- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Naturaleza
Arizoaceae. José Fernando Machado.
Con la orquídea Bollea Martha se tiene el mejor ejemplo de una especie que estaba inédita y es galardonada con varios premios en una exposición internacional. Oscar Robledo.
La cortapico crece espontáneamente en los bosques andinos. Orginalmente, y por su parecido con las alstroemerias, se le consideraba perteneciente a esa familia. Numerosas cortapicos han sido cultivadas en Europa, especialmente en Alemania, donde han aportado sus genes a la obtención de otros híbridos. Jorge Eduardo Arango.
Luces, sombras, contraluces, relieves, rugosidades, asperezas, suavidades, partículas, contornos, ese es el universo de las flores, un universo que se contempla en cada una de las diferentes regiones naturales colombianas, desde otra perspectiva. José Fernando Machado.
Guayacán. Jorge Eduardo Arango.
Guayacán. Jorge Eduardo Arango.
Jorge Eduardo Arango.
Sietecueros.
Guayacán amarillo. Jorge Eduardo Arango.
Guayacán rosado. Jorge Eduardo Arango.
Pestaña de mula. Jorge Eduardo Arango.
Al sumergirse en el interior misterioso de la flor, se comprueba una vez más la creación perfecta de la naturaleza. Desde los poetas hasta los científicos, todos coinciden en que la flor es el lado más hermoso, más lleno de significados de la vida misma, y que aún la flor más simple esconde toda clase de emociones. José Fernando Machado.
Al sumergirse en el interior misterioso de la flor, se comprueba una vez más la creación perfecta de la naturaleza. Desde los poetas hasta los científicos, todos coinciden en que la flor es el lado más hermoso, más lleno de significados de la vida misma, y que aún la flor más simple esconde toda clase de emociones.
Al sumergirse en el interior misterioso de la flor, se comprueba una vez más la creación perfecta de la naturaleza. Desde los poetas hasta los científicos, todos coinciden en que la flor es el lado más hermoso, más lleno de significados de la vida misma, y que aún la flor más simple esconde toda clase de emociones.
Verónica. José Fernando Machado.
Agarapanto. José Fernando Machado.
Iris Wedgwood. José Fernando Machado.
Lirio Iris.
Colombia posee un arsenal valioso de germano de orquídeas que ha servido al mundo entero para la obtención de nuevas variedades. Siempre fue un mito la obtención de híbridos de orquídeas en los países avanzados pero ahora en Colombia los antioqueños han obtenido nuevos híbridos y variedades. José Fernando Machado.
Catleya trianae, flor nacional de Colombia. José Fernando Machado.
Cuando el mundo supo de los tamaños, formas, colores, aromas y otras sensaciones derivadas de la presencia de las orquídeas en distintas regiones colombianas, se despertó un interés que provocó enseguida un comercio que cada vez aumentaba, hacia los invernaderos y jardines botánicos de las capitales europeas. Paralelamente grupos de científicos se dedicaban al estudio detenido de estas orquídeas que a veces tienen nombres folclóricos como "Torito". José Fernando Machado.
Odiontioda híbrido. José Fernando Machado.
Las orquídeas han contribuido a aumentar la leyenda sobre la riqueza natural de Colombia, que comenzó desde el siglo XVIII cuando empezaron a llegar a España y otros países europeos, los primeros ejemplares enviados por exploradores y científicos, quienes se convirtieron en auténticos cazadores de orquídeas, que avanzaban en medio de selvas y bosques con sus redes y pequeñas cajas, buscando las formas salvajes y bellas de estas flores.
Las orquídeas han contribuido a aumentar la leyenda sobre la riqueza natural de Colombia, que comenzó desde el siglo XVIII cuando empezaron a llegar a España y otros países europeos, los primeros ejemplares enviados por exploradores y científicos, quienes se convirtieron en auténticos cazadores de orquídeas, que avanzaban en medio de selvas y bosques con sus redes y pequeñas cajas, buscando las formas salvajes y bellas de estas flores. José Fernando Machado.
Colombia posee innumerables especies y variedades de orquídeas todavía sin clasificar. Por eso los genetistas orquideólogos tienen la posibilidad de explorar los bosques y centros de origen con el fin de encontrar nuevos materiales que permitan combatir ala poca calidad y belleza que resulta del cruce repetitivo de algunas variedades y especies entre sí. José Fernando Machado.
Colombia posee innumerables especies y variedades de orquídeas todavía sin clasificar. Por eso los genetistas orquideólogos tienen la posibilidad de explorar los bosques y centros de origen con el fin de encontrar nuevos materiales que permitan combatir ala poca calidad y belleza que resulta del cruce repetitivo de algunas variedades y especies entre sí. José Fernando Machado.
Colombia posee innumerables especies y variedades de orquídeas todavía sin clasificar. Por eso los genetistas orquideólogos tienen la posibilidad de explorar los bosques y centros de origen con el fin de encontrar nuevos materiales que permitan combatir ala poca calidad y belleza que resulta del cruce repetitivo de algunas variedades y especies entre sí.
Colombia posee innumerables especies y variedades de orquídeas todavía sin clasificar. Por eso los genetistas orquideólogos tienen la posibilidad de explorar los bosques y centros de origen con el fin de encontrar nuevos materiales que permitan combatir ala poca calidad y belleza que resulta del cruce repetitivo de algunas variedades y especies entre sí. Jorge Mario Múnera.
Las curubas y granadillas, típicamente colombianas, se dan en diferentes pisos térmicos, desde la selva amazónica hasta la selva andina. Se observa una característica en el llamado gimoteo: los estambres y el óvulo se ubican en una misma columna. Aldo Brando.
Las curubas y granadillas, típicamente colombianas, se dan en diferentes pisos térmicos, desde la selva amazónica hasta la selva andina. Se observa una característica en el llamado gimoteo: los estambres y el óvulo se ubican en una misma columna.
Las curubas y granadillas, típicamente colombianas, se dan en diferentes pisos térmicos, desde la selva amazónica hasta la selva andina. Se observa una característica en el llamado gimoteo: los estambres y el óvulo se ubican en una misma columna. José Fernando Machado.
Estas son plantas foráneas cultivadas en Colombia desde la Colonia. Como característica propia de la familia de la ranunculacae o arracachuelo, puede observarse un detalle: el cáliz espoleando. En esta página la bellasonce (se abre a esa hora), planta suculenta de las arizoaceae. José Fernando Machado.
Estas son plantas foráneas cultivadas en Colombia desde la Colonia. Como característica propia de la familia de la ranunculacae o arracachuelo, puede observarse un detalle: el cáliz espoleando. En esta página la bellasonce (se abre a esa hora), planta suculenta de las arizoaceae.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". Diego Miguel Garcés.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". Diego Miguel Garcés.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. Aldo Brando.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Lirio de los cafetales. José Fernando Machado.
Lirio de los cafetales. José Fernando Machado.
Durante unos segundos es como si las mariposas y las flores se convirtieran en un sólo objeto animado, como si las manchas y volúmenes de las unas, se confundieran con los colores y olores de las otras, y es que la familia de los girasoles es la más apetecida por los lepidópteros: cuando la temperatura aumenta, las flores expulsan libremente el polen, el cual queda disponible para su alimentación, siendo en el reino vegetal una de las familias con mayor número de variedades genéticas. Jesús Vélez.
Durante unos segundos es como si las mariposas y las flores se convirtieran en un sólo objeto animado, como si las manchas y volúmenes de las unas, se confundieran con los colores y olores de las otras, y es que la familia de los girasoles es la más apetecida por los lepidópteros: cuando la temperatura aumenta, las flores expulsan libremente el polen, el cual queda disponible para su alimentación, siendo en el reino vegetal una de las familias con mayor número de variedades genéticas. Miguel García.
Durante unos segundos es como si las mariposas y las flores se convirtieran en un sólo objeto animado, como si las manchas y volúmenes de las unas, se confundieran con los colores y olores de las otras, y es que la familia de los girasoles es la más apetecida por los lepidópteros: cuando la temperatura aumenta, las flores expulsan libremente el polen, el cual queda disponible para su alimentación, siendo en el reino vegetal una de las familias con mayor número de variedades genéticas. Jesús Vélez.
Lupino de páramo. José Fernando Machado.
Diego Miguel Garcés.
José Fernando Machado.
Poaceae. José Fernando Machado.
Tibauchina lepidota. José Fernando Machado.
José Fernando Machado.
Muchas canciones populares retratan el vuelo suspendido de este colibrí mientras succiona el licor dulce que la flor le ofrece. Es un equilibro difícil, como un ritual congelado en el aire. Luego volará un rato más, hasta encontrar otra flor que le brinda su néctar. Aldo Brando.
Amapola.
Pasiflora silvestre. Aldo Brando.
La flor del mangle, su hábitat en Bahía Málaga, es clara muestra de la riqueza vegetal de la selva húmeda tropical colombiana.
La región del Pacífico cubre una superficie cercana a los siete millones de hectáreas, y está formada por bosques de mangle, colinas, zonas dedicadas a la colonización y la agricultura y extensos bosques madereros que contienen una de las muestras más ricas y variadas en flores. José Fernando Machado.
Los serpenteantes ríos del Amazonas son claras muestras de la riqueza vegetal de la selva húmeda tropical colombiana. Carlos Castaño.
En medio de los ríos y lagunas de la selva tropical, junto a los animales salvajes que merodean en busca de su presa, testigos de todos los viajeros que han atravesado la corriente en busca de flores, aparecen del Amazonas aparentemente indefenso en medio del agua. y los lotos rosados y blancos, desafiando las peores circunstancias del clima. Benjamín Villegas.
Lotos rosados. Jorge Eduardo Arango.
Típica selva húmeda tropical. Diego Miguel Garcés.
Región cálida de la costa tropical, cerca a las hoyas de los ríos Amazonas y Orinoco. Aldo Brando.
Contra el blanco centellante de la nieve, en medio del frío que todo lo paraliza, los frailejones con sus flores, son capaces de soportarlo todo, son los habitantes silenciosos de los páramos, ecosistemas inmensamente ricos en diminutos microorganismos y flores, que dan nacimiento a las aguas. José Fernando Machado.
Plantas típicas de la Costa Atlántica colombiana, las palmeras forman parte de una vegetación exuberante que va acomodándose a los distintos niveles topográficos y climáticos. José Fernando Machado.
Subpáramo andino, con arbustos como los senecios, espinos y queremes. Aldo Brando.
Orquídea Cattleya Trianae, asociada con la pitaya. Aldo Brando.
Dos bromeliáceas, solitarias y silvestres, llamadas cardos y barbas de viejo. Aldo Brando.
Escena de un bosque andino, el llamado sanalotodo, de la familia del café. Aldo Brando.
Orquídea lluvia de oro del pie de monte de Herbeo. Andrés Sierra.
"Besitos", llamados así porque se pueden dar en cualquier parte, recubriendo el terreno de un bosque de bambusa guadua, una de las plantas más útiles y hermosas de Colombia. Jorge Eduardo Arango.
Selva húmeda y cubierta por la niebla donde crecen en asocio musgos, araceas como los philodendros, anturios y otras especies. Diego Miguel Garcés.
Aristoloquia. Aldo Brando.
Frailejones. Aldo Brando.
Flor de badea. Aldo Brando.
Convulvaceae. Aldo Brando.
Sabana de Bogotá. José Fernando Machado.
Sabana de Bogotá. José Fernando Machado.
Achicoria. Jorge Eduardo Arango.
Flores de la caña de azúcar. Jorge Eduardo Arango.
Guayacán rosado. Jorge Eduardo Arango.
Guamo. Jorge Eduardo Arango.
Tulipán africano. Jorge Eduardo Arango.
Texto de: Alberto Duque López
Colombia es el país más rico en flores del mundo. Cuenta con más de cincuenta mil especies que nacen, crecen y se desarrollan en tierras que siempre han sido consideradas las más fértiles.
Esta riqueza ha incidido en la actitud que el colombiano siempre ha guardado ante las flores. La forma como las utiliza diariamente, en las grandes y pequeñas ciudades, hasta convertirlas en elementos más que necesarios para las actividades cotidianas. Es la cultura de las flores.
Una muestra de esa cultura, esa preocupación permanente de los colombianos por preservar sus recursos naturales, está en los parques nacionales naturales y los santuarios de flora y fauna que existen, a veces enfrentando intereses económicos y políticos que buscan la tenencia de extensas zonas que son muy ricas en recursos, y que todos los habitantes del país defienden junto a investigadores nacionales y extranjeros.
Las investigaciones adelantadas en distintas zonas geográficas colombianas, han demostrado que la mayor diversidad floral, por unidad de superficie, corresponde a las selvas húmedas de la región del Chocó, que supera los registros de la Selva Amazónica y de otras regiones húmedas tropicales. Se calcula que la biota del país, es decir, sus elementos vivos relacionados con la flora y con la fauna, excluyendo la vida marina, representa un diez por ciento de la biota de todo el mundo, con un territorio que constituye apenas el 0.77 por ciento de las tierras del planeta.
La riqueza natural de Colombia es asombrosa, y numerosos científicos que han recorrido costas, playas, montañas, valles, sabanas y otras regiones colombianas, siempre han expresado sorpresa por los contrastes, los logros, los auténticos tesoros existentes.
Esa riqueza queda reflejada elocuentemente en este testimonio del sabio Francisco José de Caldas: "Si los hombres son diferentes, la vegetación de nuestros Andes parece que toca en los extremos. En el corto espacio de 20 leguas halla el botánico observador plantas análogas a las de Siberia, plantas semejantes a las de los Alpes, la vegetación de Bengala y la de Tartaria septentrional. Basta descender 5.000 varas para pasar de los musgos del polo a las selvas del Ecuador. Dos pulgadas de más en el barómetro hacen mudar de faz el imperio de la flora. Los bálsamos, las resinas, los aromas, los venenos, los antídotos, todas las cualidades enérgicas están en la base de nuestra soberbia cordillera. Los cereales, las hortalizas, los pastos, las flores, las propiedades benignas están sobre sus faldas. En las cimas se han refugiado las gramíneas, los musgos y la mayor parte de los criptogamias. Los extremos, ya lo hemos dicho, se tocan".
Otro sabio, Alexander von Humboldt describe con este lenguaje poético otro descubrimiento: "Alrededor, y sobre aquellas desnudas rocas, las murmuradoras aguas han ido amontonando islas de tierra vegetal, durante la estación de las lluvias. Adornadas de Melastomas y de Droseráceas, de Helechos y de Mimosas de plateado follaje, forman estas islas alfombra de flores en medio de las peladas rocas, despertando en el europeo el recuerdo de aquellos trozos de granito que llaman Courtils los habitantes de los Alpes, y que en medio de los ventisqueros de la Saboya, aparecen cubiertos aisladamente de flores".
Por su parte, José Celestino Mutis, el gran creador de la magna empresa de la Expedición Botánica en la Nueva Granada, consigna su asombro científico en estos términos: "Ya están hermosamente floreados los caracolíes. He admirado la prontísima renovación de este árbol. Al brotar los grandes racimos se marchita todo el árbol, poniéndose escuálido, feo, sus hojas amarillosas, arrugadas y secas. Entre tanto van saliendo las nuevas, que apenas se distinguen desde lejos. Con los aires de este tiempo y viento recio se sacude todo el árbol, se despoja de su vestido viejo y dentro de ocho días aparece renovado, verde, hermosamente vestido y floreado. Ya es tiempo que las hormigas hagan su colección. Hablo de las arrieras. Son amantísimas de estas flores para llevarlas al hormiguero. Suben a estos árboles tan altos, los van descargando de flores y es cosa graciosa ver a las hormigas que llevan cada una en procesión larga, una flor de caracolí...".
El científico Richard Evans Schultes afirmaba en 1958: "Colombia posee la flora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de plantas fanerógamas (flores) en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo".
Y agregaba el mismo investigador: "La flora de Colombia es algo tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país, el cual sin duda alguna es el mejor situado, estratégicamente, respecto de la flora de todo el continente americano".
Esta riqueza está relacionada con la posición geográfica del país dentro de la zona intertropical, como parte de un corredor de intercambio biótico entre América Central y América del Sur, con condiciones extremas de pluviosidad y climas que varían ampliamente desde los 200 milímetros hasta 13.000 milímetros anuales mientras se hallan alturas considerables que afectan su orografía.
A esos elementos ambientales y geográficos hay que añadir su complejo historial geológico América del Sur permaneció aislada de CentroAm?érica y América del Norte desde antes del período Cretáceo hasta hace 4.8 millones de años cuando se formó el istmo de Panamá.
A pesar de las grandes oscilaciones climáticas presentadas durante los períodos Terciario y Cuaternario, existieron en territorio colombiano condiciones favorables para la supervivencia y diversificación de especies vegetales y animales muy antiguas que desaparecieron en otros continentes, configurándose así un auténtico mosaico ecológico y biológico de enorme complejidad.
Por esas circunstancias, Colombia ha sido reconocida como uno de los países con mayor megadiversidad biológica, una auténtica reserva natural que, de acuerdo con las Naciones Unidas, debe ser conservada.
Dentro de esa riqueza las flores han ocupado siempre un lugar destacado. No sólo como uno de los principales renglones de las exportaciones nacionales, no sólo como un elemento clave dentro de la actividad diaria, sino también como reflejo de toda una estética que se proyecta desde la misma presencia de las flores en las actividades cotidianas y simples, hasta su utilización en las ceremonias más íntimas.
La flor es una de las obras maestras de la naturaleza. En sí misma es un alarde de perfección. El espectáculo de la flor, que deja mudos a los poetas, inquietos a los científicos, extasiados a los enamorados, contagiadas a las mujeres y sorprendidos a todos, es un espectáculo sencillamente universal. No hay lugar del planeta, por peores condiciones de vida que encierre, donde la más pequeña de las flores no sea defendida por alguien.
Se calcula que existen más de 250.000 especies de flores. Algunos afirman que la cifra se queda corta. Las hay de todos los tamaños, colores, olores, sabores y utilizaciones. Con el rojo rabioso de las rosas o el perfume engañador de las amapolas o el oro rutilante de los girasoles, la flor guarda cuatro partes insertadas en espiral sobre el receptáculo (la parte ensanchada en la punta del tallo que sirve de soporte). La parte más visible y externa está formada por una serie de hojas verdes (los sépalos) que forman el cáliz. Hacia el interior de ese conjunto se encuentran los pétalos, que tienen una textura delicada y tierna mayor que los sépalos y con innumerables colores ejercen la defensa de los órganos más delicados e importantes de la flor.
Mientras la flor evoluciona surgen los estambres a partir de las hojas. Consisten en un soporte largo y delgado (el filamento) y una parte que parece un globo en la punta del filamento, llamada antera. El conjunto de estambres se denomina Androceo. En el interior de las anteras se hallan dos saquitos donde van surgiendo los granos muy pequeños que forman el polen, y constituyen las células reproductoras masculinas. En el centro de la flor se encuentra el gineceo, pistilo o carpelo, que es el órgano reproductor femenino.
El gineceo está conformado por tres partes una base ancha y redondeada (el ovario) que se prolonga formando un tubo fino (el estilo) y que se ensancha en su extremo para formar el estigma en el cual los insectos encuentran una sustancia azucarada (mucílago) que los atrae, donde se posan y dejan el polen que traían untado en su cuerpo.
El ovario puede contener uno o más óvulos, adheridos al interior por medio de pequeñísimos pedúnculos. Los óvulos, una vez fecundados, se transforman en semillas. La pared externa del ovario se convierte en la cáscara de los frutos (denominada el carpelo) y la pared interna forma lo comestible del fruto.
Aunque estas características son generales, algunas flores ofrecen condiciones propias. Ciertas plantas tienen flores perfectas o hermafroditas, como las rosas, tulipanes, fríjoles y orquídeas, donde ambas estructuras, masculina (estambres) y femenina (pistilo), se forman en la misma flor se denominan bisexuales y tienden a fertilizarse ellas mismas, impidiendo que la corola se abra y exponga el estigma al polen traído por los agentes polinizadores de otras flores o plantas. Las especies como el trigo y la cebada, donde ocurre una gran producción de semillas después de la autopolinización o autofecundación, reciben el nombre de autofértiles.
Existen otras flores imperfectas denominadas estaminadas, que sólo tienen estambres, o pistiladas, cuando sólo poseen la porción femenina. A su vez las plantas se clasifican en monoicas, como el maíz, cuando produce flores estaminadas (masculinas) y pistiladas (femeninas) en la misma planta. En cambio las plantas dioicas pueden producir flores masculinas o femeninas, pero nunca los dos tipos en la misma planta, como en el caso del papayo. En cuanto a las formas de las flores, muchas están aisladas en cada rama, pero son más frecuentes las agrupaciones en forma de racimos e inflorescencias de las más variadas disposiciones.
Después de la polinización y fertilización, los óvulos se desarrollan para conformar los embriones de las nuevas plantas, ofreciéndoles los nutrientes y la protección contra los agentes externos, para desarrollar los frutos dentro de los cuales se albergan las semillas.
El Reino Vegetal, calculado cuidadosamente por los botánicos contemporáneos, comprende entre doscientos cincuenta mil y medio millón de especies de plantas superiores, representadas por las angiospermas, las gimnospermas y las plantas inferiores, como las bacterias, algas, hongos, musgos y afines.
Las angiospermas, y en especial la subclase monocotiledonea, son las plantas más evolucionadas y especializadas por su capacidad de producir flores con gran diversidad de formas, olores y colores, en contraposición con las gimnospermas, donde el ovario se transforma directamente en fruto, representando para aquéllas una gran ventaja para la perpetuación de las especies. Las angiospermas primero sirven de alimento y albergue a insectos y aves que, mediante el polen, fertilizan otras flores, para luego transformarse en frutos y semillas, que servirán a los animales y hombres como nuevo eslabón de supervivencia.
Las gimnospermas no requieren de los animales para la polinización porque dependen del viento y el agua y no producen néctar ni flores con cáliz y corola; mientras las angiospermas han desarrollado mutua interdependencia con los animales, especialmente aves, insectos y murciélagos, que se han ido adaptando a las formas y colores de las flores para su alimentación.
Las flores que producen néctar tienen colores atractivos para las diferentes especies animales, creándose una verdadera interacción biológica que garantiza el alimento a ciertas aves, como los colibríes y algunos insectos como las abejas, que tienen estructuras adaptadas a la forma de las flores, realizando el transporte del polen hasta otras flores de la misma especie.
Los polinizadores se han adaptado a las formas de las flores para poder obtener su alimento. Abejas y mariposas han desarrollado lenguas tan largas que pueden llegar directamente al néctar conservado en el interior; lo mismo ocurre con muchos colibríes que han desarrollado picos largos, algunas veces hasta curvados, con lenguas puntiagudas que les permiten acoplarse a las formas de las flores frecuentadas. Esta interdependencia es uno de los mayores logros en el largo proceso evolutivo de las plantas y animales, hasta el punto de que determinadas flores sólo pueden ser frecuentadas y fertilizadas por insectos, aves o mamíferos muy adaptados a sus formas, olores y colores.
La observación del comportamiento de los animales y sus sistemas de alimentación, le permitió al hombre primitivo descubrir en las flores cualidades y poderes que le indujeron a su domesticación y cultivo, seleccionando y sembrando aquellas plantas de mayor utilidad y de ciclo corto como los cereales.
A pesar de los avances de la fitoquímica (botánica y química de las plantas), en años recientes, mediante técnicas refinadas y modernos instrumentos, se calcula que sólo se ha descubierto el 10 por ciento de los constituyentes orgánicos del Reino Vegetal, confirmando así la inmensa posibilidad de explorar nuevos usos y compuestos en los próximos años.
Todo ese universo perfecto de la flor tiene su asidero en las distintas regiones naturales en que se halla dividida Colombia.
En un Piso Térmico Cálido se encuentran las Selvas del Amazonas, las Llanuras del Orinoco, la Costa del Pacífico con sus llanuras aluviales, la Costa del Atlántico con sus llanuras, pastizales y humedales, y los valles interandinos del Magdalena y el Cauca.
En un Piso Térmico que se divide en templado y frío, se encuentran alturas como las de la Sierra Nevada, la Sierra de la Macarena y la de las tres Cordilleras. También existe un llamado Piso Térmico Paramuno.
En la Región Amazónica un piedemonte selvático, ubicado en la frontera con el Ecuador, se halla formado por una serie de colinas, terrazas y mesones que se reducen de los 700 a los 300 metros sobre el nivel del mar, con suelos de fertilidad regular, formados por cenizas volcánicas y depósitos de aluvión.
Esta misma Región incluye las sabanas de tipo orinocense, sabanas gramíneas que son empleadas en ganadería intensiva y sabanas de ciperáceas y bromeliáceas.
En esta región se encuentra la selva de transición localizada entre los ríos Guaviare y Apaporis, en el mismo centro de la llanura Amazónica, muy rica en palmas y con abundantes maderas, con suelos de inferior calidad a los del piedemonte. Actualmente se adelanta una colonización de tipo ganadero además de algunos cultivos permanentes de palmas y cacao.
También se halla la selva Amazónica verdadera, zona medianamente provista de maderas y una alta diversidad de flores con más de 600 especies por hectárea, además de 100.000 especies de plantas en la generalidad de selva húmeda.
El piedemonte llanero, en los departamentos de Arauca y Casanare, la llanura eólica sometida a la acción de los vientos y las zonas pantanosas, son ricas en fauna acuática (chig¸iros, babillas, lapas, garzas y peces de numerosas especies), además de una ganadería extensiva que aprovecha los distintos tipos de terrenos.
En Orinoquia hay que destacar el llamado andén del río Orinoco, formado por sabanas secas que van transformándose en selvas a medida que se acercan al sur, a la gran Selva Amazónica.
Si alguien quiere una muestra estupenda de las flores que crecen en los Andes, la Amazonia y la Orinoquia colombianos basta que se acerque a esos auténticos milagros de la naturaleza en la zona comprendida por la reserva natural de La Macarena. Entre las especies que allí pueden ser contempladas están la chibecha, la ceiba, el zapotillo, el guayabo con hermosas flores amarillas, el maraco, que tiene unas flores muy rojas y fragantes además de unos frutos enormes, el palo de arco, los cedrillos, el guácimo, el algarrobo, los laureles amarillos, y una inmensa variedad de palmas de diversas características de acuerdo con la altura sobre el nivel del mar en que aparezcan.
La llamada Región del Pacífico cubre una superficie cercana a los 7 millones de hectáreas, conformada por bosques de mangle, bosques homogéneos de la llanura aluvial, bosques heterogéneos sobre aluviones y coluviones, bosques sobre colinas y serranías con difícil acceso y otras zonas dedicadas a la colonización y a la agricultura migratoria además de inmensas áreas boscosas de distinto uso.
Esta región comprende la zona ocupada principalmente por los departamentos de Chocó, Valle del Cauca y Nariño, con una intensidad pluviométrica que se encuentra ubicada entre las más altas del mundo, con un piso térmico cálido y una altura sobre el nivel del mar que no sobrepasa los 600 metros.
La Región Atlántica tiene una extensión cercana a los 14 millones de hectáreas y una variedad de vegetación que comprende bosques de mangle, bosques sobre llanura aluvial, bosques sobre colinas accesibles, los bosques de la Sierra Nevada de Santa Marta, tres pisos térmicos (cálido, medio subandino y frío andino), además de los bosques secos de las serranías. La misma región comprende la vegetación de páramo de la Sierra Nevada de Santa Marta, la de los pantanos, la de las zonas semiáridas, así como ríos, ciénagas y áreas ocupadas por labores de agricultura, ganadería y zonas urbanas.
En la zona de la Sierra Nevada predominan las flores de caracolí, el aguacate, el caimito, los encenillos, el pino colombiano, el romero de páramo, el frailejón, planta sagrada de los indígenas de esa zona, además de una variedad de orquídeas como la Restrepia sp., dedicada por Humboldt, Bonpland y Kunth al científico colombiano José Félix de Restrepo.
Y en la zona comprendida por el parque Tayrona predominan el trébol, el uvito, el quebracho, el mamón de tigre, la yuca cimarrona, la bonga o árbol de Macondo, del cual tomó el nombre literario Gabriel García Márquez para su territorio imaginario, la uvita de playa, el icaco y el guayacán en sus diferentes variedades, cada una con florescencias de sutil diferencia en sus colores.
En La Guajira crecen diez especies de orquídeas, dos de platanillos y nueve especies de bromeliáceas epífitas, popularmente conocidas como quiches.
Junto a la desembocadura del río Magdalena en el Caribe, en una región compuesta por ciénagas, poblaciones lacustres, playones y pueblos de pescadores, en un clima sofocante que en ocasiones se refresca con las brisas que llegan del mar, se encuentran distintas especies de flores que sufren la influencia de la sal, la humedad del suelo, las inundaciones, las lluvias y, por supuesto, los vientos, especies que entre otras se llaman trupillo, aromo, el dividivi, el olivo, la tuna y los cardones, el cantagallo, que tiene unas flores anaranjadas muy llamativas para las mujeres. Allí también está localizada la zona de los manglares que al igual que en la Costa Pacífica crecen alimentando los peces y las larvas de los moluscos de toda la zona generándole al mar una inmensa riqueza el mangle rojo, el mangle bobo y el mangle salado amarillo o negro.
En la Región Andina se hallan los pisos térmicos templado y frío y una vegetación que corresponde a la de los bosques húmedos de montaña, con características muy marcadas porque dependen de las condiciones del relieve y de los factores ambientales, que determinan ciertos cinturones de vegetación el cinturón superior de las palmas y la guadua, el cinturón de las cinchonas, el cinturón de la palma de cera y finalmente el cinturón del llamado bosque de niebla.
En el cinturón superior de las palmas y la guadua, las palmas se encuentran hasta una altura de 1.200 metros, mientras la guadua llega a crecer en los 2.200 metros, en un clima con temperaturas medias entre 20 y 24 grados centígrados.
Entre las especies de esta zona están la palma de chontaduro, con enorme valor nutritivo, la palma de corozo grande, la de corozo pequeño, con semillas muy apetecidas por los animales. También se halla la palma de cuesco. Las guaduas, para crecer, prefieren los valles y orillas de las numerosas quebradas y corrientes de agua de la zona. Gracias a su rápido crecimiento y densa concentración sirven para proteger el suelo de la erosión. Estas guaduas y palmeras alternan con una enorme variedad de plantas típicas como las solanáceas, las geraniáceas y las monimiáceas.
En el cinturón de las cinchonas, encontramos palmas en zonas ubicadas a 1.200 metros de altura y guaduas hacia los 1.700 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas que oscilan entre 18 y 23 grados centígrados y bosques de cinchonas (quinas) entremezclados con maderas valiosas como el comino, los cedros, los robles y los guamos, mientras la flora está mezclada con solanáceas, dicotiledNeas, monocotiledNeas, densas masas de chusques, y numerosos bejucos. En las ramas superiores crecen los quiches o bromelias, orquídeas, philodendros y anturios, y en los estratos inferiores una enorme variedad de helechos de palma, formando, como dicen los científicos, un auténtico "bosque debajo del bosque".
El suelo está cubierto por hierbas y arbustos muy variados, especialmente euforbiáceas, gramíneas, asteráceas, commelináceas, aráceas y rubiáceas.
Todos estos elementos ambientales, todos estos ejemplos de la riqueza de la tierra, todas estas flores silvestres y cultivadas reflejan la importancia de Colombia como una de las reservas naturales más significativas del mundo.
Las tierras de Antioquia, Cauca y Nariño, junto con la Sabana de Bogotá, conforman un cinturón de fertilidad para el continuo desarrollo de la industria de las flores para la exportación.
Según Ernesto Guhl "existen trópicos cálidos y trópicos fríos en la Sabana de Bogotá y los páramos que la circundan". La geografía vertical de las montañas tropicales, con la disminución de la temperatura media que se encuentra a mayor altura sobre el nivel del mar, ha sido observada innumerables veces por los viajeros que, maravillados, contemplaron la Sabana de Bogotá y su ambiente después de haber recorrido el camino de Honda a Bogotá en tiempos pasados.
Gabriel García Márquez, en una de sus innumerables entrevistas, rinde un cálido homenaje a la Sabana de Bogotá mientras recuerda su viaje de ascenso, después de recorrer en barco el río Magdalena desde la Costa Atlántica hasta llegar a la capital de Colombia:
"Pensé que llegaba al lugar más bello de la tierra y aún lo creo".
Esa misma reacción ha sido experimentada por otros viajeros a todo lo largo de la historia. Desde las leyendas indígenas ha quedado consignado el asombro por esta altiplanicie andina, única en el mundo, habitada originariamente por los Chibchas o Muiscas, indígenas de un alto grado de organización social, amantes de las flores y poseedores de una hermosísima mitología.
"Por encima de las tierras de los Chibchas está la nada. Las montañas de este país se abren vertiginosamente al cielo, y las aguas cubren la tierra entre ellas".
"La Sabana está cubierta por el agua, y las montañas oscuras y amenazantes se levantaron de las aguas hacia la oscuridad del cielo, y la niebla envolvió todo un manto impenetrable. Todo esto lo vio el Todopoderoso, que era la luz misma. Entonces envió enormes aves que ahuyentaron a las nieblas y soplaron a través de sus picos aire diáfano. Así separó el Todopoderoso la tierra de las aguas de lo infinito del cielo".
"Y luego creó lo maravilloso y brillante, lo grande. l rompió la oscuridad con su luz brillante y calentó las tierras. Y en seguida envió esta luz para que radiara sobre las montañas y las aguas. Así se fue el agua y surgió la Sabana. Y el Todopoderoso llamó esta luz Sua".
Ese entusiasmo es compartido por fray Juan de Castellanos:
"¡Tierra buena! ¡Tierra buena!
Tierra que pone fin a nuestra pena
Tierra de oro, tierra bastecida,
Tierra para hacer perpetua casa,
Tierra con abundancia de comida;
Tierra de grandes pueblos, tierra rasa,
Tierra donde se ve gente vestida,
y a sus tiempos no sabe mal la brasa;
Tierra de bendición, clara y serena,
¡Tierra que pone fin a nuestra pena!".
Gaspard Mollien, en su Viaje a la República de Colombia, en 1823, escribió:
"La llanura de Bogotá que está situada a 43' de latitud norte y a 1.370 toesas sobre el nivel del mar, tiene ocho leguas de este a oeste y diez y seis de norte a sur si se prolonga hasta Ubaté, como hacen los colombianos en sus mapas manuscritos. El suelo de esta meseta rodeada de montañas, es completamente llano Hay que convenir en que esta meseta de Bogotá excede por su elevación, por su extensión y por su asombrosa fertilidad, a todo cuanto la imaginación del hombre haya podido forjar".
Esa es la Sabana de Bogotá donde se desarrolla buena parte de la industria de las flores colombianas. Más allá crecen las flores silvestres.
Al lado del camino, en medio de las cercas colocadas por el hombre para limitar el aire y el sol y los pájaros, en medio de árboles y arbustos, en montañas y valles y ríos, levantándose bajo la lluvia y el sol, sin nadie que las cuide, esperando que alguien las recoja, las flores silvestres que convierten el paisaje colombiano, no sólo en la Sabana de Bogotá sino más allá, en las Costas y el Valle del Cauca y el Amazonas, las flores silvestres que el próximo domingo por la mañana lucirán en el pelo de las muchachas o estarán en los altares de las iglesias o en la mesa de un campesino alegre.
Las flores silvestres que repletan las ventas callejeras, las mismas que hombres y mujeres ofrecen en las esquinas, una muestra elocuente y hermosa de lo pródiga que es la naturaleza con Colombia.
Colombia es el país más rico en flores del mundo. Esas cincuenta mil especies que nacen, crecen y se desarrollan en tierras muy fértiles, esas especies que son exportadas a países donde se asombran ante su belleza, sus colores y olores, son la imagen perfecta de un rincón de Suramérica donde, desde el primer día de la Creación, ya estaban dadas las flores.
Por eso, a partir de ese momento, se incubó la misma historia de la flor, una historia protagonizada por esos hombres y mujeres, resultado del mestizaje que se dio entre indígenas blancos y negros, los mismos que a lo largo de muchos siglos han convertido las flores en el corazón de sus actividades más sublimes, los protagonistas de esa historia de la flor que se reanudó cuando Cristóbal Colón llegó, una mañana resplandeciente, a una playa del Nuevo Mundo.
Pero esa crónica forma parte de otro capítulo, el de la historia, alimentada con los encantos de la naturaleza de la flor.
#AmorPorColombia
Naturaleza
Arizoaceae. José Fernando Machado.
Con la orquídea Bollea Martha se tiene el mejor ejemplo de una especie que estaba inédita y es galardonada con varios premios en una exposición internacional. Oscar Robledo.
La cortapico crece espontáneamente en los bosques andinos. Orginalmente, y por su parecido con las alstroemerias, se le consideraba perteneciente a esa familia. Numerosas cortapicos han sido cultivadas en Europa, especialmente en Alemania, donde han aportado sus genes a la obtención de otros híbridos. Jorge Eduardo Arango.
Luces, sombras, contraluces, relieves, rugosidades, asperezas, suavidades, partículas, contornos, ese es el universo de las flores, un universo que se contempla en cada una de las diferentes regiones naturales colombianas, desde otra perspectiva. José Fernando Machado.
Guayacán. Jorge Eduardo Arango.
Guayacán. Jorge Eduardo Arango.
Jorge Eduardo Arango.
Sietecueros.
Guayacán amarillo. Jorge Eduardo Arango.
Guayacán rosado. Jorge Eduardo Arango.
Pestaña de mula. Jorge Eduardo Arango.
Al sumergirse en el interior misterioso de la flor, se comprueba una vez más la creación perfecta de la naturaleza. Desde los poetas hasta los científicos, todos coinciden en que la flor es el lado más hermoso, más lleno de significados de la vida misma, y que aún la flor más simple esconde toda clase de emociones. José Fernando Machado.
Al sumergirse en el interior misterioso de la flor, se comprueba una vez más la creación perfecta de la naturaleza. Desde los poetas hasta los científicos, todos coinciden en que la flor es el lado más hermoso, más lleno de significados de la vida misma, y que aún la flor más simple esconde toda clase de emociones.
Al sumergirse en el interior misterioso de la flor, se comprueba una vez más la creación perfecta de la naturaleza. Desde los poetas hasta los científicos, todos coinciden en que la flor es el lado más hermoso, más lleno de significados de la vida misma, y que aún la flor más simple esconde toda clase de emociones.
Verónica. José Fernando Machado.
Agarapanto. José Fernando Machado.
Iris Wedgwood. José Fernando Machado.
Lirio Iris.
Colombia posee un arsenal valioso de germano de orquídeas que ha servido al mundo entero para la obtención de nuevas variedades. Siempre fue un mito la obtención de híbridos de orquídeas en los países avanzados pero ahora en Colombia los antioqueños han obtenido nuevos híbridos y variedades. José Fernando Machado.
Catleya trianae, flor nacional de Colombia. José Fernando Machado.
Cuando el mundo supo de los tamaños, formas, colores, aromas y otras sensaciones derivadas de la presencia de las orquídeas en distintas regiones colombianas, se despertó un interés que provocó enseguida un comercio que cada vez aumentaba, hacia los invernaderos y jardines botánicos de las capitales europeas. Paralelamente grupos de científicos se dedicaban al estudio detenido de estas orquídeas que a veces tienen nombres folclóricos como "Torito". José Fernando Machado.
Odiontioda híbrido. José Fernando Machado.
Las orquídeas han contribuido a aumentar la leyenda sobre la riqueza natural de Colombia, que comenzó desde el siglo XVIII cuando empezaron a llegar a España y otros países europeos, los primeros ejemplares enviados por exploradores y científicos, quienes se convirtieron en auténticos cazadores de orquídeas, que avanzaban en medio de selvas y bosques con sus redes y pequeñas cajas, buscando las formas salvajes y bellas de estas flores.
Las orquídeas han contribuido a aumentar la leyenda sobre la riqueza natural de Colombia, que comenzó desde el siglo XVIII cuando empezaron a llegar a España y otros países europeos, los primeros ejemplares enviados por exploradores y científicos, quienes se convirtieron en auténticos cazadores de orquídeas, que avanzaban en medio de selvas y bosques con sus redes y pequeñas cajas, buscando las formas salvajes y bellas de estas flores. José Fernando Machado.
Colombia posee innumerables especies y variedades de orquídeas todavía sin clasificar. Por eso los genetistas orquideólogos tienen la posibilidad de explorar los bosques y centros de origen con el fin de encontrar nuevos materiales que permitan combatir ala poca calidad y belleza que resulta del cruce repetitivo de algunas variedades y especies entre sí. José Fernando Machado.
Colombia posee innumerables especies y variedades de orquídeas todavía sin clasificar. Por eso los genetistas orquideólogos tienen la posibilidad de explorar los bosques y centros de origen con el fin de encontrar nuevos materiales que permitan combatir ala poca calidad y belleza que resulta del cruce repetitivo de algunas variedades y especies entre sí. José Fernando Machado.
Colombia posee innumerables especies y variedades de orquídeas todavía sin clasificar. Por eso los genetistas orquideólogos tienen la posibilidad de explorar los bosques y centros de origen con el fin de encontrar nuevos materiales que permitan combatir ala poca calidad y belleza que resulta del cruce repetitivo de algunas variedades y especies entre sí.
Colombia posee innumerables especies y variedades de orquídeas todavía sin clasificar. Por eso los genetistas orquideólogos tienen la posibilidad de explorar los bosques y centros de origen con el fin de encontrar nuevos materiales que permitan combatir ala poca calidad y belleza que resulta del cruce repetitivo de algunas variedades y especies entre sí. Jorge Mario Múnera.
Las curubas y granadillas, típicamente colombianas, se dan en diferentes pisos térmicos, desde la selva amazónica hasta la selva andina. Se observa una característica en el llamado gimoteo: los estambres y el óvulo se ubican en una misma columna. Aldo Brando.
Las curubas y granadillas, típicamente colombianas, se dan en diferentes pisos térmicos, desde la selva amazónica hasta la selva andina. Se observa una característica en el llamado gimoteo: los estambres y el óvulo se ubican en una misma columna.
Las curubas y granadillas, típicamente colombianas, se dan en diferentes pisos térmicos, desde la selva amazónica hasta la selva andina. Se observa una característica en el llamado gimoteo: los estambres y el óvulo se ubican en una misma columna. José Fernando Machado.
Estas son plantas foráneas cultivadas en Colombia desde la Colonia. Como característica propia de la familia de la ranunculacae o arracachuelo, puede observarse un detalle: el cáliz espoleando. En esta página la bellasonce (se abre a esa hora), planta suculenta de las arizoaceae. José Fernando Machado.
Estas son plantas foráneas cultivadas en Colombia desde la Colonia. Como característica propia de la familia de la ranunculacae o arracachuelo, puede observarse un detalle: el cáliz espoleando. En esta página la bellasonce (se abre a esa hora), planta suculenta de las arizoaceae.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". Diego Miguel Garcés.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". José Fernando Machado.
En 1985 el científico Richard Evans Schultes afirmaba: "Colombia posee la fora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de flores en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo". El mismo Schultes escribía que "la flora colombiana es alto tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial, de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país". Diego Miguel Garcés.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. Aldo Brando.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Colombia es un país tropical dotado de una gran riqueza florística y una variedad de especies que se halla todavía sin ser clasificada; esta situación lo convierte en uno de los mayores recursos actuales y futuros de la Humanidad. Esta son algunas muestras típicas del país que han ido surgiendo de diversidad de cruces y experimentos genéticos. Durante estos siglos, por obra del hombre o los agentes naturales, numerosas especies se han cruzado, nuevas plantas han surgido y por supuesto, nuevos ejemplares han venido a enriquecer la ya extraordinaria y abundante flora colombiana. José Fernando Machado.
Lirio de los cafetales. José Fernando Machado.
Lirio de los cafetales. José Fernando Machado.
Durante unos segundos es como si las mariposas y las flores se convirtieran en un sólo objeto animado, como si las manchas y volúmenes de las unas, se confundieran con los colores y olores de las otras, y es que la familia de los girasoles es la más apetecida por los lepidópteros: cuando la temperatura aumenta, las flores expulsan libremente el polen, el cual queda disponible para su alimentación, siendo en el reino vegetal una de las familias con mayor número de variedades genéticas. Jesús Vélez.
Durante unos segundos es como si las mariposas y las flores se convirtieran en un sólo objeto animado, como si las manchas y volúmenes de las unas, se confundieran con los colores y olores de las otras, y es que la familia de los girasoles es la más apetecida por los lepidópteros: cuando la temperatura aumenta, las flores expulsan libremente el polen, el cual queda disponible para su alimentación, siendo en el reino vegetal una de las familias con mayor número de variedades genéticas. Miguel García.
Durante unos segundos es como si las mariposas y las flores se convirtieran en un sólo objeto animado, como si las manchas y volúmenes de las unas, se confundieran con los colores y olores de las otras, y es que la familia de los girasoles es la más apetecida por los lepidópteros: cuando la temperatura aumenta, las flores expulsan libremente el polen, el cual queda disponible para su alimentación, siendo en el reino vegetal una de las familias con mayor número de variedades genéticas. Jesús Vélez.
Lupino de páramo. José Fernando Machado.
Diego Miguel Garcés.
José Fernando Machado.
Poaceae. José Fernando Machado.
Tibauchina lepidota. José Fernando Machado.
José Fernando Machado.
Muchas canciones populares retratan el vuelo suspendido de este colibrí mientras succiona el licor dulce que la flor le ofrece. Es un equilibro difícil, como un ritual congelado en el aire. Luego volará un rato más, hasta encontrar otra flor que le brinda su néctar. Aldo Brando.
Amapola.
Pasiflora silvestre. Aldo Brando.
La flor del mangle, su hábitat en Bahía Málaga, es clara muestra de la riqueza vegetal de la selva húmeda tropical colombiana.
La región del Pacífico cubre una superficie cercana a los siete millones de hectáreas, y está formada por bosques de mangle, colinas, zonas dedicadas a la colonización y la agricultura y extensos bosques madereros que contienen una de las muestras más ricas y variadas en flores. José Fernando Machado.
Los serpenteantes ríos del Amazonas son claras muestras de la riqueza vegetal de la selva húmeda tropical colombiana. Carlos Castaño.
En medio de los ríos y lagunas de la selva tropical, junto a los animales salvajes que merodean en busca de su presa, testigos de todos los viajeros que han atravesado la corriente en busca de flores, aparecen del Amazonas aparentemente indefenso en medio del agua. y los lotos rosados y blancos, desafiando las peores circunstancias del clima. Benjamín Villegas.
Lotos rosados. Jorge Eduardo Arango.
Típica selva húmeda tropical. Diego Miguel Garcés.
Región cálida de la costa tropical, cerca a las hoyas de los ríos Amazonas y Orinoco. Aldo Brando.
Contra el blanco centellante de la nieve, en medio del frío que todo lo paraliza, los frailejones con sus flores, son capaces de soportarlo todo, son los habitantes silenciosos de los páramos, ecosistemas inmensamente ricos en diminutos microorganismos y flores, que dan nacimiento a las aguas. José Fernando Machado.
Plantas típicas de la Costa Atlántica colombiana, las palmeras forman parte de una vegetación exuberante que va acomodándose a los distintos niveles topográficos y climáticos. José Fernando Machado.
Subpáramo andino, con arbustos como los senecios, espinos y queremes. Aldo Brando.
Orquídea Cattleya Trianae, asociada con la pitaya. Aldo Brando.
Dos bromeliáceas, solitarias y silvestres, llamadas cardos y barbas de viejo. Aldo Brando.
Escena de un bosque andino, el llamado sanalotodo, de la familia del café. Aldo Brando.
Orquídea lluvia de oro del pie de monte de Herbeo. Andrés Sierra.
"Besitos", llamados así porque se pueden dar en cualquier parte, recubriendo el terreno de un bosque de bambusa guadua, una de las plantas más útiles y hermosas de Colombia. Jorge Eduardo Arango.
Selva húmeda y cubierta por la niebla donde crecen en asocio musgos, araceas como los philodendros, anturios y otras especies. Diego Miguel Garcés.
Aristoloquia. Aldo Brando.
Frailejones. Aldo Brando.
Flor de badea. Aldo Brando.
Convulvaceae. Aldo Brando.
Sabana de Bogotá. José Fernando Machado.
Sabana de Bogotá. José Fernando Machado.
Achicoria. Jorge Eduardo Arango.
Flores de la caña de azúcar. Jorge Eduardo Arango.
Guayacán rosado. Jorge Eduardo Arango.
Guamo. Jorge Eduardo Arango.
Tulipán africano. Jorge Eduardo Arango.
Texto de: Alberto Duque López
Colombia es el país más rico en flores del mundo. Cuenta con más de cincuenta mil especies que nacen, crecen y se desarrollan en tierras que siempre han sido consideradas las más fértiles.
Esta riqueza ha incidido en la actitud que el colombiano siempre ha guardado ante las flores. La forma como las utiliza diariamente, en las grandes y pequeñas ciudades, hasta convertirlas en elementos más que necesarios para las actividades cotidianas. Es la cultura de las flores.
Una muestra de esa cultura, esa preocupación permanente de los colombianos por preservar sus recursos naturales, está en los parques nacionales naturales y los santuarios de flora y fauna que existen, a veces enfrentando intereses económicos y políticos que buscan la tenencia de extensas zonas que son muy ricas en recursos, y que todos los habitantes del país defienden junto a investigadores nacionales y extranjeros.
Las investigaciones adelantadas en distintas zonas geográficas colombianas, han demostrado que la mayor diversidad floral, por unidad de superficie, corresponde a las selvas húmedas de la región del Chocó, que supera los registros de la Selva Amazónica y de otras regiones húmedas tropicales. Se calcula que la biota del país, es decir, sus elementos vivos relacionados con la flora y con la fauna, excluyendo la vida marina, representa un diez por ciento de la biota de todo el mundo, con un territorio que constituye apenas el 0.77 por ciento de las tierras del planeta.
La riqueza natural de Colombia es asombrosa, y numerosos científicos que han recorrido costas, playas, montañas, valles, sabanas y otras regiones colombianas, siempre han expresado sorpresa por los contrastes, los logros, los auténticos tesoros existentes.
Esa riqueza queda reflejada elocuentemente en este testimonio del sabio Francisco José de Caldas: "Si los hombres son diferentes, la vegetación de nuestros Andes parece que toca en los extremos. En el corto espacio de 20 leguas halla el botánico observador plantas análogas a las de Siberia, plantas semejantes a las de los Alpes, la vegetación de Bengala y la de Tartaria septentrional. Basta descender 5.000 varas para pasar de los musgos del polo a las selvas del Ecuador. Dos pulgadas de más en el barómetro hacen mudar de faz el imperio de la flora. Los bálsamos, las resinas, los aromas, los venenos, los antídotos, todas las cualidades enérgicas están en la base de nuestra soberbia cordillera. Los cereales, las hortalizas, los pastos, las flores, las propiedades benignas están sobre sus faldas. En las cimas se han refugiado las gramíneas, los musgos y la mayor parte de los criptogamias. Los extremos, ya lo hemos dicho, se tocan".
Otro sabio, Alexander von Humboldt describe con este lenguaje poético otro descubrimiento: "Alrededor, y sobre aquellas desnudas rocas, las murmuradoras aguas han ido amontonando islas de tierra vegetal, durante la estación de las lluvias. Adornadas de Melastomas y de Droseráceas, de Helechos y de Mimosas de plateado follaje, forman estas islas alfombra de flores en medio de las peladas rocas, despertando en el europeo el recuerdo de aquellos trozos de granito que llaman Courtils los habitantes de los Alpes, y que en medio de los ventisqueros de la Saboya, aparecen cubiertos aisladamente de flores".
Por su parte, José Celestino Mutis, el gran creador de la magna empresa de la Expedición Botánica en la Nueva Granada, consigna su asombro científico en estos términos: "Ya están hermosamente floreados los caracolíes. He admirado la prontísima renovación de este árbol. Al brotar los grandes racimos se marchita todo el árbol, poniéndose escuálido, feo, sus hojas amarillosas, arrugadas y secas. Entre tanto van saliendo las nuevas, que apenas se distinguen desde lejos. Con los aires de este tiempo y viento recio se sacude todo el árbol, se despoja de su vestido viejo y dentro de ocho días aparece renovado, verde, hermosamente vestido y floreado. Ya es tiempo que las hormigas hagan su colección. Hablo de las arrieras. Son amantísimas de estas flores para llevarlas al hormiguero. Suben a estos árboles tan altos, los van descargando de flores y es cosa graciosa ver a las hormigas que llevan cada una en procesión larga, una flor de caracolí...".
El científico Richard Evans Schultes afirmaba en 1958: "Colombia posee la flora más rica de América, tanto por el número de especies como por la diversidad de ecología, y no me sorprendería de ningún modo que tuviera mayor número de plantas fanerógamas (flores) en relación a su superficie que cualquier otro país del mundo".
Y agregaba el mismo investigador: "La flora de Colombia es algo tan abundante y complejo que sólo después de mucho trabajo podrá realizarse un censo aún parcial de las vastas y diferentes extensiones geográficas de este país, el cual sin duda alguna es el mejor situado, estratégicamente, respecto de la flora de todo el continente americano".
Esta riqueza está relacionada con la posición geográfica del país dentro de la zona intertropical, como parte de un corredor de intercambio biótico entre América Central y América del Sur, con condiciones extremas de pluviosidad y climas que varían ampliamente desde los 200 milímetros hasta 13.000 milímetros anuales mientras se hallan alturas considerables que afectan su orografía.
A esos elementos ambientales y geográficos hay que añadir su complejo historial geológico América del Sur permaneció aislada de CentroAm?érica y América del Norte desde antes del período Cretáceo hasta hace 4.8 millones de años cuando se formó el istmo de Panamá.
A pesar de las grandes oscilaciones climáticas presentadas durante los períodos Terciario y Cuaternario, existieron en territorio colombiano condiciones favorables para la supervivencia y diversificación de especies vegetales y animales muy antiguas que desaparecieron en otros continentes, configurándose así un auténtico mosaico ecológico y biológico de enorme complejidad.
Por esas circunstancias, Colombia ha sido reconocida como uno de los países con mayor megadiversidad biológica, una auténtica reserva natural que, de acuerdo con las Naciones Unidas, debe ser conservada.
Dentro de esa riqueza las flores han ocupado siempre un lugar destacado. No sólo como uno de los principales renglones de las exportaciones nacionales, no sólo como un elemento clave dentro de la actividad diaria, sino también como reflejo de toda una estética que se proyecta desde la misma presencia de las flores en las actividades cotidianas y simples, hasta su utilización en las ceremonias más íntimas.
La flor es una de las obras maestras de la naturaleza. En sí misma es un alarde de perfección. El espectáculo de la flor, que deja mudos a los poetas, inquietos a los científicos, extasiados a los enamorados, contagiadas a las mujeres y sorprendidos a todos, es un espectáculo sencillamente universal. No hay lugar del planeta, por peores condiciones de vida que encierre, donde la más pequeña de las flores no sea defendida por alguien.
Se calcula que existen más de 250.000 especies de flores. Algunos afirman que la cifra se queda corta. Las hay de todos los tamaños, colores, olores, sabores y utilizaciones. Con el rojo rabioso de las rosas o el perfume engañador de las amapolas o el oro rutilante de los girasoles, la flor guarda cuatro partes insertadas en espiral sobre el receptáculo (la parte ensanchada en la punta del tallo que sirve de soporte). La parte más visible y externa está formada por una serie de hojas verdes (los sépalos) que forman el cáliz. Hacia el interior de ese conjunto se encuentran los pétalos, que tienen una textura delicada y tierna mayor que los sépalos y con innumerables colores ejercen la defensa de los órganos más delicados e importantes de la flor.
Mientras la flor evoluciona surgen los estambres a partir de las hojas. Consisten en un soporte largo y delgado (el filamento) y una parte que parece un globo en la punta del filamento, llamada antera. El conjunto de estambres se denomina Androceo. En el interior de las anteras se hallan dos saquitos donde van surgiendo los granos muy pequeños que forman el polen, y constituyen las células reproductoras masculinas. En el centro de la flor se encuentra el gineceo, pistilo o carpelo, que es el órgano reproductor femenino.
El gineceo está conformado por tres partes una base ancha y redondeada (el ovario) que se prolonga formando un tubo fino (el estilo) y que se ensancha en su extremo para formar el estigma en el cual los insectos encuentran una sustancia azucarada (mucílago) que los atrae, donde se posan y dejan el polen que traían untado en su cuerpo.
El ovario puede contener uno o más óvulos, adheridos al interior por medio de pequeñísimos pedúnculos. Los óvulos, una vez fecundados, se transforman en semillas. La pared externa del ovario se convierte en la cáscara de los frutos (denominada el carpelo) y la pared interna forma lo comestible del fruto.
Aunque estas características son generales, algunas flores ofrecen condiciones propias. Ciertas plantas tienen flores perfectas o hermafroditas, como las rosas, tulipanes, fríjoles y orquídeas, donde ambas estructuras, masculina (estambres) y femenina (pistilo), se forman en la misma flor se denominan bisexuales y tienden a fertilizarse ellas mismas, impidiendo que la corola se abra y exponga el estigma al polen traído por los agentes polinizadores de otras flores o plantas. Las especies como el trigo y la cebada, donde ocurre una gran producción de semillas después de la autopolinización o autofecundación, reciben el nombre de autofértiles.
Existen otras flores imperfectas denominadas estaminadas, que sólo tienen estambres, o pistiladas, cuando sólo poseen la porción femenina. A su vez las plantas se clasifican en monoicas, como el maíz, cuando produce flores estaminadas (masculinas) y pistiladas (femeninas) en la misma planta. En cambio las plantas dioicas pueden producir flores masculinas o femeninas, pero nunca los dos tipos en la misma planta, como en el caso del papayo. En cuanto a las formas de las flores, muchas están aisladas en cada rama, pero son más frecuentes las agrupaciones en forma de racimos e inflorescencias de las más variadas disposiciones.
Después de la polinización y fertilización, los óvulos se desarrollan para conformar los embriones de las nuevas plantas, ofreciéndoles los nutrientes y la protección contra los agentes externos, para desarrollar los frutos dentro de los cuales se albergan las semillas.
El Reino Vegetal, calculado cuidadosamente por los botánicos contemporáneos, comprende entre doscientos cincuenta mil y medio millón de especies de plantas superiores, representadas por las angiospermas, las gimnospermas y las plantas inferiores, como las bacterias, algas, hongos, musgos y afines.
Las angiospermas, y en especial la subclase monocotiledonea, son las plantas más evolucionadas y especializadas por su capacidad de producir flores con gran diversidad de formas, olores y colores, en contraposición con las gimnospermas, donde el ovario se transforma directamente en fruto, representando para aquéllas una gran ventaja para la perpetuación de las especies. Las angiospermas primero sirven de alimento y albergue a insectos y aves que, mediante el polen, fertilizan otras flores, para luego transformarse en frutos y semillas, que servirán a los animales y hombres como nuevo eslabón de supervivencia.
Las gimnospermas no requieren de los animales para la polinización porque dependen del viento y el agua y no producen néctar ni flores con cáliz y corola; mientras las angiospermas han desarrollado mutua interdependencia con los animales, especialmente aves, insectos y murciélagos, que se han ido adaptando a las formas y colores de las flores para su alimentación.
Las flores que producen néctar tienen colores atractivos para las diferentes especies animales, creándose una verdadera interacción biológica que garantiza el alimento a ciertas aves, como los colibríes y algunos insectos como las abejas, que tienen estructuras adaptadas a la forma de las flores, realizando el transporte del polen hasta otras flores de la misma especie.
Los polinizadores se han adaptado a las formas de las flores para poder obtener su alimento. Abejas y mariposas han desarrollado lenguas tan largas que pueden llegar directamente al néctar conservado en el interior; lo mismo ocurre con muchos colibríes que han desarrollado picos largos, algunas veces hasta curvados, con lenguas puntiagudas que les permiten acoplarse a las formas de las flores frecuentadas. Esta interdependencia es uno de los mayores logros en el largo proceso evolutivo de las plantas y animales, hasta el punto de que determinadas flores sólo pueden ser frecuentadas y fertilizadas por insectos, aves o mamíferos muy adaptados a sus formas, olores y colores.
La observación del comportamiento de los animales y sus sistemas de alimentación, le permitió al hombre primitivo descubrir en las flores cualidades y poderes que le indujeron a su domesticación y cultivo, seleccionando y sembrando aquellas plantas de mayor utilidad y de ciclo corto como los cereales.
A pesar de los avances de la fitoquímica (botánica y química de las plantas), en años recientes, mediante técnicas refinadas y modernos instrumentos, se calcula que sólo se ha descubierto el 10 por ciento de los constituyentes orgánicos del Reino Vegetal, confirmando así la inmensa posibilidad de explorar nuevos usos y compuestos en los próximos años.
Todo ese universo perfecto de la flor tiene su asidero en las distintas regiones naturales en que se halla dividida Colombia.
En un Piso Térmico Cálido se encuentran las Selvas del Amazonas, las Llanuras del Orinoco, la Costa del Pacífico con sus llanuras aluviales, la Costa del Atlántico con sus llanuras, pastizales y humedales, y los valles interandinos del Magdalena y el Cauca.
En un Piso Térmico que se divide en templado y frío, se encuentran alturas como las de la Sierra Nevada, la Sierra de la Macarena y la de las tres Cordilleras. También existe un llamado Piso Térmico Paramuno.
En la Región Amazónica un piedemonte selvático, ubicado en la frontera con el Ecuador, se halla formado por una serie de colinas, terrazas y mesones que se reducen de los 700 a los 300 metros sobre el nivel del mar, con suelos de fertilidad regular, formados por cenizas volcánicas y depósitos de aluvión.
Esta misma Región incluye las sabanas de tipo orinocense, sabanas gramíneas que son empleadas en ganadería intensiva y sabanas de ciperáceas y bromeliáceas.
En esta región se encuentra la selva de transición localizada entre los ríos Guaviare y Apaporis, en el mismo centro de la llanura Amazónica, muy rica en palmas y con abundantes maderas, con suelos de inferior calidad a los del piedemonte. Actualmente se adelanta una colonización de tipo ganadero además de algunos cultivos permanentes de palmas y cacao.
También se halla la selva Amazónica verdadera, zona medianamente provista de maderas y una alta diversidad de flores con más de 600 especies por hectárea, además de 100.000 especies de plantas en la generalidad de selva húmeda.
El piedemonte llanero, en los departamentos de Arauca y Casanare, la llanura eólica sometida a la acción de los vientos y las zonas pantanosas, son ricas en fauna acuática (chig¸iros, babillas, lapas, garzas y peces de numerosas especies), además de una ganadería extensiva que aprovecha los distintos tipos de terrenos.
En Orinoquia hay que destacar el llamado andén del río Orinoco, formado por sabanas secas que van transformándose en selvas a medida que se acercan al sur, a la gran Selva Amazónica.
Si alguien quiere una muestra estupenda de las flores que crecen en los Andes, la Amazonia y la Orinoquia colombianos basta que se acerque a esos auténticos milagros de la naturaleza en la zona comprendida por la reserva natural de La Macarena. Entre las especies que allí pueden ser contempladas están la chibecha, la ceiba, el zapotillo, el guayabo con hermosas flores amarillas, el maraco, que tiene unas flores muy rojas y fragantes además de unos frutos enormes, el palo de arco, los cedrillos, el guácimo, el algarrobo, los laureles amarillos, y una inmensa variedad de palmas de diversas características de acuerdo con la altura sobre el nivel del mar en que aparezcan.
La llamada Región del Pacífico cubre una superficie cercana a los 7 millones de hectáreas, conformada por bosques de mangle, bosques homogéneos de la llanura aluvial, bosques heterogéneos sobre aluviones y coluviones, bosques sobre colinas y serranías con difícil acceso y otras zonas dedicadas a la colonización y a la agricultura migratoria además de inmensas áreas boscosas de distinto uso.
Esta región comprende la zona ocupada principalmente por los departamentos de Chocó, Valle del Cauca y Nariño, con una intensidad pluviométrica que se encuentra ubicada entre las más altas del mundo, con un piso térmico cálido y una altura sobre el nivel del mar que no sobrepasa los 600 metros.
La Región Atlántica tiene una extensión cercana a los 14 millones de hectáreas y una variedad de vegetación que comprende bosques de mangle, bosques sobre llanura aluvial, bosques sobre colinas accesibles, los bosques de la Sierra Nevada de Santa Marta, tres pisos térmicos (cálido, medio subandino y frío andino), además de los bosques secos de las serranías. La misma región comprende la vegetación de páramo de la Sierra Nevada de Santa Marta, la de los pantanos, la de las zonas semiáridas, así como ríos, ciénagas y áreas ocupadas por labores de agricultura, ganadería y zonas urbanas.
En la zona de la Sierra Nevada predominan las flores de caracolí, el aguacate, el caimito, los encenillos, el pino colombiano, el romero de páramo, el frailejón, planta sagrada de los indígenas de esa zona, además de una variedad de orquídeas como la Restrepia sp., dedicada por Humboldt, Bonpland y Kunth al científico colombiano José Félix de Restrepo.
Y en la zona comprendida por el parque Tayrona predominan el trébol, el uvito, el quebracho, el mamón de tigre, la yuca cimarrona, la bonga o árbol de Macondo, del cual tomó el nombre literario Gabriel García Márquez para su territorio imaginario, la uvita de playa, el icaco y el guayacán en sus diferentes variedades, cada una con florescencias de sutil diferencia en sus colores.
En La Guajira crecen diez especies de orquídeas, dos de platanillos y nueve especies de bromeliáceas epífitas, popularmente conocidas como quiches.
Junto a la desembocadura del río Magdalena en el Caribe, en una región compuesta por ciénagas, poblaciones lacustres, playones y pueblos de pescadores, en un clima sofocante que en ocasiones se refresca con las brisas que llegan del mar, se encuentran distintas especies de flores que sufren la influencia de la sal, la humedad del suelo, las inundaciones, las lluvias y, por supuesto, los vientos, especies que entre otras se llaman trupillo, aromo, el dividivi, el olivo, la tuna y los cardones, el cantagallo, que tiene unas flores anaranjadas muy llamativas para las mujeres. Allí también está localizada la zona de los manglares que al igual que en la Costa Pacífica crecen alimentando los peces y las larvas de los moluscos de toda la zona generándole al mar una inmensa riqueza el mangle rojo, el mangle bobo y el mangle salado amarillo o negro.
En la Región Andina se hallan los pisos térmicos templado y frío y una vegetación que corresponde a la de los bosques húmedos de montaña, con características muy marcadas porque dependen de las condiciones del relieve y de los factores ambientales, que determinan ciertos cinturones de vegetación el cinturón superior de las palmas y la guadua, el cinturón de las cinchonas, el cinturón de la palma de cera y finalmente el cinturón del llamado bosque de niebla.
En el cinturón superior de las palmas y la guadua, las palmas se encuentran hasta una altura de 1.200 metros, mientras la guadua llega a crecer en los 2.200 metros, en un clima con temperaturas medias entre 20 y 24 grados centígrados.
Entre las especies de esta zona están la palma de chontaduro, con enorme valor nutritivo, la palma de corozo grande, la de corozo pequeño, con semillas muy apetecidas por los animales. También se halla la palma de cuesco. Las guaduas, para crecer, prefieren los valles y orillas de las numerosas quebradas y corrientes de agua de la zona. Gracias a su rápido crecimiento y densa concentración sirven para proteger el suelo de la erosión. Estas guaduas y palmeras alternan con una enorme variedad de plantas típicas como las solanáceas, las geraniáceas y las monimiáceas.
En el cinturón de las cinchonas, encontramos palmas en zonas ubicadas a 1.200 metros de altura y guaduas hacia los 1.700 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas que oscilan entre 18 y 23 grados centígrados y bosques de cinchonas (quinas) entremezclados con maderas valiosas como el comino, los cedros, los robles y los guamos, mientras la flora está mezclada con solanáceas, dicotiledNeas, monocotiledNeas, densas masas de chusques, y numerosos bejucos. En las ramas superiores crecen los quiches o bromelias, orquídeas, philodendros y anturios, y en los estratos inferiores una enorme variedad de helechos de palma, formando, como dicen los científicos, un auténtico "bosque debajo del bosque".
El suelo está cubierto por hierbas y arbustos muy variados, especialmente euforbiáceas, gramíneas, asteráceas, commelináceas, aráceas y rubiáceas.
Todos estos elementos ambientales, todos estos ejemplos de la riqueza de la tierra, todas estas flores silvestres y cultivadas reflejan la importancia de Colombia como una de las reservas naturales más significativas del mundo.
Las tierras de Antioquia, Cauca y Nariño, junto con la Sabana de Bogotá, conforman un cinturón de fertilidad para el continuo desarrollo de la industria de las flores para la exportación.
Según Ernesto Guhl "existen trópicos cálidos y trópicos fríos en la Sabana de Bogotá y los páramos que la circundan". La geografía vertical de las montañas tropicales, con la disminución de la temperatura media que se encuentra a mayor altura sobre el nivel del mar, ha sido observada innumerables veces por los viajeros que, maravillados, contemplaron la Sabana de Bogotá y su ambiente después de haber recorrido el camino de Honda a Bogotá en tiempos pasados.
Gabriel García Márquez, en una de sus innumerables entrevistas, rinde un cálido homenaje a la Sabana de Bogotá mientras recuerda su viaje de ascenso, después de recorrer en barco el río Magdalena desde la Costa Atlántica hasta llegar a la capital de Colombia:
"Pensé que llegaba al lugar más bello de la tierra y aún lo creo".
Esa misma reacción ha sido experimentada por otros viajeros a todo lo largo de la historia. Desde las leyendas indígenas ha quedado consignado el asombro por esta altiplanicie andina, única en el mundo, habitada originariamente por los Chibchas o Muiscas, indígenas de un alto grado de organización social, amantes de las flores y poseedores de una hermosísima mitología.
"Por encima de las tierras de los Chibchas está la nada. Las montañas de este país se abren vertiginosamente al cielo, y las aguas cubren la tierra entre ellas".
"La Sabana está cubierta por el agua, y las montañas oscuras y amenazantes se levantaron de las aguas hacia la oscuridad del cielo, y la niebla envolvió todo un manto impenetrable. Todo esto lo vio el Todopoderoso, que era la luz misma. Entonces envió enormes aves que ahuyentaron a las nieblas y soplaron a través de sus picos aire diáfano. Así separó el Todopoderoso la tierra de las aguas de lo infinito del cielo".
"Y luego creó lo maravilloso y brillante, lo grande. l rompió la oscuridad con su luz brillante y calentó las tierras. Y en seguida envió esta luz para que radiara sobre las montañas y las aguas. Así se fue el agua y surgió la Sabana. Y el Todopoderoso llamó esta luz Sua".
Ese entusiasmo es compartido por fray Juan de Castellanos:
"¡Tierra buena! ¡Tierra buena!
Tierra que pone fin a nuestra pena
Tierra de oro, tierra bastecida,
Tierra para hacer perpetua casa,
Tierra con abundancia de comida;
Tierra de grandes pueblos, tierra rasa,
Tierra donde se ve gente vestida,
y a sus tiempos no sabe mal la brasa;
Tierra de bendición, clara y serena,
¡Tierra que pone fin a nuestra pena!".
Gaspard Mollien, en su Viaje a la República de Colombia, en 1823, escribió:
"La llanura de Bogotá que está situada a 43' de latitud norte y a 1.370 toesas sobre el nivel del mar, tiene ocho leguas de este a oeste y diez y seis de norte a sur si se prolonga hasta Ubaté, como hacen los colombianos en sus mapas manuscritos. El suelo de esta meseta rodeada de montañas, es completamente llano Hay que convenir en que esta meseta de Bogotá excede por su elevación, por su extensión y por su asombrosa fertilidad, a todo cuanto la imaginación del hombre haya podido forjar".
Esa es la Sabana de Bogotá donde se desarrolla buena parte de la industria de las flores colombianas. Más allá crecen las flores silvestres.
Al lado del camino, en medio de las cercas colocadas por el hombre para limitar el aire y el sol y los pájaros, en medio de árboles y arbustos, en montañas y valles y ríos, levantándose bajo la lluvia y el sol, sin nadie que las cuide, esperando que alguien las recoja, las flores silvestres que convierten el paisaje colombiano, no sólo en la Sabana de Bogotá sino más allá, en las Costas y el Valle del Cauca y el Amazonas, las flores silvestres que el próximo domingo por la mañana lucirán en el pelo de las muchachas o estarán en los altares de las iglesias o en la mesa de un campesino alegre.
Las flores silvestres que repletan las ventas callejeras, las mismas que hombres y mujeres ofrecen en las esquinas, una muestra elocuente y hermosa de lo pródiga que es la naturaleza con Colombia.
Colombia es el país más rico en flores del mundo. Esas cincuenta mil especies que nacen, crecen y se desarrollan en tierras muy fértiles, esas especies que son exportadas a países donde se asombran ante su belleza, sus colores y olores, son la imagen perfecta de un rincón de Suramérica donde, desde el primer día de la Creación, ya estaban dadas las flores.
Por eso, a partir de ese momento, se incubó la misma historia de la flor, una historia protagonizada por esos hombres y mujeres, resultado del mestizaje que se dio entre indígenas blancos y negros, los mismos que a lo largo de muchos siglos han convertido las flores en el corazón de sus actividades más sublimes, los protagonistas de esa historia de la flor que se reanudó cuando Cristóbal Colón llegó, una mañana resplandeciente, a una playa del Nuevo Mundo.
Pero esa crónica forma parte de otro capítulo, el de la historia, alimentada con los encantos de la naturaleza de la flor.