Residencia Privada Manhattan, Nueva York

Todo el mobiliario de la sala fue hecho por encargo, incluida la mesa de centro en metal reforzado, que parece soportar sin esfuerzo las 300 libras de peso de la tapa en vidrio. 

Texto de Margaret: Cottom Winslow

En esta típica torre de apartamentos de Manhattan, Montoya creó un espacio único lleno de sorpresas. Evocador del drama art deco característico de un transatlántico de los años veinte, este interior conjuga la elegancia con la funcionalidad y conveniencia que los clientes deseaban.

Los clientes, una pareja de casados cuya residencia principal estaba en la Florida, deseaban una decoración elegante pero fácil de mantener para su domicilio en Nueva York, que diera la sensación de lujo y le sacara partido a la vista sobre el East River. En la reforma, la mayor prioridad de los clientes era disponer de espacio suficiente para acomodar el abundante vestuario de la esposa, así como lograr un ambiente relajado y adecuado para recibir invitados. También mostraron interés en separar los sectores públicos y privados del apartamento. Montoya logró una elegancia sin ostentación utilizando cuartos ovalados, logrados con áreas empotradas que esconden espacios de depósito. Combinados con plafones ovalados, estos cuartos de forma inusual desafían el convencionalismo y crean un ambiente elegante y cómodo.

Como es típico en el trabajo de Montoya, la entrada del apartamento define un ambiente que abre sus puertas a lo que sigue. Unas columnas flanquean el espacio, que se va ampliando, y dirigen la vista hacia el cielo raso abovedado y circular que enmarca el moderno candelabro colgante, y luego hacia abajo, a través de una estudiada luz que pone en evidencia una mesa hecha por encargo decorada con un armonioso arreglo de objetos y flores.

El apartamento en su totalidad es un ejemplo de contraste entre materiales duros y blandos. Las redondeadas paredes, por ejemplo, están cubiertas de suave gamuza sintética, y luego delineadas con mochetas en cobre. Una moderación suave y monocromática se mezcla con una gran riqueza de materiales hasta en los espacios más simples. Los pisos de mármol del foyer, el vestíbulo y el comedor con las bases, capiteles y zócalos en cobre son suaves y duros simultáneamente, lo cual crea una dinámica audaz, característica del diseño de Montoya. El dormitorio, el armario, el cuarto de vestir y las áreas del baño yuxtaponen también superficies suaves y duras: el pulido y blanco mármol contrasta con los accesorios en cobre y con los materiales afelpados.

El apartamento también incluye mobiliario diseñado por Montoya, como por ejemplo una suntuosa mesa de comedor en mármol que recuerda el del piso, rodeado de sillas art deco provenientes del famoso transatlántico Normandie.

El diseñador logró un delicado balance entre lujo, drama y funcionalidad en este refugio urbano, evocando en todo aquel que entra la sensación de haber sido transportado a otro tiempo y lugar.