Salón de los Tamarindos

Pasillo cercano a la entrada de la residencia privada. En su nicho La Justicia, obra de Gaetano Olivari. 

Vestíbulo de entrada a la residencia privada. 

Escalera en madera torneada que conduce hacia la residencia privada del Primer Mandatario y su familia. 

Vista desde la sala hacia el comedor de la residencia privada. A la izquierda, una vitrina esquinera estilo Luis XVI. 

El sobrio decorado, las lámparas chandelier, el piso de parqué y la alfombra oriental embellecen la sala de la residencia privada. 

Comedor inglés, estilo Chippendale, de la residencia privada. Los tonos de la decoración acentúan la placidez del ambiente. 

Comedor estilo Luis XVI, acabado en antique off white, con detalles en laminado de oro. Alfombras francesas. A través de los ventanales se aprecia la Bahía de Panamá y Punta Paitilla con sus altos edificios. 

Sala de la residencia privada con vista hacia el Patio Andaluz. 

Sala de estudio de la residencia privada de la familia presidencial: un espacio para la reflexión y el descanso. 

Recámara de la pareja presidencial, estilo tradicional francés. Su decoración demuestra sencillez y buen gusto. 

Escalera que desde el Patio Andaluz conduce a la residencia. El ascensor que se observa al fondo fue instalado expresamente para la visita del Presidente Franklin D. Roosevelt, de Estados Unidos, quien padecía de polio.  

Vista norte del comedor, la mesa servida con viandas y adornada con flores y frutas tropicales. 

Comedor arreglado para una recepción. Los altos ventanales y las claraboyas dejan filtrar una luz amable. 

Comedor arreglado para una recepción. Los altos ventanales y las claraboyas dejan filtrar una luz amable. 

Texto de: Jorge Conte-Porras

El comedor oficial del Palacio Presidencial es un amplio espacio, sobrio, con paredes y techo de caoba y piso en parqué. Lo que impresiona a quien entre a este salón son los extraordinarios murales de don Roberto Lewis. Estos murales le fueron encargados al artista en 1938 por el entonces Presidente, don Juan Demóstenes Arosemena, con el fin de que hubiese una continuidad en la decoración de sus paredes y las del Salón Amarillo, con el cual se comunica, y cuya decoración también había sido realizada por Lewis. Influido por el romanticismo francés, Lewis, quien había estudiado en París, plasma en esas paredes escenas de la isla de Taboga, en el Pacífico, incluyendo los legendarios y muy afamados tamarindos. Por este detalle, el comedor de Palacio ha recibido el nombre de Salón de los Tamarindos.