Canadá

Las gruesas puertas de caoba de la entrada principal dan a un amplio vestíbulo que remata al fondo en una espectacular escalera circular. El piso de mármol, con reborde verde, tiene en su centro la hoja de arce con sus once puntas, símbolo de Canadá desde hace tres siglos, agregada a la decoración en 1970. Debajo de la escalera, el grabado Hunter & Son de Pitalouisa Saila, célebre artista inuita conocida por los dibujos y grabados que recogen figuras míticas de su cultura.    Antonio Castañeda Buraglia.

La mesa de caoba del comedor, con su original forma ovalada con capacidad para 24 comensales, fue fabricada por la célebre mueblería londinenseArthur Brett & Hijos. A uno de los costados, un fino espejo dorado complementa la consola con cubierta de mármol de estilo Sheridan. La alfombra es de Karastán. Con todo orgullo se exhibe una serie de dibujos, grabados y esculturas de artistas inuitas, en que se representan las tradiciones, mitos y leyendas de estos antiguos pobladores del ártico canadiense.   Antonio Castañeda Buraglia.

Al igual que en el comedor, las puertas de la sala principalson de caoba. Entre los muebles se cuentan un piano Steinway de ébano y objetos antiguos de distintos períodos, incluidos dos bergères Luis XIV. Frente a la chimenea de mármol blanco veteado en negro se ubican dos love seats de estilo Sheridan y un par de sillas Luis XV, tapizadas en seda. Sobrelos muros, se aprecian cuadros de los artistas canadienses David Milne, Christopher Pratt, Maurice Cullen y David Blackwood.   Antonio Castañeda Buraglia.

Texto de: Lily Urdinola de Bianchi

A finales de la pasada década de los 40, en un artículo que apareció en el diario The Washington Post, Elizabeth Maguire fue una de las primera personas en llamar la atención acerca de la residencia del embajador de Canadá en Estados Unidos. Elogiaba en el mencionado artículo la casa de ladrillos rojos –estilo Georgian– en Rock Creek Park, sus blancas columnas jónicas de la entrada, sus amplios espacios, sus elevados techos y su impresionante escalera.

Más de medio siglo después, la mansión –con la misma fachada y escasas alteraciones en su interior– todavía se destaca. Nathan Wyeth, el arquitecto que la construyó en 1931 para el matrimonio de John y Katherine Davidge, había realizado estudios en la École des Beaux-Arts de París y durante su brillante carrera diseñó numerosas mansiones en Washington, entre ellas las actuales embajadas de Rusia y Chile y el Instituto Cultural Mexicano. Obra suya son también los puentes Key Bridge y Tidal Basin, el monumento al acorazado Maine en el cementerio de Arlington, hospitales, escuelas, bibliotecas, cuarteles de bomberos y una variedad de sedes municipales. Además, tuvo a su cargo el proyecto de ampliación del ala oeste de la Casa Blanca, incluido el Salón Oval, y del Edificio Russell en el Capitolio. Para la arquitectura pública, Wyeth se inclinó %por los estilos Colonial Revival y Georgian Revival.

En 1947 el Gobierno de Canadá compró la residencia. Una buena parte de sus muebles, lámparas y objetos de arte provino de la colección de la cancillería. Ésta, ubicada en la calle Massachusetts, había sido adquirida por el Gobierno en 1927 y, según la crónica de Maguire, la lámpara de cristal del comedor fue uno de los objetos que llegaron con la mudanza.

La mansión es, a su vez, un reflejo fiel del cálido y hospitalario espíritu canadiense, que comparte con los Estados Unidos la más larga y menos custodiada de las fronteras del mundo y es su mayor socio comercial. La diversidad del país –que de oriente a occidente abarca seis zonas horarias– se refleja también en la residencia. Si se desea, por ejemplo, un ambiente típico de verano, basta con dirigirse al sunroom o loggia con sus pisos de cantera originales, sus paredes enteladas y sus muebles de vidrio y bambú. Durante el invierno los moradores de la casa prefieren reunirse alrededor de la chimenea de la biblioteca. En la sala principal se encuentran el piano y muebles de estilo de distintos períodos. Todas las habitaciones disfrutan de su propia chimenea. La figura de la piña, tallada en los altos de las puertas de caoba del comedor y de la sala que dan al vestíbulo, simboliza la hospitalidad.

Asimismo, las diez provincias del país y sus tres territorios están representados en las obras de diversos artistas nacionales a lo largo de la residencia. Desde el vestíbulo de entrada hasta el jardín se puede apreciar una variedad de esculturas, dibujos, grabados y pinturas. Mención especial amerita la escultura Mother and Papoose, colocada cerca de la piscina. Su autor es el conocido Kaka, artista inuita –etnia denominada anteriormente esquimal–, cuya obra hizo parte del pabellón canadiense en Expo 67.