Quindío

Humboldt se maravilló al conocer las hermosas palmas de cera, ceroxilon sp., únicas en el mundo que crecen a tan gran altura sobre el nivel del mar; tal singularidad hizo que con el tiempo fueran consideradas el árbol nacional de Colombia. El valle de Cocora es famoso porque allí abundan las palmas de cera.   Carlos Pineda.

Palmas de cera.    Carlos Pineda.

Morrogacho, bella formación rocosa que se eleva sobre la exuberante vegetación del municipio de Salento, Quindío.   Carlos Pineda.

Morrogacho, bella formación rocosa que se eleva sobre la exuberante vegetación del municipio de Salento, Quindío.   Carlos Pineda.

La fertilidad de las tierras del Quindío es evidente. Las frutas, los árboles y las flores abundan por doquier son de gran tamaño y parecen envolver hasta las mismas casas. Montenegro, Quindío.   Carlos Pineda.

La fertilidad de las tierras del Quindío es evidente. Las frutas, los árboles y las flores abundan por doquier son de gran tamaño y parecen envolver hasta las mismas casas. Montenegro, Quindío.   Carlos Pineda.

La fertilidad de las tierras del Quindío es evidente. Las frutas, los árboles y las flores abundan por doquier son de gran tamaño y parecen envolver hasta las mismas casas. Montenegro, Quindío.   Carlos Pineda.

La fertilidad de las tierras del Quindío es evidente. Las frutas, los árboles y las flores abundan por doquier son de gran tamaño y parecen envolver hasta las mismas casas. Montenegro, Quindío.   Carlos Pineda.

Poinsetia o flor de Navidad.   Andrés Mauricio López.

Orquídea.   Andrés Mauricio López.

Ginger.   Andrés Mauricio López.

Platanillo.   Andrés Mauricio López.

Helecho.   Andrés Mauricio López.

Tulipán.   Andrés Mauricio López.

Orquídea.   Andrés Mauricio López.

Azucena.   Andrés Mauricio López.

Bugambilia.   Andrés Mauricio López.

Palma.   Andrés Mauricio López.

Arácea.   Andrés Mauricio López.

Gotas de agua sobre rascadera.   Andrés Mauricio López.

Fique.   Andrés Mauricio López.

Palma.   Carlos Pineda.

Helecho arbóreo.   Carlos Pineda.

Enredadera tripa de perro, usada para tejer canastos.   Andrés Mauricio López.

Hipomea.   Carlos Pineda.

Torre y mirador de entrada al parque, hecha con madera de mangle, con techo de guadua y teja de barro, desde donde se divisa una gran extensión del departamento.   Carlos Pineda.

Vía a la Tebaida.   Carlos Pineda.

Vía a la Tebaida.   Carlos Pineda.

Vía a la Tebaida.   Carlos Pineda.

Vía a la Tebaida.   Carlos Pineda.

Vía a la Tebaida.   Carlos Pineda.

Vía a la Tebaida.   Carlos Pineda.

Fonda en la vía a Armenia, Quindío.   Carlos Pineda.

Fonda en la vía a Armenia, Quindío.   Carlos Pineda.

Calles de Salento.   Carlos Pineda.

En los últimos años, debido a la crisis cafetera de finales de los años noventa del siglo pasado, muchas de estas fincas se han convertido en paradisíacos lugares de turismo y se alquilan en todas las temporadas para que otros colombianos y extranjeros disfruten de un clima maravilloso, rodeados de una vegetación exuberante y privilegiada. Las antiguas casas construidas a la usanza de la región, con sus patios y jardines, con sus corredores y techos de dos aguas, con sus amplias habitaciones, se han convertido en bellos hostales en donde los turistas gozan de todas las comodidades.   Carlos Pineda.

Filandia, Quindío.   Carlos Pineda.

Filandia, Quindío.   Carlos Pineda.

Macetas de flores colgadas de los balcones y de las columnas, que son el orgullo de cada familia. Hombres y mujeres por igual cuidan de estas flores, y es hermoso ver la inmensa cantidad de colores que alegran las fachadas y los interiores de estas casas de Salento, Quindío.   Carlos Pineda.

Salento, Quindío.   Carlos Pineda.

Salento, Quindío.   Carlos Pineda.

Texto de: Liliana Villegas

Los quimbayas, antiguo pueblo precolombino de exquisitos orfebres que habitaron esta hermosa región, muy seguramente eran conscientes de vivir en el paraíso.

Las tierras bajas del Quindío, que se extienden desde las estribaciones de la cordillera Central hasta el río Cauca, se cuentan entre las más hermosas de Colombia. El terreno es, en su mayoría, suavemente ondulado y está conformado por pequeñas hondonadas y vallecitos en donde se extienden los bosquecillos de guaduas, crecen innumerables variedades de árboles frutales, arbustos de todas las especies y abundan los helechos inverosímiles.

El aire está poblado de numerosos pájaros, mariposas e insectos que zumban y vuelan enloquecidos por el aroma dulzón que desprenden las flores de todos los colores.

Fue en este jardín donde el pueblo Quimbaya perfeccionó el arte de la orfebrería y produjo varias de las más refinadas piezas de oro que se conozcan de los pueblos precolombinos.

Este pueblo era tan orgulloso que prefirió despeñarse antes que rendirse ante los conquistadores. Familias enteras se lanzaron a los abismos desde los riscos y cornisas de la cordillera hasta no quedar ni uno de ellos.

Hoy en día, el Quindío está lleno de pueblitos pintorescos, cada uno de ellos orgulloso de su arquitectura, de sus bellas casonas de dos pisos adornadas con flores, de sus plazas y parques en las que todavía existen ceibas majestuosas y árboles de grandes copas, de sus cafés que siguen siendo el centro de la vida cultural y comercial, y en donde se “tintea” y oye música desde la mañana hasta la noche. Son pueblos pequeños, habitados casi que en su mayoría por los descendientes de los antiguos colonos antioqueños, que han conservado su manera abierta y frentera de vivir, su inmensa capacidad de trabajo, su honradez y su espíritu comercial y empresarial. Los “yipaos”, los tradicionales jeeps que son utilizados como el principal vehículo de carga, se ven por doquier atestados de bultos de café, de racimos de plátano, de verduras y de gente.

Los suelos del Quindío, ricos en nutrientes provenientes de las cenizas de los volcanes de la cordillera (Ruiz y Tolima) han sido una fuente de gran riqueza, y el café ha sido uno de sus frutos privilegiados. Grandes haciendas y pequeñas fincas cafeteras han cultivado el café durante más de 100 años y son famosos sus paisajes en donde reinan los tradicionales cafetales con sombríos permanentes.

Ahora es posible conocer toda la cultura cafetera de la región y cómo es una hacienda cafetera por dentro, visitando el Parque Nacional del Café, donde el visitante podrá conocer la flora y la fauna de la región, así como todo el proceso de producción del café, sus especies, sus calidades y la cultura que ha crecido alrededor de esta bebida estimulante y sabrosa.

Parque Nacional del Café Montenegro, Quindío

Ubicado en el kilómetro 6, en la vía que va de Montenegro a Pueblo Tapao en el Quindío, es un parque temático y de atracciones, en donde se aprecia todo el esplendor del paisaje, la magia de su vegetación y la historia de la cultura cafetera.

En la segunda etapa del parque se recrean algunas épocas de la historia del país, en las que el tren fue el principal medio de transporte.

Desde el teleférico se disfruta de la mejor vista de la región y se puede ver en detalle cada una de las instalaciones del parque.

www.parquedelcafe.com

Parque Temático Agropecuario Panaca

En la vereda Kerman en el municipio de Quimbaya, a 30 minutos de Armenia, está el Parque Temático Agropecuario Panaca que promueve el contacto del hombre con la naturaleza y los animales domésticos. Allí los niños pueden inter-accionar con ellos y practicar y conocer las actividades del campo.

www.panaca.com.co