- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Colombia y la Panamazonia
Raudal de Córdoba, río Caquetá, en "El Embudo", su parte más estrecha. Sitio ideal para la pesca durante la subienda. Los raudales son fronteras para algunas especies acuáticas y han definido límites al poblamiento humano en ciertos territorios amazónicos.
Atardecer en el río Caquetá, en las proximidades del raudal de Araracuara.
Leticia, principal puerto colombiano sobre el Amazonas. Se halla a 90 metros de altura sobre el nivel del mar y a 3.34O kilómetros de la desembocadura del río en el Océano Atlántico.
Raudal de La Libertad, en el río Apaporis. Frontera biogeográfica que constituye hoy punto de partida hacia la Serranía del Taraira, donde recientemen te se han descubierto minas de oro.
"La cruz del sur”, lugar de encuentro de los ríos Atabapo, Guaviare y Orinoco, en la frontera colombo venezolana.
Río Apaporis. Esta corriente fluvial recorre territorios con alta significación cultural dentro de la Amazonía Noroccidental, área que presenta marcadas particularidades antropológicas y biogeográficas.
Palma "Canangucha o riche" (Mauritia flexuosa). Especie de múltiples usos. Con sus hojas se techan las viviendas y se trabaja la cestería. Con sus troncos se hacen las paredes. Con sus frutos se preparan bebidas y aceites. También eventualmente, de sus hojas los indígenas extraen sal.
Palma "Canangucha o riche" (Mauritia flexuosa). Especie de múltiples usos. Con sus hojas se techan las viviendas y se trabaja la cestería. Con sus troncos se hacen las paredes. Con sus frutos se preparan bebidas y aceites. También eventualmente, de sus hojas los indígenas extraen sal.
Selva amazónica en las cercanías de Letícia. El concepto de selva amazónica hace referencia a un continuo forestal en el que existen diversidades que van desde la selva húmeda tropical, que sólo existe en las áreas de lluvia permanente, hasta las formaciones arbustivas
Construcción de carretera en las cercanías de Iquitos, Perú. Con las carreteras amazónicas se busca estimular la colonización de regiones alejadas de las vegas de los ríos, para fomentar conjuntos más homogéneos de poblamiento.
Várzea en el lago de Taraira. Estos sectores de inundación periódica permiten a los peces y demás animales acuáticos penetrar bajo la selva, obteniendo estacionalmente de ella gran parte de su alimentación (frutos y semillas, principalmente).
Indígena Auca del Ecuador. Ante el avance incontenible de las empresas petroleras sobre sus territorios, estos aborígenes han resistido agresivamente, como último intento por impedir su desalojo. Por ello, dentro de la gama de representaciones que se da entre las sociedades nacionales sobre las etnias indígenas, los Auca han sido considerados entre los más “atrasados” y "primitivos", y aún como caníbales. La decoración facial y la deformación de ciertos órganos, forman parte de una extensa tradición en la Amazonía.
Indígenas Yagua, M Perú Ciertas etnias del área amazónica, como ésta, viven la tragedia del desarraigo de sus tierras ancestrales, así como la de la negación de su identidad, al ser convertidos en actores de una representación de concepciones y estereotipos occidentales para la satisfacción de corrientes turísticas. Grupos Yagua residen también actual mente en el Trapecio Amazónico colombiano, a donde fueron trasladados desde el Perú.
Rocas del Taraira, de origen precámbrico.
Raudal del Mocho, en el medio río Apaporis.
Piedra del Cocuy, en el Río Negro.
Sector del Río Negro en el Brasil, Amazonía norte. Al fondo, entre nubes bajas, se observan dos "montañas?islas" o inselbergs, núcleos crístalinos muy duros que, como la Piedra del Cocuy, han resistido prolongados procesos erosivos, sobresaliendo entre las planicies.
El lavado de arenas auríferas, diamantíferas y con contenido de otros minerales valiosos, es una actividad muy extendida en la Amazonia, que actualmente adquiere especial auge en Colombia; se la conoce como "mazamorreo " en nuestro medio y como garimpeo en el Brasil.
Las “tierras firmes”. más allá de los bajos inundables durante ciertos periodos del año, son los lugares preferidos por los nativos amazónicos para el desarrollo de las actividades que sostienen a sus poblaciones. Allí se juntan los suelos ricos para cultivos con las presencias cíclicas de especies acuáticas básicas para su alimentación.
El lavado de arenas auríferas, diamantíferas y con contenido de otros minerales valiosos, es una actividad muy extendida en la Amazonia, que actualmente adquiere especial auge en Colombia; se la conoce como "mazamorreo " en nuestro medio y como garimpeo en el Brasil.
Raudal de Cuaimaraya. río Caquetá.
Un sector del Río Negro en el Brasil.
Caserío típico de las márgenes del río Guainía, en Colombia. Obsérvese la profusión de palmeras, entre las que se destaca la especie de "asaí" (Euterpe spp.). La Amazonía posee una variedad tan amplia de palmeras, que no sería difícil una clasificación regional de acuerdo con las especies existentes en cada una de ellas.
Catinga conformada por plantas ciperáceas y algunos arbustos. La pequeña flor de Inírida aparece en los suelos más pobres de la Amazonía.
"Varillal", formación vegetal compuesta de árboles con troncos delgados. El color ambarino del agua se origina en la descomposición de la materia vegetal, por la producción de ácidos húmicos.
Río Apaporis en el sector del raudal de Ibiriká, o Sucre. Al fondo se aprecia el río Caquetá, en la zona de La Pedrera.
Camilo Dominguez
Profesor de la Universidad Nacional de Colombia.
¿Qué es la Amazonía?
La Amazonia generalmente se concibe, en el mundo de lo superlativo, como una exageración de la Naturaleza: selvas en millones de kilómetros cuadrados, aguas en billones de metros cúbicos, o animales y plantas en cientos de miles de especies. Sin embargo, para concretar una definición de ella se tropieza con múltiples problemas. En realidad, para acercarse a su comprensión, a su estudio, es necesario hablar del mundo de los Amazonas, de diversas formas de ver y concebir la Amazonia (la hidrográfica, la hylea, la de los desarrollos culturales y nacionales que en ella han tenido lugar, etc.), visiones y concepciones cuyos límites espaciales no necesariamente coinciden.
Existe una región hidrográfica amazónica, compuesta por el Río Mar y sus miles de caudalosos afluentes. Cubre una cuenca de 6.869.344 km2, compartida por seis países: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú; y Venezuela, con la siguiente distribución superficial:
País | Área hidrográfica amazónica | (Km2) |
Brasil | 4.989.361 | 72.6 |
Perú | 762.400 | 11.1 |
Bolivia | 600.000 | 8.7 |
Colombia | 336.583 | 5.0 |
Ecuador | 130.000 | 1.9 |
Venezuela | 51.000 | 0.7 |
Total | 6.869.344 | 100.0 |
En gran parte de los 6.500 kilómetros de su curso el río Amazonas se desliza sobre una superficie casi plana, no obstante tener su nacimiento en los altos Andes peruanos, aproximadamente a 6.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Después de descender por cientos de kilómetros entre los pliegues montañosos de la cordillera, el río llega a Pucallpa y se hace lento y profundo. El declive disminuye y las aguas sólo fluyen debido al empuje de los miles de metros cúbicos que recibe cada segundo de sus afluentes tanto del norte como del sur. En Leticia, a 3.340 kms del Océano Atlántico, el Amazonas tiene 90 msnm, lo cual indica que de allí en adelante sólo desciende pocos milímetros por kilómetro con relación al nivel del mar.
A la característica de las grandes superficies planas o semiplanas, hay que agregar la de una alta lluviosidad: sobre las laderas orientales de la Cordillera de los Andes, hacia la cota de los 1.000 msnm, la precipitación supera los 3.500 mm anuales y en algunas localidades alcanza volúmenes de 5.000 a 6.000 mm: ya en la planicie, la media de lluviosidad en la Amazonia occidental es de 2.500 mm, mientras que en la Amazonia central y la orienta¡ los promedios fluctúan entre 2.000 y 2.500 mm anuales. Tan grande cantidad de agua drena trabajosamente bajo la selva hacia los ríos y luego se devuelve al interior de aquella, cuando las corrientes fluviales quedan rebalsadas. Por ello no hay una total separación entre tierras y aguas en la planicie amazóníca. Tanto árboles como animales se adaptan a ese mundo en el que imperan condiciones de alta humedad y donde se dan amplias regiones permanentemente encharcadas o sujetas a periódicas y prolongadas inundaciones, originando complejas relaciones entre aquellos. Miles de especies animales se han convertido en arborícolas y encuentran su sustento en ese medio. Los peces, junto con numerosos reptiles y roedores, nadan entre la vegetación que crece en las zonas inundadas (várzeas) obteniendo también, estacionalmente, gran parte de su sustento de ella.
No obstante su predominancia, no todos los ríos amazónicos son lentos y profundos: también hay extensas áreas donde son de una violencia extraordinaria. Son las regiones montañosas situadas en su mayor parte hacia ¡a periferia de la cuenca: los Andes, al occidente; el Macizo de las Guayanas, al norte, y el Macizo Central Brasileño, al sur oriente. Allí los ríos están permanentemente cortados por raudales y angosturas que dificultan sobremanera la navegación, pues las embarcaciones deben cruzarlos peligrosamente o ser sacadas del agua y arrastradas en tierra por trechos ("varaderos") que con frecuencia son de varios kilómetros.
Existen más de mil tributarios importantes que llevan sus aguas al Amazonas, dos de los cuales, el Río Negro y el Madeira, tienen un volumen de agua superior al del río Congo o Zaire. Es digna de observarse la diferencia de extensión entre las cuencas de los afluentes del lado izquierdo y los del derecho: la de estos últimos duplica en extensión a ¡a cuenca septentrional. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que, hacia el norte, los afluentes del Amazonas encuentran una suerte de continuación, con rumbo invertido, en los afluentes del Orinoco y en e) mismo río Orinoco, así se recupera el eje del equilibrio hidrográfico de las partes norte y sur del río Amazonas. Como afluentes gigantes septentrionales están los ríos Marañón, Caquetá Japurá y el Río Negro. Como gigantes meridionales, el Purús, el Juruá, el Madeira, el Tapajás, el Xingú y el Araguaia Tocantíns.
Cada uno de ellos con más de 2.000 km de longitud. Atendiendo a otro criterio de estudio, relacionado con el examen de la cobertura vegetal, existe una segunda concepción de la Amazonía, que sólo en parte se confunde en sus límites territoriales con la hidrográfica; es la Amazonia selvática (hylea). Comprende un continuo de selva húmeda tropical, que abarca la mayor superficie forestal del planeta. Esta concepción regional, que fue la tomada en cuenta para la definición de áreas incorporadas al Tratado de Cooperación Amazónica (Brasil incluyó también sabanas), extiende el uso de los términos "selva amazónica" a la continuación, hacia el norte, de dicha formación vegetal, incluyendo las selvas de la Orinoquía y las Guayanas.
Concebida así la hylea amazónica abarca una superficie cercana a los 5.897.795 de km2, o sea alrededor de un millón de km2 menos que los de la Amazonia hidrográfica. Por países, su distribución es como sigue:
País | Superficie de la selva amazónica (Km2) | % |
Brasil | 3.540.000 | 60.0 |
Perú | 762.400 | 13.0 |
Bolivia | 490.000 | 8.3 |
Colombia | 476.395 | 8.0 |
Venezuela | 259.000 | 4.4 |
Guayanas | 240.000 | 4.1 |
Ecuador | 130.000 | 2.2 |
Total | 5.897.795 | 100.0 |
Es notable la discrepancia entre los límites meridionales de la Amazonia hidrográfica y la selvática, ya que el límite de la segunda se extiende más al norte que el de la primera. En los estados brasileños de Goiás, Mato Grosso y Rondonia, lo mismo que en Bolivia, los tributarios meridionales del Amazonas tienen sus nacimientos en regiones de sabanas y 11 cerrados", o sea, en áreas con predominancia de gramíneas, o de arbustos o palmares, pero no propiamente de selvas. Con algunas diferencias en cuanto a los géneros y especies vegetales más características, esta subregión se asemeja a la de los llanos de la Orinoquia; lo cual refuerza aún más la simetría nortesur tomando como eje el río Amazonas. Al norte la selva sobrepasa la cuenca hidrográfica, cubriendo gran parte de las Guayanas, los tributarios del sur del Orinoco y una parte de la selva orinocense en Colombia, entre los ríos Vichada y el Guaviare, afluentes izquierdos de aquel mismo río.
Esas selvas del norte tienen características muy específicas que muestran su particularidad transicional con las sabanas del Orinoco. Sin embargo, en ellas siguen predominando las principales formaciones vegetales amazónicas, lo mismo que los principales géneros y especies vegetales que les son propios. En general tales selvas son menos densas con ten rio resaltar que en ese continuo existen diversos tipos de selva que van desde la típica tropical rain forest o selva húmeda tropical, que sólo existe en las áreas de lluvia permanente, al noroccidente, hasta las catingas o sectores con fisonomía arbustiva, que aparecen esparcidas en muchos lugares. Además, existen muchas sabanas, como la de] río Branco, en Roraima: la Gran Sabana, en la Guayana venezolana; o las sabanas del Yarí, en Colombia. Más aún, las selvas de vega y las de áreas inundables complican al máximo tal cuadro vegetal, hasta. constituir un complejo mosaico de ecosistemas con variada estructura botánica.
Dentro de la enorme variedad de plantas existentes en la selva, se destacan cientos de especies de palmeras, por lo que la Amazonia ha sido considerada como su reino. Cada especie tiene su propio habitat y sus propios rasgos ecológicos. De ellas dependen muchísimos animales y sobre todo el hombre, para su sustento, lo cual determina regiones bióticas claramente identificables. Tanto es así, que no sería difícil una clasificación regional amazónica de acuerdo con el tipo de palmeras existentes en cada una de ellas.
Otra concepción de la Amazonia, existente en el Brasil y en Colombia, es la de Amazonia legal; ésta se define por límites artificiales de conveniencia política y administrativa para la aplicación de incentivos fiscales en territorios determinados.
En el caso colombiano, se ha fijado el río Guaviare, afluente del Orinoco, como límite norte para la definición de ¡a Amazonía legal. Se separa así de la Orinoquia legal, donde también existen incentivos fiscales específicos para estimular a los empresarios que quieran aplicar allí sus capitales. Esta concepción estuvo precedida por la de la Amazonia legal brasileña, o Gran Región Norte, que fue establecida por una ley federal en 1953, dentro del Plan de Valorización Económica de la Amazonia. Toma como límites aquellos correspondientes a los estados que tienen, total o parcialmente, selva amazónica, e incluye parte del Estado de Maranháo, que posee una selva transicional. Para llevar a cabo ese plan se creó una super instancia encargada de su diseño y ejecución. La SPVA, como se le denominó, no tuvo pleno éxito, si bien encarnó una voluntad de desarrollo que ha dado frutos muy valiosos para el Brasil. Hoy dichos planes los continúa la Superintendencia de la Amazonia, SUDAM.
Como resultado de las relaciones geográficopolíticas entre los Estados integrantes del Tratado de Cooperación Amazónica, se ha dado lugar a una nueva noción de la Amazonia: es una composición de las visiones descritas anteriormente, pero ajustadas a las razones políticas de cada Nación. Por eso para efectos del Tratado la concepción territorial adoptada por cada país es la siguiente:
- Brasil: incluye toda su Amazonía legal. Como ya se advirtió es mayor que su Amazonia selvática y que su Amazonia hidrográfica.
- Bolivia: incluye toda su cuenca hidrográfica, mayor que su cuenca selvática.
- Colombia: incluye su Amazonia legal, mayor que la hidrográfica pero menor que la selvática.
- Venezuela: incluye sólo la Amazonia hidrográfica, porque la mayor parte de la selvática pertenece a la cuenca del Orinoco.
- Perú: incluye su Amazonia selvática y la hidrográfica de la vertiente orienta¡ andina.
- Ecuador: incluye su Amazonia hidrográfica y selvática.
- Guyana: incluye su Amazonia selvática. No tiene Amazonia hidrográfica.
- Surinam: incluye su Amazonia selvática. No tiene Amazonia hidrográfica.
- Guayana Francesa: no participa en el Tratado, aunque tiene Amazonia selvática.
Por lo tanto, cuando se menciona el área considerada por el Tratado de Cooperación Amazónica, se está haciendo referencia a una región sui generís, compuesta su superficie según se muestra en la tabla siguiente. Es de destacar que el gran peso relativo del Brasil en su extensión, confiere una presencia determinante a este país en las deliberaciones del Tratado.
País | Área cubierta por el Tratado de Cooperación Amazónica (Km2*) | % |
Brasil | 5.000.000 | 69.6 |
Perú | 762.400 | 10.6 |
Bolivia | 600.000 | 8.4 |
Colombia | 403.350 | 5.6 |
Guayanas | 240.000 | 3.3 |
Ecuador | 130.000 | 1.8 |
Venezuela | 51.000 | 0.7 |
Total | 7.186.750 | 100.0 |
La Panamazonía
No obstante el desbalance político económico con el que se presentan los países amazónicos para las negociaciones del Tratado, existe un evidente interés por seguir adelante en la colaboración multinacional para el manejo de la cuenca puesto que, a pesar de su diversidad, la Amazonia selvática presenta problemas y perspectivas muy semejantes para todos ellos. El trópico húmedo es un mundo por descubrir y hoy se dan pasos por esta senda con e) propio esfuerzo de los países tropicales. Esto representa una posibilidad de hacer aportes fundamentales a la ciencia, que redunden en beneficios para los propios países de la zona. Con el Tratado de Cooperación Amazónica se crea un ambiente en el que son posibles realizaciones de este orden.
Los países pertenecientes a la cuenca, o países panamazónicos, pueden ser considerados en 3 grupos, de acuerdo, particularmente, con grandes rasgos de su ubicación geográfica:
a) Los andino amazónicos, o sea aquellos que comparten simultáneamente una porción de los Andes como otra de la cuenca amazónica. Ellos son: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Colombia y Venezuela no sólo comparten esas dos áreas, sino que además son países orinocenses y caribeños. De otra parte, Colombia, Ecuador y Perú están unidos por el vínculo geográfico político que deriva del hecho de tener costas sobre el Océano Pacífico.
Los países andino amazónicos tienen ya una larga trayectoria de relaciones muy estrechas; históricamente se han desarrollado en forma paralela y, por lo tanto, se enfrentan a problemáticas similares. En la práctica, deben buscar la unificación de sus esfuerzos con el fin de lograr la optimización de sus acciones. En cuanto a colaboración multinacional, estos países tienen ya la experiencia del Pacto Andino y la de los esfuerzos que, paulatinamente, están llevando a cabo para la construcción de la Carretera Marginal de la Selva, que hoy ya está terminada en más del 70% de su recorrido. Esta ha sido una vía de construcción lenta que acompaña, sin antecederla, a la colonización de las regiones cercanas a los Andes. Existen razones geográficas que garantizan su terminación, porque se está construyendo sobre los suelos más fértiles y mejor localizados del área en relación con los mercados, que son los valles de vertiente longitudinales y el cinturón del piedemonte. Desde Santa Cruz, en Bolivia, la carretera está formando un inmenso semicírculo que pasa por el Perú, Ecuador y Colombia para terminar en los Llanos de Venezuela.
b) Un segundo grupo de países panamazónicos es el de las Guayanas: Guyana, Surinam y Guayana Francesa. Son países de la orla atlántica que, como se señaló, si bien no pertenecen a la cuenca amazónica, tienen la mayor parte de sus territorios ocupados por selvas de tipo amazónico, especialmente en el caso de la Guayana Francesa, que posee más del 70% de su extensión cubierta de este tipo de vegetación. Dentro del conjunto, esas selvas están situadas particularmente en las áreas montañosas fronterizas con Brasil y Venezuela, que son bastante ricas en oro y piedras preciosas. Especialmente las planicies costeras, donde se concentra la mayor parte de la población, tienen un paisaje menos selvático.
c) Por la vastedad de su territorio, por concentrar cerca del 70% del área involucrada en el Tratado de Cooperación Amazónica, y por el historial de su desarrollo Brasil, por sí mismo, constituye una modalidad especial de país amazónico. Sus centros de desarrollo amazónicos son todos de planicie, y están situados especialmente sobre las vegas del río y a lo largo de dos carreteras: la que hace el recorrido de Belén a Brasilia, y la que va desde Cuiabá a Porto Velho. Belén del Pará es el pivote geográfico político de la mayor parte de toda esa inmensa región, porque domina la conexión oriente occidente, a lo largo del Amazonas, y la conexión norte sur, a lo largo de la vía Belém Brasilia Sáo Paulo.
Tratado de cooperación amazónica
En el extremo sur occidental el pivote geográfico político es Cuiabá, que aunque no es una ciudad amazónica constituye el eje de las comunicaciones hacia Rondonia, Acre y el sur del Estado Amazonas, y por lo tanto tiene un gran peso económico y político sobre el área.
Aunque con grandes altibajos, Brasil es el único país panamazónico que tiene una política amazónica definida. A pesar de que se han cometido muchas injusticias con los indígenas y los pequeños colonos, sus esfuerzos no han quedado en el vacío; se aprende de los errores y se trata de corregirlos sobre la marcha. La crítica constructiva de grandes científicos, como Darcy Ribeiro o José Souza Martins, se comienza hoy a tener en cuenta y se sigue avanzando hacia un desarrollo más equitativo. Igualmente, hay interés en controlar la destrucción ecológica (numerosos biólogos trabajan en proyectos de conservación y explotación racional de la Amazonia), aunque la urgencia de pagar la inmensa deuda externa, contraída por los gobiernos militares, ha obligado al país a entregar gran parte de los recursos naturales a la voracidad destructiva de las multinacionales.
La población del área panamazónica para la primera mitad del decenio de 1980, según países, es la siguiente, de acuerdo con resultados de censos, datos aproximados y proyecciones de diversas entidades:
País | Habitantes en la Amazonía (miles) | % | Densidad (hab./km2) |
Brasil | 5.200 | 62.3 | 1.04 |
Perú | 1.850 | 22.1 | 2.43 |
Bolivia | 600 | 7.2 | 1.0 |
Colombia | 428 | 5.1 | 1.06 |
Ecuador | 170 | 2.0 | 1.31 |
Guayanas | 80 | 1.0 | 0.33 |
Venezuela | 25 | 0.3 | 0.49 |
Total | 8.353 | - | 100.0 |
Es importante el examen demográfico de la Panamazonia, en términos absolutos y relativos. En lo absoluto, es llamativo el volumen de población asentada en el área brasileña, que es superior a los 5 millones de habitantes, o sea el 62.3% del total de la población amazónica, que se aproxima a los 8.4 millones. Sin embargo, teniendo en cuenta los 5 millones de krr12 que tiene la Amazonia brasileña, apenas alcanza una densidad de población de 1.04 habitantes por km2, la cual es baja. Es de anotar que los análisis demográficos muestran que la mayor parte de los territorios de la Amazonia brasileña se están despoblando debido a la migración hacia las grandes ciudades de la región (Aragón, 1981). Al tiempo que se produce esta urbanización relativamente alta, la población rural se concentra al oriente del Estado del Pará y en el Estado de Rondonia, dejando inmensos espacios vacios, especialmente en todo el territorio al norte del río Amazonas, en donde hay áreas sin un solo habitante en miles de kilómetros cuadrados.
Llama la atención la situación demográfica del Perú, que aunque sólo posee el 10.6% de la superficie de la Panamazonia, contiene el 22.8% de la población de la región. Ello se explica porque este país tiene una costa desértica en su casi totalidad, y gran parte de la región andina es muy seca y de baja productividad, planteándose así la necesidad de expandir su agricultura hacia las tierras orientales. Sin embargo, cabe anotar que dicha población se encuentra en su mayor parte en la montaña (vertientes andinas) y en los valles longitudinales que bajan hacia la planicie amazónica, y no propiamente sobre esta última.
Los casos de Colombia y Ecuador son relativamente semejantes; sus densidades de población en la Amazonia, de 1.06 y 1.31 habitantes por km 2 , respectivamente, muestran un poblamiento aún muy débil. Sus asentamientos son propiamente de planicie, distintos a los que se presenta en el Perú, porque sus vertientes cordilleranas orientales son muy abruptas y en ellas sólo existe un leve poblamiento de desesperados sociales. A partir del pie de la cordillera existe un cordón continuo de colonización, desde el río Caguán hasta el río Santiago, que se expande en forma compacta hacia el oriente.
Venezuela posee la más baja densidad de po¬blación de la Amazonia (0.49 hab/km2). Por medio de diversos incentivos económicos se mantiene allí una población urbana dependiente del presupuesto nacional. Podría decirse que se ha estimulado una colonización urbana sin un soporte económico local. No obstante, la posición venezolana en la Guayana orinocense (Estado Bolívar) ha sido de vanguardia socieconómica. Tomando el complejo minero de Ciudad Bolívar como epicentro, se ha proyectado hacia las fronteras con bastante determinación: la carretera a la Gran Sabana y la paralela al Orinoco, las grandes represas y la creación o reubicación de ciudades, han sido el fruto de una política orinocense muy clara. La gran riqueza minera y el desarrollo de proyectos hidroenergéticos en esta región, han permitido sostener tan notable esfuerzo.
Los casos de las Guayanas (Guyana, Surinam y la Guayana Francesa, esta última constituida hoy como Departamento de Ultramar de la República Francesa) son muy especiales: su condición de excolonias recientes las relaciona estrechamente con Europa y con las colonias del Caribe. A pesar de que la mayor parte de sus territorios están cubiertos de selvas de tipo amazónico, más del 95% de su población cuyo total se estima en 1´600.000 habitantes vive en la estrecha faja costera, no selvática. Solamente en los últimos años, con la construcción de las hidroeléctricas sobre los ríos que descienden del Macizo de las Guayanas, se han iniciado corrientes de población hacia el interior selvático. Pequeños pueblos y complejos mineros se proyectan día a día hacia las regiones altas del sur, en donde parece encontrarse el futuro económico de estos pequeños países.
Las cuatro grandes regiones amazónicas
Tomando como límite la Amazonia selvática, menos restrictivo que los demás, es posible observar cuatro grandes regiones generales, las cuales, a su vez, podemos dividir en subregiones más restringidas. Las cuatro grandes regiones son:
- el Macizo y la Peniplanicie de las Guayanas
- el Macizo Central Brasileño
- la Planicie Amazónica, y
- la Región Andino amazónica.
El Macizo y la Peniplanicie de las Guayanas
Esta gran área, que se denomina Amazonia Norte, ocupa la mayor parte del espacio entre el Amazonas y el Orinoco. Está caracterizada por la presencia de macizos montañosos, serranías, mesetas, domos aislados accidentes estos que han recibido genéricamente el nombre de "tepuyes" y planicies arenosas. Como basamento de esta región se encuentran los restos precámbricos de una gran formación de rocas cristalinas, destruidos por la acción de más de 500 millones de años de erosión y movimientos orogénicos. Sobre este complejo de rocas de tipo ígneo metamórfico, o junto con ellas, subyacen profundos estratos de rocas sedimentarias del Paleozoico y del Mesozoico, de muy poco plegamiento. Por eso, al ser fracturadas y destruidas las formaciones sedimentarias por los elementos, aparecen mesas de cortes aserrados donde se pueden observar los estratos de areniscas y conglomerados, en camadas horizontales muy potentes. En otros casos, se han conservado núcleos cristalinos muy duros que han resistido más a los procesos erosivos y, por consiguiente, sobresalen en las planicies como 11 montañas islas "en forma de enormes melones o 11 panes de azúcar" extraordinariamente bellos, como es el caso del Cerro o Piedra del Cocuy en el Río Negro.
El proceso de envejecimiento del Macizo de las Guayanas ha convertido la mayor parte de su antigua estructura en una gran planicie. Ese tipo de planicie resultado de la erosión, o peníplanicie, rodea actualmente algunos relictos montañosos alargados que forman la mayor parte de las fronteras del Brasil con Venezuela y las Guayanas. Parte del cerro de la Neblina, en la sierra del Imerí, sigue por las sierras de Parima, Pacaraima y Acarí, configurando la frontera entre Brasil y Venezuela y parte de la frontera entre Guyana y Brasil, se interrumpe allí con la depresión de las cuencas de los ríos Tucutí (tributario del alto río Branco) y Rupununi (tributario del Essequibo) para prolongarse con las sierras de Tumucumaque, que sirven de frontera entre el Brasil y las Guayanas. En la depresión citada existen sabanas inundables en gran extension, condicion esta que ha permitido el paso del manatí amazónico (Triche chus inunguis) y de numerosas especies amazónícas hacia el río Essequibo.
En algunos sitios las montañas se elevan considerablemente, como en el cerro de la Neblina (3.014 msnm) o en el cerro Roraima (2.875 msnm); sin embargo, la altura media del resto de esas sierras fluctúa entre los 1.000 y 2.000 msnm. En las altas montañas se hallan las cabeceras de enormes ríos, producto de la alta humedad predominante en ellas. Allí nacen el Orinoco, el río Branco, el Essequibo, el Caura y muchos otros que alcanzan caudales extraordinarios. Algunos se desprenden entre espectaculares cascadas de varios centenares de metros sobre ingentes escarpas (entre las cuales se halla el salto Angel, de 972 m, considerada la caída de agua más alta del mundo, situada en el Estado Bolívar, Venezuela), o a través de profundas gargantas en neblinas persistentes.
En algunos sitios las montañas se elevan considerablemente, como en el cerro de la Neblina (3.014 msnm) o en el cerro Roraima (2.875 msnm); sin embargo, la altura media del resto de esas sierras fluctúa entre los 1.000 y 2.000 msnm. En las altas montañas se hallan las cabeceras de enormes ríos, producto de la alta humedad predominante en ellas. Allí nacen el Orinoco, el río Branco, el Essequibo, el Caura y muchos otros que alcanzan caudales extraordinarios. Algunos se desprenden entre espectaculares cascadas de varios centenares de metros sobre ingentes escarpas (entre ¡as cuales se halla el salto ángel, de 972 m, considerada la caída de agua más alta del mundo, situada en el Estado Bolívar, Venezuela), o a través de profundas gargantas en neblinas persistentes.
Este conjunto orográfico presenta grandes depósitos de hierro en las cercanías del Orinoco medio, diamantes en numerosos placeres, manganeso, oro, amatistas, uranio, aluminio, etc. A una larga lista de recursos minerales hay que agregar las posibilidades energéticas que ofrecen los ríos del área, cuya utilización sólo ha comenzado.
La Peniplanicie se presenta como una extensa llanura cubierta de selvas bajas y con suelos en su mayor parte arenosos, muy pobres. Debajo de ¡a arena subyacen rocas igneometamórficas y estratos de areniscas, a lo largo de miles de kilómetros, entre el Territorio de Amapá, en el Brasil, al oriente, y las cercanías de las estribaciones andinas en Colombia, al occidente. En las planicies orientales de Colombia aparecen esparcidas algunas mesas y tepuyes, tales como el complejo de las mesas y cerros de ¡guaje y Chiribiquete, que alcanzan elevaciones hasta de 1.300 msnm aproximadamente, y la Serranía de La Macarena, cuyas cimas exceden los 2.500 msnm; esta última formación tiene una longitud cercana a los 150 km y se halla dispuesta en sentido NNW SSE, entre los ríos GüéJar y Guayabero, en el Departamento del Meta. Además, pueden mencionarse la mesa o escarpa de Araracuara, los cerros de Cupatí o La Pedrera, Isibucure y Mitú y la serranía de Naquem, así como numerosos inselbergs, tales como los cerros de Mavicure y los existentes en las proximidades de las cabeceras del río Guainía.
De acuerdo con los trabajos del geólogo brasileño Octavio Barbosa de Oliveira, en ¡as planicies del río Branco esos aplanamientos son productos morfoclimáticos de períodos alternantes con climas muy húmedos que generaron peniplanos, y climas secos del Pleistoceno cuyos efectos erosivos muy intensos generaron pediplanos (Soares, 1963: 40). Las oscilaciones climáticas reiteradas durante millones de años han actuado cada una a su manera para determinar ese paisaje en el que alternan geoformas origen de la aridez, con las que han resultado de la intensa humedad.
El Macizo Central Brasileño
El Macizo de las Guayanas encuentra continuación hacia el sur en el Macizo Central Brasileño; se hallan separados entre sí por la planicie del Amazonas. En tiempos pretéritos existió un solo bloque cristalino, que se fracturó en dos grandes partes. La parte sur se extiende por una considerable porción de la región amazónica.
La conformación del Macizo Central Brasileño es muy semejante a la estructura guayanesa: un gran bloque de rocas cristalinas, especialmente gneiss y granitos con intercalaciones y sobreposiciones de rocas sedimentarias, en su mayoría del Precámbrico y algunas del Paleozoico. Desde el punto de vista estructural también se encuentra intensamente perturbado por plegamientos y fracturas. La altura media del macizo es de 300 msnm y por lo general no presenta máximas superiores a los 500 msnm; posee esencialmente un paisaje de vasta llanura cuyo paso hacia las planicies sedimentarias del Terciario y del Cuaternario es muy notorio por la aparición de raudales y saltos que interrumpen la navegación en los ríos que descienden de esa región rocosa hacia el Amazonas. La diferencia de altitud y, especialmente, la diferencia en la acción erosiva sobre rocas de dureza desigual ocasiona desniveles que definen con gran precisión el escalón de ascenso del Macizo Central. Pero este macizo dista del río Amazonas mucho más que el Macizo de las Guayanas y, por lo tanto, permite trechos navegables que fluctúan entre los 250 y 600 km en el curso inferior de los ríos, donde se presentó el mayor poblamiento inicial hasta cuando se inició la construcción de la Transamazónica.
La Transamazónica es un sistema de carreteras construidas sobre el Macizo y en proximidades de la margen de contacto con la Planicie Amazónica. Este sistema vial permite la penetración de los asentamientos de los interfluvios y hacia el interior del Macizo, obviando así el fuerte condicionamiento impuesto por los ríos al poblamiento en esta región. Sin embargo, dado que la mayor parte de los suelos sobre esas áreas rocosas o arenosas no es de muy buena calidad, la población se sigue concentrando hacia las vegas de los ríos, frustrando con ello el tan buscado poblamiento interior.
Pero, al igual que en la Guayana, el futuro del Macizo no parece estar en la explotación del suelo en usos agropecuarios sino en la minería, tanto de aluvión como de vega. El caso más espectacular se presenta en la sierra de los Carajás, en el Estado del Pará, en donde sobre una superficie de aproximadamente 30.000 km2 se concentran varias minas con un alto contenido de metales valiosos. La más importante es un depósito de 18.000 millones de toneladas de hierro con un 66% de mineraL Este se extrae en bruto y se exporta en buena proporción transportándolo por un moderno ferrocarril de 890 km hacia el puerto de Sáo Luis en el Océano Atlántico (Companhia Vale do Rio Doce, 1984). Aparte del hierro, se han descubierto minas de manganeso, níquel, cobre, oro y bauxita (aluminio).
El impacto ambiental y humano de esas minas es muy discutido pues han resultado afectadas once reservas indígenas y han ocasionado drásticos cambios en aguas y selvas. Hoy existen trabajos para minimizar ciertos efectos indeseables, pero hay algunos que ya son irreversibles. Tal minería, junto con una gran fábrica de aluminio que se está terminando de construir cerca de Belém, recibirá la energía de la represa de Tucuruí, una central hidroeléctrica construida sobre el río Tocantins proyectada para producir 3.900 MW.
Fuera de los proyectos con alta mecanización y consumo de energía, existen en la región innumerables áreas de minería manual, conocida como garimpo, de la cual viven o sobreviven pequeños productores o garimpeiros. Los lavaderos de oro, como los de Serra Pelada, son fuente de sustento para muchos amazonenses, como lo son también la búsqueda de diamantes y piedras preciosas sobre los aluviones de los ríos.
La Planicie Amazónica
La propia Planicie Amazónica se distingue de la planicie que circunda el Macizo de las Guayanas porque está compuesta de sedimentos del Terciario y del Cuaternario (Planicie Amazónica reciente), depositados en profundos estratos geológicos, entre los Andes y los macizos cristalinos del norte y del sur. Es el producto de depósitos marinos y continentales en un gran anfiteatro, dejado luego del surgimiento de los Andes durante el Terciario. El espacio entre las cordilleras andinas y los antiguos núcleos cristalinos, lo mismo que la profunda fosa tectónica existente entre ellos, quedó como un mar interior en donde se acumularon tanto el producto de la erosión procedente de las montañas como los sedimentos producidos por. el mismo mar. Por último, el mar interior desapareció a finales del Terciario, cuando los sedimentos desalojaron a la aguas. Quedaron dos líneas de escurrimiento: el Amazonas y el Orinoco, las cuales, en conjunto, drenan hoy casi 8 millones de km2.
La Planicie Amazónica, cuya superficie se calcula en 2 millones de km2, tiene la forma de un árbol gigante, cuyas raíces se abren sobre la orla atlántica de las Guayanas y los territorios brasileños de Amapá, Para y Maranháo. El tronco sería la faja con eje central en el río Amazonas, comprendida entre los macizos cristalinos. Las ramas se extenderían, en forma desigual, en dos brazos paralelos a los Andes, que continúan hasta Venezuela, al norte, y Bolivia, al sur. La rama sur, más larga y ancha, comienza a salir del tronco central desde el río Madeira, alcanzando una anchura, de oriente a occidente, de 1.700 km medidos sobre el paralelo 50 al sur.
En un mayor grado de detalle es preciso hacer la distinción entre los depósitos del Terciario y las vegas aluviales de los ríos: los primeros son más antiguos y se componen principalmente de arcillas impermeables, con un gran paisaje de lomeríos muy disectados, producto de la erosión por las lluvias y los ríos y quebradas que los cruzan. Localmente esta morfología recibe el nombre de "tierras firmes", es decir, áreas no inundables. Esto indica su ubicación más alta que las vegas de los ríos; se han generado debido a que las corrientes fluviales han rebajado los niveles de sus lechos, dejando sus antiguos niveles fuera de sus áreas de deposición. Por eso las tierras firmes localizadas a continuación de las vegas se presentan, por lo general, como terrazas aluviales escalonadas desde las más antiguas, en la parte superior, hasta las más modernas, en la parte inferior. En algunos puntos del bajo Amazonas es necesario penetrar por cientos de kilómetros desde las orillas del río, para lograr alcanzar el inicio de la tierra firme al borde de la vega. La vegetación de la tierra firme está constituida por árboles de madera más dura o de mejor calidad que la de áreas inundables, pero los suelos son de calidad inferior.
Las áreas de colmatación reciente en las vegas de los ríos que llevan sedimentos tienen los suelos de mejor calidad de toda la Amazonia; especialmente cuando los ríos se encuentran en las cercanías de los Andes, de donde proviene una permanente renovación de los nutrientes. Todos los años, durante las crecientes de las épocas de lluvias, las partes más bajas reciben deposiciones, lo cual permite un buen cultivo pero de período muy corto debido al peligro de nuevas y rápidas inundaciones. Algunas partes de las vegas sólo reciben inundaciones durante períodos excepcionales de creciente, las cuales se presentan en ciclos de 5 a 7 años, o de inundaciones catastróficas, que parecen tener ciclos de 25 a 30 años. Estas vegas de inundación temporal reciben el nombre de várzeas en el Brasil y en la terminología especializada (en Colombia reciben el nombre de bajos o, simplemente, de vegas inundables). Las áreas de inundación permanente reciben el nombre de ígapós, son puntos por debajo del nivel medio de los ríos y mantienen comunicación con éstos. Aunque las várzeas han sido las áreas de poblamiento preferidas por el hombre desde hace miles de años, tienen el problema de las inundaciones. No existe hasta el momento una tecnología apropiada para trabajar permanentemente en ellas con una alta posibilidad de éxito. Debido a ello, grandes sectores, como la mayor parte de las vegas del río Putumayo, permanecen deshabitadas.
La Región Andino amazónica
Toma este nombre un cinturón relativamente angosto, pero muy alargado, que bordea la Amazonia en su parte occidental y en el cual se confunden la selva de la planicie con la vegetación de las laderas andinas. Comienza entre los 200 y 300 msnm con una serie de lomeríos y mesas de acarreo que se alcanzan a elevar hasta los 500 o 1.000 msrim antes de encontrarse con los estratos de la cordillera andina. En territorio peruano, y parte del boliviano, se forma una verdadera cordillera preandina mezclada con estos acarreos, en medio de los cuales se encajan los ríos que descienden hacia la planicie. Sobre esas mesas y lomeríos se asienta la mayor parte de la población de la Amazonia occidental, en un corredor casi continuo a partir de la Serranía de La Macarena, en Colombia, hasta Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, pasando por Ecuador y Perú.
La selva de tipo amazónico, con sus palmeras y formaciones típicas, sólo asciende hasta los 1.000 o 1.500 msnm en las vertientes orientales andinas. De esta cota en adelante se presentan formaciones vegetales propias del bosque pluvial subtropical. Allí no obstante la alta lluviosidad la disminución de la temperatura (debido a la altura) y la presencia constante de neblinas, han exigido adaptaciones específicas de las plantas, en un milenario proceso de transformación de las especies en otras nuevas.
Por último, al considerarse su hidrografía, se advierte que la Región Andino Amazónica se amplía hasta alturas superiores a los 4.000 msnm. En las punas y nevados del Perú nacen los ríos Marañón, Huallaga y Ucayali, que descienden hacia el norte, casi paralelos entre sí, y al alcanzar la planicie amazónica modifican su curso hacia el oriente.
Sobre la identidad de la fuente del río Amazonas existen dos opiniones. Una considera que su curso superior lo constituye el alto río Marañón, a lo largo de todo su trayecto. Su origen, así, se ubicaría en los límites de los Departamentos peruanos de Huánuco y Pasco. La segunda opinión admite la identidad del río Apurímac Ucayali con el verdadero Amazonas, con lo cual la longitud total del curso de este último se incrementa en cerca de 600 kilómetros con relación a la primera posibilidad. Las cabeceras de las corrientes que dan origen al Apurímac se hallan en las laderas del nevado Mismi, que alcanza alturas cercanas a los 6.000 msnm en el Departamento de Arequipa, también en el Perú.
Respecto de los nacimientos de ríos andinoamazónicos de Colombia es necesario hacer aquí aclaraciones sobre dos apreciaciones cuyo origen desconocemos, pero que se repiten con frecuencia en la literatura sobre el tema. La primera es la que plantea que los ríos Caquetá y Magdalena tienen una fuente común en el Macizo Colombiano y que, debido a ello, la fauna acuática del Amazonas ha tenido intercambios recientes con la magdalenense (Roberts, 1973). Está suficientemente probado que aunque dichas fuentes se encuentran muy próximas, es imposible el trasvasamiento de aguas, aún bajo tierra, porque hay rocas sólidas, de tipo volcánico, que impiden cualquier comunicación entre ellas, incluso en los más grandes períodos de lluvias. Es necesario agregar que este fenómeno, llamado anastomosis, no existe tampoco entre los ríos Inírida y Guainía o entre el Guaviare y el Vaupés, como igualmente se menciona en aquellos escritos.
Una segunda aseveración, también frecuente, hace alusión a que los ríos amazónicos nacidos en los Andes colombianos se forman en nieves perpetuas, lo cual no ocurre con ninguno de ellos. Existen nevados cerca de las fuentes del río Putumayo, pero el drenaje de aquellos se dirige hacia el Pacífico y no hacia la cuenca del Amazonas.
La Amazonía Noroccidental
Finalmente, apelando a criterios de orden antropológico y biogeográfico es posible definir un área en territorios de Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú que engloba parte de la Planicie Amazónica, con vegas y tierras firmes; parte del Macizo y la Peniplanicie de las Guayanas; y una porción de la Región Andino amazónica. Toda la Amazonia colombiana y ecuatoriana quedan incluidas dentro de esta área, denominada Amazonia Noroccidental
La Amazonía Noroccidental tiene la forma de un gran triángulo irregular, de aproximadamente un millón de km2. Ocupa el extremo de la Amazonia enmarcado por el Río Negro, el canal del Casiquiare y el río Orinoco, al oriente; el río Amazonas (o Solimóes) Marañón (hasta el Pongo de Manseriche), al sur; el río Guaviare y la zona de la Serranía de La Macarena y sus áreas circundantes, al norte; y los Andes, hasta los 1.000 msnm, al occidente.
La delimitación de la Amazonia Noroccidental tiene un sentido fundamentalmente antropológico: debido a las dificultades de movilización en esta región, por la presencia de numerosos raudales y angosturas que han favorecido ciertas condiciones de aislamiento, en ella ha sobrevivido una gran cantidad de grupos indígenas, protegidos del mundo por tales barreras naturales. Especialmente en las cabeceras de los ríos pequeños de más difícil acceso, se asientan comunidades que, con frecuencia, no sobrepasan el centenar de individuos. Estos poseen una economía natural basada en la agricultura de pequeños sembrados (rozas, chagras, conucos) de tipo itinerante. Además, se caracterizan como excelentes pescadores y cazadores y grandes conocedores de la selva. Para el antropólogo, por lo tanto, esta región presenta un enorme interés, dado que allí se encuentran formas culturales totalmente adaptadas a las condiciones de vida imperantes en la selva húmeda, y cuyas técnicas de utilización de los recursos son, hasta ahora, las menos destructivas conocidas para ese entorno, siempre y cuando se utilicen en pequeña escala.
La Amazonia Noroccidental es una de las regiones del planeta donde se encuentra más tipificada la selva ecuatorial siempre húmeda o rain forest. Allí la lluviosidad media anual es igual o superior a los 2.500 mm y con frecuencia rebasa los 3.000 mm, la más elevada conocida dentro de la Amazonia; se dan lugares con precipitaciones anuales superiores a los 5.000 mm en el sector fronterizo entre Colombia y Ecuador, en el alto río Putumayo y el alto río Napo. Aun cuando se presentan oscilaciones a lo largo del año, la precipitación no alcanza a manifestar en ningún mes déficit en cuanto a disponibilidad de agua para las plantas.
Este clima es un severo limitante para la vida económica y social de la región. El exceso de agua empobrece aceleradamente los suelos, volviéndolos improductivos. La construcción y mantenimiento de carreteras se dificulta considerablemente; la alta humedad destruye los alimentos almacenados, y las enfermedades y plagas se desarrollan con gran rapidez y facilidad. Sin embargo, sobre los suelos de las tierras firmes, las vegas, y especialmente en el piedemonte, se desarrolla una de las selvas más exuberantes del planeta. La alta humedad establece las condiciones ideales para realizar el reciclaje de nutrientes y la supervivencia de esta lujuriante vegetación.
Sin embargo, aun cuando está muy arraigada la idea de que virtualmente la totalidad del área se halla ocupada por la exuberante selva aludida, existen considerables cambios en la vegetación que se correlacionan, ante todo, con factores edáficos, lo cual da lugar a la aparición de verdaderos mosaicos de formaciones y comunidades vegetales.
En general, la Peniplanicie de las Guayanas, con sus suelos arenosos y sus grandes superficies de afloramientos rocosos, está tachonada por las llamadas catingas, que cubren gran parte de la cuenca del Río Negro hasta el río Yarí, y se extienden tanto en territorio colombiano como en territorio venezolano y por una parte considerable de la cuenca del Orinoco. Catinga es un nombre genérico para designar toda una gama de asociaciones vegetales. Se caracterizan por ser formaciones de árboles con fuste delgado o plantas arbustivas con muy baja densidad y poco follaje. Estas particularidades permiten la penetración de la luz solar hasta el suelo y los troncos de los árboles, produciendo una selva iluminada y de colores blancos, acentuados por el reflejo de las arenas cuarcíticas.
La formación vegetal de mayor tamaño es el "varillal", compuesta de árboles que crecen 12 o 15 metros, con troncos delgados y verticales (varillas). Es notoria, entre ellos, la predominancia de árboles productores de látex y los bejucos de Strichnos, el curare del Amazonas. Una segunda forma general son los "arrabales",compuestos de arbustos de 4 a 6 metros de altura, distanciados de 4 a 5 metros entre sí. Intercalados entre ellos, sobre los suelos arenosos, crecen muchos tipos de helechos, indicadores de alta acidez. En los casos extremos, sobre la superficie de este paisaje, se extienden las Selaginellas, que son las criptógamas más resistentes a los suelos más pobres, formando un manto verde cual un fino mantel bordado por la naturaleza con sus figuras más caprichosas. Cuando los suelos arenosos soportan un nivel de agua permanente durante períodos muy prolongados y durante el resto del año carecen de ella, aparece un tipo muy especial de sabana que fisionómicamente se asemeja a la sabana de gramíneas de los Llanos Orientales, si bien carece de esta vegetación. En lugar de los pajonales aparecen formaciones de cortaderas (Ciperaceas) mezcladas con pequeñas planticas de Xiridaceas.
Difícilmente sobreviven en este medio los venados y las dantas pues tienen que recorrer grandes distancias para obtener el escaso alimento ofrecido por una naturaleza tan hostil y pobre.
Lo único que sobresale en este paisaje triste es la flor de inírida, con su penacho de puntas rojas como gotas de sangre.
La denominación de Solimóes que dieron los portugueses al trecho del río Amazonas comprendido entre la bocana del Río Negro y el pie de la cordillera de los Andes, proviene de la palabra "solimán", nombre que aterrorizaba a los antiguos cruzados en los países orientales y que significaba veneno o hechicería. La Amazonia Noroccidental es la tierra de los envenenadores, de los brujos indígenas y de las drogas psicotrópicas. Algo que impactaba la imaginación de los europeos y les sugería la presencia de espíritus demoníacos.
Realmente es un mundo de una cultura muy diferente, compleja y sabia, que utiliza su medio ambiente en forma muy especial. Su selva produce una increíble variedad de plantas medicinales, venenosas y alucinógenas, conocidas en su mayoria por los curanderos o tuchauas, quienes las usan como parte integral de su vida cotidiana. Especialmente el veneno conocido en forma genérica como "curare", extraído, como se mencionó, de un bejuco (Stríchnos), fue el terror de los cazadores de esclavos. Su rápida acción paralizante sobre los músculos, en dosis minúsculas, introducidas al organismo por un pequeño dardo de cerbatana, es impresionante. Sin embargo, su uso cotidiano es pacífico, pues se prepara esencialmente para la cacería de animales. Fuera del curare, la lista de venenos es bastante larga; especialmente la de los venenos para peces, llamados "barbascos". Su variedad y multiplicidad de usos implica toda una ciencia toxicológica: hay barbascos de raíz, de tronco, de hojas y de frutos; hay barbascos que matan y otros que atontan; hay barbascos que hacen flotar el pez y otros que lo hacen hundir. En fin, las posibilidades son enormes, y el indígena sabe usarlas sin ocasionar destrucción.
Entre los alucinógenos, el más conocido es el yagé o ayahuasca (Banisteríopsis), planta de uso ritual, especialmente en la Amazonia Noroccidental, de efectos sorprendentes. Para sus pueblos, que no conciben una separación entre el mundo material y un mundo de los espíritus, el yagé sirve para la comunicación entre ellos; especialmente con los espíritus de los antepasados, con los cuales se relacionan en la ceremonia de Yuruparí. Lo mismo que el yagé, otras numerosas plantas narcóticas o estimulantes, como el yopo, el yakee, las Datura, la coca, etc. tienen sus propios contextos rituales y culturales de utilización. El blanco, al extraer la cocaína de las hojas de la coca, para aspirar su concentrado químico, desnaturaliza este regalo de la botánica para el indígena.
La Amazonía Noroccidental es una de las regiones más reveladoras del planeta, tanto en lo físico, como en lo biótico y en lo humano. Es necesario conocerla mejor y aprender a utilizaría sin destruirla. Y Colombia tiene en ello, con los territorios que le corresponden, una inmensa responsabilidad.
#AmorPorColombia
Colombia y la Panamazonia
Raudal de Córdoba, río Caquetá, en "El Embudo", su parte más estrecha. Sitio ideal para la pesca durante la subienda. Los raudales son fronteras para algunas especies acuáticas y han definido límites al poblamiento humano en ciertos territorios amazónicos.
Atardecer en el río Caquetá, en las proximidades del raudal de Araracuara.
Leticia, principal puerto colombiano sobre el Amazonas. Se halla a 90 metros de altura sobre el nivel del mar y a 3.34O kilómetros de la desembocadura del río en el Océano Atlántico.
Raudal de La Libertad, en el río Apaporis. Frontera biogeográfica que constituye hoy punto de partida hacia la Serranía del Taraira, donde recientemen te se han descubierto minas de oro.
"La cruz del sur”, lugar de encuentro de los ríos Atabapo, Guaviare y Orinoco, en la frontera colombo venezolana.
Río Apaporis. Esta corriente fluvial recorre territorios con alta significación cultural dentro de la Amazonía Noroccidental, área que presenta marcadas particularidades antropológicas y biogeográficas.
Palma "Canangucha o riche" (Mauritia flexuosa). Especie de múltiples usos. Con sus hojas se techan las viviendas y se trabaja la cestería. Con sus troncos se hacen las paredes. Con sus frutos se preparan bebidas y aceites. También eventualmente, de sus hojas los indígenas extraen sal.
Palma "Canangucha o riche" (Mauritia flexuosa). Especie de múltiples usos. Con sus hojas se techan las viviendas y se trabaja la cestería. Con sus troncos se hacen las paredes. Con sus frutos se preparan bebidas y aceites. También eventualmente, de sus hojas los indígenas extraen sal.
Selva amazónica en las cercanías de Letícia. El concepto de selva amazónica hace referencia a un continuo forestal en el que existen diversidades que van desde la selva húmeda tropical, que sólo existe en las áreas de lluvia permanente, hasta las formaciones arbustivas
Construcción de carretera en las cercanías de Iquitos, Perú. Con las carreteras amazónicas se busca estimular la colonización de regiones alejadas de las vegas de los ríos, para fomentar conjuntos más homogéneos de poblamiento.
Várzea en el lago de Taraira. Estos sectores de inundación periódica permiten a los peces y demás animales acuáticos penetrar bajo la selva, obteniendo estacionalmente de ella gran parte de su alimentación (frutos y semillas, principalmente).
Indígena Auca del Ecuador. Ante el avance incontenible de las empresas petroleras sobre sus territorios, estos aborígenes han resistido agresivamente, como último intento por impedir su desalojo. Por ello, dentro de la gama de representaciones que se da entre las sociedades nacionales sobre las etnias indígenas, los Auca han sido considerados entre los más “atrasados” y "primitivos", y aún como caníbales. La decoración facial y la deformación de ciertos órganos, forman parte de una extensa tradición en la Amazonía.
Indígenas Yagua, M Perú Ciertas etnias del área amazónica, como ésta, viven la tragedia del desarraigo de sus tierras ancestrales, así como la de la negación de su identidad, al ser convertidos en actores de una representación de concepciones y estereotipos occidentales para la satisfacción de corrientes turísticas. Grupos Yagua residen también actual mente en el Trapecio Amazónico colombiano, a donde fueron trasladados desde el Perú.
Rocas del Taraira, de origen precámbrico.
Raudal del Mocho, en el medio río Apaporis.
Piedra del Cocuy, en el Río Negro.
Sector del Río Negro en el Brasil, Amazonía norte. Al fondo, entre nubes bajas, se observan dos "montañas?islas" o inselbergs, núcleos crístalinos muy duros que, como la Piedra del Cocuy, han resistido prolongados procesos erosivos, sobresaliendo entre las planicies.
El lavado de arenas auríferas, diamantíferas y con contenido de otros minerales valiosos, es una actividad muy extendida en la Amazonia, que actualmente adquiere especial auge en Colombia; se la conoce como "mazamorreo " en nuestro medio y como garimpeo en el Brasil.
Las “tierras firmes”. más allá de los bajos inundables durante ciertos periodos del año, son los lugares preferidos por los nativos amazónicos para el desarrollo de las actividades que sostienen a sus poblaciones. Allí se juntan los suelos ricos para cultivos con las presencias cíclicas de especies acuáticas básicas para su alimentación.
El lavado de arenas auríferas, diamantíferas y con contenido de otros minerales valiosos, es una actividad muy extendida en la Amazonia, que actualmente adquiere especial auge en Colombia; se la conoce como "mazamorreo " en nuestro medio y como garimpeo en el Brasil.
Raudal de Cuaimaraya. río Caquetá.
Un sector del Río Negro en el Brasil.
Caserío típico de las márgenes del río Guainía, en Colombia. Obsérvese la profusión de palmeras, entre las que se destaca la especie de "asaí" (Euterpe spp.). La Amazonía posee una variedad tan amplia de palmeras, que no sería difícil una clasificación regional de acuerdo con las especies existentes en cada una de ellas.
Catinga conformada por plantas ciperáceas y algunos arbustos. La pequeña flor de Inírida aparece en los suelos más pobres de la Amazonía.
"Varillal", formación vegetal compuesta de árboles con troncos delgados. El color ambarino del agua se origina en la descomposición de la materia vegetal, por la producción de ácidos húmicos.
Río Apaporis en el sector del raudal de Ibiriká, o Sucre. Al fondo se aprecia el río Caquetá, en la zona de La Pedrera.
Camilo Dominguez
Profesor de la Universidad Nacional de Colombia.
¿Qué es la Amazonía?
La Amazonia generalmente se concibe, en el mundo de lo superlativo, como una exageración de la Naturaleza: selvas en millones de kilómetros cuadrados, aguas en billones de metros cúbicos, o animales y plantas en cientos de miles de especies. Sin embargo, para concretar una definición de ella se tropieza con múltiples problemas. En realidad, para acercarse a su comprensión, a su estudio, es necesario hablar del mundo de los Amazonas, de diversas formas de ver y concebir la Amazonia (la hidrográfica, la hylea, la de los desarrollos culturales y nacionales que en ella han tenido lugar, etc.), visiones y concepciones cuyos límites espaciales no necesariamente coinciden.
Existe una región hidrográfica amazónica, compuesta por el Río Mar y sus miles de caudalosos afluentes. Cubre una cuenca de 6.869.344 km2, compartida por seis países: Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú; y Venezuela, con la siguiente distribución superficial:
País | Área hidrográfica amazónica | (Km2) |
Brasil | 4.989.361 | 72.6 |
Perú | 762.400 | 11.1 |
Bolivia | 600.000 | 8.7 |
Colombia | 336.583 | 5.0 |
Ecuador | 130.000 | 1.9 |
Venezuela | 51.000 | 0.7 |
Total | 6.869.344 | 100.0 |
En gran parte de los 6.500 kilómetros de su curso el río Amazonas se desliza sobre una superficie casi plana, no obstante tener su nacimiento en los altos Andes peruanos, aproximadamente a 6.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Después de descender por cientos de kilómetros entre los pliegues montañosos de la cordillera, el río llega a Pucallpa y se hace lento y profundo. El declive disminuye y las aguas sólo fluyen debido al empuje de los miles de metros cúbicos que recibe cada segundo de sus afluentes tanto del norte como del sur. En Leticia, a 3.340 kms del Océano Atlántico, el Amazonas tiene 90 msnm, lo cual indica que de allí en adelante sólo desciende pocos milímetros por kilómetro con relación al nivel del mar.
A la característica de las grandes superficies planas o semiplanas, hay que agregar la de una alta lluviosidad: sobre las laderas orientales de la Cordillera de los Andes, hacia la cota de los 1.000 msnm, la precipitación supera los 3.500 mm anuales y en algunas localidades alcanza volúmenes de 5.000 a 6.000 mm: ya en la planicie, la media de lluviosidad en la Amazonia occidental es de 2.500 mm, mientras que en la Amazonia central y la orienta¡ los promedios fluctúan entre 2.000 y 2.500 mm anuales. Tan grande cantidad de agua drena trabajosamente bajo la selva hacia los ríos y luego se devuelve al interior de aquella, cuando las corrientes fluviales quedan rebalsadas. Por ello no hay una total separación entre tierras y aguas en la planicie amazóníca. Tanto árboles como animales se adaptan a ese mundo en el que imperan condiciones de alta humedad y donde se dan amplias regiones permanentemente encharcadas o sujetas a periódicas y prolongadas inundaciones, originando complejas relaciones entre aquellos. Miles de especies animales se han convertido en arborícolas y encuentran su sustento en ese medio. Los peces, junto con numerosos reptiles y roedores, nadan entre la vegetación que crece en las zonas inundadas (várzeas) obteniendo también, estacionalmente, gran parte de su sustento de ella.
No obstante su predominancia, no todos los ríos amazónicos son lentos y profundos: también hay extensas áreas donde son de una violencia extraordinaria. Son las regiones montañosas situadas en su mayor parte hacia ¡a periferia de la cuenca: los Andes, al occidente; el Macizo de las Guayanas, al norte, y el Macizo Central Brasileño, al sur oriente. Allí los ríos están permanentemente cortados por raudales y angosturas que dificultan sobremanera la navegación, pues las embarcaciones deben cruzarlos peligrosamente o ser sacadas del agua y arrastradas en tierra por trechos ("varaderos") que con frecuencia son de varios kilómetros.
Existen más de mil tributarios importantes que llevan sus aguas al Amazonas, dos de los cuales, el Río Negro y el Madeira, tienen un volumen de agua superior al del río Congo o Zaire. Es digna de observarse la diferencia de extensión entre las cuencas de los afluentes del lado izquierdo y los del derecho: la de estos últimos duplica en extensión a ¡a cuenca septentrional. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que, hacia el norte, los afluentes del Amazonas encuentran una suerte de continuación, con rumbo invertido, en los afluentes del Orinoco y en e) mismo río Orinoco, así se recupera el eje del equilibrio hidrográfico de las partes norte y sur del río Amazonas. Como afluentes gigantes septentrionales están los ríos Marañón, Caquetá Japurá y el Río Negro. Como gigantes meridionales, el Purús, el Juruá, el Madeira, el Tapajás, el Xingú y el Araguaia Tocantíns.
Cada uno de ellos con más de 2.000 km de longitud. Atendiendo a otro criterio de estudio, relacionado con el examen de la cobertura vegetal, existe una segunda concepción de la Amazonía, que sólo en parte se confunde en sus límites territoriales con la hidrográfica; es la Amazonia selvática (hylea). Comprende un continuo de selva húmeda tropical, que abarca la mayor superficie forestal del planeta. Esta concepción regional, que fue la tomada en cuenta para la definición de áreas incorporadas al Tratado de Cooperación Amazónica (Brasil incluyó también sabanas), extiende el uso de los términos "selva amazónica" a la continuación, hacia el norte, de dicha formación vegetal, incluyendo las selvas de la Orinoquía y las Guayanas.
Concebida así la hylea amazónica abarca una superficie cercana a los 5.897.795 de km2, o sea alrededor de un millón de km2 menos que los de la Amazonia hidrográfica. Por países, su distribución es como sigue:
País | Superficie de la selva amazónica (Km2) | % |
Brasil | 3.540.000 | 60.0 |
Perú | 762.400 | 13.0 |
Bolivia | 490.000 | 8.3 |
Colombia | 476.395 | 8.0 |
Venezuela | 259.000 | 4.4 |
Guayanas | 240.000 | 4.1 |
Ecuador | 130.000 | 2.2 |
Total | 5.897.795 | 100.0 |
Es notable la discrepancia entre los límites meridionales de la Amazonia hidrográfica y la selvática, ya que el límite de la segunda se extiende más al norte que el de la primera. En los estados brasileños de Goiás, Mato Grosso y Rondonia, lo mismo que en Bolivia, los tributarios meridionales del Amazonas tienen sus nacimientos en regiones de sabanas y 11 cerrados", o sea, en áreas con predominancia de gramíneas, o de arbustos o palmares, pero no propiamente de selvas. Con algunas diferencias en cuanto a los géneros y especies vegetales más características, esta subregión se asemeja a la de los llanos de la Orinoquia; lo cual refuerza aún más la simetría nortesur tomando como eje el río Amazonas. Al norte la selva sobrepasa la cuenca hidrográfica, cubriendo gran parte de las Guayanas, los tributarios del sur del Orinoco y una parte de la selva orinocense en Colombia, entre los ríos Vichada y el Guaviare, afluentes izquierdos de aquel mismo río.
Esas selvas del norte tienen características muy específicas que muestran su particularidad transicional con las sabanas del Orinoco. Sin embargo, en ellas siguen predominando las principales formaciones vegetales amazónicas, lo mismo que los principales géneros y especies vegetales que les son propios. En general tales selvas son menos densas con ten rio resaltar que en ese continuo existen diversos tipos de selva que van desde la típica tropical rain forest o selva húmeda tropical, que sólo existe en las áreas de lluvia permanente, al noroccidente, hasta las catingas o sectores con fisonomía arbustiva, que aparecen esparcidas en muchos lugares. Además, existen muchas sabanas, como la de] río Branco, en Roraima: la Gran Sabana, en la Guayana venezolana; o las sabanas del Yarí, en Colombia. Más aún, las selvas de vega y las de áreas inundables complican al máximo tal cuadro vegetal, hasta. constituir un complejo mosaico de ecosistemas con variada estructura botánica.
Dentro de la enorme variedad de plantas existentes en la selva, se destacan cientos de especies de palmeras, por lo que la Amazonia ha sido considerada como su reino. Cada especie tiene su propio habitat y sus propios rasgos ecológicos. De ellas dependen muchísimos animales y sobre todo el hombre, para su sustento, lo cual determina regiones bióticas claramente identificables. Tanto es así, que no sería difícil una clasificación regional amazónica de acuerdo con el tipo de palmeras existentes en cada una de ellas.
Otra concepción de la Amazonia, existente en el Brasil y en Colombia, es la de Amazonia legal; ésta se define por límites artificiales de conveniencia política y administrativa para la aplicación de incentivos fiscales en territorios determinados.
En el caso colombiano, se ha fijado el río Guaviare, afluente del Orinoco, como límite norte para la definición de ¡a Amazonía legal. Se separa así de la Orinoquia legal, donde también existen incentivos fiscales específicos para estimular a los empresarios que quieran aplicar allí sus capitales. Esta concepción estuvo precedida por la de la Amazonia legal brasileña, o Gran Región Norte, que fue establecida por una ley federal en 1953, dentro del Plan de Valorización Económica de la Amazonia. Toma como límites aquellos correspondientes a los estados que tienen, total o parcialmente, selva amazónica, e incluye parte del Estado de Maranháo, que posee una selva transicional. Para llevar a cabo ese plan se creó una super instancia encargada de su diseño y ejecución. La SPVA, como se le denominó, no tuvo pleno éxito, si bien encarnó una voluntad de desarrollo que ha dado frutos muy valiosos para el Brasil. Hoy dichos planes los continúa la Superintendencia de la Amazonia, SUDAM.
Como resultado de las relaciones geográficopolíticas entre los Estados integrantes del Tratado de Cooperación Amazónica, se ha dado lugar a una nueva noción de la Amazonia: es una composición de las visiones descritas anteriormente, pero ajustadas a las razones políticas de cada Nación. Por eso para efectos del Tratado la concepción territorial adoptada por cada país es la siguiente:
- Brasil: incluye toda su Amazonía legal. Como ya se advirtió es mayor que su Amazonia selvática y que su Amazonia hidrográfica.
- Bolivia: incluye toda su cuenca hidrográfica, mayor que su cuenca selvática.
- Colombia: incluye su Amazonia legal, mayor que la hidrográfica pero menor que la selvática.
- Venezuela: incluye sólo la Amazonia hidrográfica, porque la mayor parte de la selvática pertenece a la cuenca del Orinoco.
- Perú: incluye su Amazonia selvática y la hidrográfica de la vertiente orienta¡ andina.
- Ecuador: incluye su Amazonia hidrográfica y selvática.
- Guyana: incluye su Amazonia selvática. No tiene Amazonia hidrográfica.
- Surinam: incluye su Amazonia selvática. No tiene Amazonia hidrográfica.
- Guayana Francesa: no participa en el Tratado, aunque tiene Amazonia selvática.
Por lo tanto, cuando se menciona el área considerada por el Tratado de Cooperación Amazónica, se está haciendo referencia a una región sui generís, compuesta su superficie según se muestra en la tabla siguiente. Es de destacar que el gran peso relativo del Brasil en su extensión, confiere una presencia determinante a este país en las deliberaciones del Tratado.
País | Área cubierta por el Tratado de Cooperación Amazónica (Km2*) | % |
Brasil | 5.000.000 | 69.6 |
Perú | 762.400 | 10.6 |
Bolivia | 600.000 | 8.4 |
Colombia | 403.350 | 5.6 |
Guayanas | 240.000 | 3.3 |
Ecuador | 130.000 | 1.8 |
Venezuela | 51.000 | 0.7 |
Total | 7.186.750 | 100.0 |
La Panamazonía
No obstante el desbalance político económico con el que se presentan los países amazónicos para las negociaciones del Tratado, existe un evidente interés por seguir adelante en la colaboración multinacional para el manejo de la cuenca puesto que, a pesar de su diversidad, la Amazonia selvática presenta problemas y perspectivas muy semejantes para todos ellos. El trópico húmedo es un mundo por descubrir y hoy se dan pasos por esta senda con e) propio esfuerzo de los países tropicales. Esto representa una posibilidad de hacer aportes fundamentales a la ciencia, que redunden en beneficios para los propios países de la zona. Con el Tratado de Cooperación Amazónica se crea un ambiente en el que son posibles realizaciones de este orden.
Los países pertenecientes a la cuenca, o países panamazónicos, pueden ser considerados en 3 grupos, de acuerdo, particularmente, con grandes rasgos de su ubicación geográfica:
a) Los andino amazónicos, o sea aquellos que comparten simultáneamente una porción de los Andes como otra de la cuenca amazónica. Ellos son: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Colombia y Venezuela no sólo comparten esas dos áreas, sino que además son países orinocenses y caribeños. De otra parte, Colombia, Ecuador y Perú están unidos por el vínculo geográfico político que deriva del hecho de tener costas sobre el Océano Pacífico.
Los países andino amazónicos tienen ya una larga trayectoria de relaciones muy estrechas; históricamente se han desarrollado en forma paralela y, por lo tanto, se enfrentan a problemáticas similares. En la práctica, deben buscar la unificación de sus esfuerzos con el fin de lograr la optimización de sus acciones. En cuanto a colaboración multinacional, estos países tienen ya la experiencia del Pacto Andino y la de los esfuerzos que, paulatinamente, están llevando a cabo para la construcción de la Carretera Marginal de la Selva, que hoy ya está terminada en más del 70% de su recorrido. Esta ha sido una vía de construcción lenta que acompaña, sin antecederla, a la colonización de las regiones cercanas a los Andes. Existen razones geográficas que garantizan su terminación, porque se está construyendo sobre los suelos más fértiles y mejor localizados del área en relación con los mercados, que son los valles de vertiente longitudinales y el cinturón del piedemonte. Desde Santa Cruz, en Bolivia, la carretera está formando un inmenso semicírculo que pasa por el Perú, Ecuador y Colombia para terminar en los Llanos de Venezuela.
b) Un segundo grupo de países panamazónicos es el de las Guayanas: Guyana, Surinam y Guayana Francesa. Son países de la orla atlántica que, como se señaló, si bien no pertenecen a la cuenca amazónica, tienen la mayor parte de sus territorios ocupados por selvas de tipo amazónico, especialmente en el caso de la Guayana Francesa, que posee más del 70% de su extensión cubierta de este tipo de vegetación. Dentro del conjunto, esas selvas están situadas particularmente en las áreas montañosas fronterizas con Brasil y Venezuela, que son bastante ricas en oro y piedras preciosas. Especialmente las planicies costeras, donde se concentra la mayor parte de la población, tienen un paisaje menos selvático.
c) Por la vastedad de su territorio, por concentrar cerca del 70% del área involucrada en el Tratado de Cooperación Amazónica, y por el historial de su desarrollo Brasil, por sí mismo, constituye una modalidad especial de país amazónico. Sus centros de desarrollo amazónicos son todos de planicie, y están situados especialmente sobre las vegas del río y a lo largo de dos carreteras: la que hace el recorrido de Belén a Brasilia, y la que va desde Cuiabá a Porto Velho. Belén del Pará es el pivote geográfico político de la mayor parte de toda esa inmensa región, porque domina la conexión oriente occidente, a lo largo del Amazonas, y la conexión norte sur, a lo largo de la vía Belém Brasilia Sáo Paulo.
Tratado de cooperación amazónica
En el extremo sur occidental el pivote geográfico político es Cuiabá, que aunque no es una ciudad amazónica constituye el eje de las comunicaciones hacia Rondonia, Acre y el sur del Estado Amazonas, y por lo tanto tiene un gran peso económico y político sobre el área.
Aunque con grandes altibajos, Brasil es el único país panamazónico que tiene una política amazónica definida. A pesar de que se han cometido muchas injusticias con los indígenas y los pequeños colonos, sus esfuerzos no han quedado en el vacío; se aprende de los errores y se trata de corregirlos sobre la marcha. La crítica constructiva de grandes científicos, como Darcy Ribeiro o José Souza Martins, se comienza hoy a tener en cuenta y se sigue avanzando hacia un desarrollo más equitativo. Igualmente, hay interés en controlar la destrucción ecológica (numerosos biólogos trabajan en proyectos de conservación y explotación racional de la Amazonia), aunque la urgencia de pagar la inmensa deuda externa, contraída por los gobiernos militares, ha obligado al país a entregar gran parte de los recursos naturales a la voracidad destructiva de las multinacionales.
La población del área panamazónica para la primera mitad del decenio de 1980, según países, es la siguiente, de acuerdo con resultados de censos, datos aproximados y proyecciones de diversas entidades:
País | Habitantes en la Amazonía (miles) | % | Densidad (hab./km2) |
Brasil | 5.200 | 62.3 | 1.04 |
Perú | 1.850 | 22.1 | 2.43 |
Bolivia | 600 | 7.2 | 1.0 |
Colombia | 428 | 5.1 | 1.06 |
Ecuador | 170 | 2.0 | 1.31 |
Guayanas | 80 | 1.0 | 0.33 |
Venezuela | 25 | 0.3 | 0.49 |
Total | 8.353 | - | 100.0 |
Es importante el examen demográfico de la Panamazonia, en términos absolutos y relativos. En lo absoluto, es llamativo el volumen de población asentada en el área brasileña, que es superior a los 5 millones de habitantes, o sea el 62.3% del total de la población amazónica, que se aproxima a los 8.4 millones. Sin embargo, teniendo en cuenta los 5 millones de krr12 que tiene la Amazonia brasileña, apenas alcanza una densidad de población de 1.04 habitantes por km2, la cual es baja. Es de anotar que los análisis demográficos muestran que la mayor parte de los territorios de la Amazonia brasileña se están despoblando debido a la migración hacia las grandes ciudades de la región (Aragón, 1981). Al tiempo que se produce esta urbanización relativamente alta, la población rural se concentra al oriente del Estado del Pará y en el Estado de Rondonia, dejando inmensos espacios vacios, especialmente en todo el territorio al norte del río Amazonas, en donde hay áreas sin un solo habitante en miles de kilómetros cuadrados.
Llama la atención la situación demográfica del Perú, que aunque sólo posee el 10.6% de la superficie de la Panamazonia, contiene el 22.8% de la población de la región. Ello se explica porque este país tiene una costa desértica en su casi totalidad, y gran parte de la región andina es muy seca y de baja productividad, planteándose así la necesidad de expandir su agricultura hacia las tierras orientales. Sin embargo, cabe anotar que dicha población se encuentra en su mayor parte en la montaña (vertientes andinas) y en los valles longitudinales que bajan hacia la planicie amazónica, y no propiamente sobre esta última.
Los casos de Colombia y Ecuador son relativamente semejantes; sus densidades de población en la Amazonia, de 1.06 y 1.31 habitantes por km 2 , respectivamente, muestran un poblamiento aún muy débil. Sus asentamientos son propiamente de planicie, distintos a los que se presenta en el Perú, porque sus vertientes cordilleranas orientales son muy abruptas y en ellas sólo existe un leve poblamiento de desesperados sociales. A partir del pie de la cordillera existe un cordón continuo de colonización, desde el río Caguán hasta el río Santiago, que se expande en forma compacta hacia el oriente.
Venezuela posee la más baja densidad de po¬blación de la Amazonia (0.49 hab/km2). Por medio de diversos incentivos económicos se mantiene allí una población urbana dependiente del presupuesto nacional. Podría decirse que se ha estimulado una colonización urbana sin un soporte económico local. No obstante, la posición venezolana en la Guayana orinocense (Estado Bolívar) ha sido de vanguardia socieconómica. Tomando el complejo minero de Ciudad Bolívar como epicentro, se ha proyectado hacia las fronteras con bastante determinación: la carretera a la Gran Sabana y la paralela al Orinoco, las grandes represas y la creación o reubicación de ciudades, han sido el fruto de una política orinocense muy clara. La gran riqueza minera y el desarrollo de proyectos hidroenergéticos en esta región, han permitido sostener tan notable esfuerzo.
Los casos de las Guayanas (Guyana, Surinam y la Guayana Francesa, esta última constituida hoy como Departamento de Ultramar de la República Francesa) son muy especiales: su condición de excolonias recientes las relaciona estrechamente con Europa y con las colonias del Caribe. A pesar de que la mayor parte de sus territorios están cubiertos de selvas de tipo amazónico, más del 95% de su población cuyo total se estima en 1´600.000 habitantes vive en la estrecha faja costera, no selvática. Solamente en los últimos años, con la construcción de las hidroeléctricas sobre los ríos que descienden del Macizo de las Guayanas, se han iniciado corrientes de población hacia el interior selvático. Pequeños pueblos y complejos mineros se proyectan día a día hacia las regiones altas del sur, en donde parece encontrarse el futuro económico de estos pequeños países.
Las cuatro grandes regiones amazónicas
Tomando como límite la Amazonia selvática, menos restrictivo que los demás, es posible observar cuatro grandes regiones generales, las cuales, a su vez, podemos dividir en subregiones más restringidas. Las cuatro grandes regiones son:
- el Macizo y la Peniplanicie de las Guayanas
- el Macizo Central Brasileño
- la Planicie Amazónica, y
- la Región Andino amazónica.
El Macizo y la Peniplanicie de las Guayanas
Esta gran área, que se denomina Amazonia Norte, ocupa la mayor parte del espacio entre el Amazonas y el Orinoco. Está caracterizada por la presencia de macizos montañosos, serranías, mesetas, domos aislados accidentes estos que han recibido genéricamente el nombre de "tepuyes" y planicies arenosas. Como basamento de esta región se encuentran los restos precámbricos de una gran formación de rocas cristalinas, destruidos por la acción de más de 500 millones de años de erosión y movimientos orogénicos. Sobre este complejo de rocas de tipo ígneo metamórfico, o junto con ellas, subyacen profundos estratos de rocas sedimentarias del Paleozoico y del Mesozoico, de muy poco plegamiento. Por eso, al ser fracturadas y destruidas las formaciones sedimentarias por los elementos, aparecen mesas de cortes aserrados donde se pueden observar los estratos de areniscas y conglomerados, en camadas horizontales muy potentes. En otros casos, se han conservado núcleos cristalinos muy duros que han resistido más a los procesos erosivos y, por consiguiente, sobresalen en las planicies como 11 montañas islas "en forma de enormes melones o 11 panes de azúcar" extraordinariamente bellos, como es el caso del Cerro o Piedra del Cocuy en el Río Negro.
El proceso de envejecimiento del Macizo de las Guayanas ha convertido la mayor parte de su antigua estructura en una gran planicie. Ese tipo de planicie resultado de la erosión, o peníplanicie, rodea actualmente algunos relictos montañosos alargados que forman la mayor parte de las fronteras del Brasil con Venezuela y las Guayanas. Parte del cerro de la Neblina, en la sierra del Imerí, sigue por las sierras de Parima, Pacaraima y Acarí, configurando la frontera entre Brasil y Venezuela y parte de la frontera entre Guyana y Brasil, se interrumpe allí con la depresión de las cuencas de los ríos Tucutí (tributario del alto río Branco) y Rupununi (tributario del Essequibo) para prolongarse con las sierras de Tumucumaque, que sirven de frontera entre el Brasil y las Guayanas. En la depresión citada existen sabanas inundables en gran extension, condicion esta que ha permitido el paso del manatí amazónico (Triche chus inunguis) y de numerosas especies amazónícas hacia el río Essequibo.
En algunos sitios las montañas se elevan considerablemente, como en el cerro de la Neblina (3.014 msnm) o en el cerro Roraima (2.875 msnm); sin embargo, la altura media del resto de esas sierras fluctúa entre los 1.000 y 2.000 msnm. En las altas montañas se hallan las cabeceras de enormes ríos, producto de la alta humedad predominante en ellas. Allí nacen el Orinoco, el río Branco, el Essequibo, el Caura y muchos otros que alcanzan caudales extraordinarios. Algunos se desprenden entre espectaculares cascadas de varios centenares de metros sobre ingentes escarpas (entre las cuales se halla el salto Angel, de 972 m, considerada la caída de agua más alta del mundo, situada en el Estado Bolívar, Venezuela), o a través de profundas gargantas en neblinas persistentes.
En algunos sitios las montañas se elevan considerablemente, como en el cerro de la Neblina (3.014 msnm) o en el cerro Roraima (2.875 msnm); sin embargo, la altura media del resto de esas sierras fluctúa entre los 1.000 y 2.000 msnm. En las altas montañas se hallan las cabeceras de enormes ríos, producto de la alta humedad predominante en ellas. Allí nacen el Orinoco, el río Branco, el Essequibo, el Caura y muchos otros que alcanzan caudales extraordinarios. Algunos se desprenden entre espectaculares cascadas de varios centenares de metros sobre ingentes escarpas (entre ¡as cuales se halla el salto ángel, de 972 m, considerada la caída de agua más alta del mundo, situada en el Estado Bolívar, Venezuela), o a través de profundas gargantas en neblinas persistentes.
Este conjunto orográfico presenta grandes depósitos de hierro en las cercanías del Orinoco medio, diamantes en numerosos placeres, manganeso, oro, amatistas, uranio, aluminio, etc. A una larga lista de recursos minerales hay que agregar las posibilidades energéticas que ofrecen los ríos del área, cuya utilización sólo ha comenzado.
La Peniplanicie se presenta como una extensa llanura cubierta de selvas bajas y con suelos en su mayor parte arenosos, muy pobres. Debajo de ¡a arena subyacen rocas igneometamórficas y estratos de areniscas, a lo largo de miles de kilómetros, entre el Territorio de Amapá, en el Brasil, al oriente, y las cercanías de las estribaciones andinas en Colombia, al occidente. En las planicies orientales de Colombia aparecen esparcidas algunas mesas y tepuyes, tales como el complejo de las mesas y cerros de ¡guaje y Chiribiquete, que alcanzan elevaciones hasta de 1.300 msnm aproximadamente, y la Serranía de La Macarena, cuyas cimas exceden los 2.500 msnm; esta última formación tiene una longitud cercana a los 150 km y se halla dispuesta en sentido NNW SSE, entre los ríos GüéJar y Guayabero, en el Departamento del Meta. Además, pueden mencionarse la mesa o escarpa de Araracuara, los cerros de Cupatí o La Pedrera, Isibucure y Mitú y la serranía de Naquem, así como numerosos inselbergs, tales como los cerros de Mavicure y los existentes en las proximidades de las cabeceras del río Guainía.
De acuerdo con los trabajos del geólogo brasileño Octavio Barbosa de Oliveira, en ¡as planicies del río Branco esos aplanamientos son productos morfoclimáticos de períodos alternantes con climas muy húmedos que generaron peniplanos, y climas secos del Pleistoceno cuyos efectos erosivos muy intensos generaron pediplanos (Soares, 1963: 40). Las oscilaciones climáticas reiteradas durante millones de años han actuado cada una a su manera para determinar ese paisaje en el que alternan geoformas origen de la aridez, con las que han resultado de la intensa humedad.
El Macizo Central Brasileño
El Macizo de las Guayanas encuentra continuación hacia el sur en el Macizo Central Brasileño; se hallan separados entre sí por la planicie del Amazonas. En tiempos pretéritos existió un solo bloque cristalino, que se fracturó en dos grandes partes. La parte sur se extiende por una considerable porción de la región amazónica.
La conformación del Macizo Central Brasileño es muy semejante a la estructura guayanesa: un gran bloque de rocas cristalinas, especialmente gneiss y granitos con intercalaciones y sobreposiciones de rocas sedimentarias, en su mayoría del Precámbrico y algunas del Paleozoico. Desde el punto de vista estructural también se encuentra intensamente perturbado por plegamientos y fracturas. La altura media del macizo es de 300 msnm y por lo general no presenta máximas superiores a los 500 msnm; posee esencialmente un paisaje de vasta llanura cuyo paso hacia las planicies sedimentarias del Terciario y del Cuaternario es muy notorio por la aparición de raudales y saltos que interrumpen la navegación en los ríos que descienden de esa región rocosa hacia el Amazonas. La diferencia de altitud y, especialmente, la diferencia en la acción erosiva sobre rocas de dureza desigual ocasiona desniveles que definen con gran precisión el escalón de ascenso del Macizo Central. Pero este macizo dista del río Amazonas mucho más que el Macizo de las Guayanas y, por lo tanto, permite trechos navegables que fluctúan entre los 250 y 600 km en el curso inferior de los ríos, donde se presentó el mayor poblamiento inicial hasta cuando se inició la construcción de la Transamazónica.
La Transamazónica es un sistema de carreteras construidas sobre el Macizo y en proximidades de la margen de contacto con la Planicie Amazónica. Este sistema vial permite la penetración de los asentamientos de los interfluvios y hacia el interior del Macizo, obviando así el fuerte condicionamiento impuesto por los ríos al poblamiento en esta región. Sin embargo, dado que la mayor parte de los suelos sobre esas áreas rocosas o arenosas no es de muy buena calidad, la población se sigue concentrando hacia las vegas de los ríos, frustrando con ello el tan buscado poblamiento interior.
Pero, al igual que en la Guayana, el futuro del Macizo no parece estar en la explotación del suelo en usos agropecuarios sino en la minería, tanto de aluvión como de vega. El caso más espectacular se presenta en la sierra de los Carajás, en el Estado del Pará, en donde sobre una superficie de aproximadamente 30.000 km2 se concentran varias minas con un alto contenido de metales valiosos. La más importante es un depósito de 18.000 millones de toneladas de hierro con un 66% de mineraL Este se extrae en bruto y se exporta en buena proporción transportándolo por un moderno ferrocarril de 890 km hacia el puerto de Sáo Luis en el Océano Atlántico (Companhia Vale do Rio Doce, 1984). Aparte del hierro, se han descubierto minas de manganeso, níquel, cobre, oro y bauxita (aluminio).
El impacto ambiental y humano de esas minas es muy discutido pues han resultado afectadas once reservas indígenas y han ocasionado drásticos cambios en aguas y selvas. Hoy existen trabajos para minimizar ciertos efectos indeseables, pero hay algunos que ya son irreversibles. Tal minería, junto con una gran fábrica de aluminio que se está terminando de construir cerca de Belém, recibirá la energía de la represa de Tucuruí, una central hidroeléctrica construida sobre el río Tocantins proyectada para producir 3.900 MW.
Fuera de los proyectos con alta mecanización y consumo de energía, existen en la región innumerables áreas de minería manual, conocida como garimpo, de la cual viven o sobreviven pequeños productores o garimpeiros. Los lavaderos de oro, como los de Serra Pelada, son fuente de sustento para muchos amazonenses, como lo son también la búsqueda de diamantes y piedras preciosas sobre los aluviones de los ríos.
La Planicie Amazónica
La propia Planicie Amazónica se distingue de la planicie que circunda el Macizo de las Guayanas porque está compuesta de sedimentos del Terciario y del Cuaternario (Planicie Amazónica reciente), depositados en profundos estratos geológicos, entre los Andes y los macizos cristalinos del norte y del sur. Es el producto de depósitos marinos y continentales en un gran anfiteatro, dejado luego del surgimiento de los Andes durante el Terciario. El espacio entre las cordilleras andinas y los antiguos núcleos cristalinos, lo mismo que la profunda fosa tectónica existente entre ellos, quedó como un mar interior en donde se acumularon tanto el producto de la erosión procedente de las montañas como los sedimentos producidos por. el mismo mar. Por último, el mar interior desapareció a finales del Terciario, cuando los sedimentos desalojaron a la aguas. Quedaron dos líneas de escurrimiento: el Amazonas y el Orinoco, las cuales, en conjunto, drenan hoy casi 8 millones de km2.
La Planicie Amazónica, cuya superficie se calcula en 2 millones de km2, tiene la forma de un árbol gigante, cuyas raíces se abren sobre la orla atlántica de las Guayanas y los territorios brasileños de Amapá, Para y Maranháo. El tronco sería la faja con eje central en el río Amazonas, comprendida entre los macizos cristalinos. Las ramas se extenderían, en forma desigual, en dos brazos paralelos a los Andes, que continúan hasta Venezuela, al norte, y Bolivia, al sur. La rama sur, más larga y ancha, comienza a salir del tronco central desde el río Madeira, alcanzando una anchura, de oriente a occidente, de 1.700 km medidos sobre el paralelo 50 al sur.
En un mayor grado de detalle es preciso hacer la distinción entre los depósitos del Terciario y las vegas aluviales de los ríos: los primeros son más antiguos y se componen principalmente de arcillas impermeables, con un gran paisaje de lomeríos muy disectados, producto de la erosión por las lluvias y los ríos y quebradas que los cruzan. Localmente esta morfología recibe el nombre de "tierras firmes", es decir, áreas no inundables. Esto indica su ubicación más alta que las vegas de los ríos; se han generado debido a que las corrientes fluviales han rebajado los niveles de sus lechos, dejando sus antiguos niveles fuera de sus áreas de deposición. Por eso las tierras firmes localizadas a continuación de las vegas se presentan, por lo general, como terrazas aluviales escalonadas desde las más antiguas, en la parte superior, hasta las más modernas, en la parte inferior. En algunos puntos del bajo Amazonas es necesario penetrar por cientos de kilómetros desde las orillas del río, para lograr alcanzar el inicio de la tierra firme al borde de la vega. La vegetación de la tierra firme está constituida por árboles de madera más dura o de mejor calidad que la de áreas inundables, pero los suelos son de calidad inferior.
Las áreas de colmatación reciente en las vegas de los ríos que llevan sedimentos tienen los suelos de mejor calidad de toda la Amazonia; especialmente cuando los ríos se encuentran en las cercanías de los Andes, de donde proviene una permanente renovación de los nutrientes. Todos los años, durante las crecientes de las épocas de lluvias, las partes más bajas reciben deposiciones, lo cual permite un buen cultivo pero de período muy corto debido al peligro de nuevas y rápidas inundaciones. Algunas partes de las vegas sólo reciben inundaciones durante períodos excepcionales de creciente, las cuales se presentan en ciclos de 5 a 7 años, o de inundaciones catastróficas, que parecen tener ciclos de 25 a 30 años. Estas vegas de inundación temporal reciben el nombre de várzeas en el Brasil y en la terminología especializada (en Colombia reciben el nombre de bajos o, simplemente, de vegas inundables). Las áreas de inundación permanente reciben el nombre de ígapós, son puntos por debajo del nivel medio de los ríos y mantienen comunicación con éstos. Aunque las várzeas han sido las áreas de poblamiento preferidas por el hombre desde hace miles de años, tienen el problema de las inundaciones. No existe hasta el momento una tecnología apropiada para trabajar permanentemente en ellas con una alta posibilidad de éxito. Debido a ello, grandes sectores, como la mayor parte de las vegas del río Putumayo, permanecen deshabitadas.
La Región Andino amazónica
Toma este nombre un cinturón relativamente angosto, pero muy alargado, que bordea la Amazonia en su parte occidental y en el cual se confunden la selva de la planicie con la vegetación de las laderas andinas. Comienza entre los 200 y 300 msnm con una serie de lomeríos y mesas de acarreo que se alcanzan a elevar hasta los 500 o 1.000 msrim antes de encontrarse con los estratos de la cordillera andina. En territorio peruano, y parte del boliviano, se forma una verdadera cordillera preandina mezclada con estos acarreos, en medio de los cuales se encajan los ríos que descienden hacia la planicie. Sobre esas mesas y lomeríos se asienta la mayor parte de la población de la Amazonia occidental, en un corredor casi continuo a partir de la Serranía de La Macarena, en Colombia, hasta Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, pasando por Ecuador y Perú.
La selva de tipo amazónico, con sus palmeras y formaciones típicas, sólo asciende hasta los 1.000 o 1.500 msnm en las vertientes orientales andinas. De esta cota en adelante se presentan formaciones vegetales propias del bosque pluvial subtropical. Allí no obstante la alta lluviosidad la disminución de la temperatura (debido a la altura) y la presencia constante de neblinas, han exigido adaptaciones específicas de las plantas, en un milenario proceso de transformación de las especies en otras nuevas.
Por último, al considerarse su hidrografía, se advierte que la Región Andino Amazónica se amplía hasta alturas superiores a los 4.000 msnm. En las punas y nevados del Perú nacen los ríos Marañón, Huallaga y Ucayali, que descienden hacia el norte, casi paralelos entre sí, y al alcanzar la planicie amazónica modifican su curso hacia el oriente.
Sobre la identidad de la fuente del río Amazonas existen dos opiniones. Una considera que su curso superior lo constituye el alto río Marañón, a lo largo de todo su trayecto. Su origen, así, se ubicaría en los límites de los Departamentos peruanos de Huánuco y Pasco. La segunda opinión admite la identidad del río Apurímac Ucayali con el verdadero Amazonas, con lo cual la longitud total del curso de este último se incrementa en cerca de 600 kilómetros con relación a la primera posibilidad. Las cabeceras de las corrientes que dan origen al Apurímac se hallan en las laderas del nevado Mismi, que alcanza alturas cercanas a los 6.000 msnm en el Departamento de Arequipa, también en el Perú.
Respecto de los nacimientos de ríos andinoamazónicos de Colombia es necesario hacer aquí aclaraciones sobre dos apreciaciones cuyo origen desconocemos, pero que se repiten con frecuencia en la literatura sobre el tema. La primera es la que plantea que los ríos Caquetá y Magdalena tienen una fuente común en el Macizo Colombiano y que, debido a ello, la fauna acuática del Amazonas ha tenido intercambios recientes con la magdalenense (Roberts, 1973). Está suficientemente probado que aunque dichas fuentes se encuentran muy próximas, es imposible el trasvasamiento de aguas, aún bajo tierra, porque hay rocas sólidas, de tipo volcánico, que impiden cualquier comunicación entre ellas, incluso en los más grandes períodos de lluvias. Es necesario agregar que este fenómeno, llamado anastomosis, no existe tampoco entre los ríos Inírida y Guainía o entre el Guaviare y el Vaupés, como igualmente se menciona en aquellos escritos.
Una segunda aseveración, también frecuente, hace alusión a que los ríos amazónicos nacidos en los Andes colombianos se forman en nieves perpetuas, lo cual no ocurre con ninguno de ellos. Existen nevados cerca de las fuentes del río Putumayo, pero el drenaje de aquellos se dirige hacia el Pacífico y no hacia la cuenca del Amazonas.
La Amazonía Noroccidental
Finalmente, apelando a criterios de orden antropológico y biogeográfico es posible definir un área en territorios de Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú que engloba parte de la Planicie Amazónica, con vegas y tierras firmes; parte del Macizo y la Peniplanicie de las Guayanas; y una porción de la Región Andino amazónica. Toda la Amazonia colombiana y ecuatoriana quedan incluidas dentro de esta área, denominada Amazonia Noroccidental
La Amazonía Noroccidental tiene la forma de un gran triángulo irregular, de aproximadamente un millón de km2. Ocupa el extremo de la Amazonia enmarcado por el Río Negro, el canal del Casiquiare y el río Orinoco, al oriente; el río Amazonas (o Solimóes) Marañón (hasta el Pongo de Manseriche), al sur; el río Guaviare y la zona de la Serranía de La Macarena y sus áreas circundantes, al norte; y los Andes, hasta los 1.000 msnm, al occidente.
La delimitación de la Amazonia Noroccidental tiene un sentido fundamentalmente antropológico: debido a las dificultades de movilización en esta región, por la presencia de numerosos raudales y angosturas que han favorecido ciertas condiciones de aislamiento, en ella ha sobrevivido una gran cantidad de grupos indígenas, protegidos del mundo por tales barreras naturales. Especialmente en las cabeceras de los ríos pequeños de más difícil acceso, se asientan comunidades que, con frecuencia, no sobrepasan el centenar de individuos. Estos poseen una economía natural basada en la agricultura de pequeños sembrados (rozas, chagras, conucos) de tipo itinerante. Además, se caracterizan como excelentes pescadores y cazadores y grandes conocedores de la selva. Para el antropólogo, por lo tanto, esta región presenta un enorme interés, dado que allí se encuentran formas culturales totalmente adaptadas a las condiciones de vida imperantes en la selva húmeda, y cuyas técnicas de utilización de los recursos son, hasta ahora, las menos destructivas conocidas para ese entorno, siempre y cuando se utilicen en pequeña escala.
La Amazonia Noroccidental es una de las regiones del planeta donde se encuentra más tipificada la selva ecuatorial siempre húmeda o rain forest. Allí la lluviosidad media anual es igual o superior a los 2.500 mm y con frecuencia rebasa los 3.000 mm, la más elevada conocida dentro de la Amazonia; se dan lugares con precipitaciones anuales superiores a los 5.000 mm en el sector fronterizo entre Colombia y Ecuador, en el alto río Putumayo y el alto río Napo. Aun cuando se presentan oscilaciones a lo largo del año, la precipitación no alcanza a manifestar en ningún mes déficit en cuanto a disponibilidad de agua para las plantas.
Este clima es un severo limitante para la vida económica y social de la región. El exceso de agua empobrece aceleradamente los suelos, volviéndolos improductivos. La construcción y mantenimiento de carreteras se dificulta considerablemente; la alta humedad destruye los alimentos almacenados, y las enfermedades y plagas se desarrollan con gran rapidez y facilidad. Sin embargo, sobre los suelos de las tierras firmes, las vegas, y especialmente en el piedemonte, se desarrolla una de las selvas más exuberantes del planeta. La alta humedad establece las condiciones ideales para realizar el reciclaje de nutrientes y la supervivencia de esta lujuriante vegetación.
Sin embargo, aun cuando está muy arraigada la idea de que virtualmente la totalidad del área se halla ocupada por la exuberante selva aludida, existen considerables cambios en la vegetación que se correlacionan, ante todo, con factores edáficos, lo cual da lugar a la aparición de verdaderos mosaicos de formaciones y comunidades vegetales.
En general, la Peniplanicie de las Guayanas, con sus suelos arenosos y sus grandes superficies de afloramientos rocosos, está tachonada por las llamadas catingas, que cubren gran parte de la cuenca del Río Negro hasta el río Yarí, y se extienden tanto en territorio colombiano como en territorio venezolano y por una parte considerable de la cuenca del Orinoco. Catinga es un nombre genérico para designar toda una gama de asociaciones vegetales. Se caracterizan por ser formaciones de árboles con fuste delgado o plantas arbustivas con muy baja densidad y poco follaje. Estas particularidades permiten la penetración de la luz solar hasta el suelo y los troncos de los árboles, produciendo una selva iluminada y de colores blancos, acentuados por el reflejo de las arenas cuarcíticas.
La formación vegetal de mayor tamaño es el "varillal", compuesta de árboles que crecen 12 o 15 metros, con troncos delgados y verticales (varillas). Es notoria, entre ellos, la predominancia de árboles productores de látex y los bejucos de Strichnos, el curare del Amazonas. Una segunda forma general son los "arrabales",compuestos de arbustos de 4 a 6 metros de altura, distanciados de 4 a 5 metros entre sí. Intercalados entre ellos, sobre los suelos arenosos, crecen muchos tipos de helechos, indicadores de alta acidez. En los casos extremos, sobre la superficie de este paisaje, se extienden las Selaginellas, que son las criptógamas más resistentes a los suelos más pobres, formando un manto verde cual un fino mantel bordado por la naturaleza con sus figuras más caprichosas. Cuando los suelos arenosos soportan un nivel de agua permanente durante períodos muy prolongados y durante el resto del año carecen de ella, aparece un tipo muy especial de sabana que fisionómicamente se asemeja a la sabana de gramíneas de los Llanos Orientales, si bien carece de esta vegetación. En lugar de los pajonales aparecen formaciones de cortaderas (Ciperaceas) mezcladas con pequeñas planticas de Xiridaceas.
Difícilmente sobreviven en este medio los venados y las dantas pues tienen que recorrer grandes distancias para obtener el escaso alimento ofrecido por una naturaleza tan hostil y pobre.
Lo único que sobresale en este paisaje triste es la flor de inírida, con su penacho de puntas rojas como gotas de sangre.
La denominación de Solimóes que dieron los portugueses al trecho del río Amazonas comprendido entre la bocana del Río Negro y el pie de la cordillera de los Andes, proviene de la palabra "solimán", nombre que aterrorizaba a los antiguos cruzados en los países orientales y que significaba veneno o hechicería. La Amazonia Noroccidental es la tierra de los envenenadores, de los brujos indígenas y de las drogas psicotrópicas. Algo que impactaba la imaginación de los europeos y les sugería la presencia de espíritus demoníacos.
Realmente es un mundo de una cultura muy diferente, compleja y sabia, que utiliza su medio ambiente en forma muy especial. Su selva produce una increíble variedad de plantas medicinales, venenosas y alucinógenas, conocidas en su mayoria por los curanderos o tuchauas, quienes las usan como parte integral de su vida cotidiana. Especialmente el veneno conocido en forma genérica como "curare", extraído, como se mencionó, de un bejuco (Stríchnos), fue el terror de los cazadores de esclavos. Su rápida acción paralizante sobre los músculos, en dosis minúsculas, introducidas al organismo por un pequeño dardo de cerbatana, es impresionante. Sin embargo, su uso cotidiano es pacífico, pues se prepara esencialmente para la cacería de animales. Fuera del curare, la lista de venenos es bastante larga; especialmente la de los venenos para peces, llamados "barbascos". Su variedad y multiplicidad de usos implica toda una ciencia toxicológica: hay barbascos de raíz, de tronco, de hojas y de frutos; hay barbascos que matan y otros que atontan; hay barbascos que hacen flotar el pez y otros que lo hacen hundir. En fin, las posibilidades son enormes, y el indígena sabe usarlas sin ocasionar destrucción.
Entre los alucinógenos, el más conocido es el yagé o ayahuasca (Banisteríopsis), planta de uso ritual, especialmente en la Amazonia Noroccidental, de efectos sorprendentes. Para sus pueblos, que no conciben una separación entre el mundo material y un mundo de los espíritus, el yagé sirve para la comunicación entre ellos; especialmente con los espíritus de los antepasados, con los cuales se relacionan en la ceremonia de Yuruparí. Lo mismo que el yagé, otras numerosas plantas narcóticas o estimulantes, como el yopo, el yakee, las Datura, la coca, etc. tienen sus propios contextos rituales y culturales de utilización. El blanco, al extraer la cocaína de las hojas de la coca, para aspirar su concentrado químico, desnaturaliza este regalo de la botánica para el indígena.
La Amazonía Noroccidental es una de las regiones más reveladoras del planeta, tanto en lo físico, como en lo biótico y en lo humano. Es necesario conocerla mejor y aprender a utilizaría sin destruirla. Y Colombia tiene en ello, con los territorios que le corresponden, una inmensa responsabilidad.