Lago de Valencia

Vista de Valencia. Anton Goering, 1866-1874. Al comenzar a formarse la serranía del litoral, hace unos 60 millones de años, y el proceso tectónico más reciente que moldea la serranía del interior quedaron depresiones de gran magnitud que definen la cuenca del Lago de Valencia y los valles de Tuy, Caracas, Aragua y Barlovento. Las cadenas más húmedas aún presentan bosques nublados, auténticos refugios de la biodiversidad, aunque Humboldt y Bonpland coinciden en señalar la densa cobertura de bosques y la inmensa tala indiscriminada de los mismos para satisfacer las demandas de combustible y la apertura de tierra de cultivo.  

Lago de Valencia Anton Goering, 1890 Cromolitografía Instituto Iberoamericano de Berlín. 

Lago de Valencia. Robert Ker Porter, 1832 Aguatinta sobre papel 38 x 53 cm Colección Ignacio Tribarren, Hijo y Señora, Caracas. 

Lago de Valencia con Maracay al fondo. 

Texto de: Alexander von Humboldt

El lago de Valencia está sembrado de islas que embellecen el paisaje por la forma pintoresca de sus peñascos y por el aspecto de la vegetación que las cubre. Es una ventaja que lleva este lago de los trópicos a los de los Alpes. Las islas, no contando el Morro y la Cabrera, reunidas ya al ribazo, son en número de 15 repartidas en tres grupos. Están en parte cultivadas y son muy fértiles a causa de los vapores que se elevan del lago. La mayor, la del Burro, que tiene dos millas de largo, está además habitada por algunas familias de mestizos que crían cabras. Estos hombres sencillos raramente visitan la ribera de Mocundo. El lago les parece de una superficie inmensa: tienen bananos, yuca, leche y un poco de pescado. Una cabaña construida con cañas, algunas hamacas tejidas del algodón que producen los campos cercanos, una ancha piedra sobre la que se enciende el fuego, el fruto leñoso del Totumo para coger agua, he aquí todo su menaje. El viejo mestizo que nos ofreció leche de sus cabras tenía una hija de semblante encantador. Supimos por nuestro guía que el aislamiento lo había hecho tan desconfiado como tal vez lo hubiera puesto la sociedad humana. La víspera de nuestra llegada habían visitado la isla algunos cazadores. Sorprendidos por la noche, prefirieron más bien acostarse a la intemperie que regresar a Mocundo. Esta novedad esparció la alarma en la isla. El padre obligó a su joven hija a subirse a un samán o acacia muy alta que crece en la llanura a alguna distancia de la cabaña. Acostóse al pie del árbol, y no hizo bajar a su hija sino después de idos los cazadores. […]

El lago es en general abundante en peces; no nutre sino tres especies de peces, de carne blanda y poco gustosa: la guabina, el bagre y la sardina. Los dos últimos bajan al lago por los arroyos que en él se arrojan. La guabina que dibujé en sus propios lugares, tiene 20 pulgadas de largo por 3,5 de ancho. Es quizá una nueva especie del género Erythrina de Gronovius. Tiene grandes escamas argentadas orilladas de verde. Este pez es en extremo voraz y destruye las demás especies. Los pescadores nos han asegurado que un pequeño cocodrilo, la baba, que a menudo se aproxima a nosotros cuando nos bañamos, también contribuye a la destrucción de los peces. […]

La isla de Chambergue es notable por su altura. Es un peñasco de gneis con dos vértices unidos en forma de silla de montar […] Pero la vista sobre el lago y los ricos cultivos de los valles inmediatos es admirable. Lo es sobre todo cuando, después de la puesta del sol, millares de aves acuáticas montaraces, garzas, flamencos y patos silvestres, cruzan el lago para dormir en las islas, y cuando cubre el fuego ese ancho cinturón de montes que rodean el horizonte […]