Introducción

Cabo de la Vela.   Santiago Harker.

Cabo de la Vela.   Santiago Harker.

Puerto López.   Santiago Harker.

Texto de: Miguelángel López-Hernández (Vito Apüshana)

En la transición de la tercera generación (mundo Wuchiirüa: animales) a la cuarta generación (mundo Wayuu gente) se logró el lenguaje de la trans-formación… y sus primeros representantes fueron los hombres-peces (Wayuu-Jimee)… los hombres de la palabra de sal y agua… los pastores del mar: los Apalaainshi. Salen antes de la primera luz del día… amparados por las velas de la espuma despejada… y advertidos de los poderes de Pülowi (encanto femenino del misterio)… llevan aceite de malambo regado en sus embarcaciones…; así van rumbo al encuentro con los frutos del cielo de abajo… van hacia la orilla húmeda del sueño, hacia el diálogo de las dimensiones de lo secreto, hacia la transmutación de la piel-escama… hacia el núcleo escarlata engendrador de la vida:

el horizonte de lo invisible y lo sagrado (Pülasü).

Al regresar a la orilla de lo visible, las familias de las playas reviven… y, junto al nuevo sol, celebran lo recibido: la carne del rebaño del mar.

Al medio día el sopor los duerme… y emergen sueños de aleteos y burbujas:
Tü pütchiikalü ajaapülaasü sa’aka tü asirajaakalü otta tü koutawaakalü… “la palabra crece entre la risa y lo callado”, dicen.

Y el apalaainshi introduce su palabra en un mar de silencios sonrientes.

Woummainpa’a (la península de La Guajira) no es posible configurarse sin ellos… son parte consubstancial de sus accidentes geográficos, son: cabos, puntas, bahías, ensenadas, estuarios, deltas… son las transparencias de los abismos del mar… sus sudores son sustancias bivalvos, yodo moluscos… sus fibras son nervios tortugas, vértebras rayas…

Los Apalaainshi son la libertad de las orillas, son los depositarios de la sabiduría de las fronteras líquidas… y se especializan en su naturaleza, ahí el Apalaainshi-Sawainrü (tortuga)… como nadador del tiempo… el Apalaainshi-Jerüi (caracol)… como cantor de las profundidades… el Apalaainshi-Piyüi (cazón)… como baquiano infantil… el Apalaainshi-Ichinchua (raya)… como hombre-horizonte… el Apalaainshi-Ounolü (langosta)… como labrador de surcos marinos…

Todo se hace nuevo desde la antigüedad de los poseedores del mar: colores, sabores, olores, sonidos, temblores… todo en el instante circular de la pesca hecha a mano, como lo dice el apalaainshi Miguel Samuel Uriana de la playa Cangrejito:

Süpüshuwaa watsin sünainjeesü süpüshuwaa wa’ain… “toda nuestra fuerza depende de toda nuestra vida”.

Y el apalaainshi introduce su palabra en un mar de silencios sonrientes.