El Caribe

Ciénaga Grande de Lorica. Córdoba.    César David Martínez.

Texto de: Manuel Rodríguez Becerra

El Caribe es la región natural que cuenta con las zonas que tienen menor disponibilidad de agua, ubicadas en la Guajira. Pero, al mismo tiempo, cuenta con unos complejos y ricos sistemas estratégicos en el ciclo de agua, como la Sierra Nevada de Santa Marta y las ciénagas que dominan grandes extensiones de su paisaje.

Cerca de la costa hay ciénagas de agua dulce, integradas en especial a los sistemas de los ríos Magdalena y Sinú. Muchas se encuentran en serios procesos de deterioro, ante todo como resultado de la actividad agrícola, que les ha robado espacio y que, con los agroquímicos, ha detonado procesos de eutrificación. El complejo de ciénagas de la región de Lorica es un ejemplo, y desafortunadamente se está haciendo poco para corregirlo. Su deterioro ha generado el declive de la pesca, una de las fuentes básicas de alimentación de amplios grupos rurales de la región.

Las lagunas costeras constituyen una especie de transición entre los sistemas continental y marino de agua. Ellas reciben agua dulce de los ríos que desembocan en el Caribe, con los cuales están conectadas por intrincados canales naturales, e intercambian agua con el mar, del cual se encuentran parcialmente aisladas por islas que actúan como barreras. Es uno de los ecosistemas con más alta productividad biológica, atestiguada por la presencia de una diversidad de organismos como peces, crustáceos y ostras, en grandes volúmenes. Desde la Guajira hasta la desembocadura del río Atrato, pasando por el golfo de Morrosquillo, hay diversidad de lagunas o ciénagas costeras.

La Ciénaga Grande de Santa Marta, un complejo lagunar costero a la derecha de la desembocadura del río Magdalena en el plano de su delta, limita al este con las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. Con 450 km² de superficie es la laguna costera más grande del país y una de las mayores de Suramérica.

Los grandes aportes de agua dulce de la Sierra Nevada de Santa Marta y del río Magdalena determinan la baja salinidad de la mayor parte de la laguna. No obstante, su nivel de salinidad varía a lo largo del año, aumentando en la estación seca, hacia mayo y junio, cuando se reduce el aporte de agua dulce que llega a través de los caños; y bajando hacia diciembre, debido a las altas precipitaciones, a tal punto que en algunos lugares de la ciénaga puede encontrarse agua casi dulce.

Hace más de tres décadas, como consecuencia de la construcción de la carretera Barranquilla-Santa Marta, así como de la construcción de jarrillones para desecar tierras para la agricultura y una carretera en el margen derecho del Magdalena, se inició una aguda alteración del intercambio de las aguas, que causó el colapso de un extenso manglar. A su vez, este fenómeno, sumado al incremento de la sedimentación de los ríos de la Sierra y del río Magdalena, ha incidido en una aceleración de su colmatación.

Por fortuna, en los últimos 15 años se han llevado a cabo obras para la recuperación de la Ciénaga Grande, que paulatinamente han mostrado resultados positivos.

Tan singular como la Ciénaga Grande es la Sierra Nevada de Santa Marta, algunos de cuyos ríos alimentan de agua dulce esta laguna costera. La Sierra, considerada la montaña litoral más alta del mundo, exhibe los picos nevados más altos de Colombia: el Bolívar y el Colón.

En el flanco occidental de su gran volumen piramidal, orientado hacia el valle del río Magdalena y la Ciénaga Grande, corren los ríos, Córdoba, Sevilla, Aracataca y Fundación, que desembocan en el Caribe e irrigan una fértil planicie. A su vez, de la extensa vertiente suroriental hacen parte el río Cesar y su afluente el Guatapurí, que entrega sus aguas en la cuenca del Magdalena, así como el río Ranchería, la principal fuente hídrica de la Guajira, que desemboca en el Caribe. Y en el flanco norte nacen y fluyen hacia el Caribe los ríos Piedras, Mendiguaca, Guachaca, Buritaca, Don Diego, Dibuya y Tapias.

Infortunadamente, tanto la Sierra como las planicies del Caribe han sido víctimas de uno de los procesos de deforestación más severos registrados en Colombia.