Mensajeros en el cielo

Texto de: Harris Whitbeck

Una docena de enormes discos de papel de china multicolor luchan contra los gruesos lazos que los mantienen atados a tierra. Los vientos de noviembre, menos fuertes que en años anteriores, pero con la potencia suficiente para liberar los barriletes de sus ataduras, bruscamente intentan hacer que las creaciones de papel, madera y goma, surquen los cielos de Sumpango y San Pedro Sacatepéquez.

Es un típico primero de noviembre en el altiplano guatemalteco. En el cielo gris se marcan las siluetas de los cerros cercanos, verde intenso luego de su baño de lluvia de la temporada que acaba de concluir. Una torre de transmisión de telefonía celular se ve en la distancia; su estructura de metal se ha convertido en un elemento del panorama. Una multitud de niños, turistas, campesinos y comerciantes, deambula por el campo de tierra del estadio, al aire libre de Sumpango, admirando los enormes barriletes, deteniéndose frente a las ventas de elotes y pollo frito, escuchando la música de zarabanda que salta de unas enormes bocinas negras instaladas en el centro del campo.

Entre la multitud, antes de que lleguen los jueces, los hermanos Pérez se apresuran a afinar los últimos detalles de su barrilete: es un disco de unos tres metros de circunferencia y sus colores evocan los trajes tradicionales de las mujeres del pueblo. Los hermanos trabajaron una semana, todas las noches, para diseñar y elaborar este mensajero de bambú y de papel que en este día de los muertos volará para acercarse a ellos.

Todos los barriletes portan mensajes. Pero no todos son los típicos mensajes enviados a los seres queridos que murieron y que pasaron al más allá, y quienes son homenajeados como si en este Día de los Muertos fuera su cumpleaños. Los mensajes son políticos; desafiantes expresiones de la voz que muchas comunidades indígenas, en Guatemala, han encontrado en las últimas décadas. Los barriletes hablan de la herencia maya de sus creadores, hablan de los derechos del niño, hablan de los derechos de la mujer. Las figuras hechas con papel de china son tan expresivas como sus mensajes escritos –manos campesinas atadas, héroes indígenas de antaño glorificados.

Pero también hay barriletes más pequeños, los que se venden a los niños, con otro tipo de figuras. Estas son imágenes de los héroes de las culturas más occidentalizadas –personajes de dibujos animados. Los vendedores y fabricantes de los barriletes de juguete dicen que estos se venden mejor, que a los niños les gusta más comprar los barriletes con los muñequitos que ven en la televisión.

Hacia la media tarde, cuando la terna de jurados termina de inspeccionar los barriletes para declarar al ganador del concurso anual de diseño, los grupos de jóvenes que han elaborado los barriletes se preparan para hacerlos volar –el momento culminante en este día de celebración y recordación. Se aprietan los lazos, se revisa por última vez la estructura de los discos volantes y se echan al aire. La multitud se queda de repente silenciosa, esperando a ver si los barriletes vuelan. Después de varios intentos, los enormes discos multicolor se elevan, tomando altura lentamente al principio, para luego estabilizarse y volar majestuosamente, pintando los cielos de Sumpango.