El Pacífico: región de agua, selva húmeda y diversidad cultural

Brazo León. Ciénaga de Tumaradó, Chocó.    Aldo Brando.

Texto de: Manuel Rodríguez Becerra

Pocos colombianos del interior han visitado la región del Pacífico. Pero la mayor parte coincidiría en caracterizarla como un territorio donde abunda el agua, quizá en demasía; en donde una selva húmeda, muy húmeda, rodea ríos caudalosos; donde predomina la población afroamericana y diversos pueblos indígenas habitan recónditos lugares; donde estos pueblos mantienen tradiciones ancestrales acerca del agua y el bosque; y donde la pobreza es profunda.

Se trata de una de las regiones más lluviosas y húmedas del planeta, con una precipitación entre 3,000 y 12,000 mm3/año, lo que genera un ciclo del agua que vierte enormes cantidades sobre la región, haciendo del río Atrato uno de los más caudalosos del mundo. Fenómeno que se repite con todos sus ríos que son de recorrido corto y abundante caudal. Entre ellos, se mencionan los ríos San Juan, Patía, Baudó, Mira, Anchicayá y Guapí, que tributan en el Pacífico, así como el Atrato que vierte sus aguas en el Caribe, luego de un largo recorrido por el departamento del Chocó. En virtud de las similitudes biofísicas con las cuencas de los ríos que drenan en el Pacífico, tanto la cuenca del río Atrato, como la zona del alto Sinú y San Jorge, hacen parte del denominado Pacífico biogeográfico, que tiene una extensión de 113,000 km² (Casas, 1998).

El Pacífico biogeográfico es también una región de grandes selvas tropicales que cubren unas tres cuartas partes de su territorio, de las cuales el 50 por ciento no están intervenidas. Esta región alberga una de las mayores riquezas de fauna y flora del mundo, entre ellas de siete a ocho mil plantas de las 45,000 que existen en Colombia, y registra uno de los mayores índices de endemismo continental de plantas y aves (Biopacífico, 1998). Al reconocer el predominio de ecosistemas de selva húmeda, debe señalarse que además existen otros de gran valor: bosques riparios, llanuras aluviales, bosques enanos nublados, bosques de pantano, playas arenosas.

Como se ha afirmado “la región ya no es un baldío nacional, como lo fue antes de 1991, y por lo tanto las tierras no pertenecen al Estado: las tierras del Pacífico son en su mayoría de propiedad colectiva de las comunidades negras e indígenas” (FNA, 2005). En efecto, el 50 por ciento del territorio pertenece a las comunidades negras, y el 15 por ciento a los pueblos indígenas, como resultado, principalmente, de políticas puestas en marcha a principios de la década de los noventa, que buscaron reconocer los derechos culturales y territoriales de los pueblos negros e indígenas que han habitado ancestralmente la región.

Los parques naturales nacionales cubren el 5,0 por ciento del territorio, aproximadamente. Entre ellos sobresalen Utría y los Katíos, este último en el Tapón del Darién. Sumados los resguardos indígenas, las propiedades colectivas de las comunidades negras y los parques nacionales, su extensión representa aproximadamente el 70 por ciento del Pacífico biogeográfico, lo que significa que 70,000,000 de hectáreas, allí donde se encuentra una de las mayores riquezas en biodiversidad del mundo, están por fuera del comercio, hecho que, sin duda, ha sido definitivo para evitar su colonización con miras al establecimiento de actividades agropecuarias a escala industrial.

Pero la integridad cultural y ambiental de la región se encuentra hoy gravemente amenazada por diferentes fenómenos, entre los cuales hay que mencionar: la construcción de macroproyectos (puertos y carreteras), la agroindustria de la palma de aceite, la extracción ilegal de madera, la minería, los cultivos ilícitos y el desplazamiento, como consecuencia del conflicto armado. Y, precisamente, por esto está señalada entre las áreas más ricas en biodiversidad del mundo que se encuentran más amenazadas.

Sin duda, uno de los mayores problemas de la región es la pobreza, que contrasta en forma dramática con su enorme riqueza ambiental. Y el futuro de esta última estará definitivamente asociado con la capacidad que tenga la sociedad colombiana de erradicar la pobreza de esta región, tratando, entre otras, de crear las condiciones para que la protección del bosque, la biodiversidad y el agua, sean fuente para mejorar la calidad de vida de la población del Pacífico biogeográfico.