La cámara que vuela

Cámara helicóptero.   Carlos Hoyos.

Cámara helicóptero.   Carlos Hoyos.

Cámara helicóptero.   Carlos Hoyos.

El equipo de producción. Juan Pablo Alvarado, Benjamín Villegas, Luis Fernando Arenas y Carlos Hoyos, con el ingenioso helicóptero que permitió los impensados sobrevuelos de la ciudad, como el que se aprecia en la foto superior. 

Texto de: Carlos Hoyos

“Fotoyos” es lo primero que viene a mi cabeza cuando pienso por qué tomé la decisión de realizar este documento fotográfico. Para mí, “Fotoyos”, mi padre, el fotógrafo tradicional de mi pueblo Anserma, en Caldas, Colombia, fue quien me brindó desde niño el privilegio de asistirle en el laboratorio de blanco y negro, y quien, con mi madre Nubia, me impulsó a desarrollar inventos caseros que, a la larga, marcaron mi decisión profesional.

Siempre me han obsesionado las cámaras y todo lo relacionado con la televisión y el cine. También los helicópteros de aeromodelismo. Tanto, que en los años ochenta decidí adquirir uno para tratar de montar la cámara aérea que rondaba mi cabeza, aunque de antemano sabía que no funcionaría: sencillamente la cámara pesaba más que el helicóptero y éste no se levantó ni un centímetro del piso.

Con los años viajé a Hollywood. No tras el sueño americano. Tras el sueño colombiano de retomar la visión perdida, en el polo mismo de la industria de la imagen, e investigar, buscar y diseñar un sistema que permitiera realizar tomas aéreas con una cámara que viajara libremente en el espacio.

Y funcionó. “Coptervision” es líder hoy en el desarrollo de la cinematografía y el vídeo aéreos con vehículos no tripulados. En estas funciones se desplaza prácticamente por todo el mundo. Pero, nos faltaba incursionar en la fotografía.

El momento llegó. Luego de varios años por fuera, aproveché la tentadora invitación de Benjamín Villegas para desarrollar el sistema aplicado a la fotografía en la producción de este libro y, de paso, visitar la patria. La experiencia ha sido honrosa. Me siento orgulloso de haber podido registrar a Cartagena desde el aire, una ciudad hecha para este trabajo.

Aunque llevo la fotografía en mi sangre, parecía tenerla reservada para un momento especial que estaba seguro llegaría. Los retos me han inspirado siempre. Eso lo sabía Jenny,  mi mujer, quien con ojo crítico y voz de aliento me ayudó a rescatar ese fotógrafo que había dentro de mí desde la infancia. Por eso, quiero compartir con ella el placer de tomar de nuevo la cámara fotográfica, elevarla y volar con ella.

Una cámara voladora, la visión aérea, el ojo del águila desplazándose libremente desde el suelo hasta la panorámica inimaginable, los ángulos nunca antes registrados, los enfoques insospechados.

Después de esta experiencia, podemos aportar al mundo este nuevo concepto de visión aérea, creada para este libro sin precedentes. Un libro enteramente fotografiado desde el aire con fotovisión, con un helicóptero a control remoto, que pasará a la historia como el registro único de la primera vez.

Este libro abre una ventana en el cielo para mirar por ella ilimitadamente.

Este libro prueba que el cielo no es un linde sino un principio.

Este libro está dedicado por mí a la memoria de “Fotoyos”, mi padre.