Nota liminar

Texto de: Fernando Sarmiento Cifuentes**
Presidente

La Academia Colombiana de Jurisprudencia publicó en octubre de 2007 la primera edición de la obra, titulada Historia de la Academia Colombiana de Jurisprudencia, de la autoría del Académico de Número doctor Hernán Alejandro Olano García.

Agotada dicha edición, autorizamos la segunda, con la que se contribuye a la conmemoración de la existencia de nuestra institución desde hace 125 años (1894) en la que ha servido los más altos intereses jurídicos de Colombia en ejercicio que nos enaltece a todos sus miembros: Honorarios, de número, correspondientes nacionales y extranjeros.

El libro incluye entre otros, el acta de fundación y los estatutos de la corporación y trata además temas de importancia para la institución, tales como la genealogía de los sillones de los miembros de número de la institución, los nombres de los miembros correspondientes nacionales y extranjeros y los de los capítulos regionales, y destaca temas de importancia como los relativos a los símbolos, la biblioteca y la directiva actual, así como las condecoraciones recibidas y la iconografía valiosa y nutrida.

Durante el largo período de su existencia, la Academia ha construido una importante tradición de la cultura jurídica del país y además ha propiciado y difundido la institucionalidad colombiana ante las continuas convulsiones de nuestro proceloso desarrollo histórico.

En el sentido enunciado, la entidad se ha configurado como un verdadero adalid por el respeto al derecho, y aunque mantiene el más absoluto acatamiento de las concepciones políticas y filosóficas de sus miembros, en sí misma se mantiene en un plano jurídico de absoluta independencia, que en modo alguno implica lejanía en propugnar el sostenimiento de la forma republicana del Estado, la concepción democrática de su corporeidad, el respeto a las libertades individuales, así como la vigencia de los derechos humanos y de las garantías sociales previstas en la Constitución.

De esta tradición, deriva la historia jurídica y política que nos determinan a mantener el prestigio y el respeto generalizado de que goza nuestra entidad, clave para la civilidad. Además, nos acompañan las memorias gloriosas de los personajes cuyas imágenes ilustres ornan la nueva edición. Por esto debemos reflexionar en lo que será nuestro comportamiento futuro, que deberá estar asistido del diálogo en la búsqueda de las soluciones vinculantes, del seguimiento del ideal, del ahondamiento profundo del análisis de legalidad, en aras de la defensa de los principios de derecho, con el fin de alcanzar lo justo en el tratamiento de lo humano, en el ejercicio de los valores republicanos y democráticos. Es imperioso y será nuestra tarea activar, como acertadamente lo viene haciendo la Academia bajo sus precedentes y actuales directivas, obrar como partícipes en el funcionamiento de nuestras instituciones jurídico-políticas y al mismo tiempo ser los orientadores efectivos del desenvolvimiento jurídico de Colombia, constituyéndonos en el faro intelectual, iluminante desde el alto y avanzado promontorio colectivo de nuestra fuerza espiritual.

Por ello, estamos orgullosos de esta obra que ve la luz pública y nos sirve de acicate espiritual.