Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano

Tercer nivel del edificio de la Vicerrectoria de Postgrados, diseño de Daniel Bermúdez Samper. Premio Nacional de Arquitectura.   Cristóbal von Rothkirch.

Último piso de la biblioteca-auditorio que tiene forma de cubo y fue construida en 2002. La edificación recibió mención en la Bienal de Arquitectura de 2002. La claraboya y los bolsillos de luz permiten el ingreso de la iluminación natural indirecta.   Cristóbal von Rothkirch.

Acceso principal al auditorio Fabio Lozano. En la parte superior se observa la complejidad del diseño del techo; el espacio técnico se ubica en las retículas de cemento.    Cristóbal von Rothkirch.

Texto de: Enrique Santos Molano

Si la misión de una institución universitaria, además de formar profesionales impecablemente capacitados para hacer un país mejor, es conservar y restaurar el ambiente que la rodea, crear un campus estudiantil que irradie su influencia hacia la vida externa de la universidad, entonces la Jorge Tadeo Lozano cumple a cabalidad con ese propósito admirable. Fundada en 1954 por un grupo de idealistas de avanzada mentalidad liberal, la Tadeo, como se la llama con afecto por sus profesores, sus estudiantes y sus conciudadanos, inició labores en la casa republicana que hace esquina en la calle 23, costado nororiental, con la carrera 7.a, última morada del poeta Rafael Pombo.

Para 1967 las directivas de la Universidad inauguraron su sede central en la calle 23 entre carreras 4.a y 5.a, con la idea de que la arquitectura universitaria debería tener una característica propia de su elevado menester y constituirse en un factor fundamental de recuperación del entorno urbano. Al cumplir su cincuentenario la Universidad Jorge Tadeo Lozano ocupa un amplio sector que triplica sus terrenos originales de 1967 y que ha convertido una zona, antes dedicada al vicio, a la prostitución y a la deambulación criminal, en un espléndido campus universitario situado en el mismísimo centro de la capital. Y en los últimos ocho años dos edificios se han sumado a la arquitectura universitaria bogotana, el edificio de Postgrados y la Biblioteca Auditorio.

Inaugurado en 1997, el edificio de Postgrados ganó en 1998 el primer premio de la Bienal Colombiana de Arquitectura, “en la categoría de diseño arquitectónico”. Daniel Bermúdez Samper basó la estrategia del mismo en “el protagonismo de las escaleras, zonas de estar y circulaciones internas”, de donde “se destinó para dicho uso el 50% del área del proyecto y se ubicó en un volumen transparente, convenientemente manejado para lograr una zona llena de variedad espacial, luz y actividad”.

Los cincuenta años de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en febrero de 2004, fueron celebrados de manera insuperable con la inauguración de la Biblioteca Auditorio, comenzada en 2002 y pensada desde 1992. También aquí obró el diseñador, Daniel Bermúdez Samper, quien planeó el edificio de la Biblioteca Auditorio de modo que, a partir de la concepción de que “la biblioteca es el salón de clase más importante de toda universidad”, encajara en armonía con el conjunto de la plazoleta Jorge Tadeo Lozano, que abarca la manzana entre las calles 22 y 23 y las carreras 3.a y 4.a, construida entre 1988 y 1991.

La Biblioteca Auditorio, consta de cinco pisos distribuidos así: primer piso, auditorio con capacidad para 617 personas, cuyo acondicionamiento acústico, que estuvo a cargo de Gonzalo Durán, se articula de manera especial para cada presentación. Su distribución envolvente permite que las sillas rodeen el escenario. Segundo piso, aulas de tecnología. Tercero y cuarto pisos, biblioteca con salas de lectura, con un sistema de estantería abierta que permite al usuario el acceso directo a los libros y a la información que precise. Quinto piso, oficinas de Rectoría, salón del Consejo Directivo y terrazas.

Para complementar el complejo cultural, que este edificio alberga, en el 2006 será inaugurada una galería, lo que muestra, una vez más, el permanente compromiso de la institución con el quehacer cultural de Bogotá.

“Las proporciones, el manejo espacial, el rigor en el diseño y construcción, los recursos tecnológicos que ofrece la selección de materiales y dotación, hacen de este monumental edificio una obra de indiscutible calidad”.