Museo del Oro del Banco de la República

Sala “La gente y el oro en la Colombia prehispánica”. Vitrina de la costa pacífica, Tumaco, 700 a. C.-350 d. C. En primer plano, un mascarón de oro repujado. A sus costados, figuras antropomorfas de cerámica.   Cristóbal von Rothkirch.

Texto de: Enrique Santos Molano

Los orfebres prehispánicos que en las diferentes regiones de la actual Colombia trabajaban el oro con una maestría asombrosa, jamás imaginaron que buena parte de su producción se reuniría un día en un museo de renombre mundial, dedicado a preservar, investigar y difundir este patrimonio arqueológico de la nación colombiana.

Fundado en 1939, como parte del engranaje cultural que desde sus comienzos asumió como parte de su misión el Banco de la República, en poco tiempo se convirtió en uno de los sitios más visitados por los bogotanos y por turistas nacionales y extranjeros, en su primera sede en el edificio Pedro A. López. Estuvo después en el edificio del Banco de la República en la carrera 7. a con la Avenida Jiménez. En 1968, las directivas del banco entregaron a la ciudad y al país un nuevo edificio, Premio Nacional de Arquitectura en 1970. El Museo del Oro, considerado único en el mundo, siguió enriqueciendo sus colecciones.

A lo largo de sus sesenta y siete años de historia, el museo se ha convertido en un preservador del patrimonio y de la memoria cultural colombiana. Es, además, un espacio sagrado que evoca un pasado milenario y que construye por su sola existencia un sentido de identidad para los colombianos y provoca profunda admiración y experiencias emocionales tanto a propios como a extranjeros.

Como fuente inagotable de conocimiento sobre las sociedades orfebres colombianas, es el lugar que familias colombianas visitan de manera recurrente los domingos, de entrada gratuita.

El reconocimiento nacional e internacional otorgado al museo y el alto número de visitantes impulsaron a las directivas del Banco a considerar la ampliación de la sede y a su renovación, proyecto que se plasmó en la construcción de un nuevo edificio contiguo al de 1968. El proyecto resultante se planteó en dos etapas.

La primera se inauguró el 19 de diciembre de 2004 con la apertura al público del nuevo edificio, ubicado en la calle 16 con la carrera 5.a, costado suroccidental. La segunda, que se tiene calculado estará lista en el año 2008, permitirá la reapertura del edificio antiguo, que entonces estará renovado en su totalidad e integrado al nuevo.

Así en el futuro, al reunirse las dos edificaciones, el museo dispondrá de 13 000 m2 de construcción, cuatro salas temáticas de exposición permanente, una más para exposiciones temporales, y el exploratorio para niños y jóvenes.

La colección del Museo del Oro, que originalmente contaba con algo más de trescientas piezas, está compuesta en la actualidad por 50 000 registros, entre objetos de orfebrería, piezas de cerámica, textiles, trabajos en madera y piedra, provenientes de las sociedades muisca, quimbaya, calima, tairona, zenú, tolima, tumaco, cauca, urabá y chocó. Objetos de orfebrería admirablemente martillados y fundidos, como poporos, pectorales, colgantes, brazaletes y collares. Una alusión a las ofrendas en lagunas sagradas que los cronistas españoles de la época consideraron como El Dorado, tema que ha obsesionado por siglos a historiadores, arqueólogos y estudiosos, se muestra de manera magistral en la Sala de la Ofrenda.

Las nuevas instalaciones del Museo del Oro, en el tradicional entorno bogotano del parque de Santander, constituyen un enclave importante del centro histórico de Bogotá, como el sector cultural por excelencia.