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Los invertebrados del arrecife
Aldo Brando.
Las esponjas son antiquísimos organismos multicelulares, que aparecieron hace 530 millones de años. Carecen de tejidos, pero se reproducen sexualmente. Su estrategia de alimentación consiste en filtrar agua con microorganismos suspendidos. Diariamente llegan a filtrar entre 10.000 y 20.000 veces su volumen. Aldo Brando.
En las inmediaciones de la laguna arrecifal, en donde se produce un bajo movimiento de sus aguas poco profundas, viven algunas especies de esponjas, como Aplysina cauliformis. Estas han desarrollado formas reticuladas creando una estructura de malla sobre el lecho marino. Es una estrategia muy eficiente para capturar alimento. Aldo Brando.
La mayoría de las esponjas tienden a permanecer en zonas en donde circula libremente el agua con nutrientes. Las esponjas incrustantes pueden crecer sobre octocorales, en este caso sobre una Gorgonia ventalina, que, sin ahogarla, utilizan como estructura de apoyo. Con ella no se presenta ningún tipo de competencia alimenticia. Aldo Brando.
Stomolophus meleagris pertenece a la clase Syphozoa, grupo que se caracteriza porque en él predomina la etapa medusoide. Viajan al vaivén de las corrientes que los arrastran. Tienen la forma de una campana flotante, rodeada de músculos. Cuando ellos se contraen, expulsan el agua y esto los impulsa en su desplazamiento. Aldo Brando.
La anémona solitaria, Condylactis gigantea, es un bello ejemplar de la clase Anthozoa. Se encuentra entre los 5 y los 30 metros de profundidad, y presenta una escala de variaciones en su coloración. Con sus tonalidades brillantes, emite signos de advertencia a los peces, ya que esta anémona resulta muy peligrosa para ellos. Aldo Brando.
Este Poliqueto, Sabellastarte bahamensis, se multiplica por reproducción asexual. Forma grandes colonias en lugares donde encuentra suficiente alimento, que es lo que determina el tamaño que adquiere la población. A través de la observación de estos gusanos, los biólogos pueden establecer la riqueza en nutrientes de la zona donde ellos se desarrollan. Aldo Brando.
Aldo Brando.
Los pulpos y los calamares, que son Moluscos Cefalópodos, no poseen una concha externa. Esto los diferencia de los Moluscos Gasterópodos. Los pulpos han desarrollado una especializacion orientada a alimentarse de caracoles, bivalvos y crustáceos, que capturan con sus ocho brazos, provistos de ventosas Aldo Brando.
El cangrejo araña, Stenorhynchus seticornis, vive en cuevas, en sociedad con anémonas como Lebrunia danae. Con sus seudotentáculos imita al alga Díctyota sp. El pequeño cangrejo Mithrax cinctimanus, se alimenta de algas con las cuales cubre su cuerpo, camuflándose perfectamente. Es inmune a las descargas urticantes de las anémonas. Aldo Brando.
Stenorhynchus seticornis, ha sido llamado cangrejo araña, y otras veces cangrejo flecha. Como todos los de su familia tiene su abdomen plegado. Como sus primos, los camarones, ejerce una tarea de limpieza, para la cual ha desarrollado, como efecto de atracción, llamativos colores en los extremos de sus pinzas. Aldo Brando.
Aldo Brando.
La máxima estrategia de filtración la ha desarrollado la estrella canasta Astrophyton muricatum, página anterior. Sobre los octocorales, forma con sus brazos ramificados una intrincada red que extiende durante la noche para capturar plancton. A diferencia de las estrellas, los erizos, son animales herbívoros que llevan una vida relativamente sedentaria. Aldo Brando.
La esponja masiva Cliona deletrix crece sobre corales, como esta Montastrea de la que aprovecha su esqueleto como estructura de apoyo. Sobre ella extiende una película esponjosa que la cubre, y forma con sus ósculos pequeñas “chimeneas” verticales para facilitar la evacuación de agua filtrada, aprovechando las diferencias de presiones y corrientes. Harry Erhardt.
Esta demospongia masiva, Agelas clathrodes, crece sobre la base de corales ramificados de poca profundidad. Fue fotografiada en la Isla de Ceycen, en el Archipiélago de San Bernardo y se caracteriza por su viva coloración anaranjada. Estas esponjas albergan en sus conductos y cámaras de filtración, crustáceos comensales, especialmente camarones. Harry Erhardt.
Las medusas Scyphozoa se caracterizan por su tamaño relativamente grande y por tener una gruesa capa de mesoglea, de consistencia gelatinosa. Los brazos orales pueden sufrir modificaciones considerables, como en Cassiopeia xamachana, donde se han plegado para formar cientos de tubos succionadores con los cuales incorporan plancton del medio. Harry Erhardt.
Algunos pólipos de Cnidarios son realmente particulares. Es el caso de Rhodactis sanctithomae, fotografiada en la Ensenada de Granate a 9 metros de profundidad. Esta anémona, de unos 10 centímetros de diámetro, se caracteriza por poseer tentáculos, verdaderamente inusuales, sobre el disco oral de color verde translúcido. El disco se expande plenamente de noche para capturar nutrientes. Harry Erhardt.
Los Hidroides, con su esqueleto tubular flexible, forman sus pólipos en las plumas para hacer más efectiva la captura de nutrientes. Producen medusas, que al desprenderse, viajan con las corrientes, buscando la reproducción sexual. Esta colonia de Aglaophenia allmani, con pólipos muy agresivos habita la Bahía de Santa Marta. Harry Erhardt.
El hidrocoral Stylaster roseus, a diferencia de otros hidrocorales, se caracteriza por retener sus pequeñas medusas en cavidades con orificios, por donde puede evacuar los gametos. Forma un esqueleto calcáreo pero, al no tener algas asociadas, no interviene activamente en la construcción del arrecifes como si lo hace Millepora. Harry Erhardt.
La langosta pantufla, Scyllarides aequinoctialis, desarrolla una anatomía aplanada que le permite deslizarse con extrema facilidad por los intersticios y ranuras que forman los corales. Ha modificado sus antenas, que utiliza a manera de palas, para remover con ellas el fondo arenoso donde encuentra su alimento. Harry Erhardt.
La langosta del Caribe, Panulirus argus, tan común en nuestros arrecifes, no presenta pinzas como sus primas que pueblan las costas atlánticas de Norteamérica. Prefieren desplazarse sobre el fondo del mar, aunque poseen un abdomen bien desarrollado, donde se ubican sus 4 pares de patas nadadoras que sirven a las hembras para transportar y encubar sus huevos. Harry Erhardt.
Verdaderos moluscos del arrecife son las ostras, que contribuyen en su formación al fijar una de sus conchas permanentemente al sustrato calcáreo. Desde su lugar de anclaje filtra nutrientes del agua, abriendo la tapa móvil y dejando pasar el agua cargada con partículas nutritivas, especialmente fitoplancton. Al menor peligro contrae el músculo interno y cierra herméticamente su valva. Harry Erhardt.
El caracol pala, Strombus gigas, es el símbolo del Caribe. Habita las praderas de Thalassia donde come algas con su larga trompa. Tiene ojos bien desarrollados y para caminar, sobre el fondo arenoso inestable, lanza su pie muscular hacia adelante, enterrando en la arena su opérculo puntiagudo. Luego retrae el pie y avanza, repitiendo la operación una y otra vez. Harry Erhardt.
Una típica estrella de mar que habita los fondos arenosos de la laguna arrecifal es Oreaster reticulatus Se localiza generalmente alimentándose en las praderas marinas de Thalassia. Frecuente en las Islas de San Andrés y Providencia y en el Archipiélago del Rosario, la podemos encontrar hasta unos 15 metros de profundidad. Harry Erhardt.
Un erizo de cortas espinas y tamaño relativamente grande es Meoma ventricosa, que habita en la laguna arrecifal. Se entierra durante el día bajo el sedimento, para salir de noche en busca de material orgánico. Cuando algún peligro lo amenaza, secreta un líquido tóxico, de color amarillo, capaz de matar pequeños peces. Se encuentra con frecuencia en los arrecifes colombianos. Harry Erhardt.
Nemaster grandis es un Crinoideo robusto que despliega una gran actividad durante la noche. Busca zonas expuestas a fuertes corrientes, en donde extiende sus brazos pinados para capturar organismos planctónicos, mientras se aferra al sustrato con sus cirros. Para captar mejor las corrientes trepan incluso sobre corales, octocorales y esponjas. Aldo Brando.
Nemaster rubiginosa posee brazos más delicados que Nemaster grandis, y por lo general vive oculto entre rendijas y grietas del arrecife. Evita a toda costa las zonas expuestas a fuertes corrientes porque sus frágiles brazos están especializados en capturar partículas finas. Habita normalmente entre los 10 y los 30 metros de profundidad Aldo Brando.
Los pepinos de mar, arriba, están armados con fuertes toxinas, como la holoturina, que los defiende de sus enemigos. Esta esponja roja, derecha, puede cambiar su estructura masiva, y tomar características de incrustante, al colonizar el esqueleto de un octocoral. Esta adaptación es vital para un organismo que depende de las corrientes marinas para su supervivencia. Harry Erhardt.
Las esponjas han tenido un gran éxito evolutivo. En ciertos lugares su biomasa supera la de los corales. La mayor diversidad de especies se encuentra sobre la pendiente arrecifal, entre los 10 y los 25 metros de profundidad. Las esponjas incrustantes crecen formando una delgada película sobre esqueletos de otros organismos, en este caso, sobre corales. Aldo Brando.
La forma tubular es común en las esponjas, Aplysina lacunosa, fotografías superiores e inferior derecha. Algunas alcanzan un metro de altura y utilizando al máximo las corrientes de agua, filtran comparativamente, grandes cantidades de alimento. Crecen generalmente sobre el talud arrecifal, a partir de los 20 metros de profundidad. Aldo Brando.
La forma tubular es común en las esponjas, Aplysina lacunosa, fotografías superiores e inferior derecha. Algunas alcanzan un metro de altura y utilizando al máximo las corrientes de agua, filtran comparativamente, grandes cantidades de alimento. Crecen generalmente sobre el talud arrecifal, a partir de los 20 metros de profundidad. Aldo Brando.
La esponja Callyspongia plicifera, que aparece en la fotografía superior izquierda, adquiere forma de vaso, con una superficie externa cubierta de pliegues. Otras esponjas, como Callyspongia vaginalis, desarrollan una forma semejante. En otras especies vasiformes los ósculos pueden medir más de un metro de díametro. Aldo Brando.
La esponja Callyspongia plicifera, que aparece en la fotografía superior izquierda, adquiere forma de vaso, con una superficie externa cubierta de pliegues. Otras esponjas, como Callyspongia vaginalis, desarrollan una forma semejante. En otras especies vasiformes los ósculos pueden medir más de un metro de díametro. Aldo Brando.
La esponja vasiforme, Callyspongia plicifera, luce zonas fluorescentes azulosas en los bordes. Desarrolla estos pliegues con el fin de acrecentar considerablemente su superficie de filtración. Común en la Isla de Providencia, puede habitar zonas del arrecife que presentan escasas corrientes marinas. Aldo Brando.
Algunas esponjas, dependiendo de las condiciones ambientales, pueden crecer en diferentes formas, como esta Verongula rigida, la cual puede ser rastrera o formar grandes tubos verticales, lo que da una idea de la plasticidad de estos organismos. Las corrientes arrastran el agua que penetra por los múltiples orificios de las esponjas y, una vez filtrada por los coanocitos, sale por grandes orificios llamados ósculos. Aldo Brando.
Esta es una típica esponja emergente: Callyspongia vaginalis. Puede crecer en forma vertical gracias al desarrollo de espículas en su tejido. Pero también por la compleja estructura reticulada de proteína que es su esqueleto de apoyo. Cada tubo posee un pseudoósculo central, por donde evacúa el agua cuando los nutrientes ya han sido retenidos por sus células filtrantes. Aldo Brando.
Una de las medusas más curiosas de la laguna arrecifal, es Cassiopeia xamachana. Se posa sobre el fondo arenoso gracias a su forma aplanada. Proyecta hacia arriba sus brazos bucales para filtrar el plancton del que se alimenta. Posee, también, algas asociadas de las que recibe, energía extra. Hay que evitarlas, porque causan picaduras muy dolorosas. Harry Erhardt.
Las gorgonias pertenecen a la subclase Octocoralia. Son ejemplares extremadamente hábiles y flexibles. Han alcanzado su máxima destreza al perfeccionar la superficie de filtración atando sus diferentes ramificaciones. Sus ramas se unen unas con otras, en un proceso llamado anastomósis, formando una verdadera red de filtración. Aldo Brando.
Las gorgonias pertenecen a la subclase Octocoralia. Son ejemplares extremadamente hábiles y flexibles. Han alcanzado su máxima destreza al perfeccionar la superficie de filtración atando sus diferentes ramificaciones. Sus ramas se unen unas con otras, en un proceso llamado anastomósis, formando una verdadera red de filtración. Aldo Brando.
Gorgonia flabellum a la izquierda, y Gorgonia ventalina, al centro y a la derecha, encontradas en Taganga a 8 metros de profundidad, son magníficos ejemplares de octocorales llamados comúnmente “abanicos de mar”. Estas especies poseen esqueletos córneos altamente flexibles y resistentes. Habitan zonas del arrecife expuestas a fuertes corrientes. Aldo Brando.
Los octocorales han desarrollado un esqueleto muy flexible para resistir el fuerte movimiento de las corrientes. Estos animales poseen raras formas arborescentes, con pólipos que emergen al amparo de la noche, como en el caso de ésta, Ellisella elongata, muy común en la bahía de Santa Marta, encontrada a 32 metros de profundidad. Harry Erhardt.
Los octocorales se caracterizan por sus pólipos de ocho tentáculos o múltiplos de ocho, provistos con pequeñas proyecciones laterales llamadas pinas. Cuando las extiende forma una perfecta red de captura. Este ejemplar de Telesto riisei, fotografiado en Punta Betín a 6 metros de profundidad, muestra claramente la actividad de sus pólipos. Harry Erhardt.
Los octocorales desarrollan formas estructurales para perfeccionar las estrategias de captura del alimento trashumante. Este octocoral, Pseudopterogorgia bipinnata, encontrado en Providencia a 12 metros de profundidad, posee ramificaciones laterales alrededor de sus ejes centrales. Así acrecenta la superficie de captación de nutrientes. Harry Erhardt.
Otra estrategia que desarrollan los octocorales para ampliar su red de captación de alimentos, consiste en producir múltiples ramificaciones en diversos planos. Es el caso de Thesea sp., de esqueleto muy flexible, fotografiado en Isla Aguja. Crece después de los 30 metros de profundidad, en zonas donde el movimiento del agua es escaso. Harry Erhardt.
Estas anémonas, frecuentes en los arrecifes y en las praderas de Thalassia, se alimentan de peces relativamente grandes, que capturan al descargarles sus baterías de nematocistos ubicadas en los extremos de sus tentáculos. Cada uno de ellos llega a tener una longitud aproximada de 10 centímetros. Aldo Brando.
Estas anémonas, frecuentes en los arrecifes y en las praderas de Thalassia, se alimentan de peces relativamente grandes, que capturan al descargarles sus baterías de nematocistos ubicadas en los extremos de sus tentáculos. Cada uno de ellos llega a tener una longitud aproximada de 10 centímetros. Aldo Brando.
Detalle de la región oral de la anémona Stoichactis helianthus. Es una rosa de mar que se caracteriza por sus numerosos tentáculos cortos y redondeados, armados con potentes baterías urticantes, situadas alrededor de la boca. Se alimenta de pequeños peces que arponea. Resulta también peligrosa para el hombre. Aldo Brando.
Los Zoantharios, que llegan a formar grandes colonias, tienen algas simbióticas asociadas, como los corales, e incorporan granos de arena a su estructura esquelética. Usando sus cortos tentáculos, y por medio de un profundo disco oral, retienen los nutrientes del medio con descargas de moco, para luego empujarlos a través de los surcos, hasta llevarlos a la boca. Aldo Brando.
Otros organismos conforma de anémona son los Corallimorpharia. Ejemplar extremadamente raro de este grupo es Pseudocorynactis caribbeorum, muy sensible a la luz. Extiende sus tentáculos transparentes terminados en puntas redondeadas de una tonalidad naranja brillante. Allí se localizan sus baterías de nematocistos. Aldo Brando.
Esta Ceriantharia, muy sensible a la luz, tiene tentáculos desarrollados en forma de látigo que dispara velozmente, para capturar sus presas. Su boca está rodeada de seudotentáculos que utiliza como cepillo. De ellos se sirve tanto para limpiar el material orgánico, como para barrer aquellas presas enredadas en los nematocistos de sus más largos tentáculos. Aldo Brando.
Los gusanos segmentados o Poliquetos se dividen en dos grandes grupos: los errantes y los sedentarios. Uno de los ejemplares de vida libre más llamativos es el gusano de fuego, Hermodice carunculata. Sus extremidades laterales armadas de agujas cristalinas huecas les sirven de defensa: al entrar en contacto con la víctima, penetran en la piel produciéndo un fuerte ardor. Aldo Brando.
Los gusanos segmentados o Poliquetos se dividen en dos grandes grupos: los errantes y los sedentarios. Uno de los ejemplares de vida libre más llamativos es el gusano de fuego, Hermodice carunculata. Sus extremidades laterales armadas de agujas cristalinas huecas les sirven de defensa: al entrar en contacto con la víctima, penetran en la piel produciéndo un fuerte ardor. Aldo Brando.
Hay gusanos segmentados que han perdido su capacidad de movimiento, entonces viven en refugios construidos por ellos. El plumero de mar, Sabellastarte magnifica, gusano marino sedentario, fabrica su tubo de protección con partículas de arena que filtra del medio, y que deposita en círculos, aglutinándolos con material mucoide. Aldo Brando.
Algunos gusanos segmentados como Sabella bahamensis, pueden formar grandes colonias. Tienen tentáculos cefálicos con estructuras filtrantes, que se abren y se cierran sincrónicamente, expulsando el agua por los costados. Los nutrientes, que retienen mediante esta operación, son llevados posteriormente a la boca para ser ingeridos. Aldo Brando.
Los penachos filtrantes de Sabella bahamensis, se retraen dentro del tubo de protección al menor indicio de peligro, que detectan por cambios lumínicos o por el movimiento del agua que los rodea. Estos pequeños animales, dispersos por, los arrecifes del Caribe, se encuentran entre los 10 y los 15 metros de profundidad Aldo Brando.
Con una doble espiral de tentáculos multicolores, los gusanos marinos Spirobranchus giganteus, viven generalmente arraigados a las colonias coralinas, en aguas quietas y de poca profundidad Estos gusanos, que no llegan a medir más de 6 centímetros, absorben los sedimentos que viajan suspendidos en las aguas arrecifales, manteniéndolas limpias, claras y transparentes. Aldo Brando.
Los Spirobranchus giganteus, se retraen dentro de su tubo de protección a la menor sensación de peligro. Este tubo, ha sido fabricado con carbonato de calcio, mediante las secreciones glándulares del cuello. Está armado con un fuerte espolón anterior, del mismo material, y sellan la entrada con una tapa llamada opérculo. Aldo Brando.
Uno de los Moluscos Gasterópodos más atractivos de los arrecifes del Caribe, es el caracol leopardo, Cyphoma gibbosum. El cubre con su curioso manto la parte externa de su concha, imitando perfectamente la retícula de los “abanicos de mar” de los cuales se alimenta, protegiéndose, simultáneamente, de los depredadores. Aldo Brando.
Uno de los Moluscos Gasterópodos más atractivos de los arrecifes del Caribe, es el caracol leopardo, Cyphoma gibbosum. El cubre con su curioso manto la parte externa de su concha, imitando perfectamente la retícula de los “abanicos de mar” de los cuales se alimenta, protegiéndose, simultáneamente, de los depredadores. Aldo Brando.
Caracoles como estos poseen un pie pegajoso que les permite caminar con seguridad sobre diversos tipos de octocorales. Raspando sus pólipos, de ellos se alimentan, dejando desnudo tan solo el esqueleto. Para esto utilizan su rádula, que es una forma de lengua provista de dientes. Aldo Brando.
Molusco significa cuerpo blando. Estos animales para protegerse han desarrollado diferentes estrategias. Los caracoles tienen conchas generalmente helicoidales, mientras que los bivalvos forman dos tapas calcáreas. Los pulpos y calamares no tienen conchas externas pero son extremadamente veloces. Al moverse por reacción a chorro no necesitan de conchas protectoras. Los caracoles gasterópodos se caracterizan por tener un pie muscular, con el cual se deslizan sobre el sustrato en busca de su presa, la cual detectan con sus ojos y receptores químicos. Cuando se sienten amenazados, como esta Fasciolaria tulipa, común en la región de Santa Marta, se contraen dentro de su concha helicoidal tapando la entrada con un disco córneo, llamado opérculo. Harry Erhardt.
La mayoría de los molúscos bivalvos, a diferencia de los caracoles, son sésiles. Pinna carnea, se ancla firmemente al arrecife con cientos de hilos pegajosos. Desde esta posición segura abre sus dos conchas y deja pasar el agua por la branquias filtrando los nutrientes suspendidos, que retiene con un moco pegajoso. En lugar de ir a buscar alimento, ella espera que éste pase, arrastrado por el agua. Los pulpos, página siguiente, son activos cazadores nocturnos que generalmente se mueven sobre el arrecife reptando con sus ocho brazos provistos de ventosas. También pueden nadar rápidamente al inhalar agua y almacenarla en una gran bolsa muscular, localizada detrás de la cabeza. Al contraer los músculos del saco, expulsan violentamente el agua, lo que hace que el animal se desplace. Harry Erhardt.
Las inmediaciones de la madriguera de un pulpo se reconocen por parecer un “basurero”. Es el lugar donde el pulpo va dejando los caparazones vacíos de los cangrejos, y las conchas de los Moluscos de los que se ha alimentado durante la noche. Estos Moluscos, que reptan para cazar, son exclusivamente carnívoros. Aldo Brando.
El pulpo Octopus vulgaris, con un cuerpo dotado de gran plasticidad, rápidamente toma diferentes formas. Durante el día se oculta entre las cuevas, para solo salir de cacería protegido bajo las sombras de la noche. Con ojos muy bien desarrollados, desde su cueva ejerce una severa vigilancia. Los pulpos pueden adquirir rápidamente la coloración del fondo, gracias a células con pigmentos que son reguladas por el sistema nervioso. Al igual que la tinta, este mecanismo de defensa les sirve para burlar a sus depredadores. Aldo Brando.
El camarón Periclimenes sp., de cuerpo transparente, no es un camarón limpiador. Por esto puede prescindir de una coloración llamativa. Para hacerse imperceptible, imita con sus pigmentos corporales, llamados cromatóforos, el fondo arenoso de la anémona dentro de la cual se esconde. Su alimento son los restos que ésta va dejando. Aldo Brando.
Periclimenes yucatanicus son camarones limpiadores de peces, por excelencia. De la coloración de sus pinzas, que asemeja una bandera, se sirven para enviar señales y atraer a los peces parasitados. Los peces se acercan a ellos cuando algo les molesta. Entonces el camarón los limpia e incluso, se introduce entre las branquias y la boca. Aldo Brando.
Otro cangrejo marcadamente herbívoro, es el Grápsido Percnon gibbesi. Se alimenta de las algas que arranca con sus pinzas del sustrato. Vive cerca de los erizos y las anémonas. A la menor indicación de peligro busca refugio bajo las espinas y los tentáculos de sus protectores. Aldo Brando.
Otro cangrejo marcadamente herbívoro, es el Grápsido Percnon gibbesi. Se alimenta de las algas que arranca con sus pinzas del sustrato. Vive cerca de los erizos y las anémonas. A la menor indicación de peligro busca refugio bajo las espinas y los tentáculos de sus protectores. Aldo Brando.
A diferencia de los cangrejos, los camarones limpiadores tienen un abdomen bien desarrollado. Como estrategia fundamental evolucionaron pintando su cuerpo con colores llamativos, tan fuertemente marcados, como éste camarón Stenopus hispidus, que enseña sus características bandas rojas y blancas. Aldo Brando.
Estos camarones que se ocultan entre las esponjas, y en aquellas zonas que presentan hendiduras y salientes, emiten desde allí sus señales para atraer a los peces. De igual forma que los otros camarones limpiadores, al término de su tarea dan un rápido salto y se encierran en su refugio para evadir la acción de sus depredadores. Aldo Brando.
Protegidos por las anémonas Stoichactis helianthus, encontramos a los cangrejos Mithrax cinctimanus, centro, con su cuerpo completamente cubierto de algas, y Percnon gibbesi, izquierda. El patrón de pigmentación en su caparazón, hace que su presencia pase casi inadvertida, pues imita con sus manchas el sustrato coralino del lecho marino. Aldo Brando.
Otro Grápsido, el cangrejo Grapsus grapsus, adquiere la pigmentación de las algas que crecen sobre la roca coralina. De esta manera realiza un perfecto mimetismo. Son cangrejos que no han desarrollado sociedades con las anémonas, pero pueden evadir los peligros al esconderse rápidamente entre las grietas del arrecife, gracias a su cuerpo aplanado y a su gran velocidad Harry Erhardt.
Las estrellas. de mar como Oreaster reticulatus, presentan una marcada simetría pentaradial. Esta estructura tiende a permanecer en la mayoría de los Equinodermos. Habitan generalmente los fondos arenosos de la laguna arrecifal, y se encuentran hasta los 15 metros de profundidad. Su cuerpo llega a medir hasta 50 centímetros de diámetro. Aldo Brando.
La estrecha similitud entre las estrellas y los erizos se hace más notoria cuando observamos los fragmentos de arena coralina adheridos a los pies ambulacrales ventosados de este erizo del género CIypeaster. Al evolucionar, los erizos rellenaron los espacios entre los brazos, dando al animal una forma de “plato” con espinas. Aldo Brando.
La estrecha similitud entre las estrellas y los erizos se hace más notoria cuando observamos los fragmentos de arena coralina adheridos a los pies ambulacrales ventosados de este erizo del género CIypeaster. Al evolucionar, los erizos rellenaron los espacios entre los brazos, dando al animal una forma de “plato” con espinas. Aldo Brando.
La estrecha similitud entre las estrellas y los erizos se hace más notoria cuando observamos los fragmentos de arena coralina adheridos a los pies ambulacrales ventosados de este erizo del género CIypeaster. Al evolucionar, los erizos rellenaron los espacios entre los brazos, dando al animal una forma de “plato” con espinas. Aldo Brando.
Otras estrellas serpiente, arriba, se han especializado en arrastrarse sobre el lecho marino. Durante la noche salen en busca de alimento. Sus brazos articulados provistos de placas y espinas les proporcionan una gran capacidad de movimiento. Estrellas gregarias, viven en aguas poco profundas del arrecife, y se refugian durante el día bajo las rocas coralinas. Aldo Brando.
Otras estrellas serpiente, arriba, se han especializado en arrastrarse sobre el lecho marino. Durante la noche salen en busca de alimento. Sus brazos articulados provistos de placas y espinas les proporcionan una gran capacidad de movimiento. Estrellas gregarias, viven en aguas poco profundas del arrecife, y se refugian durante el día bajo las rocas coralinas. Harry Erhardt.
Los erizos aparecen de noche en busca de algas que raspan del sustrato con sus cinco dientes mandibulares, localizados en la zona ventral. Juegan un papel fundamental en los arrecifes, pues controlan las algas que sin ellos proliferarían y acabarían cubriendo la roca coralina, sin dejar posibilidades de colonización a otras especies. Harry Erhardt.
Los erizos aparecen de noche en busca de algas que raspan del sustrato con sus cinco dientes mandibulares, localizados en la zona ventral. Juegan un papel fundamental en los arrecifes, pues controlan las algas que sin ellos proliferarían y acabarían cubriendo la roca coralina, sin dejar posibilidades de colonización a otras especies. Aldo Brando.
Los erizos aparecen de noche en busca de algas que raspan del sustrato con sus cinco dientes mandibulares, localizados en la zona ventral. Juegan un papel fundamental en los arrecifes, pues controlan las algas que sin ellos proliferarían y acabarían cubriendo la roca coralina, sin dejar posibilidades de colonización a otras especies. Harry Erhardt.
Los erizos aparecen de noche en busca de algas que raspan del sustrato con sus cinco dientes mandibulares, localizados en la zona ventral. Juegan un papel fundamental en los arrecifes, pues controlan las algas que sin ellos proliferarían y acabarían cubriendo la roca coralina, sin dejar posibilidades de colonización a otras especies. Aldo Brando.
En zonas poco profundas con radiaciones solares muy intensas, encontramos al erizo Tripneustes esculentus, muy apreciado por el sabor de sus gónadas. Posee espinas muy cortas y cubre su cuerpo con hojas, piedrecillas y conchas que encuentra en el fondo arenoso de la laguna arrecifal Lo encontramos con relativa facilidad en todos los arrecifes de Colombia. Harry Erhardt.
Los erizos de largas espinas como éste, Diadema antillarum, habitan las zonas coralinas. Sus espinas calcáreas, fuente de protección, constituyen un refugio ideal para peces juveniles del género Apogon. Allí encuentran un lugar seguro que detiene la acción de sus depredadores, ya que sus espinas tienen sustancias tóxicas. Harry Erhardt.
La forma más extraña dentro del grupo de los Equinodermos la presenta la clase Holoturoidea, conformada por los llamados pepinos de mar. Con cinco bandas ventosadas, recuerdan la simetría de las estrellas. Se arrastran sobre el fondo marino, en busca de material orgánico precipitado, que seleccionan con tentáculos pegajosos localizados en la cabeza. Entre 10 y 30 tentáculos retráctiles rodean la boca del pepino de mar. Son tentáculos que presentan diversas formas, correspondiendo a pies modificados. Algunas especies, para defenderse, liberan por el ano hilos pegajosos con los que envuelven a sus enemigos. Otras desarrollan glándulas venenosas sobre la piel. Harry Erhardt.
Algunos ejemplares como Holoturia thomasi, arriba derecha, alcanzan una longitud hasta de 2 metros. Con una especie de áncora, ancla su región posterior al coral, mientras explora el sustrato, removiendo la arena para encontrar nutrientes, especialmente bacterias y algas. De actividad diurna, se encuentra frecuentemente en aguas relativamente superficiales. Harry Erhardt.
Algunos ejemplares como Holoturia thomasi, arriba derecha, alcanzan una longitud hasta de 2 metros. Con una especie de áncora, ancla su región posterior al coral, mientras explora el sustrato, removiendo la arena para encontrar nutrientes, especialmente bacterias y algas. De actividad diurna, se encuentra frecuentemente en aguas relativamente superficiales. Aldo Brando.
Por su semejanza con los pepinos del reino vegetal, estos pepinos de mar se desplazan sobre el fondo arenoso de la laguna arrecifal, donde los encontramos durante el día, casi inmóviles, buscando alimento en las praderas de Thalassia. En la imagen inferior derecha se aprecia la “suela” con la cual realizan este desplazamiento. Aldo Brando.
Por su semejanza con los pepinos del reino vegetal, estos pepinos de mar se desplazan sobre el fondo arenoso de la laguna arrecifal, donde los encontramos durante el día, casi inmóviles, buscando alimento en las praderas de Thalassia. En la imagen inferior derecha se aprecia la “suela” con la cual realizan este desplazamiento. Aldo Brando.
De actividad nocturna, esta especie Nemaster grandis, se aferra a los octocorales, y desplegando su corona con brazos articulados, captura el alimento que por allí transita. Son estos Equinodermos conocidos como Crinoideos, que filtran alimento suspendido en las corrientes marinas y lo hacen de una manera semejante a las estrellas serpiente y a las estrellas canasta. Harry Erhardt.
Extremadamente tímida es la especie, Nemaster discoidea, que generalmente oculta su cuerpo bajo las salientes coralinas, exponiendo tan solo sus transparentes brazos pinados. Con ellos filtra nutrientes del medio atrapándolos con la ayuda de un moco que secreta, para inmovilizarlos con toxinas y luego llevarlos a la boca. Harry Erhardt.
Texto de: Henry von Prahl
Cuando la aglomeración de colonias coralinas permitió el desarrollo de estructuras arrecifales tridimensionales en aguas tropicales pobres en nutrientes, se fue creando, por decirlo así, la escenografía viviente sobre la cual se iba a destacar todo un espectáculo de infinita variedad. La construcción de este medio, que se vio ampliamente favorecida por la simbiosis de algas microscópicas, no se hizo sola, por supuesto. Numerosos organismos acompañaron a los corales en esta aventura, desarrollándose un complicado proceso coevolutivo, que forma un verdadero engranaje de la vida. Peces, algas, hierbas marinas, seres invertebrados, rocas, arena, luz, oscuridad, hacen parte de este vasto conjunto de los reinos que conforman la vida que yace bajo la superficie marina. Sin embargo, cuando penetramos en este mundo, de gran complejidad, una dinámica se pone inmediatamente de presente aquella que conforma el universo de los peces.
La variedad de sus formas, su elegante movimiento y la turbulencia de sus avasallamientos brutales; o bien sus admirables precauciones, las fantasiosas formas de su mimetismo y los atractivos colores, cuando no la gracia multiplicada de los cardúmenes, son cosas que jamás dejan de fascinarnos. El espectáculo que los peces han desplegado, compromete la casi totalidad de nuestra capacidad de atención. Pero sabemos que este reino es más vasto y proliferante. No todos los organismos que viven en él tienen las mismas características. Algunos han evolucionado en una dirección, otros en otra; pero todos siempre lo han hecho bajo el imperativo de la ley de la supervivencia. De tal forma que si encontramos peces capaces de mimetizarse perfectamente sobre el fondo coralino, en tensa calma, es porque ellos están en permanente alerta, a la espera de sus víctimas o escondiéndose de sus predadores.
Nos hemos sumergido bajo estas aguas tan aparentemente tranquilas, y nos hemos encontrado, una vez más, con los peces. Nos han hipnotizado con sus colores, con su variedad y sus costumbres. Pero aquí habría que recurrir al lugar común y decir que el árbol no nos ha dejado ver el bosque en todo su esplendor. Y es que los peces tan solo constituyen el 3% de la fauna arrecifal, correspondiendo el 97% al impresionante mundo de los invertebrados, o sea a aquellos animales que carecen de vértebras y que han pasado generalmente desapercibidos, por sus formas crípticas, su reducido tamaño y su extraña apariencia.
Porque, realmente, el verdadero mundo arrecifal está conformado por los invertebrados, ignorados generalmente, tanto en sus propios procesos vitales, como en las interrelaciones con el medio, por demás extrañas y delicadas. Aquí, en este ambiente, se compite sin cesar, se crean y se perfeccionan increíbles mecanismos de supervivencia, se vive y se muere. Y todo ello tiene una sola razón de ser la prolongación de cada especie en el espacio que le es más propicio. De ahí que el ámbito que ahora vamos a buscar pertenece a esta red de relaciones y a esos seres singulares y desconocidos que lo habitan, lo viven, lo utilizan y lo conforman, con siglos y siglos de historia.
Los poríferos
En el gran mosaico de la vida subacuática, encontramos las esponjas, que son organismos multicelulares muy antiguos. Se estima que aparecieron hace más de 530 millones de años. 0 sea, que su origen podría situarse en una época anterior a la aparición del desarrollo de los arrecifes coralinos actuales. El cuerpo de las esponjas se encuentra perforado por múltiples orificios, o poros, (de ahí el nombre de PORIFERA, que quiere decir Ilevador de poros) que van a comunicarse a las cavidades filtrantes por medio de canales o a través de espacios intercelulares. Lo más interesante, en lo que se refiere a la constitución biológica de las esponjas, reside en el hecho que ellas no presentan tejidos. Se componen, más bien, de un agregado celular con ciertas especializaciones. Sobre la superficie externa de la esponja se encuentra una infinidad de poros de admisión que permiten la entrada del agua con nutrientes. Estos últimos, en especial bacterias y otras partículas orgánicas, pasan al interior de la esponja, en donde se desplazan por los espacios intercelulares, arrastrados por corrientes de agua. La mayor parte del agua con alimento en suspensión entra a las cámaras filtrantes, en donde los alimentos suspendidos serán retenidos por los collares de células especializadas, llamadas coanocitos. Los coanocitos están provistos de un flagelo central con el cual impulsan el agua y permiten su circulación. Las cámaras tienen la capacidad de filtrar de 10.000 a 20.000 veces el volumen de la propia esponja. Cuando ha terminado el proceso, el agua filtrada abandona la esponja, por una cavidad de evacuación común, conocida como ósculo.
El esqueleto de la esponja está conformado por espículas de carbonato o sílice, por fibras de esponjina, o por la combinación de fibras de esponjina y espículas. La conformación del esqueleto de la esponja le permite aprovechar al máximo las corrientes de agua, adaptándose a ellas, con el fin de filtrar pasivamente la mayor cantidad de agua posible y retirar activamente los nutrientes suspendidos, especialmente partículas orgánicas y bacterias.
En su conformación elemental, las esponjas carecen de tejidos y de órganos, y, sin embargo, tienen la capacidad de reproducirse sexualmente. En la reproducción sexual, los espermatozoides abandonan la esponja por el ósculo con las corrientes exhalantes de agua filtrada. Una vez en el medio, pueden fecundar óvulos liberados y la fecundación será externa, o bien pueden llegar al interior de otra esponja de la misma especie. En este último caso, los espermatozoides van a penetrar por los poros de admisión para ser arrastrados, a través de los canales, hasta las cámaras de filtración. Allí una célula filtradora o coanocito, lo captura y lo retiene mediante un proceso que se ha llamado engolfamiento porque se asemeja a una nave lanzada a las playas de un golfo. Inmediatamente, esta célula pierde el flagelo y el collar, e inicia un viaje migratorio, ayudada por movimientos ameboides, hasta donde se encuentra el óvulo. El óvulo incorpora al coanocito con el espermatozoide por engolfamiento y de esta manera ocurre la fecundación. Posteriormente se forma una larva ciliada que abandona la esponja madre por el ósculo.
Cuando las condiciones ambientales son favorables, las esponjas también pueden reproducirse asexualmente. En este caso producirán botonamientos o pequeñas esponjas laterales.
Como puede apreciarse, a pesar de que las esponjas presentan una estructura tan simple, son organismos admirables en su conformación y en su conducta, formados prácticamente de un solo tipo de célula totipotente, llamada arqueocito o célula primitiva. Es una célula que puede dar origen a todas las demás, incluyendo a los coanocitos y a las células sexuales. En cuanto a la distribución de las esponjas en el espacio arrecifal, ellas han tenido gran éxito y, en ciertos lugares, su biomasa llega a superar a la de los mismos corales. En los arrecifes del Caribe, la mayor cantidad de esponjas se encuentra sobre la pendiente o plataforma arrecifal, generalmente entre los 10 y los 25 m de profundidad. Allí las podemos encontrar formando sus ciudadelas laberínticas, firmemente adheridas a los sustratos, prolongando esta forma de vida tan singular y mostrando las nuevas, variadas y complejas formas del arrecife. Sin lugar a dudas, las esponjas más interesantes del arrecife son aquellas que perforan los corales, contribuyendo de esta manera a su rompimiento, erosión y expansión. Dentro de estas esponjas perforadoras tenemos a la esponja excavadora roja, Cliona delitrix. Esta esponja perfora generalmente corales masivos y puede cubrir superficies que sobrepasan un metro cuadrado, pudiendo matar de esta manera al coral infectado. Otra esponja perforadora es la esponja amarilla de chimenea, Siphonodictyon coralliphagum, que perfora partes vivas del coral. Durante la etapa de infección, la larva de la esponja se fija mediante una envoltura de moco al coral, evitando ser atacada. Por acción química y mecánica logra abrir una galería dirigida hacia el interior del coral, en donde forma cavernas dejando expuestas al exterior tan solo las chimeneas con los ósculos.
Aparte de éstas, hay una gran variedad de esponjas emergentes, de diferentes formas, pero en especial sobresalen las tubulares, y las que han adquirido forma de vaso; también hay que mencionar aquellas que se asemejan a una especie de urna. No son formas caprichosas es el polimorfismo con que las esponjas aprovechan al máximo las condiciones ambientales favorables, especialmente la presencia de las corrientes con nutrientes suspendidos. Con su conformación pueden llegar a filtrar pasivamente un gran volumen de agua, que penetra a su interior por la diferencia de presiones. Las esponjas no perforadoras contribuyen en buena medida a la estabilización del talud arrecifal y adicionalmente sirven de refugio o hábitat para una gran cantidad de organismos.
Después de ver estas bellas formas y los múltiples colores desplegados, tenemos que rendirnos ante la evidencia de que, a pesar de ser unos organismos tan simples, han tenido un gran éxito evolutivo se les considera como unos de los colonizadores más antiguos del arrecife, habiendo asistido, incluso, al nacimiento de los corales hermatípicos formadores de los mismos.
Los nidarios
Quién que se haya sumergido bajo la superficie marina no ha hablado alguna vez, con cierta repulsión y temor, de las antipáticas aguamalas Quién no ha tenido alguna forma de curiosidad por los corales Y las anémonas no figuran, acaso, en nuestro vocabulario escolar Los corales negros y los de fuego, los octocorales y los hidroides son ya nombres relativamente más lejanos. Su conocimiento parece estar reservado a los especialistas. Aquí trataremos de familiarizarnos con ellos, no para combatirlos ni siquiera a la aguamala ni para hacerlos temibles, sino más bien para mantenernos ante ellos en una saludable actitud de comprensión y estimación y, por qué no, de admiración. Todos ellos conforman el grupo de los nidarios. Su principal característica sus estrategias armadas, ya sea para la defensa o para el ataque, que despliegan para capturar sus presas. Poseen temibles baterías de nidiocitos, que han sido estratégicamente montadas sobre sus tentáculos. Estas células funcionan como el mecanismo de un arma de proyectiles. En una inclusión en forma de cápsula guardan un líquido tóxico. Cuando el tentáculo armado con estas baterías celulares entra en contacto físico con la presa o la detecta químicamente, se activa el mecanismo mediante un gatillo y la cápsula se contrae violentamente. Entonces el tubo arpón se dispara en unas tres milésimas de segundo, con una aceleración de 40.000 veces la fuerza de la gravedad y al penetrar en la víctima inyecta su veneno proveniente de la cápsula.
Otras células nidiocíticas, menos rápidas, son igualmente letales, pues liberan tubos pegajosos, que rápidamente se enrollan a la presa para inmovilizarla y permitir su ingestión.
Algunos de los representantes de este grupo, los corales hermatípicos, son los responsables de la construcción de uno de los ecosistemas más ricos y variados del mundo. Sus esqueletos, gigantescas moles en crecimiento, sirven de estructura de apoyo a miles de invertebrados filtradores como esponjas, octocorales y poliquetos. Sus formas y estructuras unas veces masivas, otras veces porosas, crean caprichosos andamios, desarrollando estructuras laminares o ramificadas, que forman bosques y divertidos laberintos que sirven de resguardo y lugar de descanso a una infinidad de animales que coevolucionaron con ellos y que integran este fantástico mundo.
Los nidarios son organismos muy variados y polimórficos. Para entenderlos mejor, se han agrupado en tres grandes clases Hydrozoa, Scyphozoa y Anthozoa.
Clase Hydrozoa
Un aspecto vegetal. Exhuberante. Arbóreo. Ampliamente ramificado. Así son algunos de los representantes de esta clase, como los hidroides. Esto hace que se confundan generalmente con hierbas marinas. Pero no. Son animales en permanente actividad. Si llegamos a tocarlos nos llevaremos una gran sorpresa. Al contacto con un elemento extraño, los pólipos se contraen e inmediatamente lanzan una descarga de los cnidiocitos, capaz de producir un fuerte ardor en la piel. Estos animales tan urticantes se caracterizan por secretar un esqueleto externo generalmente de forma tubular, que se alza como una pequeña torre construida con un material quitinoso. En la cúspide preside el pólipo o hidrante, con su corona de tentáculos alrededor de la boca. Estos seres extraños no aparecen solos. Sus sociedades surgen en colonias que se fijan al sustrato enraizándose por medio de proyecciones que descienden bruscamente, ya sea en formas caprichosas, ya en simétricas formas estrelladas.
Estas colonias, que pueden dividirse asexualmente incrementando por este procedimiento su tamaño, tienen además la rara capacidad de formar, por procesos de gemación, una estructura de apariencia transparente, conocida como medusa que está provista de una campana flotante. Generalmente aparece liberada al medio, aunque en algunos casos puede encontrarse fuertemente retenida por la colonia. Las medusas tienen la capacidad de reproducirse sexualmente, mediante la liberación de óvulos y espermatozoides, que se fecundan externamente, desarrollando una larva ciliada nadadora, conocida como plánula. Esto permite su dispersión por las corrientes. Cuando la plánula ha encontrado un lugar apropiado con sus receptores, se fija al sustrato y se transforma en un nuevo pólipo, que producirá, por continuas divisiones, una nueva colonia hidroide.
Los corales de fuego también son hidroides, pero que secretan un esqueleto calcáreo. De esta forma participan activamente de la construcción del arrecife. Es el caso de Millepora. Tienen algas simbióticas y, como la mayoría de su especie, disponen de pólipos especializados para su defensa. Están fuertemente provistos de armas con potentes cnidiocitos, capaces de producir heridas extremadamente dolorosas. Los hidrocorales liberan generalmente pequeñas medusas al medio, en donde inician el ciclo sexual. Pero hay otros hidrocorales, como Stylaster roseus, que no tienen algas simbióticas asociadas y por esta circunstancia no participan de manera importante en la formación del andamio arrecifal. Pero tienen una ventaja sobre otros pueden crecer en cuevas y otras zonas con poca luz. Estos hidrocorales, a diferencia del coral de fuego, retienen sus medusas en cavidades redondeadas, provistas de perforaciones, por donde dejan escapar los gametos al medio.
Clase cyphozoa
En la clase cyphozoa nos encontramos con la conocida y temible aguamala. Es una verdadera viajera del mar, mientras que el pólipo se reduce normalmente a una etapa intermedia larvaria. Estas medusas o aguamalas, a diferencia de las medusas hidroides, se caracterizan por una gruesa capa intermedia gelatinosa, rodeada por músculos, los cuales al contraerse expulsan el agua acumulada en la parte interna de la campana, permitiendo su desplazamiento vertical por reacción. Sin embargo, a pesar de su movimiento, las aguamalas son generalmente arrastradas pasivamente por las corrientes, quedando a su merced.
La boca del aguamala está rodeada por cuatro brazos y puede tener muchos tentáculos sobre el borde de la campana, armados con potentes baterías de cnidiocitos urticantes, los cuales utilizan para arponear las presas. Algunos grupos de aguamalas no tienen tentáculos y los brazos orales se modifican considerablemente, como es el caso de las Rhizostoma, voz que quiere decir, boca en forma de raíz. Los brazos se fusionan y pliegan de tal manera, que forman una especie de colador, en forma de raíz, con una multitud de bocas secundarias, por las cuales succionan el plancton. En su proceso de alimentación, los organismos inhalados con el agua son llevados directamente al estómago. Este grupo está bien representado en los arrecifes del Caribe colombiano, en especial por la aguamala de plato, Cassiopeia xamachana. Una campana flotante en forma aplanada, que la diferencia de otras medusas, permite al animal colocarse boca arriba, ciertamente como un plato, sobre el fondo arenoso de la laguna arrecifal. Con sus brazos bucales, proyectados hacia arriba en continuo movimiento, filtran el agua, en permanente búsqueda del plancton que el medio ofrece. Esta medusa tiene prisioneras, en su interior, algas simbióticas, de las cuales recibe gran parte de la energía, dado que el medio en que vive no ofrece mayores posibilidades de alimento. Otra aguamala Rhizostomada, mejor conocida como la medusa azul, Stomolophus meleagris, se acerca a las zonas arrecifales después de fuertes períodos de lluvias. Pero a pesar de su aspecto y forma no es peligrosa para el hombre.
Clase Anthozoa
Animal en forma de flor, podría traducirse esta palabra, anthozoa. Y de hecho es una descripción exacta. Todas y cada una de estas especies presentan tan variada y delicada forma, que dispersas en el arrecife, parecen crecer como en un extraño jardín subacuático, en donde sus pólipos se asemejan a flores de pétalos tentaculados.
En esta clase encontramos pólipos coloniales, como son los corales, y pólipos solitarios como las anémonas, que también se conocen como rosas de mar. La cavidad gástrica de estos pólipos está dividida por una serie de pliegues carnosos, en cuyos bordes terminales están sus filamentos digestivos, armados con cnidiocitos. Esta modificación les permite incrementar su superficie de digestión y la absorción de nutrientes. Las células sexuales o gNadas, también se desarrollan sobre estos mismos tabiques carnosos, a diferencia de los otros cnidarios, en donde la reproducción sexual se efectúa por medio de medusas libres o retenidas.
Pero con el fin de conocer mejor a este grupo, vamos a considerar las diferentes subcIases de manera independiente.
Subclase octocoralia. Animales con pólipos que poseen ocho tentáculos, o múltiplos de ocho, en forma de pluma o pino. Con ellos multiplican sensiblemente su capacidad para filtrar agua, pero también para tender sus discretas celadas en busca de sus apetecidas presas que son arponeadas mediante la descarga de cnidiocitos y luego llevadas con los tentáculos a la boca.
Un representante típico de este grupo es aquel octocoral que tiene un esqueleto interno conformado por un material córneo altamente flexible, esqueleto que también puede ser de carbonato de calcio formado por agujas sueltas o fusionadas llamadas espículas. Además poseen espículas calcáreas articuladas, aisladas en la capa gelatinosa intermedia, sobre la cual encuentran apoyo los pólipos, los cuales se rodean a manera de empalizada de protección con estas agujas.
Los octocorales tienen generalmente raras formas arborescentes, que parecen florecidas cuando los pólipos, al amparo de la oscuridad de la noche, extienden sus tentáculos y despliegan toda su actividad vital. Son seres generalmente nocturnos y activos cazadores de zooplancton. Para hacer más efectiva la captura, se ramifican o crecen en forma de red, como los abanicos de mar, con el propósito de aumentar su superficie de filtración.
Hay otros que se elevan como serpientes, moviéndose bajo la cambiante influencia de las corrientes, de donde toman lo que les pertenece su alimento trashumante. Su estructura, de esqueleto orgánico flexible, les permite adaptarse, sin romperse, al cambiante movimiento que genera la energía del oleaje, el cual a su vez arrastra el plancton del que se alimentan.
Subclase zoantharia. Aquí encontramos pólipos solitarios y pólipos coloniales. Son pólipos solitarios las anémonas o rosas de mar, que carecen de esqueleto y tienen tentáculos simples sin pinas o ramificaciones laterales. Poseen cierta capacidad de movimiento, ya que disponen de un cuerpo altamente flexible, que puede ser modificado al henchirse de agua. También pueden regular su forma por puro control muscular. Poseen un pie pegajoso con el que se fijan al sustrato y se refugian en cavidades y ranuras del arrecife, en donde encuentran su protección. Otras se entierran en la arena o en la grava de la laguna arrecifal, excavando allí sus propias trincheras, las cuales revisten con una pared mucosa aglutinante, con el fin de evitar el colapso de las mismas.
En el Caribe colombiano, las formas más representativas de la subcIase Zoantharia, son Condylactis gigantea, sin lugar a dudas la más grande y más bella de las anémonas solitarias del arrecife. Alcanzan un diámetro hasta de 50 cm, con tentáculos que llegan a los 10 cm de largo. Otras anémonas solitarias, como Bartholomea annulata, despliega una verdadera multitud de tentáculos hasta 200 alrededor de la boca, los cuales flotan libres en el medio a manera de una red cuya función es la de retener nutrientes. Lebrunia danae presenta, seudotentáculos ramificados con dispositivos abultados en donde alberga potentes baterías de cnidiocitos. Lebrunia corafflgens, ha construido su hábitat con una disposición francamente protectora en fisuras y hendiduras del arrecife, dejando librados al exterior tan solo sus largos tentáculos, con terminales aboquillados. Ricordea florida es una típica especie colonial; agrupadas en gran número, forman largos tapetes sobre el arrecife y se encuentran entre los 5 y los 15 m de profundidad, al lado de los corales blandos, de aspecto carnoso.
Estos corales blandos van acumulando en su capa gelatinosa intermedia una gran cantidad de granos de arena, conformando una suerte de esqueleto interno. De éstos, una de las especies más representativas en los arrecifes del Caribe es Palythoa caribbea, llamada comúnmente “coral de caucho”, que llega a cubrir grandes extensiones en zonas expuestas a fuerte oleaje, generalmente entre 50 cm y 6 m de profundidad. Avidas de espacio vital, suelen colonizar cualquier medio que encuentren libre en esta zona. Sus pólipos activan su movimiento en la noche cuando despliegan su estrategia alimenticia, reteniendo zooplancton; durante el día, obtienen la energía necesaria de sus algas simbióticas. En este grupo de los Zoanthidios, la más grande es Palythoa grandis. Tiene un disco oral de cerca de 4 cm, con tentáculos muy cortos. Estos pólipos forman pequeñas colonias y crecen generalmente en forma de hongo, con los bordes plegados; se encuentran entre los 8 y los 10 m de profundidad. Hay formas parásitas como Parazoanthus sp. Esta especie se encuentra frecuentemente asociada con esponjas o bien tendida sobre colonias hidroides. En esta subclase también se incluyen los corales y los corales negros o antipatarias. Estos últimos forman hermosas colonias muy ramificadas, que poseen un esqueleto interno córneo, recubierto con pequeñas y espinosas proyecciones laterales. Los pólipos son reducidos. No alcanzan más de profundiunos dos milímetros. Tienen tentáculos simples y sin espículas. El fitoplancton, muy pequeño, es su alimento primordial y, viviendo habitualmente en aguas profundas, su localización más frecuente será en zonas de poca luz, como cuevas y salientes rocosas. A más de 30 m, aunque también puede aparecer en aguas más profundas, se encuentra Anthipathes pennacea. Alcanza hasta los 2 m de altura. Todo el conjunto unitario en su estupenda variedad, se asemeja a una gran pluma que introduce en el hábitat una bella fantasía. A partir de los 20 m de profundidad, crece en forma de látigo Stichopathes lutkeni y llega a alcanzar la prodigiosa longitud de 4 m de largo. Su superficie está recubierta con delicados pólipos.
Los Poliquetos
En realidad son muchos quienes los han visto. Son animales esquivos y enormemente llamativos. Sus colores iridiscentes multiplican la sensación de su belleza. De su cuerpo dividido en segmentos se destaca una cabeza anterior en donde está articulado el cerebro, los órganos sensoriales y la boca. En realidad, su estructura orgánica es la de un esqueleto hidráulico un líquido viscoso llena la cavidad central de sus segmentos huecos e interactúa con los músculos. Es el mecanismo que les permite moverse rápidamente, e incluso por él llegan a realizar tareas más complejas, como excavar sus madrigueras en el sustrato que convierten en su medio protector. El esqueleto hidráulico funciona de la siguiente manera al contraerse los músculos longitudinales, el segmento se acorta ejerciendo el líquido una presión lateral que ensancha el segmento; cuando se contraen los músculos circulares, el segmento se alarga por la presión del líquido y el músculo longitudinal vuelve a la presión normal. Una nueva característica se nos presenta cuando descubrimos en ellos diminutos apéndices carnosos comprimidos, en forma de remo, que llegan a sobresalir considerablemente, lo que le da al animal un aspecto de brocha de tupidos filamentos.
Arbitrariamente, estos gusanos segmentados se han visto divididos en dos grupos aquellos que poseen movimiento libre o errantia y los que son sedentarios. Estos últimos han fabricado su propia vivienda, en cilindros de los cuales tan solo sobresale su cabeza y su vistoso penacho.
Por su parte, los gusanos errantes buscan refugio en las hendiduras que forman los arrecifes o bien bajo las especies coralinas donde se esconden temporalmente al acecho de sus víctimas. Y cuando éstas no llegan, parecen resignarse a descender al fondo en busca de partículas las alimenticias. El gusano de fuego, Hermodice carunculata, es un ejemplar de considerable tamaño que puede alcanzar hasta 30 cm de longitud. De su cuerpo rojizo sobresalen los remos laterales pero también sus temibles agujas cristalinas huecas. Estas, en realidad, son armas eficaces con las que protegen su cuerpo. Si llegamos a tocarlo sentimos que sus agujas penetran en la piel, liberando en seguida un líquido tóxico, que produce un fuerte ardor que es como la sensación de una intensa quemadura; de ahí su nombre, gusano de fuego. No es un cazador se alimenta generalmente de pólipos y corales, los cuales pastorea con su trompa raspadora. Una alternativa en su búsqueda de alimento la encuentra en las materias en descomposición, en especial peces muertos.
Por otra parte están los gusanos sedentarios, que a diferencia de los errantes, ofrecen un aspecto esplendoroso. Aquí están, por ejemplo, los gusanos de penacho, cuya descripción la obtenemos a partir de una comparación con la formación que corona fantasiosamente una testa.
Pero este despliegue de belleza no es meramente ornamental; allí tienen sus pinados o radiolos, de los que se sirven para filtrar el agua en busca de alimentos suspendidos, partículas orgánicas y plancton. Estas formas están estructuradas en arreglo a sus necesidades naturales, ya que las partículas aquí adheridas son trasportadas a la boca por canales ciliados.
Los gusanos de estas dos familias secretan tubos de protección. Sabella acumula granos de arena en los penachos filtrantes que, retenidos, son depositados en sacos. En éstos se libera una sustancia mucosa que al mezclarse con los granos de arena es empujada al borde del tubo. Así van cementando su refugio. Dentro de éste, los gusanos poseen una gran capacidad de movimiento gracias a sus contracciones musculares ondulantes y llegan a fijarse con sus pequeñas garras a la superficie interna del tubo. Cuando se congregan en una buena cantidad, pueden llegar a formar verdaderos arrecifes.
En la formación del arrecifes coralinos del mar Caribe, las especies sedentarias ofrecen, como pocas, una interesante variedad subacuática, cuyos colores y formas, variadas e intensas, terminan por cautivar la curiosidad del observador. Sabella bahamensis, es una de las especies coloniales que, secretando tubos flexibles, puede alcanzar entre 10 y 15 cm de altura. Se encuentra aproximadamente a 15 m de profundidad. Para su protección, esta especie dispone de órganos sensoriales muy perceptibles, localizados sobre los penachos filtrantes. Con ellos detectan tanto los cambios lumínicos a su alrededor, como aquellos movimientos en el agua que pueden representar la inminencia de un peligro. A esta señal recibida responden, contrayéndose súbitamente dentro del tubo, escapando de esta manera a la acción de sus enemigos. Sabellastarte magnifica, llamada comúnmente plumero de mar, también construye un tubo de refugio, con secreciones pegajosas, cementando pequeños granos de arena. Sus tubos alcanzan unos 25 cm de altura, lo que convierte a esta especie magnífica en el gusano sedentario más grande del Caribe. Se encuentra tanto enclavada en la arena como en los bancos de coral.
Spirobranchus giganteus
Llamados comúnmente pinitos de mar, generalmente viven en aguas quietas y no muy profundas. Alcanzan unos 6 cm de altura, y están coronados por un par de penachos filtrantes en forma de una espléndida espiral multicolor. Sus tubos de protección, de un material calcáreo, lisos por dentro y rugosos por fuera, protegen la entrada con la disposición de un fuerte espolón defensivo. Cuando encontramos muchos de ellos arraigados, a una misma colonia coralina, el conjunto presenta tan maravillosa variedad de colores, que del blanco al violeta recorre prácticamente la totalidad del espectro entero. Un extraño representante de la familia Serpulidae en los arrecifes lo encontramos con Filograna implexa, que forma frágiles tubos calcáreos entretejidos entre sí, como si hubieran sido pacientemente elaborados en una delicada filigrana. Son estos gusanos, con sus llamativos penachos de color violeta profundo, típicos animales nocturnos de día permanecen retirados dentro de sus tubos. Se encuentran generalmente a partir de los 20 m, anclados firmemente sobre los sustratos duros.
Una característica común que comparten estas especies de gusanos marinos, reside en el hecho que se reproducen sexualmente. Sus gametos maduran dentro de la cavidad de cada segmento, y luego son liberados al medio. La fecundación es externa. Forman una larva ciliada en forma de trompo, llamada trocFora, que en la primera etapa de, su vida lleva una existencia planctNica libre. Luego cae al fondo, para allí comenzar la metamorfosis que la llevará finalmente a su forma definitiva.
Los Moluscos
Caracoles, conchas, almejas, calamares, pulpos y babosas de mar, tienen una larga historia y abundan prácticamente en los mares de todo el mundo. Las ostras y almejas, los calamares y pulpos, gozan del prestigio culinario y son prácticamente imprescindibles para un buen gourmet. El hecho que sean bien conocidos por su apetitoso sabor, sus deliciosos jugos y tintas, su carne suave y tierna y su enorme poder revitalizador, no significa que sean mejor conocidos como unas especies vivientes con un alto grado de interés para quien se preocupe por conocer cómo se realizan los admirables procesos vitales de estos seres marinos, tan especiales y curiosos en sus costumbres. Se han agrupado en tres clases Gasterópoda, Pelecypoda y Cephalópoda.
Clase Gasterópoda
Caracoles, y babosas de mar. Fuertemente resguardados y protegidos en su concha dura o desnudos. Poseen un pie aplanado con el que se deslizan sobre el sustrato, mediante ondulaciones musculares o ciliares, que van acompañadas con secreciones mucosas, asegurando un afianzamiento permanente, fuerte y seguro. Las babosas de mar se desplazan a saltos, o bien nadando, gracias a que han desarrollado una extraordinaria capacidad para crear fuertes ondulaciones laterales.
Las conchas, ausentes en las babosas de mar, están construidas en torno a un eje central. Un proceso de enrollamiento casi siempre asimétrico, con espirales tubulares que aumentan de tamaño a medida que se dirigen hacia abajo, les da ese aspecto rizado con que parecen envolver sus delicados cuerpos. Literalmente, con su concha, estos caracoles han construido su casa y lo hacen mediante un curioso proceso, que veremos a continuación.
Una glándula conchígera de la larva comienza a secretar el material con que se forma la protoconcha, que corresponde al ápice de una concha adulta. Un grupo de glándulas exteriores del borde del manto, secreta una proteína fibrosa que actúa como molde. Sobre éste va a caer una masa coloidal de carbonato de calcio que cristaliza pronto y fuera de las células que han vertido el material. La disposición específica de estos paquetes de carbonato de calcio hace que se forme una capa intermedia de cristales prismáticos verticales, mientras la superficie interna se va formando como láminas superpuestas lisas, brillantes y multicolores, con el aspecto de una textura que podemos comparar a la de la porcelana. La capa externa de la concha del caracol puede estar protegida por una especie de piel delgada, de tonalidad oscura, presumiblemente con fines miméticos. La superficie interna de la concha, y temporalmente la externa, permanecen en contacto con el manto, conformado por una envoltura carnosa que cubre buena parte de la masa vísceral del animal, formando una cavidad interna en donde se encuentran localizados sus órganos respiratorios.
Los caracoles primitivos presentan dos branquias que están formadas por un eje y una multitud de laminillas laterales, por las que corre la sangre bombeada por el corazón. Las láminas, con capilares sanguíneos, sirven al caracol para realizar un intercambio de gases con el agua y es esta la forma como llegan a respirar. Otros caracoles, con un mayor grado de evolución, presentan solo una branquia, y aun otros las han perdido del todo, respirando por la cavidad del manto. El agua con oxígeno disuelto entra por un lado y sale por el otro, impulsada siempre por el movimiento ciliar de las láminas branquiales.
Para absorber oxígeno algunos caracoles han perfeccionado su sistema pues han formado, con el pliegue terminal del manto, un verdadero tubo respiratorio el cual les permite vivir en cuevas, exponiendo tan solo este tubo, en el que aparecen también células sensoriales, con las cuales exploran el medio. Con la corriente exhalante de agua, se arrastran también los desechos liberados por el ano.
En su estrategia protectora, el caracol retrae al interior de la concha primero la cabeza y luego el pie, por acción de un músculo contractor que se inserta en el eje de la concha. Al contraerse el músculo, el dorso del pie se pliega y expone una especie de tapa de seguridad, llamada opérculo, con la cual sella definitivamente, a la manera de una puerta hermética, cualquier posibilidad de visitas indiscretas.
Localizada en la región anterior, la cabeza del caracol posee tanto ojos como palpos sensoriales. Su boca, que generalmente se abre ventralmente, puede presentar una modificación forma una trompa capaz de proyectarse hacia el exterior. En la boca está su lengua raspadora, armada con dientes quitinosos y glándulas salivares. Con esta lengua dentada, los caracoles raspan las algas sobre los sustratos duros o perforan conchas de otros moluscos, para desgarrar su carne. También se alimentan del tejido que cortan de animales muertos.
El caracol Conus presenta una rara variación. Los dientes se han convertido en una especie de arpón que, unido a una glándula salivar venenosa, compone el dispositivo con el que capturan sus presas a distancia.
Otros moluscos, como el caracol de pala, Strombus gigas, están dotados de un tubo, con el que barren la superficie en busca de algas.
Algunos caracoles se han especializado en desarrollar un mecanismo de alimentación diferente captan elementos en suspensión. Entonces presentan un mayor número de filamentos en las branquias que, ayudadas por la presencia de un moco liberado por las glándulas del manto, atrapan el plancton al mismo tiempo que respiran. Los cilios de las branquias, al crear parte de la corriente inhalante, conducen también el plancton atrapado con el moco, hasta un surco ciliado que realiza una selección del material alimenticio. Luego lo conducirá, por medio de una especie de banda transportadora, hasta un saco que se encuentra debajo de la boca. Aquí se introduce la rádula que permite ingerir el alimento seleccionado y acumulado.
Las diferentes estrategias del caracol nos muestran como éstos son capaces de explorar las variadas posibilidades que el medio arrecifal ofrece, incluyendo el octoparasitismo. Dentro de ellos encontramos una de las especies más exóticas y bellas del reino subacuático el “caracol leopardo” Cyphoma gibbosum. La semejanza con la piel del leopardo, cubierta de extrañas manchas, hace que este caracol al entrecruzarse con formas orgánicas, pueda imitar con su manto la estructura reticulada de los abanicos de mar, mimetizándose sobre ellos.
Otra estrategia que presentan algunos moluscos está relacionada con las acciones depredadoras. El caracol oliva, por ejemplo, escarba en la arena y enterrándose en ella, deja en el exterior tan solo el tubo respiratorio río. Entonces espera pacientemente el paso de una presa. Cuando la ha detectado generalmente busca moluscos y gusanos sin emerger aún al exterior, lentamente se acerca a ella y cuando está próxima, lanza su ataque, apoderándose de la presa con su ancho pie.
Otros caracoles son perforadores. Atrapan moluscos horadando su concha. Pero hay que decir que los caracoles en su mayor parte son vegetarianos. Viven del resultado de los lentos viajes que realizan sobre los sustratos duros Del arrecife, raspando pacientemente las algas que allí crecen.
Al incorporar el alimento, éste es transportado por un movimiento ciliar que lo conduce al estómago. Los caracoles filtradores más primitivos tienen parte del estómago recubierto por un material sólido, quitinoso, que se ha denominado escudo gástrico. Allí se procesa el alimento. Un estilete mucoso giratorio, lo macera y a la vez lo envuelve en una sustancia mucosa. En la otra parte del estómago esperan las bandas transportadoras y los órganos seleccionadores de alimento. Son ellos los que se encargarán de retirar de allí la arena y las partículas extrañas. Una vez seleccionado, el alimento pasa a un saco, en donde, por acción de las glándulas digestivas, las partículas alimenticias van a ser digeridas. Después los desechos serán evacuados por el ano.
La reproducción de algunos caracoles se realiza liberando sus gametos al medio, en donde se efectúa la fecundación, formándose una larva trocFora de libre natación. La larva pasará por un proceso de metamorfosis hasta desembocar en la forma veliger. Pero la mayor parte de los caracoles realizan una fecundación interna, lo que implica una cópula, que llevan a cabo con el pene. Tras la cópula, guardan los espermatozoides, y los huevos, después de fecundados, pasarán por conductos glandulares que los rodean con nutrientes. Allá, en el interior, se realiza una delicada tarea destinada a crear una cápsula de protección para los huevos. Ya en el exterior las cápsulas van a ser adheridas sobre estratos duros; o bien van a ser enterradas. De ellas, en el ciclo vital del caracol, comenzarán a eclosionar los pequeños caracolillos, que han tenido su desarrollo larval dentro del huevo. Es en la etapa larval belígera, dentro o fuera del huevo, cuando se produce la torsión del animal. La masa vísceral, y la concha experimentarán un giro de 180o sobre su propio eje y con relación a la cabeza y el pie. En la medida que la larva veliger se va desarrollando se incrementa entonces el tamaño del pie. Ya una vez adquirida la capacidad de reptar, se posará sobre el fondo, sufriendo allí todo su proceso de metamorfosis.
Clase Pelecípoda
Las conocidas ostras, mejillones y almejas se agrupan en la clase Pelecípoda. Son moluscos, cuyas valvas están articuladas por una banda córnea en su parte dorsal, dispuestas de tal modo que permanecen abiertas. Una conformación de músculos adheridos a la parte interna, permiten el cierre de las conchas. Las valvas, que encierran completamente el cuerpo del bivalvo, están fuertemente adheridas al manto, que forma una cavidad interna. Las conchas son el producto de la secreción de un órgano especial localizado al borde del manto. Sus semejanzas con el caracol terminan cuando reconocemos que el pie, como el resto del cuerpo, está comprimido lateralmente. De aquí su especialización como excavadores de sustratos blandos y de aquí también su capacidad para fijarse sobre el sustrato con su pie comprimido, que tiene la forma de un hacha. Si esta característica presenta algunas ventajas, por otra parte ha limitado su existencia a la laguna arrecifal, en donde pueden desarrollar una vida sedentaria que discurre con su cuerpo parcialmente enterrado en el fondo blando de la laguna. Otros bivalvos han modificado la forma y la funcionalidad de su pie. Se han adaptado a los sustratos duros Del arrecife. El nuevo pie presenta una reducción en su tamaño, pero ahora posee la capacidad de emitir, mediante glándulas secretoras, unas fibras pegajosas, llamadas biso. Con ellas pueden adherirse a la roca coralina, a la grava, e incluso a los granos gruesos de arena. Por su parte, otros bivalvos como las ostras, han perdido completamente el pie y pegan, directamente al sustrato, una de sus valvas, cementándolas firmemente a la dura superficie. Y es de esta manera como contribuyen a la formación del andamio arrecifal. Por contraste, otro bivalvo, la concha lima, realiza pequeñas aventuras expedicionarias, cuando, gracias a sus fuertes contracciones musculares con las que expulsa el agua de la cavidad, se desplaza nadando por su medio. Estos bivalvos nadadores han perdido el pie.
También hay bivalvos perforadores que excavan galerías profundas en los esqueletos coralinos, lo que tantas veces ocasiona el derrumbe de colonias enteras. Los perforadores fijan inicialmente su pie a la roca coralina. Una vez allí establecidos, los continuos movimientos de las valvas, acompañados de secreciones químicas de un moco ácido secretado por el borde del manto, como en Lithophaga, ablandan el sustrato calcáreo que luego será raspado por la propia valva logrando de esta manera abrir una galería. Como el moco ácido de que dispone Líthophaga en su tarea perforadora puede afectar el carbonato de calcio de las valvas, entonces cubre previamente la superficie de su concha externa con una capa de proteína.
La filtración de agua es el medio por el que los bivalvos obtienen la mayor parte de sus alimentos. Por esto han especializado sus branquias y sus cilias, que aparte de crear corrientes de agua para el intercambio de gases también les sirven para transportar partículas de alimento atrapadas con el moco de las branquias. Estos alimentos constituidos básicamente por el plancton, bacterias y partículas orgánicas, serán conducidos por canales ciliados colectores hasta la boca y de allí van al estómago, En este último hay instalada una verdadera máquina de rotación el alimento, mezclado inicialmente con una masa mucosa, es sometido a rotación por las cilias del saco delestilete. Después serán separados del moco y tras salir de esta especie de batidora los alimentos pasan por un proceso de selección para ser conducidos, por canales ciliados, hasta las glándulas de digestión. Aquellas partículas que por su gran tamaño no pueden ser digeridas pasan directamente al intestino, en donde son desechadas.
Para su reproducción, la mayoría de los bivalvos liberan sus gametos directamente al medio, en donde se fecundan externamente. Allí desarrollan una larva trocófora de vida libre, que pasa luego a la forma veliger. Esta vez, y a diferencia de los caracoles, no se produce la torsión y las valvas conformarán dos partes simétricas. La metamorfosis se inicia en el momento en que se desprende del velo, utilizado para nadar y captar alimentos, asentándose luego sobre el sustrato.
Clase Cephalópoda
Los pulpos y calamares presentan un grado superior de evolución. Ellos han desarrollado sus patas sobre la cabeza. En esta clase se agrupan los moluscos más evolucionados, como los calamares y los pulpos. A diferencia de los otros moluscos, son excelentes nadadores. Algunos como los pulpos, muchas veces prefieren llevar una vida poco azarosa y buscan refugio durante el día en cuevas, o bien protegidos por los salientes rocosos Del arrecife.
El desplazamiento de la mayor parte de los cefalópodos es el resultado de un proceso de acción y reacción, que consiste en lo siguiente nadan por una fuerte expulsión del agua acumulada. En la cavidad del manto, que tiene la forma de una bolsa, van acumulando una cierta cantidad de agua. Los fuertes músculos circulares y longitudinales de la bolsa permiten que, cuando el agua es admitida del medio, los músculos circulares se relajen contrayendo a su vez los longitudinales. De esta manera aumenta el volumen de la cavidad. Cuando la cavidad está llena, los músculos se contraen fuertemente y el agua es evacuada por el sifón exhalante, de tal manera que por reacción, el animal se desplaza en sentido contrario al del chorro de agua.
Los pulpos son nadadores, pero más lentos; prefieren reptar con sus ágiles brazos sobre el fondo, pero en ellos funciona el mismo principio. Un par de branquias, localizadas en la cavidad del manto, constituyen su aparato respiratorio. Las branquias se encuentran en permanente contacto con el agua inhalada que es utilizada para la locomoción.
Como cazadores, estos animales son extraordinariamente eficaces y tienen una dieta marcadamente carnívora. El cerco matador lo establecen una vez localizan visualmente la presa, con ojos muy bien desarrollados, Establecida la distancia necesaria para no errar, se avalanzan sobre su presa que capturan con sus tentáculos, diez en los calamares, en donde ocho corresponden a los brazos y dos a tentáculos y ocho en los pulpos. Tanto brazos como tentáculos, poseen unas ventosas o discos adhesivos, aunque en algunos casos éstos han sido remplazados por ganchos. Algunos calamares como Sepíoteuthis preferencialmente capturan peces. Los pulpos eligen crustáceos y otros moluscos, dejando previsiblemente los restos cerca a la cueva, en la que se refugian durante el día.
Estos animales, para su reproducción, realizan un bello y delicado ritual. En la atracción y el acercamiento están confiados a un elegante cortejo. Su disposición nupcial se anuncia por complejos movimientos con los que despliega graciosamente su provocación, que adorna con sucesivos cambios en la coloración de su piel. Una vez la conquista ha sido sellada, la cópula se realiza de una manera bien particular. El macho extiende sus brazos para abrazar y sostener a la hembra por la cabeza. Luego con un brazo especializado llamado hectocótilo, retira discretamente su saco de espermatozoides y lo introduce a la cavidad del manto de la hembra. Ha depositado el saco espermático muy cerca a la salida del oviducto, terminando así su peregrinación nupcial, iniciada y concluida con tanta gracia y delicadeza. Hay casos, sin embargo, en que el sacrificio no está ausente, cuando parte del brazo se desprende y queda alojado en el interior de la cavidad del manto de la hembra. Luego los huevos saldrán del oviducto para ser fecundados. De tal manera, se envuelven en la cápsula o membrana protectora y son llevados por la hembra a un lugar seguro sobre el sustrato, en donde serán fijados.
Los Crustáceos
Hemos elegido, para ser tratados aquí, y dentro de la familia de los crustáceos, a los decápodos. 0 sea, aquellos animales que poseen diez patas.
Entre ellos están los camarones, langostas, ermitaños y cangrejos. Como si fuese una lujosa armadura, el caparazón de quitina que cubre la cabeza y el cuerpo de los crustáceos, es una buena defensa al mismo tiempo que actúa como esqueleto externo. Presentan antenas más o menos desarrolladas y ojos pedunculados.
En estos crustáceos decápodos encontramos marcadas diferencias, que nos llevan a establecer una división por clases los que nadan libremente, llamados natantia, y los que caminan sobre el sustrato, llamados reptantia.
A los primeros pertenecen los camarones que poseen un gran abdomen muscular, cubierto con placas articuladas de quitina. Sobre la zona ventral del abdomen aparecen sus cinco apéndices especializados para nadar. Ellos tienen forma de remo y las hembras, salvo algunas excepciones, los utilizan adicionalmente para transportar los huevos e incubarlos. Son éstos, longitudinales y comprimidos lateralmente para facilitar la natación.
En las zonas arrecifales del Caribe colombiano abundan varias especies, generalmente asociadas a otros invertebrados de costumbres bien particulares y curiosas. Los camarones limpiadores, por ejemplo, son animales diligentes, con una buena capacidad de observación y con un rápido sentido de la oportunidad, tal como Stenopus hispidus, que se mantiene generalmente cerca al lugar de su refugio, escondido entre pequeñas cuevas y fisuras o entre las cavidades de las esponjas. En estos lugares monta su guardia vigilante y cuando percibe la proximidad de un pez, gracias a las señales convenidas y expresadas a manera de santo y seña, el camarón abandona su refugio se encuentra con el pez y comienza una labor de limpieza sobre su superficie. Para ello utiliza sus dos primeros pares de patas provistas de pequeñas pinzas. La limpieza incluye las branquias y la boca del pez. Y si tiene que moverse con empeño entre los dientes afilados de su cliente, lo hace sin menoscabo de su seguridad. Un tácito acuerdo entre ellos indica que el camarón allí no corre peligro y así podrá limpiar, sin objeción, los dientes del pez de donde retira los restos de comida. Cuando el pez mueve bruscamente la cabeza, esto indica que la operación de limpieza ha terminado. Entonces el camarón se retira rápidamente a su refugio, en donde espera la llegada de otro cliente. A éste le hará señales con su tercer par de patas que exhiben llamativas bandas blancas y rojas, como el aviso de una barbería.
Periclímenes pedersoni, es otro camarón limpiador de peces. Este busca protección en anémonas de mar, quienes no descargan en él sus nidiocitos, que resultan mortales para los crustáceos no asociados. El camarón Lysmata grabhami, se asocia también con las rosas de mar, lo mismo que el “camarón arlequín”, Thor amboinensis y el “camarón pistola”, Alpheus armatus, que se le ha llamado así por su alborotada capacidad para emitir fuertes chasquidos con su pinza más desarrollada. De este sonido de disparo se sirve para espantar a sus más próximos enemigos.
Los crustáceos reptantes con abdomen desarrollado, están representados en los arrecifes del Caribe por las langostas, Panulirus argus y la langosta punteada, Panulirus guttatus. Estas, a pesar de tener un abdomen bien desarrollado, prefieren desplazarse caminando sobre el fondo con cuatro pares de patas nadadoras, que le sirven a la hembra para transportar sus huevos que pegan a largos filamentos. De tal manera los protegen y los oxigenan adecuadamente. Del huevo eclosionará una larva muy particular, de tan extravagante aspecto que se asemeja a una araña. La larva va a atravesar por varias etapas que la conducen a transformarse en una pequeña langosta. A esta langosta la vemos alimentándose preferencialmente de moluscos bivalvos, que extrae violentamente de la arena para triturarlos con sus potentes mandíbulas. Otra es la langosta pantufla, Scyllarldes aequinoctialis, que también vive en el arrecife. Su dorso ventral presenta una forma completamente aplanada. Todo en ella indica que su delgada forma la hace especialmente hábil para deslizarse con extrema facilidad en rendijas y hendiduras. Igualmente sus antenas cortas y planas sirven para remover el fondo en busca de alimento y colaboran en su obstinada forma de burlar a sus enemigos.
El segundo grupo lo integran los crustáceos con abdomen desnudo y por lo tanto completamente desprotegido. Como ellos conocen muy bien su debilidad, buscan en el medio una alternativa que genera su total protección. Entonces encuentran en los caracoles vacíos su refugio perfecto. Son conocidos entonces como “Pedrito el ermitaño”. Han desarrollado con una aleta modificada una especie de gancho, al final del abdomen, con el que se agarran a la columna del caracol. Al contraerse los músculos del abdomen el animal se retrae dentro de la concha, en forma muy similar a la de un molusco, con el que incluso comparten la estrategia de protección a la entrada de la concha, esta vez con fuertes pinzas. Estos animales arrastran su concha consigo mediante sus desarrolladas patas caminadoras.
El tercer grupo está conformado por los cangrejos. Animal casi mítico, está inscrito en la rueda zodiacal. Ha proyectado su forma sobre el signo de Cáncer. Temido y temible, pero mal conocido, sobre todo en sus costumbres. Su forma de avanzar lateral ha servido al vulgo para nombrar un sinónimo de quien no progresa de para atrás como el cangrejo, dicen. Rápidos en su infancia, lentos en su madurez, exhiben en esta época de su vida dos enormes pinzas amenazantes en los extremos de su primer par de patas. Quizás su aspecto no coincida del todo con su real peligro. Son sustancialmente apetecidos en la mesa marinera por su agradable sabor.
Con respecto a otros crustáceos, en el cangrejo vemos que se ha reducido considerablemente el tamaño de su abdomen, plegado sobre la región ventral del caparazón. Es una coraza que tiene su mayor achatamiento sobre el dorso ventral y su forma es ya rectangular o redondeada. Ha reducido también el tamaño de las antenas, si tenemos en cuenta aquéllas de los camarones limpiadores y las de las langostas. Sus pinzas están, como hemos dicho, dispuestas sobre el primer par de patas.
Para la reproducción, los cangrejos se encuentran frente a frente y después de un elaborado cortejo se entrelazan con sus pinzas, volteándose. Es, desde luego, un encuentro amistoso. Pacientemente, sin mayores movimientos ni sacudidas, se realiza una cópula interna en la cual sus órganos proceden de esta manera el macho está provisto de dos pares de patas sexuales modificadas en el abdomen. Desde allí recolecta y luego canaliza el material espermático que hace fluir hacia la cavidad receptora de la hembra. Tras la cópula, pasado el tiempo indispensable, la hembra va a liberar los huevos, que se fecundaron internamente. Más adelante saldrán al exterior, para que sean acomodados entre las patas nadadoras del abdomen. Debe transcurrir un lapso de cerca de 45 días, que son días de incubación, para que eclosionen las larvas (Zoeas) de vida libre, cuya transformación final en cangrejo es inminente.
Los cangrejos grápsidos, como Percnon gibbesi, se alimentan de algas sobre sustratos duros del arrecife y la coloración de su cuerpo se confunde con la del sustrato; además, estos cangrejos son muy ágiles y ante el peligro escapan rápidamente, refugiándose en grietas con gran facilidad, puesto que su cuerpo aplanado pasa como una moneda por entre una ranura, como en Plagusia de pressa que vive normalmente entre las rendijas del arrecife. Hay otros cangrejos, como el cangrejo araña, Stenorynchus seticornis, que vive muy cerca a los tentáculos protectores de las anémonas. Es este un cangrejo que se alimenta de algas y material orgánico, incluso cuando realiza labores de limpieza sobre su hospedero temporal. Algunos cangrejos como Mithrax cinctimanus, cubren su cuerpo con algas y con otros organismos, con los que quedan completamente camuflados entre las anémonas.
El arrecife y la laguna arrecifal son pródigos en muchos otros crustáceos, especialmente en aquellos que son comedores de algas y también en los filtradores.
Para los crustáceos las condiciones de su desarrollo son arduas, ya que deben poseer refugios seguros y apropiados, para que una vez llegado el momento del cambio de su caparazón, época crítica de gran vulnerabilidad, tengan en ese refugio toda su defensa.
Por otra parte, es necesario observar cómo los crustáceos en su ciclo vital son de enorme utilidad en la contribución a la alimentación de una infinidad de organismos del arrecife, ya que continuamente liberan grandes cantidades de larvas, que constituyen una parte del zooplancton.
Los Equinodermos
Estrellas de mar, estrellas serpientes, estrellas canasta, erizos, dólares de arena, pepinos de mar, lirios marinos, estrellas de pluma y tantos otros, menos conocidos, conforman las especies que se han agrupado bajo el nombre de equinodermos, término que viene del griego echinos = espinoso y derma = piel, o sea animales que tienen la piel espinosa. Aquí tenemos 4 grandes clases.
Clase asteroidea
Las estrellas de mar gozan de tanto prestigio por su conformación y rara belleza, como por su afinidad con una forma que innumerablemente se repite en la naturaleza, y en verdad son bien apreciadas. Casi siempre presentan cinco brazos, aunque en ocasiones difieren por su número. Son los suyos brazos que se desprenden de un disco central. Sobre la parte ventral del disco encontramos la boca y el ano lo hallamos localizado sobre la región dorsal. Sobre cada uno de los brazos de la estrella de mar se prolonga un surco longitudinal del que sobresalen sus diminutos pies. A pesar de su tamaño, los pies participan diligentemente en el desplazamiento de la estrella, ya que sus brazos presentan una relativa rigidez.
Para efectuar su movimiento, la estrella ha desarrollado un curioso mecanismo hidráulico que está dispuesto en la cavidad corporal del animal. Este sistema consta de dos canales ciliares, que bombean un líquido viscoso de un lugar a otro. Sobre la región dorsal del disco está localizada una pequeña placa calcárea perforada por unos 250 orificios. Esta placa va a comunicarse con una ampolla y con un canal vertical calcificado, dividido por un tabique longitudinal ciliado. Este canal calcáreo o pétreo se conecta a su vez con otro canal esta vez circular, provisto de vesículas laterales y de cinco canales radiales, que corren a lo largo de la región central de cada brazo. Los canales radiales tienen a su vez pequeños canales laterales, que están conectados directamente a los pies. Cada uno de los pies o ambulacros se compone de una válvula de paso, sobre el canal lateral, una vesícula muscular, un tubo y una ventosa terminal. El conjunto funciona de la siguiente manera el líquido es bombeado por un movimiento ciliar a lo largo de los canales hasta la vesícula del pie y ésta se llena. Al contraerse el músculo vesicular el líquido acumulado tiende a salir. Al no poder salir el líquido al tubo lateral por el cierre de la válvula, se extiende al pie tubular, el cual al alargarse entra en contacto con la superficie y se fija a ésta con la ventosa. Luego, el músculo se contrae long longitudinalmente de un lado y el pie se inclina, lo que en forma coordinada logra desplazar en la otra dirección al animal. Más adelante, se desprende el pie del sustrato, al contraerse simultáneamente los músculos y volver el líquido a la vesícula. Esta operación se repite una y otra vez, permitiendo el movimiento de la estrella. Este sistema se presenta con diferentes variaciones y desarrollo en la mayoría de los equinodermos.
La superficie externa de las estrellas, ha sido cubierta por una delgada cutícula ciliada, que es una epidermis provista de células sensoriales y también de glándulas mucosas. Secretado, este moco tiene la función de retener los alimentos. Las cilias le sirven para barrer los sedimentos que van quedando, manteniendo así limpio el cuerpo. Debajo de la epidermis está la dermis de la estrella. Allí residen ciertas células que son capaces de formar osículos de carbonato de calcio, o sea, placas calcáreas perforadas que, unidas por un tejido conectivo, forman una estructura esquelética con cierto grado de flexibilidad. Las estrellas pueden formar también espinas, protuberancias, verrugas y otros tipos de ornamentos, que se van a apoyar sobre aquellos osículos. Penetrando un poco más, debajo de la dermis se encuentran los músculos y la cavidad corporal, colmada de líquido; allí también están algunas células errantes. En su cavidad corporal se alberga el sistema digestivo, todo el sistema hidráulico y las gNadas. Estas últimas se presentan en número par. En la reproducción de las estrellas los gametos son liberados directamente al medio, entonces se fecundan externamente, formando una larva de vida planctónica. La larva va a fijarse al sustrato después de haber conformado tanto los brazos como una especie de lóbulo o ventosa oral. La gran capacidad de regeneración de las estrellas de mar es realmente sorprendente, como también lo es su posibilidad de reproducirse, muchas veces, asexualmente.
En el Caribe colombiano, las estrellas de mar se encuentran generalmente en la laguna arrecifal, cerca de las praderas de pastos marinos. Allí han ido en busca de moluscos bivalvos, que una vez localizados desentierran y abren con sus brazos, al pegarse firmemente a las valvas con sus ventosas y extender los pies, con la crucial ayuda de los músculos internos. Una vez la concha ha sido abierta, realizan una rara operación introducen en ella el estómago invertido, que han sacado por la boca para digerir el tejido de la presa. Extraña operación carnívora, cabría decir.
En los arrecifes del Caribe aparece una exótica y bella estrella, Oreaster reticulatus, que puede encontrarse sobre fondos arenosos de la laguna arrecifal, hasta unos 15 m de profundidad.
Importantes estrellas, son, también, las estrellas serpiente y la estrella canasta. Con brazos muy largos y articulados, y con músculos bien desarrollados, los pies de estas estrellas sobresalen por pequeños orificios y su función fundamental es la de servir de estructuras de anclaje. El movimiento de los brazos lo realizan por pura acción muscular lo que les permite desplazarse muy rápidamente, con movimientos reptantes, tan semejantes a los de una serpiente que incluso pueden llegar a trepar sobre gorgonias, octocorales y esponjas. Es esta facilidad en su movimiento lo que les ayuda a vivir como cómodos comensales. Son estrellas que se alimentan de partículas orgánicas, plancton, carroña y otros animales pequeños, que trituran con cinco placas dentarias dispuestas para tal operación. Los desechos son expulsados por la boca, ya que carecen de ano.
Las estrellas serpiente más comunes en los arrecifes del Caribe son, entre otras, Ophioderma guttatum, una especie que puede alcanzar hasta 17 cm de diámetro. Esta especie no presenta espinas sobre los brazos, y generalmente vive bajo las piedras y corales.
Ophiocoma echinata, puede alcanzar unos 15 cm de diámetro, se encuentra en aguas de poca profundidad, también bajo los corales y piedras. Ophiothrix suensoni se encuentra, por lo general, sobre esponjas y octocorales; desde allí filtran plancton y el material suspendido que atrapan con descargas de moco, el cual es llevado por pequeños pies y cilias hasta la boca.
Los brazos de las estrellas canasta, como los de Astrophyton muricatum, pueden ramificarse muchas veces. De esta manera van formando una verdadera red articulada, que utilizan para pescar animales nadadores, pero también tienen la capacidad de atrapar alimento suspendido. Son éstas, estrellas de mar que permanecen con los brazos enrollados de día, formando así una especie de madeja. Pero de noche estos brazos son extendidos en un esfuerzo por subir sobre los octocorales y otros organismos similares. Estas estrellas prefieren lugares con corrientes para sus operaciones de pesca.
Clase Equinoidea
Un curioso grupo lo forman los erizos de mar, los dólares de arena y los erizos bizcocho. Su forma redondeada, o bien ovoide, su carencia de brazos, sus temibles espinas, los hacen ver como extraños habitantes del mundo subacuático. Su estructura esquelética compacta se ha formado por la fusión de los osículos dermales que encajan perfectamente entre sí. Sobre el esqueleto se apoyan las espinas articuladas que pueden moverse dentro de una especie de rótula por la acción de las fibras musculares laterales. Algunos órganos del equilibrio y órganos sensoriales, como sus estructuras en forma de pinza, llamadas pedicelarios, con tres mandíbulas dispuestas sobre un pedúnculo largo, reposan sobre el caparazón calcáreo. Entre las hileras de espinas articuladas sobresalen cinco filas dobles alternas, con pies que terminan en ventosas. Su boca, situada en la región oral, presenta una compleja mandíbula conformada por cinco poderosos dientes calcáreos.
Pero, ¿cómo se mueven los erizos, sin brazos y sin un esqueleto articulado como el de las estrellas? He aquí el prodigio de sus espinas. Estas, que están articuladas sobre las rótulas, giran allí haciendo posible el movimiento del erizo. El alimento lo buscan directamente sobre el suelo, algas en especial, que raspan con sus dientes del sustrato. En esta actividad los erizos van a jugar un papel importante como reguladores de la existencia del arrecife constantemente están abriendo espacios libres que dejan el camino despejado para que por allí se puedan fijar plánulas de nidarios y esponjas.
En la reproducción, los erizos se fecundan externamente, cuando los gametos han sido liberados directamente al medio, a través de placas dorsales perforadas, desarrollándose posteriormente una larva de vida planctónica.
En los arrecifes del Caribe la presencia de los erizos es significativamente abundante. Los más comunes son Diadema antillarum que tienen largas espinas negras. Buscan los salientes coralinos y las depresiones protectoras, para refugiarse allí durante el día. En la noche, al amparo de la sombra, acuden a apacentar algas y otros elementos vegetales que van raspando del sustrato con sus poderosos dientes. Se desconoce hasta ahora la causa por la cual en los últimos años se ha venido produciendo en el Caribe una alarmante mortalidad de estos animales marinos.
Diadema sp. que se encuentra con gran frecuencia sobre los fondos arenosos, entre 8 y 10 m de profundidad, posee espinas rojas con bandas blancas, en donde peces juveniles van a buscar abrigo seguro. Tripneustes esculentus es el mayor erizo del mar Caribe. Alcanza unos 18 cm de diámetro. Sus espinas son blancas y cortas, y posee largos ambulacros con ventosas, que utiliza para sostener sobre su cuerpo objetos que encuentra diseminados en el medio, como conchas y piedras. De ellas se sirve para cubrirse tanto en una operación de camuflaje como para protegerse del sol. Estos erizos se alimentan preferencialmente de algas calcáreas. Lytechinus variegatus vive en aguas de poca profundidad en la laguna arrecifal y también emplea la estrategia de cubrirse ya sea con piedrecillas, conchas o pastos marinos. Echinometra viridis es el típico habitante del arrecife que se desliza hacia las cuevas que él mismo excava con sus fuertes dientes. Allí ha construido su hábitat, y generalmente lo encontramos en la zona de rompientes. Eucidaris tribuloides es un pequeño erizo de espinas gruesas y romas. En el día busca las fisuras y las rocas coralinas en donde encuentra su refugio. Una característica común entre los erizos planos, los bizcochos de mar y dólares de arena es que son excavadores y poseen numerosas espinas cortas que cubren el cuerpo, que está comprimido. En la laguna arrecifal podemos encontrar especies curiosas como Meoma ventricosa, un erizo que excava su refugio de día en la arena, pero en la noche emerge en busca de alimento, como algas y otros organismos. Cuando algún peligro acecha, bajo esta amenaza, secreta un líquido amarillo que llega a matar pequeños peces y pone en fuga a sus declarados enemigos. Clypeaster subdepressus, es este erizo de forma irregular, ligeramente aplanado. Alcanza hasta 20 cm de diámetro pero tan solo 2 ó 3 cm de altura. Durante el día su vida transcurre enterrado en el sedimento, pero de noche, en compañía de otros erizos de su especie, sale formando grupos en busca de alimento. CIypeaster rosaceus ha elegido la relativa tranquilidad de los pastos marinos para vivir. Moira atropus es un erizo pequeño, no sobrepasa los 5 cm. Vive en fondos arenosos o arenofangosos en donde ha excavado un pequeño refugio, bajo la arena. Su suave aspecto proviene de la apariencia afelpada que le dan las cortísimas espinas que lo cubren. Mellita quinquisperforata, más conocido como dólar de arena, debido a su cuerpo redondeado y muy aplanado, está provisto de 5 muescas y un orificio.
Clase Holoturoidea
Los pepinos de mar llamados así por su perfecta similitud con los pepinos vegetales, generalmente son de forma muy alargada y de exacta simetría bilateral. La superficie corporal accidentada es correosa y posee un grueso tejido conectivo, en donde se encuentran osículos calcáreos aislados. La parte ventral es la que está en contacto con el sustrato. Allí aparecen tres áreas provistas de pequeños pies, que formando una especie de suela, les sirven para su desplazamiento. Pero en el movimiento también intervienen músculos corporales.
La boca del pepino de mar está rodeada por 10 a 30 tentáculos retráctiles de diferente forma, que corresponden a pies bucales modificados, y dependen del sistema hidráulico. Los pepinos de mar se alimentan preferiblemente de alimento en suspensión. También pueden recoger material del suelo, que retienen con los tentáculos cubiertos de moco. El tentáculo colector actúa como pala alimenticia. Llevado el alimento seleccionado a la boca, es entregado a una especie de labio carnoso que se comprime, y al ser retirado, lo limpia de material alimenticio. Algunas especies de pepinos de mar, a diferencia de otros equinodermos, están provistos de un curioso artificio, de gran eficacia agresiva en su estrategia de defensa liberan por el ano algunos hilos pegajosos, con los que envuelven a sus enemigos; en otros casos desarrollan glándulas venenosas sobre la piel.
En los arrecifes del Caribe se encuentran frecuentemente las siguientes especies Holothuria thomasi, un gran ejemplar en su longitud, llega a alcanzar hasta 2 m de largo. Esta especie, que se encuentra siempre cerca del arrecife, tiene una especie de áncora, con la que ancla su región posterior al coral mientras explora el medio en busca de alimento en el sustrato, removiendo los granos de arena entre los que encuentra sus nutrientes, especialmente algas y bacterias. Holothuria mexicana es uno de los pepinos más comunes en la zona de la laguna arrecifal. Actinopigia agassizii también habita en la laguna arrecifal y puede alcanzar unos 30 cm de longitud. Su aspecto áspero proviene de su dermis gruesa y correosa. Ha establecido una curiosa simbiosis con un pez del género Carapus, que busca a este pepino de mar para refugiarse en su zona anal, la cual está armada de una panoplia con cinco dientes. Isostichopus badionotus es un pepino de extraño aspecto, con su piel gruesa, cubierta con verrugas oscuras.
Clase Crinoidea
Algunas de las especies que hemos encontrado toman su nombre de la similitud que ofrecen con otras especies del reino vegetal. Aquí el caso se renueva. Los lirios de mar, conformados por un tallo articulado, en su apariencia, están íntimamente ligados a esa planta herbácea y vivaz, con hojas radicales erguidas, duras y envainadoras, con su tallo central ramoso y sus flores terminales. En la base del lirio de mar se encuentra un disco aplanado que es una proyección en forma de raíz, con el que se aferran al sustrato. En la región anterior, despunta una corona con 10 brazos articulados, provistos éstos de proyecciones laterales y poseen una boca central dirigida hacia arriba. De la boca hacia los brazos se dirigen cinco surcos con pies, protegidos con solapas calcáreas. Los lirios de mar se alimentan de partículas en suspensión, especialmente plancton, que capturan con sus brazos ramificados en forma de red, y que están provistos de pequeños pies pegajosos. Una vez atrapadas las partículas, con la ayuda de un moco secretado son inmovilizadas con toxinas y empujadas a lo largo del surco por acción de los pies hacia la boca.
Las estrellas de pluma conforman una interesante población en los arrecifes del Caribe colombiano constituida por varios ejemplares. De gran semejanza con los lirios, pero careciendo de pedúnculo, dispone de estructuras en forma de cirros para adherirse a los corales y octocorales. Las estrellas de pluma pueden nadar al batir sus 5 tentáculos ramificados, que poseen proyecciones laterales plumosas. También tienen la capacidad de arrastrarse sobre el fondo. Las proyecciones laterales o pínulas no solo tienen una marcada importancia en la captura de alimentos; juegan también un papel preponderante en la reproducción, ya que al abrirse el surco medial, pueden salir los gametos al medio. Algunas veces pueden retener sus óvulos fecundados en la pínula, hasta que se desarrolla la larva.
En las zonas arrecifales del Caribe colombiano podemos encontrar algunos crinoideos, como Nemaster grandis, una especie que llega a tener hasta 40 brazos, con una longitud de 25 cm. Su color es oscuro con puntas blancas. De día se aferran con sus cirros a gorgonáceas, corales y esponjas. En tanto que de noche realizan viajes migratorios a zonas apropiadas del arrecife, expuestas a la corriente, en donde extienden sus brazos plumosos para filtrar plancton. Nemaster rubiginosa posee brazos delicados y vive oculta entre rendijas y grietas del arrecife evitando las zonas de fuertes corrientes. Tropiometra carinata es una estrella de pluma que vive en aguas superficiales, especialmente entre ranuras del arrecife, en donde pueda esconder el disco oral, dejando librados al exterior tan solo los brazos filtrantes. Analcidometra caribbea, de aspecto excepcionalmente delicado, tiene brazos de hasta de 10 cm de longitud. Busca las zonas de corales negros y octocorales para aferrarse a ellos con sus cirros. Nemaster discoidea vive escondida entre las múltiples ramificaciones del coral o hendiduras que va encontrando en el arrecife. Es una estrella de pluma que no puede nadar, pero en cambio se desliza de un lugar a otro. Generalmente se encuentra a partir de los 15 m de profundidad.
#AmorPorColombia
Los invertebrados del arrecife
Aldo Brando.
Las esponjas son antiquísimos organismos multicelulares, que aparecieron hace 530 millones de años. Carecen de tejidos, pero se reproducen sexualmente. Su estrategia de alimentación consiste en filtrar agua con microorganismos suspendidos. Diariamente llegan a filtrar entre 10.000 y 20.000 veces su volumen. Aldo Brando.
En las inmediaciones de la laguna arrecifal, en donde se produce un bajo movimiento de sus aguas poco profundas, viven algunas especies de esponjas, como Aplysina cauliformis. Estas han desarrollado formas reticuladas creando una estructura de malla sobre el lecho marino. Es una estrategia muy eficiente para capturar alimento. Aldo Brando.
La mayoría de las esponjas tienden a permanecer en zonas en donde circula libremente el agua con nutrientes. Las esponjas incrustantes pueden crecer sobre octocorales, en este caso sobre una Gorgonia ventalina, que, sin ahogarla, utilizan como estructura de apoyo. Con ella no se presenta ningún tipo de competencia alimenticia. Aldo Brando.
Stomolophus meleagris pertenece a la clase Syphozoa, grupo que se caracteriza porque en él predomina la etapa medusoide. Viajan al vaivén de las corrientes que los arrastran. Tienen la forma de una campana flotante, rodeada de músculos. Cuando ellos se contraen, expulsan el agua y esto los impulsa en su desplazamiento. Aldo Brando.
La anémona solitaria, Condylactis gigantea, es un bello ejemplar de la clase Anthozoa. Se encuentra entre los 5 y los 30 metros de profundidad, y presenta una escala de variaciones en su coloración. Con sus tonalidades brillantes, emite signos de advertencia a los peces, ya que esta anémona resulta muy peligrosa para ellos. Aldo Brando.
Este Poliqueto, Sabellastarte bahamensis, se multiplica por reproducción asexual. Forma grandes colonias en lugares donde encuentra suficiente alimento, que es lo que determina el tamaño que adquiere la población. A través de la observación de estos gusanos, los biólogos pueden establecer la riqueza en nutrientes de la zona donde ellos se desarrollan. Aldo Brando.
Aldo Brando.
Los pulpos y los calamares, que son Moluscos Cefalópodos, no poseen una concha externa. Esto los diferencia de los Moluscos Gasterópodos. Los pulpos han desarrollado una especializacion orientada a alimentarse de caracoles, bivalvos y crustáceos, que capturan con sus ocho brazos, provistos de ventosas Aldo Brando.
El cangrejo araña, Stenorhynchus seticornis, vive en cuevas, en sociedad con anémonas como Lebrunia danae. Con sus seudotentáculos imita al alga Díctyota sp. El pequeño cangrejo Mithrax cinctimanus, se alimenta de algas con las cuales cubre su cuerpo, camuflándose perfectamente. Es inmune a las descargas urticantes de las anémonas. Aldo Brando.
Stenorhynchus seticornis, ha sido llamado cangrejo araña, y otras veces cangrejo flecha. Como todos los de su familia tiene su abdomen plegado. Como sus primos, los camarones, ejerce una tarea de limpieza, para la cual ha desarrollado, como efecto de atracción, llamativos colores en los extremos de sus pinzas. Aldo Brando.
Aldo Brando.
La máxima estrategia de filtración la ha desarrollado la estrella canasta Astrophyton muricatum, página anterior. Sobre los octocorales, forma con sus brazos ramificados una intrincada red que extiende durante la noche para capturar plancton. A diferencia de las estrellas, los erizos, son animales herbívoros que llevan una vida relativamente sedentaria. Aldo Brando.
La esponja masiva Cliona deletrix crece sobre corales, como esta Montastrea de la que aprovecha su esqueleto como estructura de apoyo. Sobre ella extiende una película esponjosa que la cubre, y forma con sus ósculos pequeñas “chimeneas” verticales para facilitar la evacuación de agua filtrada, aprovechando las diferencias de presiones y corrientes. Harry Erhardt.
Esta demospongia masiva, Agelas clathrodes, crece sobre la base de corales ramificados de poca profundidad. Fue fotografiada en la Isla de Ceycen, en el Archipiélago de San Bernardo y se caracteriza por su viva coloración anaranjada. Estas esponjas albergan en sus conductos y cámaras de filtración, crustáceos comensales, especialmente camarones. Harry Erhardt.
Las medusas Scyphozoa se caracterizan por su tamaño relativamente grande y por tener una gruesa capa de mesoglea, de consistencia gelatinosa. Los brazos orales pueden sufrir modificaciones considerables, como en Cassiopeia xamachana, donde se han plegado para formar cientos de tubos succionadores con los cuales incorporan plancton del medio. Harry Erhardt.
Algunos pólipos de Cnidarios son realmente particulares. Es el caso de Rhodactis sanctithomae, fotografiada en la Ensenada de Granate a 9 metros de profundidad. Esta anémona, de unos 10 centímetros de diámetro, se caracteriza por poseer tentáculos, verdaderamente inusuales, sobre el disco oral de color verde translúcido. El disco se expande plenamente de noche para capturar nutrientes. Harry Erhardt.
Los Hidroides, con su esqueleto tubular flexible, forman sus pólipos en las plumas para hacer más efectiva la captura de nutrientes. Producen medusas, que al desprenderse, viajan con las corrientes, buscando la reproducción sexual. Esta colonia de Aglaophenia allmani, con pólipos muy agresivos habita la Bahía de Santa Marta. Harry Erhardt.
El hidrocoral Stylaster roseus, a diferencia de otros hidrocorales, se caracteriza por retener sus pequeñas medusas en cavidades con orificios, por donde puede evacuar los gametos. Forma un esqueleto calcáreo pero, al no tener algas asociadas, no interviene activamente en la construcción del arrecifes como si lo hace Millepora. Harry Erhardt.
La langosta pantufla, Scyllarides aequinoctialis, desarrolla una anatomía aplanada que le permite deslizarse con extrema facilidad por los intersticios y ranuras que forman los corales. Ha modificado sus antenas, que utiliza a manera de palas, para remover con ellas el fondo arenoso donde encuentra su alimento. Harry Erhardt.
La langosta del Caribe, Panulirus argus, tan común en nuestros arrecifes, no presenta pinzas como sus primas que pueblan las costas atlánticas de Norteamérica. Prefieren desplazarse sobre el fondo del mar, aunque poseen un abdomen bien desarrollado, donde se ubican sus 4 pares de patas nadadoras que sirven a las hembras para transportar y encubar sus huevos. Harry Erhardt.
Verdaderos moluscos del arrecife son las ostras, que contribuyen en su formación al fijar una de sus conchas permanentemente al sustrato calcáreo. Desde su lugar de anclaje filtra nutrientes del agua, abriendo la tapa móvil y dejando pasar el agua cargada con partículas nutritivas, especialmente fitoplancton. Al menor peligro contrae el músculo interno y cierra herméticamente su valva. Harry Erhardt.
El caracol pala, Strombus gigas, es el símbolo del Caribe. Habita las praderas de Thalassia donde come algas con su larga trompa. Tiene ojos bien desarrollados y para caminar, sobre el fondo arenoso inestable, lanza su pie muscular hacia adelante, enterrando en la arena su opérculo puntiagudo. Luego retrae el pie y avanza, repitiendo la operación una y otra vez. Harry Erhardt.
Una típica estrella de mar que habita los fondos arenosos de la laguna arrecifal es Oreaster reticulatus Se localiza generalmente alimentándose en las praderas marinas de Thalassia. Frecuente en las Islas de San Andrés y Providencia y en el Archipiélago del Rosario, la podemos encontrar hasta unos 15 metros de profundidad. Harry Erhardt.
Un erizo de cortas espinas y tamaño relativamente grande es Meoma ventricosa, que habita en la laguna arrecifal. Se entierra durante el día bajo el sedimento, para salir de noche en busca de material orgánico. Cuando algún peligro lo amenaza, secreta un líquido tóxico, de color amarillo, capaz de matar pequeños peces. Se encuentra con frecuencia en los arrecifes colombianos. Harry Erhardt.
Nemaster grandis es un Crinoideo robusto que despliega una gran actividad durante la noche. Busca zonas expuestas a fuertes corrientes, en donde extiende sus brazos pinados para capturar organismos planctónicos, mientras se aferra al sustrato con sus cirros. Para captar mejor las corrientes trepan incluso sobre corales, octocorales y esponjas. Aldo Brando.
Nemaster rubiginosa posee brazos más delicados que Nemaster grandis, y por lo general vive oculto entre rendijas y grietas del arrecife. Evita a toda costa las zonas expuestas a fuertes corrientes porque sus frágiles brazos están especializados en capturar partículas finas. Habita normalmente entre los 10 y los 30 metros de profundidad Aldo Brando.
Los pepinos de mar, arriba, están armados con fuertes toxinas, como la holoturina, que los defiende de sus enemigos. Esta esponja roja, derecha, puede cambiar su estructura masiva, y tomar características de incrustante, al colonizar el esqueleto de un octocoral. Esta adaptación es vital para un organismo que depende de las corrientes marinas para su supervivencia. Harry Erhardt.
Las esponjas han tenido un gran éxito evolutivo. En ciertos lugares su biomasa supera la de los corales. La mayor diversidad de especies se encuentra sobre la pendiente arrecifal, entre los 10 y los 25 metros de profundidad. Las esponjas incrustantes crecen formando una delgada película sobre esqueletos de otros organismos, en este caso, sobre corales. Aldo Brando.
La forma tubular es común en las esponjas, Aplysina lacunosa, fotografías superiores e inferior derecha. Algunas alcanzan un metro de altura y utilizando al máximo las corrientes de agua, filtran comparativamente, grandes cantidades de alimento. Crecen generalmente sobre el talud arrecifal, a partir de los 20 metros de profundidad. Aldo Brando.
La forma tubular es común en las esponjas, Aplysina lacunosa, fotografías superiores e inferior derecha. Algunas alcanzan un metro de altura y utilizando al máximo las corrientes de agua, filtran comparativamente, grandes cantidades de alimento. Crecen generalmente sobre el talud arrecifal, a partir de los 20 metros de profundidad. Aldo Brando.
La esponja Callyspongia plicifera, que aparece en la fotografía superior izquierda, adquiere forma de vaso, con una superficie externa cubierta de pliegues. Otras esponjas, como Callyspongia vaginalis, desarrollan una forma semejante. En otras especies vasiformes los ósculos pueden medir más de un metro de díametro. Aldo Brando.
La esponja Callyspongia plicifera, que aparece en la fotografía superior izquierda, adquiere forma de vaso, con una superficie externa cubierta de pliegues. Otras esponjas, como Callyspongia vaginalis, desarrollan una forma semejante. En otras especies vasiformes los ósculos pueden medir más de un metro de díametro. Aldo Brando.
La esponja vasiforme, Callyspongia plicifera, luce zonas fluorescentes azulosas en los bordes. Desarrolla estos pliegues con el fin de acrecentar considerablemente su superficie de filtración. Común en la Isla de Providencia, puede habitar zonas del arrecife que presentan escasas corrientes marinas. Aldo Brando.
Algunas esponjas, dependiendo de las condiciones ambientales, pueden crecer en diferentes formas, como esta Verongula rigida, la cual puede ser rastrera o formar grandes tubos verticales, lo que da una idea de la plasticidad de estos organismos. Las corrientes arrastran el agua que penetra por los múltiples orificios de las esponjas y, una vez filtrada por los coanocitos, sale por grandes orificios llamados ósculos. Aldo Brando.
Esta es una típica esponja emergente: Callyspongia vaginalis. Puede crecer en forma vertical gracias al desarrollo de espículas en su tejido. Pero también por la compleja estructura reticulada de proteína que es su esqueleto de apoyo. Cada tubo posee un pseudoósculo central, por donde evacúa el agua cuando los nutrientes ya han sido retenidos por sus células filtrantes. Aldo Brando.
Una de las medusas más curiosas de la laguna arrecifal, es Cassiopeia xamachana. Se posa sobre el fondo arenoso gracias a su forma aplanada. Proyecta hacia arriba sus brazos bucales para filtrar el plancton del que se alimenta. Posee, también, algas asociadas de las que recibe, energía extra. Hay que evitarlas, porque causan picaduras muy dolorosas. Harry Erhardt.
Las gorgonias pertenecen a la subclase Octocoralia. Son ejemplares extremadamente hábiles y flexibles. Han alcanzado su máxima destreza al perfeccionar la superficie de filtración atando sus diferentes ramificaciones. Sus ramas se unen unas con otras, en un proceso llamado anastomósis, formando una verdadera red de filtración. Aldo Brando.
Las gorgonias pertenecen a la subclase Octocoralia. Son ejemplares extremadamente hábiles y flexibles. Han alcanzado su máxima destreza al perfeccionar la superficie de filtración atando sus diferentes ramificaciones. Sus ramas se unen unas con otras, en un proceso llamado anastomósis, formando una verdadera red de filtración. Aldo Brando.
Gorgonia flabellum a la izquierda, y Gorgonia ventalina, al centro y a la derecha, encontradas en Taganga a 8 metros de profundidad, son magníficos ejemplares de octocorales llamados comúnmente “abanicos de mar”. Estas especies poseen esqueletos córneos altamente flexibles y resistentes. Habitan zonas del arrecife expuestas a fuertes corrientes. Aldo Brando.
Los octocorales han desarrollado un esqueleto muy flexible para resistir el fuerte movimiento de las corrientes. Estos animales poseen raras formas arborescentes, con pólipos que emergen al amparo de la noche, como en el caso de ésta, Ellisella elongata, muy común en la bahía de Santa Marta, encontrada a 32 metros de profundidad. Harry Erhardt.
Los octocorales se caracterizan por sus pólipos de ocho tentáculos o múltiplos de ocho, provistos con pequeñas proyecciones laterales llamadas pinas. Cuando las extiende forma una perfecta red de captura. Este ejemplar de Telesto riisei, fotografiado en Punta Betín a 6 metros de profundidad, muestra claramente la actividad de sus pólipos. Harry Erhardt.
Los octocorales desarrollan formas estructurales para perfeccionar las estrategias de captura del alimento trashumante. Este octocoral, Pseudopterogorgia bipinnata, encontrado en Providencia a 12 metros de profundidad, posee ramificaciones laterales alrededor de sus ejes centrales. Así acrecenta la superficie de captación de nutrientes. Harry Erhardt.
Otra estrategia que desarrollan los octocorales para ampliar su red de captación de alimentos, consiste en producir múltiples ramificaciones en diversos planos. Es el caso de Thesea sp., de esqueleto muy flexible, fotografiado en Isla Aguja. Crece después de los 30 metros de profundidad, en zonas donde el movimiento del agua es escaso. Harry Erhardt.
Estas anémonas, frecuentes en los arrecifes y en las praderas de Thalassia, se alimentan de peces relativamente grandes, que capturan al descargarles sus baterías de nematocistos ubicadas en los extremos de sus tentáculos. Cada uno de ellos llega a tener una longitud aproximada de 10 centímetros. Aldo Brando.
Estas anémonas, frecuentes en los arrecifes y en las praderas de Thalassia, se alimentan de peces relativamente grandes, que capturan al descargarles sus baterías de nematocistos ubicadas en los extremos de sus tentáculos. Cada uno de ellos llega a tener una longitud aproximada de 10 centímetros. Aldo Brando.
Detalle de la región oral de la anémona Stoichactis helianthus. Es una rosa de mar que se caracteriza por sus numerosos tentáculos cortos y redondeados, armados con potentes baterías urticantes, situadas alrededor de la boca. Se alimenta de pequeños peces que arponea. Resulta también peligrosa para el hombre. Aldo Brando.
Los Zoantharios, que llegan a formar grandes colonias, tienen algas simbióticas asociadas, como los corales, e incorporan granos de arena a su estructura esquelética. Usando sus cortos tentáculos, y por medio de un profundo disco oral, retienen los nutrientes del medio con descargas de moco, para luego empujarlos a través de los surcos, hasta llevarlos a la boca. Aldo Brando.
Otros organismos conforma de anémona son los Corallimorpharia. Ejemplar extremadamente raro de este grupo es Pseudocorynactis caribbeorum, muy sensible a la luz. Extiende sus tentáculos transparentes terminados en puntas redondeadas de una tonalidad naranja brillante. Allí se localizan sus baterías de nematocistos. Aldo Brando.
Esta Ceriantharia, muy sensible a la luz, tiene tentáculos desarrollados en forma de látigo que dispara velozmente, para capturar sus presas. Su boca está rodeada de seudotentáculos que utiliza como cepillo. De ellos se sirve tanto para limpiar el material orgánico, como para barrer aquellas presas enredadas en los nematocistos de sus más largos tentáculos. Aldo Brando.
Los gusanos segmentados o Poliquetos se dividen en dos grandes grupos: los errantes y los sedentarios. Uno de los ejemplares de vida libre más llamativos es el gusano de fuego, Hermodice carunculata. Sus extremidades laterales armadas de agujas cristalinas huecas les sirven de defensa: al entrar en contacto con la víctima, penetran en la piel produciéndo un fuerte ardor. Aldo Brando.
Los gusanos segmentados o Poliquetos se dividen en dos grandes grupos: los errantes y los sedentarios. Uno de los ejemplares de vida libre más llamativos es el gusano de fuego, Hermodice carunculata. Sus extremidades laterales armadas de agujas cristalinas huecas les sirven de defensa: al entrar en contacto con la víctima, penetran en la piel produciéndo un fuerte ardor. Aldo Brando.
Hay gusanos segmentados que han perdido su capacidad de movimiento, entonces viven en refugios construidos por ellos. El plumero de mar, Sabellastarte magnifica, gusano marino sedentario, fabrica su tubo de protección con partículas de arena que filtra del medio, y que deposita en círculos, aglutinándolos con material mucoide. Aldo Brando.
Algunos gusanos segmentados como Sabella bahamensis, pueden formar grandes colonias. Tienen tentáculos cefálicos con estructuras filtrantes, que se abren y se cierran sincrónicamente, expulsando el agua por los costados. Los nutrientes, que retienen mediante esta operación, son llevados posteriormente a la boca para ser ingeridos. Aldo Brando.
Los penachos filtrantes de Sabella bahamensis, se retraen dentro del tubo de protección al menor indicio de peligro, que detectan por cambios lumínicos o por el movimiento del agua que los rodea. Estos pequeños animales, dispersos por, los arrecifes del Caribe, se encuentran entre los 10 y los 15 metros de profundidad Aldo Brando.
Con una doble espiral de tentáculos multicolores, los gusanos marinos Spirobranchus giganteus, viven generalmente arraigados a las colonias coralinas, en aguas quietas y de poca profundidad Estos gusanos, que no llegan a medir más de 6 centímetros, absorben los sedimentos que viajan suspendidos en las aguas arrecifales, manteniéndolas limpias, claras y transparentes. Aldo Brando.
Los Spirobranchus giganteus, se retraen dentro de su tubo de protección a la menor sensación de peligro. Este tubo, ha sido fabricado con carbonato de calcio, mediante las secreciones glándulares del cuello. Está armado con un fuerte espolón anterior, del mismo material, y sellan la entrada con una tapa llamada opérculo. Aldo Brando.
Uno de los Moluscos Gasterópodos más atractivos de los arrecifes del Caribe, es el caracol leopardo, Cyphoma gibbosum. El cubre con su curioso manto la parte externa de su concha, imitando perfectamente la retícula de los “abanicos de mar” de los cuales se alimenta, protegiéndose, simultáneamente, de los depredadores. Aldo Brando.
Uno de los Moluscos Gasterópodos más atractivos de los arrecifes del Caribe, es el caracol leopardo, Cyphoma gibbosum. El cubre con su curioso manto la parte externa de su concha, imitando perfectamente la retícula de los “abanicos de mar” de los cuales se alimenta, protegiéndose, simultáneamente, de los depredadores. Aldo Brando.
Caracoles como estos poseen un pie pegajoso que les permite caminar con seguridad sobre diversos tipos de octocorales. Raspando sus pólipos, de ellos se alimentan, dejando desnudo tan solo el esqueleto. Para esto utilizan su rádula, que es una forma de lengua provista de dientes. Aldo Brando.
Molusco significa cuerpo blando. Estos animales para protegerse han desarrollado diferentes estrategias. Los caracoles tienen conchas generalmente helicoidales, mientras que los bivalvos forman dos tapas calcáreas. Los pulpos y calamares no tienen conchas externas pero son extremadamente veloces. Al moverse por reacción a chorro no necesitan de conchas protectoras. Los caracoles gasterópodos se caracterizan por tener un pie muscular, con el cual se deslizan sobre el sustrato en busca de su presa, la cual detectan con sus ojos y receptores químicos. Cuando se sienten amenazados, como esta Fasciolaria tulipa, común en la región de Santa Marta, se contraen dentro de su concha helicoidal tapando la entrada con un disco córneo, llamado opérculo. Harry Erhardt.
La mayoría de los molúscos bivalvos, a diferencia de los caracoles, son sésiles. Pinna carnea, se ancla firmemente al arrecife con cientos de hilos pegajosos. Desde esta posición segura abre sus dos conchas y deja pasar el agua por la branquias filtrando los nutrientes suspendidos, que retiene con un moco pegajoso. En lugar de ir a buscar alimento, ella espera que éste pase, arrastrado por el agua. Los pulpos, página siguiente, son activos cazadores nocturnos que generalmente se mueven sobre el arrecife reptando con sus ocho brazos provistos de ventosas. También pueden nadar rápidamente al inhalar agua y almacenarla en una gran bolsa muscular, localizada detrás de la cabeza. Al contraer los músculos del saco, expulsan violentamente el agua, lo que hace que el animal se desplace. Harry Erhardt.
Las inmediaciones de la madriguera de un pulpo se reconocen por parecer un “basurero”. Es el lugar donde el pulpo va dejando los caparazones vacíos de los cangrejos, y las conchas de los Moluscos de los que se ha alimentado durante la noche. Estos Moluscos, que reptan para cazar, son exclusivamente carnívoros. Aldo Brando.
El pulpo Octopus vulgaris, con un cuerpo dotado de gran plasticidad, rápidamente toma diferentes formas. Durante el día se oculta entre las cuevas, para solo salir de cacería protegido bajo las sombras de la noche. Con ojos muy bien desarrollados, desde su cueva ejerce una severa vigilancia. Los pulpos pueden adquirir rápidamente la coloración del fondo, gracias a células con pigmentos que son reguladas por el sistema nervioso. Al igual que la tinta, este mecanismo de defensa les sirve para burlar a sus depredadores. Aldo Brando.
El camarón Periclimenes sp., de cuerpo transparente, no es un camarón limpiador. Por esto puede prescindir de una coloración llamativa. Para hacerse imperceptible, imita con sus pigmentos corporales, llamados cromatóforos, el fondo arenoso de la anémona dentro de la cual se esconde. Su alimento son los restos que ésta va dejando. Aldo Brando.
Periclimenes yucatanicus son camarones limpiadores de peces, por excelencia. De la coloración de sus pinzas, que asemeja una bandera, se sirven para enviar señales y atraer a los peces parasitados. Los peces se acercan a ellos cuando algo les molesta. Entonces el camarón los limpia e incluso, se introduce entre las branquias y la boca. Aldo Brando.
Otro cangrejo marcadamente herbívoro, es el Grápsido Percnon gibbesi. Se alimenta de las algas que arranca con sus pinzas del sustrato. Vive cerca de los erizos y las anémonas. A la menor indicación de peligro busca refugio bajo las espinas y los tentáculos de sus protectores. Aldo Brando.
Otro cangrejo marcadamente herbívoro, es el Grápsido Percnon gibbesi. Se alimenta de las algas que arranca con sus pinzas del sustrato. Vive cerca de los erizos y las anémonas. A la menor indicación de peligro busca refugio bajo las espinas y los tentáculos de sus protectores. Aldo Brando.
A diferencia de los cangrejos, los camarones limpiadores tienen un abdomen bien desarrollado. Como estrategia fundamental evolucionaron pintando su cuerpo con colores llamativos, tan fuertemente marcados, como éste camarón Stenopus hispidus, que enseña sus características bandas rojas y blancas. Aldo Brando.
Estos camarones que se ocultan entre las esponjas, y en aquellas zonas que presentan hendiduras y salientes, emiten desde allí sus señales para atraer a los peces. De igual forma que los otros camarones limpiadores, al término de su tarea dan un rápido salto y se encierran en su refugio para evadir la acción de sus depredadores. Aldo Brando.
Protegidos por las anémonas Stoichactis helianthus, encontramos a los cangrejos Mithrax cinctimanus, centro, con su cuerpo completamente cubierto de algas, y Percnon gibbesi, izquierda. El patrón de pigmentación en su caparazón, hace que su presencia pase casi inadvertida, pues imita con sus manchas el sustrato coralino del lecho marino. Aldo Brando.
Otro Grápsido, el cangrejo Grapsus grapsus, adquiere la pigmentación de las algas que crecen sobre la roca coralina. De esta manera realiza un perfecto mimetismo. Son cangrejos que no han desarrollado sociedades con las anémonas, pero pueden evadir los peligros al esconderse rápidamente entre las grietas del arrecife, gracias a su cuerpo aplanado y a su gran velocidad Harry Erhardt.
Las estrellas. de mar como Oreaster reticulatus, presentan una marcada simetría pentaradial. Esta estructura tiende a permanecer en la mayoría de los Equinodermos. Habitan generalmente los fondos arenosos de la laguna arrecifal, y se encuentran hasta los 15 metros de profundidad. Su cuerpo llega a medir hasta 50 centímetros de diámetro. Aldo Brando.
La estrecha similitud entre las estrellas y los erizos se hace más notoria cuando observamos los fragmentos de arena coralina adheridos a los pies ambulacrales ventosados de este erizo del género CIypeaster. Al evolucionar, los erizos rellenaron los espacios entre los brazos, dando al animal una forma de “plato” con espinas. Aldo Brando.
La estrecha similitud entre las estrellas y los erizos se hace más notoria cuando observamos los fragmentos de arena coralina adheridos a los pies ambulacrales ventosados de este erizo del género CIypeaster. Al evolucionar, los erizos rellenaron los espacios entre los brazos, dando al animal una forma de “plato” con espinas. Aldo Brando.
La estrecha similitud entre las estrellas y los erizos se hace más notoria cuando observamos los fragmentos de arena coralina adheridos a los pies ambulacrales ventosados de este erizo del género CIypeaster. Al evolucionar, los erizos rellenaron los espacios entre los brazos, dando al animal una forma de “plato” con espinas. Aldo Brando.
Otras estrellas serpiente, arriba, se han especializado en arrastrarse sobre el lecho marino. Durante la noche salen en busca de alimento. Sus brazos articulados provistos de placas y espinas les proporcionan una gran capacidad de movimiento. Estrellas gregarias, viven en aguas poco profundas del arrecife, y se refugian durante el día bajo las rocas coralinas. Aldo Brando.
Otras estrellas serpiente, arriba, se han especializado en arrastrarse sobre el lecho marino. Durante la noche salen en busca de alimento. Sus brazos articulados provistos de placas y espinas les proporcionan una gran capacidad de movimiento. Estrellas gregarias, viven en aguas poco profundas del arrecife, y se refugian durante el día bajo las rocas coralinas. Harry Erhardt.
Los erizos aparecen de noche en busca de algas que raspan del sustrato con sus cinco dientes mandibulares, localizados en la zona ventral. Juegan un papel fundamental en los arrecifes, pues controlan las algas que sin ellos proliferarían y acabarían cubriendo la roca coralina, sin dejar posibilidades de colonización a otras especies. Harry Erhardt.
Los erizos aparecen de noche en busca de algas que raspan del sustrato con sus cinco dientes mandibulares, localizados en la zona ventral. Juegan un papel fundamental en los arrecifes, pues controlan las algas que sin ellos proliferarían y acabarían cubriendo la roca coralina, sin dejar posibilidades de colonización a otras especies. Aldo Brando.
Los erizos aparecen de noche en busca de algas que raspan del sustrato con sus cinco dientes mandibulares, localizados en la zona ventral. Juegan un papel fundamental en los arrecifes, pues controlan las algas que sin ellos proliferarían y acabarían cubriendo la roca coralina, sin dejar posibilidades de colonización a otras especies. Harry Erhardt.
Los erizos aparecen de noche en busca de algas que raspan del sustrato con sus cinco dientes mandibulares, localizados en la zona ventral. Juegan un papel fundamental en los arrecifes, pues controlan las algas que sin ellos proliferarían y acabarían cubriendo la roca coralina, sin dejar posibilidades de colonización a otras especies. Aldo Brando.
En zonas poco profundas con radiaciones solares muy intensas, encontramos al erizo Tripneustes esculentus, muy apreciado por el sabor de sus gónadas. Posee espinas muy cortas y cubre su cuerpo con hojas, piedrecillas y conchas que encuentra en el fondo arenoso de la laguna arrecifal Lo encontramos con relativa facilidad en todos los arrecifes de Colombia. Harry Erhardt.
Los erizos de largas espinas como éste, Diadema antillarum, habitan las zonas coralinas. Sus espinas calcáreas, fuente de protección, constituyen un refugio ideal para peces juveniles del género Apogon. Allí encuentran un lugar seguro que detiene la acción de sus depredadores, ya que sus espinas tienen sustancias tóxicas. Harry Erhardt.
La forma más extraña dentro del grupo de los Equinodermos la presenta la clase Holoturoidea, conformada por los llamados pepinos de mar. Con cinco bandas ventosadas, recuerdan la simetría de las estrellas. Se arrastran sobre el fondo marino, en busca de material orgánico precipitado, que seleccionan con tentáculos pegajosos localizados en la cabeza. Entre 10 y 30 tentáculos retráctiles rodean la boca del pepino de mar. Son tentáculos que presentan diversas formas, correspondiendo a pies modificados. Algunas especies, para defenderse, liberan por el ano hilos pegajosos con los que envuelven a sus enemigos. Otras desarrollan glándulas venenosas sobre la piel. Harry Erhardt.
Algunos ejemplares como Holoturia thomasi, arriba derecha, alcanzan una longitud hasta de 2 metros. Con una especie de áncora, ancla su región posterior al coral, mientras explora el sustrato, removiendo la arena para encontrar nutrientes, especialmente bacterias y algas. De actividad diurna, se encuentra frecuentemente en aguas relativamente superficiales. Harry Erhardt.
Algunos ejemplares como Holoturia thomasi, arriba derecha, alcanzan una longitud hasta de 2 metros. Con una especie de áncora, ancla su región posterior al coral, mientras explora el sustrato, removiendo la arena para encontrar nutrientes, especialmente bacterias y algas. De actividad diurna, se encuentra frecuentemente en aguas relativamente superficiales. Aldo Brando.
Por su semejanza con los pepinos del reino vegetal, estos pepinos de mar se desplazan sobre el fondo arenoso de la laguna arrecifal, donde los encontramos durante el día, casi inmóviles, buscando alimento en las praderas de Thalassia. En la imagen inferior derecha se aprecia la “suela” con la cual realizan este desplazamiento. Aldo Brando.
Por su semejanza con los pepinos del reino vegetal, estos pepinos de mar se desplazan sobre el fondo arenoso de la laguna arrecifal, donde los encontramos durante el día, casi inmóviles, buscando alimento en las praderas de Thalassia. En la imagen inferior derecha se aprecia la “suela” con la cual realizan este desplazamiento. Aldo Brando.
De actividad nocturna, esta especie Nemaster grandis, se aferra a los octocorales, y desplegando su corona con brazos articulados, captura el alimento que por allí transita. Son estos Equinodermos conocidos como Crinoideos, que filtran alimento suspendido en las corrientes marinas y lo hacen de una manera semejante a las estrellas serpiente y a las estrellas canasta. Harry Erhardt.
Extremadamente tímida es la especie, Nemaster discoidea, que generalmente oculta su cuerpo bajo las salientes coralinas, exponiendo tan solo sus transparentes brazos pinados. Con ellos filtra nutrientes del medio atrapándolos con la ayuda de un moco que secreta, para inmovilizarlos con toxinas y luego llevarlos a la boca. Harry Erhardt.
Texto de: Henry von Prahl
Cuando la aglomeración de colonias coralinas permitió el desarrollo de estructuras arrecifales tridimensionales en aguas tropicales pobres en nutrientes, se fue creando, por decirlo así, la escenografía viviente sobre la cual se iba a destacar todo un espectáculo de infinita variedad. La construcción de este medio, que se vio ampliamente favorecida por la simbiosis de algas microscópicas, no se hizo sola, por supuesto. Numerosos organismos acompañaron a los corales en esta aventura, desarrollándose un complicado proceso coevolutivo, que forma un verdadero engranaje de la vida. Peces, algas, hierbas marinas, seres invertebrados, rocas, arena, luz, oscuridad, hacen parte de este vasto conjunto de los reinos que conforman la vida que yace bajo la superficie marina. Sin embargo, cuando penetramos en este mundo, de gran complejidad, una dinámica se pone inmediatamente de presente aquella que conforma el universo de los peces.
La variedad de sus formas, su elegante movimiento y la turbulencia de sus avasallamientos brutales; o bien sus admirables precauciones, las fantasiosas formas de su mimetismo y los atractivos colores, cuando no la gracia multiplicada de los cardúmenes, son cosas que jamás dejan de fascinarnos. El espectáculo que los peces han desplegado, compromete la casi totalidad de nuestra capacidad de atención. Pero sabemos que este reino es más vasto y proliferante. No todos los organismos que viven en él tienen las mismas características. Algunos han evolucionado en una dirección, otros en otra; pero todos siempre lo han hecho bajo el imperativo de la ley de la supervivencia. De tal forma que si encontramos peces capaces de mimetizarse perfectamente sobre el fondo coralino, en tensa calma, es porque ellos están en permanente alerta, a la espera de sus víctimas o escondiéndose de sus predadores.
Nos hemos sumergido bajo estas aguas tan aparentemente tranquilas, y nos hemos encontrado, una vez más, con los peces. Nos han hipnotizado con sus colores, con su variedad y sus costumbres. Pero aquí habría que recurrir al lugar común y decir que el árbol no nos ha dejado ver el bosque en todo su esplendor. Y es que los peces tan solo constituyen el 3% de la fauna arrecifal, correspondiendo el 97% al impresionante mundo de los invertebrados, o sea a aquellos animales que carecen de vértebras y que han pasado generalmente desapercibidos, por sus formas crípticas, su reducido tamaño y su extraña apariencia.
Porque, realmente, el verdadero mundo arrecifal está conformado por los invertebrados, ignorados generalmente, tanto en sus propios procesos vitales, como en las interrelaciones con el medio, por demás extrañas y delicadas. Aquí, en este ambiente, se compite sin cesar, se crean y se perfeccionan increíbles mecanismos de supervivencia, se vive y se muere. Y todo ello tiene una sola razón de ser la prolongación de cada especie en el espacio que le es más propicio. De ahí que el ámbito que ahora vamos a buscar pertenece a esta red de relaciones y a esos seres singulares y desconocidos que lo habitan, lo viven, lo utilizan y lo conforman, con siglos y siglos de historia.
Los poríferos
En el gran mosaico de la vida subacuática, encontramos las esponjas, que son organismos multicelulares muy antiguos. Se estima que aparecieron hace más de 530 millones de años. 0 sea, que su origen podría situarse en una época anterior a la aparición del desarrollo de los arrecifes coralinos actuales. El cuerpo de las esponjas se encuentra perforado por múltiples orificios, o poros, (de ahí el nombre de PORIFERA, que quiere decir Ilevador de poros) que van a comunicarse a las cavidades filtrantes por medio de canales o a través de espacios intercelulares. Lo más interesante, en lo que se refiere a la constitución biológica de las esponjas, reside en el hecho que ellas no presentan tejidos. Se componen, más bien, de un agregado celular con ciertas especializaciones. Sobre la superficie externa de la esponja se encuentra una infinidad de poros de admisión que permiten la entrada del agua con nutrientes. Estos últimos, en especial bacterias y otras partículas orgánicas, pasan al interior de la esponja, en donde se desplazan por los espacios intercelulares, arrastrados por corrientes de agua. La mayor parte del agua con alimento en suspensión entra a las cámaras filtrantes, en donde los alimentos suspendidos serán retenidos por los collares de células especializadas, llamadas coanocitos. Los coanocitos están provistos de un flagelo central con el cual impulsan el agua y permiten su circulación. Las cámaras tienen la capacidad de filtrar de 10.000 a 20.000 veces el volumen de la propia esponja. Cuando ha terminado el proceso, el agua filtrada abandona la esponja, por una cavidad de evacuación común, conocida como ósculo.
El esqueleto de la esponja está conformado por espículas de carbonato o sílice, por fibras de esponjina, o por la combinación de fibras de esponjina y espículas. La conformación del esqueleto de la esponja le permite aprovechar al máximo las corrientes de agua, adaptándose a ellas, con el fin de filtrar pasivamente la mayor cantidad de agua posible y retirar activamente los nutrientes suspendidos, especialmente partículas orgánicas y bacterias.
En su conformación elemental, las esponjas carecen de tejidos y de órganos, y, sin embargo, tienen la capacidad de reproducirse sexualmente. En la reproducción sexual, los espermatozoides abandonan la esponja por el ósculo con las corrientes exhalantes de agua filtrada. Una vez en el medio, pueden fecundar óvulos liberados y la fecundación será externa, o bien pueden llegar al interior de otra esponja de la misma especie. En este último caso, los espermatozoides van a penetrar por los poros de admisión para ser arrastrados, a través de los canales, hasta las cámaras de filtración. Allí una célula filtradora o coanocito, lo captura y lo retiene mediante un proceso que se ha llamado engolfamiento porque se asemeja a una nave lanzada a las playas de un golfo. Inmediatamente, esta célula pierde el flagelo y el collar, e inicia un viaje migratorio, ayudada por movimientos ameboides, hasta donde se encuentra el óvulo. El óvulo incorpora al coanocito con el espermatozoide por engolfamiento y de esta manera ocurre la fecundación. Posteriormente se forma una larva ciliada que abandona la esponja madre por el ósculo.
Cuando las condiciones ambientales son favorables, las esponjas también pueden reproducirse asexualmente. En este caso producirán botonamientos o pequeñas esponjas laterales.
Como puede apreciarse, a pesar de que las esponjas presentan una estructura tan simple, son organismos admirables en su conformación y en su conducta, formados prácticamente de un solo tipo de célula totipotente, llamada arqueocito o célula primitiva. Es una célula que puede dar origen a todas las demás, incluyendo a los coanocitos y a las células sexuales. En cuanto a la distribución de las esponjas en el espacio arrecifal, ellas han tenido gran éxito y, en ciertos lugares, su biomasa llega a superar a la de los mismos corales. En los arrecifes del Caribe, la mayor cantidad de esponjas se encuentra sobre la pendiente o plataforma arrecifal, generalmente entre los 10 y los 25 m de profundidad. Allí las podemos encontrar formando sus ciudadelas laberínticas, firmemente adheridas a los sustratos, prolongando esta forma de vida tan singular y mostrando las nuevas, variadas y complejas formas del arrecife. Sin lugar a dudas, las esponjas más interesantes del arrecife son aquellas que perforan los corales, contribuyendo de esta manera a su rompimiento, erosión y expansión. Dentro de estas esponjas perforadoras tenemos a la esponja excavadora roja, Cliona delitrix. Esta esponja perfora generalmente corales masivos y puede cubrir superficies que sobrepasan un metro cuadrado, pudiendo matar de esta manera al coral infectado. Otra esponja perforadora es la esponja amarilla de chimenea, Siphonodictyon coralliphagum, que perfora partes vivas del coral. Durante la etapa de infección, la larva de la esponja se fija mediante una envoltura de moco al coral, evitando ser atacada. Por acción química y mecánica logra abrir una galería dirigida hacia el interior del coral, en donde forma cavernas dejando expuestas al exterior tan solo las chimeneas con los ósculos.
Aparte de éstas, hay una gran variedad de esponjas emergentes, de diferentes formas, pero en especial sobresalen las tubulares, y las que han adquirido forma de vaso; también hay que mencionar aquellas que se asemejan a una especie de urna. No son formas caprichosas es el polimorfismo con que las esponjas aprovechan al máximo las condiciones ambientales favorables, especialmente la presencia de las corrientes con nutrientes suspendidos. Con su conformación pueden llegar a filtrar pasivamente un gran volumen de agua, que penetra a su interior por la diferencia de presiones. Las esponjas no perforadoras contribuyen en buena medida a la estabilización del talud arrecifal y adicionalmente sirven de refugio o hábitat para una gran cantidad de organismos.
Después de ver estas bellas formas y los múltiples colores desplegados, tenemos que rendirnos ante la evidencia de que, a pesar de ser unos organismos tan simples, han tenido un gran éxito evolutivo se les considera como unos de los colonizadores más antiguos del arrecife, habiendo asistido, incluso, al nacimiento de los corales hermatípicos formadores de los mismos.
Los nidarios
Quién que se haya sumergido bajo la superficie marina no ha hablado alguna vez, con cierta repulsión y temor, de las antipáticas aguamalas Quién no ha tenido alguna forma de curiosidad por los corales Y las anémonas no figuran, acaso, en nuestro vocabulario escolar Los corales negros y los de fuego, los octocorales y los hidroides son ya nombres relativamente más lejanos. Su conocimiento parece estar reservado a los especialistas. Aquí trataremos de familiarizarnos con ellos, no para combatirlos ni siquiera a la aguamala ni para hacerlos temibles, sino más bien para mantenernos ante ellos en una saludable actitud de comprensión y estimación y, por qué no, de admiración. Todos ellos conforman el grupo de los nidarios. Su principal característica sus estrategias armadas, ya sea para la defensa o para el ataque, que despliegan para capturar sus presas. Poseen temibles baterías de nidiocitos, que han sido estratégicamente montadas sobre sus tentáculos. Estas células funcionan como el mecanismo de un arma de proyectiles. En una inclusión en forma de cápsula guardan un líquido tóxico. Cuando el tentáculo armado con estas baterías celulares entra en contacto físico con la presa o la detecta químicamente, se activa el mecanismo mediante un gatillo y la cápsula se contrae violentamente. Entonces el tubo arpón se dispara en unas tres milésimas de segundo, con una aceleración de 40.000 veces la fuerza de la gravedad y al penetrar en la víctima inyecta su veneno proveniente de la cápsula.
Otras células nidiocíticas, menos rápidas, son igualmente letales, pues liberan tubos pegajosos, que rápidamente se enrollan a la presa para inmovilizarla y permitir su ingestión.
Algunos de los representantes de este grupo, los corales hermatípicos, son los responsables de la construcción de uno de los ecosistemas más ricos y variados del mundo. Sus esqueletos, gigantescas moles en crecimiento, sirven de estructura de apoyo a miles de invertebrados filtradores como esponjas, octocorales y poliquetos. Sus formas y estructuras unas veces masivas, otras veces porosas, crean caprichosos andamios, desarrollando estructuras laminares o ramificadas, que forman bosques y divertidos laberintos que sirven de resguardo y lugar de descanso a una infinidad de animales que coevolucionaron con ellos y que integran este fantástico mundo.
Los nidarios son organismos muy variados y polimórficos. Para entenderlos mejor, se han agrupado en tres grandes clases Hydrozoa, Scyphozoa y Anthozoa.
Clase Hydrozoa
Un aspecto vegetal. Exhuberante. Arbóreo. Ampliamente ramificado. Así son algunos de los representantes de esta clase, como los hidroides. Esto hace que se confundan generalmente con hierbas marinas. Pero no. Son animales en permanente actividad. Si llegamos a tocarlos nos llevaremos una gran sorpresa. Al contacto con un elemento extraño, los pólipos se contraen e inmediatamente lanzan una descarga de los cnidiocitos, capaz de producir un fuerte ardor en la piel. Estos animales tan urticantes se caracterizan por secretar un esqueleto externo generalmente de forma tubular, que se alza como una pequeña torre construida con un material quitinoso. En la cúspide preside el pólipo o hidrante, con su corona de tentáculos alrededor de la boca. Estos seres extraños no aparecen solos. Sus sociedades surgen en colonias que se fijan al sustrato enraizándose por medio de proyecciones que descienden bruscamente, ya sea en formas caprichosas, ya en simétricas formas estrelladas.
Estas colonias, que pueden dividirse asexualmente incrementando por este procedimiento su tamaño, tienen además la rara capacidad de formar, por procesos de gemación, una estructura de apariencia transparente, conocida como medusa que está provista de una campana flotante. Generalmente aparece liberada al medio, aunque en algunos casos puede encontrarse fuertemente retenida por la colonia. Las medusas tienen la capacidad de reproducirse sexualmente, mediante la liberación de óvulos y espermatozoides, que se fecundan externamente, desarrollando una larva ciliada nadadora, conocida como plánula. Esto permite su dispersión por las corrientes. Cuando la plánula ha encontrado un lugar apropiado con sus receptores, se fija al sustrato y se transforma en un nuevo pólipo, que producirá, por continuas divisiones, una nueva colonia hidroide.
Los corales de fuego también son hidroides, pero que secretan un esqueleto calcáreo. De esta forma participan activamente de la construcción del arrecife. Es el caso de Millepora. Tienen algas simbióticas y, como la mayoría de su especie, disponen de pólipos especializados para su defensa. Están fuertemente provistos de armas con potentes cnidiocitos, capaces de producir heridas extremadamente dolorosas. Los hidrocorales liberan generalmente pequeñas medusas al medio, en donde inician el ciclo sexual. Pero hay otros hidrocorales, como Stylaster roseus, que no tienen algas simbióticas asociadas y por esta circunstancia no participan de manera importante en la formación del andamio arrecifal. Pero tienen una ventaja sobre otros pueden crecer en cuevas y otras zonas con poca luz. Estos hidrocorales, a diferencia del coral de fuego, retienen sus medusas en cavidades redondeadas, provistas de perforaciones, por donde dejan escapar los gametos al medio.
Clase cyphozoa
En la clase cyphozoa nos encontramos con la conocida y temible aguamala. Es una verdadera viajera del mar, mientras que el pólipo se reduce normalmente a una etapa intermedia larvaria. Estas medusas o aguamalas, a diferencia de las medusas hidroides, se caracterizan por una gruesa capa intermedia gelatinosa, rodeada por músculos, los cuales al contraerse expulsan el agua acumulada en la parte interna de la campana, permitiendo su desplazamiento vertical por reacción. Sin embargo, a pesar de su movimiento, las aguamalas son generalmente arrastradas pasivamente por las corrientes, quedando a su merced.
La boca del aguamala está rodeada por cuatro brazos y puede tener muchos tentáculos sobre el borde de la campana, armados con potentes baterías de cnidiocitos urticantes, los cuales utilizan para arponear las presas. Algunos grupos de aguamalas no tienen tentáculos y los brazos orales se modifican considerablemente, como es el caso de las Rhizostoma, voz que quiere decir, boca en forma de raíz. Los brazos se fusionan y pliegan de tal manera, que forman una especie de colador, en forma de raíz, con una multitud de bocas secundarias, por las cuales succionan el plancton. En su proceso de alimentación, los organismos inhalados con el agua son llevados directamente al estómago. Este grupo está bien representado en los arrecifes del Caribe colombiano, en especial por la aguamala de plato, Cassiopeia xamachana. Una campana flotante en forma aplanada, que la diferencia de otras medusas, permite al animal colocarse boca arriba, ciertamente como un plato, sobre el fondo arenoso de la laguna arrecifal. Con sus brazos bucales, proyectados hacia arriba en continuo movimiento, filtran el agua, en permanente búsqueda del plancton que el medio ofrece. Esta medusa tiene prisioneras, en su interior, algas simbióticas, de las cuales recibe gran parte de la energía, dado que el medio en que vive no ofrece mayores posibilidades de alimento. Otra aguamala Rhizostomada, mejor conocida como la medusa azul, Stomolophus meleagris, se acerca a las zonas arrecifales después de fuertes períodos de lluvias. Pero a pesar de su aspecto y forma no es peligrosa para el hombre.
Clase Anthozoa
Animal en forma de flor, podría traducirse esta palabra, anthozoa. Y de hecho es una descripción exacta. Todas y cada una de estas especies presentan tan variada y delicada forma, que dispersas en el arrecife, parecen crecer como en un extraño jardín subacuático, en donde sus pólipos se asemejan a flores de pétalos tentaculados.
En esta clase encontramos pólipos coloniales, como son los corales, y pólipos solitarios como las anémonas, que también se conocen como rosas de mar. La cavidad gástrica de estos pólipos está dividida por una serie de pliegues carnosos, en cuyos bordes terminales están sus filamentos digestivos, armados con cnidiocitos. Esta modificación les permite incrementar su superficie de digestión y la absorción de nutrientes. Las células sexuales o gNadas, también se desarrollan sobre estos mismos tabiques carnosos, a diferencia de los otros cnidarios, en donde la reproducción sexual se efectúa por medio de medusas libres o retenidas.
Pero con el fin de conocer mejor a este grupo, vamos a considerar las diferentes subcIases de manera independiente.
Subclase octocoralia. Animales con pólipos que poseen ocho tentáculos, o múltiplos de ocho, en forma de pluma o pino. Con ellos multiplican sensiblemente su capacidad para filtrar agua, pero también para tender sus discretas celadas en busca de sus apetecidas presas que son arponeadas mediante la descarga de cnidiocitos y luego llevadas con los tentáculos a la boca.
Un representante típico de este grupo es aquel octocoral que tiene un esqueleto interno conformado por un material córneo altamente flexible, esqueleto que también puede ser de carbonato de calcio formado por agujas sueltas o fusionadas llamadas espículas. Además poseen espículas calcáreas articuladas, aisladas en la capa gelatinosa intermedia, sobre la cual encuentran apoyo los pólipos, los cuales se rodean a manera de empalizada de protección con estas agujas.
Los octocorales tienen generalmente raras formas arborescentes, que parecen florecidas cuando los pólipos, al amparo de la oscuridad de la noche, extienden sus tentáculos y despliegan toda su actividad vital. Son seres generalmente nocturnos y activos cazadores de zooplancton. Para hacer más efectiva la captura, se ramifican o crecen en forma de red, como los abanicos de mar, con el propósito de aumentar su superficie de filtración.
Hay otros que se elevan como serpientes, moviéndose bajo la cambiante influencia de las corrientes, de donde toman lo que les pertenece su alimento trashumante. Su estructura, de esqueleto orgánico flexible, les permite adaptarse, sin romperse, al cambiante movimiento que genera la energía del oleaje, el cual a su vez arrastra el plancton del que se alimentan.
Subclase zoantharia. Aquí encontramos pólipos solitarios y pólipos coloniales. Son pólipos solitarios las anémonas o rosas de mar, que carecen de esqueleto y tienen tentáculos simples sin pinas o ramificaciones laterales. Poseen cierta capacidad de movimiento, ya que disponen de un cuerpo altamente flexible, que puede ser modificado al henchirse de agua. También pueden regular su forma por puro control muscular. Poseen un pie pegajoso con el que se fijan al sustrato y se refugian en cavidades y ranuras del arrecife, en donde encuentran su protección. Otras se entierran en la arena o en la grava de la laguna arrecifal, excavando allí sus propias trincheras, las cuales revisten con una pared mucosa aglutinante, con el fin de evitar el colapso de las mismas.
En el Caribe colombiano, las formas más representativas de la subcIase Zoantharia, son Condylactis gigantea, sin lugar a dudas la más grande y más bella de las anémonas solitarias del arrecife. Alcanzan un diámetro hasta de 50 cm, con tentáculos que llegan a los 10 cm de largo. Otras anémonas solitarias, como Bartholomea annulata, despliega una verdadera multitud de tentáculos hasta 200 alrededor de la boca, los cuales flotan libres en el medio a manera de una red cuya función es la de retener nutrientes. Lebrunia danae presenta, seudotentáculos ramificados con dispositivos abultados en donde alberga potentes baterías de cnidiocitos. Lebrunia corafflgens, ha construido su hábitat con una disposición francamente protectora en fisuras y hendiduras del arrecife, dejando librados al exterior tan solo sus largos tentáculos, con terminales aboquillados. Ricordea florida es una típica especie colonial; agrupadas en gran número, forman largos tapetes sobre el arrecife y se encuentran entre los 5 y los 15 m de profundidad, al lado de los corales blandos, de aspecto carnoso.
Estos corales blandos van acumulando en su capa gelatinosa intermedia una gran cantidad de granos de arena, conformando una suerte de esqueleto interno. De éstos, una de las especies más representativas en los arrecifes del Caribe es Palythoa caribbea, llamada comúnmente “coral de caucho”, que llega a cubrir grandes extensiones en zonas expuestas a fuerte oleaje, generalmente entre 50 cm y 6 m de profundidad. Avidas de espacio vital, suelen colonizar cualquier medio que encuentren libre en esta zona. Sus pólipos activan su movimiento en la noche cuando despliegan su estrategia alimenticia, reteniendo zooplancton; durante el día, obtienen la energía necesaria de sus algas simbióticas. En este grupo de los Zoanthidios, la más grande es Palythoa grandis. Tiene un disco oral de cerca de 4 cm, con tentáculos muy cortos. Estos pólipos forman pequeñas colonias y crecen generalmente en forma de hongo, con los bordes plegados; se encuentran entre los 8 y los 10 m de profundidad. Hay formas parásitas como Parazoanthus sp. Esta especie se encuentra frecuentemente asociada con esponjas o bien tendida sobre colonias hidroides. En esta subclase también se incluyen los corales y los corales negros o antipatarias. Estos últimos forman hermosas colonias muy ramificadas, que poseen un esqueleto interno córneo, recubierto con pequeñas y espinosas proyecciones laterales. Los pólipos son reducidos. No alcanzan más de profundiunos dos milímetros. Tienen tentáculos simples y sin espículas. El fitoplancton, muy pequeño, es su alimento primordial y, viviendo habitualmente en aguas profundas, su localización más frecuente será en zonas de poca luz, como cuevas y salientes rocosas. A más de 30 m, aunque también puede aparecer en aguas más profundas, se encuentra Anthipathes pennacea. Alcanza hasta los 2 m de altura. Todo el conjunto unitario en su estupenda variedad, se asemeja a una gran pluma que introduce en el hábitat una bella fantasía. A partir de los 20 m de profundidad, crece en forma de látigo Stichopathes lutkeni y llega a alcanzar la prodigiosa longitud de 4 m de largo. Su superficie está recubierta con delicados pólipos.
Los Poliquetos
En realidad son muchos quienes los han visto. Son animales esquivos y enormemente llamativos. Sus colores iridiscentes multiplican la sensación de su belleza. De su cuerpo dividido en segmentos se destaca una cabeza anterior en donde está articulado el cerebro, los órganos sensoriales y la boca. En realidad, su estructura orgánica es la de un esqueleto hidráulico un líquido viscoso llena la cavidad central de sus segmentos huecos e interactúa con los músculos. Es el mecanismo que les permite moverse rápidamente, e incluso por él llegan a realizar tareas más complejas, como excavar sus madrigueras en el sustrato que convierten en su medio protector. El esqueleto hidráulico funciona de la siguiente manera al contraerse los músculos longitudinales, el segmento se acorta ejerciendo el líquido una presión lateral que ensancha el segmento; cuando se contraen los músculos circulares, el segmento se alarga por la presión del líquido y el músculo longitudinal vuelve a la presión normal. Una nueva característica se nos presenta cuando descubrimos en ellos diminutos apéndices carnosos comprimidos, en forma de remo, que llegan a sobresalir considerablemente, lo que le da al animal un aspecto de brocha de tupidos filamentos.
Arbitrariamente, estos gusanos segmentados se han visto divididos en dos grupos aquellos que poseen movimiento libre o errantia y los que son sedentarios. Estos últimos han fabricado su propia vivienda, en cilindros de los cuales tan solo sobresale su cabeza y su vistoso penacho.
Por su parte, los gusanos errantes buscan refugio en las hendiduras que forman los arrecifes o bien bajo las especies coralinas donde se esconden temporalmente al acecho de sus víctimas. Y cuando éstas no llegan, parecen resignarse a descender al fondo en busca de partículas las alimenticias. El gusano de fuego, Hermodice carunculata, es un ejemplar de considerable tamaño que puede alcanzar hasta 30 cm de longitud. De su cuerpo rojizo sobresalen los remos laterales pero también sus temibles agujas cristalinas huecas. Estas, en realidad, son armas eficaces con las que protegen su cuerpo. Si llegamos a tocarlo sentimos que sus agujas penetran en la piel, liberando en seguida un líquido tóxico, que produce un fuerte ardor que es como la sensación de una intensa quemadura; de ahí su nombre, gusano de fuego. No es un cazador se alimenta generalmente de pólipos y corales, los cuales pastorea con su trompa raspadora. Una alternativa en su búsqueda de alimento la encuentra en las materias en descomposición, en especial peces muertos.
Por otra parte están los gusanos sedentarios, que a diferencia de los errantes, ofrecen un aspecto esplendoroso. Aquí están, por ejemplo, los gusanos de penacho, cuya descripción la obtenemos a partir de una comparación con la formación que corona fantasiosamente una testa.
Pero este despliegue de belleza no es meramente ornamental; allí tienen sus pinados o radiolos, de los que se sirven para filtrar el agua en busca de alimentos suspendidos, partículas orgánicas y plancton. Estas formas están estructuradas en arreglo a sus necesidades naturales, ya que las partículas aquí adheridas son trasportadas a la boca por canales ciliados.
Los gusanos de estas dos familias secretan tubos de protección. Sabella acumula granos de arena en los penachos filtrantes que, retenidos, son depositados en sacos. En éstos se libera una sustancia mucosa que al mezclarse con los granos de arena es empujada al borde del tubo. Así van cementando su refugio. Dentro de éste, los gusanos poseen una gran capacidad de movimiento gracias a sus contracciones musculares ondulantes y llegan a fijarse con sus pequeñas garras a la superficie interna del tubo. Cuando se congregan en una buena cantidad, pueden llegar a formar verdaderos arrecifes.
En la formación del arrecifes coralinos del mar Caribe, las especies sedentarias ofrecen, como pocas, una interesante variedad subacuática, cuyos colores y formas, variadas e intensas, terminan por cautivar la curiosidad del observador. Sabella bahamensis, es una de las especies coloniales que, secretando tubos flexibles, puede alcanzar entre 10 y 15 cm de altura. Se encuentra aproximadamente a 15 m de profundidad. Para su protección, esta especie dispone de órganos sensoriales muy perceptibles, localizados sobre los penachos filtrantes. Con ellos detectan tanto los cambios lumínicos a su alrededor, como aquellos movimientos en el agua que pueden representar la inminencia de un peligro. A esta señal recibida responden, contrayéndose súbitamente dentro del tubo, escapando de esta manera a la acción de sus enemigos. Sabellastarte magnifica, llamada comúnmente plumero de mar, también construye un tubo de refugio, con secreciones pegajosas, cementando pequeños granos de arena. Sus tubos alcanzan unos 25 cm de altura, lo que convierte a esta especie magnífica en el gusano sedentario más grande del Caribe. Se encuentra tanto enclavada en la arena como en los bancos de coral.
Spirobranchus giganteus
Llamados comúnmente pinitos de mar, generalmente viven en aguas quietas y no muy profundas. Alcanzan unos 6 cm de altura, y están coronados por un par de penachos filtrantes en forma de una espléndida espiral multicolor. Sus tubos de protección, de un material calcáreo, lisos por dentro y rugosos por fuera, protegen la entrada con la disposición de un fuerte espolón defensivo. Cuando encontramos muchos de ellos arraigados, a una misma colonia coralina, el conjunto presenta tan maravillosa variedad de colores, que del blanco al violeta recorre prácticamente la totalidad del espectro entero. Un extraño representante de la familia Serpulidae en los arrecifes lo encontramos con Filograna implexa, que forma frágiles tubos calcáreos entretejidos entre sí, como si hubieran sido pacientemente elaborados en una delicada filigrana. Son estos gusanos, con sus llamativos penachos de color violeta profundo, típicos animales nocturnos de día permanecen retirados dentro de sus tubos. Se encuentran generalmente a partir de los 20 m, anclados firmemente sobre los sustratos duros.
Una característica común que comparten estas especies de gusanos marinos, reside en el hecho que se reproducen sexualmente. Sus gametos maduran dentro de la cavidad de cada segmento, y luego son liberados al medio. La fecundación es externa. Forman una larva ciliada en forma de trompo, llamada trocFora, que en la primera etapa de, su vida lleva una existencia planctNica libre. Luego cae al fondo, para allí comenzar la metamorfosis que la llevará finalmente a su forma definitiva.
Los Moluscos
Caracoles, conchas, almejas, calamares, pulpos y babosas de mar, tienen una larga historia y abundan prácticamente en los mares de todo el mundo. Las ostras y almejas, los calamares y pulpos, gozan del prestigio culinario y son prácticamente imprescindibles para un buen gourmet. El hecho que sean bien conocidos por su apetitoso sabor, sus deliciosos jugos y tintas, su carne suave y tierna y su enorme poder revitalizador, no significa que sean mejor conocidos como unas especies vivientes con un alto grado de interés para quien se preocupe por conocer cómo se realizan los admirables procesos vitales de estos seres marinos, tan especiales y curiosos en sus costumbres. Se han agrupado en tres clases Gasterópoda, Pelecypoda y Cephalópoda.
Clase Gasterópoda
Caracoles, y babosas de mar. Fuertemente resguardados y protegidos en su concha dura o desnudos. Poseen un pie aplanado con el que se deslizan sobre el sustrato, mediante ondulaciones musculares o ciliares, que van acompañadas con secreciones mucosas, asegurando un afianzamiento permanente, fuerte y seguro. Las babosas de mar se desplazan a saltos, o bien nadando, gracias a que han desarrollado una extraordinaria capacidad para crear fuertes ondulaciones laterales.
Las conchas, ausentes en las babosas de mar, están construidas en torno a un eje central. Un proceso de enrollamiento casi siempre asimétrico, con espirales tubulares que aumentan de tamaño a medida que se dirigen hacia abajo, les da ese aspecto rizado con que parecen envolver sus delicados cuerpos. Literalmente, con su concha, estos caracoles han construido su casa y lo hacen mediante un curioso proceso, que veremos a continuación.
Una glándula conchígera de la larva comienza a secretar el material con que se forma la protoconcha, que corresponde al ápice de una concha adulta. Un grupo de glándulas exteriores del borde del manto, secreta una proteína fibrosa que actúa como molde. Sobre éste va a caer una masa coloidal de carbonato de calcio que cristaliza pronto y fuera de las células que han vertido el material. La disposición específica de estos paquetes de carbonato de calcio hace que se forme una capa intermedia de cristales prismáticos verticales, mientras la superficie interna se va formando como láminas superpuestas lisas, brillantes y multicolores, con el aspecto de una textura que podemos comparar a la de la porcelana. La capa externa de la concha del caracol puede estar protegida por una especie de piel delgada, de tonalidad oscura, presumiblemente con fines miméticos. La superficie interna de la concha, y temporalmente la externa, permanecen en contacto con el manto, conformado por una envoltura carnosa que cubre buena parte de la masa vísceral del animal, formando una cavidad interna en donde se encuentran localizados sus órganos respiratorios.
Los caracoles primitivos presentan dos branquias que están formadas por un eje y una multitud de laminillas laterales, por las que corre la sangre bombeada por el corazón. Las láminas, con capilares sanguíneos, sirven al caracol para realizar un intercambio de gases con el agua y es esta la forma como llegan a respirar. Otros caracoles, con un mayor grado de evolución, presentan solo una branquia, y aun otros las han perdido del todo, respirando por la cavidad del manto. El agua con oxígeno disuelto entra por un lado y sale por el otro, impulsada siempre por el movimiento ciliar de las láminas branquiales.
Para absorber oxígeno algunos caracoles han perfeccionado su sistema pues han formado, con el pliegue terminal del manto, un verdadero tubo respiratorio el cual les permite vivir en cuevas, exponiendo tan solo este tubo, en el que aparecen también células sensoriales, con las cuales exploran el medio. Con la corriente exhalante de agua, se arrastran también los desechos liberados por el ano.
En su estrategia protectora, el caracol retrae al interior de la concha primero la cabeza y luego el pie, por acción de un músculo contractor que se inserta en el eje de la concha. Al contraerse el músculo, el dorso del pie se pliega y expone una especie de tapa de seguridad, llamada opérculo, con la cual sella definitivamente, a la manera de una puerta hermética, cualquier posibilidad de visitas indiscretas.
Localizada en la región anterior, la cabeza del caracol posee tanto ojos como palpos sensoriales. Su boca, que generalmente se abre ventralmente, puede presentar una modificación forma una trompa capaz de proyectarse hacia el exterior. En la boca está su lengua raspadora, armada con dientes quitinosos y glándulas salivares. Con esta lengua dentada, los caracoles raspan las algas sobre los sustratos duros o perforan conchas de otros moluscos, para desgarrar su carne. También se alimentan del tejido que cortan de animales muertos.
El caracol Conus presenta una rara variación. Los dientes se han convertido en una especie de arpón que, unido a una glándula salivar venenosa, compone el dispositivo con el que capturan sus presas a distancia.
Otros moluscos, como el caracol de pala, Strombus gigas, están dotados de un tubo, con el que barren la superficie en busca de algas.
Algunos caracoles se han especializado en desarrollar un mecanismo de alimentación diferente captan elementos en suspensión. Entonces presentan un mayor número de filamentos en las branquias que, ayudadas por la presencia de un moco liberado por las glándulas del manto, atrapan el plancton al mismo tiempo que respiran. Los cilios de las branquias, al crear parte de la corriente inhalante, conducen también el plancton atrapado con el moco, hasta un surco ciliado que realiza una selección del material alimenticio. Luego lo conducirá, por medio de una especie de banda transportadora, hasta un saco que se encuentra debajo de la boca. Aquí se introduce la rádula que permite ingerir el alimento seleccionado y acumulado.
Las diferentes estrategias del caracol nos muestran como éstos son capaces de explorar las variadas posibilidades que el medio arrecifal ofrece, incluyendo el octoparasitismo. Dentro de ellos encontramos una de las especies más exóticas y bellas del reino subacuático el “caracol leopardo” Cyphoma gibbosum. La semejanza con la piel del leopardo, cubierta de extrañas manchas, hace que este caracol al entrecruzarse con formas orgánicas, pueda imitar con su manto la estructura reticulada de los abanicos de mar, mimetizándose sobre ellos.
Otra estrategia que presentan algunos moluscos está relacionada con las acciones depredadoras. El caracol oliva, por ejemplo, escarba en la arena y enterrándose en ella, deja en el exterior tan solo el tubo respiratorio río. Entonces espera pacientemente el paso de una presa. Cuando la ha detectado generalmente busca moluscos y gusanos sin emerger aún al exterior, lentamente se acerca a ella y cuando está próxima, lanza su ataque, apoderándose de la presa con su ancho pie.
Otros caracoles son perforadores. Atrapan moluscos horadando su concha. Pero hay que decir que los caracoles en su mayor parte son vegetarianos. Viven del resultado de los lentos viajes que realizan sobre los sustratos duros Del arrecife, raspando pacientemente las algas que allí crecen.
Al incorporar el alimento, éste es transportado por un movimiento ciliar que lo conduce al estómago. Los caracoles filtradores más primitivos tienen parte del estómago recubierto por un material sólido, quitinoso, que se ha denominado escudo gástrico. Allí se procesa el alimento. Un estilete mucoso giratorio, lo macera y a la vez lo envuelve en una sustancia mucosa. En la otra parte del estómago esperan las bandas transportadoras y los órganos seleccionadores de alimento. Son ellos los que se encargarán de retirar de allí la arena y las partículas extrañas. Una vez seleccionado, el alimento pasa a un saco, en donde, por acción de las glándulas digestivas, las partículas alimenticias van a ser digeridas. Después los desechos serán evacuados por el ano.
La reproducción de algunos caracoles se realiza liberando sus gametos al medio, en donde se efectúa la fecundación, formándose una larva trocFora de libre natación. La larva pasará por un proceso de metamorfosis hasta desembocar en la forma veliger. Pero la mayor parte de los caracoles realizan una fecundación interna, lo que implica una cópula, que llevan a cabo con el pene. Tras la cópula, guardan los espermatozoides, y los huevos, después de fecundados, pasarán por conductos glandulares que los rodean con nutrientes. Allá, en el interior, se realiza una delicada tarea destinada a crear una cápsula de protección para los huevos. Ya en el exterior las cápsulas van a ser adheridas sobre estratos duros; o bien van a ser enterradas. De ellas, en el ciclo vital del caracol, comenzarán a eclosionar los pequeños caracolillos, que han tenido su desarrollo larval dentro del huevo. Es en la etapa larval belígera, dentro o fuera del huevo, cuando se produce la torsión del animal. La masa vísceral, y la concha experimentarán un giro de 180o sobre su propio eje y con relación a la cabeza y el pie. En la medida que la larva veliger se va desarrollando se incrementa entonces el tamaño del pie. Ya una vez adquirida la capacidad de reptar, se posará sobre el fondo, sufriendo allí todo su proceso de metamorfosis.
Clase Pelecípoda
Las conocidas ostras, mejillones y almejas se agrupan en la clase Pelecípoda. Son moluscos, cuyas valvas están articuladas por una banda córnea en su parte dorsal, dispuestas de tal modo que permanecen abiertas. Una conformación de músculos adheridos a la parte interna, permiten el cierre de las conchas. Las valvas, que encierran completamente el cuerpo del bivalvo, están fuertemente adheridas al manto, que forma una cavidad interna. Las conchas son el producto de la secreción de un órgano especial localizado al borde del manto. Sus semejanzas con el caracol terminan cuando reconocemos que el pie, como el resto del cuerpo, está comprimido lateralmente. De aquí su especialización como excavadores de sustratos blandos y de aquí también su capacidad para fijarse sobre el sustrato con su pie comprimido, que tiene la forma de un hacha. Si esta característica presenta algunas ventajas, por otra parte ha limitado su existencia a la laguna arrecifal, en donde pueden desarrollar una vida sedentaria que discurre con su cuerpo parcialmente enterrado en el fondo blando de la laguna. Otros bivalvos han modificado la forma y la funcionalidad de su pie. Se han adaptado a los sustratos duros Del arrecife. El nuevo pie presenta una reducción en su tamaño, pero ahora posee la capacidad de emitir, mediante glándulas secretoras, unas fibras pegajosas, llamadas biso. Con ellas pueden adherirse a la roca coralina, a la grava, e incluso a los granos gruesos de arena. Por su parte, otros bivalvos como las ostras, han perdido completamente el pie y pegan, directamente al sustrato, una de sus valvas, cementándolas firmemente a la dura superficie. Y es de esta manera como contribuyen a la formación del andamio arrecifal. Por contraste, otro bivalvo, la concha lima, realiza pequeñas aventuras expedicionarias, cuando, gracias a sus fuertes contracciones musculares con las que expulsa el agua de la cavidad, se desplaza nadando por su medio. Estos bivalvos nadadores han perdido el pie.
También hay bivalvos perforadores que excavan galerías profundas en los esqueletos coralinos, lo que tantas veces ocasiona el derrumbe de colonias enteras. Los perforadores fijan inicialmente su pie a la roca coralina. Una vez allí establecidos, los continuos movimientos de las valvas, acompañados de secreciones químicas de un moco ácido secretado por el borde del manto, como en Lithophaga, ablandan el sustrato calcáreo que luego será raspado por la propia valva logrando de esta manera abrir una galería. Como el moco ácido de que dispone Líthophaga en su tarea perforadora puede afectar el carbonato de calcio de las valvas, entonces cubre previamente la superficie de su concha externa con una capa de proteína.
La filtración de agua es el medio por el que los bivalvos obtienen la mayor parte de sus alimentos. Por esto han especializado sus branquias y sus cilias, que aparte de crear corrientes de agua para el intercambio de gases también les sirven para transportar partículas de alimento atrapadas con el moco de las branquias. Estos alimentos constituidos básicamente por el plancton, bacterias y partículas orgánicas, serán conducidos por canales ciliados colectores hasta la boca y de allí van al estómago, En este último hay instalada una verdadera máquina de rotación el alimento, mezclado inicialmente con una masa mucosa, es sometido a rotación por las cilias del saco delestilete. Después serán separados del moco y tras salir de esta especie de batidora los alimentos pasan por un proceso de selección para ser conducidos, por canales ciliados, hasta las glándulas de digestión. Aquellas partículas que por su gran tamaño no pueden ser digeridas pasan directamente al intestino, en donde son desechadas.
Para su reproducción, la mayoría de los bivalvos liberan sus gametos directamente al medio, en donde se fecundan externamente. Allí desarrollan una larva trocófora de vida libre, que pasa luego a la forma veliger. Esta vez, y a diferencia de los caracoles, no se produce la torsión y las valvas conformarán dos partes simétricas. La metamorfosis se inicia en el momento en que se desprende del velo, utilizado para nadar y captar alimentos, asentándose luego sobre el sustrato.
Clase Cephalópoda
Los pulpos y calamares presentan un grado superior de evolución. Ellos han desarrollado sus patas sobre la cabeza. En esta clase se agrupan los moluscos más evolucionados, como los calamares y los pulpos. A diferencia de los otros moluscos, son excelentes nadadores. Algunos como los pulpos, muchas veces prefieren llevar una vida poco azarosa y buscan refugio durante el día en cuevas, o bien protegidos por los salientes rocosos Del arrecife.
El desplazamiento de la mayor parte de los cefalópodos es el resultado de un proceso de acción y reacción, que consiste en lo siguiente nadan por una fuerte expulsión del agua acumulada. En la cavidad del manto, que tiene la forma de una bolsa, van acumulando una cierta cantidad de agua. Los fuertes músculos circulares y longitudinales de la bolsa permiten que, cuando el agua es admitida del medio, los músculos circulares se relajen contrayendo a su vez los longitudinales. De esta manera aumenta el volumen de la cavidad. Cuando la cavidad está llena, los músculos se contraen fuertemente y el agua es evacuada por el sifón exhalante, de tal manera que por reacción, el animal se desplaza en sentido contrario al del chorro de agua.
Los pulpos son nadadores, pero más lentos; prefieren reptar con sus ágiles brazos sobre el fondo, pero en ellos funciona el mismo principio. Un par de branquias, localizadas en la cavidad del manto, constituyen su aparato respiratorio. Las branquias se encuentran en permanente contacto con el agua inhalada que es utilizada para la locomoción.
Como cazadores, estos animales son extraordinariamente eficaces y tienen una dieta marcadamente carnívora. El cerco matador lo establecen una vez localizan visualmente la presa, con ojos muy bien desarrollados, Establecida la distancia necesaria para no errar, se avalanzan sobre su presa que capturan con sus tentáculos, diez en los calamares, en donde ocho corresponden a los brazos y dos a tentáculos y ocho en los pulpos. Tanto brazos como tentáculos, poseen unas ventosas o discos adhesivos, aunque en algunos casos éstos han sido remplazados por ganchos. Algunos calamares como Sepíoteuthis preferencialmente capturan peces. Los pulpos eligen crustáceos y otros moluscos, dejando previsiblemente los restos cerca a la cueva, en la que se refugian durante el día.
Estos animales, para su reproducción, realizan un bello y delicado ritual. En la atracción y el acercamiento están confiados a un elegante cortejo. Su disposición nupcial se anuncia por complejos movimientos con los que despliega graciosamente su provocación, que adorna con sucesivos cambios en la coloración de su piel. Una vez la conquista ha sido sellada, la cópula se realiza de una manera bien particular. El macho extiende sus brazos para abrazar y sostener a la hembra por la cabeza. Luego con un brazo especializado llamado hectocótilo, retira discretamente su saco de espermatozoides y lo introduce a la cavidad del manto de la hembra. Ha depositado el saco espermático muy cerca a la salida del oviducto, terminando así su peregrinación nupcial, iniciada y concluida con tanta gracia y delicadeza. Hay casos, sin embargo, en que el sacrificio no está ausente, cuando parte del brazo se desprende y queda alojado en el interior de la cavidad del manto de la hembra. Luego los huevos saldrán del oviducto para ser fecundados. De tal manera, se envuelven en la cápsula o membrana protectora y son llevados por la hembra a un lugar seguro sobre el sustrato, en donde serán fijados.
Los Crustáceos
Hemos elegido, para ser tratados aquí, y dentro de la familia de los crustáceos, a los decápodos. 0 sea, aquellos animales que poseen diez patas.
Entre ellos están los camarones, langostas, ermitaños y cangrejos. Como si fuese una lujosa armadura, el caparazón de quitina que cubre la cabeza y el cuerpo de los crustáceos, es una buena defensa al mismo tiempo que actúa como esqueleto externo. Presentan antenas más o menos desarrolladas y ojos pedunculados.
En estos crustáceos decápodos encontramos marcadas diferencias, que nos llevan a establecer una división por clases los que nadan libremente, llamados natantia, y los que caminan sobre el sustrato, llamados reptantia.
A los primeros pertenecen los camarones que poseen un gran abdomen muscular, cubierto con placas articuladas de quitina. Sobre la zona ventral del abdomen aparecen sus cinco apéndices especializados para nadar. Ellos tienen forma de remo y las hembras, salvo algunas excepciones, los utilizan adicionalmente para transportar los huevos e incubarlos. Son éstos, longitudinales y comprimidos lateralmente para facilitar la natación.
En las zonas arrecifales del Caribe colombiano abundan varias especies, generalmente asociadas a otros invertebrados de costumbres bien particulares y curiosas. Los camarones limpiadores, por ejemplo, son animales diligentes, con una buena capacidad de observación y con un rápido sentido de la oportunidad, tal como Stenopus hispidus, que se mantiene generalmente cerca al lugar de su refugio, escondido entre pequeñas cuevas y fisuras o entre las cavidades de las esponjas. En estos lugares monta su guardia vigilante y cuando percibe la proximidad de un pez, gracias a las señales convenidas y expresadas a manera de santo y seña, el camarón abandona su refugio se encuentra con el pez y comienza una labor de limpieza sobre su superficie. Para ello utiliza sus dos primeros pares de patas provistas de pequeñas pinzas. La limpieza incluye las branquias y la boca del pez. Y si tiene que moverse con empeño entre los dientes afilados de su cliente, lo hace sin menoscabo de su seguridad. Un tácito acuerdo entre ellos indica que el camarón allí no corre peligro y así podrá limpiar, sin objeción, los dientes del pez de donde retira los restos de comida. Cuando el pez mueve bruscamente la cabeza, esto indica que la operación de limpieza ha terminado. Entonces el camarón se retira rápidamente a su refugio, en donde espera la llegada de otro cliente. A éste le hará señales con su tercer par de patas que exhiben llamativas bandas blancas y rojas, como el aviso de una barbería.
Periclímenes pedersoni, es otro camarón limpiador de peces. Este busca protección en anémonas de mar, quienes no descargan en él sus nidiocitos, que resultan mortales para los crustáceos no asociados. El camarón Lysmata grabhami, se asocia también con las rosas de mar, lo mismo que el “camarón arlequín”, Thor amboinensis y el “camarón pistola”, Alpheus armatus, que se le ha llamado así por su alborotada capacidad para emitir fuertes chasquidos con su pinza más desarrollada. De este sonido de disparo se sirve para espantar a sus más próximos enemigos.
Los crustáceos reptantes con abdomen desarrollado, están representados en los arrecifes del Caribe por las langostas, Panulirus argus y la langosta punteada, Panulirus guttatus. Estas, a pesar de tener un abdomen bien desarrollado, prefieren desplazarse caminando sobre el fondo con cuatro pares de patas nadadoras, que le sirven a la hembra para transportar sus huevos que pegan a largos filamentos. De tal manera los protegen y los oxigenan adecuadamente. Del huevo eclosionará una larva muy particular, de tan extravagante aspecto que se asemeja a una araña. La larva va a atravesar por varias etapas que la conducen a transformarse en una pequeña langosta. A esta langosta la vemos alimentándose preferencialmente de moluscos bivalvos, que extrae violentamente de la arena para triturarlos con sus potentes mandíbulas. Otra es la langosta pantufla, Scyllarldes aequinoctialis, que también vive en el arrecife. Su dorso ventral presenta una forma completamente aplanada. Todo en ella indica que su delgada forma la hace especialmente hábil para deslizarse con extrema facilidad en rendijas y hendiduras. Igualmente sus antenas cortas y planas sirven para remover el fondo en busca de alimento y colaboran en su obstinada forma de burlar a sus enemigos.
El segundo grupo lo integran los crustáceos con abdomen desnudo y por lo tanto completamente desprotegido. Como ellos conocen muy bien su debilidad, buscan en el medio una alternativa que genera su total protección. Entonces encuentran en los caracoles vacíos su refugio perfecto. Son conocidos entonces como “Pedrito el ermitaño”. Han desarrollado con una aleta modificada una especie de gancho, al final del abdomen, con el que se agarran a la columna del caracol. Al contraerse los músculos del abdomen el animal se retrae dentro de la concha, en forma muy similar a la de un molusco, con el que incluso comparten la estrategia de protección a la entrada de la concha, esta vez con fuertes pinzas. Estos animales arrastran su concha consigo mediante sus desarrolladas patas caminadoras.
El tercer grupo está conformado por los cangrejos. Animal casi mítico, está inscrito en la rueda zodiacal. Ha proyectado su forma sobre el signo de Cáncer. Temido y temible, pero mal conocido, sobre todo en sus costumbres. Su forma de avanzar lateral ha servido al vulgo para nombrar un sinónimo de quien no progresa de para atrás como el cangrejo, dicen. Rápidos en su infancia, lentos en su madurez, exhiben en esta época de su vida dos enormes pinzas amenazantes en los extremos de su primer par de patas. Quizás su aspecto no coincida del todo con su real peligro. Son sustancialmente apetecidos en la mesa marinera por su agradable sabor.
Con respecto a otros crustáceos, en el cangrejo vemos que se ha reducido considerablemente el tamaño de su abdomen, plegado sobre la región ventral del caparazón. Es una coraza que tiene su mayor achatamiento sobre el dorso ventral y su forma es ya rectangular o redondeada. Ha reducido también el tamaño de las antenas, si tenemos en cuenta aquéllas de los camarones limpiadores y las de las langostas. Sus pinzas están, como hemos dicho, dispuestas sobre el primer par de patas.
Para la reproducción, los cangrejos se encuentran frente a frente y después de un elaborado cortejo se entrelazan con sus pinzas, volteándose. Es, desde luego, un encuentro amistoso. Pacientemente, sin mayores movimientos ni sacudidas, se realiza una cópula interna en la cual sus órganos proceden de esta manera el macho está provisto de dos pares de patas sexuales modificadas en el abdomen. Desde allí recolecta y luego canaliza el material espermático que hace fluir hacia la cavidad receptora de la hembra. Tras la cópula, pasado el tiempo indispensable, la hembra va a liberar los huevos, que se fecundaron internamente. Más adelante saldrán al exterior, para que sean acomodados entre las patas nadadoras del abdomen. Debe transcurrir un lapso de cerca de 45 días, que son días de incubación, para que eclosionen las larvas (Zoeas) de vida libre, cuya transformación final en cangrejo es inminente.
Los cangrejos grápsidos, como Percnon gibbesi, se alimentan de algas sobre sustratos duros del arrecife y la coloración de su cuerpo se confunde con la del sustrato; además, estos cangrejos son muy ágiles y ante el peligro escapan rápidamente, refugiándose en grietas con gran facilidad, puesto que su cuerpo aplanado pasa como una moneda por entre una ranura, como en Plagusia de pressa que vive normalmente entre las rendijas del arrecife. Hay otros cangrejos, como el cangrejo araña, Stenorynchus seticornis, que vive muy cerca a los tentáculos protectores de las anémonas. Es este un cangrejo que se alimenta de algas y material orgánico, incluso cuando realiza labores de limpieza sobre su hospedero temporal. Algunos cangrejos como Mithrax cinctimanus, cubren su cuerpo con algas y con otros organismos, con los que quedan completamente camuflados entre las anémonas.
El arrecife y la laguna arrecifal son pródigos en muchos otros crustáceos, especialmente en aquellos que son comedores de algas y también en los filtradores.
Para los crustáceos las condiciones de su desarrollo son arduas, ya que deben poseer refugios seguros y apropiados, para que una vez llegado el momento del cambio de su caparazón, época crítica de gran vulnerabilidad, tengan en ese refugio toda su defensa.
Por otra parte, es necesario observar cómo los crustáceos en su ciclo vital son de enorme utilidad en la contribución a la alimentación de una infinidad de organismos del arrecife, ya que continuamente liberan grandes cantidades de larvas, que constituyen una parte del zooplancton.
Los Equinodermos
Estrellas de mar, estrellas serpientes, estrellas canasta, erizos, dólares de arena, pepinos de mar, lirios marinos, estrellas de pluma y tantos otros, menos conocidos, conforman las especies que se han agrupado bajo el nombre de equinodermos, término que viene del griego echinos = espinoso y derma = piel, o sea animales que tienen la piel espinosa. Aquí tenemos 4 grandes clases.
Clase asteroidea
Las estrellas de mar gozan de tanto prestigio por su conformación y rara belleza, como por su afinidad con una forma que innumerablemente se repite en la naturaleza, y en verdad son bien apreciadas. Casi siempre presentan cinco brazos, aunque en ocasiones difieren por su número. Son los suyos brazos que se desprenden de un disco central. Sobre la parte ventral del disco encontramos la boca y el ano lo hallamos localizado sobre la región dorsal. Sobre cada uno de los brazos de la estrella de mar se prolonga un surco longitudinal del que sobresalen sus diminutos pies. A pesar de su tamaño, los pies participan diligentemente en el desplazamiento de la estrella, ya que sus brazos presentan una relativa rigidez.
Para efectuar su movimiento, la estrella ha desarrollado un curioso mecanismo hidráulico que está dispuesto en la cavidad corporal del animal. Este sistema consta de dos canales ciliares, que bombean un líquido viscoso de un lugar a otro. Sobre la región dorsal del disco está localizada una pequeña placa calcárea perforada por unos 250 orificios. Esta placa va a comunicarse con una ampolla y con un canal vertical calcificado, dividido por un tabique longitudinal ciliado. Este canal calcáreo o pétreo se conecta a su vez con otro canal esta vez circular, provisto de vesículas laterales y de cinco canales radiales, que corren a lo largo de la región central de cada brazo. Los canales radiales tienen a su vez pequeños canales laterales, que están conectados directamente a los pies. Cada uno de los pies o ambulacros se compone de una válvula de paso, sobre el canal lateral, una vesícula muscular, un tubo y una ventosa terminal. El conjunto funciona de la siguiente manera el líquido es bombeado por un movimiento ciliar a lo largo de los canales hasta la vesícula del pie y ésta se llena. Al contraerse el músculo vesicular el líquido acumulado tiende a salir. Al no poder salir el líquido al tubo lateral por el cierre de la válvula, se extiende al pie tubular, el cual al alargarse entra en contacto con la superficie y se fija a ésta con la ventosa. Luego, el músculo se contrae long longitudinalmente de un lado y el pie se inclina, lo que en forma coordinada logra desplazar en la otra dirección al animal. Más adelante, se desprende el pie del sustrato, al contraerse simultáneamente los músculos y volver el líquido a la vesícula. Esta operación se repite una y otra vez, permitiendo el movimiento de la estrella. Este sistema se presenta con diferentes variaciones y desarrollo en la mayoría de los equinodermos.
La superficie externa de las estrellas, ha sido cubierta por una delgada cutícula ciliada, que es una epidermis provista de células sensoriales y también de glándulas mucosas. Secretado, este moco tiene la función de retener los alimentos. Las cilias le sirven para barrer los sedimentos que van quedando, manteniendo así limpio el cuerpo. Debajo de la epidermis está la dermis de la estrella. Allí residen ciertas células que son capaces de formar osículos de carbonato de calcio, o sea, placas calcáreas perforadas que, unidas por un tejido conectivo, forman una estructura esquelética con cierto grado de flexibilidad. Las estrellas pueden formar también espinas, protuberancias, verrugas y otros tipos de ornamentos, que se van a apoyar sobre aquellos osículos. Penetrando un poco más, debajo de la dermis se encuentran los músculos y la cavidad corporal, colmada de líquido; allí también están algunas células errantes. En su cavidad corporal se alberga el sistema digestivo, todo el sistema hidráulico y las gNadas. Estas últimas se presentan en número par. En la reproducción de las estrellas los gametos son liberados directamente al medio, entonces se fecundan externamente, formando una larva de vida planctónica. La larva va a fijarse al sustrato después de haber conformado tanto los brazos como una especie de lóbulo o ventosa oral. La gran capacidad de regeneración de las estrellas de mar es realmente sorprendente, como también lo es su posibilidad de reproducirse, muchas veces, asexualmente.
En el Caribe colombiano, las estrellas de mar se encuentran generalmente en la laguna arrecifal, cerca de las praderas de pastos marinos. Allí han ido en busca de moluscos bivalvos, que una vez localizados desentierran y abren con sus brazos, al pegarse firmemente a las valvas con sus ventosas y extender los pies, con la crucial ayuda de los músculos internos. Una vez la concha ha sido abierta, realizan una rara operación introducen en ella el estómago invertido, que han sacado por la boca para digerir el tejido de la presa. Extraña operación carnívora, cabría decir.
En los arrecifes del Caribe aparece una exótica y bella estrella, Oreaster reticulatus, que puede encontrarse sobre fondos arenosos de la laguna arrecifal, hasta unos 15 m de profundidad.
Importantes estrellas, son, también, las estrellas serpiente y la estrella canasta. Con brazos muy largos y articulados, y con músculos bien desarrollados, los pies de estas estrellas sobresalen por pequeños orificios y su función fundamental es la de servir de estructuras de anclaje. El movimiento de los brazos lo realizan por pura acción muscular lo que les permite desplazarse muy rápidamente, con movimientos reptantes, tan semejantes a los de una serpiente que incluso pueden llegar a trepar sobre gorgonias, octocorales y esponjas. Es esta facilidad en su movimiento lo que les ayuda a vivir como cómodos comensales. Son estrellas que se alimentan de partículas orgánicas, plancton, carroña y otros animales pequeños, que trituran con cinco placas dentarias dispuestas para tal operación. Los desechos son expulsados por la boca, ya que carecen de ano.
Las estrellas serpiente más comunes en los arrecifes del Caribe son, entre otras, Ophioderma guttatum, una especie que puede alcanzar hasta 17 cm de diámetro. Esta especie no presenta espinas sobre los brazos, y generalmente vive bajo las piedras y corales.
Ophiocoma echinata, puede alcanzar unos 15 cm de diámetro, se encuentra en aguas de poca profundidad, también bajo los corales y piedras. Ophiothrix suensoni se encuentra, por lo general, sobre esponjas y octocorales; desde allí filtran plancton y el material suspendido que atrapan con descargas de moco, el cual es llevado por pequeños pies y cilias hasta la boca.
Los brazos de las estrellas canasta, como los de Astrophyton muricatum, pueden ramificarse muchas veces. De esta manera van formando una verdadera red articulada, que utilizan para pescar animales nadadores, pero también tienen la capacidad de atrapar alimento suspendido. Son éstas, estrellas de mar que permanecen con los brazos enrollados de día, formando así una especie de madeja. Pero de noche estos brazos son extendidos en un esfuerzo por subir sobre los octocorales y otros organismos similares. Estas estrellas prefieren lugares con corrientes para sus operaciones de pesca.
Clase Equinoidea
Un curioso grupo lo forman los erizos de mar, los dólares de arena y los erizos bizcocho. Su forma redondeada, o bien ovoide, su carencia de brazos, sus temibles espinas, los hacen ver como extraños habitantes del mundo subacuático. Su estructura esquelética compacta se ha formado por la fusión de los osículos dermales que encajan perfectamente entre sí. Sobre el esqueleto se apoyan las espinas articuladas que pueden moverse dentro de una especie de rótula por la acción de las fibras musculares laterales. Algunos órganos del equilibrio y órganos sensoriales, como sus estructuras en forma de pinza, llamadas pedicelarios, con tres mandíbulas dispuestas sobre un pedúnculo largo, reposan sobre el caparazón calcáreo. Entre las hileras de espinas articuladas sobresalen cinco filas dobles alternas, con pies que terminan en ventosas. Su boca, situada en la región oral, presenta una compleja mandíbula conformada por cinco poderosos dientes calcáreos.
Pero, ¿cómo se mueven los erizos, sin brazos y sin un esqueleto articulado como el de las estrellas? He aquí el prodigio de sus espinas. Estas, que están articuladas sobre las rótulas, giran allí haciendo posible el movimiento del erizo. El alimento lo buscan directamente sobre el suelo, algas en especial, que raspan con sus dientes del sustrato. En esta actividad los erizos van a jugar un papel importante como reguladores de la existencia del arrecife constantemente están abriendo espacios libres que dejan el camino despejado para que por allí se puedan fijar plánulas de nidarios y esponjas.
En la reproducción, los erizos se fecundan externamente, cuando los gametos han sido liberados directamente al medio, a través de placas dorsales perforadas, desarrollándose posteriormente una larva de vida planctónica.
En los arrecifes del Caribe la presencia de los erizos es significativamente abundante. Los más comunes son Diadema antillarum que tienen largas espinas negras. Buscan los salientes coralinos y las depresiones protectoras, para refugiarse allí durante el día. En la noche, al amparo de la sombra, acuden a apacentar algas y otros elementos vegetales que van raspando del sustrato con sus poderosos dientes. Se desconoce hasta ahora la causa por la cual en los últimos años se ha venido produciendo en el Caribe una alarmante mortalidad de estos animales marinos.
Diadema sp. que se encuentra con gran frecuencia sobre los fondos arenosos, entre 8 y 10 m de profundidad, posee espinas rojas con bandas blancas, en donde peces juveniles van a buscar abrigo seguro. Tripneustes esculentus es el mayor erizo del mar Caribe. Alcanza unos 18 cm de diámetro. Sus espinas son blancas y cortas, y posee largos ambulacros con ventosas, que utiliza para sostener sobre su cuerpo objetos que encuentra diseminados en el medio, como conchas y piedras. De ellas se sirve para cubrirse tanto en una operación de camuflaje como para protegerse del sol. Estos erizos se alimentan preferencialmente de algas calcáreas. Lytechinus variegatus vive en aguas de poca profundidad en la laguna arrecifal y también emplea la estrategia de cubrirse ya sea con piedrecillas, conchas o pastos marinos. Echinometra viridis es el típico habitante del arrecife que se desliza hacia las cuevas que él mismo excava con sus fuertes dientes. Allí ha construido su hábitat, y generalmente lo encontramos en la zona de rompientes. Eucidaris tribuloides es un pequeño erizo de espinas gruesas y romas. En el día busca las fisuras y las rocas coralinas en donde encuentra su refugio. Una característica común entre los erizos planos, los bizcochos de mar y dólares de arena es que son excavadores y poseen numerosas espinas cortas que cubren el cuerpo, que está comprimido. En la laguna arrecifal podemos encontrar especies curiosas como Meoma ventricosa, un erizo que excava su refugio de día en la arena, pero en la noche emerge en busca de alimento, como algas y otros organismos. Cuando algún peligro acecha, bajo esta amenaza, secreta un líquido amarillo que llega a matar pequeños peces y pone en fuga a sus declarados enemigos. Clypeaster subdepressus, es este erizo de forma irregular, ligeramente aplanado. Alcanza hasta 20 cm de diámetro pero tan solo 2 ó 3 cm de altura. Durante el día su vida transcurre enterrado en el sedimento, pero de noche, en compañía de otros erizos de su especie, sale formando grupos en busca de alimento. CIypeaster rosaceus ha elegido la relativa tranquilidad de los pastos marinos para vivir. Moira atropus es un erizo pequeño, no sobrepasa los 5 cm. Vive en fondos arenosos o arenofangosos en donde ha excavado un pequeño refugio, bajo la arena. Su suave aspecto proviene de la apariencia afelpada que le dan las cortísimas espinas que lo cubren. Mellita quinquisperforata, más conocido como dólar de arena, debido a su cuerpo redondeado y muy aplanado, está provisto de 5 muescas y un orificio.
Clase Holoturoidea
Los pepinos de mar llamados así por su perfecta similitud con los pepinos vegetales, generalmente son de forma muy alargada y de exacta simetría bilateral. La superficie corporal accidentada es correosa y posee un grueso tejido conectivo, en donde se encuentran osículos calcáreos aislados. La parte ventral es la que está en contacto con el sustrato. Allí aparecen tres áreas provistas de pequeños pies, que formando una especie de suela, les sirven para su desplazamiento. Pero en el movimiento también intervienen músculos corporales.
La boca del pepino de mar está rodeada por 10 a 30 tentáculos retráctiles de diferente forma, que corresponden a pies bucales modificados, y dependen del sistema hidráulico. Los pepinos de mar se alimentan preferiblemente de alimento en suspensión. También pueden recoger material del suelo, que retienen con los tentáculos cubiertos de moco. El tentáculo colector actúa como pala alimenticia. Llevado el alimento seleccionado a la boca, es entregado a una especie de labio carnoso que se comprime, y al ser retirado, lo limpia de material alimenticio. Algunas especies de pepinos de mar, a diferencia de otros equinodermos, están provistos de un curioso artificio, de gran eficacia agresiva en su estrategia de defensa liberan por el ano algunos hilos pegajosos, con los que envuelven a sus enemigos; en otros casos desarrollan glándulas venenosas sobre la piel.
En los arrecifes del Caribe se encuentran frecuentemente las siguientes especies Holothuria thomasi, un gran ejemplar en su longitud, llega a alcanzar hasta 2 m de largo. Esta especie, que se encuentra siempre cerca del arrecife, tiene una especie de áncora, con la que ancla su región posterior al coral mientras explora el medio en busca de alimento en el sustrato, removiendo los granos de arena entre los que encuentra sus nutrientes, especialmente algas y bacterias. Holothuria mexicana es uno de los pepinos más comunes en la zona de la laguna arrecifal. Actinopigia agassizii también habita en la laguna arrecifal y puede alcanzar unos 30 cm de longitud. Su aspecto áspero proviene de su dermis gruesa y correosa. Ha establecido una curiosa simbiosis con un pez del género Carapus, que busca a este pepino de mar para refugiarse en su zona anal, la cual está armada de una panoplia con cinco dientes. Isostichopus badionotus es un pepino de extraño aspecto, con su piel gruesa, cubierta con verrugas oscuras.
Clase Crinoidea
Algunas de las especies que hemos encontrado toman su nombre de la similitud que ofrecen con otras especies del reino vegetal. Aquí el caso se renueva. Los lirios de mar, conformados por un tallo articulado, en su apariencia, están íntimamente ligados a esa planta herbácea y vivaz, con hojas radicales erguidas, duras y envainadoras, con su tallo central ramoso y sus flores terminales. En la base del lirio de mar se encuentra un disco aplanado que es una proyección en forma de raíz, con el que se aferran al sustrato. En la región anterior, despunta una corona con 10 brazos articulados, provistos éstos de proyecciones laterales y poseen una boca central dirigida hacia arriba. De la boca hacia los brazos se dirigen cinco surcos con pies, protegidos con solapas calcáreas. Los lirios de mar se alimentan de partículas en suspensión, especialmente plancton, que capturan con sus brazos ramificados en forma de red, y que están provistos de pequeños pies pegajosos. Una vez atrapadas las partículas, con la ayuda de un moco secretado son inmovilizadas con toxinas y empujadas a lo largo del surco por acción de los pies hacia la boca.
Las estrellas de pluma conforman una interesante población en los arrecifes del Caribe colombiano constituida por varios ejemplares. De gran semejanza con los lirios, pero careciendo de pedúnculo, dispone de estructuras en forma de cirros para adherirse a los corales y octocorales. Las estrellas de pluma pueden nadar al batir sus 5 tentáculos ramificados, que poseen proyecciones laterales plumosas. También tienen la capacidad de arrastrarse sobre el fondo. Las proyecciones laterales o pínulas no solo tienen una marcada importancia en la captura de alimentos; juegan también un papel preponderante en la reproducción, ya que al abrirse el surco medial, pueden salir los gametos al medio. Algunas veces pueden retener sus óvulos fecundados en la pínula, hasta que se desarrolla la larva.
En las zonas arrecifales del Caribe colombiano podemos encontrar algunos crinoideos, como Nemaster grandis, una especie que llega a tener hasta 40 brazos, con una longitud de 25 cm. Su color es oscuro con puntas blancas. De día se aferran con sus cirros a gorgonáceas, corales y esponjas. En tanto que de noche realizan viajes migratorios a zonas apropiadas del arrecife, expuestas a la corriente, en donde extienden sus brazos plumosos para filtrar plancton. Nemaster rubiginosa posee brazos delicados y vive oculta entre rendijas y grietas del arrecife evitando las zonas de fuertes corrientes. Tropiometra carinata es una estrella de pluma que vive en aguas superficiales, especialmente entre ranuras del arrecife, en donde pueda esconder el disco oral, dejando librados al exterior tan solo los brazos filtrantes. Analcidometra caribbea, de aspecto excepcionalmente delicado, tiene brazos de hasta de 10 cm de longitud. Busca las zonas de corales negros y octocorales para aferrarse a ellos con sus cirros. Nemaster discoidea vive escondida entre las múltiples ramificaciones del coral o hendiduras que va encontrando en el arrecife. Es una estrella de pluma que no puede nadar, pero en cambio se desliza de un lugar a otro. Generalmente se encuentra a partir de los 15 m de profundidad.