- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
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- Luis Restrepo. construcciones (2007)
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- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Cronología de una Tierra Danzarina
Texto de: Carlos Cañas-Dinarte
1575.
El segundo día de la Pascua del Espíritu Santo (23 de mayo), la ciudad de San Salvador –ya asentada en el valle de Quezalcuatitán, su actual ubicación– es destruida por un devastador terremoto. Este movimiento telúrico –con probable epicentro entre las actuales localidades de San Marcos y Santo Tomás– echa por tierra la primera iglesia mayor o parroquial de la ciudad, erigida entre 1546 y 1551 con gruesas maderas, adobes y tejas. Aunque sólo hubo tres personas muertas, la gravedad de los daños hace que el rey de España, Felipe II, emita una cédula real para suministrarle ayuda a la destruida localidad, documento firmado en Madrid el 18 de noviembre de 1576.
1581.
Un terremoto produce alarma entre la población de la renaciente San Salvador, cuarteando tapias de adobe y recubrimientos de calicanto.
1594.
El 21 de abril, la pequeña urbe sansalvadoreña de 3.500 habitantes –entre españoles, ladinos, indígenas y negros– es azotada por un violento megasismo que tira por el suelo al más de medio millón de tostones de las buenas edificaciones del lugar, como la iglesia parroquial, los conventos de Santo Domingo y San Francisco, el hospital de indios, los portales y las casas del Cabildo. El valor de cada casa de los vecinos principales, construidas de calicanto, adobe, ladrillo y tejas, es calculado entre dos y tres mil ducados. Aunque la mortandad sólo alcanza a trece personas –entre ellas el cura párroco Francisco Ramos–, los lugareños quedan sumidos en la pobreza y el desánimo, por lo que la reconstrucción sólo empieza siete años más tarde.
1625.
Un nuevo megasismo arrasa San Salvador.
1658.
El 3 de noviembre, San Salvador, Quezaltepeque y las localidades circunvecinas son reducidas a escombros por violentas sacudidas, originadas en las grietas volcánicas que hacen surgir la pequeña elevación del Playón (140 metros) en el valle de Nixapán, situado al norte del volcán de San Salvador y al oeste de Quezaltepeque.
¿1656?
El 30 de septiembre, un terremoto causado por la erupción del volcán de San Salvador destruye del todo la ciudad, mientras la lava arrasa a Nejapa.
1671, 1707 y 1730.
Respectivos terremotos dejan en ruinas la ciudad de San Salvador.
1683.
Un horrendo movimiento de tierra destruye parcialmente la iglesia del pueblo de Ostúa, en el actual departamento de Santa Ana.
1719.
A la 01:00 del lunes 6 de marzo, durante un eclipse lunar, un megasismo por subducción y de una probable magnitud de 7,0 grados Richter destruye San Vicente y San Salvador, causa grandes grietas en diversos puntos de los alrededores de la capital provincial y provoca la muerte de siete personas.
1733.
En el primer cuatrimestre, largas series de temblores causan alarma en la zona occidental del país, donde resultan con daños de consideración muchas residencias y los templos de La Trinidad (Sonsonate) y Dolores (Izalco).
1736.
El 5 de mayo, un fuerte sismo arruina buena parte de las casas y templos de Panchimalco y San Francisco Chinameca.
1748.
El 13 de mayo, un destructor megasismo de origen volcánico, con una probable magnitud de 6,4 grados en la escala Richter, causa daños graves en casas de la zona central del país, donde también resultan arruinados los templos de San Juan (Cojutepeque), Olocuilta y Aculhuaca (ahora parte de Ciudad Delgado).
1765.
El 14 de abril, varios temblores, que se habían iniciado en marzo, arruinan Ilopango, San Cristóbal, San Martín, San Pedro Perulapán y San Bartolomé Perulapía, y causan estragos en Izalco y Caluco. El epicentro se sitúa en las alturas de Texacuangos, en los alrededores del lago de Ilopango.
1773.
El 29 de julio, el llamado “terremoto de Santa Marta” destruye por completo la ciudad de Guatemala. En El Salvador derriba los templos coloniales de Tacuba, Caluco y Asunción Izalco.
1774.
En julio, algunos sismos causan daños severos en varias poblaciones de la Cordillera del Bálsamo, especialmente en Huizúcar y Panchimalco.
1776.
El 30 de mayo, la capital de la Intendencia de San Salvador es arruinada por un violento terremoto, originado por la fosa de subducción, que destroza el templo de Dolores Izalco. Cálculos posteriores estiman su magnitud en 7,5 grados Richter.
1783.
El 29 de noviembre, a las 14:30 un terremoto produce gran devastación en la entonces villa de San Vicente de Austria y Lorenzana. Destruidas la iglesia parroquial y gran cantidad de casas, las pérdidas materiales se calculan en casi 50.000 pesos.
1787.
Del 21 al 23 de septiembre, la localidad oriental de San Miguel sufre vaivenes de la tierra, originados en una masiva erupción del volcán cercano.
1798.
San Salvador y sus pueblos aledaños, en especial Antiguo Cuscatlán, son golpeados por dos grandes movimientos, uno a las 14:15 del 2 de febrero, y el otro siete días más tarde. Con probable magnitud de 6,2 grados Richter, el epicentro se localiza en un antiguo cráter del volcán de San Salvador, laguna desecada artificialmente por alemanes a fines del siglo XIX, para dar paso al actual complejo industrial llamado Plan de La Laguna.
1806.
Un fuerte temblor causa destrozos en la ciudad de San Salvador.
1815.
El 10 de agosto, un terremoto sacude la intendencia colonial de San Salvador. Se avería la iglesia de San José y las prisiones –donde estaban encarcelados varios próceres independentistas–, la iglesia de Panchimalco, el puente sobre el río Acelhuate, las cañerías de barro y muchas casas particulares.
1831.
El 7 de febrero, un fuerte movimiento causa ruinas y destrucción en la ciudad de San Salvador.
1838.
En diciembre, un terremoto causa graves destrozos en Chinameca.
1839.
A las 15:00 del 22 de marzo, Viernes de Dolores, un gran movimiento desquicia muchas viviendas en San Salvador. Las localidades de Quezaltepeque, Nejapa y Opico sufren severos daños.
1839.
A las 01:00 del primero de octubre, un terremoto de 5,9 grados de magnitud destroza muchas viviendas en la capital. Las réplicas pasan de 15 días. El presidente de El Salvador, general hondureño Francisco Morazán, traslada las oficinas gubernamentales a Cojutepeque.
1847.
A la medianoche del 22 de junio, un temblor causa serios perjuicios en los pueblos de la costa y la Cordillera del Bálsamo.
1854.
A las 22:55 del 16 de abril, Domingo de Resurrección, un sismo –anunciado desde el Viernes Santo por sucesivas sacudidas y fuertes retumbos subterráneos– arrasa por completo San Salvador. José María Cáceres ubica el epicentro a media legua al sureste de San Jacinto, en la cadena al sur de San Marcos. La magnitud se calcula en 6,6 grados Richter. El suceso es captado para la posteridad por los dibujos y escritos parisienses de Arnold Boscowitz, así como por los estudios científicos del viajero alemán Moritz Wagner. Debido a la ruina total de la ciudad, el general y presidente José María San Martín ordena el traslado del gobierno a Soyapango y luego a Cojutepeque –que funge como capital desde el 17 de abril de este año hasta el 28 de junio de 1858–, la movilización de la Universidad Nacional y del Colegio de La Asunción a San Vicente –donde permanecerán hasta diciembre de 1858– y la fundación de la Nueva San Salvador en la llanura de la hacienda Santa Tecla (25 de diciembre de 1854). Pocas semanas después de la destrucción de San Salvador, un fuerte movimiento causa graves daños en San Vicente, Cojutepeque y la región de Texacuangos.
1855.
Entre febrero y abril, una serie de sismos nocturnos se abate sobre San Salvador, San Vicente y Cojutepeque. En diciembre estremecedores movimientos, provocados por el volcán migueleño, siembran alarma en la zona oriental.
1857.
Antecedido y seguido de frecuentes temblores, un megasismo hace sufrir la capital salvadoreña, Cojutepeque, el 6 de noviembre. El epicentro se ubica en el cerro Cus-cus, al sur del lago de Ilopango.
1859.
El 8 de diciembre, a las 10:00, un movimiento sísmico ondulatorio de larga duración y 7,3 grados de magnitud probable, parte de las alturas cercanas a Comasagua y se detiene en la altiplanicie de Santa Cruz, cerca a la ciudad de Guatemala. La onda atraviesa: Comasagua, Atiquizaya, Jalpatagua, Oratorio, Cuajiniquilapa, Corral de Piedra y Cerro Redondo.
1860.
Del 3 al 6 de diciembre, una serie de sismos siembra pánico en San Salvador y lugares aledaños, además de producir grietas de cierta magnitud en el templo colonial de Panchimalco.
1867.
El 30 de junio, se siente gran temblor en San Salvador, seguido de muchos más en la noche.
1872.
Sin ningún fundamento científico, los 81 sismos que se abaten sobre la región vicentina entre el 29 y el 30 de diciembre, son atribuidos a los cerros El Brujo y Sihuatepeque. En la última fecha, la ciudad de San Vicente resulta averiada fuertemente por un terremoto, antecedido y seguido de frecuentes y pavorosos sacudimientos.
1873.
El 4 de marzo a las 16:30, un megasismo volcánico de 6,4 grados de magnitud probable, se convierte en el desenlace de una serie de frecuentes temblores iniciados a las 11:00 del 22 de febrero, con epicentro en las alturas de Texacuangos, entre el cerro de Chinameca y Santiaguito, al sur de la laguna de Ilopango. Son afectadas las poblaciones de Santo Tomás, Soyapango, Ilopango, Mejicanos, Aculhuaca y Paleca (Ciudad Delgado).
Aunque las sacudidas continuaron, su intensidad fue disminuyendo con los días, a tal punto que para el 15 el temor de una catástrofe mayor había casi desaparecido y la población estaba comenzando a pasar las noches en el interior de sus viviendas. Sin embargo, el 19 de marzo a las 02:00 un gran movimiento, acompañado de retumbos, alerta a los capitalinos, que en minutos abandonan sus viviendas, evitando una mayor mortandad cuando diez minutos después sobrevienen una fuerte detonación subterránea y un violento megasismo vertical, oscilatorio y ondulatorio, que derriba, en menos de cinco segundos la antigua San Salvador, de la que sólo quedan en pie unas quince estructuras públicas y privadas, estremecidas por una réplica tres horas después. Al trasmonte del cerro de San Jacinto, aparece una luz rojo-violeta intermitente y se percibe un sofocante olor sulfuroso. El epicentro se ubica en las alturas de Texacuangos, sobre los bordes lacustres de Ilopango.
El 19 de marzo era el día de San José, patrono de la Compañía de Jesús, en cuya residencia confiscada el gobierno de la República había establecido el Cuartel No. 1 de Infantería. No era raro, pues, que aquellos capitalinos que habían preparado con antelación los festejos litúrgicos correspondientes en los templos de Santa Lucía y La Merced, vieran en el gran terremoto una intervención sobrehumana, desde cuyas manos se dejaba caer un castigo divino sobre una población sacrílega y secularizada.
Así, entre la subida de casi un metro en el nivel del lago de Ilopango, los gritos, los escombros, los incendios y las confesiones –presa del pánico, la gente confesaba de hinojos sus pecados–, los últimos vestigios de la San Salvador colonial pasaban a la historia. Según refiere José María Huezo en sus Reminiscencias históricas (1856-1913), “el parque y las calles quedaron [llenos] de mercaderías y otros objetos amontonados, que obstruían el tránsito” por aquella ciudad desolada y humeante en la que “no se veían más que semblantes despavoridos, polvosos y jadeantes, que de vez en cuando pasaban por las calles contemplando la horrorosa calamidad en que dejó la capital el terremoto”.
La destrucción material de la ciudad es rescatada del olvido por la magia de las fotografías de Armand Harcq –director de su propia Academia de Bellas Artes– y la pluma de W. R. Kennedy, capitán de la fragata inglesa Reindeer, fondeada en el puerto de La Unión y que, tras el suceso telúrico, es destacada al muelle de La Libertad, a donde llega el día 21.
El movimiento se sintió también en la localidad hondureña de Gracias y causó estragos en San Jacinto, San Marcos, Santo Tomás, Santiago Texacuangos, Olocuilta, Mejicanos, Ayutuxtepeque, San Sebastián, Aculhuaca, Cuscatancingo, Apopa, Soyapango, Tonacatepeque, San Martín y Santa Tecla.
1878.
El 2 de octubre, sin previo aviso, a las 20:00 un violento sismo destruye los ranchos pajizos y casas de adobe de Jucuapa. Las vecinas Tecapa (hoy Alegría), Chinameca, El Triunfo y Santiago de María sufren también graves daños y víctimas. Su intensidad máxima se calcula en VII grados Mercalli.
1879.
Entre el 21 y el 31 de diciembre, la zona del lago de Ilopango sufre más de 600 temblores de diversa intensidad. El día 27 a las 23:38, un temblor giratorio de 50 segundos destroza edificaciones públicas y privadas de Ilopango y Asino. Toda esta actividad culminó con erupciones en el centro del lago y, entre enero y marzo de 1880, originó los dos peñascos conocidos como “los cerros quemados”.
1884.
El 6 de noviembre, tres fuertes movimientos nocturnos obligan a la población vicentina a acampar en los patios de las casas y en el parque local.
1899.
El 25 de marzo, un violento megasismo destruye en parte la iglesia parroquial de San Vicente, diseñada, construida e inaugurada en 1808 por el presbítero y prócer Antonio Molina y Cañas.
1902.
Cerca de las 19:00 del 15 de septiembre, un violento maremoto siembra destrucción y muerte en las costas comprendidas entre los puertos centroamericanos de San José (Guatemala) y La Libertad (El Salvador). El mayor destrozo se produce en la Barra de Santiago. Especulaciones hechas en 1990 han fijado en 7,9 grados la magnitud de ondas de superficie para el sismo subacuático que originó el fenómeno. Pese a que fue imposible saber el número exacto de víctimas, la cifra de muertos rondó las 400 personas.
1912.
El 18 de julio un violento temblor de origen volcánico –calculado en 1974 y 1993 como de 5,9 grados en la magnitud de sus ondas de superficie y una intensidad máxima de VII Mercalli– causó daños en las localidades occidentales de Armenia, Izalco y Santa Ana. Su epicentro es fijado en 13,87 LN y 89,57 LO, con profundidad focal de 10 kilómetros.
1915.
El 6 de septiembre a las 19:20, un fuerte sismo por subducción estremeció a San Salvador y causó destrozos en Juayúa y Salcoatitán y el sur de Apaneca, además de que en Santa Ana causa cinco víctimas mortales y en San Vicente hace sonar las campanas de los templos y avería gran cantidad de viviendas. El científico Jorge Lardé y Arthés estudió el fenómeno y publicó sus conclusiones en el opúsculo El terremoto del 6 de septiembre de 1915 y los demás terremotos de El Salvador. Con epicentro fijado en 13,90 LN y 89,60 LO y una profundidad de 60 kilómetros, el evento fue estimado en 1980 en 7,7 grados de magnitud y una intensidad máxima de VIII-IX Mercalli.
1917.
El 7 de junio, jueves de Corpus, a las 18:55, 19:30 y 20:45, tres grandes terremotos de origen volcánico destruyen San Salvador y otras localidades como Apopa, Nejapa, Quezaltepeque, San Juan Opico, Santa Tecla, Armenia, San Julián, Sacacoyo, Tepecoyo, Ateos, Caluco y San Vicente. Calculados posteriormente con magnitudes de 6,7 y 5,4 grados Richter e intensidades máximas de VIII grados Mercalli, su culminación es la erupción del cráter secundario de Los Chintos y la evaporación de la laguna del Boquerón, localizados en el volcán de San Salvador.
El poeta colombiano Porfirio Barba Jacob –que entonces usaba el seudónimo de Ricardo Arenales– escribe su testimonio novelado El terremoto de San Salvador, Narración de un superviviente, que se difunde en las páginas del Diario del Salvador, periódico de Román Mayorga Rivas, donde el poeta era redactor. Con pérdidas humanas calculadas en 1.050 personas y una cantidad indeterminada de heridos, los daños materiales evidencian que de cerca de las 9.000 casas de la capital, sólo 200 quedaron intactas.
De los edificios nacionales, no sufren daños el Palacio y Teatro Nacionales, aunque sí resultan arruinados la Escuela de Medicina, la Escuela Normal de Maestros (aún en construcción), la Central de Correos y Telégrafos, el Hospicio de Huérfanos, la Catedral y demás templos, la Universidad, la Escuela Politécnica, el Palacio del Tesoro, el Municipal, los mercados, la Imprenta Nacional, la Penitenciaría, la Casa Blanca, la Logia Masónica, la Residencia Presidencial, los cuarteles, el Manicomio, los bancos Salvadoreño, Occidental y Agrícola, los teatros Principal, Colón y Variedades, etc.
1919.
El 28 de abril, un violento temblor de origen volcánico causa más de 100 muertos, 400 heridos y 1.000 damnificados en 20 manzanas de los barrios capitalinos de San Esteban, Cisneros y Concepción, así como en los alrededores del cerro San Jacinto, San Marcos y Soyapango. Muchas de las víctimas eran habitantes de casas dañadas por los eventos de junio de 1917. Fijado el epicentro en 13,69 LN y 89,69 LO y a una profundidad de 10 kilómetros, en 1993 se consideró que su magnitud pudo haber llegado a los 5,9 grados Richter, con una intensidad máxima de VII-VIII grados Mercalli modificada.
1932.
El 21 de mayo, un terremoto de 7,1 grados Richter, (VIII Mercalli modificada) –originado por una subducción ocurrida a una profundidad de 150 kilómetros en 12,80 LN y 88,00 LO– es sentido desde el Distrito Federal mexicano hasta Costa Rica. Colapsan varias casas en Zacatecoluca, y en otras partes del departamento de La Paz, al igual que en el de Usulután, se reportan heridos y un pequeño número indeterminado de víctimas mortales.
1936.
Tras largas jornadas de pequeños sismos, originados en la zona del coloso volcánico vicentino, en la noche del sábado 19 de diciembre las fuerzas de la tierra se pasean de nuevo sobre aquella localidad paracentral, echando por tierra la iglesia del Calvario, el cuartel, los portales, cientos de casas particulares y demás edificios públicos, así como las poblaciones de San Esteban, Istepeque, Tepetitán, Santo Domingo y Santa Clara. En aquella ciudad de 25.000 habitantes, las calles se llenan de escombros y los parques Cañas y San José van acogiendo, poco a poco, los cuerpos de las víctimas, extraídos de entre los restos de inmuebles. Este episodio tuvo más de cien réplicas y movimientos menores, casi todos originados en una zona triangular formada por el cerro de Santa Catarina, el cráter de Olla de Caldera y el cerro del Tecomal. Según cálculos oficiales hubo más de 200 víctimas mortales, 3.000 damnificados, 400 internados en el Hospital Rosales y la destrucción casi total de edificios y residencias, con pérdidas calculadas en más de cinco millones de colones. Con epicentro fijado en 13,72 LN y 88,93 LO y a una profundidad focal de 10 kilómetros, su magnitud fue calculada en 1980 en 6,1 grados Richter, con una intensidad máxima de VII-VIII grados Mercalli modificada.
1937.
A las 23:47 del 19 de octubre, un sismo de entre V y VI grados Mercalli se deja sentir durante 14 segundos en casi todo el país. Con epicentro a 106 kilómetros al sureste de la zona costera de Usulután, es percibido sin mayores daños en Sonsonate, Santa Tecla, Cojutepeque, Zacatecoluca, San Miguel, La Unión, San Juan Nonualco, Pasaquina, Jucuarán, Chinameca, Santiago de María, Berlín, Tecoluca, San Julián, Ahuachapán y Nacaome (Honduras).
1937.
A las 20:30 horas del viernes 24 de diciembre, se inicia una serie de sismos en Ahuachapán. A las 18:43 del domingo 26, un macrosismo de 14,25 segundos semidestruye las ciudades de Ahuachapán y Atiquizaya y causa daños en Turín, Junquillo, La Puerta, Palo Pique y Las Chinamas.
1951.
El 6 de mayo a las 17:02 y a las 17:06, las casas de bahareque y ladrillo de Jucuapa, Chinameca, Berlín, Usulután, Nueva Guadalupe, Alegría, Santiago de María, Lolotique, San Rafael Oriente, California, El Triunfo, San Buenaventura y Santa Elena son destruidas por dos devastadores terremotos, de 5,9 y 6,0 grados Richter, que dejan 400 muertos, 1.100 heridos y un número indeterminado de desaparecidos. El Comité pro Damnificados traslada a San Salvador a más de diez mil de las 25.000 personas afectadas. El movimiento fue precedido por una serie de sismos, que se iniciaron el 24 de marzo del mismo año, en la región volcánica usuluteco-migueleña. El epicentro del temblor central, calculado entre 6,0 y 6,2 grados de magnitud en sus ondas de superficie, fue situado en una falla a 140 kilómetros al sur de las costas del departamento de La Paz, en el lecho del Océano Pacífico, a una profundidad focal de 10 kilómetros.
1961.
A las 16:20 del 12 de abril, un sismo de 5,75 grados Richter (VI escala Mercalli modificada) causa daños menores y sobresalto en San Salvador y todo el sur salvadoreño. El epicentro es ubicado en el Océano Pacífico, a 122 kilómetros de profundidad.
1965.
El 3 de mayo a las 04:01, un terremoto tectónico de 6,3-6,5 grados Richter arrasa San Salvador y causa graves daños en Ilopango, Soyapango y Ciudad Delgado. En el área metropolitana de la capital deja 15 kilómetros de destrucción, 110 muertos, medio millar de heridos, 50.000 personas sin hogar y 53 millones de colones en pérdidas, algunas tan graves que urgen la demolición de la Penitenciaría Central y la sede de la Fuerza Aérea. Otras estructuras públicas y privadas –como el Centro Judicial Isidro Menéndez y la Cárcel de Mujeres– quedan averiadas en forma parcial. El epicentro se sitúa en el área metropolitana de San Salvador, a 13,70 LN y 89,17 LO y a una profundidad focal de 10-15 kilómetros. Este macrosismo fue antecedido por más de 600 sismos diarios, registrados por los aparatos especializados entre febrero y mayo de ese mismo año.
1975.
El 17 de julio un movimiento de 5,8 grados Richter, con epicentro en Guadalupe, causa graves daños en los departamentos de La Paz y San Vicente.
1982.
A las 00:22 del sábado 19 de junio, un terremoto de 7,3 grados Richter, con epicentro a 70 kilómetros al suroeste de la capital y a 80 kilómetros de profundidad focal, se siente en todo el país y por fuera. Causa daños en cinco departamentos (San Salvador, La Libertad, La Paz, Sonsonate y Ahuachapán). Mueren nueve personas, 96 resultan heridas y quedan cinco mil damnificados. En los días siguientes hubo 90 réplicas, de entre 2 y 4,5 grados.
1985.
El 22 de abril se produce un sismo de 4,8 grados Richter, que destruye gran cantidad de casas en Jucuapa y Santiago de María. Su epicentro es situado en la usuluteca Berlín.
1986.
A las 11:50 del 10 de octubre, el suelo de San Salvador comienza a moverse por un terremoto grado 7,5 escala Richter (5,4 en magnitud de ondas de cuerpo), con duración de 5 segundos y epicentro en fallas situadas a 8 kilómetros bajo la zona de Los Planes de Renderos, al sur de San Salvador. Una poderosa onda en forma de ola recorre toda la capital. La devastación y mortandad se centran en los barrios de Santa Anita, San Jacinto, La Vega, San Esteban, El Carmen y Candelaria, al igual que en los Planes de Renderos –donde el fenómeno llegó a alcanzar los 9,0 grados Richter–, Ciudad Delgado y Santa Clara. Un deslizamiento de tierra blanca sepulta unas 200 casas y causa un centenar de muertos en la colonia Santa Marta, al sur de la capital. Pero no es el único derrumbe ocurrido a raíz de este evento sísmico que también provoca más deslizamientos menores en diversos puntos de la ciudad capital y en las cercanías del lago de Ilopango. La destrucción también es evidente en edificios privados, centros comerciales, locales ministeriales, centros educativos, hospitales y monumentos públicos. Las cifras oficiales llegan a más de 1.500 muertos, 100 desaparecidos, 10.000 mil heridos y 15.000 personas sin hogar ni trabajo, al quedar averiadas más de 60.000 viviendas y 3.000 negocios. La ayuda internacional es inmediata.
Desde el momento del temblor hasta el 26 de noviembre se registra un total de 2.508 sismos más, casi todos imperceptibles para la población. Sin embargo, el 22 de diciembre aún se continuaba con el trabajo de vigilancia y registro de la actividad sísmica originada en las fallas generadoras del siniestro.
1987.
El 25 de enero un sismo de 3,8 grados Richter causa zozobra en la población de San Vicente.
1988.
El 3 de noviembre, con epicentro en el Océano Pacífico, a 69 kilómetros de profundidad focal, un sismo estremece a Ahuachapán, sin causar mayores daños. En un colindante departamento guatemalteco destruye 100 viviendas y mata a cinco personas.
1999.
Entre las 15:51 del primero de marzo y el viernes 16 de abril, se suceden 940 sismos, 71 de los cuales son sentidos en San Vicente, Apastepeque y alrededores. El mayor de estos es de 4,6 grados Richter. Ante los daños en viviendas de adobe y bahareque y la destrucción parcial de la iglesia Catedral de San Vicente, los moradores, temiendo una catástrofe mayor, duermen fuera de sus casas durante semanas y se entregan a múltiples actividades religiosas.
1999.
Entre las 22:22 del 2 de abril y el viernes 16, se suceden 87 temblores, 17 de ellos sensibles para los pobladores, en la isla de Meanguera, en el Golfo de Fonseca. El más violento, calculado entre 5,8 y 6,1 grados Richter ocurre a las 04:10 del sábado 3, con epicentro frente a la costa pacífica de Nicaragua, a una profundidad focal de 33,7 kilómetros.
2001.
A las 11:35 del sábado 13 de enero de 2001, un terremoto de 7,6 grados Richter y 45 segundos de duración provoca destrucción generalizada en 172 de los 262 municipios del país, entre ellos Santa Ana, Jayaque, Comasagua, Nueva San Salvador, Santa Elena, San Vicente, San Agustín y muchas más.
Aunque la destrucción es más evidente en casas y edificios públicos construidos de adobe o bahareque, la mayor mortandad se centra en la zona residencial La Colina, al sur de la ciudad de Nueva San Salvador o Santa Tecla, donde un alud cae sobre cientos de casas y soterra a casi medio millar de personas. Con un aporte de 2,6 millones de dólares, entregado por el gobierno de la República de China (Taiwán), en dicho lugar se construirá en el futuro un parque memorial en homenaje a las víctimas.
Los desprendimientos de millones de metros cúbicos de tierra y piedra sepultan los tramos de la Carretera Panamericana que conducen al occidente y oriente del país, a la altura de Los Chorros y de la curva de La Leona, respectivamente, donde quedan soterradas varias personas. En total, el país sufre 16.120 derrumbes, que causan diversos grados de destrucción.
La ayuda nacional e internacional se hace presente de inmediato en los lugares de mayor desastre: 843 integrantes de equipos médicos y de rescate, dinero en efectivo y 2.589 toneladas de alimentos y materiales, contabilizadas hasta el domingo 11 de febrero.
Con la llegada de los primeros embarques, pronto surgen en los albergues disputas por el control político de la ayuda nacional e internacional, que pasa de ser centralizada y canalizada por el Comité de Emergencia Nacional (COEN) y la Comisión Nacional de Solidaridad (CONASOL) a control de los concejos y entidades municipales.
Con titubeos y contradicciones, las cifras oficiales –actualizadas hasta el 9 de febrero– cuantifican la tragedia humana en 844 fallecidos, 193 soterrados, 125 desaparecidos, 4.723 heridos, 1’329.806 damnificados, 68.777 evacuaciones, 32.000 micro y pequeñas empresas destruidas, 39.000 personas desempleadas y 24.000 pescadores artesanales, afectados por la consecuente ausencia de cardúmenes en las costas salvadoreñas.
Por su parte, la destrucción material es estimada en 278.546 viviendas, 1.385 escuelas –109 destruidas por completo–, 1.155 edificios públicos, 393 templos, 106 hospitales y centros públicos de salud, 16 penitenciarías, 41 instalaciones militares, la cuarta parte de los 2.000 kilómetros de carreteras pavimentadas y 98 monumentos nacionales.
Una misión de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) estima los daños materiales directos e indirectos en 1.255,4 millones de dólares, de los cuales 823 (66%) corresponden al sector privado. Para este mismo organismo de la ONU, las necesidades económicas para la reconstrucción son calculadas en 1.492,6 millones de dólares, que deberán ser invertidos en los próximos cinco años.
Hasta las 08:00 horas del martes 13 de febrero, los sismos secuela –de entre 2,5 y 5,1 grados Richter– alcanzan un total de 3.502.
Un mes después de esta tragedia, a las 08:22 del martes 13 de febrero de 2001, un terremoto de 6,6 grados Richter deja sentir, durante 20 segundos, su fuerza destructora en los departamentos de Cuscatlán, San Vicente y La Paz, que son declarados como zona de emergencia por las autoridades nacionales. El epicentro es localizado en las fallas de San Pedro Nonualco, a 20 kilómetros de San Salvador, situadas a una profundidad focal de entre 8,2 y 13 kilómetros.
La destrucción abarca entre el 50 y el 95 por ciento de las viviendas de la ciudad de San Vicente, Cojutepeque, Paraíso de Osorio, Candelaria, Verapaz, San Emigdio, San Juan Tepezontes, San Miguel Tepezontes, Guadalupe y los cantones Santa Cruz Analquito y Miraflores abajo. Se reportan también daños en viviendas de Chalatenango, una iglesia de Apopa y el muelle artesanal del puerto de La Libertad.
Hasta las 18:00 del día 21, los cómputos preliminares arrojan un saldo de 315 personas fallecidas, 92 desaparecidas o soterradas, 3.399 lesionadas y 252.622 damnificadas. Muchas de ellas residían en las localidades devastadas, al igual que en San Pedro Perulapán, San Cayetano Istepeque, Santa Cruz Michapa, Zacatecoluca, San Martín, San Rafael Cedros, cantón La Flor de San Martín y Candelaria, localidad esta última en la que perecen varios párvulos y su profesora, al quedar soterrados por su centro educativo.
Un número de 71 derrumbes de diversas consideraciones es reportado en los volcanes de Santa Ana y San Vicente, la Cordillera del Bálsamo, los cerros de San Jacinto y Las Pavas, carreteras hacia Santa Ana y San Francisco Chinameca y los kilómetros 45-49 y 51-53 de la Carretera Panamericana.
Entre otros daños materiales, se reporta gravedad o destrucción total en 57.008 viviendas, 82 edificios públicos, 73 iglesias, 111 escuelas y 41 hospitales y unidades de salud.
Unidos los cómputos de los daños causados por el sismo del 13 de enero, el país sufre pérdidas por encima de los 3.000 millones de dólares.
Hasta las 14:00 horas del día 23, los sismógrafos reportan más de 500 secuelas de este nuevo movimiento terráqueo, las que oscilan entre los 1,8 y 5,3 grados Richter.
#AmorPorColombia
Cronología de una Tierra Danzarina
Texto de: Carlos Cañas-Dinarte
1575.
El segundo día de la Pascua del Espíritu Santo (23 de mayo), la ciudad de San Salvador –ya asentada en el valle de Quezalcuatitán, su actual ubicación– es destruida por un devastador terremoto. Este movimiento telúrico –con probable epicentro entre las actuales localidades de San Marcos y Santo Tomás– echa por tierra la primera iglesia mayor o parroquial de la ciudad, erigida entre 1546 y 1551 con gruesas maderas, adobes y tejas. Aunque sólo hubo tres personas muertas, la gravedad de los daños hace que el rey de España, Felipe II, emita una cédula real para suministrarle ayuda a la destruida localidad, documento firmado en Madrid el 18 de noviembre de 1576.
1581.
Un terremoto produce alarma entre la población de la renaciente San Salvador, cuarteando tapias de adobe y recubrimientos de calicanto.
1594.
El 21 de abril, la pequeña urbe sansalvadoreña de 3.500 habitantes –entre españoles, ladinos, indígenas y negros– es azotada por un violento megasismo que tira por el suelo al más de medio millón de tostones de las buenas edificaciones del lugar, como la iglesia parroquial, los conventos de Santo Domingo y San Francisco, el hospital de indios, los portales y las casas del Cabildo. El valor de cada casa de los vecinos principales, construidas de calicanto, adobe, ladrillo y tejas, es calculado entre dos y tres mil ducados. Aunque la mortandad sólo alcanza a trece personas –entre ellas el cura párroco Francisco Ramos–, los lugareños quedan sumidos en la pobreza y el desánimo, por lo que la reconstrucción sólo empieza siete años más tarde.
1625.
Un nuevo megasismo arrasa San Salvador.
1658.
El 3 de noviembre, San Salvador, Quezaltepeque y las localidades circunvecinas son reducidas a escombros por violentas sacudidas, originadas en las grietas volcánicas que hacen surgir la pequeña elevación del Playón (140 metros) en el valle de Nixapán, situado al norte del volcán de San Salvador y al oeste de Quezaltepeque.
¿1656?
El 30 de septiembre, un terremoto causado por la erupción del volcán de San Salvador destruye del todo la ciudad, mientras la lava arrasa a Nejapa.
1671, 1707 y 1730.
Respectivos terremotos dejan en ruinas la ciudad de San Salvador.
1683.
Un horrendo movimiento de tierra destruye parcialmente la iglesia del pueblo de Ostúa, en el actual departamento de Santa Ana.
1719.
A la 01:00 del lunes 6 de marzo, durante un eclipse lunar, un megasismo por subducción y de una probable magnitud de 7,0 grados Richter destruye San Vicente y San Salvador, causa grandes grietas en diversos puntos de los alrededores de la capital provincial y provoca la muerte de siete personas.
1733.
En el primer cuatrimestre, largas series de temblores causan alarma en la zona occidental del país, donde resultan con daños de consideración muchas residencias y los templos de La Trinidad (Sonsonate) y Dolores (Izalco).
1736.
El 5 de mayo, un fuerte sismo arruina buena parte de las casas y templos de Panchimalco y San Francisco Chinameca.
1748.
El 13 de mayo, un destructor megasismo de origen volcánico, con una probable magnitud de 6,4 grados en la escala Richter, causa daños graves en casas de la zona central del país, donde también resultan arruinados los templos de San Juan (Cojutepeque), Olocuilta y Aculhuaca (ahora parte de Ciudad Delgado).
1765.
El 14 de abril, varios temblores, que se habían iniciado en marzo, arruinan Ilopango, San Cristóbal, San Martín, San Pedro Perulapán y San Bartolomé Perulapía, y causan estragos en Izalco y Caluco. El epicentro se sitúa en las alturas de Texacuangos, en los alrededores del lago de Ilopango.
1773.
El 29 de julio, el llamado “terremoto de Santa Marta” destruye por completo la ciudad de Guatemala. En El Salvador derriba los templos coloniales de Tacuba, Caluco y Asunción Izalco.
1774.
En julio, algunos sismos causan daños severos en varias poblaciones de la Cordillera del Bálsamo, especialmente en Huizúcar y Panchimalco.
1776.
El 30 de mayo, la capital de la Intendencia de San Salvador es arruinada por un violento terremoto, originado por la fosa de subducción, que destroza el templo de Dolores Izalco. Cálculos posteriores estiman su magnitud en 7,5 grados Richter.
1783.
El 29 de noviembre, a las 14:30 un terremoto produce gran devastación en la entonces villa de San Vicente de Austria y Lorenzana. Destruidas la iglesia parroquial y gran cantidad de casas, las pérdidas materiales se calculan en casi 50.000 pesos.
1787.
Del 21 al 23 de septiembre, la localidad oriental de San Miguel sufre vaivenes de la tierra, originados en una masiva erupción del volcán cercano.
1798.
San Salvador y sus pueblos aledaños, en especial Antiguo Cuscatlán, son golpeados por dos grandes movimientos, uno a las 14:15 del 2 de febrero, y el otro siete días más tarde. Con probable magnitud de 6,2 grados Richter, el epicentro se localiza en un antiguo cráter del volcán de San Salvador, laguna desecada artificialmente por alemanes a fines del siglo XIX, para dar paso al actual complejo industrial llamado Plan de La Laguna.
1806.
Un fuerte temblor causa destrozos en la ciudad de San Salvador.
1815.
El 10 de agosto, un terremoto sacude la intendencia colonial de San Salvador. Se avería la iglesia de San José y las prisiones –donde estaban encarcelados varios próceres independentistas–, la iglesia de Panchimalco, el puente sobre el río Acelhuate, las cañerías de barro y muchas casas particulares.
1831.
El 7 de febrero, un fuerte movimiento causa ruinas y destrucción en la ciudad de San Salvador.
1838.
En diciembre, un terremoto causa graves destrozos en Chinameca.
1839.
A las 15:00 del 22 de marzo, Viernes de Dolores, un gran movimiento desquicia muchas viviendas en San Salvador. Las localidades de Quezaltepeque, Nejapa y Opico sufren severos daños.
1839.
A las 01:00 del primero de octubre, un terremoto de 5,9 grados de magnitud destroza muchas viviendas en la capital. Las réplicas pasan de 15 días. El presidente de El Salvador, general hondureño Francisco Morazán, traslada las oficinas gubernamentales a Cojutepeque.
1847.
A la medianoche del 22 de junio, un temblor causa serios perjuicios en los pueblos de la costa y la Cordillera del Bálsamo.
1854.
A las 22:55 del 16 de abril, Domingo de Resurrección, un sismo –anunciado desde el Viernes Santo por sucesivas sacudidas y fuertes retumbos subterráneos– arrasa por completo San Salvador. José María Cáceres ubica el epicentro a media legua al sureste de San Jacinto, en la cadena al sur de San Marcos. La magnitud se calcula en 6,6 grados Richter. El suceso es captado para la posteridad por los dibujos y escritos parisienses de Arnold Boscowitz, así como por los estudios científicos del viajero alemán Moritz Wagner. Debido a la ruina total de la ciudad, el general y presidente José María San Martín ordena el traslado del gobierno a Soyapango y luego a Cojutepeque –que funge como capital desde el 17 de abril de este año hasta el 28 de junio de 1858–, la movilización de la Universidad Nacional y del Colegio de La Asunción a San Vicente –donde permanecerán hasta diciembre de 1858– y la fundación de la Nueva San Salvador en la llanura de la hacienda Santa Tecla (25 de diciembre de 1854). Pocas semanas después de la destrucción de San Salvador, un fuerte movimiento causa graves daños en San Vicente, Cojutepeque y la región de Texacuangos.
1855.
Entre febrero y abril, una serie de sismos nocturnos se abate sobre San Salvador, San Vicente y Cojutepeque. En diciembre estremecedores movimientos, provocados por el volcán migueleño, siembran alarma en la zona oriental.
1857.
Antecedido y seguido de frecuentes temblores, un megasismo hace sufrir la capital salvadoreña, Cojutepeque, el 6 de noviembre. El epicentro se ubica en el cerro Cus-cus, al sur del lago de Ilopango.
1859.
El 8 de diciembre, a las 10:00, un movimiento sísmico ondulatorio de larga duración y 7,3 grados de magnitud probable, parte de las alturas cercanas a Comasagua y se detiene en la altiplanicie de Santa Cruz, cerca a la ciudad de Guatemala. La onda atraviesa: Comasagua, Atiquizaya, Jalpatagua, Oratorio, Cuajiniquilapa, Corral de Piedra y Cerro Redondo.
1860.
Del 3 al 6 de diciembre, una serie de sismos siembra pánico en San Salvador y lugares aledaños, además de producir grietas de cierta magnitud en el templo colonial de Panchimalco.
1867.
El 30 de junio, se siente gran temblor en San Salvador, seguido de muchos más en la noche.
1872.
Sin ningún fundamento científico, los 81 sismos que se abaten sobre la región vicentina entre el 29 y el 30 de diciembre, son atribuidos a los cerros El Brujo y Sihuatepeque. En la última fecha, la ciudad de San Vicente resulta averiada fuertemente por un terremoto, antecedido y seguido de frecuentes y pavorosos sacudimientos.
1873.
El 4 de marzo a las 16:30, un megasismo volcánico de 6,4 grados de magnitud probable, se convierte en el desenlace de una serie de frecuentes temblores iniciados a las 11:00 del 22 de febrero, con epicentro en las alturas de Texacuangos, entre el cerro de Chinameca y Santiaguito, al sur de la laguna de Ilopango. Son afectadas las poblaciones de Santo Tomás, Soyapango, Ilopango, Mejicanos, Aculhuaca y Paleca (Ciudad Delgado).
Aunque las sacudidas continuaron, su intensidad fue disminuyendo con los días, a tal punto que para el 15 el temor de una catástrofe mayor había casi desaparecido y la población estaba comenzando a pasar las noches en el interior de sus viviendas. Sin embargo, el 19 de marzo a las 02:00 un gran movimiento, acompañado de retumbos, alerta a los capitalinos, que en minutos abandonan sus viviendas, evitando una mayor mortandad cuando diez minutos después sobrevienen una fuerte detonación subterránea y un violento megasismo vertical, oscilatorio y ondulatorio, que derriba, en menos de cinco segundos la antigua San Salvador, de la que sólo quedan en pie unas quince estructuras públicas y privadas, estremecidas por una réplica tres horas después. Al trasmonte del cerro de San Jacinto, aparece una luz rojo-violeta intermitente y se percibe un sofocante olor sulfuroso. El epicentro se ubica en las alturas de Texacuangos, sobre los bordes lacustres de Ilopango.
El 19 de marzo era el día de San José, patrono de la Compañía de Jesús, en cuya residencia confiscada el gobierno de la República había establecido el Cuartel No. 1 de Infantería. No era raro, pues, que aquellos capitalinos que habían preparado con antelación los festejos litúrgicos correspondientes en los templos de Santa Lucía y La Merced, vieran en el gran terremoto una intervención sobrehumana, desde cuyas manos se dejaba caer un castigo divino sobre una población sacrílega y secularizada.
Así, entre la subida de casi un metro en el nivel del lago de Ilopango, los gritos, los escombros, los incendios y las confesiones –presa del pánico, la gente confesaba de hinojos sus pecados–, los últimos vestigios de la San Salvador colonial pasaban a la historia. Según refiere José María Huezo en sus Reminiscencias históricas (1856-1913), “el parque y las calles quedaron [llenos] de mercaderías y otros objetos amontonados, que obstruían el tránsito” por aquella ciudad desolada y humeante en la que “no se veían más que semblantes despavoridos, polvosos y jadeantes, que de vez en cuando pasaban por las calles contemplando la horrorosa calamidad en que dejó la capital el terremoto”.
La destrucción material de la ciudad es rescatada del olvido por la magia de las fotografías de Armand Harcq –director de su propia Academia de Bellas Artes– y la pluma de W. R. Kennedy, capitán de la fragata inglesa Reindeer, fondeada en el puerto de La Unión y que, tras el suceso telúrico, es destacada al muelle de La Libertad, a donde llega el día 21.
El movimiento se sintió también en la localidad hondureña de Gracias y causó estragos en San Jacinto, San Marcos, Santo Tomás, Santiago Texacuangos, Olocuilta, Mejicanos, Ayutuxtepeque, San Sebastián, Aculhuaca, Cuscatancingo, Apopa, Soyapango, Tonacatepeque, San Martín y Santa Tecla.
1878.
El 2 de octubre, sin previo aviso, a las 20:00 un violento sismo destruye los ranchos pajizos y casas de adobe de Jucuapa. Las vecinas Tecapa (hoy Alegría), Chinameca, El Triunfo y Santiago de María sufren también graves daños y víctimas. Su intensidad máxima se calcula en VII grados Mercalli.
1879.
Entre el 21 y el 31 de diciembre, la zona del lago de Ilopango sufre más de 600 temblores de diversa intensidad. El día 27 a las 23:38, un temblor giratorio de 50 segundos destroza edificaciones públicas y privadas de Ilopango y Asino. Toda esta actividad culminó con erupciones en el centro del lago y, entre enero y marzo de 1880, originó los dos peñascos conocidos como “los cerros quemados”.
1884.
El 6 de noviembre, tres fuertes movimientos nocturnos obligan a la población vicentina a acampar en los patios de las casas y en el parque local.
1899.
El 25 de marzo, un violento megasismo destruye en parte la iglesia parroquial de San Vicente, diseñada, construida e inaugurada en 1808 por el presbítero y prócer Antonio Molina y Cañas.
1902.
Cerca de las 19:00 del 15 de septiembre, un violento maremoto siembra destrucción y muerte en las costas comprendidas entre los puertos centroamericanos de San José (Guatemala) y La Libertad (El Salvador). El mayor destrozo se produce en la Barra de Santiago. Especulaciones hechas en 1990 han fijado en 7,9 grados la magnitud de ondas de superficie para el sismo subacuático que originó el fenómeno. Pese a que fue imposible saber el número exacto de víctimas, la cifra de muertos rondó las 400 personas.
1912.
El 18 de julio un violento temblor de origen volcánico –calculado en 1974 y 1993 como de 5,9 grados en la magnitud de sus ondas de superficie y una intensidad máxima de VII Mercalli– causó daños en las localidades occidentales de Armenia, Izalco y Santa Ana. Su epicentro es fijado en 13,87 LN y 89,57 LO, con profundidad focal de 10 kilómetros.
1915.
El 6 de septiembre a las 19:20, un fuerte sismo por subducción estremeció a San Salvador y causó destrozos en Juayúa y Salcoatitán y el sur de Apaneca, además de que en Santa Ana causa cinco víctimas mortales y en San Vicente hace sonar las campanas de los templos y avería gran cantidad de viviendas. El científico Jorge Lardé y Arthés estudió el fenómeno y publicó sus conclusiones en el opúsculo El terremoto del 6 de septiembre de 1915 y los demás terremotos de El Salvador. Con epicentro fijado en 13,90 LN y 89,60 LO y una profundidad de 60 kilómetros, el evento fue estimado en 1980 en 7,7 grados de magnitud y una intensidad máxima de VIII-IX Mercalli.
1917.
El 7 de junio, jueves de Corpus, a las 18:55, 19:30 y 20:45, tres grandes terremotos de origen volcánico destruyen San Salvador y otras localidades como Apopa, Nejapa, Quezaltepeque, San Juan Opico, Santa Tecla, Armenia, San Julián, Sacacoyo, Tepecoyo, Ateos, Caluco y San Vicente. Calculados posteriormente con magnitudes de 6,7 y 5,4 grados Richter e intensidades máximas de VIII grados Mercalli, su culminación es la erupción del cráter secundario de Los Chintos y la evaporación de la laguna del Boquerón, localizados en el volcán de San Salvador.
El poeta colombiano Porfirio Barba Jacob –que entonces usaba el seudónimo de Ricardo Arenales– escribe su testimonio novelado El terremoto de San Salvador, Narración de un superviviente, que se difunde en las páginas del Diario del Salvador, periódico de Román Mayorga Rivas, donde el poeta era redactor. Con pérdidas humanas calculadas en 1.050 personas y una cantidad indeterminada de heridos, los daños materiales evidencian que de cerca de las 9.000 casas de la capital, sólo 200 quedaron intactas.
De los edificios nacionales, no sufren daños el Palacio y Teatro Nacionales, aunque sí resultan arruinados la Escuela de Medicina, la Escuela Normal de Maestros (aún en construcción), la Central de Correos y Telégrafos, el Hospicio de Huérfanos, la Catedral y demás templos, la Universidad, la Escuela Politécnica, el Palacio del Tesoro, el Municipal, los mercados, la Imprenta Nacional, la Penitenciaría, la Casa Blanca, la Logia Masónica, la Residencia Presidencial, los cuarteles, el Manicomio, los bancos Salvadoreño, Occidental y Agrícola, los teatros Principal, Colón y Variedades, etc.
1919.
El 28 de abril, un violento temblor de origen volcánico causa más de 100 muertos, 400 heridos y 1.000 damnificados en 20 manzanas de los barrios capitalinos de San Esteban, Cisneros y Concepción, así como en los alrededores del cerro San Jacinto, San Marcos y Soyapango. Muchas de las víctimas eran habitantes de casas dañadas por los eventos de junio de 1917. Fijado el epicentro en 13,69 LN y 89,69 LO y a una profundidad de 10 kilómetros, en 1993 se consideró que su magnitud pudo haber llegado a los 5,9 grados Richter, con una intensidad máxima de VII-VIII grados Mercalli modificada.
1932.
El 21 de mayo, un terremoto de 7,1 grados Richter, (VIII Mercalli modificada) –originado por una subducción ocurrida a una profundidad de 150 kilómetros en 12,80 LN y 88,00 LO– es sentido desde el Distrito Federal mexicano hasta Costa Rica. Colapsan varias casas en Zacatecoluca, y en otras partes del departamento de La Paz, al igual que en el de Usulután, se reportan heridos y un pequeño número indeterminado de víctimas mortales.
1936.
Tras largas jornadas de pequeños sismos, originados en la zona del coloso volcánico vicentino, en la noche del sábado 19 de diciembre las fuerzas de la tierra se pasean de nuevo sobre aquella localidad paracentral, echando por tierra la iglesia del Calvario, el cuartel, los portales, cientos de casas particulares y demás edificios públicos, así como las poblaciones de San Esteban, Istepeque, Tepetitán, Santo Domingo y Santa Clara. En aquella ciudad de 25.000 habitantes, las calles se llenan de escombros y los parques Cañas y San José van acogiendo, poco a poco, los cuerpos de las víctimas, extraídos de entre los restos de inmuebles. Este episodio tuvo más de cien réplicas y movimientos menores, casi todos originados en una zona triangular formada por el cerro de Santa Catarina, el cráter de Olla de Caldera y el cerro del Tecomal. Según cálculos oficiales hubo más de 200 víctimas mortales, 3.000 damnificados, 400 internados en el Hospital Rosales y la destrucción casi total de edificios y residencias, con pérdidas calculadas en más de cinco millones de colones. Con epicentro fijado en 13,72 LN y 88,93 LO y a una profundidad focal de 10 kilómetros, su magnitud fue calculada en 1980 en 6,1 grados Richter, con una intensidad máxima de VII-VIII grados Mercalli modificada.
1937.
A las 23:47 del 19 de octubre, un sismo de entre V y VI grados Mercalli se deja sentir durante 14 segundos en casi todo el país. Con epicentro a 106 kilómetros al sureste de la zona costera de Usulután, es percibido sin mayores daños en Sonsonate, Santa Tecla, Cojutepeque, Zacatecoluca, San Miguel, La Unión, San Juan Nonualco, Pasaquina, Jucuarán, Chinameca, Santiago de María, Berlín, Tecoluca, San Julián, Ahuachapán y Nacaome (Honduras).
1937.
A las 20:30 horas del viernes 24 de diciembre, se inicia una serie de sismos en Ahuachapán. A las 18:43 del domingo 26, un macrosismo de 14,25 segundos semidestruye las ciudades de Ahuachapán y Atiquizaya y causa daños en Turín, Junquillo, La Puerta, Palo Pique y Las Chinamas.
1951.
El 6 de mayo a las 17:02 y a las 17:06, las casas de bahareque y ladrillo de Jucuapa, Chinameca, Berlín, Usulután, Nueva Guadalupe, Alegría, Santiago de María, Lolotique, San Rafael Oriente, California, El Triunfo, San Buenaventura y Santa Elena son destruidas por dos devastadores terremotos, de 5,9 y 6,0 grados Richter, que dejan 400 muertos, 1.100 heridos y un número indeterminado de desaparecidos. El Comité pro Damnificados traslada a San Salvador a más de diez mil de las 25.000 personas afectadas. El movimiento fue precedido por una serie de sismos, que se iniciaron el 24 de marzo del mismo año, en la región volcánica usuluteco-migueleña. El epicentro del temblor central, calculado entre 6,0 y 6,2 grados de magnitud en sus ondas de superficie, fue situado en una falla a 140 kilómetros al sur de las costas del departamento de La Paz, en el lecho del Océano Pacífico, a una profundidad focal de 10 kilómetros.
1961.
A las 16:20 del 12 de abril, un sismo de 5,75 grados Richter (VI escala Mercalli modificada) causa daños menores y sobresalto en San Salvador y todo el sur salvadoreño. El epicentro es ubicado en el Océano Pacífico, a 122 kilómetros de profundidad.
1965.
El 3 de mayo a las 04:01, un terremoto tectónico de 6,3-6,5 grados Richter arrasa San Salvador y causa graves daños en Ilopango, Soyapango y Ciudad Delgado. En el área metropolitana de la capital deja 15 kilómetros de destrucción, 110 muertos, medio millar de heridos, 50.000 personas sin hogar y 53 millones de colones en pérdidas, algunas tan graves que urgen la demolición de la Penitenciaría Central y la sede de la Fuerza Aérea. Otras estructuras públicas y privadas –como el Centro Judicial Isidro Menéndez y la Cárcel de Mujeres– quedan averiadas en forma parcial. El epicentro se sitúa en el área metropolitana de San Salvador, a 13,70 LN y 89,17 LO y a una profundidad focal de 10-15 kilómetros. Este macrosismo fue antecedido por más de 600 sismos diarios, registrados por los aparatos especializados entre febrero y mayo de ese mismo año.
1975.
El 17 de julio un movimiento de 5,8 grados Richter, con epicentro en Guadalupe, causa graves daños en los departamentos de La Paz y San Vicente.
1982.
A las 00:22 del sábado 19 de junio, un terremoto de 7,3 grados Richter, con epicentro a 70 kilómetros al suroeste de la capital y a 80 kilómetros de profundidad focal, se siente en todo el país y por fuera. Causa daños en cinco departamentos (San Salvador, La Libertad, La Paz, Sonsonate y Ahuachapán). Mueren nueve personas, 96 resultan heridas y quedan cinco mil damnificados. En los días siguientes hubo 90 réplicas, de entre 2 y 4,5 grados.
1985.
El 22 de abril se produce un sismo de 4,8 grados Richter, que destruye gran cantidad de casas en Jucuapa y Santiago de María. Su epicentro es situado en la usuluteca Berlín.
1986.
A las 11:50 del 10 de octubre, el suelo de San Salvador comienza a moverse por un terremoto grado 7,5 escala Richter (5,4 en magnitud de ondas de cuerpo), con duración de 5 segundos y epicentro en fallas situadas a 8 kilómetros bajo la zona de Los Planes de Renderos, al sur de San Salvador. Una poderosa onda en forma de ola recorre toda la capital. La devastación y mortandad se centran en los barrios de Santa Anita, San Jacinto, La Vega, San Esteban, El Carmen y Candelaria, al igual que en los Planes de Renderos –donde el fenómeno llegó a alcanzar los 9,0 grados Richter–, Ciudad Delgado y Santa Clara. Un deslizamiento de tierra blanca sepulta unas 200 casas y causa un centenar de muertos en la colonia Santa Marta, al sur de la capital. Pero no es el único derrumbe ocurrido a raíz de este evento sísmico que también provoca más deslizamientos menores en diversos puntos de la ciudad capital y en las cercanías del lago de Ilopango. La destrucción también es evidente en edificios privados, centros comerciales, locales ministeriales, centros educativos, hospitales y monumentos públicos. Las cifras oficiales llegan a más de 1.500 muertos, 100 desaparecidos, 10.000 mil heridos y 15.000 personas sin hogar ni trabajo, al quedar averiadas más de 60.000 viviendas y 3.000 negocios. La ayuda internacional es inmediata.
Desde el momento del temblor hasta el 26 de noviembre se registra un total de 2.508 sismos más, casi todos imperceptibles para la población. Sin embargo, el 22 de diciembre aún se continuaba con el trabajo de vigilancia y registro de la actividad sísmica originada en las fallas generadoras del siniestro.
1987.
El 25 de enero un sismo de 3,8 grados Richter causa zozobra en la población de San Vicente.
1988.
El 3 de noviembre, con epicentro en el Océano Pacífico, a 69 kilómetros de profundidad focal, un sismo estremece a Ahuachapán, sin causar mayores daños. En un colindante departamento guatemalteco destruye 100 viviendas y mata a cinco personas.
1999.
Entre las 15:51 del primero de marzo y el viernes 16 de abril, se suceden 940 sismos, 71 de los cuales son sentidos en San Vicente, Apastepeque y alrededores. El mayor de estos es de 4,6 grados Richter. Ante los daños en viviendas de adobe y bahareque y la destrucción parcial de la iglesia Catedral de San Vicente, los moradores, temiendo una catástrofe mayor, duermen fuera de sus casas durante semanas y se entregan a múltiples actividades religiosas.
1999.
Entre las 22:22 del 2 de abril y el viernes 16, se suceden 87 temblores, 17 de ellos sensibles para los pobladores, en la isla de Meanguera, en el Golfo de Fonseca. El más violento, calculado entre 5,8 y 6,1 grados Richter ocurre a las 04:10 del sábado 3, con epicentro frente a la costa pacífica de Nicaragua, a una profundidad focal de 33,7 kilómetros.
2001.
A las 11:35 del sábado 13 de enero de 2001, un terremoto de 7,6 grados Richter y 45 segundos de duración provoca destrucción generalizada en 172 de los 262 municipios del país, entre ellos Santa Ana, Jayaque, Comasagua, Nueva San Salvador, Santa Elena, San Vicente, San Agustín y muchas más.
Aunque la destrucción es más evidente en casas y edificios públicos construidos de adobe o bahareque, la mayor mortandad se centra en la zona residencial La Colina, al sur de la ciudad de Nueva San Salvador o Santa Tecla, donde un alud cae sobre cientos de casas y soterra a casi medio millar de personas. Con un aporte de 2,6 millones de dólares, entregado por el gobierno de la República de China (Taiwán), en dicho lugar se construirá en el futuro un parque memorial en homenaje a las víctimas.
Los desprendimientos de millones de metros cúbicos de tierra y piedra sepultan los tramos de la Carretera Panamericana que conducen al occidente y oriente del país, a la altura de Los Chorros y de la curva de La Leona, respectivamente, donde quedan soterradas varias personas. En total, el país sufre 16.120 derrumbes, que causan diversos grados de destrucción.
La ayuda nacional e internacional se hace presente de inmediato en los lugares de mayor desastre: 843 integrantes de equipos médicos y de rescate, dinero en efectivo y 2.589 toneladas de alimentos y materiales, contabilizadas hasta el domingo 11 de febrero.
Con la llegada de los primeros embarques, pronto surgen en los albergues disputas por el control político de la ayuda nacional e internacional, que pasa de ser centralizada y canalizada por el Comité de Emergencia Nacional (COEN) y la Comisión Nacional de Solidaridad (CONASOL) a control de los concejos y entidades municipales.
Con titubeos y contradicciones, las cifras oficiales –actualizadas hasta el 9 de febrero– cuantifican la tragedia humana en 844 fallecidos, 193 soterrados, 125 desaparecidos, 4.723 heridos, 1’329.806 damnificados, 68.777 evacuaciones, 32.000 micro y pequeñas empresas destruidas, 39.000 personas desempleadas y 24.000 pescadores artesanales, afectados por la consecuente ausencia de cardúmenes en las costas salvadoreñas.
Por su parte, la destrucción material es estimada en 278.546 viviendas, 1.385 escuelas –109 destruidas por completo–, 1.155 edificios públicos, 393 templos, 106 hospitales y centros públicos de salud, 16 penitenciarías, 41 instalaciones militares, la cuarta parte de los 2.000 kilómetros de carreteras pavimentadas y 98 monumentos nacionales.
Una misión de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) estima los daños materiales directos e indirectos en 1.255,4 millones de dólares, de los cuales 823 (66%) corresponden al sector privado. Para este mismo organismo de la ONU, las necesidades económicas para la reconstrucción son calculadas en 1.492,6 millones de dólares, que deberán ser invertidos en los próximos cinco años.
Hasta las 08:00 horas del martes 13 de febrero, los sismos secuela –de entre 2,5 y 5,1 grados Richter– alcanzan un total de 3.502.
Un mes después de esta tragedia, a las 08:22 del martes 13 de febrero de 2001, un terremoto de 6,6 grados Richter deja sentir, durante 20 segundos, su fuerza destructora en los departamentos de Cuscatlán, San Vicente y La Paz, que son declarados como zona de emergencia por las autoridades nacionales. El epicentro es localizado en las fallas de San Pedro Nonualco, a 20 kilómetros de San Salvador, situadas a una profundidad focal de entre 8,2 y 13 kilómetros.
La destrucción abarca entre el 50 y el 95 por ciento de las viviendas de la ciudad de San Vicente, Cojutepeque, Paraíso de Osorio, Candelaria, Verapaz, San Emigdio, San Juan Tepezontes, San Miguel Tepezontes, Guadalupe y los cantones Santa Cruz Analquito y Miraflores abajo. Se reportan también daños en viviendas de Chalatenango, una iglesia de Apopa y el muelle artesanal del puerto de La Libertad.
Hasta las 18:00 del día 21, los cómputos preliminares arrojan un saldo de 315 personas fallecidas, 92 desaparecidas o soterradas, 3.399 lesionadas y 252.622 damnificadas. Muchas de ellas residían en las localidades devastadas, al igual que en San Pedro Perulapán, San Cayetano Istepeque, Santa Cruz Michapa, Zacatecoluca, San Martín, San Rafael Cedros, cantón La Flor de San Martín y Candelaria, localidad esta última en la que perecen varios párvulos y su profesora, al quedar soterrados por su centro educativo.
Un número de 71 derrumbes de diversas consideraciones es reportado en los volcanes de Santa Ana y San Vicente, la Cordillera del Bálsamo, los cerros de San Jacinto y Las Pavas, carreteras hacia Santa Ana y San Francisco Chinameca y los kilómetros 45-49 y 51-53 de la Carretera Panamericana.
Entre otros daños materiales, se reporta gravedad o destrucción total en 57.008 viviendas, 82 edificios públicos, 73 iglesias, 111 escuelas y 41 hospitales y unidades de salud.
Unidos los cómputos de los daños causados por el sismo del 13 de enero, el país sufre pérdidas por encima de los 3.000 millones de dólares.
Hasta las 14:00 horas del día 23, los sismógrafos reportan más de 500 secuelas de este nuevo movimiento terráqueo, las que oscilan entre los 1,8 y 5,3 grados Richter.