- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
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- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
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- Jacanamijoy (2003)
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El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei / 2.1. Antecedentes. |
2.1. Antecedentes.
Enfrentamiento entre Rafael Caldera y Luis Herrera Campíns. II Convención Nacional Extraordinaria de Copei, 17-18 de marzo de 1972. Elección de candidato presidencial socialcristiano para elecciones de 1973. Sistema de votación. El “hombre del maletín”. Triunfo de Lorenzo Fernández y reacción de Luis Herrera Campíns.
![Luis Herrera Campíns, Presidente de Venezuela (1979-1984)](contenidos-webp/42393.webp)
Luis Herrera Campíns, Presidente de Venezuela (1979-1984)
Rafael Caldera y Luis Herrera Campíns (1982)
Oswaldo Alvarez Paz y Jaime Lusinchi, Presidente de Venezuela (1984-1989)
Rómulo Betancourt y Eduardo Fernández
Rafael Caldera y sus "delfines", Eduardo Fernández y Oswaldo Álvarez Paz
Rafael Caldera, Oswaldo Álvarez Paz y Ramón Guillermo Aveledo
Rafael Caldera felicita al nuevo Secretario General de Copei, Eduardo Fernández (1979)
Introducción
Entre el 17 y 18 de marzo de 1972, se celebró en Caracas la II Convención Nacional Extraordinaria de Copei con la finalidad de escoger el candidato presidencial para las elecciones de diciembre de 1973. Era la primera vez en la historia de Copei en la que Rafael Caldera, uno de los fundadores del partido y líder indiscutible, no podía ser candidato. Ejercía la Presidencia de la República desde 1969 y la Constitución de 1961 no contemplaba la reelección sino luego de transcurridos dos períodos presidenciales consecutivos.
A raíz de la escogencia del candidato presidencial se planteó la disputa entre la generación fundadora de 1936, representada por Rafael Caldera, y la generación de 1946 protagonizada por Luis Herrera Campíns, dirigente político de relevante trayectoria y quien aspiraba a la nominación.
Esta ocasión le permitió a la militancia copeyana entrever cómo se movían los hilos entre bastidores.
+
La II Convención Nacional Extraordinaria del partido Copei se instaló el 17 de marzo de 1972 en el Teatro Radio City de Caracas. Los precandidatos fueron cuatro: Luis Herrera Campíns, Lorenzo Fernández, Arístides Beaujon y Edecio La Riva. Según los estatutos, el candidato presidencial debía ser electo con la mitad más uno de los votos de los delegados a la convención. Si alguno lograba la mayoría en la primera votación, se erigía en el candidato del partido. En caso de no obtener los votos suficientes, se pasaba a una segunda vuelta.
Los primeros resultados fueron los siguientes: Lorenzo Fernández, 433; Luis Herrera Campíns, 297; Arístides Beaujon, 193; Edecio La Riva, 33. Los dos últimos quedaron eliminados y la contienda se disputó entre Fernández y Herrera Campíns a la espera de concretarse quiénes acapararían los votos de los perdedores. Sin mayores sorpresas, se esperaba que Beaujon le adjudicaría sus votos a Herrera Campíns, y La Riva a Fernández.
Con una simple suma de los votos, el ganador indiscutible hubiese sido Herrera Campíns, sin embargo, la segunda vuelta asombró a más de uno al producir los resultados siguientes: Lorenzo Fernández, 506; Luis Herrera Campíns, 443. ¿Qué pasó entonces? Paciano Padrón ofreció la siguiente explicación:
En nuestro criterio que no era un pacto directo entre los 193 delegados que habían votado por Beaujon y Herrera; en consecuencia, mal podía pensarse que pudiera comprometérseles sin haberlos consultado. Los electores eran delegados, no delegantes, eran representantes, no representados. Pero hay una razón adicional: Lorenzo había demostrado tener la mayoría en la primera vuelta. Era más fácil para los delegados confirmar esa mayoría en la segunda votación que lo contrario, fortalecer al que resultaba ya de entrada como más débil. (Padrón, 1982: 353).
Sin embargo, hubo otros testimonios sobre el desarrollo de la convención y de los arreglos conseguidos a última hora. El politólogo Carlos Romero, testigo presencial de los hechos, ofreció su versión:
En mi condición de observador joven partidario de Luis Herrera Campíns y en mi condición de cercanía a un alto dirigente de Copei a favor de Lorenzo Fernández, pude moverme en los dos comandos. ¿Qué pasó entre la primera y segunda vuelta para que Lorenzo Fernández sellara su victoria? Allí aparece uno de los episodios más oscuros de la vida interna del partido Copei que fue el famoso “maletinazo”, una operación financiera que penetró los votos por delegación y, en algunos casos, a través de votos individuales. El ‘maletinazo’ tuvo un personaje concreto, el diputado por Barinas, Rafael Clarencio González, quien fue visto por muchos asistentes de la convención repartiendo fajas de billetes y de cheques a delegados del interior para que cambiaran su voto de Herrera Campíns a Fernández. Yo conocí al hombre del maletín y lo vi repartiendo ese dinero que salía de un maletín ejecutivo negro. Total, que esa convención estuvo teñida de un hecho de corrupción que permitió a Lorenzo Fernández ganarla por encima de quien tenía los votos, Herrera Campíns. (Entrevista. Pampatar, 01-11-2010).
En la misma entrevista comentó sobre el verdadero significado de la derrota de Herrera Campíns:
Yo discrepo de algunos analistas de Copei quienes en retrospectiva han querido plantear que la precandidatura de Luis Herrera fue tan solo un ejercicio de medición para las elecciones de 1978. Eso para mí es una gran mentira. Luis Herrera llegó al Radio City dispuesto a ganar la candidatura de Copei y fue Rafael Caldera, su enemigo histórico dentro del partido, quien utilizó la figura de Lorenzo Fernández para detener lo que en ese momento era una candidatura de gran calado. La suerte de Herrera Campíns fue la de postergar sus aspiraciones presidenciales y no tener ningún contendor importante para 1978. Pero eso no quita que él se sintiera injustamente derrotado en 1972. Lo que viene después es conocido. La campaña de Lorenzo Fernández no contó con el herrerismo que, paradójicamente, salió fortalecido a pesar de la derrota. La campaña de Lorenzo fue muy errática y ya se pensaba que para 1978 nadie podría parar la candidatura de Luis Herrera.
Ese fue el cálculo del herrerismo: Lorenzo no gana y queda despejado el camino para la candidatura presidencial de Luis Herrera en 1978.
La revista Bohemia brindó una interpretación aguda sobre el porqué de los resultados de la convención. La pelea no solo se llevaría a cabo entre generaciones distintas, sino en el seno de una misma:
Las ‘coincidencias de tipo generacional e ideológicas’ no funcionaron para la ‘alianza progresista’ entre ambos precandidatos. Los seguidores de Beaujon (…) paladearon el dulce sabor de la venganza al pasarle la cuenta a Luis Herrera por no haber prestado su apoyo al beaujonismo en la última convención donde Arístides fue derrotado por Pedro Pablo Aguilar. (Bohemia, No. 470, 27 de marzo al 2 de abril, 1972, p. 5).
Se trató de la XII Convención Nacional Ordinaria de Copei, celebrada entre el 6 y el 8 de agosto de 1971 convocada para la elección del Secretario General. En aquella ocasión, los precandidatos habían sido Pedro Pablo Aguilar, Arístides Beaujon y Abdón Vivas Terán. La votación, en la primera vuelta y en el mismo orden, arrojó el siguiente resultado: 465, 332 y 133. Ninguno obtuvo la mayoría absoluta, Vivas Terán no calificó y, por lo tanto, se pasó a la segunda ronda. Y esta vez Pedro Pablo Aguilar logró 536 de los 958 votos escrutados, es decir, los votos de Vivas Terán no fueron íntegramente para Beaujon, sino solo parcialmente. El herrerismo decidió apoyar en mayor medida a Pedro Pablo Aguilar, decisión que dejaría secuelas para una futura oportunidad.
En este contexto, fue lógico el comentario de la revista Bohemia. Con o sin “hombre del maletín”, los resultados de la II Convención Nacional Extraordinaria no tenían por qué haber favorecido tan claramente a Herrera Campíns o, en última instancia, no ha debido ser tan difícil convencer a algunos de los delegados aplicarle la misma medida: cuando el apoyo no es recíproco, las partes se deben atener a las consecuencias.
Llegado a este punto podríamos afirmar que a Herrera Campíns no le hubiese sido nada fácil, en realidad, ganar la candidatura presidencial en 1972. Ello no solo por el enfrentamiento con Rafael Caldera, quien no tenía interés alguno en traspasar tan pronto (en veinticinco años) el poder a la siguiente generación, sino por rivalidades dentro de la misma generación de 1946. Herrera Campíns no era el único con ambiciones. También Arístides Beaujon quiso repetir en la Secretaría General, hecho que le habría dado mayor posibilidad de ganar la nominación presidencial en 1972 y, sin embargo, el herrerismo le negó los suficientes votos. El “hombre del maletín” cumplió parte de la tarea y no debió serle particularmente cuesta arriba. Dato curioso fue la ausencia de Rafael Caldera en la II Convención Nacional Extraordinaria. Probablemente no quiso sentirse identificado o involucrado directamente en los resultados finales. Lorenzo Fernández era “su” candidato, en quien confiaba plenamente y de quien esperaba lealtad en el futuro.
La imposición de la candidatura de Lorenzo Fernández tuvo hondas consecuencias y le significó iniciar la campaña con “peso en el ala”. La revista Bohemia comentó al respecto:
No se habla de división, pero sí de marginamiento herrerista en la campaña presidencial del Dr. Lorenzo Fernández. (…) Si las elecciones fueran mañana, los resentimientos de la despiadada campaña interna entrabarían el funcionamiento interno de Copei. (Ibídem, p. 6).
El herrerismo se mantuvo distante de la campaña presidencial del candidato ganador, tal como lo expresó Paciano Padrón:
A estas alturas debemos decir las cosas tal como creemos ocurrieron: en la campaña electoral de Lorenzo Fernández no se sintió el peso y el esfuerzo de todo el Partido; algunos dirigentes y militantes trabajaron poco o nada. (op cit., p. 354).
Lorenzo Fernández, en su discurso de proclamación, declaró con optimismo: “Han terminado las luchas internas por la candidatura para iniciar ahora la etapa de la unidad por el triunfo definitivo”. Pero, ni terminaron las luchas ni se inició la etapa de la unidad. Más bien podríamos afirmar que a partir de la II Convención Nacional Extraordinaria de Copei se intensificaron las rencillas internas.
El móvil principal y único tanto del calderismo como del herrerismo fue la consecución del poder a nivel partidista y a nivel nacional. Rafael Caldera consideraría que él tenía todos los derechos y privilegios para continuar imponiendo su voluntad en el partido por haberlo llevado al lugar que ocupaba; y Luis Herrera Campíns estimaría que Caldera ya había ganado la presidencia del país gracias al apoyo del partido en pleno y era el momento de dejarle paso a las generaciones siguientes.
¿Cuáles habrían sido las consecuencias del apoyo de Caldera a Herrera Campíns? Seguramente la contienda electoral con Carlos Andrés Pérez habría sido mucho más reñida y Copei obtenido más curules en el Congreso en caso de no obtener la primera magistratura. Sin embargo, para Caldera lo fundamental fue mantener su liderazgo en el partido y no permitiría le hicieran sombra. Esta posición fue mantenida a lo largo de toda su carrera política.
Luis Herrera Campíns, tras la derrota en el Teatro Radio City, habría entendido que su mejor o única opción era esperar la próxima elección donde ya no tendría rival en el partido. Y acertó. En diciembre de 1978 ganó las elecciones presidenciales con un 46,54 % de los votos. (http: //www.cne.gov.ve/web/documentos/estadisticas/e006.pdf. [19/04/2011]).
En el resumen de las candidaturas presidenciales copeyanas hasta el momento, observo que Rafael Caldera lo intentó en 1947, 1958, 1963 y, finalmente triunfó en 1968. En 1973 intentó imponer su candidato, Lorenzo Fernández, y perdió; en 1978 Luis Herrera Campíns logró la candidatura y el segundo triunfo electoral para el partido Copei.
Transcurridos los dos períodos presidenciales consecutivos después de la primera magistratura de Rafael Caldera, —período de espera contemplado en la Constitución de 1961—, éste aspiró por quinta vez al cargo en 1983 perdiendo ante Jaime Lusinchi, candidato de Acción Democrática. Y, en 1988, por sexta vez, volvió a aspirar a la nominación presidencial, pero, en esta ocasión y sin precedentes, tuvo un contendor dentro del partido Copei: Eduardo Fernández, uno de sus delfines.
Notas al pie
(8) En Copei destacaron 4 generaciones: las de 1936, 1946, 1958 y la llamada de la “demo- cracia”. La generación del 36 tuvo un origen social homogéneo, clase media, proceden- tes de colegios católicos, coherentes en lo ideológico, de inspiración socialcristiana, demócratas y bajo el liderazgo de Rafael Caldera. Su objetivo era convertir a Copei en un partido de masas. Otros miembros relevantes: José Antonio Pérez Díaz, Godofredo González, Lorenzo Fernández, Edecio La Riva, Víctor Giménez Landínez. La genera- ción de 1946 provenía de los cuadros juveniles. También de clase media y de formación católica. Sufrieron las consecuencias del golpe militar en 1948 y padecieron cárcel y exi- lio. Sus miembros más destacados fueron: Luis Herrera Campíns, Pedro Pablo Aguilar, Arístides Beaujon, Rodolfo José Cárdenas, Enrique Pérez Olivares e Hilarión Cardozo entre otros.La generación de 1958 se identificó con el 23 de enero de ese año, inicio de la democracia institucional. Lucharon tanto contra la dictadura perezjimenista como con- tra los comunistas en colegios católicos, liceos y universidades. Ideológicamente heterogéneos, desde el más ortodoxo pensamiento socialcristiano hasta aquél de inspiración cercana al marxismo reflejado en los grupos Araguatos, Avanzados y Astronautas donde figurará también la generación de la “democracia”. Entre ellos destacaron: Eduardo Fernández, Oswaldo Álvarez Paz, José Curiel, José Rodríguez Iturbe, Rafael Iribarren, Joaquín Marta Sosa, Abdón Vivas Terán y Enrique Aristeguieta Gramcko quien fue integrante de la Junta Patriótica y desde la clandestinidad luchó contra la dictadura de Pérez Jiménez. La generación de la “democracia”, tuvo participación importante, de fuerte confrontación ideológica. Destacaron: Ramón Guillermo Aveledo, Gustavo Tarre, Paciano Padrón, Donald Ramírez, Juan José Caldera, Agustín Berríos, Luis Betancourt. (Ver Combellas, 1985: 193-201 y Carnevali,1992).
(9) La revista Bohemia es una famosa revista publicada en Cuba desde mayo de 1908 hasta el presente. En la actualidad, se publica quincenalmente y desde abril de 2002 ofrece una versión digital. En 1961, su director Miguel Ángel Quevedo viajó a Venezuela y fundó la revista Bohemia de Venezuela. En los años 70s fue adquirida por el Bloque [de prensa] de Armas y duró hasta el 2004.
(10) El Secretario General forma parte de los 23 miembros nombrados por la Convención Nacional, estos son: un Presidente, cuatro Vicepresidentes, un Secretario General, 17 vo- cales y siete suplentes. El poder recae, principalmente, sobre el Secretario General. Desde marzo de 1948, (fecha de fundación de Copei como partido político) hasta 1998, fecha tér- mino de esta investigación, los Secretarios Generales fueron: Rafael Caldera (1948-1968), Arístides Beaujon (1969-1971), Pedro Pablo Aguilar (1971-1979), Eduardo Fernández (1979-1994), Donald Ramírez (1994-1998). Las otras autoridades nacionales de Copei son: el Directorio Nacional, el Comité Nacional, el Tribunal Disciplinario Nacional, la Comisión Electoral Presidencial y la Comisión Electoral Nacional. (Para un exhaustivo estudio sobre la estructura organizativa de Copei, ver Combellas, 1985: 83-189).
(11) Pedro Pablo Aguilar fue el candidato de Rafael Caldera en contra de Arístides Beaujon.
(12) Abdón Vivas Terán al llegar de tercero, dejó “libre” a sus seguidores para que apoyaran a cualquiera de los otros dos candidatos. Se creía que Vivas Terán se opondría al calderis- mo apoyando a Beaujon, pero no fue así, privó en él la tesis de no inmiscuirse.
(13) Se llamó los “delfines” de Rafael Caldera, principalmente, a Eduardo Fernández y a Oswaldo Álvarez Paz. Los distinguió y formó a su imagen y semejanza. Sin embargo, Álvarez Paz se quejaba de ser siempre el “segundón”, Caldera solía escuchar primero la opinión de Eduardo Fernández.
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El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei / 2.1. Antecedentes.
2.1. Antecedentes.
Enfrentamiento entre Rafael Caldera y Luis Herrera Campíns. II Convención Nacional Extraordinaria de Copei, 17-18 de marzo de 1972. Elección de candidato presidencial socialcristiano para elecciones de 1973. Sistema de votación. El “hombre del maletín”. Triunfo de Lorenzo Fernández y reacción de Luis Herrera Campíns.
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Rafael Caldera, Oswaldo Álvarez Paz y Ramón Guillermo Aveledo
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Rafael Caldera felicita al nuevo Secretario General de Copei, Eduardo Fernández (1979)
Introducción
Entre el 17 y 18 de marzo de 1972, se celebró en Caracas la II Convención Nacional Extraordinaria de Copei con la finalidad de escoger el candidato presidencial para las elecciones de diciembre de 1973. Era la primera vez en la historia de Copei en la que Rafael Caldera, uno de los fundadores del partido y líder indiscutible, no podía ser candidato. Ejercía la Presidencia de la República desde 1969 y la Constitución de 1961 no contemplaba la reelección sino luego de transcurridos dos períodos presidenciales consecutivos.
A raíz de la escogencia del candidato presidencial se planteó la disputa entre la generación fundadora de 1936, representada por Rafael Caldera, y la generación de 1946 protagonizada por Luis Herrera Campíns, dirigente político de relevante trayectoria y quien aspiraba a la nominación.
Esta ocasión le permitió a la militancia copeyana entrever cómo se movían los hilos entre bastidores.
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La II Convención Nacional Extraordinaria del partido Copei se instaló el 17 de marzo de 1972 en el Teatro Radio City de Caracas. Los precandidatos fueron cuatro: Luis Herrera Campíns, Lorenzo Fernández, Arístides Beaujon y Edecio La Riva. Según los estatutos, el candidato presidencial debía ser electo con la mitad más uno de los votos de los delegados a la convención. Si alguno lograba la mayoría en la primera votación, se erigía en el candidato del partido. En caso de no obtener los votos suficientes, se pasaba a una segunda vuelta.
Los primeros resultados fueron los siguientes: Lorenzo Fernández, 433; Luis Herrera Campíns, 297; Arístides Beaujon, 193; Edecio La Riva, 33. Los dos últimos quedaron eliminados y la contienda se disputó entre Fernández y Herrera Campíns a la espera de concretarse quiénes acapararían los votos de los perdedores. Sin mayores sorpresas, se esperaba que Beaujon le adjudicaría sus votos a Herrera Campíns, y La Riva a Fernández.
Con una simple suma de los votos, el ganador indiscutible hubiese sido Herrera Campíns, sin embargo, la segunda vuelta asombró a más de uno al producir los resultados siguientes: Lorenzo Fernández, 506; Luis Herrera Campíns, 443. ¿Qué pasó entonces? Paciano Padrón ofreció la siguiente explicación:
En nuestro criterio que no era un pacto directo entre los 193 delegados que habían votado por Beaujon y Herrera; en consecuencia, mal podía pensarse que pudiera comprometérseles sin haberlos consultado. Los electores eran delegados, no delegantes, eran representantes, no representados. Pero hay una razón adicional: Lorenzo había demostrado tener la mayoría en la primera vuelta. Era más fácil para los delegados confirmar esa mayoría en la segunda votación que lo contrario, fortalecer al que resultaba ya de entrada como más débil. (Padrón, 1982: 353).
Sin embargo, hubo otros testimonios sobre el desarrollo de la convención y de los arreglos conseguidos a última hora. El politólogo Carlos Romero, testigo presencial de los hechos, ofreció su versión:
En mi condición de observador joven partidario de Luis Herrera Campíns y en mi condición de cercanía a un alto dirigente de Copei a favor de Lorenzo Fernández, pude moverme en los dos comandos. ¿Qué pasó entre la primera y segunda vuelta para que Lorenzo Fernández sellara su victoria? Allí aparece uno de los episodios más oscuros de la vida interna del partido Copei que fue el famoso “maletinazo”, una operación financiera que penetró los votos por delegación y, en algunos casos, a través de votos individuales. El ‘maletinazo’ tuvo un personaje concreto, el diputado por Barinas, Rafael Clarencio González, quien fue visto por muchos asistentes de la convención repartiendo fajas de billetes y de cheques a delegados del interior para que cambiaran su voto de Herrera Campíns a Fernández. Yo conocí al hombre del maletín y lo vi repartiendo ese dinero que salía de un maletín ejecutivo negro. Total, que esa convención estuvo teñida de un hecho de corrupción que permitió a Lorenzo Fernández ganarla por encima de quien tenía los votos, Herrera Campíns. (Entrevista. Pampatar, 01-11-2010).
En la misma entrevista comentó sobre el verdadero significado de la derrota de Herrera Campíns:
Yo discrepo de algunos analistas de Copei quienes en retrospectiva han querido plantear que la precandidatura de Luis Herrera fue tan solo un ejercicio de medición para las elecciones de 1978. Eso para mí es una gran mentira. Luis Herrera llegó al Radio City dispuesto a ganar la candidatura de Copei y fue Rafael Caldera, su enemigo histórico dentro del partido, quien utilizó la figura de Lorenzo Fernández para detener lo que en ese momento era una candidatura de gran calado. La suerte de Herrera Campíns fue la de postergar sus aspiraciones presidenciales y no tener ningún contendor importante para 1978. Pero eso no quita que él se sintiera injustamente derrotado en 1972. Lo que viene después es conocido. La campaña de Lorenzo Fernández no contó con el herrerismo que, paradójicamente, salió fortalecido a pesar de la derrota. La campaña de Lorenzo fue muy errática y ya se pensaba que para 1978 nadie podría parar la candidatura de Luis Herrera.
Ese fue el cálculo del herrerismo: Lorenzo no gana y queda despejado el camino para la candidatura presidencial de Luis Herrera en 1978.
La revista Bohemia brindó una interpretación aguda sobre el porqué de los resultados de la convención. La pelea no solo se llevaría a cabo entre generaciones distintas, sino en el seno de una misma:
Las ‘coincidencias de tipo generacional e ideológicas’ no funcionaron para la ‘alianza progresista’ entre ambos precandidatos. Los seguidores de Beaujon (…) paladearon el dulce sabor de la venganza al pasarle la cuenta a Luis Herrera por no haber prestado su apoyo al beaujonismo en la última convención donde Arístides fue derrotado por Pedro Pablo Aguilar. (Bohemia, No. 470, 27 de marzo al 2 de abril, 1972, p. 5).
Se trató de la XII Convención Nacional Ordinaria de Copei, celebrada entre el 6 y el 8 de agosto de 1971 convocada para la elección del Secretario General. En aquella ocasión, los precandidatos habían sido Pedro Pablo Aguilar, Arístides Beaujon y Abdón Vivas Terán. La votación, en la primera vuelta y en el mismo orden, arrojó el siguiente resultado: 465, 332 y 133. Ninguno obtuvo la mayoría absoluta, Vivas Terán no calificó y, por lo tanto, se pasó a la segunda ronda. Y esta vez Pedro Pablo Aguilar logró 536 de los 958 votos escrutados, es decir, los votos de Vivas Terán no fueron íntegramente para Beaujon, sino solo parcialmente. El herrerismo decidió apoyar en mayor medida a Pedro Pablo Aguilar, decisión que dejaría secuelas para una futura oportunidad.
En este contexto, fue lógico el comentario de la revista Bohemia. Con o sin “hombre del maletín”, los resultados de la II Convención Nacional Extraordinaria no tenían por qué haber favorecido tan claramente a Herrera Campíns o, en última instancia, no ha debido ser tan difícil convencer a algunos de los delegados aplicarle la misma medida: cuando el apoyo no es recíproco, las partes se deben atener a las consecuencias.
Llegado a este punto podríamos afirmar que a Herrera Campíns no le hubiese sido nada fácil, en realidad, ganar la candidatura presidencial en 1972. Ello no solo por el enfrentamiento con Rafael Caldera, quien no tenía interés alguno en traspasar tan pronto (en veinticinco años) el poder a la siguiente generación, sino por rivalidades dentro de la misma generación de 1946. Herrera Campíns no era el único con ambiciones. También Arístides Beaujon quiso repetir en la Secretaría General, hecho que le habría dado mayor posibilidad de ganar la nominación presidencial en 1972 y, sin embargo, el herrerismo le negó los suficientes votos. El “hombre del maletín” cumplió parte de la tarea y no debió serle particularmente cuesta arriba. Dato curioso fue la ausencia de Rafael Caldera en la II Convención Nacional Extraordinaria. Probablemente no quiso sentirse identificado o involucrado directamente en los resultados finales. Lorenzo Fernández era “su” candidato, en quien confiaba plenamente y de quien esperaba lealtad en el futuro.
La imposición de la candidatura de Lorenzo Fernández tuvo hondas consecuencias y le significó iniciar la campaña con “peso en el ala”. La revista Bohemia comentó al respecto:
No se habla de división, pero sí de marginamiento herrerista en la campaña presidencial del Dr. Lorenzo Fernández. (…) Si las elecciones fueran mañana, los resentimientos de la despiadada campaña interna entrabarían el funcionamiento interno de Copei. (Ibídem, p. 6).
El herrerismo se mantuvo distante de la campaña presidencial del candidato ganador, tal como lo expresó Paciano Padrón:
A estas alturas debemos decir las cosas tal como creemos ocurrieron: en la campaña electoral de Lorenzo Fernández no se sintió el peso y el esfuerzo de todo el Partido; algunos dirigentes y militantes trabajaron poco o nada. (op cit., p. 354).
Lorenzo Fernández, en su discurso de proclamación, declaró con optimismo: “Han terminado las luchas internas por la candidatura para iniciar ahora la etapa de la unidad por el triunfo definitivo”. Pero, ni terminaron las luchas ni se inició la etapa de la unidad. Más bien podríamos afirmar que a partir de la II Convención Nacional Extraordinaria de Copei se intensificaron las rencillas internas.
El móvil principal y único tanto del calderismo como del herrerismo fue la consecución del poder a nivel partidista y a nivel nacional. Rafael Caldera consideraría que él tenía todos los derechos y privilegios para continuar imponiendo su voluntad en el partido por haberlo llevado al lugar que ocupaba; y Luis Herrera Campíns estimaría que Caldera ya había ganado la presidencia del país gracias al apoyo del partido en pleno y era el momento de dejarle paso a las generaciones siguientes.
¿Cuáles habrían sido las consecuencias del apoyo de Caldera a Herrera Campíns? Seguramente la contienda electoral con Carlos Andrés Pérez habría sido mucho más reñida y Copei obtenido más curules en el Congreso en caso de no obtener la primera magistratura. Sin embargo, para Caldera lo fundamental fue mantener su liderazgo en el partido y no permitiría le hicieran sombra. Esta posición fue mantenida a lo largo de toda su carrera política.
Luis Herrera Campíns, tras la derrota en el Teatro Radio City, habría entendido que su mejor o única opción era esperar la próxima elección donde ya no tendría rival en el partido. Y acertó. En diciembre de 1978 ganó las elecciones presidenciales con un 46,54 % de los votos. (http: //www.cne.gov.ve/web/documentos/estadisticas/e006.pdf. [19/04/2011]).
En el resumen de las candidaturas presidenciales copeyanas hasta el momento, observo que Rafael Caldera lo intentó en 1947, 1958, 1963 y, finalmente triunfó en 1968. En 1973 intentó imponer su candidato, Lorenzo Fernández, y perdió; en 1978 Luis Herrera Campíns logró la candidatura y el segundo triunfo electoral para el partido Copei.
Transcurridos los dos períodos presidenciales consecutivos después de la primera magistratura de Rafael Caldera, —período de espera contemplado en la Constitución de 1961—, éste aspiró por quinta vez al cargo en 1983 perdiendo ante Jaime Lusinchi, candidato de Acción Democrática. Y, en 1988, por sexta vez, volvió a aspirar a la nominación presidencial, pero, en esta ocasión y sin precedentes, tuvo un contendor dentro del partido Copei: Eduardo Fernández, uno de sus delfines.