- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
Santanderes
A menos de una hora de Ocaña, Norte de Santander, se halla el Parque Natural Los Estoraques, que debe su nombre a las insólitas y extrañas formaciones que el viento y el tiempo han esculpido en la tierra. Eduardo Cote Lamus, poeta nortesantandereano, tituló uno de sus más reconocidos libros con el sonoro nombre de Estoraques. Algunos versos de uno de sus poemas, dicen, refiriéndose a ellos: "El tiempo nada más en la piel del estoraque... Aquí las ruinas no están quietas: el viento las modela". Carlos Pineda.
Carretera a Bucaramanga, vista desde el Parque Nacional del Chicamocha. En cada curva, el viajero puede sentir el abismo que se abre ante sus ojos, y apreciar el ingenio de los constructores para trazar una vía en semejante territorio, Santander. Carlos Pineda.
Cañón del Chicamocha, uno de los paisajes más abruptos e impresionantes de Colombia. El río serpentea en el fondo de un estrecho valle de paredes áridas y escarpadas, Santander. Carlos Pineda.
Cascada de Juan Curí. Páramo, Santander. Carlos Pineda.
Camino precolombino de los indígenas guanes, Cabrera, Santander. Carlos Pineda.
Cafetal de sombrío en Dosquebradas. Carlos Pineda.
Salto en la quebrada La Laguna, Santander. Carlos Pineda.
Recua de mulas por las montañas de Ocaña, Norte de Santander. Carlos Pineda.
Bosques húmedos en el santuario de fauna y flora del alto río Fonce, Santander. Carlos Pineda.
Salazar de las Palmas, municipio donde, según la leyenda, se cultivó café por primera vez en Colombia, Norte de Santander. Carlos Pineda.
Barichara, Santander, fue fundada en 1702, e inicialmente se llamó Baraflorida, luego Baraechada y finalmente Barichara, “Lugar para el descanso” en el dialecto guane, derivado del chibcha. En 1975, Barichara fue declarado como “El pueblito más lindo de Colombia”, y en 1998 como monumento nacional. Carlos Pineda.
Torres de la iglesia de Cabrera, Santander. Carlos Pineda.
Barichara, Santander. Carlos Pineda.
Barichara, Santander. Carlos Pineda.
Quienes han conocido Barichara anhelan volver a sentarse en un café a tomarse un tinto, a escuchar el canto de los pájaros y el repique de las campanas, a contemplar la luz que va inundando todas las cosas, a escuchar el viento acariciando las flores y el sonido del agua en la fuente, y el silencio que parece ser la música que mejor aprecian sus habitantes. Carlos Pineda.
Guane, ubicado a 9 kilómetros de Barichara, es un buen ejemplo de adaptación de la arquitectura andaluza a estas regiones de América, Santander. Carlos Pineda.
Beso en el café La Polita en San Gil, Santander, decorado con obras de artistas de la región. Carlos Pineda.
Hojas de tabaco puestas a secar. El tabaco santandereano ha tenido fama, por su calidad, desde la época de la colonia. El tabaco americano y el café africano se encontraron en estas tierras y formaron un matrimonio perfecto. Carlos Pineda.
Venta de frutas en las calles de San Gil. Vereda Santa Elena, Santander. Carlos Pineda.
Vendedores ambulantes de tinto, café chaqueta, pintadito y agua aromática en Ocaña, Norte de Santander, y Guane, Santander. Una forma óptima de mantener el café, con todo su aroma y sabor por un buen tiempo, es conservándolo en un termo. Carlos Pineda.
Vendedores ambulantes de tinto, café chaqueta, pintadito y agua aromática en Ocaña, Norte de Santander, y Guane, Santander. Una forma óptima de mantener el café, con todo su aroma y sabor por un buen tiempo, es conservándolo en un termo. Carlos Pineda.
Vendedores ambulantes de tinto, café chaqueta, pintadito y agua aromática en Ocaña, Norte de Santander, y Guane, Santander. Una forma óptima de mantener el café, con todo su aroma y sabor por un buen tiempo, es conservándolo en un termo. Carlos Pineda.
Vendedores ambulantes de tinto, café chaqueta, pintadito y agua aromática en Ocaña, Norte de Santander, y Guane, Santander. Una forma óptima de mantener el café, con todo su aroma y sabor por un buen tiempo, es conservándolo en un termo. Carlos Pineda.
Plaza principal de Barichara con su bello piso de piedra. La piedra ha sido material noble de construcción en numerosos pueblos de Santander. Carlos Pineda.
Texto de: Liliana Villegas
Adentrarse en tierras de estos dos departamentos es sumergirse en antiguos laberintos del tiempo. Aquí y allá, desparramados por entre los miles de accidentes montañosos de la cordillera Oriental se hallan algunos pueblos que parecen detenidos y fantasmales en los recovecos de tiempos ya idos.
Esta tierra abrupta que fuera conquistada por españoles y alemanes pertenece por derecho propio a una raza de hombres y mujeres bravos e independientes que no dudaron en levantarse contra el poderío español y luchar de manera fiera por su libertad.
Por los filos de la cordillera y bajando y subiendo las prolongadas cuestas de la montaña aún perviven algunos caminos de piedra construidos por la voluntad férrea de un hijo de Alemania que vino a Santander a sembrar su sueño. Todavía hay, por estas tierras, hombres y mujeres con el pelo rubio y los ojos azules que revelan algo de sus antepasados sajones.
Se dice que Santander fue el primer departamento de Colombia en sembrar café. Ya era famoso en el siglo xviii y en el xix por sus cañaduzales y sembrados de tabaco.
La historia, ya contada en este libro, dice que el café llegó a Santander en el año 1732, y en el año 1848 llegó a Salazar de las Palmas, y fue allí donde el cura Francisco
Romero, en su afán de incrementar los cultivos, ponía como penitencia a los campesinos que se confesaban con él, sembrar determinado número de plantas, según la calidad de sus pecados, para que les fueran perdonados.
Fue así como el café se expandió rápidamente por estas tierras de grandes y profundos valles como el del río Suárez, y de singulares paisajes como el de la reserva natural de Los Estoraques, un exótico territorio de 640 hectáreas declarado área única natural, un lugar que parece de otro planeta, silencioso, rocoso y maravilloso, en donde la piedra y el aire han construido hermosas y extrañas formaciones escultóricas que desafían la imaginación, y que está ubicado cerca de la Playa de Belén. Este pueblo de calles empedradas, con casas de paredes blancas de las que cuelgan los materos con flores y de puertas y ventanas rojas, fue aclamado como el pueblo más lindo de Santander y declarado como bien de interés cultural de carácter nacional en mayo de 2005.
En general, los pueblos de ambos santanderes poseen un raro hechizo que embruja tanto a los nativos como a los visitantes que se adentran en ellos. Muchos conservan sus calles y sus plazas empedradas, y sus casas de paredes blancas de tapia y bahareque de un solo piso, con techos de teja de barro, pintadas de colores primarios como el azul, el verde y el amarillo, y notables monumentos arquitectónicos, especialmente iglesias de soberbio diseño cuyas cúpulas se yerguen por encima de los tejados y se imponen sobre los verdes del paisaje.
El tiempo parece que no pasara por allí, como en Barichara, que conserva vivo el esplendor de otros siglos, y que se ha convertido, por ello, en un centro turístico de primer orden.
En las fincas y haciendas, y en los pueblos, se ven muchos inmigrantes, gentes que provienen del sur, de los llanos orientales, que pasan por Santander y allí trabajan mientras buscan la manera de llegar a Valledupar, a la Sierra Nevada, a Santa Marta y a otros lugares en donde les sonría la fortuna. Como en toda zona cafetera de Colombia los inmigrantes son bienvenidos mientras puedan ayudar en la recolección de los granos, pues la mano de obra es escasa, y en los últimos tiempos, y en muchas partes, la realizan las mujeres mientras charlan y cantan.
Como en casi todas las zonas cafeteras, el café se lleva en mulas desde los cultivos hasta los beneficiaderos de las fincas, pero ahora los recorridos que hacen estos animales de carga son más largos, pues la temperatura ha variado durante las últimas décadas y los cultivos se han desplazado a partes más altas de las montañas.
La hermosura de estas tierras invita a conocerlas y a viajar por ellas. Son tierras que parecen moldeadas por los ríos y el viento, y el carácter y temperamento de sus gentes parecen moldeados también por el mismo paisaje.
Las calles empedradas de Barichara invitan a pasear por ellas, a perderse en cada uno de sus maravillosos rincones que parecen de otra época. Sus habitantes se sienten orgullosos de conservar la sencilla pero bella arquitectura de otras épocas. Vale la pena conocer el cementerio de Barichara, en donde todos los artistas de la piedra, los famosos escultores de la región, han dejado una enorme cantidad de obras talladas y esculpidas, hasta tal punto que el cementerio semeja una singular especie de museo de arte.
#AmorPorColombia
Santanderes
A menos de una hora de Ocaña, Norte de Santander, se halla el Parque Natural Los Estoraques, que debe su nombre a las insólitas y extrañas formaciones que el viento y el tiempo han esculpido en la tierra. Eduardo Cote Lamus, poeta nortesantandereano, tituló uno de sus más reconocidos libros con el sonoro nombre de Estoraques. Algunos versos de uno de sus poemas, dicen, refiriéndose a ellos: "El tiempo nada más en la piel del estoraque... Aquí las ruinas no están quietas: el viento las modela". Carlos Pineda.
Carretera a Bucaramanga, vista desde el Parque Nacional del Chicamocha. En cada curva, el viajero puede sentir el abismo que se abre ante sus ojos, y apreciar el ingenio de los constructores para trazar una vía en semejante territorio, Santander. Carlos Pineda.
Cañón del Chicamocha, uno de los paisajes más abruptos e impresionantes de Colombia. El río serpentea en el fondo de un estrecho valle de paredes áridas y escarpadas, Santander. Carlos Pineda.
Cascada de Juan Curí. Páramo, Santander. Carlos Pineda.
Camino precolombino de los indígenas guanes, Cabrera, Santander. Carlos Pineda.
Cafetal de sombrío en Dosquebradas. Carlos Pineda.
Salto en la quebrada La Laguna, Santander. Carlos Pineda.
Recua de mulas por las montañas de Ocaña, Norte de Santander. Carlos Pineda.
Bosques húmedos en el santuario de fauna y flora del alto río Fonce, Santander. Carlos Pineda.
Salazar de las Palmas, municipio donde, según la leyenda, se cultivó café por primera vez en Colombia, Norte de Santander. Carlos Pineda.
Barichara, Santander, fue fundada en 1702, e inicialmente se llamó Baraflorida, luego Baraechada y finalmente Barichara, “Lugar para el descanso” en el dialecto guane, derivado del chibcha. En 1975, Barichara fue declarado como “El pueblito más lindo de Colombia”, y en 1998 como monumento nacional. Carlos Pineda.
Torres de la iglesia de Cabrera, Santander. Carlos Pineda.
Barichara, Santander. Carlos Pineda.
Barichara, Santander. Carlos Pineda.
Quienes han conocido Barichara anhelan volver a sentarse en un café a tomarse un tinto, a escuchar el canto de los pájaros y el repique de las campanas, a contemplar la luz que va inundando todas las cosas, a escuchar el viento acariciando las flores y el sonido del agua en la fuente, y el silencio que parece ser la música que mejor aprecian sus habitantes. Carlos Pineda.
Guane, ubicado a 9 kilómetros de Barichara, es un buen ejemplo de adaptación de la arquitectura andaluza a estas regiones de América, Santander. Carlos Pineda.
Beso en el café La Polita en San Gil, Santander, decorado con obras de artistas de la región. Carlos Pineda.
Hojas de tabaco puestas a secar. El tabaco santandereano ha tenido fama, por su calidad, desde la época de la colonia. El tabaco americano y el café africano se encontraron en estas tierras y formaron un matrimonio perfecto. Carlos Pineda.
Venta de frutas en las calles de San Gil. Vereda Santa Elena, Santander. Carlos Pineda.
Vendedores ambulantes de tinto, café chaqueta, pintadito y agua aromática en Ocaña, Norte de Santander, y Guane, Santander. Una forma óptima de mantener el café, con todo su aroma y sabor por un buen tiempo, es conservándolo en un termo. Carlos Pineda.
Vendedores ambulantes de tinto, café chaqueta, pintadito y agua aromática en Ocaña, Norte de Santander, y Guane, Santander. Una forma óptima de mantener el café, con todo su aroma y sabor por un buen tiempo, es conservándolo en un termo. Carlos Pineda.
Vendedores ambulantes de tinto, café chaqueta, pintadito y agua aromática en Ocaña, Norte de Santander, y Guane, Santander. Una forma óptima de mantener el café, con todo su aroma y sabor por un buen tiempo, es conservándolo en un termo. Carlos Pineda.
Vendedores ambulantes de tinto, café chaqueta, pintadito y agua aromática en Ocaña, Norte de Santander, y Guane, Santander. Una forma óptima de mantener el café, con todo su aroma y sabor por un buen tiempo, es conservándolo en un termo. Carlos Pineda.
Plaza principal de Barichara con su bello piso de piedra. La piedra ha sido material noble de construcción en numerosos pueblos de Santander. Carlos Pineda.
Texto de: Liliana Villegas
Adentrarse en tierras de estos dos departamentos es sumergirse en antiguos laberintos del tiempo. Aquí y allá, desparramados por entre los miles de accidentes montañosos de la cordillera Oriental se hallan algunos pueblos que parecen detenidos y fantasmales en los recovecos de tiempos ya idos.
Esta tierra abrupta que fuera conquistada por españoles y alemanes pertenece por derecho propio a una raza de hombres y mujeres bravos e independientes que no dudaron en levantarse contra el poderío español y luchar de manera fiera por su libertad.
Por los filos de la cordillera y bajando y subiendo las prolongadas cuestas de la montaña aún perviven algunos caminos de piedra construidos por la voluntad férrea de un hijo de Alemania que vino a Santander a sembrar su sueño. Todavía hay, por estas tierras, hombres y mujeres con el pelo rubio y los ojos azules que revelan algo de sus antepasados sajones.
Se dice que Santander fue el primer departamento de Colombia en sembrar café. Ya era famoso en el siglo xviii y en el xix por sus cañaduzales y sembrados de tabaco.
La historia, ya contada en este libro, dice que el café llegó a Santander en el año 1732, y en el año 1848 llegó a Salazar de las Palmas, y fue allí donde el cura Francisco
Romero, en su afán de incrementar los cultivos, ponía como penitencia a los campesinos que se confesaban con él, sembrar determinado número de plantas, según la calidad de sus pecados, para que les fueran perdonados.
Fue así como el café se expandió rápidamente por estas tierras de grandes y profundos valles como el del río Suárez, y de singulares paisajes como el de la reserva natural de Los Estoraques, un exótico territorio de 640 hectáreas declarado área única natural, un lugar que parece de otro planeta, silencioso, rocoso y maravilloso, en donde la piedra y el aire han construido hermosas y extrañas formaciones escultóricas que desafían la imaginación, y que está ubicado cerca de la Playa de Belén. Este pueblo de calles empedradas, con casas de paredes blancas de las que cuelgan los materos con flores y de puertas y ventanas rojas, fue aclamado como el pueblo más lindo de Santander y declarado como bien de interés cultural de carácter nacional en mayo de 2005.
En general, los pueblos de ambos santanderes poseen un raro hechizo que embruja tanto a los nativos como a los visitantes que se adentran en ellos. Muchos conservan sus calles y sus plazas empedradas, y sus casas de paredes blancas de tapia y bahareque de un solo piso, con techos de teja de barro, pintadas de colores primarios como el azul, el verde y el amarillo, y notables monumentos arquitectónicos, especialmente iglesias de soberbio diseño cuyas cúpulas se yerguen por encima de los tejados y se imponen sobre los verdes del paisaje.
El tiempo parece que no pasara por allí, como en Barichara, que conserva vivo el esplendor de otros siglos, y que se ha convertido, por ello, en un centro turístico de primer orden.
En las fincas y haciendas, y en los pueblos, se ven muchos inmigrantes, gentes que provienen del sur, de los llanos orientales, que pasan por Santander y allí trabajan mientras buscan la manera de llegar a Valledupar, a la Sierra Nevada, a Santa Marta y a otros lugares en donde les sonría la fortuna. Como en toda zona cafetera de Colombia los inmigrantes son bienvenidos mientras puedan ayudar en la recolección de los granos, pues la mano de obra es escasa, y en los últimos tiempos, y en muchas partes, la realizan las mujeres mientras charlan y cantan.
Como en casi todas las zonas cafeteras, el café se lleva en mulas desde los cultivos hasta los beneficiaderos de las fincas, pero ahora los recorridos que hacen estos animales de carga son más largos, pues la temperatura ha variado durante las últimas décadas y los cultivos se han desplazado a partes más altas de las montañas.
La hermosura de estas tierras invita a conocerlas y a viajar por ellas. Son tierras que parecen moldeadas por los ríos y el viento, y el carácter y temperamento de sus gentes parecen moldeados también por el mismo paisaje.
Las calles empedradas de Barichara invitan a pasear por ellas, a perderse en cada uno de sus maravillosos rincones que parecen de otra época. Sus habitantes se sienten orgullosos de conservar la sencilla pero bella arquitectura de otras épocas. Vale la pena conocer el cementerio de Barichara, en donde todos los artistas de la piedra, los famosos escultores de la región, han dejado una enorme cantidad de obras talladas y esculpidas, hasta tal punto que el cementerio semeja una singular especie de museo de arte.