- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Procesiones de la Semana Santa
Virgen de los Dolores, de San Agustín
Imagen del Amo Ecce Homo
El ángel de la Resurrección
Domingo de Ramos
Virgen de la Soledad
Cristo de la Veracruz
Domingo de Ramos
Con esta procesión, llamada de los ramos, se abre la serie de procesiones de la Semana Santa.
Partiendo del Santuario de Belén, el desfile desciende a la ciudad por los “quingos y se dirige a la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, donde concluye. En ella marchan el Arzobispo de la ciudad, la Junta Permanente Pro-Semana Santa y el síndico del paso del Amo Ecce Homo, quien porta el estandarte de la Junta.
Los “pasos tradicionales de esta procesión son: El Señor Caído y El Santo Ecce Homo.
Procesión de Ramos
Hasta el año 1900 y luego de la bendición de los Ramos o Palmas, se hacía por la mañana una pequeña procesión que, saliendo de la iglesia Catedral, daba la vuelta por el atrio y volvía a dicho templo, acompañando la imagen que representaba al Salvador montado en una mansa pollina.
En ese tiempo los pasos del Santo Ecce Homo y del Amo Caído se bajaban el Lunes Santo, un poco antes de las siete de la noche, y luego que pasaba la procesión se llevaban nuevamente a Belén, acompañados por muchos devotos. Mas, al tomar posesión de esta diócesis el Ilustrísimo Señor Manuel José Caycedo, observó que ese desfile no tenía ya el orden y la compostura debidos. Fue entonces cuando dispuso que los dos pasos mencionados se bajaran de Belén el Domingo de Ramos y fueran restituidos a su capilla el Martes Santo, después de la comida de los presos.
Al suprimirse la procesión de la Catedral en 1909, el Ilustrísimo Señor Manuel Antonio Arboleda abolió la prohibición existente, según la cual el Santo Ecce Homo no podía salir en procesión distinta a la de la Catedral y permitió que el paso desfilara en las noches de Martes y Miércoles Santo.
En 1916 fue nombrado como Capellán de Belén el Doctor Emiliano López T., quien a su vez lo era de la iglesia de Las Monjas. El Señor López desde entonces bajó el Santo Ecce Homo a esta última iglesia y lo retuvo después de las procesiones con el loable propósito de celebrarle el quincenario.
“Desde que el Ilustrísimo Señor Juan Manuel González Arbeláez vino como Arzobispo a esta Arquidiócesis, dispuso que los pasos del Santo Ecce Homo y el Amo Caído bajaran a la Catedral, como se hacía en los primeros tiempos. Desde entonces el Santo Ecce Homo permanece en la Basílica, para subirlo el 1º de Mayo inmediatamente después de la fiesta que celebra el obrerismo en la iglesia de San Francisco, y en una gloriosa y edificante procesión, en la que millares de hombres de todos los contornos, muchos de ellos venidos de las más lejanas ciudades del país, demuestran con su presencia y con sus cirios, la fe profunda y su confianza en la sagrada y milagrosa imagen.
La efigie del Santo Ecce Homo fue traída de Pasto por el acaudalado artesano Juan Antonio Velasco, y perfeccionada y encarnada en esta ciudad a expensas de don José Morales Fávrega. Su mujer doña Jerónima de Velasco y Noguera, le rindió culto privado en su propia casa, prestando la imagen para que desfilara en la procesión de la Catedral desde 1681, a instancias del mismo Juan Antonio. En 1717 fue cedida a Belén y colocada en el camarín que actualmente ocupa, donde recibe culto. Todos sus devotos acuden allí con el fin de hacerle el quincenario e implorar por este medio eficientísimo, sus favores(1).
Martes Santo
La procesión de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores es la primera procesión de la Pasión. Sale del templo parroquial de San Agustín y en ella desfilan el Arzobispo de la ciudad, el clero y la Junta Permanente Pro-Semana Santa.
Las flores blancas que adornan sus pasos simbolizan la pureza de la víctima: Jesucristo.
Esta noche salen los siguientes “pasos: La Cruz Alta, San Juan Evangelista, La Magdalena, La Verónica, El Señor del Huerto, El Prendimiento, La Negación, Los Azotes, El Señor Caído, El Amo Ecce Homo, El Amo Jesús, El Señor del Perdón, El Calvario, El Crucifijo y La Virgen de los Dolores.
Procesión de la Caridad o “Comida de los Presos
“Algo propio y típico de Popayán es el desfile procesional de viandas, frutas, cigarrillos y bebidas gaseosas que, portados en anditas especiales y en bien repletas ‘chuspas’ de papel, se lleva a cabo el Martes Santo a la una de la tarde.
De la parroquia de la Catedral, cuyo asiento está en San Francisco, y precedida por la Cruz Alta, salen dos interminables filas integradas por niñas y niños de colegios y escuelas, señoritas y señoras, que, custodiando una tercera formada por hombres sin distingo de edades ni de clases y colocada al centro, se dirigen por la calle 4ª hacia el oriente, hasta la altura del Palacio Municipal, en donde se dividen en dos grupos con el fin de ir la mitad de ellas a cada una de las dos prisiones; filas que portan los magníficos potajes que serán consumidos por los reclusos de las cárceles y que les llevan la caridad y el fuego espiritual de la ciudad […]
Sobre el origen de este acto que conmueve y oprime dulcemente el corazón, los ‘decanos’ payaneses en el saber y amor a su terruño, nos han referido las circunstancias en que nació la hoy tan impresionante ceremonia de ‘La comida de los presos’.
Desarrollábase violentamente la revolución iniciada en 1860(2).. Los presos políticos estaban recluidos en la antigua casa que existió en el punto donde hoy se levanta el Palacio de Gobierno Departamental. Llegó la Semana Santa y como de costumbre los pasos fueron armados y preparados para que salieran en las tradicionales procesiones, ya que en Popayán, sabido es que estos sagrados desfiles nunca los detienen ni las guerras, ni las pestes, y en las grandes calamidades públicas siempre se ha implorado la clemencia del Altísimo por medio de una grandiosa procesión. Pues bien, como un homenaje a la Santísima Virgen de los Dolores, cuya imagen, venerada por toda la ciudad, saldría aquella noche; como un consuelo al ‘carguero’ recluido y que añoraba su ‘barrote’ y su ‘alcayata’; y como una crítica al gobierno de ese entonces, muchas madres de familia, esposas, hijas y novias de quienes estaban allí bien custodiados, se pusieron de acuerdo y prepararon en abundancia varias clases de alimentos, los que fueron llevados a los presos ese primer Martes Santo, eslabón inicial de una cadena que, interrumpida por algunos pocos años, fue reiniciada con mejores miras por el fogoso y caritativo corazón de Dn. Toribio Maya (q. de D. g.)(3).
Procesión de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores
Es la primera procesión de la Pasión. Sale del templo parroquial de San Agustín. Las flores blancas que adornan sus pasos simbolizan la pureza de Jesucristo. Portan el estandarte de la Junta el Alcalde de Popayán y sus secretarios.
“Salen (de la iglesia de San Agustín) trece estatuas, de origen español en su mayoría, a excepción de las siguientes: San Pedro que va en La Negación; el Señor de los Azotes de La Ermita; el Santo Ecce Homo, cuya imagen fue tallada en Pasto, terminada y encarnada en esta ciudad(4).; el Señor que va en El Amo Caído, cuya talla y encarne se hizo en Popayán, y que como la del Amo Ecce Homo pertenece a la Capilla de Belén; el Centurión que va en La Negación; y los Judíos y el Centurión que integran el paso del Prendimiento, imágenes éstas que son de origen quiteño.
Aunque estas tallas han sido criticadas por algunos, desfavorablemente, calificándolas de ‘modernistas’, y esto porque en Popayán todo se critica, son sin embargo magníficas y visten a la usanza de la época de Cristo.
En el presente año (1958), el Paso del Prendimiento estrenará una magnífica escultura que representa un centurión romano portando una linterna, obra confeccionada en esta ciudad por la familia Reyes, originaria de Quito y radicada aquí desde hace muchos años, centurión que suple y reemplaza al ‘judío del farolito’ que fue llevado a Palmira, en años anteriores.
Los pasos de La Negación, El Amo Caído y El Santo Ecce Homo salen en esta procesión desde 1909, pues antes desfilaban en la de la Catedral. Son bellísimas imágenes las de: La Virgen de los Dolores, el Santo Cristo, el Señor de la Cruz a Cuestas, el de La Negación y el Señor del Perdón.
El paso de Nuestra Señora de los Dolores es el principal y en la iglesia se venera la imagen todo el año en el Altar Mayor. Desde que fue importada de España tuvo su cofradía, erigida canónicamente y cuyos miembros la enriquecieron con trono, daga y rayos, todo de plata, y la obsequiaron con la magnífica corona imperial de plata dorada. Igualmente establecieron la solemne Novena que precede a su fiesta del Viernes de Dolores y a la cual concurrieron antes las damas y caballeros de la más alta sociedad. Hoy la Novena conserva su esplendor, y todos los días, por la mañana, hay misa diaconada, y a las cinco y media, rosario, plática de un magnífico orador sagrado y bendición con Nuestro Amo. Para la bendición se emplea la custodia de plata dorada con figura de águila bicéfala; con la hostia va en el pecho y la adornan perlas, esmeraldas y otras piedras. En la tarde del último día de la Novena y el Viernes de Dolores, los sacerdotes lucen el magnífico ornamento de lama de plata bordado de oro, de origen francés, que es cuidadosamente guardado inmediatamente después de la fiesta(5).
Miércoles Santo
Es la segunda procesión de la Pasión. Sale de la Capilla de La Ermita y portan el estandarte de la Junta el Comandante de la Policía y sus oficiales.
El color rosa de sus flores expresa el gozo de la humanidad por su inmediata redención.
Desfilan este día los “pasos de: La Cruz Alta, San Juan Evangelista, La Magdalena, La Verónica, La Oración, El Prendimiento, Los Azotes, El Señor Caído, El Amo Ecce Homo, El Amo Jesús, El Despojo, El Señor del Perdón, Cristo en Agonía, El Crucifijo y La Dolorosa.
Procesión del Amo Jesús
“Este pequeño templo es de los más antiguos de Popayán, quizá el primero, como que su forma de construcción sencilla, lo retrotrae al medio siglo XVI. Su sencillez de factura lo salvó del terremoto de 1736 en que se desplomaron todos los templos existentes en la ciudad. Resistió con igual brío todos los embates sísmicos posteriores: 2 de febrero de 1736, 17 de septiembre de 1817, 16 y 17 de noviembre de 1827, 24 de mayo de 1885, etc. Debido a estas circunstancias La Ermita sirvió de catedral por algún tiempo a partir de 1782. Era el único templo en que los fieles se creían seguros en aquellas épocas de fiero vulcanismo.
Nuestros padres consideraron que la imagen de Jesús Nazareno que se venera en La Ermita, y que vino de Italia, ‘era la más perfecta de todas las de la ciudad’. Efectivamente es imponente y de una grandeza dolorida que conmueve. Sale portando la Cruz en la procesión del Miércoles Santo.
El Calvario es también magnífico: vino de España en tiempos remotísimos. (Con posterioridad trajéronse de Quito algunas imágenes notables como el San Pedro arrodillado que salía en la procesión del lunes y el Señor de la Columna que iba en el mismo paso).
Esta procesión ha estado a cargo de los estudiantes de la Universidad quienes en otro tiempo se afanaban por presentarla muy lucida. Esta participación de la juventud la hacía muy simpática para todos. Ellos invitaban a sus relaciones a alumbrar el desfile, la organizaban, la regían, la cuidaban y dirigían la parte estética del arreglo de las andas y hubo años en que fue tan solemne y concurrida como las dos siguientes. El actual capellán ha enriquecido La Ermita con una capillita lateral, artísticamente decorada, dedicada a Cristo Rey. Dentro de su modesta apariencia esta Ermita es de lo más interesante y venerable que tiene Popayán. En otros tiempos fue muy estimada, y si no se le sustituyó por una edificación mayor, fue para conservarla como reliquia supérstite por excelencia, de un pasado inmemorial y como testigo vencedor de todos los embates de la Naturaleza. Popayán debiera elevar este templo a la categoría de monumento público y embellecerlo y mejorarlo sin perjudicar su antañosa estructura, puesto que su origen se confunde con los primitivos fundadores de la ciudad.(6).
Jueves Santo
Tercera procesión de la Pasión. Sale del templo parroquial de San Francisco. Portan el estandarte de la Junta el Comandante del Ejército y sus oficiales.
Las flores rojas de esta noche simbolizan el infinito amor que expresó Cristo al instituir la Sagrada Eucaristía.
Los “pasos de esta procesión son: La Cruz Alta, San Juan Evangelista, La Magdalena, La Verónica, El Señor del Huerto, El Beso de Judas, El Prendimiento, La Sentencia, Los Azotes, La Coronación, El Amo Ecce Homo, La Cruz a Cuestas, El Señor del Perdón, La Crucifixión, el Señor de la Expiración, El Santo Cristo de la Veracruz y La Dolorosa.
Procesión del Señor de la Veracruz
“Es la más completa, en cuanto sus catorce pasos representan casi todos los detalles cronológicos de la Pasión de Cristo. A esto se agrega la belleza de las imágenes, casi en su totalidad de origen español, a excepción de la del Señor de la Columna, traída de Pisa, y la del Santo Ecce Homo, cuyo origen y detalles ya fueron expuestos.
El Cristo que está en el Calvario y que se admira en el camarín del Altar Mayor, es una de las imágenes más bellas, conocida con el nombre de El Cristo de la Veracruz, por cuanto tiene incrustada una partícula de la propia cruz donde expiró el Salvador Divino. Tuvo su cofradía y fue por ella especialmente honrado.[…]
Desde 1954 sale en la Procesión del Jueves Santo el bello Cristo de la Expiración, copia auténtica del “Cachorro de Sevilla, y que fue tallado y encarnado en España por el artista José Lamiel en 1952.
Fue donado al templo de San Francisco por el Dr. Guillermo León Valencia, quien nos refirió que habiendo asistido a la procesión de Sevilla, se había situado en un balcón alto y en una de las calles centrales de la ciudad. Al desfilar el paso frente a su balcón, la mirada del Santo Cristo, denominado El Cachorro, coincidió con la de nuestro querido amigo y coterráneo quien, extasiado ante aquellos dulces y penetrantes ojos, concibió la idea de obtener auténtica copia y traerla a Popayán para sus procesiones, anhelo que cumplió sigilosamente.
Se le dio el nombre del ‘Cristo de la Expiración’, porque va representando el momento en que, elevada la mirada hacia el Altísimo, permite a la muerte que se acerque a consumar el Misterio de la Redención, al pronunciar la última de las palabras: ‘Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu’.
Como en Sevilla no llevan sitial los pasos de los Cristos y su donante quiso trasladar el del Cachorro tal cual lo vio en ese momento inolvidable para él, esa la razón para que no lleve palio o sitial(7)..
Sobre el templo de San Francisco, de donde sale la procesión del Jueves Santo, escribe el maestro Guillermo Valencia en 1937:
“El propósito de los devotos payaneses de mediados del siglo XVIII fue crear un templo dedicado al Seráfico, el más espléndido y capaz de todos. Con sumo cuidado y largueza proveyóse a su edificación. No se escatimaba el dinero ni la asidua vigilancia de sus patrocinadores, que seguían paso a paso los detalles de aquella fábrica. Magníficos arquitectos, tallistas, orfebres, fundidores, trabajaban de consuno preparando cuidadosamente todos los pormenores. Desgraciadamente el último tercio del siglo XVIII y los comienzos del siguiente fueron difíciles para la monarquía española, y las guerras con Inglaterra y Francia la hacían apelar a menudo a la largueza y fidelidad de sus colonias. Los fondos destinados a nuestro templo fueron a dar a las cajas reales para la defensa de la Corona y no pudo seguirse el plan propuesto(8).. Unos pocos altares de talla quedaron como muestra de aquellos anhelos frustrados; en los demás suplió el lienzo pintado, inclusive para el Altar Mayor, la obra de los escultores. Sólo quedó el púlpito como indicación de los propósitos, y una custodia, un órgano (que se destruyó) y los que no pudieron alcanzar algunas cofradías ricamente dotadas.[…]
No deben tampoco pasar inadvertidos el reloj de la iglesia, fabricado en la Casa de Moneda de Popayán, la Campana Mayor, de interesantísima historia, dedicada a San Antonio; un bellísimo Crucifijo que está en la Sacristía, así como la urna que ocupa una mesa central, destinada a guardar los cálices, obra de delicado gusto, trabajada por los hermanos Tiromas, legos profesos franciscanos procedentes de España. La Custodia es la mejor y más valiosa de la ciudad.[…]
Las imágenes que salen en la procesión, como propias de San francisco, son muy buenas. Distínguense sobre el resto las siguientes: el Cristo, la Santísima Virgen, San Juan y María Magdalena, que forman el Calvario en el Camarín de la Veracruz; el Señor de los Azotes, traído de Pisa a gran costo y de una expresión sorprendente y una insuperable anatomía; las esculturas españolas del Señor de la Coronación, de la Crucifixión y de la Cruz a Cuestas.[…]
La procesión del Jueves Santo es la más concurrida y solemne y la más numerosa en pasos. Para ella y la del Viernes Santo se reservan aquellas personas que no pueden concurrir a todas. En otros tiempos era un espectáculo grandioso. El ejército la patrocinó siempre(9).
Del Cristo de la Veracruz, que se encuentra en la iglesia de San Francisco, afirma el crítico de arte, Santiago Sebastián:
“La obra más valiosa de las que existen en los camarines, es el famoso Cristo de la Veracruz, que parece un producto de la escuela sevillana en su fase de transición del clasicismo al realismo, y que debió de ser ejecutada durante el primer cuarto del siglo XVII. Tiene notables semejanzas con el Cristo de la catedral de Comayagua (Honduras), obra documentada como de Andrés Ocampo en 1623, escultor sevillano, elegante y delicado, cuyo taller absorbía la escultura sevillana a principios del siglo XVII. Anatómicamente está estudiado, aunque los brazos resulten algo flojos; sus proporciones armónicas. En los plegados del sudario se descubre al artista viejo que sigue formas del siglo XVI. Lo más logrado es la cabeza, serena, de inspiración montañesina, y este detalle nos permite dudar de la fecha de 1600 referida en una misteriosa inscripción; si su autor se dejó influir, como parece evidente, por el Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés, tal obra fue concertada en 1603, así que el ejemplar payanés tiene que ser posterior(10).
El Barrabás
Relata el doctor Francisco Velasco Navas que “el Jueves Santo, desde hace muchos lustros, existe la costumbre de sacar un preso de la penitenciaría, generalmente el que está próximo a cumplir su condena, y colocarlo frente a la puerta del Banco de la República.(11).
Barbado, con guardias y con pesadas y antiguas ‘esposas’ o cadenas, aparece sentado en un banquillo, junto a una mesa, siendo la admiración de cuantos por allí transitan; al son de una campanilla anuncia su presencia y despierta siempre un sentimiento de compasión, que se expresa en los donativos colocados en una gran charola, al alcance de su mano. Simboliza al malhechor que el pueblo hizo libertar, para obtener la muerte del Señor.(12).
Viernes Santo
Es la última procesión de la Pasión, sale del templo de Santo Domingo. Los cargueros llevan sobre los paños blancos una pequeña corona morada. Portan el estandarte de la Junta el Rector de la Universidad y sus decanos, dos estudiantes selectos llevan la Corona de Espinas y los Clavos, símbolos que parecieran hallarse en las flores de las pasionarias. Desfilan también la Orden Ecuestre de los Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén y el Señor Arzobispo de Popayán acompañado del Capítulo Metropolitano y el Seminario Mayor. Las flores moradas recuerdan la penitencia.
Los “pasos de este día son: La Cruz Alta, La Muerte, María Salomé, La Verónica, La Magdalena, El Varón del Martillo, El Varón de las Tenazas, El Santo Cristo, La Piedad, Las Insignias, San Juan Evangelista, El Santo Sepulcro y La Virgen de la Soledad.
Procesión del Santo Entierro de Cristo
“La de este día, epílogo de la Pasión y Muerte del Divino Nazareno, es la más importante por el recogimiento y sentimiento de dolor que inspira el hecho que conmemora.
Los pasos recuerdan aquellas personas que por su fidelidad, amor y compasión hacia el Verbo Encarnado, se hicieron presentes en los últimos instantes de aquel sangriento drama. Allí está Berenice, quien en la Calle de la Amargura y al enjugar compasiva con su velo el Divino Rostro, obtuvo para el mundo ese tesoro; María Magdalena, la pecadora arrepentida y fiel como San Juan, hasta el último momento; María Salomé, madre del discípulo amado y abnegada servidora del Rabbí; Nicodemus y José de Arimatea, quienes descendieron de la Cruz aquel Sagrado Cuerpo y lo depositaron en el sepulcro cedido por el último de ellos; los instrumentos del suplicio portados por seis ángeles para expresar que Cristo es Dios; la Muerte encadenada y sujeta, como el dragón, símbolo éste de los siete pecados capitales, causas del martirio; el Santo Sepulcro, forrado en carey, marfil y chapas de plata dorada, al igual que sus andas, y donde va la bellísima imagen que expresa en la palidez de sus facciones y en sus ojos cerrados por la muerte, el infinito valor del Holocausto; y cerrando el doloroso desfile, la Soledad de aquella Madre bendita, blanco de todas las tristezas(13).
Al referirse don Guillermo Valencia a la iglesia de Santo Domingo y a la procesión del Viernes Santo, afirma:
“Esta iglesia, que fue largamente obsequiada por la familia Arboleda y por algunos otros personajes payaneses, era riquísima en joyas. Aún queda algo de lo que poseyó en el pasado. Nariño llevó de allí en alhajas para la Campaña del Sur 14.000 pesos. [...]
Existía también una macabra escultura que representaba al padre Adán cubierto de pecados, en forma de sapos y otras sabandijas. Colocábase al pie del Cristo el Viernes Santo en la tarde, y era lo que más atraía a los niños y viejos que en un ir y tornar se apretujaban para contemplar al hombre pecador ya redimido. Como había cierto desorden en aquella romería, la escultura desapareció [...]
Siendo como es tan solemne la procesión del jueves, la del Viernes Santo es de una gravedad extraordinaria. Difícil concurrir a un acto más serio y majestuoso. En otros tiempos ese desfile dejó perplejos a viajeros ilustradísimos que leían a través del recogimiento y magnificencia de aquella marcha la elevación de espíritu de la sociedad que la realizaba. La Universidad del Cauca ha sido siempre, desde los días de su fundación, la animadora y sustentadora de esa importante ceremonia que cierra, de manera inolvidable, la serie de procesiones nocturnas en nuestra Semana Santa.
Lo que hoy resta de aquellas fiestas religiosas es pobre sombra apenas de los pasados esplendores.[...] Pero quedan todavía elementos materiales valiosísimos para una restauración brillante, y si es evidente que se ha perdido mucho en presentación, es verdad también que en idealidad han crecido esas reliquias del pasado. Al amor de esas imágenes se congregaron durante tres siglos la sociedad payanesa y las gentes de los alrededores para conmemorar en la más noble igualdad, aquellos sagrados misterios.
La tradición de cada familia va indisolublemente unida a cada imagen de esas, a cada altar, a cada paso en el martirio del Hombre-Dios. El recuerdo más vivo de nuestras madres nos las evocan rezando con qué piedad, con qué fervor, con qué ternura, con qué intensidad delante de aquellas efigies. Nuestra religión, en su forma, trascendente y más elevada, recibe un apoyo indudable en la perpetuación de esos ritos que, por lo suntuosos deleitan el sentido y por lo que expresan iluminan y purifican el alma. Dejar perder por incuria, indiferencia o pereza esas tradiciones magníficas que han ayudado a formar el alma de la ciudad y a sublimarla, sería la más torpe de las omisiones y la más culpable de las faltas. Si la sociedad recapacita y reaviva el fuego a medio extinguir ya, de esas ennoblecedoras tradiciones, tornaría Popayán a su antigua fama de ciudad culta, religiosa y magnánima. Ningún pueblo civilizado deja perder su venerable tradición(14).
Sábado Santo
Es la última procesión de la Semana Santa; sale de la Basílica Central. Las flores multicolores simbolizan el triunfo de la redención que Cristo alcanzó para el género humano con su vida, muerte y resurrección.
Los “pasos de este día son: La Cruz Arzobispal, El Cirio Pascual, María Salomé, María Madre de Santiago, María Magdalena, El Ángel de la Resurrección, San Juan, San Pedro, Nuestra Señora de la Pascua y Nuestro Señor Jesucristo Resucitado.
Procesión de Nuestro Señor Resucitado
Desde mediados de la década pasada, luego de casi 150 años de ausencia, sale de nuevo en Popayán el Sábado Santo la Procesión de Jesucristo Resucitado. Como señaló en su momento la Junta Permanente Pro-Semana Santa, no era “de sana lógica realizar el Santo Entierro de Cristo y no celebrar con júbilo cristiano su Resurrección.
Encabeza la procesión el Cirio Pascual que, según su síndico, don Miguel Hernando Bonilla Aragón, es “desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad …de una hoguera previamente preparada se enciende el cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la pascua de Cristo, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza siempre nueva en el año concreto en que vivimos.
Esta procesión del Sábado Santo “rompe con el carácter luctuoso de las anteriores: los cargueros visten túnicos y capirotes de color blanco marfil y paño y cordón rojo. Los pasos se adornan con flores de colores. La música es festiva, el público arroja pétalos de flores al paso del Cristo Resucitado y, de unos años para acá, se cantan saetas desde los balcones, a la manera de las procesiones españolas.
Las imágenes nuevas de esta procesión son tallas del maestro ecuatoriano Alcides Montes de Oca.
Notas
- Velasco Navas, Francisco J. Op. cit.
- Hace referencia a la guerra civil iniciada realmente en 1859 por el General Tomás Cipriano de Mosquera, entonces gobernador del Estado Soberano del Cauca (y en ese momento aliado de Obando, de quien había sido mortal enemigo hasta 1854), en contra del gobierno conservador presidido por don Mariano Ospina Rodríguez, al lado del cual peleaba don Julio Arboleda como jefe de las fuerzas de Ospina en el Cauca. La guerra culminó con el triunfo de Mosquera y la posterior convocatoria a la Convención de Rionegro que crea los Estados Unidos de Colombia. Por las circunstancias de lugar y tiempo en que se realiza el episodio que dio origen a la “comida de los presos”, se debe presumir que los prisioneros políticos eran fieles al gobierno conservador de Ospina Rodríguez y que se encontraban encarcelados por orden del General Mosquera.
- Velasco Navas, Francisco J., Op. cit., p. 20.
- Existen varias imágenes del Amo Ecce Homo en Popayán, de las cuales las más significativas y “veneradas” son el Amo de Belén y el Amo de La Ermita, el único que ahora desfila en las procesiones de Semana Santa y el Primero de Mayo.
- Velasco Navas, Francisco J., Op. cit., p. 23.
- Guillermo Valencia, Las procesiones en Popayán, 1937.
- Velasco Navas, Francisco J., Op. cit., p. 25.
- Dos siglos después, esos recursos de alguna manera regresaron al templo, que fue magníficamente restaurado después del terremoto de 1983, con el apoyo de la Agencia Internacional de Cooperación Española.
- Guillermo Valencia, Op. Cit.
- Sebastián, Santiago “Guía Artística de Popayán Colonial”, 1964.
- Hoy Registraduría del Estado Civil, frente a la iglesia de San Francisco.
- Velasco Navas, Francisco J. Op. cit.
- Velasco Navas, Francisco J. Ibidem, p. 30.
- Guillermo Valencia,Op. cit. Recordemos las circunstancias particulares de decadencia de los desfiles religiosos que dieron lugar a este escrito del maestro Valencia. En este momento, a menos de un año de finalizar el milenio, resulta difícil imaginar que en el pasado las procesiones hayan podido ser más solemnes que las que ahora desfilan en las noches de Semana Santa en Popayán. (Reproducido en: Junta Permanente Pro-Semana Santa, Cuarto Centenario de las Procesiones de Semana Santa de Popayán, 1558-1958, Popayán, 1958).
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Procesiones de la Semana Santa
Virgen de los Dolores, de San Agustín
Imagen del Amo Ecce Homo
El ángel de la Resurrección
Domingo de Ramos
Virgen de la Soledad
Cristo de la Veracruz
Domingo de Ramos
Con esta procesión, llamada de los ramos, se abre la serie de procesiones de la Semana Santa.
Partiendo del Santuario de Belén, el desfile desciende a la ciudad por los “quingos y se dirige a la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, donde concluye. En ella marchan el Arzobispo de la ciudad, la Junta Permanente Pro-Semana Santa y el síndico del paso del Amo Ecce Homo, quien porta el estandarte de la Junta.
Los “pasos tradicionales de esta procesión son: El Señor Caído y El Santo Ecce Homo.
Procesión de Ramos
Hasta el año 1900 y luego de la bendición de los Ramos o Palmas, se hacía por la mañana una pequeña procesión que, saliendo de la iglesia Catedral, daba la vuelta por el atrio y volvía a dicho templo, acompañando la imagen que representaba al Salvador montado en una mansa pollina.
En ese tiempo los pasos del Santo Ecce Homo y del Amo Caído se bajaban el Lunes Santo, un poco antes de las siete de la noche, y luego que pasaba la procesión se llevaban nuevamente a Belén, acompañados por muchos devotos. Mas, al tomar posesión de esta diócesis el Ilustrísimo Señor Manuel José Caycedo, observó que ese desfile no tenía ya el orden y la compostura debidos. Fue entonces cuando dispuso que los dos pasos mencionados se bajaran de Belén el Domingo de Ramos y fueran restituidos a su capilla el Martes Santo, después de la comida de los presos.
Al suprimirse la procesión de la Catedral en 1909, el Ilustrísimo Señor Manuel Antonio Arboleda abolió la prohibición existente, según la cual el Santo Ecce Homo no podía salir en procesión distinta a la de la Catedral y permitió que el paso desfilara en las noches de Martes y Miércoles Santo.
En 1916 fue nombrado como Capellán de Belén el Doctor Emiliano López T., quien a su vez lo era de la iglesia de Las Monjas. El Señor López desde entonces bajó el Santo Ecce Homo a esta última iglesia y lo retuvo después de las procesiones con el loable propósito de celebrarle el quincenario.
“Desde que el Ilustrísimo Señor Juan Manuel González Arbeláez vino como Arzobispo a esta Arquidiócesis, dispuso que los pasos del Santo Ecce Homo y el Amo Caído bajaran a la Catedral, como se hacía en los primeros tiempos. Desde entonces el Santo Ecce Homo permanece en la Basílica, para subirlo el 1º de Mayo inmediatamente después de la fiesta que celebra el obrerismo en la iglesia de San Francisco, y en una gloriosa y edificante procesión, en la que millares de hombres de todos los contornos, muchos de ellos venidos de las más lejanas ciudades del país, demuestran con su presencia y con sus cirios, la fe profunda y su confianza en la sagrada y milagrosa imagen.
La efigie del Santo Ecce Homo fue traída de Pasto por el acaudalado artesano Juan Antonio Velasco, y perfeccionada y encarnada en esta ciudad a expensas de don José Morales Fávrega. Su mujer doña Jerónima de Velasco y Noguera, le rindió culto privado en su propia casa, prestando la imagen para que desfilara en la procesión de la Catedral desde 1681, a instancias del mismo Juan Antonio. En 1717 fue cedida a Belén y colocada en el camarín que actualmente ocupa, donde recibe culto. Todos sus devotos acuden allí con el fin de hacerle el quincenario e implorar por este medio eficientísimo, sus favores(1).
Martes Santo
La procesión de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores es la primera procesión de la Pasión. Sale del templo parroquial de San Agustín y en ella desfilan el Arzobispo de la ciudad, el clero y la Junta Permanente Pro-Semana Santa.
Las flores blancas que adornan sus pasos simbolizan la pureza de la víctima: Jesucristo.
Esta noche salen los siguientes “pasos: La Cruz Alta, San Juan Evangelista, La Magdalena, La Verónica, El Señor del Huerto, El Prendimiento, La Negación, Los Azotes, El Señor Caído, El Amo Ecce Homo, El Amo Jesús, El Señor del Perdón, El Calvario, El Crucifijo y La Virgen de los Dolores.
Procesión de la Caridad o “Comida de los Presos
“Algo propio y típico de Popayán es el desfile procesional de viandas, frutas, cigarrillos y bebidas gaseosas que, portados en anditas especiales y en bien repletas ‘chuspas’ de papel, se lleva a cabo el Martes Santo a la una de la tarde.
De la parroquia de la Catedral, cuyo asiento está en San Francisco, y precedida por la Cruz Alta, salen dos interminables filas integradas por niñas y niños de colegios y escuelas, señoritas y señoras, que, custodiando una tercera formada por hombres sin distingo de edades ni de clases y colocada al centro, se dirigen por la calle 4ª hacia el oriente, hasta la altura del Palacio Municipal, en donde se dividen en dos grupos con el fin de ir la mitad de ellas a cada una de las dos prisiones; filas que portan los magníficos potajes que serán consumidos por los reclusos de las cárceles y que les llevan la caridad y el fuego espiritual de la ciudad […]
Sobre el origen de este acto que conmueve y oprime dulcemente el corazón, los ‘decanos’ payaneses en el saber y amor a su terruño, nos han referido las circunstancias en que nació la hoy tan impresionante ceremonia de ‘La comida de los presos’.
Desarrollábase violentamente la revolución iniciada en 1860(2).. Los presos políticos estaban recluidos en la antigua casa que existió en el punto donde hoy se levanta el Palacio de Gobierno Departamental. Llegó la Semana Santa y como de costumbre los pasos fueron armados y preparados para que salieran en las tradicionales procesiones, ya que en Popayán, sabido es que estos sagrados desfiles nunca los detienen ni las guerras, ni las pestes, y en las grandes calamidades públicas siempre se ha implorado la clemencia del Altísimo por medio de una grandiosa procesión. Pues bien, como un homenaje a la Santísima Virgen de los Dolores, cuya imagen, venerada por toda la ciudad, saldría aquella noche; como un consuelo al ‘carguero’ recluido y que añoraba su ‘barrote’ y su ‘alcayata’; y como una crítica al gobierno de ese entonces, muchas madres de familia, esposas, hijas y novias de quienes estaban allí bien custodiados, se pusieron de acuerdo y prepararon en abundancia varias clases de alimentos, los que fueron llevados a los presos ese primer Martes Santo, eslabón inicial de una cadena que, interrumpida por algunos pocos años, fue reiniciada con mejores miras por el fogoso y caritativo corazón de Dn. Toribio Maya (q. de D. g.)(3).
Procesión de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores
Es la primera procesión de la Pasión. Sale del templo parroquial de San Agustín. Las flores blancas que adornan sus pasos simbolizan la pureza de Jesucristo. Portan el estandarte de la Junta el Alcalde de Popayán y sus secretarios.
“Salen (de la iglesia de San Agustín) trece estatuas, de origen español en su mayoría, a excepción de las siguientes: San Pedro que va en La Negación; el Señor de los Azotes de La Ermita; el Santo Ecce Homo, cuya imagen fue tallada en Pasto, terminada y encarnada en esta ciudad(4).; el Señor que va en El Amo Caído, cuya talla y encarne se hizo en Popayán, y que como la del Amo Ecce Homo pertenece a la Capilla de Belén; el Centurión que va en La Negación; y los Judíos y el Centurión que integran el paso del Prendimiento, imágenes éstas que son de origen quiteño.
Aunque estas tallas han sido criticadas por algunos, desfavorablemente, calificándolas de ‘modernistas’, y esto porque en Popayán todo se critica, son sin embargo magníficas y visten a la usanza de la época de Cristo.
En el presente año (1958), el Paso del Prendimiento estrenará una magnífica escultura que representa un centurión romano portando una linterna, obra confeccionada en esta ciudad por la familia Reyes, originaria de Quito y radicada aquí desde hace muchos años, centurión que suple y reemplaza al ‘judío del farolito’ que fue llevado a Palmira, en años anteriores.
Los pasos de La Negación, El Amo Caído y El Santo Ecce Homo salen en esta procesión desde 1909, pues antes desfilaban en la de la Catedral. Son bellísimas imágenes las de: La Virgen de los Dolores, el Santo Cristo, el Señor de la Cruz a Cuestas, el de La Negación y el Señor del Perdón.
El paso de Nuestra Señora de los Dolores es el principal y en la iglesia se venera la imagen todo el año en el Altar Mayor. Desde que fue importada de España tuvo su cofradía, erigida canónicamente y cuyos miembros la enriquecieron con trono, daga y rayos, todo de plata, y la obsequiaron con la magnífica corona imperial de plata dorada. Igualmente establecieron la solemne Novena que precede a su fiesta del Viernes de Dolores y a la cual concurrieron antes las damas y caballeros de la más alta sociedad. Hoy la Novena conserva su esplendor, y todos los días, por la mañana, hay misa diaconada, y a las cinco y media, rosario, plática de un magnífico orador sagrado y bendición con Nuestro Amo. Para la bendición se emplea la custodia de plata dorada con figura de águila bicéfala; con la hostia va en el pecho y la adornan perlas, esmeraldas y otras piedras. En la tarde del último día de la Novena y el Viernes de Dolores, los sacerdotes lucen el magnífico ornamento de lama de plata bordado de oro, de origen francés, que es cuidadosamente guardado inmediatamente después de la fiesta(5).
Miércoles Santo
Es la segunda procesión de la Pasión. Sale de la Capilla de La Ermita y portan el estandarte de la Junta el Comandante de la Policía y sus oficiales.
El color rosa de sus flores expresa el gozo de la humanidad por su inmediata redención.
Desfilan este día los “pasos de: La Cruz Alta, San Juan Evangelista, La Magdalena, La Verónica, La Oración, El Prendimiento, Los Azotes, El Señor Caído, El Amo Ecce Homo, El Amo Jesús, El Despojo, El Señor del Perdón, Cristo en Agonía, El Crucifijo y La Dolorosa.
Procesión del Amo Jesús
“Este pequeño templo es de los más antiguos de Popayán, quizá el primero, como que su forma de construcción sencilla, lo retrotrae al medio siglo XVI. Su sencillez de factura lo salvó del terremoto de 1736 en que se desplomaron todos los templos existentes en la ciudad. Resistió con igual brío todos los embates sísmicos posteriores: 2 de febrero de 1736, 17 de septiembre de 1817, 16 y 17 de noviembre de 1827, 24 de mayo de 1885, etc. Debido a estas circunstancias La Ermita sirvió de catedral por algún tiempo a partir de 1782. Era el único templo en que los fieles se creían seguros en aquellas épocas de fiero vulcanismo.
Nuestros padres consideraron que la imagen de Jesús Nazareno que se venera en La Ermita, y que vino de Italia, ‘era la más perfecta de todas las de la ciudad’. Efectivamente es imponente y de una grandeza dolorida que conmueve. Sale portando la Cruz en la procesión del Miércoles Santo.
El Calvario es también magnífico: vino de España en tiempos remotísimos. (Con posterioridad trajéronse de Quito algunas imágenes notables como el San Pedro arrodillado que salía en la procesión del lunes y el Señor de la Columna que iba en el mismo paso).
Esta procesión ha estado a cargo de los estudiantes de la Universidad quienes en otro tiempo se afanaban por presentarla muy lucida. Esta participación de la juventud la hacía muy simpática para todos. Ellos invitaban a sus relaciones a alumbrar el desfile, la organizaban, la regían, la cuidaban y dirigían la parte estética del arreglo de las andas y hubo años en que fue tan solemne y concurrida como las dos siguientes. El actual capellán ha enriquecido La Ermita con una capillita lateral, artísticamente decorada, dedicada a Cristo Rey. Dentro de su modesta apariencia esta Ermita es de lo más interesante y venerable que tiene Popayán. En otros tiempos fue muy estimada, y si no se le sustituyó por una edificación mayor, fue para conservarla como reliquia supérstite por excelencia, de un pasado inmemorial y como testigo vencedor de todos los embates de la Naturaleza. Popayán debiera elevar este templo a la categoría de monumento público y embellecerlo y mejorarlo sin perjudicar su antañosa estructura, puesto que su origen se confunde con los primitivos fundadores de la ciudad.(6).
Jueves Santo
Tercera procesión de la Pasión. Sale del templo parroquial de San Francisco. Portan el estandarte de la Junta el Comandante del Ejército y sus oficiales.
Las flores rojas de esta noche simbolizan el infinito amor que expresó Cristo al instituir la Sagrada Eucaristía.
Los “pasos de esta procesión son: La Cruz Alta, San Juan Evangelista, La Magdalena, La Verónica, El Señor del Huerto, El Beso de Judas, El Prendimiento, La Sentencia, Los Azotes, La Coronación, El Amo Ecce Homo, La Cruz a Cuestas, El Señor del Perdón, La Crucifixión, el Señor de la Expiración, El Santo Cristo de la Veracruz y La Dolorosa.
Procesión del Señor de la Veracruz
“Es la más completa, en cuanto sus catorce pasos representan casi todos los detalles cronológicos de la Pasión de Cristo. A esto se agrega la belleza de las imágenes, casi en su totalidad de origen español, a excepción de la del Señor de la Columna, traída de Pisa, y la del Santo Ecce Homo, cuyo origen y detalles ya fueron expuestos.
El Cristo que está en el Calvario y que se admira en el camarín del Altar Mayor, es una de las imágenes más bellas, conocida con el nombre de El Cristo de la Veracruz, por cuanto tiene incrustada una partícula de la propia cruz donde expiró el Salvador Divino. Tuvo su cofradía y fue por ella especialmente honrado.[…]
Desde 1954 sale en la Procesión del Jueves Santo el bello Cristo de la Expiración, copia auténtica del “Cachorro de Sevilla, y que fue tallado y encarnado en España por el artista José Lamiel en 1952.
Fue donado al templo de San Francisco por el Dr. Guillermo León Valencia, quien nos refirió que habiendo asistido a la procesión de Sevilla, se había situado en un balcón alto y en una de las calles centrales de la ciudad. Al desfilar el paso frente a su balcón, la mirada del Santo Cristo, denominado El Cachorro, coincidió con la de nuestro querido amigo y coterráneo quien, extasiado ante aquellos dulces y penetrantes ojos, concibió la idea de obtener auténtica copia y traerla a Popayán para sus procesiones, anhelo que cumplió sigilosamente.
Se le dio el nombre del ‘Cristo de la Expiración’, porque va representando el momento en que, elevada la mirada hacia el Altísimo, permite a la muerte que se acerque a consumar el Misterio de la Redención, al pronunciar la última de las palabras: ‘Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu’.
Como en Sevilla no llevan sitial los pasos de los Cristos y su donante quiso trasladar el del Cachorro tal cual lo vio en ese momento inolvidable para él, esa la razón para que no lleve palio o sitial(7)..
Sobre el templo de San Francisco, de donde sale la procesión del Jueves Santo, escribe el maestro Guillermo Valencia en 1937:
“El propósito de los devotos payaneses de mediados del siglo XVIII fue crear un templo dedicado al Seráfico, el más espléndido y capaz de todos. Con sumo cuidado y largueza proveyóse a su edificación. No se escatimaba el dinero ni la asidua vigilancia de sus patrocinadores, que seguían paso a paso los detalles de aquella fábrica. Magníficos arquitectos, tallistas, orfebres, fundidores, trabajaban de consuno preparando cuidadosamente todos los pormenores. Desgraciadamente el último tercio del siglo XVIII y los comienzos del siguiente fueron difíciles para la monarquía española, y las guerras con Inglaterra y Francia la hacían apelar a menudo a la largueza y fidelidad de sus colonias. Los fondos destinados a nuestro templo fueron a dar a las cajas reales para la defensa de la Corona y no pudo seguirse el plan propuesto(8).. Unos pocos altares de talla quedaron como muestra de aquellos anhelos frustrados; en los demás suplió el lienzo pintado, inclusive para el Altar Mayor, la obra de los escultores. Sólo quedó el púlpito como indicación de los propósitos, y una custodia, un órgano (que se destruyó) y los que no pudieron alcanzar algunas cofradías ricamente dotadas.[…]
No deben tampoco pasar inadvertidos el reloj de la iglesia, fabricado en la Casa de Moneda de Popayán, la Campana Mayor, de interesantísima historia, dedicada a San Antonio; un bellísimo Crucifijo que está en la Sacristía, así como la urna que ocupa una mesa central, destinada a guardar los cálices, obra de delicado gusto, trabajada por los hermanos Tiromas, legos profesos franciscanos procedentes de España. La Custodia es la mejor y más valiosa de la ciudad.[…]
Las imágenes que salen en la procesión, como propias de San francisco, son muy buenas. Distínguense sobre el resto las siguientes: el Cristo, la Santísima Virgen, San Juan y María Magdalena, que forman el Calvario en el Camarín de la Veracruz; el Señor de los Azotes, traído de Pisa a gran costo y de una expresión sorprendente y una insuperable anatomía; las esculturas españolas del Señor de la Coronación, de la Crucifixión y de la Cruz a Cuestas.[…]
La procesión del Jueves Santo es la más concurrida y solemne y la más numerosa en pasos. Para ella y la del Viernes Santo se reservan aquellas personas que no pueden concurrir a todas. En otros tiempos era un espectáculo grandioso. El ejército la patrocinó siempre(9).
Del Cristo de la Veracruz, que se encuentra en la iglesia de San Francisco, afirma el crítico de arte, Santiago Sebastián:
“La obra más valiosa de las que existen en los camarines, es el famoso Cristo de la Veracruz, que parece un producto de la escuela sevillana en su fase de transición del clasicismo al realismo, y que debió de ser ejecutada durante el primer cuarto del siglo XVII. Tiene notables semejanzas con el Cristo de la catedral de Comayagua (Honduras), obra documentada como de Andrés Ocampo en 1623, escultor sevillano, elegante y delicado, cuyo taller absorbía la escultura sevillana a principios del siglo XVII. Anatómicamente está estudiado, aunque los brazos resulten algo flojos; sus proporciones armónicas. En los plegados del sudario se descubre al artista viejo que sigue formas del siglo XVI. Lo más logrado es la cabeza, serena, de inspiración montañesina, y este detalle nos permite dudar de la fecha de 1600 referida en una misteriosa inscripción; si su autor se dejó influir, como parece evidente, por el Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés, tal obra fue concertada en 1603, así que el ejemplar payanés tiene que ser posterior(10).
El Barrabás
Relata el doctor Francisco Velasco Navas que “el Jueves Santo, desde hace muchos lustros, existe la costumbre de sacar un preso de la penitenciaría, generalmente el que está próximo a cumplir su condena, y colocarlo frente a la puerta del Banco de la República.(11).
Barbado, con guardias y con pesadas y antiguas ‘esposas’ o cadenas, aparece sentado en un banquillo, junto a una mesa, siendo la admiración de cuantos por allí transitan; al son de una campanilla anuncia su presencia y despierta siempre un sentimiento de compasión, que se expresa en los donativos colocados en una gran charola, al alcance de su mano. Simboliza al malhechor que el pueblo hizo libertar, para obtener la muerte del Señor.(12).
Viernes Santo
Es la última procesión de la Pasión, sale del templo de Santo Domingo. Los cargueros llevan sobre los paños blancos una pequeña corona morada. Portan el estandarte de la Junta el Rector de la Universidad y sus decanos, dos estudiantes selectos llevan la Corona de Espinas y los Clavos, símbolos que parecieran hallarse en las flores de las pasionarias. Desfilan también la Orden Ecuestre de los Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén y el Señor Arzobispo de Popayán acompañado del Capítulo Metropolitano y el Seminario Mayor. Las flores moradas recuerdan la penitencia.
Los “pasos de este día son: La Cruz Alta, La Muerte, María Salomé, La Verónica, La Magdalena, El Varón del Martillo, El Varón de las Tenazas, El Santo Cristo, La Piedad, Las Insignias, San Juan Evangelista, El Santo Sepulcro y La Virgen de la Soledad.
Procesión del Santo Entierro de Cristo
“La de este día, epílogo de la Pasión y Muerte del Divino Nazareno, es la más importante por el recogimiento y sentimiento de dolor que inspira el hecho que conmemora.
Los pasos recuerdan aquellas personas que por su fidelidad, amor y compasión hacia el Verbo Encarnado, se hicieron presentes en los últimos instantes de aquel sangriento drama. Allí está Berenice, quien en la Calle de la Amargura y al enjugar compasiva con su velo el Divino Rostro, obtuvo para el mundo ese tesoro; María Magdalena, la pecadora arrepentida y fiel como San Juan, hasta el último momento; María Salomé, madre del discípulo amado y abnegada servidora del Rabbí; Nicodemus y José de Arimatea, quienes descendieron de la Cruz aquel Sagrado Cuerpo y lo depositaron en el sepulcro cedido por el último de ellos; los instrumentos del suplicio portados por seis ángeles para expresar que Cristo es Dios; la Muerte encadenada y sujeta, como el dragón, símbolo éste de los siete pecados capitales, causas del martirio; el Santo Sepulcro, forrado en carey, marfil y chapas de plata dorada, al igual que sus andas, y donde va la bellísima imagen que expresa en la palidez de sus facciones y en sus ojos cerrados por la muerte, el infinito valor del Holocausto; y cerrando el doloroso desfile, la Soledad de aquella Madre bendita, blanco de todas las tristezas(13).
Al referirse don Guillermo Valencia a la iglesia de Santo Domingo y a la procesión del Viernes Santo, afirma:
“Esta iglesia, que fue largamente obsequiada por la familia Arboleda y por algunos otros personajes payaneses, era riquísima en joyas. Aún queda algo de lo que poseyó en el pasado. Nariño llevó de allí en alhajas para la Campaña del Sur 14.000 pesos. [...]
Existía también una macabra escultura que representaba al padre Adán cubierto de pecados, en forma de sapos y otras sabandijas. Colocábase al pie del Cristo el Viernes Santo en la tarde, y era lo que más atraía a los niños y viejos que en un ir y tornar se apretujaban para contemplar al hombre pecador ya redimido. Como había cierto desorden en aquella romería, la escultura desapareció [...]
Siendo como es tan solemne la procesión del jueves, la del Viernes Santo es de una gravedad extraordinaria. Difícil concurrir a un acto más serio y majestuoso. En otros tiempos ese desfile dejó perplejos a viajeros ilustradísimos que leían a través del recogimiento y magnificencia de aquella marcha la elevación de espíritu de la sociedad que la realizaba. La Universidad del Cauca ha sido siempre, desde los días de su fundación, la animadora y sustentadora de esa importante ceremonia que cierra, de manera inolvidable, la serie de procesiones nocturnas en nuestra Semana Santa.
Lo que hoy resta de aquellas fiestas religiosas es pobre sombra apenas de los pasados esplendores.[...] Pero quedan todavía elementos materiales valiosísimos para una restauración brillante, y si es evidente que se ha perdido mucho en presentación, es verdad también que en idealidad han crecido esas reliquias del pasado. Al amor de esas imágenes se congregaron durante tres siglos la sociedad payanesa y las gentes de los alrededores para conmemorar en la más noble igualdad, aquellos sagrados misterios.
La tradición de cada familia va indisolublemente unida a cada imagen de esas, a cada altar, a cada paso en el martirio del Hombre-Dios. El recuerdo más vivo de nuestras madres nos las evocan rezando con qué piedad, con qué fervor, con qué ternura, con qué intensidad delante de aquellas efigies. Nuestra religión, en su forma, trascendente y más elevada, recibe un apoyo indudable en la perpetuación de esos ritos que, por lo suntuosos deleitan el sentido y por lo que expresan iluminan y purifican el alma. Dejar perder por incuria, indiferencia o pereza esas tradiciones magníficas que han ayudado a formar el alma de la ciudad y a sublimarla, sería la más torpe de las omisiones y la más culpable de las faltas. Si la sociedad recapacita y reaviva el fuego a medio extinguir ya, de esas ennoblecedoras tradiciones, tornaría Popayán a su antigua fama de ciudad culta, religiosa y magnánima. Ningún pueblo civilizado deja perder su venerable tradición(14).
Sábado Santo
Es la última procesión de la Semana Santa; sale de la Basílica Central. Las flores multicolores simbolizan el triunfo de la redención que Cristo alcanzó para el género humano con su vida, muerte y resurrección.
Los “pasos de este día son: La Cruz Arzobispal, El Cirio Pascual, María Salomé, María Madre de Santiago, María Magdalena, El Ángel de la Resurrección, San Juan, San Pedro, Nuestra Señora de la Pascua y Nuestro Señor Jesucristo Resucitado.
Procesión de Nuestro Señor Resucitado
Desde mediados de la década pasada, luego de casi 150 años de ausencia, sale de nuevo en Popayán el Sábado Santo la Procesión de Jesucristo Resucitado. Como señaló en su momento la Junta Permanente Pro-Semana Santa, no era “de sana lógica realizar el Santo Entierro de Cristo y no celebrar con júbilo cristiano su Resurrección.
Encabeza la procesión el Cirio Pascual que, según su síndico, don Miguel Hernando Bonilla Aragón, es “desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad …de una hoguera previamente preparada se enciende el cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la pascua de Cristo, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza siempre nueva en el año concreto en que vivimos.
Esta procesión del Sábado Santo “rompe con el carácter luctuoso de las anteriores: los cargueros visten túnicos y capirotes de color blanco marfil y paño y cordón rojo. Los pasos se adornan con flores de colores. La música es festiva, el público arroja pétalos de flores al paso del Cristo Resucitado y, de unos años para acá, se cantan saetas desde los balcones, a la manera de las procesiones españolas.
Las imágenes nuevas de esta procesión son tallas del maestro ecuatoriano Alcides Montes de Oca.
Notas
- Velasco Navas, Francisco J. Op. cit.
- Hace referencia a la guerra civil iniciada realmente en 1859 por el General Tomás Cipriano de Mosquera, entonces gobernador del Estado Soberano del Cauca (y en ese momento aliado de Obando, de quien había sido mortal enemigo hasta 1854), en contra del gobierno conservador presidido por don Mariano Ospina Rodríguez, al lado del cual peleaba don Julio Arboleda como jefe de las fuerzas de Ospina en el Cauca. La guerra culminó con el triunfo de Mosquera y la posterior convocatoria a la Convención de Rionegro que crea los Estados Unidos de Colombia. Por las circunstancias de lugar y tiempo en que se realiza el episodio que dio origen a la “comida de los presos”, se debe presumir que los prisioneros políticos eran fieles al gobierno conservador de Ospina Rodríguez y que se encontraban encarcelados por orden del General Mosquera.
- Velasco Navas, Francisco J., Op. cit., p. 20.
- Existen varias imágenes del Amo Ecce Homo en Popayán, de las cuales las más significativas y “veneradas” son el Amo de Belén y el Amo de La Ermita, el único que ahora desfila en las procesiones de Semana Santa y el Primero de Mayo.
- Velasco Navas, Francisco J., Op. cit., p. 23.
- Guillermo Valencia, Las procesiones en Popayán, 1937.
- Velasco Navas, Francisco J., Op. cit., p. 25.
- Dos siglos después, esos recursos de alguna manera regresaron al templo, que fue magníficamente restaurado después del terremoto de 1983, con el apoyo de la Agencia Internacional de Cooperación Española.
- Guillermo Valencia, Op. Cit.
- Sebastián, Santiago “Guía Artística de Popayán Colonial”, 1964.
- Hoy Registraduría del Estado Civil, frente a la iglesia de San Francisco.
- Velasco Navas, Francisco J. Op. cit.
- Velasco Navas, Francisco J. Ibidem, p. 30.
- Guillermo Valencia,Op. cit. Recordemos las circunstancias particulares de decadencia de los desfiles religiosos que dieron lugar a este escrito del maestro Valencia. En este momento, a menos de un año de finalizar el milenio, resulta difícil imaginar que en el pasado las procesiones hayan podido ser más solemnes que las que ahora desfilan en las noches de Semana Santa en Popayán. (Reproducido en: Junta Permanente Pro-Semana Santa, Cuarto Centenario de las Procesiones de Semana Santa de Popayán, 1558-1958, Popayán, 1958).