca que conforman una geografía más abierta y ondulada en donde la montaña se suaviza y se extiende de una manera más dulce y menos agresiva. El clima tiende a ser primaveral durante todos los meses del año, aunque tenga dos estaciones de lluvia, y la vegetación es exuberante y hermosa.

Risaralda es tierra de paso, pues allí se entrecruzan muchos de los caminos de Colombia. Su ubicación privilegiada en el centro del país andino permite viajar por tierra hasta el océano Pacífico en menos de cinco horas; está a medio camino entre el Valle y Antioquia; limita por el occidente con las selvas del Chocó y es el paso obligado entre Caldas y Quindío. Por eso se ha convertido también en tierra de comerciantes, y en los últimos años se ha desarrollado como un prometedor centro industrial. Los risaraldenses son descomplicados y abiertos, dicharacheros y gozan de un optimismo contagioso. Pereira, su capital, es una ciudad joven, emprendedora y abierta a todos los vientos.

Las fincas cafeteras siguen produciendo excelente café de exportación, pero la producción se ha diversificado de manera notable hacia las frutas, la ganadería y el turismo.