Presentación

Páramo de Sumapaz, Cundinamarca. 

Villa de Leiva, Boyacá. 

Texto de: Benjamín Villegas

Mirar desde arriba es la manera más afortunada para apreciar como un todo una gran sumatoria de aspectos dispersos. Hacerlo volando es recorrer sin obstáculos ese todo, pudiendo detener la mirada a nuestro gusto desde el amplio espectro del horizonte que los enmarca hasta el más específico detalle que los caracteriza. Y hacerlo con cámara en mano a lo largo y ancho de un país como Colombia es una experiencia maravillosa, particularmente si lo que se desea en última instancia es publicar un libro que comparta con quien lo mire algo de la emoción y mucho de la percepción de lo que se vivió en esa aventura.

Siempre me ha fascinado volar y, aunque no soy piloto ni fotógrafo —pero sí— cómplice de vuelo del grupo de excelentes fotógrafos y amigos que nos regalan hoy lo mejor de su mirada inédita de Colombia desde arriba— he tenido muy claro la visión que se puede lograr desde lo alto, donde no existen fronteras diferentes a las que marca la topografía misma, así como, que se puede comunicar al reunir en un impreso una selecta colección de imágenes que ha sido organizada para decir con belleza algo positivo de mi país.

Volando Colombia, Paisajes es la conjunción de un viaje imaginario, pero real en todas sus fotografías, que parte de los cayos e islas del Caribe colombiano y la isla remota de Malpelo en el Pacífico, se adentra a través de los manglares y ciénagas a un territorio de selvas, llanuras y desiertos, de grandes ríos y lagos, de cordilleras que en sus diferentes alturas cambian de clima, aspecto, vegetación y cultivos hasta llegar, pasando por los misteriosos bosques de niebla y los remotos páramos, a las cumbres de nieves perpetuas.

De alguna forma es el mismo viaje que años atrás realizamos para el libro Colombia desde el aire, o el que tantas veces, cada vez con un espíritu distinto, hemos recorrido por tierra para mostrar la riqueza inconmensurable de este país en todas sus dimensiones. Pero en lo que definitivamente se distingue es en plasmar en silencio, única y exclusivamente, esa Colombia verde, rural, desconocida para el común y muchas veces no recorrida por el hombre. Un privilegiado territorio ecuatorial que aún sintetiza lo más deseable en términos de vida en el mundo, y que tiene en abundancia lo que sin duda será lo más preciado en los años por venir de este siglo: un extenso país, privilegiadamente ubicado, con una inmensa riqueza natural en medio de la más diversa topografía.

Presentado y guiado por las apropiadas palabras del arquitecto, humanista y geógrafo Alberto Mendoza Morales, quien conoce como el que más y valora como pocos todos los rincones de Colombia, quien fuese hace 40 años director de mi tesis de grado cuando di mis primeros pasos en esa sublime misión de pensar a fondo y divulgar con arte los principales valores del país, este libro es una especie de clase introductoria de geografía que espera suscitar, a través de la belleza que se cuela en una mirada desprevenida desde arriba, una reflexión profunda sobre todo lo maravilloso que todavía tenemos en Colombia, sobre todo lo que podríamos beneficiarnos de su conservación y correcta explotación, y sobre el desastre que significaría perderlo.