Islandia

Sobre la chimenea del salón principal, Apollo 13, de Erro, “uno de los pocos artistas islandeses famosos en el exterior, quien vive y pinta en París”, cuenta Bryndís Schram, esposa del actual embajador. “Representa la visita de los astronautas a Islandia para ensayar antes de su viaje al espacio. El país –al tener mucha lava– se parecería a como se piensa que era originalmente la Tierra. En el fondo del cuadro se distinguen Luis XV y un maniquí tipo Marilyn Monroe. Estrellas todas de diferentes siglos”.   Antonio Castañeda Buraglia.

Dentro de la política de dar a conocer a su país más y más, no hay mes en que en esta residencia no haya una exposición de arte, un concierto, un escritor invitado, un desfile de modas. De allí la afirmación, bastante exacta, de que estas residencias más que casas de habitación, son las vitrinas de los países. Islandia es un excelente ejemplo de ello.   Antonio Castañeda Buraglia.

Texto de: Lily Urdinola de Bianchi

La historia personal de los dueños originales de estas mansiones –el por qué se mudaron a Washington, en qué hicieron sus fortunas, qué cargos ostentaron– cumple un papel trascendental en el aura de ellas. Mejor todavía si a eso se le añade la hoja de vida y las realizaciones del arquitecto –famoso, por lo general– que la diseñó. En cambio, en el caso de la Embajada de Islandia –que fue construida en 1928 por un rico propietario de bienes raíces– la película se la roban “una inquilina” y sus propietarios actuales. Porque no deja de ser un dato interesante saber que esta residencia ubicada en el exclusivo sector de Kalorama fue el centro temporal de actividades de madame Chiang Kai–shek cuando visitaba Washington. Mujer culta, carismática e inteligente, se la consideraba la interlocutora –sin título– de su generalísimo marido con el Gobierno de los Estados Unidos. Entre otras decenas de razones, porque hablaba perfecto inglés.

El detalle no tan rosa de su paso por la mansión es que al ampliar el salón de recepciones, habrían tumbado un par de vigas maestras, lo que obligó al Gobierno de Islandia, que la compró en 1964 para residencia de sus embajadores, a cerrar sus puertas entre 1996 y 1998 porque se estaba hundiendo.

En el 2002, los árboles del Rock Creek Park, se divisan –como entonces– a través de los ventanales de esta misma habitación, pero ahora sus muros están cubiertos de obras de gran calidad de artistas islandeses. Y allí es donde Bryndís Schram, esposa del actual embajador, cumple un papel –manteniendo las proporciones– tan determinante como el de madame Chiang.

Fue ella –actriz, escritora y personalidad de la televisión islandesa– quien, describiendo su tierra, contó que era menos fría que Washington y que fueron los ingleses después de la Edad Media los que la rebautizaron Iceland, ya que hasta entonces había sido Island, isla de Dios en gaelic (lengua irlandesa). Y agrega: “Probablemente esta versión es mentira, pero a mí me gusta. Me hace más fácil vender la imagen de mi país. Nunca frío, nunca caliente, la temperatura máxima en invierno es de –2 ºC y en verano, por lo general, 11 ºC. Razón por la cual ella usa la piscina temperada de su actual residencia durante las cuatro estaciones del año.

De los antiguos moradores de la casa queda nada o muy poco. Excepto los muebles del dormitorio principal, que fueron regalo del embajador Thor Thors a su linda hija cuando se casó. Tres años más tarde la chiquilla se suicidó y el Gobierno islandés se los compró a su madre, ya viuda. “Debe haber sido una niña encantadora, porque su fantasma lo es”, dice la señora Schram.

Dentro de la política de dar a conocer a su país más y más, no hay mes en que en esta sede no haya una exposición de arte, un concierto, un escritor invitado, un desfile de modas. Lo que incluye, de paso, una cita con su gastronomía: cordero, arenque, bacalao, salmón, langostas, ostiones, pancakes con crema y mermelada de arándano. De allí la afirmación, bastante exacta, de que estas residencias más que casas de habitación, son las vitrinas de los países. Islandia es un excelente ejemplo de ello.