Palacio de San Carlos

Vestíbulo del segundo piso. Bajo los arcos con columnas de piedra se encuentran sillas coloniales y espejos de cristal de roca. Al centro, la entrada al Salón de Embajadores.    Cristóbal von Rothkirch.

Salón protocolario con pisos en parqué, bibliotecas empotradas y paredes enchapadas en nogal, de las que cuelgan retratos de cancilleres de la república. El artesonado mudéjar fue labrado en el siglo xvii para la sala “de profundis” del convento de Santo Domingo.   Cristóbal von Rothkirch.

Sala de gabinete, forrada en damasco púrpura. Está decorada con apliques de cristal de Baccarat y mobiliario estilo francés tapizado en moqueta con motivos florales. A la derecha, una bandera de los Estados Unidos de Colombia, 1863.   Cristóbal von Rothkirch.

Patio de los novios. Alrededor funcionan las oficinas de coordinación de asuntos de comunicación, sociales, económicos y ambientales, y de Asia.    Cristóbal von Rothkirch.

Salón Bolívar: tres arañas de cristal penden de un cielo raso en madera, dividido en casetones. Se aprecia un balcón sobre columnas salomónicas en piedra labrada con barandas de madera tallada. Completan la decoración dos sofás estilo imperio.   Cristóbal von Rothkirch.

Texto de: Enrique Santos Molano

Los padres jesuitas, que han tenido siempre una idea arquitectónica más o menos clara de los aprovechamientos del espacio urbano, resolvieron construir en Santafé de Bogotá, entrado el siglo xvii, un conjunto de edificaciones próximas las unas de las otras, y así surgieron la casa de San Carlos, el templo de San Carlos, la plazuela de San Carlos con sus casas alrededor, el edificio de Las Aulas –enfrente de la casa de San Carlos–, la iglesia de San Ignacio y el Colegio de San Bartolomé. Por la pragmática sanción de Carlos III en 1767, la Compañía de Jesús fue expulsada del Nuevo Reino de Granada y expropiados todos sus bienes. La casa de San Carlos se habilitó como Real Biblioteca y Real Imprenta, que en 1822, al comenzar la República, fueron trasteadas al edificio de Las Aulas. La casa de San Carlos vino a parar a manos de don Juan Manuel Arrubla, que efectuó notables mejoras a la vieja edificación y en 1828 se la vendió al gobierno nacional para servir de sede del gobierno y residencia del presidente de la república. El Palacio de San Carlos fue estrenado por Simón Bolívar el 20 de julio de 1828, y el 25 de septiembre del mismo año el Libertador-presidente estuvo a punto de ser asesinado allí por un grupo de conspiradores. Lo salvó el haber saltado a tiempo por uno de los balcones que dan sobre la calle 10. Una placa de piedra con inscripción latina, colocada en 1830, y restaurada en 1890, recuerda el histórico momento.

San Carlos fue la residencia presidencial y la sede del gobierno nacional desde 1828 hasta 1885, cuando el presidente Rafael Núñez adquirió para la nación la casa natal de Antonio Nariño, en la carrera 7.a con calle 7.a, y la habilitó como palacio presidencial. San Carlos quedó de residencia y despacho del vicepresidente, pero en 1890 el presidente Carlos Holguín retornó la sede del Gobierno al Palacio de San Carlos. El 14 de septiembre de 1900, en plena Guerra de los Mil Días, el presidente Marroquín arrendó la casa de don José Joaquín Vargas para mansión oficial del jefe del Estado mientras se sometía a refacción el Palacio de San Carlos, cuya remodelación se inauguró un año después, el 24 de julio de 1901. La prensa comentó que había quedado “muy elegante”. Sin embargo, la elegancia no evitó que el 9 de octubre de 1903 se desplomara el costado norte del palacio, de modo que el presidente Marroquín tuvo que entregar a su sucesor, Rafael Reyes, la casa de San Carlos cuasi en ruinas, el 7 de agosto de 1904. Reyes arregló el interior de San Carlos, con la idea de instalar allí el Ministerio de Relaciones Exteriores, y ordenó tumbar la vieja Casa de Nariño y construir en su lugar el que sería conocido como Palacio de La Carrera, al cual mudó la Presidencia en agosto de 1907.

A partir de esa fecha los presidentes de Colombia residieron y gobernaron en La Carrera, y se habilitó San Carlos para sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, conocido también como Cancillería de San Carlos.

El 9 de abril de 1948 los amotinados de Bogotá, tras incendiar el Palacio de Justicia, intentaron también asaltar el de Relaciones y le prendieron candela al costado oriental de San Carlos. Las llamas arrasaron con las hermosas ventanas de gabinete que eran su característica más atractiva.

En junio de 1953 el presidente Rojas Pinilla devolvió la sede presidencial a San Carlos, y en tal función continuó el palacio hasta 1980, en que se concluyó la remodelación de la Casa de Nariño y se trasladó a ella, de manera definitiva, la Presidencia de la República. Desde entonces San Carlos ha permanecido como sede de la Cancillería.