Selva entre Javita y Caño Pimichín

Boa constrictor La Boa constrictor acecha a sus víctimas desde las ramas de los árboles, y cuando atrapa algún animal lo estrangula y lo engulle entero. Después realiza una larga y paciente digestión. 

Migración de una boa en el Río Verde Dibujo de A. Neuville 11.7 x 16 cm Tomado de Voyage à la Nouvelle Grenada, Charles Safray. París, 1873 Academia Colombiana de Historia, Bogotá.  

Vegetación Tropical. Camille Pissarro, 1852-1854 Acuarela y grafito sobre papel 54.7 x 37.9 cm Banco Central de Venezuela, Caracas.  

Grandes árboles del bosque amazónico.  

Texto de: Alexander von Humboldt

La selva, entre Javita y el caño Pimichín, ofrece una variedad inmensa de árboles gigantescos, ocotes y laurus […], el masonia arborea, el retiniphyllum secundiflorum, el curvana, el jacio, el iacifate, cuya madera es roja como el bresilet; el guamufate, de bellas hojas de Calophillum, de siete a ocho pulgadas de largo, la amyris caraña y el maní. Todos estos vegetales […] tienen más de 100 a 110 pies de alto. Sus troncos no dan ramas sino en la altura, por lo que nos costó trabajo procurarnos hojas y flores. Con frecuencia estas últimas estaban esparcidas al pie de los árboles; pero como los vegetales de diferentes familias se agrupan en estas selvas, y como cada árbol está cubierto de lianas, parecía peligroso confiarse a la sola autoridad de los indígenas, cuando nos aseguraban que las flores pertenecían a este o aquel tronco. […] Nuestros indios, como de costumbre, daban el nombre de los árboles al morder la madera. Distinguían mejor las hojas que las corolas o los frutos. Ocupados en buscar maderas de construcción (troncos para piraguas), no hacen caso de la inflorescencia. […]

Cada día íbamos a la selva para ver si el transporte de nuestra piragua avanzaba en el portaje. Veintitrés indios estaban ocupados en tirarla hacia tierra, colocando de trecho en trecho ramas de árboles a guisa de rodillos. Una pequeña canoa pasa en un día o día y medio, de las aguas del Tuamini a las del caño Pimichín, que desemboca en el Río Negro. Nuestra piragua era muy grande; y como ella debía atravesar por segunda vez las cataratas, era necesario tomar particulares previsiones para disminuir las probabilidades de tocar fondo. […]

El 5 de mayo nos pusimos en camino siguiendo a pie nuestra piragua, que al fin había llegado por el portaje al caño Pimichín. Tuvimos que atravesar a vado un gran número de riachuelos. Estos pasos exigen algunas precauciones a causa de las serpientes que abundan en los pantanos. Los indios nos hicieron notar, sobre la greda húmeda, las huellas de esos pequeños osos negros que son tan comunes en las orillas del Temi. Ellos difieren, al menos por el tamaño, del Ursus americanus: los misioneros los llaman oso carnicero, para distinguirlos del oso palmero u hormiguero (Myrmecophaga jubata) o del oso hormiguero o tamandúa. De estos animales, cuya carne es excelente manjar, los dos primeros se defienden parándose sobre las patas traseras. El tamanoir de Buffon es llamado uaraca por los indios: es irascible y valiente, lo que es extraordinario en un animal desprovisto de dientes. […]