Parque los Salados

Texto de: Carolina Jaramillo Seligmann

En el siglo xix, don José Nicolás Arcila descubrió en las cercanías de Medellín las salinas de Montoyón y Caldero, en cuyos alrededores se formó el paraje denominado Los Retiros, que desde entonces se convirtió en paseo obligado para los habitantes de la región. En el año de 1814, cuando fue erigido como municipio, pasó a llamarse El Retiro.

Localizado en el oriente antioqueño, en lo que se conoce como el “segundo piso de Medellín”, a 35 kilómetros del Valle de Aburrá y a 2 156 metros sobre el nivel del mar, El Retiro alberga en sus tierras la gran represa de La Fe, que abastece de agua potable a Medellín.

Su primera etapa se construyó en 1967, cuando entró a funcionar la presa de Los Salados. Más tarde, con el bombeo del río Pantanillo, se puso en marcha la segunda etapa. Actualmente, recibe por gravedad las aguas de las quebradas Las Palmas, Potreros, La Miel y Espíritu Santo, y por bombeo las de los ríos Buey, Piedras y Pantanillo.

Hace más de 10 años se abrieron allí las puertas del Parque Los Salados, reserva de las Empresas Públicas de Medellín —EPM— que, administrado en comodato por la Caja de Compensación Comfamiliar-Camacol, hace parte del Plan Maestro de Parques de la ciudad. Son 16 hectáreas secas, destinadas a la recreación, tanto de los afiliados a la Caja como del público en general, y 66 del embalse dedicadas a los deportes acuáticos. Toda la actividad en estas aguas es supervisada con el fin de evitar su contaminación, pues de aquí sale el líquido para consumo humano en Medellín. En esto se diferencia de embalses como el de Guatapé, destinado a la generación de energía.

Más de un millar de personas visitan el parque los domingos: algunas huyendo del agobio citadino, otras en busca de recreación y deporte.

Sus instalaciones cuentan con servicios de restaurante, alquiler de botes de remo, “chiva” y tren para recorrer las inmediaciones, teatro al aire libre, piscinas para niños, atracciones infantiles y canchas de voleibol, fútbol y básquetbol. Adicionalmente hay áreas delimitadas para la pesca deportiva.

Cerca al parque, en la vereda Los Salados, enclavada en el extraordinario paisaje de esta zona de Antioquia, se encuentran los terrenos de la entrañable Hacienda Fizebad, cuyo primer nombre fue Casa de los potreros. Convertida hoy en un atractivo club campestre, su vieja casona —hogar de doña Sótera Lorenzana y don Braulio Mejía desde 1825 y después de tres distintas familias antioqueñas, antes de ser adecuada para sede de la empresa Everfit-Indulana entre 1964 y 1984— alberga un museo abierto al público.

Representativa de la pintoresca arquitectura antioqueña, la hacienda es uno de los imperdibles atractivos de la región. El hoy Club Campestre Fizebad ofrece una gran variedad de servicios y atracciones, en medio de un extraordinario ambiente natural: un hostal colonial, restaurante, gimnasio, auditorios, salón de convenciones, capilla, zona húmeda, canchas de tenis y golf, fonda típica paisa, entre otros. Sus instalaciones —apacibles y hermosas, a menos de una hora de la ciudad— son utilizadas también para la celebración ?de eventos como bodas y congresos.