- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
De 1962 a 1986
Estampilla postal (1984)
Vista aérea del patio de secado, finca Pastores, Antigua, Sacatepéquez.
Pequeños productores pesando café.
Finca Dos Marías, La Reforma, San Marcos.
Pequeños productores con almácigos de la bocacosta de Sololá.
Pequeños productores en un curso al aire libre.
1. Andrew Scholtz, 2. personero de Estados Unidos no identificado, 3. Embajador Julius Katz de Estados Unidos y 4. Embajador René Montes Cóbar de Guatemala ante la Organización Internacional del Café, Londres, 1970.
Interior de ANACAFÉ.
Texto de: Regina Wagner
La evolución cafetera guatemalteca de 1962 a 1986 estuvo sujeta a grandes fluctuaciones por las plagas, las alteraciones en la economía mundial a causa de la devaluación del dólar, la crisis del petróleo, así como por el sistema de cuotas de la Organización Internacional del Café (OIC).
En la década de 1960 apareció una nueva modalidad de producción, el sistema cooperativo de pequeños productores en diferentes áreas del país, que ha significado un nuevo protagonismo en la caficultura, a escala nacional.
Otra característica, a partir de 1962, fueron las excesivas fluctuaciones en el suministro y los precios del café. Para evitar desequilibrios, se celebraron varios convenios internacionales que asignaron cuotas a los países miembros con el fin de estabilizar la demanda y la oferta del mercado, y satisfacer tanto a los países productores como a los compradores y consumidores del grano. Para ajustarse a los cambios económicos mundiales, los convenios fueron revisados y renovados en 1968, 1976, 1983 y 1994.
ANACAFÉ, como entidad protectora de los intereses de los caficultores, creció en sus actividades y se afianzó, aunque el gobierno asumió la principal responsabilidad de la política cafetera.
La evolución cafetera de 1962 a 1986
Una gran novedad que se introdujo y promovió en la caficultura guatemalteca, a partir de 1963, fue el uso de bolsas de polietileno negras para hacer almácigos de café, como resultado de un experimento llevado a cabo en el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA), en Turrialba, Costa Rica.
La exportación de café de Guatemala se vio afectada, en el año 1964-65, por una disminución de la producción de café en áreas dañadas por la plaga del minador (Leucoptera coffeella). En 1966 la cuota asignada por la OIC a Guatemala no satisfizo las necesidades de exportación del país, por lo que se vendieron los excesos a mercados nuevos, aunque con pérdidas por los precios tan bajos que cotizaban estos países.
El volcán de Fuego hizo erupción el 20 y 21 de abril de 1967, arrojando arena caliente sobre un amplio sector de la zona costera del occidente de la República. La arena cubrió la tierra con un espesor de hasta 30 centímetros, arruinó viviendas y cafetales. Los caficultores sufrieron enormes pérdidas por el daño causado, a lo que se sumaban las deudas de los préstamos que habían recibido de los bancos. ANACAFÉ y el Ministerio de Agricultura ayudaron proponiendo plazos más largos para los préstamos bancarios.
En la década de los sesentas y setentas se ampliaron los mercados de café para Guatemala. En 1961 Japón levantó sus restricciones a la importación de café y, seis meses después, se inauguraron allí más de mil cafés. Ese “nuevo mercado” importó 1,850,000 sacos de café en 1966, de los cuales Guatemala surtió apenas 19,215 sacos. En 1967 vino una delegación japonesa a Guatemala, con el fin de incrementar el comercio del café entre los países del istmo y el Japón. En 1968 ANACAFÉ y la Cía. Agrocomercial celebraron un convenio con la Misión Cafetera de Japón, para que la firma Ueshima Coffee Co. Ltda. emprendiera una intensa campaña publicitaria del café 100% puro de Guatemala en las 50,000 cafeterías y supermercados japoneses, que estaban bajo su control. En 1986 Guatemala llegó a exportar 105,622 sacos de 60 kg de café a Japón.
Otro gran mercado recuperado para el café fue el de la República Federal de Alemania, en cuyas importaciones de café el guatemalteco llegó a ocupar el cuarto y hasta el tercer lugar. ANACAFÉ y la firma Cía. Agrocomercial realizaron grandes promociones del café en Alemania.
Durante el año cafetero 1976-77, Guatemala exportó 2.769,691 sacos de café de 60 kilos, cuyos porcentajes y destinos fueron: 37.49% a Estados Unidos; 28.63% a Alemania; 11.52% a Holanda; 6.55% a Japón y el restante 15.81% a países como Finlandia, Bélgica, Inglaterra, Francia, Suecia, etc. Para incrementar las importaciones de café en países europeos, como Dinamarca, Finlandia, Alemania Federal e Italia, se buscó influir en la disminución de los altos gravámenes a la importación de café que tenían estos países.
En los setentas hubo serias alteraciones en los mercados, primero por la devaluación del dólar en 1971, y luego por la crisis del petróleo en 1973, situación que generó un proceso inflacionario en todo el mundo. A partir de entonces, otros problemas se cirnieron sobre la caficultura guatemalteca por el alza en el costo de la vida, los innumerables gastos (desde la plantación hasta el desembarque) y las normas discriminatorias del sistema crediticio.
El alto costo de la vida obligó al gobierno, en 1975, a responder a las necesidades de los trabajadores del campo y, el 13 de enero de 1975 fijó el salario mínimo de los trabajadores del cultivo del café, para toda la República, en Q.1.04 por día, o sea Q.7.28 por semana y Q.31.20 por mes.Las heladas en Brasil y la crítica situación política de algunos países africanos disminuyeron en el año cafetero de 1975-76 la oferta mundial, produciéndose un alza en los precios del grano. Ese año, la Bolsa del Café de Nueva York pagó por las cien libras de café oro US$ 340.00, cifra nunca antes registrada en los anales de la historia del café.
Sin embargo, en 1977-78 bajaron de nuevo los precios por la sobreoferta brasileña y la disminución del consumo de café en los países importadores a causa de los altos precios de 1976. En esos años y en los sucesivos, Guatemala vivió una época de inseguridad política, en la que los productores sufrieron por el conflicto armado interno a causa de los secuestros, asesinatos, las quemas de fincas y el cobro de impuestos de guerra, circunstancias que afectaron la economía nacional.
La crisis económico-financiera del sector cafetalero guatemalteco continuó en el año 1980-81, por los bajos rendimientos de la producción de café, los altos costos de producción y el constante aumento de los precios de los insumos. Los gastos para combatir las plagas y enfermedades, así como los bajos precios del café en el mercado internacional, más el régimen de cuotas rígidas, no facilitaban que Guatemala vendiera toda su producción exportable.
En 1981-82 se aprobó una rebaja en las tarifas de impuestos de exportación del café, para existencias fuera de cuota, destinadas a países no miembros de la OIC. Para el año cafetero de 1983-84 se estableció un sistema de distribución local de cuotas con el objeto de propiciar retenciones físicas del producto. Asimismo, el Decreto Nº 104-83 redujo el impuesto a los caficultores en un 25% para ese año.
A partir de 1984-85 se iniciaron los problemas de tipo cambiario. Se estableció oficialmente que Q1.00 era igual a US$.1.00. Sin embargo, había un mercado paralelo para obtener divisas, fijado en Q2.80 por $1.00, y aunque los precios de las exportaciones a países no miembros de la OIC eran inferiores, en la conversión pagaban Q 2.80 por dólar. En cambio, en las ventas de café a los países miembros de la OIC, aunque se obtenían precios superiores, éstos estaban sujetos al mercado oficial de divisas, al uno por uno. Sin embargo, los precios de los insumos agrícolas se pagaban según la tasa del mercado paralelo. El resultado fue que el 40% de la producción se exportó a países no miembros.
Promedio de las cotizaciones de café y exportaciones de café en quintales oro, de Guatemala, de 1962-63 a 1984-85
Año | Precio promedio en US$ | Total exportado qq café oro |
1962-63 | 35.10 | 2.265,900 |
1963-64 | 44.38 | 1.963,223 |
1964-65 | 45.09 | 1.693,050 |
1965-66 | 43.71 | 2.647,364 |
1966-67 | 39.52 | 1.632,387 |
1967-68 | 39.40 | 2.269,827 |
1968-69 | 37.57 | 2.009,498 |
1969-70 | 51.96 | 2.213,995 |
1970-71 | 45.73 | 2.039,138 |
1971-72 | 47.87 | 2.361,239 |
1972-73 | 59.98 | 2.670,049 |
1973-74 | 67.13 | 2.489,399 |
1974-75 | 59.89 | 2.872,342 |
1975-76 | 115.88 | 2.591,913 |
1976-77 | 234.00 | 2.821,697 |
1977-78 | 174.52 | 2.850,315 |
1978-79 | 158.56 | 3.335,636 |
1979-80 | 174.89 | 3.071,818 |
1980-81 | 123.11 | 2.505,549 |
1981-82 | 140.66 | 3.289,321 |
1982-83 | 129.72 | 2.618,550 |
1983-84 | 143.97 | 2.574,500 |
1984-85 | 139.29 | 2.577,427 |
El sistema cooperativo de producción cafetera
El Decreto legislativo Nº 643, del 13 de julio de 1949, considerado como Ley Fundamental de Cooperativas, establecía que el Departamento de Fomento Cooperativo podía solicitar exoneraciones y ayudas especiales para estimular la fundación de cooperativas en el país. Sin embargo, después de 1954 hubo desconfianza hacia este tipo de organización, especialmente en el área rural, hasta que, en junio de 1959, el Congreso de la República emitió el Decreto Nº 1295, mediante el cual se autorizó al Ministerio de Agricultura la promoción de asociaciones de agricultores, ganaderos, industriales y trabajadores del campo, así como el fomento, asesoramiento y control de las cooperativas agrícolas y pecuarias.
Profundamente ligado al surgimiento de las cooperativas cafeteras está el Perito Agrónomo Alfredo Hernández Contreras, quien a partir del año 1963, en su función de Agente Regional de la Asociación Nacional del Café (ANACAFÉ), en San Antonio Suchitepéquez, inició el proceso de formación y constitución de las primeras organizaciones de este tipo, con el fin de facilitar la labor de orientación, capacitación y asistencia técnica a los pequeños productores de café de la parte baja de Sololá y Suchitepéquez.
El resultado fueron dos cooperativas en las aldeas Pasac y La Ceiba, del municipio de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá, que fueron legalizadas en el año 1965. A partir de 1966 se dedicó a la promoción y consolidación de cooperativas en lugares accesibles sólo a pie, como las aldeas de los municipios de La Libertad, San Pedro Soloma, Santa Eulalia, Chiantla y Santa Cruz Barillas, en el departamento de Huehuetenango, que sacaban el café en pergamino a lomo de bestia. Simultáneamente surgieron otras cooperativas en varios lugares de la República por el esfuerzo de organizaciones religiosas.
Hasta 1964 había registradas 2,506 parcelas, pero no se tenía identificado el número de pequeños productores. De ahí que en la distribución de las cuotas de exportación que asignaba la OIC a Guatemala, ANACAFÉ calculaba una partida global basada en volúmenes de cosechas anteriores para los caficultores no registrados. Gracias al Censo de 1964 (elaborado por ANACAFÉ), se supo cuántos pequeños productores tenía Guatemala y se pudo elaborar el Catastro de Caficultores. La idea de ANACAFÉ era orientar a los pequeños productores en la ejecución de un trabajo más efectivo, inculcarles diversas técnicas de mejoramiento cafetero y la conveniencia de formar cooperativas.
Debido al creciente interés por formar cooperativas dentro de los pequeños productores, que exportaban más de 37,000 quintales de café oro en 1968, su número aumentó rápida y significativamente. A fines de 1966 eran 12 cooperativas, en 1967 aumentaron a 19, en 1971 ascendían a 35 y en 1980-81 había 115.
A pesar de las ventajas de dicho sistema, las cooperativas continuaron con problemas para la obtención de financiamiento y la comercialización de su producto, pues aun cuando el Servicio Cooperativo Interamericano de Crédito Agrícola Supervisado (SCICAS), primero, el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (BANDESA), después, les otorgaron algunos préstamos, la mayor parte de las cooperativas quedaban al margen, debiendo acudir a onerosas fuentes alternas de crédito.
En noviembre de 1967, se llevó a cabo por primera vez una asamblea plenaria de cooperativas, con diversos comunicados en la prensa, solicitando un mecanismo más justo de distribución de las cuotas de exportación entre los pequeños, medianos y grandes productores, lo cual se satisfizo. En 1968 el gobierno reconoció las cooperativas y la modificación de la Ley del Café, Decreto Nº 19-69, otorgó a las cooperativas cuatro cargos en la Junta Directiva de ANACAFÉ.
Mientras tanto la idea de constituir federaciones de cooperativas de café estaba prosperando. En marzo de 1969 se constituyó la Federación de Cooperativas Agrícolas de Productores de Café de Guatemala (FEDECOCAGUA) que aglutinó a 19 cooperativas ubicadas en distintas regiones del país (Sololá, San Marcos, Huehuetenango especialmente).
Posteriormente, en febrero de 1976 se constituyó la Federación de Cooperativas Agrícolas de las Verapaces (FEDECOVERA) que aglutinó a las cooperativas de las fincas nacionales, mismas que el Instituto Nacional de Transformación Agraria –INTA– había entregado a sus trabajadores. Más adelante surgió la Unión de Cooperativas No Federadas (UCONOFEC) con fines de representación ante la Junta Directiva de ANACAFÉ.
El cooperativismo cafetero organizado en Guatemala, en particular FEDECOCAGUA, orientó sus actividades al fomento y educación cooperativa, asistencia técnica para el cultivo, contabilidad y controles financieros, adquisición y distribución de insumos, desarrollo y promoción de la mujer y juventud rural. Fue importante el proyecto para mejorar la calidad del café mediante el establecimiento de un programa de mejoramiento y construcción de beneficios húmedos. En todas estas áreas se obtuvieron buenos resultados y fueron parte esencial del mejoramiento del hogar campesino, aunque en algún momento se señaló que con ello se estaba fomentando el paternalismo, lo cual no permitía el desarrollo de la lucha por el mercado, ni que se hicieran esfuerzos por la obtención de financiamiento y de mercados dentro de un contexto de libre competencia.
Desde los años ochenta cuentan con la tecnología e instalaciones modernas para la comercialización, beneficiado y exportación de café, aglutinando aproximadamente a 80 organizaciones entre coopetrativas y grupos afines que representan a 15 mil productores con una producción exportable de 150 mil quintales oro de duro y estrictamente duro.
La OIC y los Convenios Internacionales de Café
Desde el siglo XIX, el mercado mundial del café ha sido inestable por las fuerzas entre la oferta y la demanda, que crean desequilibrios. Cuando alcanza un equilibrio, éste es muy precario y, por lo general, sumamente desventajoso para los países productores, en vista de que su economía depende en gran medida de este producto para obtener divisas y continuar con sus programas de desarrollo económico y social.
Con el fin de evitar grandes fluctuaciones en los niveles mundiales de suministros, existencias y precios, desde 1901 se han ensayado diferentes opciones, tales como la destrucción forzosa del café brasileño, la prohibición de nuevas siembras, que fracasaron por la falta de planes de producción y ventas a largo plazo, así como por la falta de coordinación y cooperación de los países productores.
Para establecer un equilibrio razonable entre la oferta y la demanda mundiales de café, fue elaborado y aprobado el Convenio Internacional del Café de 1962 por 57 países, 35 exportadores y 22 importadores, y entró en vigor el 1o de julio de 1963. Este Convenio dividía el mercado cafetero mundial en mercados de países miembros, sujetos al régimen de cuotas, y mercados de países del anexo B o mercados nuevos, no sujetos a tal régimen.
En 1966 amenazaba colapsar el Convenio Internacional del Café por la falta de control de la producción y la fuerte presión que se hizo sobre el Congreso de Estados Unidos para que no volviera a suscribir el Convenio. Pero en el mundo todavía había excesivos excedentes de café, por lo que se estableció el sistema de selectividad en los precios de oferta, dividiéndose el café en cuatro calidades:
- suaves colombianos
- otros suaves
- arábigos sin lavar
- robustas.
El sistema de selectividad operaba así: a cada tipo de café se le señalaba una franja de precios con una línea superior y otra inferior. Cuando el promedio de 15 días de un precio indicativo para un grupo bajaba de la línea inferior, se recortaba inmediatamente la cuota anual de los cafés de ese grupo en un 2.5%, y viceversa, cuando subía ese promedio por encima de la línea superior, aumentaba automáticamente en 2.5% la cuota.
En el caso de los “otros suaves”, grupo al cual pertenecía Guatemala, los precios indicativos estaban basados en el precio del café “prima”, que era la calidad más baja que producía el país. Esta resolución la adversó Guatemala, pero sin éxito. En Guatemala se consideraba que la cuota básica asignada para el país por el Convenio de 1962 era injusta, pues muchas veces se quedaban miles de quintales sin exportar. Por ejemplo, en 1966 la cuota permitió exportar sólo el 60% de la cosecha de 1965-66.
Un peligro con el abarrotamiento de los mercados tradicionales era que podían descender los precios, y la apertura de nuevos mercados era lenta y el consumo de café de esos países era bajo. De manera que, para encontrar un equilibrio entre la producción y el consumo, era necesario reducir la producción de café, buscando otros cultivos que pudieran sustituirlos.
Este paso se dio en la Primera Reunión Interamericana de Café celebrada en Bogotá, Colombia, en 1963, en donde se propuso la creación de un programa de diversificación agrícola en los países productores de café. En el Convenio Internacional de Café de 1968 se dio especial importancia a la diversificación agrícola de los países cafetaleros y se suscribió un acuerdo entre el Convenio, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF). En 1968 se aprobó en la OIC un Fondo de Diversificación de US$ 150 millones para financiar la diversificación agrícola en los países miembros, y se estableció que los países que exportaran más de 100,000 sacos participarían obligatoriamente con la contribución de $0.60 por saco, así, en seis años dicho fondo sumaría $160.000,000. En 1969 Guatemala, como único país al cual la FAO había aprobado sus proyectos, estaba a la cabeza en el proceso de diversificación en América Latina.
En febrero de 1968 se firmó en Londres el Segundo Convenio Internacional del Café, que estuvo vigente hasta el 30 de septiembre de 1973. En 1971-72 la cuota mundial se fijó en 47 millones de sacos, correspondiéndole a Guatemala la cifra de 1.493,629 sacos de 60 kilos equivalentes a 1.948,229 quintales.
La OIC, con sus reuniones anuales en Londres, ha continuado administrando las disposiciones de los Convenios firmados y supervisando su funcionamiento. En 1976 fue aprobado y firmado el Tercer Convenio Internacional del Café, que entró en vigor el 1 de octubre de 1976; el Cuarto Convenio Internacional de Café estuvo vigente a partir del 1 de octubre de 1984, y el Quinto Convenio Internacional del Café, a partir del 1 de octubre de 1994. Sus objetivos, en general, han sido y son:
- Establecer un equilibrio entre la oferta y la demanda mundiales de café;
- evitar las excesivas fluctuaciones en los precios, las existencias y los suministros del grano;
- desarrollar los recursos productivos y aumentar los niveles de empleo y de ingreso en los países productores;
- ampliar el poder de compra de los países exportadores de café;
- promover, alentar y acrecentar el consumo del café;
- alcanzar la mejor cooperación internacional respecto de las cuestiones cafeteras mundiales;
- estimular la cooperación internacional respecto de los problemas del café;
- proporcionar un foro para consultas y facilitar la ampliación del comercio internacional del café mediante la recopilación, análisis y difusión de datos estadísticos y la publicación de precios indicativos y otros precios del mercado, para así acendrar la transparencia de la economía cafetera mundial.
Siempre en búsqueda de una mejor cooperación internacional respecto de las cuestiones cafeteras mundiales, la OIC fijó en el Convenio de 1976 una cuota fija de 70% y el restante 30% era flexible; en el Convenio de 1983 se liberó la cuota para que los países situaran sus existencias en el mercado mundial, para equilibrar la oferta y la demanda. Esto causó un impacto favorable para los países productores. Desde el Convenio de 1994 no ha cambiado en mucho la modalidad.
Sin embargo, en un sistema capitalista de libre empresa ha sido difícil estabilizar el mercado, ya que cuando los niveles de los precios suben, se estimula el aumento de la producción, lo cual a su vez produce automáticamente una baja en los precios del café.
En definitiva, ha sido imposible planificar la oferta y la demanda mundial del café.
La Asociación Nacional del Café (ANACAFÉ)
En 1966 el gobierno del coronel Enrique Peralta Azurdia consideraba “que la producción, comercialización y exportación del café, son actividades que el Estado debe proteger, así como participar juntamente con el sector privado en lo relativo a la política cafetera”, y “que los problemas de política cafetera que afectan los intereses del país deben estudiarse, planificarse y resolverse por un organismo de alto nivel de carácter mixto”. Por tal razón, el Decreto-Ley Nº 417, del 4 de enero de 1966, derogó el Nº 1397, que había dado vida a ANACAFÉ el 4 de noviembre de 1960.
El Jefe de Estado y su Consejo de Ministros consideraban que le correspondía al Ejecutivo tener en sus manos la dirección, orientación y control de la política nacional e internacional que Guatemala debía seguir en todo lo relacionado con el café. La nueva ley establecía que la Junta Directiva de ANACAFÉ debía funcionar bajo la presidencia del Ministro o del viceministro de Agricultura, quien sería el órgano de comunicación entre ANACAFÉ y el Ejecutivo; a su vez, el número de miembros propietarios y suplentes fue aumentado de cinco a ocho, respectivamente; tres representantes del sector gubernamental, o sea del Ministerio de Economía, del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, y de la Junta Monetaria, así como cinco productores de café, uno por cada zona del país: centro, sur, occidente, norte y oriente.
El 19 de abril de ese año fue derogado el decreto anterior por el Decreto-Ley Nº 449 o “Ley del Café”, el cual creaba un Consejo de Política Cafetera, que estaba integrado por los Ministros de Agricultura, de Economía, de Hacienda y Crédito Público, y de Relaciones Exteriores, el Presidente de la Junta Monetaria y Bancaria, y el Presidente de ANACAFÉ. Lo presidía el Ministro de Agricultura o, en su defecto, otro ministro en ese orden citado.
Dicho Consejo tenía, hacia el Presidente de la República, las siguientes atribuciones y obligaciones: a) recomendar las medidas oportunas para dirigir, orientar, desarrollar y ejecutar la política cafetera; b) asesorarlo respecto de los contratos y convenios internacionales y de las medidas tendientes a regular la producción nacional; c) sugerirle el nombramiento de delegados a convenciones, reuniones o congresos internacionales; d) aprobar o improbar la distribución de cuotas de exportación de café en el país; e) orientar e instruir a ANACAFÉ acerca de la ejecución interna de la política gubernamental relacionada con el café; f) designar a los miembros propietario y suplente de la Junta directiva de ANACAFÉ, que representen a los productores no registrados; g) controlar y revisar, cuando lo crea conveniente, los permisos de exportación y embarque que extiende ANACAFÉ. En resumen, ANACAFÉ estaba supeditada a las resoluciones de este Consejo, en el cual tenía sólo un representante.
El 11 de junio de 1968, el Congreso de la República consideró necesario introducir reformas al Decreto Ley Nº 449, que fue reformado por medio del Decreto legislativo Nº 1761; y el 22 de abril de 1969 ambos decretos fueron refundidos en un solo cuerpo: el Decreto Nº 19-69. La finalidad era defender la posición del tipo de café de Guatemala en el mercado internacional, ya que se hacía indispensable mantener una política de sustentación de precios, después que se aprobó el Convenio Internacional del Café de 1968.
Conforme al nuevo decreto, que aún rige, el Consejo de Política Cafetera dirige la política cafetera, distribuye entre los productores las cuotas establecidas por los convenios internacionales, y sus obligaciones y atribuciones hacia el Presidente de la República son las mismas arriba mencionadas.
Miembros de ANACAFÉ son todos los productores de café inscritos, que pueden elegir y ser electos para los diversos cargos de Junta Directiva, cuyo número se aumentó a 10 miembros propietarios y 10 suplentes, de los cuales ocho son representantes de los productores, electos en Asamblea General; uno es de los productores no registrados, nombrado por el Consejo de Política Cafetera, y uno del Estado (productor), nombrado por el Presidente de la República. La Junta Directiva elige al presidente y al vicepresidente de ANACAFÉ. Todos los cargos son por dos años, renovables cada año por mitad.
Para elegir y ser electos, los productores de café deben inscribirse en ANACAFÉ, para gozar de los beneficios derivados de la Asociación. Las elecciones se hacen en cuatro grupos independientes entre sí:
- Los productores de 1 - 2,000 quintales de café.
- Los productores de 2 - 6,000 quintales de café.
- Los productores mayores de 6,000 quintales de café.
- Las cooperativas de caficultores registradas en ANACAFÉ, de las cuales cada una tiene un representante ante la Junta General Ordinaria con voz y voto.
ANACAFÉ no puede interferir en la libre contratación de café para exportación, pero sí puede fijar los precios mínimos para la venta al exterior, conforme a los compromisos internacionales; asimismo, puede restringir y regular, con anuencia del Consejo de Política Cafetera, la contratación de café fuera de cuota y su exportación a nuevos mercados, y puede retirar del mercado interno los cafés inferiores, así como velar por la pureza del producto que se exporte mediante inspecciones en los puertos.
Otro asunto que ANACAFÉ tiene a su cargo es resolver los problemas de los caficultores en pequeña escala, con relación al cultivo, beneficio, financiamiento y comercialización de su producto, a precios justos y razonables.
El patrimonio de ANACAFÉ se conforma de sus bienes, ingresos y servicios que presta, así como de las cuotas a cargo de sus miembros, y de las asignaciones y subsidios del Estado, que se integran de la siguiente manera:
- El productor paga directamente a ANACAFÉ Q.0.25 por cada quintal de café oro o su equivalente que se exporte.
- El Estado asignará Q.0.20 por cada quintal de café oro o su equivalente que se exporte; esta cuota se transfiere por medio del Banco de Guatemala.
- ANACAFÉ paga las cuotas o aportaciones del Estado a las organizaciones internacionales, organismos regionales, instituciones o comités para la vigilancia, control, coordinación o estabilización del mercado del café.
Para darle cumplimiento a los nuevos compromisos que imponía el Convenio Internacional del Café de 1976, el Legislativo aprobó el Decreto Nº 66-76, de fecha 10 de noviembre de 1976, que creó el Fondo de Promoción, Política de Producción y Fondo Especial de la Organización Internacional del Café. A partir del año cafetero 1976-77, de los ingresos fiscales que percibiría el Estado por concepto de derechos de exportación, se impusieron las siguientes obligaciones
- Un impuesto adicional de Q.0.29 a partir del año cafetero 1976-77, que el Estado asignaba a ANACAFÉ como cuota adicional por cada saco de 60 kilogramos (132.276 libras) de café en oro o su equivalente exportado.
- Para el año 1978-79, el Estado le asignó a ANACAFÉ la cantidad de Q.0.31 por cada saco de 60 kilos de café oro o su equivalente que se exportara.
- Durante la vigencia del Convenio Internacional del Café de 1976, el gobierno entregaría a las municipalidades en donde se produce café, Q.0.10 por cada 100 libras españolas equivalentes a 46 kilos de café oro, en tanto el precio no bajara de Q 80.00 FOB. Dicha suma sería canalizada a través del Instituto de Fomento Municipal (INFOM).
Tales cuotas fueron derogadas por el Decreto Nº 11-85, del 1 de julio de 1985. En su lugar se introdujo el 1% del valor en quetzales de cada quintal de café oro o su equivalente exportado, libre a bordo, de 46 kilogramos ó 100 libras españolas. De ese 1%, Q.0.10 de cada quintal es destinado, a través del INFOM, a las municipalidades que producen café, y el remanente de dicho impuesto es para ANACAFÉ. El impuesto lo pagan los productores, pero el Banco de Guatemala lo cobra a los exportadores.
En junio de 1984 ANACAFÉ estatuyó la Orden “Flor del Café” para premiar a quienes han destacado nacional e internacionalmente en todo lo relacionado con el cultivo del café. La primera condecoración le fue otorgada al Embajador René Montes Cóbar, quien representó a Guatemala en la OIC de 1966 hasta esa fecha, y continuó en el cargo hasta 1996. Durante esos 30 años el Embajador Montes tuvo una distinguida actuación: tres veces como presidente del Consejo y tres veces como presidente de la Junta Ejecutiva.
En noviembre de 1985 ANACAFÉ realizó con éxito el Primer Seminario Nacional de Caficultura en el 25 aniversario de su fundación. Como actos especiales se inauguraron seis obras en la Finca Buena Vista, entre ellas un laboratorio moderno para investigaciones sobre plagas y enfermedades del café, que fue bautizado con el nombre del insigne investigador cafetero nacional “Juan Antonio Alvarado”. Las conclusiones de dicho seminario fueron de tipo práctico, relativas a la plantación, técnicas e innovaciones en el cultivo, protección del cafeto, poda, limpia, sombra, suelos, fertilización, aplicación de químicos, combate de enfermedades, variedades de cafetos e incremento de la producción.
A partir del seminario que llevó a cabo ANACAFÉ en abril de 1986, la Subgerencia de Asuntos Agrícolas ha implementado programas de asistencia técnica y capacitación en los departamentos. El propósito es ofrecer a caficultores y mandos medios de las fincas cafetaleras los adelantos técnicos y conocimientos sobre el mejoramiento genético y las distintas variedades resistentes a la roya, también se imparten cursos a los caficultores que desean diversificar los cultivos en sus fincas, cursos de formación profesional para la clasificación y catación del café y se brinda asistencia técnica a los pequeños productores.
#AmorPorColombia
De 1962 a 1986
Estampilla postal (1984)
Vista aérea del patio de secado, finca Pastores, Antigua, Sacatepéquez.
Pequeños productores pesando café.
Finca Dos Marías, La Reforma, San Marcos.
Pequeños productores con almácigos de la bocacosta de Sololá.
Pequeños productores en un curso al aire libre.
1. Andrew Scholtz, 2. personero de Estados Unidos no identificado, 3. Embajador Julius Katz de Estados Unidos y 4. Embajador René Montes Cóbar de Guatemala ante la Organización Internacional del Café, Londres, 1970.
Interior de ANACAFÉ.
Texto de: Regina Wagner
La evolución cafetera guatemalteca de 1962 a 1986 estuvo sujeta a grandes fluctuaciones por las plagas, las alteraciones en la economía mundial a causa de la devaluación del dólar, la crisis del petróleo, así como por el sistema de cuotas de la Organización Internacional del Café (OIC).
En la década de 1960 apareció una nueva modalidad de producción, el sistema cooperativo de pequeños productores en diferentes áreas del país, que ha significado un nuevo protagonismo en la caficultura, a escala nacional.
Otra característica, a partir de 1962, fueron las excesivas fluctuaciones en el suministro y los precios del café. Para evitar desequilibrios, se celebraron varios convenios internacionales que asignaron cuotas a los países miembros con el fin de estabilizar la demanda y la oferta del mercado, y satisfacer tanto a los países productores como a los compradores y consumidores del grano. Para ajustarse a los cambios económicos mundiales, los convenios fueron revisados y renovados en 1968, 1976, 1983 y 1994.
ANACAFÉ, como entidad protectora de los intereses de los caficultores, creció en sus actividades y se afianzó, aunque el gobierno asumió la principal responsabilidad de la política cafetera.
La evolución cafetera de 1962 a 1986
Una gran novedad que se introdujo y promovió en la caficultura guatemalteca, a partir de 1963, fue el uso de bolsas de polietileno negras para hacer almácigos de café, como resultado de un experimento llevado a cabo en el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA), en Turrialba, Costa Rica.
La exportación de café de Guatemala se vio afectada, en el año 1964-65, por una disminución de la producción de café en áreas dañadas por la plaga del minador (Leucoptera coffeella). En 1966 la cuota asignada por la OIC a Guatemala no satisfizo las necesidades de exportación del país, por lo que se vendieron los excesos a mercados nuevos, aunque con pérdidas por los precios tan bajos que cotizaban estos países.
El volcán de Fuego hizo erupción el 20 y 21 de abril de 1967, arrojando arena caliente sobre un amplio sector de la zona costera del occidente de la República. La arena cubrió la tierra con un espesor de hasta 30 centímetros, arruinó viviendas y cafetales. Los caficultores sufrieron enormes pérdidas por el daño causado, a lo que se sumaban las deudas de los préstamos que habían recibido de los bancos. ANACAFÉ y el Ministerio de Agricultura ayudaron proponiendo plazos más largos para los préstamos bancarios.
En la década de los sesentas y setentas se ampliaron los mercados de café para Guatemala. En 1961 Japón levantó sus restricciones a la importación de café y, seis meses después, se inauguraron allí más de mil cafés. Ese “nuevo mercado” importó 1,850,000 sacos de café en 1966, de los cuales Guatemala surtió apenas 19,215 sacos. En 1967 vino una delegación japonesa a Guatemala, con el fin de incrementar el comercio del café entre los países del istmo y el Japón. En 1968 ANACAFÉ y la Cía. Agrocomercial celebraron un convenio con la Misión Cafetera de Japón, para que la firma Ueshima Coffee Co. Ltda. emprendiera una intensa campaña publicitaria del café 100% puro de Guatemala en las 50,000 cafeterías y supermercados japoneses, que estaban bajo su control. En 1986 Guatemala llegó a exportar 105,622 sacos de 60 kg de café a Japón.
Otro gran mercado recuperado para el café fue el de la República Federal de Alemania, en cuyas importaciones de café el guatemalteco llegó a ocupar el cuarto y hasta el tercer lugar. ANACAFÉ y la firma Cía. Agrocomercial realizaron grandes promociones del café en Alemania.
Durante el año cafetero 1976-77, Guatemala exportó 2.769,691 sacos de café de 60 kilos, cuyos porcentajes y destinos fueron: 37.49% a Estados Unidos; 28.63% a Alemania; 11.52% a Holanda; 6.55% a Japón y el restante 15.81% a países como Finlandia, Bélgica, Inglaterra, Francia, Suecia, etc. Para incrementar las importaciones de café en países europeos, como Dinamarca, Finlandia, Alemania Federal e Italia, se buscó influir en la disminución de los altos gravámenes a la importación de café que tenían estos países.
En los setentas hubo serias alteraciones en los mercados, primero por la devaluación del dólar en 1971, y luego por la crisis del petróleo en 1973, situación que generó un proceso inflacionario en todo el mundo. A partir de entonces, otros problemas se cirnieron sobre la caficultura guatemalteca por el alza en el costo de la vida, los innumerables gastos (desde la plantación hasta el desembarque) y las normas discriminatorias del sistema crediticio.
El alto costo de la vida obligó al gobierno, en 1975, a responder a las necesidades de los trabajadores del campo y, el 13 de enero de 1975 fijó el salario mínimo de los trabajadores del cultivo del café, para toda la República, en Q.1.04 por día, o sea Q.7.28 por semana y Q.31.20 por mes.Las heladas en Brasil y la crítica situación política de algunos países africanos disminuyeron en el año cafetero de 1975-76 la oferta mundial, produciéndose un alza en los precios del grano. Ese año, la Bolsa del Café de Nueva York pagó por las cien libras de café oro US$ 340.00, cifra nunca antes registrada en los anales de la historia del café.
Sin embargo, en 1977-78 bajaron de nuevo los precios por la sobreoferta brasileña y la disminución del consumo de café en los países importadores a causa de los altos precios de 1976. En esos años y en los sucesivos, Guatemala vivió una época de inseguridad política, en la que los productores sufrieron por el conflicto armado interno a causa de los secuestros, asesinatos, las quemas de fincas y el cobro de impuestos de guerra, circunstancias que afectaron la economía nacional.
La crisis económico-financiera del sector cafetalero guatemalteco continuó en el año 1980-81, por los bajos rendimientos de la producción de café, los altos costos de producción y el constante aumento de los precios de los insumos. Los gastos para combatir las plagas y enfermedades, así como los bajos precios del café en el mercado internacional, más el régimen de cuotas rígidas, no facilitaban que Guatemala vendiera toda su producción exportable.
En 1981-82 se aprobó una rebaja en las tarifas de impuestos de exportación del café, para existencias fuera de cuota, destinadas a países no miembros de la OIC. Para el año cafetero de 1983-84 se estableció un sistema de distribución local de cuotas con el objeto de propiciar retenciones físicas del producto. Asimismo, el Decreto Nº 104-83 redujo el impuesto a los caficultores en un 25% para ese año.
A partir de 1984-85 se iniciaron los problemas de tipo cambiario. Se estableció oficialmente que Q1.00 era igual a US$.1.00. Sin embargo, había un mercado paralelo para obtener divisas, fijado en Q2.80 por $1.00, y aunque los precios de las exportaciones a países no miembros de la OIC eran inferiores, en la conversión pagaban Q 2.80 por dólar. En cambio, en las ventas de café a los países miembros de la OIC, aunque se obtenían precios superiores, éstos estaban sujetos al mercado oficial de divisas, al uno por uno. Sin embargo, los precios de los insumos agrícolas se pagaban según la tasa del mercado paralelo. El resultado fue que el 40% de la producción se exportó a países no miembros.
Promedio de las cotizaciones de café y exportaciones de café en quintales oro, de Guatemala, de 1962-63 a 1984-85
Año | Precio promedio en US$ | Total exportado qq café oro |
1962-63 | 35.10 | 2.265,900 |
1963-64 | 44.38 | 1.963,223 |
1964-65 | 45.09 | 1.693,050 |
1965-66 | 43.71 | 2.647,364 |
1966-67 | 39.52 | 1.632,387 |
1967-68 | 39.40 | 2.269,827 |
1968-69 | 37.57 | 2.009,498 |
1969-70 | 51.96 | 2.213,995 |
1970-71 | 45.73 | 2.039,138 |
1971-72 | 47.87 | 2.361,239 |
1972-73 | 59.98 | 2.670,049 |
1973-74 | 67.13 | 2.489,399 |
1974-75 | 59.89 | 2.872,342 |
1975-76 | 115.88 | 2.591,913 |
1976-77 | 234.00 | 2.821,697 |
1977-78 | 174.52 | 2.850,315 |
1978-79 | 158.56 | 3.335,636 |
1979-80 | 174.89 | 3.071,818 |
1980-81 | 123.11 | 2.505,549 |
1981-82 | 140.66 | 3.289,321 |
1982-83 | 129.72 | 2.618,550 |
1983-84 | 143.97 | 2.574,500 |
1984-85 | 139.29 | 2.577,427 |
El sistema cooperativo de producción cafetera
El Decreto legislativo Nº 643, del 13 de julio de 1949, considerado como Ley Fundamental de Cooperativas, establecía que el Departamento de Fomento Cooperativo podía solicitar exoneraciones y ayudas especiales para estimular la fundación de cooperativas en el país. Sin embargo, después de 1954 hubo desconfianza hacia este tipo de organización, especialmente en el área rural, hasta que, en junio de 1959, el Congreso de la República emitió el Decreto Nº 1295, mediante el cual se autorizó al Ministerio de Agricultura la promoción de asociaciones de agricultores, ganaderos, industriales y trabajadores del campo, así como el fomento, asesoramiento y control de las cooperativas agrícolas y pecuarias.
Profundamente ligado al surgimiento de las cooperativas cafeteras está el Perito Agrónomo Alfredo Hernández Contreras, quien a partir del año 1963, en su función de Agente Regional de la Asociación Nacional del Café (ANACAFÉ), en San Antonio Suchitepéquez, inició el proceso de formación y constitución de las primeras organizaciones de este tipo, con el fin de facilitar la labor de orientación, capacitación y asistencia técnica a los pequeños productores de café de la parte baja de Sololá y Suchitepéquez.
El resultado fueron dos cooperativas en las aldeas Pasac y La Ceiba, del municipio de Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán, Sololá, que fueron legalizadas en el año 1965. A partir de 1966 se dedicó a la promoción y consolidación de cooperativas en lugares accesibles sólo a pie, como las aldeas de los municipios de La Libertad, San Pedro Soloma, Santa Eulalia, Chiantla y Santa Cruz Barillas, en el departamento de Huehuetenango, que sacaban el café en pergamino a lomo de bestia. Simultáneamente surgieron otras cooperativas en varios lugares de la República por el esfuerzo de organizaciones religiosas.
Hasta 1964 había registradas 2,506 parcelas, pero no se tenía identificado el número de pequeños productores. De ahí que en la distribución de las cuotas de exportación que asignaba la OIC a Guatemala, ANACAFÉ calculaba una partida global basada en volúmenes de cosechas anteriores para los caficultores no registrados. Gracias al Censo de 1964 (elaborado por ANACAFÉ), se supo cuántos pequeños productores tenía Guatemala y se pudo elaborar el Catastro de Caficultores. La idea de ANACAFÉ era orientar a los pequeños productores en la ejecución de un trabajo más efectivo, inculcarles diversas técnicas de mejoramiento cafetero y la conveniencia de formar cooperativas.
Debido al creciente interés por formar cooperativas dentro de los pequeños productores, que exportaban más de 37,000 quintales de café oro en 1968, su número aumentó rápida y significativamente. A fines de 1966 eran 12 cooperativas, en 1967 aumentaron a 19, en 1971 ascendían a 35 y en 1980-81 había 115.
A pesar de las ventajas de dicho sistema, las cooperativas continuaron con problemas para la obtención de financiamiento y la comercialización de su producto, pues aun cuando el Servicio Cooperativo Interamericano de Crédito Agrícola Supervisado (SCICAS), primero, el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (BANDESA), después, les otorgaron algunos préstamos, la mayor parte de las cooperativas quedaban al margen, debiendo acudir a onerosas fuentes alternas de crédito.
En noviembre de 1967, se llevó a cabo por primera vez una asamblea plenaria de cooperativas, con diversos comunicados en la prensa, solicitando un mecanismo más justo de distribución de las cuotas de exportación entre los pequeños, medianos y grandes productores, lo cual se satisfizo. En 1968 el gobierno reconoció las cooperativas y la modificación de la Ley del Café, Decreto Nº 19-69, otorgó a las cooperativas cuatro cargos en la Junta Directiva de ANACAFÉ.
Mientras tanto la idea de constituir federaciones de cooperativas de café estaba prosperando. En marzo de 1969 se constituyó la Federación de Cooperativas Agrícolas de Productores de Café de Guatemala (FEDECOCAGUA) que aglutinó a 19 cooperativas ubicadas en distintas regiones del país (Sololá, San Marcos, Huehuetenango especialmente).
Posteriormente, en febrero de 1976 se constituyó la Federación de Cooperativas Agrícolas de las Verapaces (FEDECOVERA) que aglutinó a las cooperativas de las fincas nacionales, mismas que el Instituto Nacional de Transformación Agraria –INTA– había entregado a sus trabajadores. Más adelante surgió la Unión de Cooperativas No Federadas (UCONOFEC) con fines de representación ante la Junta Directiva de ANACAFÉ.
El cooperativismo cafetero organizado en Guatemala, en particular FEDECOCAGUA, orientó sus actividades al fomento y educación cooperativa, asistencia técnica para el cultivo, contabilidad y controles financieros, adquisición y distribución de insumos, desarrollo y promoción de la mujer y juventud rural. Fue importante el proyecto para mejorar la calidad del café mediante el establecimiento de un programa de mejoramiento y construcción de beneficios húmedos. En todas estas áreas se obtuvieron buenos resultados y fueron parte esencial del mejoramiento del hogar campesino, aunque en algún momento se señaló que con ello se estaba fomentando el paternalismo, lo cual no permitía el desarrollo de la lucha por el mercado, ni que se hicieran esfuerzos por la obtención de financiamiento y de mercados dentro de un contexto de libre competencia.
Desde los años ochenta cuentan con la tecnología e instalaciones modernas para la comercialización, beneficiado y exportación de café, aglutinando aproximadamente a 80 organizaciones entre coopetrativas y grupos afines que representan a 15 mil productores con una producción exportable de 150 mil quintales oro de duro y estrictamente duro.
La OIC y los Convenios Internacionales de Café
Desde el siglo XIX, el mercado mundial del café ha sido inestable por las fuerzas entre la oferta y la demanda, que crean desequilibrios. Cuando alcanza un equilibrio, éste es muy precario y, por lo general, sumamente desventajoso para los países productores, en vista de que su economía depende en gran medida de este producto para obtener divisas y continuar con sus programas de desarrollo económico y social.
Con el fin de evitar grandes fluctuaciones en los niveles mundiales de suministros, existencias y precios, desde 1901 se han ensayado diferentes opciones, tales como la destrucción forzosa del café brasileño, la prohibición de nuevas siembras, que fracasaron por la falta de planes de producción y ventas a largo plazo, así como por la falta de coordinación y cooperación de los países productores.
Para establecer un equilibrio razonable entre la oferta y la demanda mundiales de café, fue elaborado y aprobado el Convenio Internacional del Café de 1962 por 57 países, 35 exportadores y 22 importadores, y entró en vigor el 1o de julio de 1963. Este Convenio dividía el mercado cafetero mundial en mercados de países miembros, sujetos al régimen de cuotas, y mercados de países del anexo B o mercados nuevos, no sujetos a tal régimen.
En 1966 amenazaba colapsar el Convenio Internacional del Café por la falta de control de la producción y la fuerte presión que se hizo sobre el Congreso de Estados Unidos para que no volviera a suscribir el Convenio. Pero en el mundo todavía había excesivos excedentes de café, por lo que se estableció el sistema de selectividad en los precios de oferta, dividiéndose el café en cuatro calidades:
- suaves colombianos
- otros suaves
- arábigos sin lavar
- robustas.
El sistema de selectividad operaba así: a cada tipo de café se le señalaba una franja de precios con una línea superior y otra inferior. Cuando el promedio de 15 días de un precio indicativo para un grupo bajaba de la línea inferior, se recortaba inmediatamente la cuota anual de los cafés de ese grupo en un 2.5%, y viceversa, cuando subía ese promedio por encima de la línea superior, aumentaba automáticamente en 2.5% la cuota.
En el caso de los “otros suaves”, grupo al cual pertenecía Guatemala, los precios indicativos estaban basados en el precio del café “prima”, que era la calidad más baja que producía el país. Esta resolución la adversó Guatemala, pero sin éxito. En Guatemala se consideraba que la cuota básica asignada para el país por el Convenio de 1962 era injusta, pues muchas veces se quedaban miles de quintales sin exportar. Por ejemplo, en 1966 la cuota permitió exportar sólo el 60% de la cosecha de 1965-66.
Un peligro con el abarrotamiento de los mercados tradicionales era que podían descender los precios, y la apertura de nuevos mercados era lenta y el consumo de café de esos países era bajo. De manera que, para encontrar un equilibrio entre la producción y el consumo, era necesario reducir la producción de café, buscando otros cultivos que pudieran sustituirlos.
Este paso se dio en la Primera Reunión Interamericana de Café celebrada en Bogotá, Colombia, en 1963, en donde se propuso la creación de un programa de diversificación agrícola en los países productores de café. En el Convenio Internacional de Café de 1968 se dio especial importancia a la diversificación agrícola de los países cafetaleros y se suscribió un acuerdo entre el Convenio, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF). En 1968 se aprobó en la OIC un Fondo de Diversificación de US$ 150 millones para financiar la diversificación agrícola en los países miembros, y se estableció que los países que exportaran más de 100,000 sacos participarían obligatoriamente con la contribución de $0.60 por saco, así, en seis años dicho fondo sumaría $160.000,000. En 1969 Guatemala, como único país al cual la FAO había aprobado sus proyectos, estaba a la cabeza en el proceso de diversificación en América Latina.
En febrero de 1968 se firmó en Londres el Segundo Convenio Internacional del Café, que estuvo vigente hasta el 30 de septiembre de 1973. En 1971-72 la cuota mundial se fijó en 47 millones de sacos, correspondiéndole a Guatemala la cifra de 1.493,629 sacos de 60 kilos equivalentes a 1.948,229 quintales.
La OIC, con sus reuniones anuales en Londres, ha continuado administrando las disposiciones de los Convenios firmados y supervisando su funcionamiento. En 1976 fue aprobado y firmado el Tercer Convenio Internacional del Café, que entró en vigor el 1 de octubre de 1976; el Cuarto Convenio Internacional de Café estuvo vigente a partir del 1 de octubre de 1984, y el Quinto Convenio Internacional del Café, a partir del 1 de octubre de 1994. Sus objetivos, en general, han sido y son:
- Establecer un equilibrio entre la oferta y la demanda mundiales de café;
- evitar las excesivas fluctuaciones en los precios, las existencias y los suministros del grano;
- desarrollar los recursos productivos y aumentar los niveles de empleo y de ingreso en los países productores;
- ampliar el poder de compra de los países exportadores de café;
- promover, alentar y acrecentar el consumo del café;
- alcanzar la mejor cooperación internacional respecto de las cuestiones cafeteras mundiales;
- estimular la cooperación internacional respecto de los problemas del café;
- proporcionar un foro para consultas y facilitar la ampliación del comercio internacional del café mediante la recopilación, análisis y difusión de datos estadísticos y la publicación de precios indicativos y otros precios del mercado, para así acendrar la transparencia de la economía cafetera mundial.
Siempre en búsqueda de una mejor cooperación internacional respecto de las cuestiones cafeteras mundiales, la OIC fijó en el Convenio de 1976 una cuota fija de 70% y el restante 30% era flexible; en el Convenio de 1983 se liberó la cuota para que los países situaran sus existencias en el mercado mundial, para equilibrar la oferta y la demanda. Esto causó un impacto favorable para los países productores. Desde el Convenio de 1994 no ha cambiado en mucho la modalidad.
Sin embargo, en un sistema capitalista de libre empresa ha sido difícil estabilizar el mercado, ya que cuando los niveles de los precios suben, se estimula el aumento de la producción, lo cual a su vez produce automáticamente una baja en los precios del café.
En definitiva, ha sido imposible planificar la oferta y la demanda mundial del café.
La Asociación Nacional del Café (ANACAFÉ)
En 1966 el gobierno del coronel Enrique Peralta Azurdia consideraba “que la producción, comercialización y exportación del café, son actividades que el Estado debe proteger, así como participar juntamente con el sector privado en lo relativo a la política cafetera”, y “que los problemas de política cafetera que afectan los intereses del país deben estudiarse, planificarse y resolverse por un organismo de alto nivel de carácter mixto”. Por tal razón, el Decreto-Ley Nº 417, del 4 de enero de 1966, derogó el Nº 1397, que había dado vida a ANACAFÉ el 4 de noviembre de 1960.
El Jefe de Estado y su Consejo de Ministros consideraban que le correspondía al Ejecutivo tener en sus manos la dirección, orientación y control de la política nacional e internacional que Guatemala debía seguir en todo lo relacionado con el café. La nueva ley establecía que la Junta Directiva de ANACAFÉ debía funcionar bajo la presidencia del Ministro o del viceministro de Agricultura, quien sería el órgano de comunicación entre ANACAFÉ y el Ejecutivo; a su vez, el número de miembros propietarios y suplentes fue aumentado de cinco a ocho, respectivamente; tres representantes del sector gubernamental, o sea del Ministerio de Economía, del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, y de la Junta Monetaria, así como cinco productores de café, uno por cada zona del país: centro, sur, occidente, norte y oriente.
El 19 de abril de ese año fue derogado el decreto anterior por el Decreto-Ley Nº 449 o “Ley del Café”, el cual creaba un Consejo de Política Cafetera, que estaba integrado por los Ministros de Agricultura, de Economía, de Hacienda y Crédito Público, y de Relaciones Exteriores, el Presidente de la Junta Monetaria y Bancaria, y el Presidente de ANACAFÉ. Lo presidía el Ministro de Agricultura o, en su defecto, otro ministro en ese orden citado.
Dicho Consejo tenía, hacia el Presidente de la República, las siguientes atribuciones y obligaciones: a) recomendar las medidas oportunas para dirigir, orientar, desarrollar y ejecutar la política cafetera; b) asesorarlo respecto de los contratos y convenios internacionales y de las medidas tendientes a regular la producción nacional; c) sugerirle el nombramiento de delegados a convenciones, reuniones o congresos internacionales; d) aprobar o improbar la distribución de cuotas de exportación de café en el país; e) orientar e instruir a ANACAFÉ acerca de la ejecución interna de la política gubernamental relacionada con el café; f) designar a los miembros propietario y suplente de la Junta directiva de ANACAFÉ, que representen a los productores no registrados; g) controlar y revisar, cuando lo crea conveniente, los permisos de exportación y embarque que extiende ANACAFÉ. En resumen, ANACAFÉ estaba supeditada a las resoluciones de este Consejo, en el cual tenía sólo un representante.
El 11 de junio de 1968, el Congreso de la República consideró necesario introducir reformas al Decreto Ley Nº 449, que fue reformado por medio del Decreto legislativo Nº 1761; y el 22 de abril de 1969 ambos decretos fueron refundidos en un solo cuerpo: el Decreto Nº 19-69. La finalidad era defender la posición del tipo de café de Guatemala en el mercado internacional, ya que se hacía indispensable mantener una política de sustentación de precios, después que se aprobó el Convenio Internacional del Café de 1968.
Conforme al nuevo decreto, que aún rige, el Consejo de Política Cafetera dirige la política cafetera, distribuye entre los productores las cuotas establecidas por los convenios internacionales, y sus obligaciones y atribuciones hacia el Presidente de la República son las mismas arriba mencionadas.
Miembros de ANACAFÉ son todos los productores de café inscritos, que pueden elegir y ser electos para los diversos cargos de Junta Directiva, cuyo número se aumentó a 10 miembros propietarios y 10 suplentes, de los cuales ocho son representantes de los productores, electos en Asamblea General; uno es de los productores no registrados, nombrado por el Consejo de Política Cafetera, y uno del Estado (productor), nombrado por el Presidente de la República. La Junta Directiva elige al presidente y al vicepresidente de ANACAFÉ. Todos los cargos son por dos años, renovables cada año por mitad.
Para elegir y ser electos, los productores de café deben inscribirse en ANACAFÉ, para gozar de los beneficios derivados de la Asociación. Las elecciones se hacen en cuatro grupos independientes entre sí:
- Los productores de 1 - 2,000 quintales de café.
- Los productores de 2 - 6,000 quintales de café.
- Los productores mayores de 6,000 quintales de café.
- Las cooperativas de caficultores registradas en ANACAFÉ, de las cuales cada una tiene un representante ante la Junta General Ordinaria con voz y voto.
ANACAFÉ no puede interferir en la libre contratación de café para exportación, pero sí puede fijar los precios mínimos para la venta al exterior, conforme a los compromisos internacionales; asimismo, puede restringir y regular, con anuencia del Consejo de Política Cafetera, la contratación de café fuera de cuota y su exportación a nuevos mercados, y puede retirar del mercado interno los cafés inferiores, así como velar por la pureza del producto que se exporte mediante inspecciones en los puertos.
Otro asunto que ANACAFÉ tiene a su cargo es resolver los problemas de los caficultores en pequeña escala, con relación al cultivo, beneficio, financiamiento y comercialización de su producto, a precios justos y razonables.
El patrimonio de ANACAFÉ se conforma de sus bienes, ingresos y servicios que presta, así como de las cuotas a cargo de sus miembros, y de las asignaciones y subsidios del Estado, que se integran de la siguiente manera:
- El productor paga directamente a ANACAFÉ Q.0.25 por cada quintal de café oro o su equivalente que se exporte.
- El Estado asignará Q.0.20 por cada quintal de café oro o su equivalente que se exporte; esta cuota se transfiere por medio del Banco de Guatemala.
- ANACAFÉ paga las cuotas o aportaciones del Estado a las organizaciones internacionales, organismos regionales, instituciones o comités para la vigilancia, control, coordinación o estabilización del mercado del café.
Para darle cumplimiento a los nuevos compromisos que imponía el Convenio Internacional del Café de 1976, el Legislativo aprobó el Decreto Nº 66-76, de fecha 10 de noviembre de 1976, que creó el Fondo de Promoción, Política de Producción y Fondo Especial de la Organización Internacional del Café. A partir del año cafetero 1976-77, de los ingresos fiscales que percibiría el Estado por concepto de derechos de exportación, se impusieron las siguientes obligaciones
- Un impuesto adicional de Q.0.29 a partir del año cafetero 1976-77, que el Estado asignaba a ANACAFÉ como cuota adicional por cada saco de 60 kilogramos (132.276 libras) de café en oro o su equivalente exportado.
- Para el año 1978-79, el Estado le asignó a ANACAFÉ la cantidad de Q.0.31 por cada saco de 60 kilos de café oro o su equivalente que se exportara.
- Durante la vigencia del Convenio Internacional del Café de 1976, el gobierno entregaría a las municipalidades en donde se produce café, Q.0.10 por cada 100 libras españolas equivalentes a 46 kilos de café oro, en tanto el precio no bajara de Q 80.00 FOB. Dicha suma sería canalizada a través del Instituto de Fomento Municipal (INFOM).
Tales cuotas fueron derogadas por el Decreto Nº 11-85, del 1 de julio de 1985. En su lugar se introdujo el 1% del valor en quetzales de cada quintal de café oro o su equivalente exportado, libre a bordo, de 46 kilogramos ó 100 libras españolas. De ese 1%, Q.0.10 de cada quintal es destinado, a través del INFOM, a las municipalidades que producen café, y el remanente de dicho impuesto es para ANACAFÉ. El impuesto lo pagan los productores, pero el Banco de Guatemala lo cobra a los exportadores.
En junio de 1984 ANACAFÉ estatuyó la Orden “Flor del Café” para premiar a quienes han destacado nacional e internacionalmente en todo lo relacionado con el cultivo del café. La primera condecoración le fue otorgada al Embajador René Montes Cóbar, quien representó a Guatemala en la OIC de 1966 hasta esa fecha, y continuó en el cargo hasta 1996. Durante esos 30 años el Embajador Montes tuvo una distinguida actuación: tres veces como presidente del Consejo y tres veces como presidente de la Junta Ejecutiva.
En noviembre de 1985 ANACAFÉ realizó con éxito el Primer Seminario Nacional de Caficultura en el 25 aniversario de su fundación. Como actos especiales se inauguraron seis obras en la Finca Buena Vista, entre ellas un laboratorio moderno para investigaciones sobre plagas y enfermedades del café, que fue bautizado con el nombre del insigne investigador cafetero nacional “Juan Antonio Alvarado”. Las conclusiones de dicho seminario fueron de tipo práctico, relativas a la plantación, técnicas e innovaciones en el cultivo, protección del cafeto, poda, limpia, sombra, suelos, fertilización, aplicación de químicos, combate de enfermedades, variedades de cafetos e incremento de la producción.
A partir del seminario que llevó a cabo ANACAFÉ en abril de 1986, la Subgerencia de Asuntos Agrícolas ha implementado programas de asistencia técnica y capacitación en los departamentos. El propósito es ofrecer a caficultores y mandos medios de las fincas cafetaleras los adelantos técnicos y conocimientos sobre el mejoramiento genético y las distintas variedades resistentes a la roya, también se imparten cursos a los caficultores que desean diversificar los cultivos en sus fincas, cursos de formación profesional para la clasificación y catación del café y se brinda asistencia técnica a los pequeños productores.