Presentación

Texto de: Benjamín Villegas

A lo largo de muchos años de trabajo como editores, la arquitectura ha sido uno de los temas que hemos privilegiado en mayor medida. Hemos hecho libros sobre arquitectura colombiana y de otros países, sobre arquitectura de la colonización antioqueña, sobre grandes arquitectos nacionales, sobre restauración, sobre materiales como la guadua, sobre la arquitectura como experiencia. Pero, sobre todo, libros acerca de las casas de los colombianos a través de su historia. La casa, como tal, ha sido un tópico central en nuestro quehacer. Once títulos así lo acreditan.

Sin embargo, por alguna razón —o tal vez por alguna sinrazón— todos estos años habíamos dejado entre el tintero la solución de vivienda más común de los siglos xx y xxi: el apartamento. Quizás, ingenuamente, habíamos pensado que por el hecho de estar circunscrito a un edificio o a un conjunto de edificios, este tipo de vivienda no permitía un juego imaginativo y sorprendente de espacios, volúmenes y alturas, o cualquier otra prevención de este estilo.

Error. La fórmula no solo creció y se propagó de tal manera que ha llegado a superar todos los prejuicios imaginables, sino que ha aportado planteamientos de sorprendente creatividad.

Refinados espacios interiores, volumetrías sofisticadas, techos atrevidos, espléndidas terrazas y acogedores balcones están a la orden del día. A todo esto, las demandas de la vida moderna, que han dado paso a los populares lofts, a los estudios, a los espacios integrados del tipo sala-cocina y otras novedades, han convertido los apartamentos en lugares de privilegio.

Con la consagración de este tipo de vivienda se ha dado un impulso refrescante a los conceptos de la decoración en todas sus ramas, así como un estímulo a la aparición de impensadas gamas mobiliarias. Se ha activado un diseño industrial espléndido en todas las líneas de servicios y ha encontrado un nicho el diseño profesional de interiores.

Este libro es un homenaje a todos aquellos moradores de los apartamentos que han entendido el placer de habitarlos, demandando de los arquitectos, diseñadores, decoradores y demás profesionales de la rama, la tarea de crear ambientes gratos, cómodos y funcionales que eleven la calidad de vida.