- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Obras Seleccionadas: Categoría Diseño Arquitectonico
Texto de: Silvia Arango
Casa La Candelaria
Bogotá, D.C.
La casa está situada en La Candelaria, barrio que conserva los testimonios coloniales de Bogotá, en un lote estrecho, profundo e irregular, con un fuerte desnivel. El muro blanco hacia afuera, mimetizado con el contexto del vecindario, no permite presagiar lo que sucede detrás. Y lo que esconde es una arquitectura de síntesis y experiencias personales y colectivas, imbricadas de una manera natural, tranquila y sin conflictos.
De la memoria colonial toma la estructura espacial: los patios, los anchos corredores, los recintos en fila, la altura de los interiores…
De la arquitectura colombiana de las últimas décadas toma la construcción detallada en ladrillo, las bóvedas y los delicados juegos de luces y sombras.De la arquitectura internacional contemporánea toma, a su vez, la noción de intersticio: el muro doble que constituye la columna vertebral de la casa, que tanto une como separa, y que en su progresivo adelgazamiento aloja nichos o estanterías o deja pasar el sol.
La manera elegante, sin alardes ni aspavientos, de superponer lo presente y lo evocado, tiempos remotos y actuales, lugares propios y ajenos, da por resultado una casa que es, a la vez, estéticamente hermosa e incitante a la reflexión.
Casa La Zarzuela
Amagá, Antioquia
La Zarzuela es una casa de vacaciones situada en un hermoso paraje en la parcelación “Altos de la Bonita”, municipio de Amagá, Antioquia. La casa es amplia: 360 m2 (más 80 m2 para la casa del mayordomo), y no tenía mayores restricciones presupuestales. Se trata, pues, de uno de esos proyectos que permiten gran libertad formal y cuyo primer acierto consiste en la escogencia del lugar preciso para la implantación. De manera deliberada, la arquitectura se decide a imbricarse con la topografía y se escoge construir sobre dos montículos. De esta decisión básica derivan las demás.
La doble ondulación del terreno dictamina la distribución a medios pisos a lado y lado del nivel central de acceso, de doble altura, donde están el comedor y la piscina. Si el terreno posee desniveles, el techo marca la clara horizontalidad de un volumen nítido que se enfrenta al paisaje.
Un aspecto llamativo de la casa es la manera como contrapone las visuales lejanas y las cercanas. Mientras las terrazas apergoladas y los grandes ventanales hasta el suelo permiten plenamente la entrada de un paisaje verde que se pierde en el horizonte, dos pequeños patios circulares (uno que prolonga el comedor y otro la alcoba principal) conforman un exterior íntimo de visuales cortas y naturaleza controlada.
La impecable ejecución en la construcción y la delicadeza de detalles y terminados confirman la sensación general que la casa produce: la de haber sido diseñada por un arquitecto experimentado que domina su oficio.
Vivienda para un Guardabosques en Bambú-Guadua
Manizales, caldas
La sencilla vivienda, a la que se llega por un sendero, está en el exoparque próximo a la ciudad de Manizales y forma parte integral del paisaje característico de esta zona cafetera, con una topografía que acorta las visuales por las ondulaciones del terreno.
La estructura en guadua, material propio de la región, no sólo cumple con la evidente intención de mimetizarse con el paisaje, sino que posee otras cualidades adicionales: su bajo costo y su resistencia sísmica, atributo muy importante en una zona de alto movimiento telúrico. Por ello, la estructura es liviana, simétrica, se alza sobre dados de concreto y se articula con anclajes metálicos (platinas y tornillos).
La función –dar albergue a un guardabosque– explica su elevación sobre el piso, así como los cuatro balcones que se abren en cada uno de sus costados y la simplicidad de su planta. La fuerte pendiente del techo y el amplio alero evocarían vagamente la arquitectura japonesa si no fuera porque su elevación la hace visible desde lejos, dándole una cualidad aérea, frágil y volátil, muy propia del entorno natural que le da sentido.
Edificio Arroyo Viejo
Bogotá, D.C.
La determinante principal para el diseño de este edificio de apartamentos de lujo es su inmediata vecindad a la quebrada La Vieja y el hermoso bosque que la acompaña y que ha mantenido, a través de los años, su ambiente natural a pesar de la densificación de la zona. El edificio está situado dentro del fuerte declive hacia la hondonada longitudinal y está próximo al edificio escalonado que hiciera Bruno Violi en 1959, el cual constituye un hito de la arquitectura bogotana.
De manera consecuente con este contexto, la mayor parte de las viviendas de este edificio se extiende, a través de terrazas y de manera escalonada, hacia este paisaje natural con los cerros orientales al fondo. El diseño mismo de las amplias terrazas contempla una parte de piso duro, hacia la ventana, y una parte de jardín, que colinda con el exterior, logrando una integración paulatina y grata con el medio natural.
La fachada trasera, que rompe la masa del edificio al descomponerla en una serie de volúmenes que se disuelven en la vegetación, contrasta con la fachada delantera hacia la calle de acceso, que sigue la paramentación plana de los edificios colindantes. Allí parece un edificio de sólo cinco pisos, dado que se entra en el cuarto nivel. La comprensión de las circunstancias topográficas y urbanas permite insertar un edificio muy voluminoso sin que se perciba el impacto de su tamaño. A esta disolución de la percepción del volumen único contribuyen también los terminados exteriores, donde predomina el ladrillo cortado en franjas por delgadas líneas blancas y los acentos puntuales, que salen de la fachada, hechos en otros materiales (concreto y metal).
Los 11 amplios apartamentos (área promedio de 260 m2) poseen diferentes distribuciones y características que los individualizan. Sin embargo, se mantienen ciertos criterios generales para todos ellos, como el de separar claramente la zona “social” de la zona íntima y familiar y la generosidad del área de cocina, ropas y cuartos para servicio doméstico. El edificio cuenta también con una sofisticada infraestructura técnica (calefacción y calentadores centrales, generador de electricidad, tomas para aspiradoras, compactador de basuras, electrodomésticos integrados y otros), que abarata costos y ofrece una alta calidad en la dotación de los servicios básicos.
Edificio Azahares
Bogotá, D.C
El lote donde se localiza el proyecto es privilegiado. Como resultado del englobe de dos lotes en esquina del barrio Chicó Reservado, se disponía de un cuadrado de 37 m de lado. La zona, consolidada en los años sesenta, mantiene la placidez de las decantadas casas de estos años y su ambiente tranquilo de barrio sólo es interrumpido por el continuo tránsito sobre la carrera 9a.
Consciente de que la arquitectura residencial del contexto no es sólo un patrimonio formal sino una manera de habitar y de entender la vida, el proyecto enfrenta el reto de reproducir estos atributos con todas sus consecuencias. Sólo 14 apartamentos amplios (de 250 m2 en promedio), con las características y comodidades de las casas, se albergan en su interior. La masa de ladrillo, deliberadamente cortada en cuatro cuerpos, permite la lectura fragmentada de las unidades de vivienda desde la calle. El edificio posee áreas comunes que incentivan el encuentro cotidiano de las familias: el salón comunal, que se abre directamente al vestíbulo de entrada, y sobre todo el espacio central abierto al cielo, donde confluyen las circulaciones en un ambiente de “exterior” formado por la captación de aire y sol y reforzado por la presencia del agua y la naturaleza. Con voluntad diferenciadora, la entrada a cada apartamento está marcada por un pequeño antejardín, por un umbral cubierto o por su acceso a través de un puente. Con esta metáfora del espacio central arquitectónico como calle urbana tridimensional, se logra una muy interesante y sutil sensación de estar entrando a una “casa” y no a un “apartamento”.
Se percibe un especial cuidado en el espacio de los interiores, buscando enriquecer cada recinto con cambios de nivel y de altura o con prolongaciones exteriores en pequeñas terrazas privadas. El remate en bóvedas hace que los apartamentos dúplex del último piso gocen de una doble altura con un cielo raso que describe una amplia curva. Los efectos espaciales, cariñosamente estudiados como puede apreciarse en los dibujos del proyecto, recogen la experiencia espacial de valiosos antecedentes de interiores colombianos (Violi, Martínez, Bermúdez y Salmona).
Incrustarse en una tradición arquitectónica, comprendiendo formas de vida locales, elaborar el espacio en sus distintas escalas y manejar simultáneamente lo privado y lo comunal, es hacer una arquitectura del lugar en su sentido físico y social.
Edificio El Ático
Medellín, ANTIOQUIA
El encargo original consistía en hacer dos vivienda-estudios (a la manera de lofts) en el espacio aéreo sobre una casa entre medianeras.
Para poder construir en el aire se utilizó un sistema de pórticos metálicos, que evitaba transmitir las cargas a la edificación de dos pisos. Esto explica la estructura, a pesar de que finalmente se proyectó y construyó un edificio completo de cinco pisos, al cual se añadieron otros usos afines a los prospectados al comienzo.
Los diversos requisitos funcionales y urbanos del proyecto se solucionan con la nitidez de los espacios interiores. En primer lugar, la lineal sucesión de servicios sobre un costado deja un amplio espacio iluminado y libre de obstáculos, muy apropiado para su uso. En segundo lugar, el vacío fugado enfatiza su condición de medianera, y sobre todo permite que ingresen visualmente al interior los grandes árboles de la calle y el pequeño bosque de quebrada de la parte de atrás. La transparencia del paralelepípedo abierto en los remates convierte el espacio interior en un conector de la calle y el solar.
Uno de los aspectos más interesantes de El Ático es la contraposición entre la sencillez de la solución y la desasosegante presencia de leves inclinaciones de los planos verticales y horizontales. Con este gesto se logra no sólo manipular los efectos de perspectiva sino crear un mundo estético de líneas casi paralelas o casi perpendiculares, que desarticula sutilmente la pulcra geometría de las formas básicas.
Edificio Palo Alto
Bogotá, D.C.
La zona de Chapinero Alto se desarrolló en los años treinta y cuarenta. Su arquitectura predominantemente “inglesa” se inspiró en las grandes residencias de barrios como Teusaquillo, la Merced o Quinta Camacho. Pero, como carecía de la solidez y coherencia de estos barrios, no ha sido protegida urbanísticamente, aunque algunas casas aisladas han sido declaradas de “interés arquitectónico”.
La nueva reglamentación del sector, que permite alturas hasta de siete pisos, ha acelerado un proceso de demolición de las viejas casas y su reemplazo por edificios de apartamentos. Si bien se puede considerar que este proceso de densificación es inevitable, no se puede saber en qué plazo se realizará una modificación efectiva de la estructura urbana. La situación de transición se refleja en la ambigüedad del contexto espacial del barrio: casas flanqueadas por altas culatas dejadas por los nuevos edificios a la espera de una paramentación continua que se realizará en un futuro incierto.
El edificio Palo Alto es un ejemplo de esta situación urbana y toma partido por suponer el contexto futuro. Dada su localización en esquina, el ingreso y la distribución interior se hacen a partir de una diagonal que atraviesa el predio, que comienza por un miniespacio público y se refuerza por la transparencia del ingreso y una columna exenta. La valorización de la esquina se hace más contundente en el tratamiento del cuerpo mismo del edificio: un volumen blanco y curvo abraza la caja de ladrillo, suavizando la arista.
La contraposición de materiales y formas evoca la arquitectura de la primera modernidad con su connotación naval de movimiento detenido. La contextualización temporal contrarresta así la ambigüedad del contexto espacial en que el edificio se encuentra.
La Pradera, Agrupación Multifamiliar
Bogotá, D.C.
En el norte lejano de Bogotá, este conjunto residencial en altura está situado en una zona desconfigurada desde el punto de vista urbano. El lote, bordeado por calles de alta velocidad, adquiere un carácter de manzana-oreja de intersección vial y tiene como vecinos alejados dos colegios centrados sobre sí mismos y un barrio de otro estrato social. En estas circunstancias, y dada la forma del predio, el planteamiento básico fue centrifugar los bloques de edificios a partir de un parque público diseñado como parte del proyecto, pero que puede ser usado por los habitantes del conjunto y por los habitantes de las zonas aledañas. El conjunto albergará 342 apartamentos de 104 m2 en seis bloques de edificios. De estos sólo han sido construidos dos, correspondientes a la primera etapa.
La disposición en abanico también respondió al respeto por la vegetación existente: los árboles concentrados en el parque común y dos viejas y grandes araucarias que quedaron integradas al jardín interno entre dos de los bloques.
Los edificios de seis pisos de altura fueron construidos con la conjunción de dos sistemas: pórticos con columnas en los sótanos de estacionamiento y, a partir del primer piso, un método eficiente, económico y rápido de construir: el denominado sistema “contech” (muros de concreto vaciados en sitio), que es a la vez estructura y terminado de fachada. Del procedimiento constructivo proviene la acentuación de las verticales y la apariencia exterior del conjunto.
Aragón, Vivienda Multifamiliar
Bogotá, D.C.
En un lote alargado, que comienza en la vía Suba-Cota y termina en la montaña, limitando con el Colegio Militar Antonio Nariño, se alza este denso conjunto de vivienda. Su localización de periferia que se incorpora rápidamente a la gran masa urbana es representativa de la ciudad que se está construyendo en los años noventa y que, lamentablemente, se caracteriza por el apresuramiento, el afán de lucro y la ordinariez.
La apariencia de Aragón permitiría suponer que se trata de unos edificios para sectores de altos ingresos: así lo sugieren las fachadas en ladrillo de primera calidad y las ventanas profundas enmarcadas en blanco. Sin embargo, se trata de una solución de vivienda en el límite del tope de interés social (estrato 2), que alberga 328 apartamentos de 55 m2. Lo que aquí sucede es que se ha optado por producir una arquitectura estable y duradera, que ayude a conformar un ambiente más digno para esta ciudad en expansión. Las buenas maneras se expresan también en el juicioso alineamiento de los volúmenes en paramento continuo, dándole forma al espacio de la calle lateral y permitiendo su futura “costura” con la trama urbana.
En la misma tónica se solucionan los salones comunales y los estacionamientos (uno por cada tres viviendas), en un edificio donde los automóviles se ocultan a la vista. De esta manera se conservan las características amables del sendero verde, que da acceso a los edificios y remata en la zona común de juegos, al fondo, aprovechando la calidad ambiental del pie de monte sabanero.
Con economía de medios y sentido común se resuelven los apartamentos de distribución convencional. Los servicios y los lavaderos de ropa están concentrados hacia un patio compartido en el centro de los edificios, no visible desde fuera, permitiendo mantener la dignidad de las fachadas. Contra un pesimismo muy extendido, Aragón demuestra que sí es posible hacer arquitectura y ciudad con pocos recursos, cuando estos se manejan con sensatez.
El Pinar, etapa 1. Vivienda de interés social
Bogotá, D.C.
Dentro del desolado sector de Patio Bonito, en uno de los confines de la ciudad, se alza este conjunto de 1.100 viviendas para sectores de bajos ingresos. El Pinar demuestra un esfuerzo poco común por lograr condiciones arquitectónicas amables, aceptando las limitaciones económicas que se imponen a este tipo de conjuntos de “interés social”.
Un módulo básico de 6 aparta-casas en tres pisos permite que las viviendas de tamaño mínimo (46 m2) puedan tener un crecimiento posterior: los dos primeros pisos hacia un patio trasero y el tercero en el altillo, dentro de la cubierta inclinada. Los módulos se relacionan desplazándose, logrando un movimiento de fachadas y evitando las largas superficies repetitivas. El módulo final de cada fila se voltea para generar un perfil urbano terminado.
A pesar de los constreñimientos constructivos (sistema estructural en mampostería y elementos prefabricados), se introdujeron detalles arquitectónicos en los accesos y en los balcones de los descansos de la escalera, que enriquecen la apariencia de los edificios y dignifican los espacios abiertos de la comunidad.
El gran espacio libre comunitario aloja dos zonas de estacionamiento en los costados y áreas de juego y deportivas en el centro y permite el acceso peatonal por caminitos sinuosos hacia las unidades de vivienda.
Bancoop Cedritos
Bogotá, D.C.
En los últimos años, el arquitecto Guillermo Fischer se ha encargado del diseño de las sucursales de dos empresas en distintas ciudades del país: las sedes bancarias de Bancoop y las sucursales de los restaurantes Crepes and Waffles. Estas comisiones le han permitido desarrollar la habilidad para hacer una arquitectura que identifique una imagen corporativa y luego buscar variaciones alrededor de ese tema arquitectónico. Se trata, pues, de un desafío que involucra los procesos de comunicación y significados sociales del proyecto arquitectónico.
Mientras que para la cadena de restaurantes se apela a interiores cálidos con mezcla de materiales y cielos rasos de madera, para las sedes bancarias se utiliza un vocabulario ascético y frío, que comunica eficiencia y pulcritud.
Las sedes de Bancoop, generalmente pequeñas y localizadas en lotes estrechos y entre medianeras, como en este caso, solucionan las limitaciones de área con el recurso de usar la escalera con diferentes funciones: acceso, corredor, hall de entrada, conector vertical y elemento escultórico.
Posiblemente el jurado decidió destacar esta sucursal de Bancoop, en el barrio Cedritos, por el cuidado en el diseño y la pulcritud de los terminados de cada elemento interior (mostradores, pasamanos, iluminación) y la solución grácil de la forma abovedada de la cubierta que, unida a la luz natural que recorre el espacio de lado a lado, produce el mensaje de nitidez en la solución del encargo, con sobriedad de recursos arquitectónicos.
Edificio Álex Cobo
cali, VALLE DEL CAUCA
Hace unos años, los arquitectos Jaime Beltrán y Benjamín Barney hicieron un plan maestro para la sede de la Universidad del Valle en San Fernando, que comprendía tanto la reestructuración del espacio colectivo y los recorridos peatonales como la readecuación de algunos edificios y la construcción de otros. La decisión de hacer la plazoleta Gabriel Velázquez Palau y el edificio Álex Cobo fueron determinados por ese plan, que se ha ido realizando poco a poco. El exento edificio Álex Cobo está destinado a usos varios: un área de investigación, un centro de informática y una sala de habilidades, cada uno alojado en uno de los tres pisos.
El desnivel del terreno se aprovecha para crear un pequeño espacio intermediador entre lo público y lo privado y entre el interior y el exterior. La plazoleta, que el edificio ayuda a delimitar y que forma parte del circuito de circulaciones colectivas, se convierte en balcón que mira al lugar hundido. Pero a la vez, desde el interior, este espacio sirve de extensión al primer piso. Una fuente y un árbol refuerzan el ambiente íntimo y grato propio de su carácter de patio interno.
El edificio es discreto pero ambicioso, pues busca ser ejemplarizante respecto de la manera de hacer una arquitectura adecuada a la ciudad de Cali. Y ello implica sensatez climática y conciencia contextual. Los profundos vanos de las ventanas, los quiebrasoles verticales, la caja en calados de la escalera o el tratamiento de la losa de la terraza son recursos arquitectónicos para lograr un ambiente climático agradable, sin recurrir al aire acondicionado. El sistema constructivo en mampostería, el uso de bloque de cemento de color blanco, la forma sencilla y el lenguaje responden al contexto de los demás edificios de la universidad en San Fernando, representativos de la primera modernidad en Cali.
Edificio Colmena
Bogotá, D.C.
Situado en un amplio lote de esquina y en declive, el edificio enfrenta dos situaciones urbanas. Por un lado la carrera 7a, vía de alto tránsito vehicular, con edificios de oficinas en altura que aparecen intermitentemente. Por el otro la calle 78, que va internándose en un barrio de carácter residencial con casas y edificios de apartamentos.
Los grandes planos del volumen exento y las terrazas escalonadas a grandes saltos se abren al frente de la vía rápida y responden a su percepción desde el automóvil, mientras que la suave curva, las ventanas profundas y el aislamiento de jardines y árboles altos establecen la conexión tranquila hacia la zona residencial.
El declive se aprovecha para ampliar a dos pisos la atención al público de la institución bancaria y para localizar en su parte más baja el acceso a los cuatro sótanos de estacionamiento.
El interior está dominado por un gran vacío cubierto con una marquesina que dota de luz y ventilación la parte central desfavorecida y homogeneiza las condiciones ambientales de todas las zonas de los pisos superiores de oficinas. El vacío, punto neurálgico del edificio, posee un tratamiento cuidadoso y delicado, con leves desplazamientos que texturizan el muro curvo en ladrillo. La correcta implantación, la habilidad en resolver los problemas funcionales y la excelencia constructiva reflejan la experiencia de esta firma de arquitectos.
Plazoleta de Comidas, Corferias
Bogotá, D.C.
Durante muchos años, el servicio de comidas en Corferias estuvo disgregado por la ciudadela en construcciones improvisadas y transitorias. El plan maestro de desarrollo de Corferias dispuso el rediseño de varios puntos neurálgicos –como la entrada y esta plazoleta de comidas– y la readecuación de algunas de las grandes estructuras, con el propósito unificador de proyectar una imagen actualizada, con un lenguaje «moderno y tecnológico».
El programa de la plazoleta de comidas comprendía un área cubierta para 500 personas, 12 locales de comidas rápidas, 2 restaurantes de carácter formal para 250 personas, una bodega de 700 m2, baños públicos con 35 servicios cada uno y zona de descargue. En la solución arquitectónica se optó por darles visibilidad a los usos más nobles, en dos grandes zonas: un edificio en forma de L, donde están la venta de comida y los restaurantes, y un gran sector cubierto con mesas, donde la gente se sienta libremente a comer.
El conjunto está dominado por las aéreas membranas y los tensores metálicos que las sustentan, muy adecuado al carácter de informalidad y tecnología buscados. Otras connotaciones de contemporaneidad, en códigos más intraarquitectónicos, se producen por la repetición del motivo formal del cuadrado a distintas escalas, la explicitación de detalles tectónicos como nudos o remaches de paneles, o la mezcla de materiales.
Unidad Especializada de Farmacodependencia
Bogotá, D.C.
El tema de este proyecto es poco usual. Se trata de un edificio para la rehabilitación de farmacodependientes de la comunidad del barrio Floralia-Kennedy. Además de los requerimientos espaciales para el tratamiento propiamente médico y psicológico, las terapias de reinserción comprenden el trabajo en talleres (artesanías, panadería, costura, carpintería, cocina, etc.) a los cuales acuden, además de los pacientes, otros miembros de la comunidad. El carácter del edificio demandaba su aislamiento; la inevitable reja que rodea a la unidad tiene un diseño transparente, que disminuye la agresividad de la autosegregación urbana.
El proyecto se resuelve alrededor de un patio confinado por tres costados que sirve como lugar de integración y desde el cual se ordenan las distintas dependencias, ubicando la zona más pública (los talleres de oficios varios) hacia afuera y la más privada hacia el interior del predio. Acorde con la composición libre, los dos volúmenes principales poseen una alegre geometría que inserta leves desplazamientos y curvas, rompiendo la ortogonalidad. Así mismo, la superficie de las fachadas se compone con planos sueltos superpuestos. La escalera y el puente conectan los dos cuerpos y se erigen en el patio como elemento escultórico.
Conscientes de los problemas de construcción y mantenimiento en las entidades públicas, los proyectistas pusieron especial atención a la durabilidad de los materiales. Por ello se usaron preferentemente el ladrillo a la vista y los terminados cerámicos, que son resistentes y estéticos.
Para garantizar el control de la construcción se desarrolló un trabajo minucioso de diseño hasta de los más pequeños detalles. En este sentido el proyecto demuestra una utilización muy eficiente del computador, no sólo como instrumento de dibujo sino como simulación controlada de situaciones futuras, es decir, como herramienta efectiva del proceso de diseño.
Hotel San Sebastián de la Estación
Medellín, ANTIOQUIA
El sencillo Hotel San Sebastián de la Estación responde de manera acertada a una serie compleja de requisitos y determinantes, dentro de una escultórica pieza de arquitectura.
Las condiciones del sitio no podían ser más difíciles. El lote, esquinero, está localizado en un sector céntrico muy deteriorado, frente al viaducto elevado del metro y próximo a la estación Prado. Es indudable que el impacto del metro se hará sentir sobre las construcciones de baja altura existentes y que es previsible una densificación y renovación drástica del sector. En este sentido, el Hotel se plantea como un “obelisco temporal” que se inserta dentro de un contexto futuro pero que no puede ignorar las condiciones del presente.
El sencillo programa se resuelve con la utilizacion óptima de espacios en un lote muy pequeño. Tres volúmenes expresan por su forma y materiales el funcionamiento interior. En la caja en concreto, horadada con profundas aperturas regulares, se encuentran las habitaciones; un gran marco en piedra bogotana contiene las áreas de circulación y el remate de la esquina, en verde, se soluciona con una curva donde se aloja la escalera.
En el interior se buscó lograr condiciones ambientales confortables sin apelar a recursos mecánicos: las escaleras poseen un doble muro con cámara de aire como protección del ruido y del sol poniente; las habitaciones poseen ventilación cruzada por medio de escotillas altas y protección solar por las ventanas profundas.
Un aspecto muy interesante de cómo este proyecto soluciona simultáneamente requerimientos del programa y condicionantes urbanas, es la manera como dota de “ojos” y luz la calle, para darle seguridad. La localización de la cafetería, transparente, en el primer piso, garantiza movimiento a todas horas y las juntas de vidrio de los volúmenes que conforman el edificio son a la vez ventilación natural y linternas urbanas que iluminan la noche.
En la memoria del proyecto, el arquitecto hace una explicitación programática de sus intenciones: “Nuestras ciudades están en proceso de construcción y no podemos desechar sectores deteriorados donde se hallan valores y recursos arquitectónicos enriquecedores para la ciudad. El resultado como ejercicio profesional es un proyecto que denota un gran optimismo urbano al resolver no sólo el programa requerido sino trascendiendo al espacio público, que propicia mejores condiciones para la ciudad y sirve de ejemplo para sectores en procesos similares de transformación”.
Sede Universidad Nacional
LETICIA, amazonas
El proyecto se inició en 1987 con la construcción de tres módulos. Cuando en 1996, con el fortalecimiento del Instituto de Investigaciones Amazónicas, la Universidad Nacional decidió hacer una sede en Leticia, el proyecto debió ampliarse y reestructurarse involucrando las tres construcciones previas.
Durante esos diez años, desde la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, un equipo de trabajo, dirigido por el arquitecto Santiago Moreno, había ido desarrollando diversos estudios y proyectos en el trópico húmedo colombiano, los cuales se han presentado ininterrumpidamente en las últimas seis bienales. En Leticia la universidad ha podido, entonces, recoger las enseñanzas y experiencias de este continuado esfuerzo investigativo.
Trópico húmedo no es sinónimo de calor asfixiante, pero sí de fuertes cambios de temperatura. Con un cielo siempre nublado y lluvias fuertes y frecuentes, allí se agradece la aparición esporádica del sol. El ambiente de humedad propicia la vegetación selvática y la proliferación de animales indeseables (culebras, murciélagos, insectos). La comprensión de estas condiciones climáticas explica muchas de las decisiones del proyecto. Por ejemplo, su carácter de explanada, de “claro de selva”, que podría extrañar a quienes bucólicamente, desde la ciudad, buscan la cercanía de la naturaleza. En las condiciones descritas, el elemento fundamental de la arquitectura es la cubierta. Tras descartar otras opciones, como el aluminio, que responde a las necesidades climáticas pero requiere cielo raso (donde se introducen los bichos), se llegó a un techo de tejas de madera (cedro y achapo, endémico del Amazonas).
La decisión no pudo ser más acertada. Además de su eficiencia ambiental y su bajo costo, el material escogido produce un hermoso acabado, tanto en su interior como en su exterior, que se complementa muy bien con la estructura de soporte y los cerramientos en el mismo material.
Una vez aclarado y sistematizado el proceso constructivo, se diseñaron los diversos módulos, de distintos tamaños y características, según las dependencias que alojarían. Uno de los más interesantes y bonitos es la “maloca”, aula múltiple, lugar de reuniones cotidianas o especiales, sitio de fiestas y actos formales o eventual lugar de alojamiento de visitantes. Evidentemente, se trata de una alusión a la maloca proveniente de la tradición indígena de la zona, pero reinterpretada arquitectónicamente y construida con el mismo proceso “industrializado” con que se hizo el resto de la universidad.
#AmorPorColombia
Obras Seleccionadas: Categoría Diseño Arquitectonico
Texto de: Silvia Arango
Casa La Candelaria
Bogotá, D.C.
La casa está situada en La Candelaria, barrio que conserva los testimonios coloniales de Bogotá, en un lote estrecho, profundo e irregular, con un fuerte desnivel. El muro blanco hacia afuera, mimetizado con el contexto del vecindario, no permite presagiar lo que sucede detrás. Y lo que esconde es una arquitectura de síntesis y experiencias personales y colectivas, imbricadas de una manera natural, tranquila y sin conflictos.
De la memoria colonial toma la estructura espacial: los patios, los anchos corredores, los recintos en fila, la altura de los interiores…
De la arquitectura colombiana de las últimas décadas toma la construcción detallada en ladrillo, las bóvedas y los delicados juegos de luces y sombras.De la arquitectura internacional contemporánea toma, a su vez, la noción de intersticio: el muro doble que constituye la columna vertebral de la casa, que tanto une como separa, y que en su progresivo adelgazamiento aloja nichos o estanterías o deja pasar el sol.
La manera elegante, sin alardes ni aspavientos, de superponer lo presente y lo evocado, tiempos remotos y actuales, lugares propios y ajenos, da por resultado una casa que es, a la vez, estéticamente hermosa e incitante a la reflexión.
Casa La Zarzuela
Amagá, Antioquia
La Zarzuela es una casa de vacaciones situada en un hermoso paraje en la parcelación “Altos de la Bonita”, municipio de Amagá, Antioquia. La casa es amplia: 360 m2 (más 80 m2 para la casa del mayordomo), y no tenía mayores restricciones presupuestales. Se trata, pues, de uno de esos proyectos que permiten gran libertad formal y cuyo primer acierto consiste en la escogencia del lugar preciso para la implantación. De manera deliberada, la arquitectura se decide a imbricarse con la topografía y se escoge construir sobre dos montículos. De esta decisión básica derivan las demás.
La doble ondulación del terreno dictamina la distribución a medios pisos a lado y lado del nivel central de acceso, de doble altura, donde están el comedor y la piscina. Si el terreno posee desniveles, el techo marca la clara horizontalidad de un volumen nítido que se enfrenta al paisaje.
Un aspecto llamativo de la casa es la manera como contrapone las visuales lejanas y las cercanas. Mientras las terrazas apergoladas y los grandes ventanales hasta el suelo permiten plenamente la entrada de un paisaje verde que se pierde en el horizonte, dos pequeños patios circulares (uno que prolonga el comedor y otro la alcoba principal) conforman un exterior íntimo de visuales cortas y naturaleza controlada.
La impecable ejecución en la construcción y la delicadeza de detalles y terminados confirman la sensación general que la casa produce: la de haber sido diseñada por un arquitecto experimentado que domina su oficio.
Vivienda para un Guardabosques en Bambú-Guadua
Manizales, caldas
La sencilla vivienda, a la que se llega por un sendero, está en el exoparque próximo a la ciudad de Manizales y forma parte integral del paisaje característico de esta zona cafetera, con una topografía que acorta las visuales por las ondulaciones del terreno.
La estructura en guadua, material propio de la región, no sólo cumple con la evidente intención de mimetizarse con el paisaje, sino que posee otras cualidades adicionales: su bajo costo y su resistencia sísmica, atributo muy importante en una zona de alto movimiento telúrico. Por ello, la estructura es liviana, simétrica, se alza sobre dados de concreto y se articula con anclajes metálicos (platinas y tornillos).
La función –dar albergue a un guardabosque– explica su elevación sobre el piso, así como los cuatro balcones que se abren en cada uno de sus costados y la simplicidad de su planta. La fuerte pendiente del techo y el amplio alero evocarían vagamente la arquitectura japonesa si no fuera porque su elevación la hace visible desde lejos, dándole una cualidad aérea, frágil y volátil, muy propia del entorno natural que le da sentido.
Edificio Arroyo Viejo
Bogotá, D.C.
La determinante principal para el diseño de este edificio de apartamentos de lujo es su inmediata vecindad a la quebrada La Vieja y el hermoso bosque que la acompaña y que ha mantenido, a través de los años, su ambiente natural a pesar de la densificación de la zona. El edificio está situado dentro del fuerte declive hacia la hondonada longitudinal y está próximo al edificio escalonado que hiciera Bruno Violi en 1959, el cual constituye un hito de la arquitectura bogotana.
De manera consecuente con este contexto, la mayor parte de las viviendas de este edificio se extiende, a través de terrazas y de manera escalonada, hacia este paisaje natural con los cerros orientales al fondo. El diseño mismo de las amplias terrazas contempla una parte de piso duro, hacia la ventana, y una parte de jardín, que colinda con el exterior, logrando una integración paulatina y grata con el medio natural.
La fachada trasera, que rompe la masa del edificio al descomponerla en una serie de volúmenes que se disuelven en la vegetación, contrasta con la fachada delantera hacia la calle de acceso, que sigue la paramentación plana de los edificios colindantes. Allí parece un edificio de sólo cinco pisos, dado que se entra en el cuarto nivel. La comprensión de las circunstancias topográficas y urbanas permite insertar un edificio muy voluminoso sin que se perciba el impacto de su tamaño. A esta disolución de la percepción del volumen único contribuyen también los terminados exteriores, donde predomina el ladrillo cortado en franjas por delgadas líneas blancas y los acentos puntuales, que salen de la fachada, hechos en otros materiales (concreto y metal).
Los 11 amplios apartamentos (área promedio de 260 m2) poseen diferentes distribuciones y características que los individualizan. Sin embargo, se mantienen ciertos criterios generales para todos ellos, como el de separar claramente la zona “social” de la zona íntima y familiar y la generosidad del área de cocina, ropas y cuartos para servicio doméstico. El edificio cuenta también con una sofisticada infraestructura técnica (calefacción y calentadores centrales, generador de electricidad, tomas para aspiradoras, compactador de basuras, electrodomésticos integrados y otros), que abarata costos y ofrece una alta calidad en la dotación de los servicios básicos.
Edificio Azahares
Bogotá, D.C
El lote donde se localiza el proyecto es privilegiado. Como resultado del englobe de dos lotes en esquina del barrio Chicó Reservado, se disponía de un cuadrado de 37 m de lado. La zona, consolidada en los años sesenta, mantiene la placidez de las decantadas casas de estos años y su ambiente tranquilo de barrio sólo es interrumpido por el continuo tránsito sobre la carrera 9a.
Consciente de que la arquitectura residencial del contexto no es sólo un patrimonio formal sino una manera de habitar y de entender la vida, el proyecto enfrenta el reto de reproducir estos atributos con todas sus consecuencias. Sólo 14 apartamentos amplios (de 250 m2 en promedio), con las características y comodidades de las casas, se albergan en su interior. La masa de ladrillo, deliberadamente cortada en cuatro cuerpos, permite la lectura fragmentada de las unidades de vivienda desde la calle. El edificio posee áreas comunes que incentivan el encuentro cotidiano de las familias: el salón comunal, que se abre directamente al vestíbulo de entrada, y sobre todo el espacio central abierto al cielo, donde confluyen las circulaciones en un ambiente de “exterior” formado por la captación de aire y sol y reforzado por la presencia del agua y la naturaleza. Con voluntad diferenciadora, la entrada a cada apartamento está marcada por un pequeño antejardín, por un umbral cubierto o por su acceso a través de un puente. Con esta metáfora del espacio central arquitectónico como calle urbana tridimensional, se logra una muy interesante y sutil sensación de estar entrando a una “casa” y no a un “apartamento”.
Se percibe un especial cuidado en el espacio de los interiores, buscando enriquecer cada recinto con cambios de nivel y de altura o con prolongaciones exteriores en pequeñas terrazas privadas. El remate en bóvedas hace que los apartamentos dúplex del último piso gocen de una doble altura con un cielo raso que describe una amplia curva. Los efectos espaciales, cariñosamente estudiados como puede apreciarse en los dibujos del proyecto, recogen la experiencia espacial de valiosos antecedentes de interiores colombianos (Violi, Martínez, Bermúdez y Salmona).
Incrustarse en una tradición arquitectónica, comprendiendo formas de vida locales, elaborar el espacio en sus distintas escalas y manejar simultáneamente lo privado y lo comunal, es hacer una arquitectura del lugar en su sentido físico y social.
Edificio El Ático
Medellín, ANTIOQUIA
El encargo original consistía en hacer dos vivienda-estudios (a la manera de lofts) en el espacio aéreo sobre una casa entre medianeras.
Para poder construir en el aire se utilizó un sistema de pórticos metálicos, que evitaba transmitir las cargas a la edificación de dos pisos. Esto explica la estructura, a pesar de que finalmente se proyectó y construyó un edificio completo de cinco pisos, al cual se añadieron otros usos afines a los prospectados al comienzo.
Los diversos requisitos funcionales y urbanos del proyecto se solucionan con la nitidez de los espacios interiores. En primer lugar, la lineal sucesión de servicios sobre un costado deja un amplio espacio iluminado y libre de obstáculos, muy apropiado para su uso. En segundo lugar, el vacío fugado enfatiza su condición de medianera, y sobre todo permite que ingresen visualmente al interior los grandes árboles de la calle y el pequeño bosque de quebrada de la parte de atrás. La transparencia del paralelepípedo abierto en los remates convierte el espacio interior en un conector de la calle y el solar.
Uno de los aspectos más interesantes de El Ático es la contraposición entre la sencillez de la solución y la desasosegante presencia de leves inclinaciones de los planos verticales y horizontales. Con este gesto se logra no sólo manipular los efectos de perspectiva sino crear un mundo estético de líneas casi paralelas o casi perpendiculares, que desarticula sutilmente la pulcra geometría de las formas básicas.
Edificio Palo Alto
Bogotá, D.C.
La zona de Chapinero Alto se desarrolló en los años treinta y cuarenta. Su arquitectura predominantemente “inglesa” se inspiró en las grandes residencias de barrios como Teusaquillo, la Merced o Quinta Camacho. Pero, como carecía de la solidez y coherencia de estos barrios, no ha sido protegida urbanísticamente, aunque algunas casas aisladas han sido declaradas de “interés arquitectónico”.
La nueva reglamentación del sector, que permite alturas hasta de siete pisos, ha acelerado un proceso de demolición de las viejas casas y su reemplazo por edificios de apartamentos. Si bien se puede considerar que este proceso de densificación es inevitable, no se puede saber en qué plazo se realizará una modificación efectiva de la estructura urbana. La situación de transición se refleja en la ambigüedad del contexto espacial del barrio: casas flanqueadas por altas culatas dejadas por los nuevos edificios a la espera de una paramentación continua que se realizará en un futuro incierto.
El edificio Palo Alto es un ejemplo de esta situación urbana y toma partido por suponer el contexto futuro. Dada su localización en esquina, el ingreso y la distribución interior se hacen a partir de una diagonal que atraviesa el predio, que comienza por un miniespacio público y se refuerza por la transparencia del ingreso y una columna exenta. La valorización de la esquina se hace más contundente en el tratamiento del cuerpo mismo del edificio: un volumen blanco y curvo abraza la caja de ladrillo, suavizando la arista.
La contraposición de materiales y formas evoca la arquitectura de la primera modernidad con su connotación naval de movimiento detenido. La contextualización temporal contrarresta así la ambigüedad del contexto espacial en que el edificio se encuentra.
La Pradera, Agrupación Multifamiliar
Bogotá, D.C.
En el norte lejano de Bogotá, este conjunto residencial en altura está situado en una zona desconfigurada desde el punto de vista urbano. El lote, bordeado por calles de alta velocidad, adquiere un carácter de manzana-oreja de intersección vial y tiene como vecinos alejados dos colegios centrados sobre sí mismos y un barrio de otro estrato social. En estas circunstancias, y dada la forma del predio, el planteamiento básico fue centrifugar los bloques de edificios a partir de un parque público diseñado como parte del proyecto, pero que puede ser usado por los habitantes del conjunto y por los habitantes de las zonas aledañas. El conjunto albergará 342 apartamentos de 104 m2 en seis bloques de edificios. De estos sólo han sido construidos dos, correspondientes a la primera etapa.
La disposición en abanico también respondió al respeto por la vegetación existente: los árboles concentrados en el parque común y dos viejas y grandes araucarias que quedaron integradas al jardín interno entre dos de los bloques.
Los edificios de seis pisos de altura fueron construidos con la conjunción de dos sistemas: pórticos con columnas en los sótanos de estacionamiento y, a partir del primer piso, un método eficiente, económico y rápido de construir: el denominado sistema “contech” (muros de concreto vaciados en sitio), que es a la vez estructura y terminado de fachada. Del procedimiento constructivo proviene la acentuación de las verticales y la apariencia exterior del conjunto.
Aragón, Vivienda Multifamiliar
Bogotá, D.C.
En un lote alargado, que comienza en la vía Suba-Cota y termina en la montaña, limitando con el Colegio Militar Antonio Nariño, se alza este denso conjunto de vivienda. Su localización de periferia que se incorpora rápidamente a la gran masa urbana es representativa de la ciudad que se está construyendo en los años noventa y que, lamentablemente, se caracteriza por el apresuramiento, el afán de lucro y la ordinariez.
La apariencia de Aragón permitiría suponer que se trata de unos edificios para sectores de altos ingresos: así lo sugieren las fachadas en ladrillo de primera calidad y las ventanas profundas enmarcadas en blanco. Sin embargo, se trata de una solución de vivienda en el límite del tope de interés social (estrato 2), que alberga 328 apartamentos de 55 m2. Lo que aquí sucede es que se ha optado por producir una arquitectura estable y duradera, que ayude a conformar un ambiente más digno para esta ciudad en expansión. Las buenas maneras se expresan también en el juicioso alineamiento de los volúmenes en paramento continuo, dándole forma al espacio de la calle lateral y permitiendo su futura “costura” con la trama urbana.
En la misma tónica se solucionan los salones comunales y los estacionamientos (uno por cada tres viviendas), en un edificio donde los automóviles se ocultan a la vista. De esta manera se conservan las características amables del sendero verde, que da acceso a los edificios y remata en la zona común de juegos, al fondo, aprovechando la calidad ambiental del pie de monte sabanero.
Con economía de medios y sentido común se resuelven los apartamentos de distribución convencional. Los servicios y los lavaderos de ropa están concentrados hacia un patio compartido en el centro de los edificios, no visible desde fuera, permitiendo mantener la dignidad de las fachadas. Contra un pesimismo muy extendido, Aragón demuestra que sí es posible hacer arquitectura y ciudad con pocos recursos, cuando estos se manejan con sensatez.
El Pinar, etapa 1. Vivienda de interés social
Bogotá, D.C.
Dentro del desolado sector de Patio Bonito, en uno de los confines de la ciudad, se alza este conjunto de 1.100 viviendas para sectores de bajos ingresos. El Pinar demuestra un esfuerzo poco común por lograr condiciones arquitectónicas amables, aceptando las limitaciones económicas que se imponen a este tipo de conjuntos de “interés social”.
Un módulo básico de 6 aparta-casas en tres pisos permite que las viviendas de tamaño mínimo (46 m2) puedan tener un crecimiento posterior: los dos primeros pisos hacia un patio trasero y el tercero en el altillo, dentro de la cubierta inclinada. Los módulos se relacionan desplazándose, logrando un movimiento de fachadas y evitando las largas superficies repetitivas. El módulo final de cada fila se voltea para generar un perfil urbano terminado.
A pesar de los constreñimientos constructivos (sistema estructural en mampostería y elementos prefabricados), se introdujeron detalles arquitectónicos en los accesos y en los balcones de los descansos de la escalera, que enriquecen la apariencia de los edificios y dignifican los espacios abiertos de la comunidad.
El gran espacio libre comunitario aloja dos zonas de estacionamiento en los costados y áreas de juego y deportivas en el centro y permite el acceso peatonal por caminitos sinuosos hacia las unidades de vivienda.
Bancoop Cedritos
Bogotá, D.C.
En los últimos años, el arquitecto Guillermo Fischer se ha encargado del diseño de las sucursales de dos empresas en distintas ciudades del país: las sedes bancarias de Bancoop y las sucursales de los restaurantes Crepes and Waffles. Estas comisiones le han permitido desarrollar la habilidad para hacer una arquitectura que identifique una imagen corporativa y luego buscar variaciones alrededor de ese tema arquitectónico. Se trata, pues, de un desafío que involucra los procesos de comunicación y significados sociales del proyecto arquitectónico.
Mientras que para la cadena de restaurantes se apela a interiores cálidos con mezcla de materiales y cielos rasos de madera, para las sedes bancarias se utiliza un vocabulario ascético y frío, que comunica eficiencia y pulcritud.
Las sedes de Bancoop, generalmente pequeñas y localizadas en lotes estrechos y entre medianeras, como en este caso, solucionan las limitaciones de área con el recurso de usar la escalera con diferentes funciones: acceso, corredor, hall de entrada, conector vertical y elemento escultórico.
Posiblemente el jurado decidió destacar esta sucursal de Bancoop, en el barrio Cedritos, por el cuidado en el diseño y la pulcritud de los terminados de cada elemento interior (mostradores, pasamanos, iluminación) y la solución grácil de la forma abovedada de la cubierta que, unida a la luz natural que recorre el espacio de lado a lado, produce el mensaje de nitidez en la solución del encargo, con sobriedad de recursos arquitectónicos.
Edificio Álex Cobo
cali, VALLE DEL CAUCA
Hace unos años, los arquitectos Jaime Beltrán y Benjamín Barney hicieron un plan maestro para la sede de la Universidad del Valle en San Fernando, que comprendía tanto la reestructuración del espacio colectivo y los recorridos peatonales como la readecuación de algunos edificios y la construcción de otros. La decisión de hacer la plazoleta Gabriel Velázquez Palau y el edificio Álex Cobo fueron determinados por ese plan, que se ha ido realizando poco a poco. El exento edificio Álex Cobo está destinado a usos varios: un área de investigación, un centro de informática y una sala de habilidades, cada uno alojado en uno de los tres pisos.
El desnivel del terreno se aprovecha para crear un pequeño espacio intermediador entre lo público y lo privado y entre el interior y el exterior. La plazoleta, que el edificio ayuda a delimitar y que forma parte del circuito de circulaciones colectivas, se convierte en balcón que mira al lugar hundido. Pero a la vez, desde el interior, este espacio sirve de extensión al primer piso. Una fuente y un árbol refuerzan el ambiente íntimo y grato propio de su carácter de patio interno.
El edificio es discreto pero ambicioso, pues busca ser ejemplarizante respecto de la manera de hacer una arquitectura adecuada a la ciudad de Cali. Y ello implica sensatez climática y conciencia contextual. Los profundos vanos de las ventanas, los quiebrasoles verticales, la caja en calados de la escalera o el tratamiento de la losa de la terraza son recursos arquitectónicos para lograr un ambiente climático agradable, sin recurrir al aire acondicionado. El sistema constructivo en mampostería, el uso de bloque de cemento de color blanco, la forma sencilla y el lenguaje responden al contexto de los demás edificios de la universidad en San Fernando, representativos de la primera modernidad en Cali.
Edificio Colmena
Bogotá, D.C.
Situado en un amplio lote de esquina y en declive, el edificio enfrenta dos situaciones urbanas. Por un lado la carrera 7a, vía de alto tránsito vehicular, con edificios de oficinas en altura que aparecen intermitentemente. Por el otro la calle 78, que va internándose en un barrio de carácter residencial con casas y edificios de apartamentos.
Los grandes planos del volumen exento y las terrazas escalonadas a grandes saltos se abren al frente de la vía rápida y responden a su percepción desde el automóvil, mientras que la suave curva, las ventanas profundas y el aislamiento de jardines y árboles altos establecen la conexión tranquila hacia la zona residencial.
El declive se aprovecha para ampliar a dos pisos la atención al público de la institución bancaria y para localizar en su parte más baja el acceso a los cuatro sótanos de estacionamiento.
El interior está dominado por un gran vacío cubierto con una marquesina que dota de luz y ventilación la parte central desfavorecida y homogeneiza las condiciones ambientales de todas las zonas de los pisos superiores de oficinas. El vacío, punto neurálgico del edificio, posee un tratamiento cuidadoso y delicado, con leves desplazamientos que texturizan el muro curvo en ladrillo. La correcta implantación, la habilidad en resolver los problemas funcionales y la excelencia constructiva reflejan la experiencia de esta firma de arquitectos.
Plazoleta de Comidas, Corferias
Bogotá, D.C.
Durante muchos años, el servicio de comidas en Corferias estuvo disgregado por la ciudadela en construcciones improvisadas y transitorias. El plan maestro de desarrollo de Corferias dispuso el rediseño de varios puntos neurálgicos –como la entrada y esta plazoleta de comidas– y la readecuación de algunas de las grandes estructuras, con el propósito unificador de proyectar una imagen actualizada, con un lenguaje «moderno y tecnológico».
El programa de la plazoleta de comidas comprendía un área cubierta para 500 personas, 12 locales de comidas rápidas, 2 restaurantes de carácter formal para 250 personas, una bodega de 700 m2, baños públicos con 35 servicios cada uno y zona de descargue. En la solución arquitectónica se optó por darles visibilidad a los usos más nobles, en dos grandes zonas: un edificio en forma de L, donde están la venta de comida y los restaurantes, y un gran sector cubierto con mesas, donde la gente se sienta libremente a comer.
El conjunto está dominado por las aéreas membranas y los tensores metálicos que las sustentan, muy adecuado al carácter de informalidad y tecnología buscados. Otras connotaciones de contemporaneidad, en códigos más intraarquitectónicos, se producen por la repetición del motivo formal del cuadrado a distintas escalas, la explicitación de detalles tectónicos como nudos o remaches de paneles, o la mezcla de materiales.
Unidad Especializada de Farmacodependencia
Bogotá, D.C.
El tema de este proyecto es poco usual. Se trata de un edificio para la rehabilitación de farmacodependientes de la comunidad del barrio Floralia-Kennedy. Además de los requerimientos espaciales para el tratamiento propiamente médico y psicológico, las terapias de reinserción comprenden el trabajo en talleres (artesanías, panadería, costura, carpintería, cocina, etc.) a los cuales acuden, además de los pacientes, otros miembros de la comunidad. El carácter del edificio demandaba su aislamiento; la inevitable reja que rodea a la unidad tiene un diseño transparente, que disminuye la agresividad de la autosegregación urbana.
El proyecto se resuelve alrededor de un patio confinado por tres costados que sirve como lugar de integración y desde el cual se ordenan las distintas dependencias, ubicando la zona más pública (los talleres de oficios varios) hacia afuera y la más privada hacia el interior del predio. Acorde con la composición libre, los dos volúmenes principales poseen una alegre geometría que inserta leves desplazamientos y curvas, rompiendo la ortogonalidad. Así mismo, la superficie de las fachadas se compone con planos sueltos superpuestos. La escalera y el puente conectan los dos cuerpos y se erigen en el patio como elemento escultórico.
Conscientes de los problemas de construcción y mantenimiento en las entidades públicas, los proyectistas pusieron especial atención a la durabilidad de los materiales. Por ello se usaron preferentemente el ladrillo a la vista y los terminados cerámicos, que son resistentes y estéticos.
Para garantizar el control de la construcción se desarrolló un trabajo minucioso de diseño hasta de los más pequeños detalles. En este sentido el proyecto demuestra una utilización muy eficiente del computador, no sólo como instrumento de dibujo sino como simulación controlada de situaciones futuras, es decir, como herramienta efectiva del proceso de diseño.
Hotel San Sebastián de la Estación
Medellín, ANTIOQUIA
El sencillo Hotel San Sebastián de la Estación responde de manera acertada a una serie compleja de requisitos y determinantes, dentro de una escultórica pieza de arquitectura.
Las condiciones del sitio no podían ser más difíciles. El lote, esquinero, está localizado en un sector céntrico muy deteriorado, frente al viaducto elevado del metro y próximo a la estación Prado. Es indudable que el impacto del metro se hará sentir sobre las construcciones de baja altura existentes y que es previsible una densificación y renovación drástica del sector. En este sentido, el Hotel se plantea como un “obelisco temporal” que se inserta dentro de un contexto futuro pero que no puede ignorar las condiciones del presente.
El sencillo programa se resuelve con la utilizacion óptima de espacios en un lote muy pequeño. Tres volúmenes expresan por su forma y materiales el funcionamiento interior. En la caja en concreto, horadada con profundas aperturas regulares, se encuentran las habitaciones; un gran marco en piedra bogotana contiene las áreas de circulación y el remate de la esquina, en verde, se soluciona con una curva donde se aloja la escalera.
En el interior se buscó lograr condiciones ambientales confortables sin apelar a recursos mecánicos: las escaleras poseen un doble muro con cámara de aire como protección del ruido y del sol poniente; las habitaciones poseen ventilación cruzada por medio de escotillas altas y protección solar por las ventanas profundas.
Un aspecto muy interesante de cómo este proyecto soluciona simultáneamente requerimientos del programa y condicionantes urbanas, es la manera como dota de “ojos” y luz la calle, para darle seguridad. La localización de la cafetería, transparente, en el primer piso, garantiza movimiento a todas horas y las juntas de vidrio de los volúmenes que conforman el edificio son a la vez ventilación natural y linternas urbanas que iluminan la noche.
En la memoria del proyecto, el arquitecto hace una explicitación programática de sus intenciones: “Nuestras ciudades están en proceso de construcción y no podemos desechar sectores deteriorados donde se hallan valores y recursos arquitectónicos enriquecedores para la ciudad. El resultado como ejercicio profesional es un proyecto que denota un gran optimismo urbano al resolver no sólo el programa requerido sino trascendiendo al espacio público, que propicia mejores condiciones para la ciudad y sirve de ejemplo para sectores en procesos similares de transformación”.
Sede Universidad Nacional
LETICIA, amazonas
El proyecto se inició en 1987 con la construcción de tres módulos. Cuando en 1996, con el fortalecimiento del Instituto de Investigaciones Amazónicas, la Universidad Nacional decidió hacer una sede en Leticia, el proyecto debió ampliarse y reestructurarse involucrando las tres construcciones previas.
Durante esos diez años, desde la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, un equipo de trabajo, dirigido por el arquitecto Santiago Moreno, había ido desarrollando diversos estudios y proyectos en el trópico húmedo colombiano, los cuales se han presentado ininterrumpidamente en las últimas seis bienales. En Leticia la universidad ha podido, entonces, recoger las enseñanzas y experiencias de este continuado esfuerzo investigativo.
Trópico húmedo no es sinónimo de calor asfixiante, pero sí de fuertes cambios de temperatura. Con un cielo siempre nublado y lluvias fuertes y frecuentes, allí se agradece la aparición esporádica del sol. El ambiente de humedad propicia la vegetación selvática y la proliferación de animales indeseables (culebras, murciélagos, insectos). La comprensión de estas condiciones climáticas explica muchas de las decisiones del proyecto. Por ejemplo, su carácter de explanada, de “claro de selva”, que podría extrañar a quienes bucólicamente, desde la ciudad, buscan la cercanía de la naturaleza. En las condiciones descritas, el elemento fundamental de la arquitectura es la cubierta. Tras descartar otras opciones, como el aluminio, que responde a las necesidades climáticas pero requiere cielo raso (donde se introducen los bichos), se llegó a un techo de tejas de madera (cedro y achapo, endémico del Amazonas).
La decisión no pudo ser más acertada. Además de su eficiencia ambiental y su bajo costo, el material escogido produce un hermoso acabado, tanto en su interior como en su exterior, que se complementa muy bien con la estructura de soporte y los cerramientos en el mismo material.
Una vez aclarado y sistematizado el proceso constructivo, se diseñaron los diversos módulos, de distintos tamaños y características, según las dependencias que alojarían. Uno de los más interesantes y bonitos es la “maloca”, aula múltiple, lugar de reuniones cotidianas o especiales, sitio de fiestas y actos formales o eventual lugar de alojamiento de visitantes. Evidentemente, se trata de una alusión a la maloca proveniente de la tradición indígena de la zona, pero reinterpretada arquitectónicamente y construida con el mismo proceso “industrializado” con que se hizo el resto de la universidad.