Cali

Almacén Territorio, Medellín 

Antigüedades, Cali 

Anticuario Terracota, Cali 

Restaurante Crèpes and Waffles  

Tamarindo, Cali 

Robert Alen, Cali 

Boutique Hoja de Parra, Cali 

Anticuario El Ático, Cali 

Anticuario El Ático, Cali 

Helados Ventolini, Cali 

Papalote 

Restaurante Mi Tierra, Cali 

Holguines Trade Center, Cali 

Centro Comercial Unicentro, Cali 

Vivero Las Mañanitas, Cali 

Vivero Las Mañanitas, Cali 

Casa 1900, Cali 

Casa 1900, Cali 

Mercedes Castro, Cali 

Galerìa de Arte Espacios, Cali 

Robert Alen  

Restaurante Viejo Cali, Cali 

Constructora Meléncez, Cali 

Texto de: Alberto Saldarriaga Roa

Cali es una ciudad que se caracteriza por ciertos valores intangibles: sensaciones particulares asociadas con un paisaje, un clima y una vegetación excepcionales, experiencias frente a un modo de ser particular y a una historia que, como en cualquier ciudad latinoamericana, se presenta a través de fragmentos, recuerdos, memorias y vestigios, de algo aquí y algo allá, tanto en lo material como en lo cultural.

Cali, al igual que otras grandes ciudades colombianas, permaneció adormecida por siglos, recostada contra las montañas que bordean el Valle del Cauca por el Occidente. En unas pocas décadas, no muy lejanas, esa pequeña aldea se transformó en uno de los polos económicos y culturales más importantes del país. La economía del azúcar, el desarrollo del sector industrial y la formación de grupos económicos sólidos dieron impulso a ese carácter. Sin embargo, en Cali la actividad económica no se percibe como la más importante. Es quizá el “buen vivir”, entendido como una forma de disfrute de lo que hay alrededor, lo que caracteriza efectivamente la ciudad.

La vida comercial caleña posee algo de ese sentido. Las áreas comerciales de la ciudad, mucho menos dispersas que en Bogotá, se muestran como lugares característicos. Cada recinto urbano posee su identidad particular: el norte es distinto del sur, la “Sexta” es diferente de la “Quinta”. Esas diferencias no se encuentran sólo en las posibles connotaciones sociales de la oferta, sino en los ambientes urbanos y en el tipo de establecimientos que en ellos se encuentra.

¿Es en todo esto significativa la presencia de la cultura regional? El comercio contemporáneo es esencialmente internacional. Lo local y lo regional parecen quedar relegados al comercio popular tradicional. Sin embargo, en Cali como en otras ciudades colombianas, el espíritu de la cultura vallecaucana se logra filtrar en muchas propuestas contemporáneas, en unas de manera obvia y en otras de manera sutil, elaborada. El recuerdo de los viejos “archipiélagos culturales” que se encontraban en el país hace un siglo, perdura y puede asumirse como un valor de capital importancia en la vida comercial de la ciudad.