- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Menciones: Categoría Investigación
Texto de Silvia Arango
La arquitectura de las diversidades territoriales de Urabá
a investigación adelantada durante dos años por el equipo básico integró en ciertas fases a profesionales de otras áreas, indispensables en el enfoque multidisciplinario del proyecto (antropólogos, historiadores, economistas). Tanto el lugar, Urabá, como el tema, el patrimonio arquitectónico y urbano, se convirtieron en realidades complejas que demandaron un esfuerzo teórico y metodológico.
Urabá es una región heterogénea, donde confluyen distintas etnias y culturas (grupos indígenas, población negra,colonos de varias procedencias), distintos intereses (presencia de multinacionales desde hace más de un siglo), distintas lógicas geográficas y distintos procesos históricos. El estudio partió de reconocer esta diversidad, identificando cinco complejos territoriales, de los cuales se estudiaron tres: el norte antioqueño, el eje bananero y el norte chocoano. En cada uno se escogió una o varias poblaciones para centrar el análisis.
El patrimonio estudiado puede llamarse “no monumental” o “modesto” y por lo tanto no puede ser valorado desde los parámetros corrientes con que se evalúa el patrimonio. Con buen criterio, el estudio plantea que el reconocimiento y la valoración de este patrimonio, y por lo tanto sus estrategias para conservarlo, rehabilitarlo o reciclarlo, deben cobijar, de manera integrada, la dimensión formal-espacial-constructiva y los usos y formas de habitar, es decir, los significados sociales que le dan sentido.
El cruce de estos criterios con los complejos territoriales arroja resultados matizados e interesantes. En el complejo del norte antioqueño se estudió básicamente su centro, San Juan de Urabá, donde fue posible detectar claramente la relación entre formas de vida cotidiana e imaginario arquitectónico y urbano con las características físicas de la población y de las viviendas. Allí se adelantaron análisis interesantes sobre la temporalidad y costos de la vivienda. La situación patrimonial es muy diferente en el eje bananero, que une por carretera las poblaciones de Chigorodó, Carepa, Apartadó y Turbo. La inestabilidad poblacional sumada a las expectativas económicas, la rapidez de los cambios y las imágenes de progreso de este strip llevaron a la caracterización de un “patrimonio difuso”, no transmisible ni acumulable e imposible de formalizar tipológicamente. En el Urabá chocoano, cuyo patrimonio mayor es el paisaje natural, la parte costera ha sufrido el impacto de un turismo segregador que polariza el “lugar” del “no lugar” (Capurganá, por ejemplo), mientras su parte interior (con epicentro en Unguía) sufre el entrechoque no solucionado de las diversas confluencias, dentro de un marco general de pobreza.
Las recomendaciones y estrategias, en el mismo sentido sociofísico, se orientan hacia la protección ambiental, el incentivo de economías informales, el turismo ecológico y, sobre todo, hacia la elaboración de políticas patrimoniales que se inserten en una dinámica de modernidad apropiada, permitiendo el mejoramiento de la vivienda y de las condiciones de vida, sin destruir las tradiciones y costumbres arraigadas de la población.
El proceso investigativo se destaca por la riqueza de las fuentes utilizadas. Por un lado, se hizo una revisión exhaustiva de fuentes secundarias (libros, artículos, anuarios estadísticos, censos y otros) y la consulta de actas, cartas e informes municipales en el Archivo Histórico de Antioquia. Por otro lado, se recogió una extensa información sobre el terreno: entrevistas a habitantes, mapas mentales, levantamientos, dibujos y fotografías.
Extracto de la investigación++
Lo público y lo privado++
“Hacer referencia al lugar de lo privado en San Juan significa retomar un espacio que, de por sí, determina niveles de utilización y apropiación más íntimos, que en sus formas de uso mezcla aspectos y vivencias que cumplen una doble función: la de poseer un cierto carácter “público” y privado. Este es precisamente el lugar que ocupa la vivienda. Para la mayoría de los habitantes de San Juan de Urabá la vivienda cumple una función que sobrepasa el simple espacio de habitación de carácter privado del grupo familiar y pasa a ser la expresión de la socialización interna y externa que ofrece. La vivienda se convierte en la integración vivencial y física de la cultura del morar del sanjuaneño: conformar una unidad de relaciones que se extiende a la propia trama del espacio urbano. No es posible hablar de una separación de lo público y lo privado en San Juan, porque no existe lo uno sin lo otro.
“Solares y cocinas. El solar, localizado en la parte posterior de la casa, es el lugar de la vivienda que adquiere mayor significación para las familias y el grupo social en general, en cuanto allí se desenvuelve buena parte de las actividades cotidianas y domésticas. A él se accede desde la calle por una puerta o una cerca, ya sea viva o de alambre, que permitirá verle desde afuera. A su vez, permite que desde él se establezca la relación con el afuera, la calle.
Es en el solar donde se establecen los encuentros con familiares y vecinos, se toman los alimentos, se recibe el fresco y se realizan las actividades domésticas. Se convierte en característico de las facetas y expresiones culturales de la vida de los habitantes de San Juan. Siempre está ordenado y organizado para diferentes actividades y quehaceres domésticos…
La casa++
“Con poca ventilación y caliente en el día, la mayoría de las veces, es un instrumento de paso entre el afuera y el adentro. Por eso la cama no se usa en el día, porque a pesar de ser buena, es mejor la hamaca afuera, cuando en el interior el sol ha recalentado las tejas y la temperatura ha subido exageradamente. Sólo en la noche la casa se usa a plenitud. Se duerme temprano y se madruga mucho. La televisión se ve adentro si la casa es fresca, o se pone adentro y se ve desde el afuera para disfrutar la frescura de la sombra. Por ello, la gente no permanece en la casa durante el día, porque la vida y las actividades del hogar y el disfrute de las mismas están en el solar.
“El espacio más privado de la vivienda son las piezas. Estas permanecen la mayor parte del día vacías y cerradas. Son lugares con poca iluminación y aireación, con decoraciones muy simples, si las tienen, donde se colocan una o dos camas con toldillo, un baúl para guardar la ropa y un alambre para extender los vestidos y pantalones recién planchados. En los mejores casos se encuentra también el ventilador de piso o de techo. Por sus condiciones físicas y ambientales, por el amoblamiento y decoración, puede intuirse como que las habitaciones no son muy valoradas y sólo son utilizadas para dormir.
“No es posible hablar de la vivienda en San Juan sin hacer referencia al salón: es un área amplia que en la mayoría de los casos permance casi vacía, con sólo algunas sillas y tal vez una mesa que ofrece múltiples usos. Amoblada con la televisión y, en las familias más acomodadas, con el equipo de sonido, el televisor y un ventilador. Las paredes del salón principal están adornadas con fotografías familiares, láminas y afiches en la mayoría de los casos. Este lugar ha sido objeto de múltiples transformaciones en los años más recientes, que obedecen a propuestas traídas del interior. El salón ha adquirido más la condición de sala, con todas las implicaciones que ello plantea, como es el estar amoblada con su juego completo de sillas y sofá, mesitas auxiliares, biblioteca, televisor y equipo de sonido. También aparecen en el salón adornos elaborados, confeccionados por algún miembro de la familia y la presencia de cuadros y hasta reloj de pared. Lo cierto es que este lugar es poco utilizado tanto por los miembros del grupo familiar como por los visitantes, que siguen prefiriendo el solar o la terraza como sitio de reunión.
“Al bajar el sol, cuando el trajín del día ha mermado, los hijos han regresado del colegio y los hombres de sus actividades productivas, se sacan las sillas a la fachada, a la terraza (al porche nuestro), que a veces existe materialmente con techo, otras veces se remarca por su uso con los asientos recostados a la pared, porque es virtual. La sombra del árbol, el alero, el techo de la terraza, protegen las primeras horas del atardecer. Después, se crece el área y se toman la calle en corrillos y jolgorio, disfrutando de la vida y del paso de los amigos y sus saludos alegres. Este espacio cobra valor en función de su utilización y del significado que tiene para los sanjuaneños en su vida y en su cotidianidad. Constituye la transición efectiva entre lo privado –la vivienda– y lo público –la calle–. Patrón que viene de décadas atrás, incorporado a la ritualidad de esta cultura, ha logrado involucrar tanto funciones reales como construcciones imaginarias. Desde la terraza se observa el espectáculo de la vida pública del vecindario más próximo. Algunas terrazas, en especial en la calle principal –del comercio–cumplen a su vez una función económica, puesto que es allí donde se localizan algunas ventas caseras.
“Desde la calle, es posible observar el interior de la vivienda, porque en ocasiones las puertas permanecen abiertas para permitir a los caminantes introducirse de manera parcial en la cotidianidad de la vida de familia. Además se puede observar y conectar desde afuera con el solar, ya sea para visualizar las actividades en este importante lugar, conversar o pasar a pedir la fruta al vecino.
“La calle no es vivenciada entre los habitantes como el único elemento de socialización, en tanto también es compartida con los solares y otros lugares ya analizados. La calle se convierte más en un lugar de tránsito o de juego para los niños. Los desplazamientos son restringidos en el tiempo, por razones eminentemente climáticas.
“Con la llegada de la luz eléctrica y más tarde la televisión, la actividad y el encuentro, que son posibles en el espacio público como la calle y el parque, pierden valor en tanto las familias se recogen en la vivienda para tratar de ver en la pantalla fragmentos de novelas y noticieros que se transmiten de manera simultánea por un mismo canal.
“Las tendencias modernas de alguna manera entran a romper las dinámicas de apropiación espacial que tienen lugar hoy en el espacio público y privado de San Juan. De estas se resaltan: La consolidación cada vez más fuerte del tráfico automotor, especialmente por la calle principal, que va cortando la temporalidad de los recorridos e interfiere en el paso amplio y despreocupado del peatón que se toma toda la vía para transitar, permanecer e intercambiar algunas palabras con el conocido que encuentra a su paso. Si bien esta no es una situación del todo propagada, sí se considera como una tendencia lo suficientemente acusada, que podría estar generando interferencias mayores con el devenir de los años. El aparecimiento del antejardín como una implantación muy reciente y junto a él el marcaje y cerramiento del frente de la vivienda con rejas, impedirá el uso de la terraza, tanto desde su concepción real como desde su construcción virtual e imaginaria, desapareciendo con ello un espacio que en la cotidianidad de San Juan tiene gran valor estético, cultural y social. Los procesos de densificación en la construcción urbana, especialmente en la zona céntrica, propician la reducción del tamaño de los lotes, lo que influye en la transformación de la espacialidad de la vivienda, afectando de manera directa su solución formal y funcional.
Las mujeres y su cotidianidad++
“Transitar los ámbitos de lo privado de la cultura sanjuaneña significa reconocer la vivienda por dentro y por fuera, en cada uno de sus espacios y rincones, para descubrir en ella a esa mujer que ha sido cómplice y artífice de muchos procesos que en la historia del poblado han tenido lugar, dando forma y significado particular a esta espacialidad y participando de manera activa en el establecimiento de las esferas de lo que es público y lo que es privado en la vida de este asentamiento. En la vivienda, en su afuera y adentro, en su historia y cotidanidad y en la rutina diaria está presente y ritualizada la mujer. La mujer sanjuaneña, caracterizada por su amabilidad y transparencia, se refleja en cada uno de los espacios de la vivienda, vestida de manera sencilla, en permanente disposición al trabajo doméstico, abierta a velar para siempre por su grupo familiar y a extender esos cuidados a unos cuantos animales que le acompañan a diario. La mujer sanjuaneña refleja en su rostro, el pasado y el presente de esta región caracterizada por ser fundamentalmente machista. Ha sido objeto de dinámicas de exclusión y desplazamiento, dispuesta siempre al trabajo en el monte, para luego volver a ocupar su lugar inicial en la vivienda, en la cocina, en el solar.
“Hoy es imposible reconocer la vivienda de San Juan sin la presencia de la mujer, como también se hace imposible pensar la mujer sin su solar y su respectiva cocina. Es válido preguntarse acerca de lo que sería de la mujer sanjuaneña sin un solar, una cocina, unos animales que cuidar y una familia que alimentar, si son precisamente esas actividades las que fundamentan su existencia. Desde el punto de vista cultural, la mujer se ha encargado de manera directa de influir en el espacio, en sus vivencias, usos, costumbres y rituales. Rescatando las raíces que constituyen su procedencia, ha sido líder en los procesos de construcción y deconstrucción de las imágenes espaciales; ha retomado y elaborado nuevos escenarios de manifestación cultural en ese devenir cotidiano que se logra con el intercambio permanente con grupos humanos de diversas procedencia; ha propagado y recreado las expresiones culturales en componentes tan importantes como son el habitar y ritualizar la vivienda, las fiestas, las costumbres alimenticias, los encuentros, los intercambios vecinales, las relaciones de solidaridad y el fortalecimiento familiar”.
La arquitectura de las diversidades territoriales de Urabá, Centro de Investigaciones Estéticas, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, Medellín, 1996. (Extracto tomado del capítulo II, páginas 111–115)
#AmorPorColombia
Menciones: Categoría Investigación
Texto de Silvia Arango
La arquitectura de las diversidades territoriales de Urabá
a investigación adelantada durante dos años por el equipo básico integró en ciertas fases a profesionales de otras áreas, indispensables en el enfoque multidisciplinario del proyecto (antropólogos, historiadores, economistas). Tanto el lugar, Urabá, como el tema, el patrimonio arquitectónico y urbano, se convirtieron en realidades complejas que demandaron un esfuerzo teórico y metodológico.
Urabá es una región heterogénea, donde confluyen distintas etnias y culturas (grupos indígenas, población negra,colonos de varias procedencias), distintos intereses (presencia de multinacionales desde hace más de un siglo), distintas lógicas geográficas y distintos procesos históricos. El estudio partió de reconocer esta diversidad, identificando cinco complejos territoriales, de los cuales se estudiaron tres: el norte antioqueño, el eje bananero y el norte chocoano. En cada uno se escogió una o varias poblaciones para centrar el análisis.
El patrimonio estudiado puede llamarse “no monumental” o “modesto” y por lo tanto no puede ser valorado desde los parámetros corrientes con que se evalúa el patrimonio. Con buen criterio, el estudio plantea que el reconocimiento y la valoración de este patrimonio, y por lo tanto sus estrategias para conservarlo, rehabilitarlo o reciclarlo, deben cobijar, de manera integrada, la dimensión formal-espacial-constructiva y los usos y formas de habitar, es decir, los significados sociales que le dan sentido.
El cruce de estos criterios con los complejos territoriales arroja resultados matizados e interesantes. En el complejo del norte antioqueño se estudió básicamente su centro, San Juan de Urabá, donde fue posible detectar claramente la relación entre formas de vida cotidiana e imaginario arquitectónico y urbano con las características físicas de la población y de las viviendas. Allí se adelantaron análisis interesantes sobre la temporalidad y costos de la vivienda. La situación patrimonial es muy diferente en el eje bananero, que une por carretera las poblaciones de Chigorodó, Carepa, Apartadó y Turbo. La inestabilidad poblacional sumada a las expectativas económicas, la rapidez de los cambios y las imágenes de progreso de este strip llevaron a la caracterización de un “patrimonio difuso”, no transmisible ni acumulable e imposible de formalizar tipológicamente. En el Urabá chocoano, cuyo patrimonio mayor es el paisaje natural, la parte costera ha sufrido el impacto de un turismo segregador que polariza el “lugar” del “no lugar” (Capurganá, por ejemplo), mientras su parte interior (con epicentro en Unguía) sufre el entrechoque no solucionado de las diversas confluencias, dentro de un marco general de pobreza.
Las recomendaciones y estrategias, en el mismo sentido sociofísico, se orientan hacia la protección ambiental, el incentivo de economías informales, el turismo ecológico y, sobre todo, hacia la elaboración de políticas patrimoniales que se inserten en una dinámica de modernidad apropiada, permitiendo el mejoramiento de la vivienda y de las condiciones de vida, sin destruir las tradiciones y costumbres arraigadas de la población.
El proceso investigativo se destaca por la riqueza de las fuentes utilizadas. Por un lado, se hizo una revisión exhaustiva de fuentes secundarias (libros, artículos, anuarios estadísticos, censos y otros) y la consulta de actas, cartas e informes municipales en el Archivo Histórico de Antioquia. Por otro lado, se recogió una extensa información sobre el terreno: entrevistas a habitantes, mapas mentales, levantamientos, dibujos y fotografías.
Extracto de la investigación++
Lo público y lo privado++
“Hacer referencia al lugar de lo privado en San Juan significa retomar un espacio que, de por sí, determina niveles de utilización y apropiación más íntimos, que en sus formas de uso mezcla aspectos y vivencias que cumplen una doble función: la de poseer un cierto carácter “público” y privado. Este es precisamente el lugar que ocupa la vivienda. Para la mayoría de los habitantes de San Juan de Urabá la vivienda cumple una función que sobrepasa el simple espacio de habitación de carácter privado del grupo familiar y pasa a ser la expresión de la socialización interna y externa que ofrece. La vivienda se convierte en la integración vivencial y física de la cultura del morar del sanjuaneño: conformar una unidad de relaciones que se extiende a la propia trama del espacio urbano. No es posible hablar de una separación de lo público y lo privado en San Juan, porque no existe lo uno sin lo otro.
“Solares y cocinas. El solar, localizado en la parte posterior de la casa, es el lugar de la vivienda que adquiere mayor significación para las familias y el grupo social en general, en cuanto allí se desenvuelve buena parte de las actividades cotidianas y domésticas. A él se accede desde la calle por una puerta o una cerca, ya sea viva o de alambre, que permitirá verle desde afuera. A su vez, permite que desde él se establezca la relación con el afuera, la calle.
Es en el solar donde se establecen los encuentros con familiares y vecinos, se toman los alimentos, se recibe el fresco y se realizan las actividades domésticas. Se convierte en característico de las facetas y expresiones culturales de la vida de los habitantes de San Juan. Siempre está ordenado y organizado para diferentes actividades y quehaceres domésticos…
La casa++
“Con poca ventilación y caliente en el día, la mayoría de las veces, es un instrumento de paso entre el afuera y el adentro. Por eso la cama no se usa en el día, porque a pesar de ser buena, es mejor la hamaca afuera, cuando en el interior el sol ha recalentado las tejas y la temperatura ha subido exageradamente. Sólo en la noche la casa se usa a plenitud. Se duerme temprano y se madruga mucho. La televisión se ve adentro si la casa es fresca, o se pone adentro y se ve desde el afuera para disfrutar la frescura de la sombra. Por ello, la gente no permanece en la casa durante el día, porque la vida y las actividades del hogar y el disfrute de las mismas están en el solar.
“El espacio más privado de la vivienda son las piezas. Estas permanecen la mayor parte del día vacías y cerradas. Son lugares con poca iluminación y aireación, con decoraciones muy simples, si las tienen, donde se colocan una o dos camas con toldillo, un baúl para guardar la ropa y un alambre para extender los vestidos y pantalones recién planchados. En los mejores casos se encuentra también el ventilador de piso o de techo. Por sus condiciones físicas y ambientales, por el amoblamiento y decoración, puede intuirse como que las habitaciones no son muy valoradas y sólo son utilizadas para dormir.
“No es posible hablar de la vivienda en San Juan sin hacer referencia al salón: es un área amplia que en la mayoría de los casos permance casi vacía, con sólo algunas sillas y tal vez una mesa que ofrece múltiples usos. Amoblada con la televisión y, en las familias más acomodadas, con el equipo de sonido, el televisor y un ventilador. Las paredes del salón principal están adornadas con fotografías familiares, láminas y afiches en la mayoría de los casos. Este lugar ha sido objeto de múltiples transformaciones en los años más recientes, que obedecen a propuestas traídas del interior. El salón ha adquirido más la condición de sala, con todas las implicaciones que ello plantea, como es el estar amoblada con su juego completo de sillas y sofá, mesitas auxiliares, biblioteca, televisor y equipo de sonido. También aparecen en el salón adornos elaborados, confeccionados por algún miembro de la familia y la presencia de cuadros y hasta reloj de pared. Lo cierto es que este lugar es poco utilizado tanto por los miembros del grupo familiar como por los visitantes, que siguen prefiriendo el solar o la terraza como sitio de reunión.
“Al bajar el sol, cuando el trajín del día ha mermado, los hijos han regresado del colegio y los hombres de sus actividades productivas, se sacan las sillas a la fachada, a la terraza (al porche nuestro), que a veces existe materialmente con techo, otras veces se remarca por su uso con los asientos recostados a la pared, porque es virtual. La sombra del árbol, el alero, el techo de la terraza, protegen las primeras horas del atardecer. Después, se crece el área y se toman la calle en corrillos y jolgorio, disfrutando de la vida y del paso de los amigos y sus saludos alegres. Este espacio cobra valor en función de su utilización y del significado que tiene para los sanjuaneños en su vida y en su cotidianidad. Constituye la transición efectiva entre lo privado –la vivienda– y lo público –la calle–. Patrón que viene de décadas atrás, incorporado a la ritualidad de esta cultura, ha logrado involucrar tanto funciones reales como construcciones imaginarias. Desde la terraza se observa el espectáculo de la vida pública del vecindario más próximo. Algunas terrazas, en especial en la calle principal –del comercio–cumplen a su vez una función económica, puesto que es allí donde se localizan algunas ventas caseras.
“Desde la calle, es posible observar el interior de la vivienda, porque en ocasiones las puertas permanecen abiertas para permitir a los caminantes introducirse de manera parcial en la cotidianidad de la vida de familia. Además se puede observar y conectar desde afuera con el solar, ya sea para visualizar las actividades en este importante lugar, conversar o pasar a pedir la fruta al vecino.
“La calle no es vivenciada entre los habitantes como el único elemento de socialización, en tanto también es compartida con los solares y otros lugares ya analizados. La calle se convierte más en un lugar de tránsito o de juego para los niños. Los desplazamientos son restringidos en el tiempo, por razones eminentemente climáticas.
“Con la llegada de la luz eléctrica y más tarde la televisión, la actividad y el encuentro, que son posibles en el espacio público como la calle y el parque, pierden valor en tanto las familias se recogen en la vivienda para tratar de ver en la pantalla fragmentos de novelas y noticieros que se transmiten de manera simultánea por un mismo canal.
“Las tendencias modernas de alguna manera entran a romper las dinámicas de apropiación espacial que tienen lugar hoy en el espacio público y privado de San Juan. De estas se resaltan: La consolidación cada vez más fuerte del tráfico automotor, especialmente por la calle principal, que va cortando la temporalidad de los recorridos e interfiere en el paso amplio y despreocupado del peatón que se toma toda la vía para transitar, permanecer e intercambiar algunas palabras con el conocido que encuentra a su paso. Si bien esta no es una situación del todo propagada, sí se considera como una tendencia lo suficientemente acusada, que podría estar generando interferencias mayores con el devenir de los años. El aparecimiento del antejardín como una implantación muy reciente y junto a él el marcaje y cerramiento del frente de la vivienda con rejas, impedirá el uso de la terraza, tanto desde su concepción real como desde su construcción virtual e imaginaria, desapareciendo con ello un espacio que en la cotidianidad de San Juan tiene gran valor estético, cultural y social. Los procesos de densificación en la construcción urbana, especialmente en la zona céntrica, propician la reducción del tamaño de los lotes, lo que influye en la transformación de la espacialidad de la vivienda, afectando de manera directa su solución formal y funcional.
Las mujeres y su cotidianidad++
“Transitar los ámbitos de lo privado de la cultura sanjuaneña significa reconocer la vivienda por dentro y por fuera, en cada uno de sus espacios y rincones, para descubrir en ella a esa mujer que ha sido cómplice y artífice de muchos procesos que en la historia del poblado han tenido lugar, dando forma y significado particular a esta espacialidad y participando de manera activa en el establecimiento de las esferas de lo que es público y lo que es privado en la vida de este asentamiento. En la vivienda, en su afuera y adentro, en su historia y cotidanidad y en la rutina diaria está presente y ritualizada la mujer. La mujer sanjuaneña, caracterizada por su amabilidad y transparencia, se refleja en cada uno de los espacios de la vivienda, vestida de manera sencilla, en permanente disposición al trabajo doméstico, abierta a velar para siempre por su grupo familiar y a extender esos cuidados a unos cuantos animales que le acompañan a diario. La mujer sanjuaneña refleja en su rostro, el pasado y el presente de esta región caracterizada por ser fundamentalmente machista. Ha sido objeto de dinámicas de exclusión y desplazamiento, dispuesta siempre al trabajo en el monte, para luego volver a ocupar su lugar inicial en la vivienda, en la cocina, en el solar.
“Hoy es imposible reconocer la vivienda de San Juan sin la presencia de la mujer, como también se hace imposible pensar la mujer sin su solar y su respectiva cocina. Es válido preguntarse acerca de lo que sería de la mujer sanjuaneña sin un solar, una cocina, unos animales que cuidar y una familia que alimentar, si son precisamente esas actividades las que fundamentan su existencia. Desde el punto de vista cultural, la mujer se ha encargado de manera directa de influir en el espacio, en sus vivencias, usos, costumbres y rituales. Rescatando las raíces que constituyen su procedencia, ha sido líder en los procesos de construcción y deconstrucción de las imágenes espaciales; ha retomado y elaborado nuevos escenarios de manifestación cultural en ese devenir cotidiano que se logra con el intercambio permanente con grupos humanos de diversas procedencia; ha propagado y recreado las expresiones culturales en componentes tan importantes como son el habitar y ritualizar la vivienda, las fiestas, las costumbres alimenticias, los encuentros, los intercambios vecinales, las relaciones de solidaridad y el fortalecimiento familiar”.
La arquitectura de las diversidades territoriales de Urabá, Centro de Investigaciones Estéticas, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, Medellín, 1996. (Extracto tomado del capítulo II, páginas 111–115)