En Italia me reencontré con los mineros

Descenso cósmico de la vida a la tierra. Acuarela. 1971 

Espalda. Dibujo a carbón 

Dibujo al carbón (Florencia 1926) 

Barequera inquieta (Obra inconclusa). Acuarela. 1965 

Barequera. Acuarela. 1960 

Descenso cósmico - Mariposa (Escorzo). Acuarela. 1975 

Amanecer y Zéus. Acuarela. 1966-1970 

Descenso cósmico, escorzo. Acuarela 

Barequera, espalda (Estudio para talla en mármol). Acuarela 

Anhelo cósmico y Zéus. Acuarela. 1972 

Desnudo. Pastel. 1934 

Giuliana Scalaberni bañista. Óleo. 1942-1944 

Texto de Pedro Nel Gómez

En Florencia me embebí en la contemplación de tanta maestría y genialidad, vertidas en escenas bíblicas, clásicas, religiosas, de la Iglesia militante y la triunfante. Italia es la heredera de las grandes tradiciones murales de Egipto, Grecia y Roma. Me sobrecogieron principalmente el Giotto, pobre pastor que introdujo el realismo en la pintura, y Masaccio, con su lenguaje poderoso, que a cada cual hace recordar los rostros de la calle y de sus, contemporáneos, y con sus paisajes adustos y severos. Allí encontré la confirmación más egregia de la realidad que mis ojos habían bebido en las maquinas interandinas, a la orilla de los ríos lujuriosos tachonados de oro en sus mantos de agua y arena; atestados de torsos femeninos que, angustiados y afanosos, iban y venían contra el telón de fondo de la selva. Era el desnudo. Pero no se ha observado que mis desnudos son energía popular que se debate en la brega diaria, no sensualidades de corte ni fruiciones estetizantes, y que de ellos, que son el tronco de mi estética, se desprende todo lo demás, como un simple corolario. Miguel Ángel decía que el cuerpo humano debe ser el verdadero objeto del arte, y yo he vívido esa sentencia en mi pintura, que es un homenaje al hombre, y que se encuentra llena de su nobleza y dignidad, de sus valores físicos y espirituales. De Italia partí hacia Colombia nuevamente en el año de 1931, dejando atrás una época tremenda de esfuerzos, pobreza y privaciones y llevando, en mi corazón el ideal de una obra a la medida de mis sueños y de la arrogancia y valentía que fue pródiga mi juventud.